Está en la página 1de 5

Testimonio de la pasantía en EL Emilio

Noviembre 10 a Diciembre 11 de 2011

Fabio Moreno
Cosquín, Sede del Centro Terapéutico El Emilio
Domingo 11 de diciembre de 2011

En primer lugar agradezco nuevamente a César, al equipo terapéutico y staff y a los


residentes por las experiencias que compartimos durante este mes de trabajo. Siento que
haber trabajado con ustedes ha venido siendo una experiencia significativa y valiosa tanto a
nivel personal como en mi formación profesional como psicólogo y terapeuta. Considero
igualmente importante y valioso para todos que se me brinde este espacio de expresión y
que sea de interés mi testimonio y evaluación de mi experiencia en la institución.

Si bien resulto una buena nueva experiencia en el acompañamiento terapéutico haber


realizado las guardias, lo que mas fascinación y relevancia tiene para mí son los espacios de
terapia personal y de terapia grupal, y es lo que me conmueve más y en lo que mas atención
he podido irradiar aquí con los residentes a quienes pude detenerme a escuchar y asesorar
anímicamente en algunas ocasiones en las guardias y en los grupos de los martes y
miércoles en que pude participar en estas semanas.

He pasado por El Emilio en medio de una importante transición que tiene como antecedente
principal el allanamiento ocurrido la noche del domingo 21 de agosto, aunque quizá un
evento tal puede interpretarse como un síntoma de un proceso que venía gestándose de más
atrás. Y que tiene para mi un signo visible de lo nuevo la llegada de Juan Sebastián, así
como el final de la “oleada” de retiros (tanto del staff como de los residentes) que irá hasta
fin de año.

Cuando yo llego a la institución se está presentando una conscientización colectiva de que


el orden o mas bien des-orden que prevalece es inaceptable y se requieren cambios. Ese
des-orden se está manifestando en situaciones de la cotidianidad donde los residentes
perciben que no hay unanimidad entre los abordajes que tienen con ellos los miembros de
staff. Se manifiestan, en ese momento, por ruidos con los insumos para cocinar (el azucar,
la levadura), en percepciones o impresiones de incoherencia al interior del equipo
terapéutico, percibidas tanto por los residentes como por los mismos miembros del equipo,
y esto a su vez genera otras turbulencias como que los residentes avancen por sobre los
márgenes que por estructura se deberían mantener, avanzando a través de actos
“autónomos” independientes de los horarios, realización de las actividades o reglas de
convivencia, así como gestos de control y tensión (como el ocurrido entre Billy y Emiliano
por una ración de pan), al igual que en términos de permisos y pedidos en los cuales no hay
una verdadera comunicación al ser presentados o cuando se les da respuesta.

También vino saliendo a la luz una serie de inconformidades respecto a los convenios o
acuerdos preliminares de ingreso, por partes especialmente de Emiliano y de Daniel, que
venía generando en ellos resentimientos, malestar y críticas, y por parte del director y del
equipo interpretaciones tanto acertadas como a veces sustentadas en prejuzgamientos
basados en la idea de que mucho o todo lo que dicen y hacen los adictos es sospechoso y
sintomático, o que a priori debe conservarse una jerarquía de poder y opinión dentro de la
comunidad terapéutica..

Sobre los prejuzgamientos claramente estoy en desacuerdo y este uno de los motivos que
me distancian de la vida en una comunidad terapéutica enfocada de este modo. Es una
mirada con la no concuerdo y que incluso los mismos residentes expresaron en grupos y es
al de que son locos o enfermos, o que se les llame o ellos mismo se llamen adictos (yo creo
que muy propiciada por informaciones y sugestiones que les han inculcado en otros lugares
y tratamientos). Es cierto que en los tratamientos tradicionales como el de los 12 pasos de
AA lo primero es reconocer que hay un problema pero esto es diferente a trazar una
identidad como soy un enfermo o soy un loco. Para mi las personas deben ser consideras
precisamente como personas, personas que si puede que tengan un problema o una
enfermedad pero eso no las define. Y aunque parezca profesional, objetivo o teóricamente
correcto no lo es de hecho, y si hablamos como se dice en la página web, de dar
protagonismo absoluto a la persona en su proceso de cambio, es incongruente y
contrario que a las personas se les prejuzgue, analice o trate afectiva ni clínicamente así.

