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Diario de clases

Curso de Poesía española desde el Modernismo a la actualidad

Profesor: José Teruel Benavente


Estudiante: Óscar Medina Jiménez
Programa: Máster en Literaturas Hispánicas
Fecha: 25 de abril de 2017
Universidad Autónoma de Madrid

Preliminar

El presente trabajo constituye un diario que reúne los apuntes y reflexiones surgidos
a partir de las clases dictadas por el profesor José Teruel Benavente en el curso de Poesía
española desde el Modernismo a la actualidad durante el segundo semestre del año
académico 2016-2017. Los textos que siguen a continuación corresponden a un total de
once sesiones llevadas a cabo hasta la fecha. El contenido abarca las unidades temáticas
correspondientes a la obra de los poetas Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma y Claudio
Rodríguez. Nuestro diario cubre, por lo tanto, el estudio de la poesía de tres poetas de los
cuatro que están contemplados en el programa del curso. Puesto que la última sesión,
dedicada a José Ángel Valente, coincide con la fecha de entrega del diario, el registro de los
apuntes correspondientes a ésta, quedará excluido.

Clase 1: 31 de enero

La vanguardia es una corriente artística que busca la ruptura con las dos estéticas
decimonónicas: por una parte, el romanticismo, que es la expresión de un yo; por otra, el
realismo, que es la (re)presentación de algo. En España, la vanguardia más popular fue el
surrealismo, cuya definición podemos encontrarla en el primer Manifiesto Surrealista de
Bretón: una definición irónica que parodia a las que se hallan en los diccionarios. De dicha
definición se desprende que su poética está basada en el automatismo psíquico puro, es
decir, en la libre asociación. El surrealismo es el pensamiento haciéndose antes de ser
traducido en lenguaje, palabras, formas. Su retórica intenta aproximarse a la simultaneidad
del pensamiento. El surrealismo no sólo es una revolución mental, sino también una
revolución del cuerpo. Coincide con el descubrimiento del homoerotismo y permite a los
poetas purgar sus sexualidades reprimidas y exorcizar sus crisis afectivas. El surrealismo es
una actitud ante la vida que busca cambiar la vida. También se nutre del marxismo: no sólo
busca el cambio individual sino también social. Para Bretón, la belleza está en lo dislocado,
en las imágenes fuera de lugar. En España, sin embargo, la ironía bretoniana no es bien
entendida y el automatismo psíquico es rechazado.
En Luis Cernuda encontramos a un poeta en crisis que busca liberar lo reprimido.
En su poema “Estoy cansado” del libro Un río, un amor, lo que el hablante quiere decir y la
forma en que lo dice coinciden, es decir, hay una unidad entre logos y lexis. El poeta
consigue hallar el modo de expresión de la inefable postración a través de la repetición del
enunciado inicial bajo la forma de la variación. Esta monotonía expresa el decaimiento, el
tedio y la melancolía. El poeta se siente como un loro. Es un poema circular que sólo
conduce a la destrucción del sentido y al retorno de la postración. En Cernuda sí hallamos
las imágenes dislocadas: “Estar cansado tiene plumas”. No hay una relación entre el
cansancio y las plumas, la libre asociación permite desplazar los significados a través de
“cansancio”, “plumas”, “balbuceo”, “loro”, “escritura”. Todo el libro trata en definitiva
sobre la incapacidad de decir y del cansancio que produce el desmoronamiento del mundo
adolescente. Lo que vendrá después es el derrumbamiento de un ideal: el fracaso del amor.
El libro Los Placeres Prohibidos, aún más provocador, constituye una declaración
de amor que coincide con la proclamación de la II República Española. La reivindicación
subjetiva del poeta coincide con las reivindicaciones sociales de la España Moderna. Es un
texto surrealista impregnado de toda una retórica revolucionaria. Cernuda expresa el ansia
de libertad para que nazca el deseo. Y para que dicha libertad se haga efectiva, es preciso
destruir los muros, los límites impuestos por la sociedad burguesa. En este libro Cernuda
busca la complicidad del lector, hay un afán de movere en el que se percibe el deseo de una
libertad política y sexual. Hay una esperanza de realización del ideal.

