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ENSAYO:
INTRODUCCIÓN. El avance científico y tecnológico alcanzado en lo que va del siglo,
supera a todo lo realizado anteriormente por el hombre. Cosas cuya existencia eran
consideradas imposibles en el siglo pasado, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana:
el automóvil, la televisión, las computadoras, los fármacos, etc. Desafortunadamente, la
investigación científica también ha contribuido a la producción de artefactos con gran
poder destructivo que van desde sofisticadas armas convencionales hasta la temible
bomba atómica, pasando por toda una variedad de armamento no convencional como
las llamadas armas químicas, biológicas y psicológicas.
ENSAYO:
INTRODUCCIÓN
El avance científico y tecnológico alcanzado en lo que va del siglo, supera a todo lo realizado
anteriormente por el hombre. Cosas cuya existencia eran consideradas imposibles en el siglo
pasado, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana: el automóvil, la televisión, las
computadoras, los fármacos, etc. Desafortunadamente, la investigación científica también ha
contribuido a la producción de artefactos con gran poder destructivo que van desde sofisticadas
armas convencionales hasta la temible bomba atómica, pasando por toda una variedad de
armamento no convencional como las llamadas armas químicas, biológicas y psicológicas.
DESARROLLO
En la actualidad, los críticos más tenaces de la ciencia parten precisamente del aspecto negativo
del quehacer científico: la aplicación de la ciencia para producir artefactos que causen la mayor
destrucción posible. Es, ya factible, la aniquilación total de la especie humana y la degradación
absoluta de la biosfera terrestre. De ahí que surja la equivocada conclusión de que la ciencia sólo
traerá males a la humanidad y que, por tanto, se hace necesario prescindir de ella. En Estados
Unidos de Norteamérica y en Europa Occidental se han organizado numerosos grupos y
asociaciones políticas que avalan esa postura. Su posición no es del todo injustificada, pues una
gran parte de la investigación científica se orienta precisamente hacia aplicaciones militares.
Si bien estos datos acrecientan el temor de un destino trágico para la humanidad, no por ello
debe restarse importancia al efecto positivo que la aplicación de la ciencia ha tenido en muchos
terrenos tales como: mayor producción y calidad de alimentos, desarrollo de fuentes de energía,
fabricación de medicamentos, educación, planificación económica. En fin, la orientación
adecuada de la investigación científica y tecnológica ha contribuido enormemente a posibilitar la
elevación de la calidad de vida humana.
Este aspecto positivo de la ciencia es particularmente importante para un país como el nuestro
donde, en el presente, tenemos que importar variadas cosas que se podrían producir en nuestro
país. México, cuenta con suficientes recursos naturales y humanos como para iniciar un proceso
de grandes transformaciones económicas y sociales que se traduzcan en mejores niveles de vida
para todos sus habitantes. En la base de este proceso, la ciencia y la tecnología deben ocupar un
lugar preponderante.
La ciencia es importante porque ha manifestado su trascendencia al mejorar la calidad de vida
de la gente, sobre todo a partir del siglo XX. Por ejemplo, el incremento de la investigación
científica y los avances en la medicina, como el descubrimiento de la penicilina y algunos otros
factores, han hecho que la calidad de vida mejore notablemente. Sin embargo, no significa que si
un país invierte en ciencia, mejorará su bienestar general, aunque haya ejemplos que hagan
sospechar que es así.
Los acelerados, profundos y generalizados cambios que ha vivido la Humanidad en las últimas
tres décadas encuentran una de sus causas determinantes en la articulación cada vez más
estrecha, orgánica, entre desarrollo científico, avances tecnológicos y su aplicación en la esfera
de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. En la economía mundial ocurre
una globalización de los mercados, caracterizada por una competencia creciente, que presiona
hacia la búsqueda de tecnologías basadas en conocimientos científicos, cuya incorporación al
sistema productivo permite reducir costos, mejorar la calidad, ahorrar energía y materias
primas escasas, a la par que aumentar la productividad de la fuerza de trabajo. En la última
década, la economía internacional experimentó cambios estructurales derivados de fuertes
ondas de innovación tecnológica y avances científicos, y de cambios organizativos e
institucionales.
