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Resumen

El desarrollo científico y tecnológico es una de los factores


más influyentes sobre la sociedad contemporánea.
Laglobalización mundial, polarizadora de la riqueza y el
poder, sería impensable sin el avance de las fuerzas
productivas que la ciencia y la tecnología han hecho posibles.

En los momentos actuales abordar la relación naturaleza –


sociedad, como procesos que interaccionan, tiene una
importancia significativa, se trata de explicar el comportamiento
de la humanidad ante los retos de la Revolución Científica
Técnica, que si bien ha constituido un gran salto en la
acumulación de saberes humanos, también ha propiciado la
acelerada destrucción y apropiación irracional del medio
ambiente.

A las puertas del siglo XXI el nivel de desarrollo nunca antes


alcanzado por la ciencia y la tecnología está marcando
transformaciones tan significativas en la sociedad actual como
lo hicieron en su momento las dos revoluciones industriales, de
ahí la denominación de tercera revolución industrial al cambio
cualitativo y la interrelación ciencia-técnica-tecnología-
producción y el papel protagónico de la ciencia y su conversión
en fuerza productiva directa, proceso que identificamos como
Revolución Científica Técnica.

El resultado histórico que ha devenido del desarrollo conocido


hasta el presente no ha conducido sino, a un marcado deterioro
del medio ambiente, a consecuencias de una insensata y
despiadada intervención humana sobre los sistemas
ambientales de nuestro entorno planetario. Se hace necesario
entonces realizar un análisis de la relación ciencia-tecnología-
sociedad y como esta ha repercutido en el actual desarrollo de
la humanidad y el papel que le corresponde asumir en el marco
del nuevo paradigma del desarrollo sustentable, teniendo en
cuenta la compleja relación entre los avances en la ciencia y
las tecnologías científicas en los albores del tercer milenio y el
desarrollo sostenible, como la vía mas sensata para salvar la
vida en el planeta.
Introducción
La ciencia y la tecnología han aportado incuestionables
resultados a la Humanidad, sin embargo a más de veinte siglos
de civilización del planeta, el ser humano afronta la inexcusable
necesidad de rectificar estilos y formas de desarrollo
económico, que de continuar su desenfrenado ritmo, amenazan
agotar para siempre recursos inapreciables del patrimonio
universal, y lo que es peor, comprometer la existencia misma
de las futuras generaciones de seres humanos (Clark, 1998).

Sobre el particular, Castro, F(1992), señaló que “los


portentosos avances de la ciencia y la tecnología se multiplican
diariamente, pero sus beneficios no llegan a la mayoría de la
Humanidad, y siguen estando en lo fundamental al servicio de
un consumismo irracional que derrocha los recursos limitados y
amenaza gravemente la vida en el planeta”.

El desarrollo científico y tecnológico es una de los factores más


influyentes sobre la sociedad contemporánea. La globalización
mundial, polarizadora de la riqueza y el poder, sería impensable
sin el avance de las fuerzas productivas que la ciencia y la
tecnología han hecho posibles. Así también es inobjetable, que
en los momentos actuales abordar la relación naturaleza –
sociedad, como procesos que interaccionan, tiene una
importancia significativa, se trata de explicar el comportamiento
de la humanidad ante los retos de la Revolución Científica
Técnica, que si bien ha constituido un gran salto en la
acumulación de saberes humanos, también ha propiciado la
acelerada destrucción y apropiación irracional del medio
ambiente, con la consecuente derivación hacia problemas tales
como: aumento poblacional, salud, vivienda, educación,
alimentos e incluso conflictos armados.

La situación global de la protección del medio ambiente se


caracteriza por el carácter global y la urgencia que ha adquirido
el debate ecológico en la contemporaneidad, manifestándose
éste por todo un amplio espectro de rasgos que gravitan
negativamente en todos los confines de la sociedad y la
economía planetarias, en tanto que ha surgido un nuevo
debate ético: el motivado por los cambios ambientales que a
escalas global y local afectan a toda la Humanidad.

Pueden citarse diversos hechos harto elocuentes de tan


relevante estado de cosas, como son entre otros: la
internacionalización que ha adquirido el fenómeno ambiental, el
grado de concienciación alcanzado sobre los problemas
ecológicos globales, el surgimiento de un fuerte movimiento de
organizaciones no gubernamentales (ONGs) de corte
ambientalista, así como los compromisos formales de muchos
estados y gobiernos en hacer reversible el deterioro del entorno
al más corto plazo de tiempo posible.