Clase 2: 7 de febrero

El surrealismo en Luis Cernuda es reflexivo. Hay una dicción romántica en su


poesía que contrasta con el racionalismo. Siguiendo la lectura de Los Placeres Prohibidos,
en el poema “Si el hombre pudiera decir”, Cernuda no oculta la verdad de su amor. Para
proclamarla hay que derribar muros sociales e íntimos. Hay que derrumbar los muros del
propio cuerpo para alcanzar un proceso de despojamiento, desposesión, que llevará a la
verdad de sí mismo. Cuestión que recuerda a los poetas místicos. Su poesía también da
cuenta de un homoerotismo efébico. Cernuda afirma su diferencia. “Aquello que te censure,
cultívalo, porque eso eres tú” (Historial de un libro).
Los placeres prohibidos es una invitación abierta al erotismo. El autoconocimiento
y el sexo son conceptualmente inseparables. Para Cernuda, la homosexualidad era
sinónimo de libertad y de crítica a las falsas costumbres. Busca la libertad del amor, la
paradójica libertad de estar preso en alguien. Cernuda cultiva un suprarromanticismo que
intenta evitar la falacia del patetismo y no caer en el subjetivismo.
En su poema “He venido para ver”, Cernuda asume la perplejidad ante su propio
destino, la aleatoriedad de su propia existencia. Hay dos afirmaciones importantes: el
compromiso del poeta con su mirada y la espera del amor, aunque sea una espera inútil. Ser
testigo, aunque nadie pida testimonio, y la esperanza de un amor eterno. El poeta no sólo ha
venido para ver, sino para poseer. He aquí que en la imposibilidad de la posesión se exprese
el fracaso del ideal amoroso. Vemos porque no poseemos.
En este momento conviene recordar que Cernuda se plantea reunir su poesía en un
único libro que tiene el carácter de autobiografía espiritual. Se trata de La realidad y el
deseo. Los tres primeros libros nos sitúan en su ciclo juvenil: Un río, un amor contiene la
búsqueda del amor, que aún no posee una forma; en Los placeres prohibidos el poeta ha
constituido su ideal amoroso y se ha sumergido en él; Donde habite el olvido nos sitúa en el
fracaso de dicho ideal. Antes, durante y después del amor, esta trilogía expresa el conflicto
entre la Realidad y el Deseo.
En el primer poema de Donde habite el olvido, el poeta expresa el deseo de habitar
el vacío del recuerdo, de convertirse en un cuerpo sólo material, sin memoria, sin
significados que remitan a la pérdida del Amor.
La última fase (el fracaso del ideal) queda plasmada en su poema “No es el amor
quien muere”, donde afirma la necesidad de reconstruir un Amor como idea. No muere el
Amor porque como ideal es eterno. Sólo mueren los amantes. El Amor es el eterno mito del
poeta. El deseo es incompatible con la realidad.
Clase 3: 14 de febrero

