Está en la página 1de 5

EL BOSCO (1450-1516)

Su obra es un intento de salvar la cultura clásica que se había difuminado en la Edad Media.

“La coronación de Cristo”

Vive en la época de máxima riqueza de los Países Bajos, en que se forman academias de erudición y formación, donde El Bosco es un
componente importante.

Los primeros pasos de El Bosco se dieron dentro del goticismo acusado.

Si el surrrealismo tiene razones para considerarle su precursor en la utilización de un lenguaje onírico, no son ciertas las
especulaciones de que el artista sufría alucinaciones fruto del consumo de drogas o que era miembro de una secta hedonista (los
adamitas) entregada a prácticas orgiásticas.

Para comprender su pintura hay que tener en cuenta algunos elementos del contexto iconográfico e ideológico en el que surgió su
obra:

1. Estamos ante una obra de finales de la Edad Media, una época en la que la Iglesia llevaba siglos predicando
iconográficamente a la población que el mundo era una lucha implacable entre el Bien y el Mal, entre Dios y el Diablo, entre
seres monstruosos y seres seráficos que se debatían por llevar a la humanidad a su terreno. La fantasía de El Bosco es
fascinante y sobrepasa la de la representación medieval. El mundo que crea es un verdadero mundo al revés de seres
imposibles sacados de oscuras pesadillas y de grotescos temores. Su obra desborda la tradición e introduce numerosos
elementos simbólicos y ocultos, que no hemos sido capaces de interpretar.
2. En Flandes, la sociedad burguesa había comenzado a emanciparse del control que ejercía la jerarquía eclesiástica y
proliferaban muchas voces que denunciaban la corrupción de ésta y que defendían la comunión directa con Dios sin la
intervención de la Iglesia oficial, a la vista del mal ejemplo de los eclesiásticos. El Bosco pudo adscribirse a aquellos grupos
prerreformistas que intentaban conciliar la filosofía antigua y la vuelta a la pureza de la doctrina primitiva. Su denuncia de
los vicios y de los placeres mundanos formaba parte de esa doctrina de vuelta a los esencias del cristianismo.

3. Al publicar Erasmo de Roterdam Elogio de la Locura en 1511 se hacía eco de una idea que rondaba en la sociedad de su
época y en los cuadros de El Bosco (La extracción de la piedra de la locura (1480) del Prado o La nave de los Locos (1503)
del Louvre). La locura era un estado de inocencia por el que se podía poner al descubierto el misterioso interior del ser
humano. A través del absurdo y de la sin razón se podía poner en evidencia lo que no se podía decir. Hay un refrán español
que dice que "Los niños, los borrachos y los locos siempre dicen la verdad". A través de sus satíricos "locos" El Bosco es
capaz de denunciar los pecados más profundos de la humanidad, lo cual sería muy difícil de otra manera.

4. Otro recurso iconográfico para hacer más comprensible su mensaje de denuncia es la caricaturización de sus personajes.
Con la deformación que aplica en algunos cuadros a los rostros consigue aflorar directamente los sentimientos y los vicios: la
vanidad, el odio, la envidia, la violencia, la estulticia..., tanta maldad resulta asimilable por ese toque de burla que tiene la
caricatura. El cuadro que te ofrezco debajo es buena prueba de este recurso.
La inspiración fundamental de la obra de El Bosco son ideas extraídas de las Sagradas Escrituras y otras obras de su época, pero muy
tamizadas siempre desde su óptica muy personal.
Las principales características de las obras de El Bosco son:

 Perfección técnica y muy buena calidad en el dibujo.


 Fantasía y originalidad. El Bosco incluye personajes fantásticos que, en ocasiones, llega a recordar a los bestiarios
románicos. Parecen temas irreales, como si representaran sueños. Algunos estudiosos lo han relacionado con el
surrealismo. Con estas fantasías El Bosco pretende criticar la mala vida y la corrupción de los grupos sociales
intocables de su época

 Utiliza la burla y la ironía.

 Detallismo y recreación de los objetos con alto grado de realismo.

 Preciosista del color. Supedita el color y la luz al tema tratado en cada tabla. Es capaz de los efectos luminosos más
chocantes. En el tríptico del Jardín de las Delicias podemos ver perfectamente este contraste: un deslumbrante
colorido en la tabla central donde predominan los tonos blancos, verdes y amarillos, junto con unos efectos
tenebrosos con colores como el rojo, marrones y negro que nos sumen en sensaciones de terror en la tabla del
Infierno.