Sin lugar a equívocos, ante tal desafío el planeta se divide


entre dos grandes grupos de países, de una parte una minoría
industrializada, poderosa y rica, con un alto desarrollo de la
ciencia y la tecnología y una mayoría atrasada, pobre y
desposeída, con un incipiente desarrollo científico técnico,
dotadas ambas con marcadas diferencias en el nivel de vida,
pero semejantes al compartir una baja calidad de vida.
Recordemos que más del 90 % de la capacidad científica y
tecnológica mundial está en manos de un reducido grupo de
países y algunos centenares de grandes corporaciones
transnacionales. Tal proceso de concentración es parte del
proceso de marginalización que la actual globalización reserva
para numerosos grupos humanos y países. La ciencia y la
tecnología son parte de la dinámica de concentración de
riqueza y poder.

Es precisamente en el seno de los países poderosos donde se


encuentra el origen de la pobreza ambiental predominante en
el mundo de hoy, al imponer a la Humanidad los actuales
patrones de desarrollo, donde ha predominado la ignorancia
ambiental, junto a la avaricia, el egoísmo y la necedad propias
de la especie humana.

Mientras que de una parte, la minoría de la Humanidad se aísla


en un ambiente de consumismo, artificial enajenado y pobre en
sus componentes sociales y ecológicos, la otra parte
minoritaria, subsiste en precarias condiciones de vida, matizada
por la agonía que representa el círculo vicioso donde se opta
por la pobreza, el hambre, la insalubridad, el analfabetismo, el
deterioro ambiental y otras secuelas derivadas del estilo de
desarrollo impuesto desde el Norte del mundo.

Son diversos los problemas ocasionados por el ser humano al


medio ambiente, pues de hecho se asiste a una profunda crisis
ambiental, originada por la especie biológica más poderosa,
que ha crecido en población de forma desmedida en los últimos
lustros (de 160 millones de habitantes en 1950, a 500 millones
en el 2000); ha realizado un uso irracional de los recursos y
condiciones naturales, al sobrepasar las capacidades de
renovación de los mismos; ha ejecutado una despiadada
deforestación (dos millones de kilómetros cuadrados, a un ritmo
anual de cincuenta mil kilómetros cuadrados); ha erosionado y
desertificado los suelos (un total de dos millones de kilómetros
cuadrados, equivalente al 10 % del suelo fértil); ha lacerado los
sistemas costeros por las incongruentes construcciones, la
contaminación de las aguas y los derrames de hidrocarburos;
ha generado una dañina contaminación ambiental a
consecuencias de la proliferación y disposición inadecuada de
productos químicos, tóxicos, radioactivos y peligrosos en
sentido general; así como ha deteriorado la calidad de vida
urbana, producto del creciente desabastecimiento y la
contaminación de aguas, las dificultades con la disposición final
de los residuos sólidos, la polución de la atmósfera, los riesgos
de accidentes industriales y las lluvias ácidas entre otros males
(PNUMA, 1997).

Si a todo ello se suma la degradación del ambiente social y


económico en que se desenvuelve la vida humana (miseria,
hambre, desempleo, insalubridad, analfabetismo, violencia,
drogadicción, prostitución, deuda externa y otros flagelos, no
cabe dudas de que nos encontramos ante los perversos
tributos que el actual orden político, económico, social y
ecológico, que el ser humano ha impuesto a todos los
inquilinos de La Tierra.

En consecuencia, por la magnitud y la urgencia del asunto que


convoca a la Humanidad en su conjunto a la solución de esta
problemática , el objetivo del presente trabajo esta dirigido a
valorar algunos de los principales problemas sociales derivados
de la ciencia, la técnica y la tecnología, que sustentan los hasta
ahora conocidos modelos de desarrollo y la complejidad que
enfrenta la propia Humanidad para enfrentar su solución, frente
al reto que le impone el nuevo paradigma del desarrollo
sustentable.

ENSAYO:
INTRODUCCIÓN. El avance científico y tecnológico alcanzado en lo que va del siglo,
supera a todo lo realizado anteriormente por el hombre. Cosas cuya existencia eran
consideradas imposibles en el siglo pasado, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana:
el automóvil, la televisión, las computadoras, los fármacos, etc. Desafortunadamente, la
investigación científica también ha contribuido a la producción de artefactos con gran
poder destructivo que van desde sofisticadas armas convencionales hasta la temible
bomba atómica, pasando por toda una variedad de armamento no convencional como
las llamadas armas químicas, biológicas y psicológicas.