Después de la trilogía del ciclo juvenil, que corresponde a una poesía más pura,
vendrá el texto de Invocaciones, con el que, siguiendo el camino de la autobiografía
espiritual del gran libro de Cernuda, el poeta iniciará una reconciliación imaginaria entre la
Realidad y el Deseo. De ello da cuenta el poema “Soliloquio de Farero”, en el que el
hablante lírico se cierne como atalaya que contempla el mundo. El poeta se aparta de la
humanidad, se distancia, porque se sabe elegido, se siente unigénito, hijo de Dios. Se
constituye en faro de la existencia humana. Sólo retirándose a las sombras de la soledad
puede iluminar el mundo. El poema es un diálogo con la soledad. Se produce un
desdoblamiento en el que el poeta conversa con su soledad. De esta manera evita la falacia
de lo patético. En este texto, la soledad se ha conformado como nuevo espacio del deseo. El
poeta le da una forma a esta soledad: es un cuerpo oscuro y esbelto. Se produce una ruptura
de la antinomia fuerza/debilidad. La soledad es fuerza y debilidad. Es fuerza, porque
estando solo únicamente el poeta pueda amar a la humanidad. Es debilidad, porque el papel
de farero implica una pérdida, la pérdida de su condición de hombre común, y la
consiguiente imposibilidad de estrechar vínculos. Sólo en la soledad puede amar e iluminar.
El poeta no ama a los hombres en su individualidad, ama a la Humanidad como idea. El
farero sacrifica su deseo, diluye su identidad.
Invocaciones es el regreso a la soledad. La soledad no es percibida como algo
negativo, sino como una experiencia positiva que permite ser luz en la noche. Permite amar
desde la separación de los otros. Estamos en 1936. Cernuda decide publicar su libro La
realidad y el deseo con todo lo que ha escrito hasta ahora. Sin embargo, no es un buen
momento para publicar y el texto pasa desapercibido. Conforme la realidad de España se va
volviendo más tensa, la poesía toma otros rumbos. Ya no es posible escribir poesía pura. La
literatura se va cargando de anécdota, de referencialidad. Se empieza a escribir poesía
manchada. Cernuda, sin embargo, persistirá en su intento de restituir el mito, de darle un
sentido a las palabras de la tribu, en plena guerra civil. También será posible apreciar la
decepción que siente Cernuda frente a la revolución. La elegía a Federico García Lorca será
una muestra significativa de este desencanto. Añádase además que la estrofa sexta del texto
fue censurada porque hacía alusión a la homosexualidad, y ello no cabía en el mito del
poeta. Para Cernuda, Lorca es flor que crece sobre la roca e ilumina el mundo. Aunque
segado por la muerte, sigue vivo, porque los que realmente están muertos son los españoles
que se quedan pudriéndose “en un rincón libremente”. García Lorca se erige como mito, es
el héroe-víctima. Se convierte en un topos para toda la poesía de la República. A partir de
ahora, la visión crítica de España que Cernuda cultiva, no lo abandonará más. Deberá partir
al exilio en 1938, pues descubre que el país ya no es seguro para él.

Clase 4: 21 de ferbrero

El texto Las nubes representa un momento de evolución poética en la obra de Luis


Cernuda. En él es frecuente la técnica del monólogo dramático, desarrollada a través de la
objetivación de un sentimiento, mediante la proyección de un personaje histórico o mítico,
y una situación dramática o legendaria, en donde se vive la disputa interior del yo,
representada en un desdoblamiento. Su nueva materia de reflexión es la memoria histórica.
El poema “Lázaro” expresa la proyección del poeta en la figura bíblica del
resucitado. Sin embargo, no se trata de una resurrección feliz. El poeta no desea volver.
Desea permanecer en el exilio. Dios no cabe en el templo sino sólo en el desconsuelo del
hombre que está solo. El poeta siente la soledad de quien se queda sin público, aunque
conserva la esperanza de que alguien lo leerá en el futuro. Está forjando la conciencia de un
reconocimiento póstumo. El pesimismo de Cernuda lo confunde y le hace creerse
infravalorado por sus contemporáneos.
“Impresión del destierro” nos reconduce de manera más evidente al tema
fundamental del libro: España. El poema nos expresa la certeza de que España ha muerto.
El poeta se va distanciando cada vez más de la España real y la va idealizando. Nos lleva a
la España de tinta: la España de Cervantes, Galdós, Velásquez.
Aquí se nos expresa la elegía de toda una generación. Cuando se impone la certeza
del exilio para Cernuda, su patria, son las nubes. “Cementerio en la ciudad”, constituye una
reflexión sobre el infierno, el desarraigo, el olvido del olvido, la indiferencia de la vida y la
imposibilidad del regreso. Sin embargo, se desarrolla un proceso de internalización del
sentimiento en el que la mente creadora triunfa por sobre el hombre que sufre.
Clase 5: 28 de febrero