 Formidable paisajista. Sus paisajes, que sirven de fondo a su universo, ofreciéndonos magníficos resplandores
celestes o reflejos acuáticos de gran calidad.

 Sus composiciones, pese a la apariencia caótica por la cantidad de personajes de algunos de sus cuadros, guardan
un equilibrio entre lo general y la escena particular que permite que sus obras mantengan la armonía tanto si son
observadas en conjunto o en detalle.

Principales obras:

“La Mesa de los Pecados Capitales”.

La Mesa de los Pecados Capitales es una de las obras más interesantes de El Bosco. En ella se muestra como un artista medieval en
cuanto al tema.
El centro, con tres anillos concéntricos, representa el ojo de Dios, apareciendo en la pupila Cristo resucitado y mostrando los
estigmas. Alrededor de la pupila se ha escrito: "Cuidado, cuidado, Dios os ve". Lo que Dios ve son los Siete Pecados Capitales que se
muestran alrededor.
La Gula aparece como dos hombres que comen y beben lo que el ama trae a su mesa; la Pereza nos muestra a un caballero
durmiendo junto al fuego, mientras una mujer con un rosario en la mano indica el olvido de los deberes espirituales; la Lujuria se
representa con varios amantes bajo una tienda, con el Arpa divina abandonada; la Soberbia sería una dama vanidosa que se mira al
espejo sin advertir que lo sostiene un demonio; la Ira está representada por dos hombres riñendo ante una taberna; la Avaricia con
un juez aceptando un soborno; y la Envidia con un pretendiente rechazado mirando a su rival.
En las esquinas de la Mesa aparecen cuatro esquinas que completan la iconografía: la Muerte, el Juicio Final, la Gloria y el Infierno,
donde cada pecado recibe su castigo.
El significado de la obra es muy sencillo: Dios lo ve todo, especialmente los Pecados Capitales, y la visión divina será crucial a la hora
de la muerte y el Juicio Final, pudiendo conducir al alma a la Gloria o al Infierno.

“La extracción de la piedra de la locura”.

Parece ser que El Bosco era un hombre preocupado por los avances de la ciencia (sobre todo en lo que se refiere a la locura).Esta
tabla de El Bosco resulta particularmente hilarante en el tratamiento del tema. La Extracción de la Piedra de la Locura era una
supuesta operación quirúrgica realizada durante la Edad Media. Según los testimonios escritos, consistía en la extirpación de una
piedra que causaba la necedad en el hombre, la suprema estupidez. Los testimonios dan a entender que algunos casos que
realmente se ejecutaron tenían el carácter de una lobotomía. En la práctica más frecuente, esta extracción era un rito simbólico que
el curandero realizaba sobre el paciente, para curarle de la estulticia. El Bosco plantea la escena en un círculo, rodeado por una
leyenda en hermosos caracteres góticos: "Maestro, quíteme la piedra, me llamo Lubbert Das". Este nombre es un tópico en la cultura
neerlandesa para designar al culmen de la estupidez humana. Además, el personaje que le opera lleva en la cabeza un embudo, tal
vez alegoría de la locura, y está acompañado por dos religiosos, un clérigo y una monja, que lleva sobre su cabeza un libro cerrado;
esto nos inclina a pensar que sean alegorías de la superstición y la ignorancia, de la cual se acusaba frecuentemente al clero. Este
tema, unido al formato circular que podría remitir al de un espejo, parecen arrojar al mundo la imagen de su propia estupidez al
desear tan erróneamente superarla. Por cierto, que la piedra del tema no es tal, sino que de la frente del gordo campesino sale una
flor, similar a la que yace sobre la mesa del "médico". Estamos ante un cuadro totalmente irónico, donde la escena del paisaje es
magnífica.
“El jardín de las delicias”.

Se trata de un tríptico. El Bosco emplea un punto de vista altísimo, lo que le permite situar a muchas figuras de personajes con
figuras estilizadas sobre un verde campo. También pinta gran número de elementos imaginarios y simbólicos (bolas con ramas,
castillos fantásticos, esferas transparentes, etc.)

En la tabla izquierda El Bosco muestra el paraíso terrenal en que aparecen Dios, Adán desnudo sentado y Eva arrodillada.