DESARROLLO. En la actualidad, los críticos más tenaces de la ciencia parten


precisamente del aspecto negativo del quehacer científico: la aplicación de la ciencia
para producir artefactos que causen la mayor destrucción posible. Es, ya factible, la
aniquilación total de la especie humana y la degradación absoluta de la biosfera
terrestre. De ahí que surja la equivocada conclusión de que la ciencia sólo traerá males a
la humanidad y que, por tanto, se hace necesario prescindir de ella. En Estados Unidos
de Norteamérica y en Europa Occidental se han organizado numerosos grupos y
asociaciones políticas que avalan esa postura. Su posición no es del todo injustificada,
pues una gran parte de la investigación científica se orienta precisamente hacia
aplicaciones militares. Si bien estos datos acrecientan el temor de un destino trágico
para la humanidad, no por ello debe restarse importancia al efecto positivo que la
aplicación de la ciencia ha tenido en muchos terrenos tales como: mayor producción y
calidad de alimentos, desarrollo de fuentes de energía, fabricación de medicamentos,
educación, planificación económica. En fin, la orientación adecuada de la investigación
científica y tecnológica ha contribuido enormemente a posibilitar la elevación de la
calidad de vida humana. Este aspecto positivo de la ciencia es particularmente
importante para un país como el nuestro donde, en el presente, tenemos que importar
variadas cosas que se podrían producir en nuestro país. Argentina, cuenta con
suficientes recursos naturales y humanos como para iniciar un proceso de grandes
transformaciones económicas y sociales que se traduzcan en mejores niveles de vida
para todos sus habitantes. En la base de este proceso, la ciencia y la tecnología deben
ocupar un lugar preponderante.

La ciencia es importante porque ha manifestado su trascendencia al mejorar la calidad


de vida de la gente, sobre todo a partir del siglo XX. Por ejemplo, el incremento de la
investigación científica y los avances en la medicina, como el descubrimiento de la
penicilina y algunos otros factores, han hecho que la calidad de vida mejore
notablemente. Sin embargo, no significa que si un país invierte en ciencia, mejorará su
bienestar general, aunque haya ejemplos que hagan sospechar que es así. Los
acelerados, profundos y generalizados cambios que ha vivido la Humanidad en las
últimas tres décadas encuentran una de sus causas determinantes en la articulación cada
vez más estrecha, orgánica, entre desarrollo científico, avances tecnológicos y su
aplicación en la esfera de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios.
En la economía mundial ocurre una globalización de los mercados, caracterizada por
una competencia creciente, que presiona hacia la búsqueda de tecnologías basadas en
conocimientos científicos, cuya incorporación al sistema productivo permite reducir
costos, mejorar la calidad, ahorrar energía y materias primas escasas, a la par que
aumentar la productividad de la fuerza de trabajo. En la última década, la economía
internacional experimentó cambios estructurales derivados de fuertes ondas de
innovación tecnológica y avances científicos, y de cambios organizativos e
institucionales. La economía de las sociedades modernas depende cada vez más de la
innovación científica. En las sociedades avanzadas son, por tanto, la ciencia y la
innovación tecnológica motores claves de la economía. Sin embargo, en un país como el
nuestro parece que hay una grave incomprensión de la ciencia misma y de su papel
social, quizá motivado por el escaso nivel educativo de un amplio sector de la
población, y magnificado por el aislamiento secular de la ciencia respecto de la
sociedad. La ciencia es a menudo vista como amenazadora, como provocadora de
grandes crisis sociales, por su contribución a la carrera de armamento y al deterioro del
medio ambiente. Ante esta situación de la ciencia como motor de la economía por una
parte, y de poco entendida por otra, es fundamental que la ciencia sea comprendida en
su dimensión real por todos los actores sociales. Dos son los aspectos claves que han de
ser entendidos sin inconvenientes por la sociedad: 1. La ciencia es una actividad
humana cuyo fin es avanzar en el conocimiento del Universo y de todo lo que contiene,
incluyendo las relaciones sociales, su vertiente económica, cultural y la historia de éstas.
2. La ciencia es hoy en día un factor determinante del empujede las economías
avanzadas, un agente importante en la creación de empleo, y un elemento que inyecta
ilusión a la sociedad. Sobre el primer aspecto, el más conocido, el fin de la ciencia es el
avance del conocimiento en todas sus partes. El segundo aspecto es menos conocido, a
pesar de que varios estudios demuestran que, en las economías avanzadas, la ciencia y
la investigación científica son una fuente importante de riqueza nacional. Y me refiero
no únicamente a la ciencia aplicada, sino también a la ciencia básica, incluyendo las
ciencias sociales. La ciencia y la tecnología son determinantes para el sostenimiento y la
mejora de los servicios que requiere la sociedad, tales como la salud y la educación, los
que con la vivienda, el empleo y la alimentación, inciden directamente en la calidad de
vida y el bienestar; son imprescindibles para lograr el desarrollo de un país, y que a
través de su fortalecimiento institucional se elevarán progresivamente los niveles de
competitividad.