El nuevo estado de conciencia del exilio, supone un estado de madurez que inserta a
Cernuda en la tradición del suprarromanticismo. Desarrolla el poema meditativo: su
estructura implica tres estados: un objeto percibido, una meditación central y un estallido
emocional. La meditación entorno al objeto va desde lo exterior a lo interior. Es una forma
de internalización de lo externo. Las meditaciones pueden observarse, por ejemplo, en la
poesía de Antonio Machado y en la de Claudio Rodríguez. Cernuda se encuentra en
Glasgow, y le produce hastío. Su poema “Jardín Antiguo” expresa el deseo de un lugar
paradisíaco. Allí está presente el tópico del locus amoenus. Expresa el ansia de recobrar un
espacio mítico, anterior a la caída, al exilio, fuera del tiempo profano que devora las cosas.
Hay una sed de eternidad, un deseo de eternizar el instante. En 1941 aparece la primera
edición de Ocnos. En este momento de su trayectoria Cernuda se decanta por la prosa, pues
permite cargar de detalles el instante, a diferencia de la intensidad y el ritmo del verso.
Cernuda busca eternizar los instantes de amor. Apresar el tiempo. La belleza está no en la
duración sino en lo efímero. La belleza es memoria, tiempo eternizado.
Como quien espera el alba reúne los versos que compuso Cernuda entre 1941 y
1944. Importa destacar dos poemas de este libro. “Los Espinos” es un poema canción. Está
compuesto por tres estrofas, tres canciones. Se presentan tres tópicos: locus amoenus,
tempus fugit y carpe diem. El poeta evoca unos espinos de valor autobiográfico, que se han
perdido en el tiempo. La meditación expresa el contraste entre el tiempo humano y el
tiempo cíclico que todo lo renueva. La llegada de la primavera produce la melancolía en los
espíritus sensibles. Con la llegada de la estación todo recobra su vigor, menos nosotros, que
nos perdemos en el tiempo. El tiempo sentimental sólo tiene pasado.
Por otra parte, en “Noche del hombre y su demonio”, Cernuda expresa la disputa
interior, el conflicto dramático que vive dentro de su propio yo, donde una parte de sí (su
demonio interior) le reprocha el haber elegido la vida de poeta, con el sacrificio de
renunciar a la vida de hombre común. El poema es la expresión viva de las noches de
insomnio que atormentan al poeta y que le hacen dudar sobre el camino que ha tomado. La
soledad, el distanciamiento. Sin embargo, la escritura se impone a la voluntad de vivir. La
poesía es lo único que redime al poeta de su condición. Está condenado a la escritura por el
exilio y la soledad en la que vive. De este modo, frente a su demonio, la escritura se impone
como una fatalidad: escribe porque es lo único que puede hacer.
Sumado a esto, el poeta va forjando y reforzando la idea de su esperanza en un
reconocimiento póstumo. En su condición de elegido, se sabe predestinado a triunfar,
aunque la gloria de poeta llegue tarde. Siente que su público lector se está formando, que
está naciendo. Sus lectores no serán sus contemporáneos, sino una generación todavía por
venir. Una generación futura que beberá de los cauces de su poesía, dentro de la cual se
encontrarán Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez. Expresión clara de esto es su poema
“A un poeta futuro”.