Continuo con la guía de la página web para contrastar mi experiencia y con disonancias que
de no armonizarse aún gestarán en tiempos venideros crisis dentro de la comunidad
terapéutica o el Proyecto como la ocurrida recientemente.

Dice lo siguiente:
“Nuestro modelo tiene el objetivo fundamental de promover la integración de la
Comunidad Terapéutica tradicional con alternativas naturales y culturales de prevención
y abordaje de situaciones asociadas al consumo de drogas.”

Del concepto de comunidad terapéutica todavía queda en mi perspectiva mucho por


repensar, pero esto se hace difícil si se pretende conservar e incluso reforzar un esquema
jerárquico y de control. Por definición la comunidad terapéutica tendría que ser horizontal
y circular, y entender que la comunidad terapéutica son todos los partícipes del proceso y
de la institución distinguiendo eso sí los roles y responsabilidades de cada uno. La vida de
una comunidad terapéutica dependería mucho de la Asamblea permanente, del Círculo del
que deben participar todos. Esto puede incluir la existencia de un equipo terapéutico que
tiene sus propias reuniones y sus propios procesos de auto-revisión y estudio, pero la vida
de la comunidad debería contemplarse y decidirse en comunidad d manera horizontal y
circular.

Por ejemplo, sería a mi modo de ver de una inmensa potencia que toda la comunidad reciba
y valore a un aspirante a residir en la Casa y a su familia, sabiendo que hay una
responsabilidad profesional en el tipo de valoración clínica que pueden hacer los miembros
del equipo, pero de la que sean partícipes todas las personas. Eso es hacer y vivir en
comunidad. Y creo que eso concuerda mucho más con la vida de las comunidades nativas.
Ejemplos conocidos las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, o
las comunidades nativas americanas en el Sur del actual territorio de EEUU.
En la sección Características plantea lo siguiente:
“Contempla la dimensión espiritual: aborda las situaciones asociadas al consumo de
sustancias desde una perspectiva integral que trabaja sobre los aspectos físicos,
emocionales, sociales y espirituales.”

Para mi esto aún no es real ni actual en el Proyecto. La posibilidad de la asistencia a las


dietas y que en César, como gestor y director, esté viva una serie de experiencias y
percepciones de orden espiritual no significa que en realidad aquí se este presentando un
abordaje que contemple la o una visión espiritual.
La cotidianidad es el ejemplo mas claro de esto. Los único espacios realmente con énfasis
espiritual son las meditaciones y no tienen ninguna guía especial. El Chi Kun aunque puede
tener relación es realmente vivido como una actividad bioenergética y de conocimiento del
cuerpo, e incluso como relajación, no necesariamente espiritual.

Por ejemplo no hay actividades de musicoterapia ambiental que se podrían implementar a


diario con música ambiental de ondas meditativas. Talleres de elaboración de instrunentos
musicales. Talleres de elaboración de máscaras. Psicodramas.

Charlas informativas y proyección de películas (cine-foro) sobre:


mitologías y cosmovisiones aborígenes.
Raja Yoga
Vipassana

Mayor dedicación (más horas diarias) y atención al proceso personal de las meditaciones.