La economía de las sociedades modernas depende cada vez más de la innovación científica. En
las sociedades avanzadas son, por tanto, la ciencia y la innovación tecnológica motores claves de
la economía. Sin embargo, en un país como el nuestro parece que hay una grave incomprensión
de la ciencia misma y de su papel social, quizá motivado por el escaso nivel educativo de un
amplio sector de la población, y magnificado por el aislamiento secular de la ciencia respecto de
la sociedad. La ciencia es a menudo vista como amenazadora, como provocadora de grandes
crisis sociales, por su contribución a la carrera de armamento y al deterioro del medio
ambiente.
Ante esta situación de la ciencia como motor de la economía por una parte, y de poco entendida
por otra, es fundamental que la ciencia sea comprendida en su dimensión real por todos los
actores sociales. Dos son los aspectos claves que han de ser entendidos sin inconvenientes por la
sociedad:
1. La ciencia es una actividad humana cuyo fin es avanzar en el conocimiento del Universo y de
todo lo que contiene, incluyendo las relaciones sociales, su vertiente económica, cultural y la
historia de éstas.
2. La ciencia es hoy en día un factor determinante del empuje de las economías avanzadas, un
agente importante en la creación de empleo, y un elemento que inyecta ilusión a la sociedad.
Sobre el primer aspecto, el más conocido, el fin de la ciencia es el avance del conocimiento en
todas sus partes. El segundo aspecto es menos conocido, a pesar de que varios estudios
demuestran que, en las economías avanzadas, la ciencia y la investigación científica son una
fuente importante de riqueza nacional. Y me refiero no únicamente a la ciencia aplicada, sino
también a la ciencia básica, incluyendo las ciencias sociales.
La ciencia y la tecnología son determinantes para el sostenimiento y la mejora de los servicios
que requiere la sociedad, tales como la salud y la educación, los que con la vivienda, el empleo y
la alimentación, inciden directamente en la calidad de vida y el bienestar; son imprescindibles
para lograr el desarrollo de un país, y que a través de su fortalecimiento institucional se elevarán
progresivamente los niveles de competitividad.
CONCLUSIÓN
Se hace necesario, en este tiempo y lugar, revalorar la ciencia y su función para darle la
importancia que debe tener como factor primordial de desarrollo social. La ciencia no sólo
contribuye a mejorar el aprovechamiento de los recursos materiales, sino además, un elemento
central en la cultura de una sociedad. La ciencia no es sólo un conjunto de teorías y métodos
para hacer ciertas cosas, sino también una concepción del mundo y de nosotros mismos.
Entendida en el más amplio sentido, la ciencia complementa y vigoriza las concepciones
estéticas y éticas del hombre.
Debemos convencernos de que la ciencia no es un lujo ni una actividad de la cual se puede
prescindir; Por el contrario, es un elemento de primera importancia para el desarrollo social.
Por primera vez en la historia, la humanidad posee el conocimiento necesario para resolver
todos los problemas conectados con las bases materiales de la vida. En otras palabras, el
conocimiento científico y tecnológico a disposición de la humanidad, si se usa racionalmente,
puede asegurar que cada ser humano, ahora y en un futuro previsible, pueda tener un nivel de
vida, que no sólo lo provea en sus necesidades básicas materiales, sino que también le asegure la
plena y activa incorporación a su cultura. La miseria y privación de gran parte de la humanidad
no son el resultado inevitable de un incompleto control de nuestro medio físico, sino del uso
irracional de los instrumentos científicos y tecnológicos a nuestra disposición. Esta verdad
elemental es bien conocida por todos los científicos que se ocupan de los problemas de
subsistencia a nivel mundial; si no ha alcanzado todavía la conciencia de toda humanidad es
sólo porque es una verdad que puede poner en peligro el mantenimiento de un orden
internacional y social básicamente injusto.