Clase 6: 7 de marzo

El exilio acentúa la soledad y la nostalgia del poeta. Vivir sin estar viviendo da
cuenta de una poética existencial de la posguerra y de una conciliación entre la realidad
envejecida y el ideal erótico. La problemática es la resurrección del deseo cuando ya nada
se espera. El poema “Ser de Sansueña” es significativo porque en él se aprecia una
bifurcación ideológica: Cernuda añora el Imperio Español. En su idealismo, esa vieja
España de esplendor es la España de la tinta. Para Cernuda la idea de patria, como tierra,
está vinculada a la idea de matria, es decir, la lengua española. Del mismo modo que
Pessoa decía “mi patria es la lengua portuguesa”, Cernuda afirmará sus raíces en el idioma.
Por este motivo cuando viaje a México, sentirá que ha vuelto a casa, porque comparte la
misma lengua. En su idealismo, Cernuda construye un mito, una patria de ensueño.
Sansueña es un topónimo legendario que se forma a partir de la desviación etimológica de
Zaragoza (Caesar Augusta), es también una tierra de musulmanes, también fonéticamente
recuerda a la palabra “sueño” y remite asimismo a una playa de Málaga. Sansueña es un
locus amoenus mediterráneo, sensual e indolente.
Cernuda se aproxima a la España del arte, a través de los cuadros, de las pinacotecas
y museos, y descubre esa gran tradición artística que durante siglos le dio el esplendor a su
patria. Esa es la España por la que Cernuda siente nostalgia. No la franquista, que no es más
que una caricatura grotesca, ni siquiera un revival de la vieja España.
Estando en México, Cernuda conoce a Salvador Alighieri, un joven boxeador del
que se enamora. Esta experiencia servirá de inspiración a Poemas para un cuerpo. Es el
rejuvenecimiento del amor. Pero también, la obsesión por el paso del tiempo. Los poemas
para un cuerpo son diálogos consigo mismo más que poemas eróticos. El amor aparece
como una experiencia a contrarreloj, amenazada por su finitud. La experiencia del amor
acaba, pero la idea del amor es eterna. El amor aquí aparece también como una afirmación
existencial y ética del poeta. Como se aprecia en “Vereda del Cuco”, es una experiencia
suprema de la vida y la fuente de todo. El amor nos sustrae del tiempo y del tedio que
comporta la vida. El amor es lamento y afirmación de la vida. Surge la necesidad de fijar y
retener la experiencia amorosa frente a la premura del tiempo. Los cuatro poemas a una
sombra constituyen la racionalización de la experiencia amorosa. Los poemas para un
cuerpo son la fijación de dicha experiencia. El amor es la juventud recobrada, pero también,
y esto es importante, es un sustituto de la patria perdida. Permite al poeta recobrar el
sentimiento de pertenencia del que ha sido privado por el exilio.
En el poema “De dónde vienes”, Cernuda desarrolla una teoría del amor. Su teoría
es que el ser amado es creado por el amor de quien lo ama. El poeta se extraña de que el
amado tenga padre y madre, pues, para él, nació con el primer encuentro: “Un puro conocer
te dio la vida”. El amado es una proyección del deseo, una criatura. Observamos la lucidez
de Cernuda: el amor es un mito, se construye día a día. Todo lo que nos desequilibra puede
ser confundido con el amor. Pero sólo la armonía es amor. Este amor armónico y unilateral
se topa con la necesidad de un cuerpo. Es necesario nombrar ese cuerpo. Es entonces
cuando se retira la máscara literaria. El poeta sella el pacto autobiográfico. El último
poema, “Un hombre con su amor”, habla de la relación asimétrica entre Cernuda y
Salvador: el viejo y el joven, el maestro y su discípulo, relación que nos remite a la paideia
griega.