Si bien en la definición del Emilio se habla de un trabajo inspirado en la filosofía de los


pueblos originarios, la utilización de plantas de la serranía cordobesa y el libro de Jean
Jacques Rousseau, en mi paso por la institución nunca recibí información ni participe de
ninguna conversación acera de la cultura y sabiduría de alguna etnia americana, ni
tampoco leí ningún texto ni comentamos ningún texto de Rousseau con el equipo ni con los
residentes. Considero que además de darle una mayor coherencia sería en primer lugar
motivo de mucha inspiración y orientación para todos el conocer y dialogar mas acerca de
la filosofía de los pueblos originarios, la obra de Rousseau no la conozco tanto para
recomendarla pero no la consideraría igual de pertinente y actual.

El otro ejemplo claro de esta disonancia de una no-comprensión desde lo espiritual son
los referentes de las discusiones de equipo que han sido en las que estuve presente 100% de
orden clínico psicológico, psicoanalítico, psicopatologico, psico-farmacológico o de
prejuicios e interpretaciones provenientes de la heurística, es decir por la experiencia de
César tanto como consumidor, como de sus tratamientos y en general del mundo de los
tratamientos en adicciones, como también es el caso de la experiencia clínica de Gustavo, si
no por las particulares visiones de lo humano que hay en la historia de cada uno y que a
veces, en ocasiones, valen más que la buena fe, el sentido común, o un soporte empírico.
Creo que a excepción de David y el breve tiempo que pasé en el equipo no hay ninguna
persona que realmente parta de una visión espiritual-antropológica de las personas o de las
adicciones.
En este sentido les recomiendo mucho revisar y estudiar la página MindSurf, que les brinda
una abordaje espiritual-cultural-biológico de los diferentes consumos de sustancias dentro
de un panorama energético (sistema de chakras) y de evolución de la conciencia. Así
mismo en los textos de Takiwasi ya se avisora un modelo que puede ser de todo el interés
de un equipo que realmente quiera tender a una visión psico-espiritual de las adicciones, y
mas que todo de una visión antropológica que integre estas dimensiones. Un verdadero
equipo clínico hace investigación y considero que esta sería la línea de investigación ideal
en esta institución, cómo entender desde una dimensión espiritual a los seres humanos,
cómo entender el consumo excesivo o abusivo de sustancias desde un enfoque espiritual.

Sobre el objetivo dice lo siguiente:


“Nuestro modelo tiene el objetivo fundamental de promover la integración de la
Comunidad Terapéutica tradicional con alternativas naturales y culturales de prevención y
abordaje de situaciones asociadas al consumo de drogas.”

Esta es una cuestión clave muy importante en el porvenir del Proyecto, desde la primera
instancia de las valoraciones hasta los proceso de reinserción y acompañamiento. ¿El
Emilio o el modelo de tratamiento pretende especialmente alcanzar esa configuración de
comunidad, terapéutica?, ¿abordar y prevenir el consumo de sustancias? En mi experiencia
la tendencia es más allá y eso creo que puede significar eventualmente un replanteamiento
de la identidad de la institución que actualmente se centra en las adiciones como núcleo
temático.
Ya está expresándose en el saber de los residentes algo diferente, algo más allá. Que el
cuento aquí esta mas allá del consumo de sustancias, de las adicciones. Que incluso ese es
un aspecto secundario del proceso que se realiza aquí. Hay un algo mas que es VIVIR
BIEN, SER PESONA, eso es lo que se convierte en prioritario y que una comunidad
terapéutica no solo debe contener o curar adicciones sino ser la matriz de nuevas formas
de vida, de personas que quieren vivir de nuevas formas que sean mas alegres, más
conscientes de si mismas y más constructivas. Miren como va coincidiendo esto con la
necesidad de avanzar en la COMPRENSIÓN Y ABORDAJE ESPIRITUAL, y como juega
esto de forma mucho más acorde con la Sabiduría y Visión de las Plantas de Visión y Poder
como el YAGE y la HUACHUMA, con el Conocimiento y Medicina que nos ofrecen los
curanderos y abuelos del Amazonas, y los maestros y guías de las culturas nativas.

Saludo cordial,

Fabio Moreno

También podría gustarte