En la tabla derecha aparece el Infierno, representado mediante tonos oscuros, sobre todo en la parte superior. En la inferior, los
pecadores son sometidos por distintos diablillos.

En la tabla central se representan escenas deliberadamente sexuales. El erotismo aparece bastante explícito mediante la presencia
de muchos personajes desnudos enmarañados en distintas actitudes.

El tríptico cerrado y abierto es una alegoría completa del origen y fin del mundo: cerrado muestra una de las primeras escenas del
Génesis, la creación del mundo vegetal, origen de la vida; por el contrario, abierto enseña la Creación completa en la puerta
izquierda, el Infierno en la derecha, y en el centro las más variadas formas de la sensualidad, que presumiblemente conforman la
vida terrenal. Leído de principio al fin, narra la historia de la caída del género humano, sin posibilidad de redención, puesto que no
existen las figuras divinas de Cristo o María, ni tampoco la elección de los benditos para vivir en la Gracia de Dios tras el Juicio Final.
El mundo, los mundos que presenta el Bosco no tienen nada que ver con la realidad, ni con la comprensión humana. Es uno de los
primeros genios de la historia del arte que introduce en sus imágenes el componente onírico que supera la realidad consciente. La
fantasía, el humor, la crítica vitriólica saturan esta imagen cruda del ser humano, que se precipita en el infierno con cada uno de sus
actos. El Bosco puebla sus paisajes con monstruos, plantas antropomorfas, objetos imposibles. El ser humano, desnudo ante sus
actos, es poco más que un gusano diminuto pululando entre ambientes misteriosos. Las encarnaciones de la sensualidad son
deslumbrantes por su variedad: la música, el amor, el juego, la bebida, incluso el aprendizaje y el conocimiento. En el infierno, el
sueño-pesadilla se disloca: orejas de las que emergen cuchillos, demonios con bocas dentadas en el vientre, escaleras que no llevan a
ningún sitio y, entre todo ello, los cuerpos de los pecadores que están siendo despedazados por los demonios y sus máquinas
infernales. La técnica minuciosa de El Bosco está directamente relacionada con la pintura de su época y los avances con el óleo. Pero
su forma de componer y situar las figuras en el espacio, así como su interpretación de un tema clásico de la pintura religiosa, no
tienen nada en común con los otros pintores de su entorno. Se ha tratado de justificar esta particular iconografía a través de la
enseñanza de una secta herética del momento, llamada "del libre espíritu", aunque no está aclarada la pertenencia de El Bosco a la
misma. Podría haber entresacado los motivos directamente de textos escolásticos, concretamente de los comentarios de San Agustín
y San Gregorio a pasajes del Antiguo Testamento.
“El carro de heno”.

De nuevo se trata de un tríptico. En la tabla central se representa un proverbio popular flamenco: la vida es un carro de heno y cada
cual toma todo lo que puede de él. El heno representa las riquezas temporales (que se acaban) y son objeto de la codicia
generalizada, tanto de ricos como de pobres.

Durante la Edad Media fueron abundantes las Cofradías religiosas, que además ostentaban un gran poder sobre la administración de
la ciudad. En 1486 El Bosco, autor de esta tabla, se implicó en la Cofradía de Nuestra Señora, relacionada con otra Cofradía de su
ciudad natal llamada los Hermanos de la Vida en Común, más ascética aún, vigente desde finales del XIV. Sus ideales atacaban
ferozmente la situación clerical, que se hundía en la corrupción, la simonía y la prevaricación. Los placeres que el clero disfrutaba sin
ningún recato eran considerados por los Hermanos como el camino hacia el Infierno. Si consideramos la imagen que ofrece el tríptico
cerrado, tenemos la visión del Camino de la Vida, el auténtico ideal de los cofrades. Abierto, se encuentra aquello que más
repudiaban, que se puede registrar en el proverbio flamenco que reza: "El mundo es un carro de heno, del cual cada uno toma lo que
puede", un heno carente de valor y por el cual diversos personajes pelean y se dan muerte. Todo tipo de personas se agolpa junto al
carro, y desde el Papa a los más plebeyos arrancan los puñados de paja. Es una aplastante sátira de un mundo que ha abandonado a
Dios.

Es una representación de la avaricia en la que el carro es el objeto que la representa. Se acercan a él gentes de todos los grupos
sociales. El Bosco se muestra especialmente en esta obra como un pintor moralista teñido de ironía.

También podría gustarte