Clase 7: 21 de marzo

La obra de Cernuda llega a su máxima madurez con la lúcida conciencia que le


otorga su vejez. En 1956 se publica la tercera edición de La realidad y el deseo. A España
llega el texto de Historial de un libro, texto clave para entrar en la obra del poeta. El texto
es incluido en la revista Papeles de Son Armadans, dirigida por Camilo José Cela.
Por otra parte, Gil de Biedma entrará en la obra de Luis Cernuda a través de sus
textos críticos y luego descubrirá su poesía. En 1957, Cernuda publica Estudios sobre
poesía española contemporánea, un texto crítico que se conforma como anti canon y crítica
al establishment. Su libro recibe la peor respuesta: el silencio.
Por otra parte, su libro Desolación de la quimera no sólo será un testamento vital,
sino una despedida de su cultura y su tradición. Cuestión que se aprecia claramente en el
poema “A sus paisanos”. El libro es una respuesta al silencio y un ajuste de cuentas con su
tiempo y su cultura. Su nuevo estado de conciencia y el presentimiento de la muerte
cercana le conducen a preocupaciones que abarcan tanto lo mítico como lo circunstancial.
En este libro cabe todo.
Encontramos poemas que son elogios a sus dos grandes poetas: Manuel Altolaguirre
y Federico García Lorca. Sin embargo, esos elogios son también diatribas contra otros
poetas. El elogio a Altolaguirre es una invectiva contra Aleixandre y José Luis Cano; el
elogio a Lorca es una invectiva contra Dámaso Alonso y Pedro Salinas.
El tema del libro es la consagración del poeta como héroe. Este héroe es ejemplar y
antipático a la vez; admirable e insoportable. Se trata de la crónica de una agonía, en todo
lo que tiene de miseria y grandeza. El paradigma es Mozart, en quien encuentra Cernuda un
correlato del destino del artista. Se identifica con él y le dedica un poema, pues encarna la
manifestación del deseo de aunar todas las formas, de unificar en el estado meditativo
pensamiento y sentimiento, poniendo fin a la dualidad de la personalidad escindida.
Para Cernuda, el artista es el verdadero redentor. El artista triunfa por sobre la
realidad y la muerte, su voz es tan indefectiblemente eterna, que triunfa más allá de la ruina
del cielo y de los dioses. También expresa un anti catolicismo en su desprecio a los dioses
mártires y en su preferencia por los dioses helénicos. La pérdida de la juventud se
compensa con el elogio de la eternidad. Se produce la reconciliación entre la realidad y el
deseo, que sólo es posible a través del camino de la belleza artística.
Cernuda desarrolla a lo largo de toda su obra múltiples estilos. En él
encontramos poesía pura, surrealismo, clasicismo, neorromanticismo, antilirismo, poema
alejandrino, poema canción, poema dramático, poema metafísico, poema místico, poema en
prosa, etc. En Desolación de la quimera se reiteran los temas que ya estaban presentes en la
obra de Cernuda. El poeta se inclina evidentemente por una España de tinta, soñada, por
sobre la España del franquismo, la España real. No existe reconciliación posible entre estas
dos Españas. Una es la de la filiación (la que no se ha elegido), la otra es la de la afiliación
(la que el poeta decide forjar para sí). En definitiva, el poeta escoge su tradición cultural y
literaria y a partir de ello se edifica como el redentor que habrá de servir de guía a sus
futuros discípulos. De este modo reafirma su triunfo como artista.
Los lectores de Cernuda, los nuevos poetas de la posguerra, seguirán dos caminos:
culturalismo y cotidianización de la poesía.

Clase 8: 27 de marzo

Jaime Gil de Biedma nace en Barcelona en 1929 en el seno de una familia de la alta
burguesía. Inicia estudios de derecho en Barcelona y acaba licenciándose en Salamanca. Su
poesía es de tono elegíaco, y, aunque su obra no es tan extensa, es uno de los poetas que
más influye en la poesía española contemporánea.
Su obra está marcada por una declaración que hace durante una entrevista concedida
a Federico Campbell: “En mi poesía no hay más que dos temas: el paso del tiempo y yo”.
Este principio permite dividir y recorrer su obra en tres fases temáticas: Compañeros de
viaje, Moralidades y Poemas póstumos. Su obra transita desde las meditaciones sobre el
tiempo abstracto hasta las meditaciones sobre el paso de la edad, es decir, va desde lo
abstracto a lo concreto.
Esta clave de lectura permite entender su libro Las personas del verbo (1968), como
el paso a través de todas las identidades que el poeta tuvo en el transcurso del tiempo. Es
decir, se trata de una biografía imaginada que comienza con la crisis de juventud en
Compañeros de viaje (1959) y va hasta la llegada de la madurez en Moralidades. Las
personas del verbo trata sobre las personas que el autor fue en cada una de las edades. A
diferencia de lo que hacía Luis Cernuda, el desdoblamiento no se va a producir mediante la
incorporación de personajes históricos o míticos, sino mediante los pronombres. Entre
todas esas personas gramaticales, puestas al servicio de la conformación identitaria de la
voz poética, el autor reconoce su destino en su poesía y finalmente acaba encontrando su
identidad en esa persona que escribe.
En Compañeros de viaje se aprecia una preocupación de tipo existencial. El tema
central es el tiempo que lo destruye todo, pero a la vez, el tiempo es también un aliado que
revela la experiencia concreta. Este libro da cuenta de un esfuerzo acorde con la generación
a la que Gil de Biedma pertenece, que es la tarea de higienizar el lenguaje y despojarlo de
las grandes retóricas en las que estos poetas se educaron. Se trata de escribir en un lenguaje
familiar y fiel. Por eso, también se observa un rompimiento con las formas tradicionales,
las estructuras y las disposiciones estróficas. Su poesía es de carácter experimental. Los
recursos sintácticos que emplea Gil de Biedma simulan el lenguaje de alguien que está
pensando en voz alta. Emplea repeticiones, paréntesis, vacilaciones, etc.