CONCLUSIÓN. Se hace necesario, en este tiempo y lugar, revalorar la ciencia y su


función para darle la importancia que debe tener como factor primordial de desarrollo
social. La ciencia no sólo contribuye a mejorar el aprovechamiento de los recursos
materiales, sino además, un elemento central en la cultura de una sociedad. La ciencia
no es sólo un conjunto de teorías y métodos para hacer ciertas cosas, sino también una
concepción del mundo y de nosotros mismos. Entendida en el más amplio sentido, la
ciencia complementa y vigoriza las concepciones estéticas y éticas del hombre.
Debemos convencernos de que la ciencia no es un lujo ni una actividad de la cual se
puede prescindir;.por el contrario, es un elemento de primera importancia para el
desarrollo social. Por primera vez en la historia, la humanidad posee el conocimiento
necesario para resolver todos los problemas conectados con las bases materiales de la
vida. En otras palabras, el conocimiento científico y tecnológico a disposición de la
humanidad, si se usa racionalmente, puede asegurar que cada ser humano, ahora y en un
futuro previsible, pueda tener un nivel de vida, que no sólo lo provea en sus necesidades
básicas materiales, sino que también le asegure la plena y activa incorporación a su
cultura. La miseria y privación de gran parte de la humanidad no son el resultado
inevitable de un incompleto control de nuestro medio físico, sino del uso irracional de
los instrumentos científicos y tecnológicos a nuestra disposición. Esta verdad elemental
es bien conocida por todos los científicos que se ocupan de los problemas de
subsistencia a nivel mundial; si no ha alcanzado todavía la conciencia de toda
humanidad es sólo porque es una verdad que puede poner en peligro el mantenimiento
de un orden internacional y social básicamente injusto.

ENSAYO:

INTRODUCCIÓN
El avance científico y tecnológico alcanzado en lo que va del siglo, supera a todo lo realizado
anteriormente por el hombre. Cosas cuya existencia eran consideradas imposibles en el siglo
pasado, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana: el automóvil, la televisión, las
computadoras, los fármacos, etc. Desafortunadamente, la investigación científica también ha
contribuido a la producción de artefactos con gran poder destructivo que van desde sofisticadas
armas convencionales hasta la temible bomba atómica, pasando por toda una variedad de
armamento no convencional como las llamadas armas químicas, biológicas y psicológicas.