Clase 9: 28 de marzo

El texto “Infancia y Confesiones” es un poema dedicado a Juan Goytisolo. Se


aprecian en él intertextualidades con Antonio Machado (“Mi infancia son recuerdos…”) y
Alberti (“Yo nací, perdonadme…”). Hay preferencias estéticas, pero también ideológicas.
El leitmotiv del poema es la mala conciencia burguesa. Estamos frente a un poeta que no
habla del proletariado, sino que de su propia clase. Conoce su clase y es muy crítico con
ella. Su crítica la hace desde tres perspectivas: la voz infantil, el joven pensativo y el
narrador adulto. Lo interesante del poema es la necesidad de totalizar la realidad mezclando
diversas voces. La tensión del poema emerge desde el exterior. Hay el presentimiento de
algo afuera que amenaza lo de dentro. Es el engaño que ha sufrido por parte de su propia
clase. El poeta no puede negar sus orígenes burgueses, pero no puede reconocerlos como
parte de sí mismo. Hay un dilema interno.
El poema “Piazza del Popolo” surge, como lo indicó Gil de Biedma en su diario, a
partir de un encuentro con María Zambrano en Roma. Lo interesante del poema es que a
Gil de Biedma lo que le importa plasmar no es lo que María Zambrano le cuenta, sino cómo
lo cuenta. Gil de Biedma busca provocar un efecto a través del modo de decir las cosas. El
poeta le confiere voz a María Zambrano y, de esta manera, él pasa a ocupar el rol de
interlocutor, de oyente. La manifestación multitudinaria no es percibida en el sitio del
suceso sino que es sentida como una experiencia en soledad, porque nos llega a través de
quien se encuentra solo en su balcón evocando el recuerdo. Participa de lo popular a través
de la intimidad, y, de esta manera, la evocación del éxodo, de la Guerra Civil, quedan
plasmadas como la expresión de la derrota, presentándonos la síntesis de la figura del
desterrado, del vencido.
En “Barcelona ja no es bona” se observa la influencia de Anden y Spender, dos
poetas ingleses de los años 30, antes que la de Cernuda. El poema es una yuxtaposición
entre dos espacios, dos tiempos. El mérito del poema estriba en la presentación de la
decadencia de su propia clase social. La superposición de dos planos espacio temporales
más interesante está en la forma en que un paseo por el Montjuic lo conduce a la
inmediatez sentimental de todos los recuerdos de un pasado individual y colectivo, a los
años de la exposición, cuando él estaba en el vientre de su madre. El contraste entre las
glorias del pasado y las ruinas del presente genera una fluctuación entre la nostalgia y el
resentimiento hacia su clase.
El tema dominante de Compañeros de viaje es la mala conciencia burguesa. Su
desacuerdo entre la experiencia y las ideas, y las preocupaciones de un hombre que ha
pasado los 30 años: es un burgués enamorado, buscador de paraísos. El ocio, los vicios, la
libertad, el amor, lo enfrentan a su propia clase social, contra la cual se rebela.

Clase 10: 4 de abril

En 1966 se impone la certeza de que Franco no va a ser derrocado. Se hace


necesario un cambio en la literatura. Hay que reincorporar la Modernidad. Se rescatan las
lecturas de Faulkner, de Joyce, etc. Esto es un síntoma del desgaste de los modelos
literarios de los años 50. La literatura española se renueva. Y esto no es sólo un gesto de la
generación del medio siglo, sino que todas las demás generaciones se incorporan al cambio.
El franquismo ha muerto culturalmente antes que políticamente.
En “Apología y petición”, Jaime Gil de Biedma expresa su repudio al problema
metafísico de España. El problema de España es político. El poeta está llamando al hombre
a ejercer su libertad, a rebelarse, y ser dueño de sí mismo, pues todos son cómplices del
franquismo.
El poema “Albada” (Alborada) es un canto de los amantes que se despiden al
amanecer. Trata sobre la unión no conyugal.
El poema “El juego de hacer versos” constituye la poética de Jaime Gil de Biedma
que se resume en “aprender a pensar en renglones contados, y no en los sentimientos con
que nos exaltábamos”. La poesía para Gil de Biedma no es inspiración, sino trabajo.
“Pandémica y Celeste” es uno de sus poemas más significativos. En él se presenta el
instante en que se comparte una botella de vino. En ese instante el amante se confiesa infiel.
El poeta expone su insaciabilidad (lo que también está consignado en los versos de Catulo
que sirven de epígrafe al poema). El poema es rico en intertextualidad. Incorpora citas de
otros poetas como Eliot o Mallarmé. La primera impresión que causa el texto es que está
cargado de experiencia autobiográfica, pero luego se percibe un efecto de ambivalencia.
Hay una lucha de fuerzas que tratan de entenderse. Hipotéticas cosas vividas.
Otro de los poemas significativos de Jaime Gil de Biedma es “Después de la muerte de
Jaime Gil de Biedma”. Allí el poeta realiza un intento por inventarse su propia identidad.
Se trata de la muerte de una faceta de su propio yo.
En determinado momento de su trayectoria, Gil de Biedma experimenta una crisis
creativa. Se siente incapaz de superar su propio estilo y opta por el silencio. Inicia una
revisión de su obra y prepara materiales para su publicación. Lo que lo diferencia de
Cernuda es que aquél asumió la poesía como su destino, mientras que para Gil de Biedma
era sólo una ocupación entre muchas otras.

Clase 11: 18 de abril

En Claudio Rodríguez se encuentren tres rasgos fundamentales: 1) Intensidad


emotiva y representativa, 2) Lenguaje alegórico (contra la corriente del realismo) y 3)
Diálogo con las cosas (prosopopeya). El poeta juega un rol de síntesis en la retórica de la
cotidianización y la desposesión. Busca el lenguaje cotidiano, la transparencia, la claridad
(Valente, por el contrario, negará la capacidad informativa del lenguaje).
El don de la ebriedad es un libro que causa perplejidad en el crítico y el historiador
por su incomprensibilidad. En él conviven dos tradiciones renovadas: el simbolismo y el
misticismo. El lenguaje alegórico da cuenta de la fe en inscribir semejanzas entre las
diferencias. El poeta busca, mediante la interpretación de la naturaleza, en su superficie, la
huella de una unidad perdida. El yo busca en la naturaleza la estabilidad temporal de la que
carece. El primer canto del libro habla sobre una materia que busca una forma. Esa forma
es el lenguaje. El poeta espera la llegada de su claridad, en actitud mística. El yo busca
fundirse con las cosas. Y hay en este gesto un valor ético: darse a los demás. El autor se
funde en el lenguaje. El autor desaparece. Es la muerte del autor.
“A mi ropa tendida” está construido como una alegoría entre el alma (espiritual) y
una camisa (material). De esta manera cuerpo y espíritu se presentan como una unidad. Uno
es el reflejo del otro. El alma, como la camisa, se gasta con el uso. Conforme pasa el
tiempo, la experiencia desgasta el alma, la marchita con sentimientos viles. Se pierde la
pureza original de la inocencia. Esa blancura sólo puede recuperarse con la legía inmortal
(el amor). Recuperar la blancura es regresar a la infancia. La limpieza ocurre al alba, con la
llegada del nuevo día.
“Espuma” tiene tres movimientos: advenimiento, epifanía e integración. La primera
fase es de contemplación. La segunda es el surgimiento de una claridad distante. En la
tercera, el yo se funde con la espuma. La espuma es el esperma, que surge del roce de dos
superficies: el barco y el mar. La espuma es también la palabra poética, el verbo divino. Es
la palabra encarnada, donde no hay dualidad entre cuerpo y espíritu, porque son una misma
cosa.
Claudio Rodríguez también reivindica lo rural. Esto lo distancia de los poetas de
Barcelona que cantan la ciudad. Despertó envidias por ser el protegido de Aleixandre.
Rodríguez, sin embargo, no canta el mito de Castilla. Trasciende su origen y se inserta en
las dos tradiciones antes referidas, la de Rimbaud y la de San Juan de la Cruz, pero
renovándolas.

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