DESARROLLO
En la actualidad, los críticos más tenaces de la ciencia parten precisamente del aspecto negativo
del quehacer científico: la aplicación de la ciencia para producir artefactos que causen la mayor
destrucción posible. Es, ya factible, la aniquilación total de la especie humana y la degradación
absoluta de la biosfera terrestre. De ahí que surja la equivocada conclusión de que la ciencia sólo
traerá males a la humanidad y que, por tanto, se hace necesario prescindir de ella. En Estados
Unidos de Norteamérica y en Europa Occidental se han organizado numerosos grupos y
asociaciones políticas que avalan esa postura. Su posición no es del todo injustificada, pues una
gran parte de la investigación científica se orienta precisamente hacia aplicaciones militares.
Si bien estos datos acrecientan el temor de un destino trágico para la humanidad, no por ello
debe restarse importancia al efecto positivo que la aplicación de la ciencia ha tenido en muchos
terrenos tales como: mayor producción y calidad de alimentos, desarrollo de fuentes de energía,
fabricación de medicamentos, educación, planificación económica. En fin, la orientación
adecuada de la investigación científica y tecnológica ha contribuido enormemente a posibilitar la
elevación de la calidad de vida humana.
Este aspecto positivo de la ciencia es particularmente importante para un país como el nuestro
donde, en el presente, tenemos que importar variadas cosas que se podrían producir en nuestro
país. México, cuenta con suficientes recursos naturales y humanos como para iniciar un proceso
de grandes transformaciones económicas y sociales que se traduzcan en mejores niveles de vida
para todos sus habitantes. En la base de este proceso, la ciencia y la tecnología deben ocupar un
lugar preponderante.
La ciencia es importante porque ha manifestado su trascendencia al mejorar la calidad de vida
de la gente, sobre todo a partir del siglo XX. Por ejemplo, el incremento de la investigación
científica y los avances en la medicina, como el descubrimiento de la penicilina y algunos otros
factores, han hecho que la calidad de vida mejore notablemente. Sin embargo, no significa que si
un país invierte en ciencia, mejorará su bienestar general, aunque haya ejemplos que hagan
sospechar que es así.
Los acelerados, profundos y generalizados cambios que ha vivido la Humanidad en las últimas
tres décadas encuentran una de sus causas determinantes en la articulación cada vez más
estrecha, orgánica, entre desarrollo científico, avances tecnológicos y su aplicación en la esfera
de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. En la economía mundial ocurre
una globalización de los mercados, caracterizada por una competencia creciente, que presiona
hacia la búsqueda de tecnologías basadas en conocimientos científicos, cuya incorporación al
sistema productivo permite reducir costos, mejorar la calidad, ahorrar energía y materias
primas escasas, a la par que aumentar la productividad de la fuerza de trabajo. En la última
década, la economía internacional experimentó cambios estructurales derivados de fuertes
ondas de innovación tecnológica y avances científicos, y de cambios organizativos e
institucionales.
La economía de las sociedades modernas depende cada vez más de la innovación científica. En
las sociedades avanzadas son, por tanto, la ciencia y la innovación tecnológica motores claves de
la economía. Sin embargo, en un país como el nuestro parece que hay una grave incomprensión
de la ciencia misma y de su papel social, quizá motivado por el escaso nivel educativo de un
amplio sector de la población, y magnificado por el aislamiento secular de la ciencia respecto de
la sociedad. La ciencia es a menudo vista como amenazadora, como provocadora de grandes
crisis sociales, por su contribución a la carrera de armamento y al deterioro del medio
ambiente.
Ante esta situación de la ciencia como motor de la economía por una parte, y de poco entendida
por otra, es fundamental que la ciencia sea comprendida en su dimensión real por todos los
actores sociales. Dos son los aspectos claves que han de ser entendidos sin inconvenientes por la
sociedad:
1. La ciencia es una actividad humana cuyo fin es avanzar en el conocimiento del Universo y de
todo lo que contiene, incluyendo las relaciones sociales, su vertiente económica, cultural y la
historia de éstas.
2. La ciencia es hoy en día un factor determinante del empuje de las economías avanzadas, un
agente importante en la creación de empleo, y un elemento que inyecta ilusión a la sociedad.
Sobre el primer aspecto, el más conocido, el fin de la ciencia es el avance del conocimiento en
todas sus partes. El segundo aspecto es menos conocido, a pesar de que varios estudios
demuestran que, en las economías avanzadas, la ciencia y la investigación científica son una
fuente importante de riqueza nacional. Y me refiero no únicamente a la ciencia aplicada, sino
también a la ciencia básica, incluyendo las ciencias sociales.
La ciencia y la tecnología son determinantes para el sostenimiento y la mejora de los servicios
que requiere la sociedad, tales como la salud y la educación, los que con la vivienda, el empleo y
la alimentación, inciden directamente en la calidad de vida y el bienestar; son imprescindibles
para lograr el desarrollo de un país, y que a través de su fortalecimiento institucional se elevarán
progresivamente los niveles de competitividad.

CONCLUSIÓN
Se hace necesario, en este tiempo y lugar, revalorar la ciencia y su función para darle la
importancia que debe tener como factor primordial de desarrollo social. La ciencia no sólo
contribuye a mejorar el aprovechamiento de los recursos materiales, sino además, un elemento
central en la cultura de una sociedad. La ciencia no es sólo un conjunto de teorías y métodos
para hacer ciertas cosas, sino también una concepción del mundo y de nosotros mismos.
Entendida en el más amplio sentido, la ciencia complementa y vigoriza las concepciones
estéticas y éticas del hombre.
Debemos convencernos de que la ciencia no es un lujo ni una actividad de la cual se puede
prescindir; Por el contrario, es un elemento de primera importancia para el desarrollo social.
Por primera vez en la historia, la humanidad posee el conocimiento necesario para resolver
todos los problemas conectados con las bases materiales de la vida. En otras palabras, el
conocimiento científico y tecnológico a disposición de la humanidad, si se usa racionalmente,
puede asegurar que cada ser humano, ahora y en un futuro previsible, pueda tener un nivel de
vida, que no sólo lo provea en sus necesidades básicas materiales, sino que también le asegure la
plena y activa incorporación a su cultura. La miseria y privación de gran parte de la humanidad
no son el resultado inevitable de un incompleto control de nuestro medio físico, sino del uso
irracional de los instrumentos científicos y tecnológicos a nuestra disposición. Esta verdad
elemental es bien conocida por todos los científicos que se ocupan de los problemas de
subsistencia a nivel mundial; si no ha alcanzado todavía la conciencia de toda humanidad es
sólo porque es una verdad que puede poner en peligro el mantenimiento de un orden
internacional y social básicamente injusto.

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