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INTRODUCCIÓN:

La inteligencia emocional es un concepto definido por Mayer, citado de un estudio de Martínez,


como "una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de
los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se puede usar
esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento". Según el libro
de Goleman titulado Inteligencia Emocional, que clasifica la inteligencia emocional desde distintos
puntos, la capacidad de motivarse a uno mismo sería un muy buen ejemplo para lograr una
estabilidad emocional plena.

Las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la
memoria y la capacidad para resolver cognitivos, sin embargo Edward L. Thorndike, en 1920,
utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras
personas.1 En 1940, David Wechsler describió la influencia de factores no intelectivos sobre el
comportamiento inteligente y sostuvo, además, que los test de inteligencia no serían completos
hasta que no se pudieran describir adecuadamente estos factores.2

Desafortunadamente, el trabajo de estos autores pasó desapercibido durante mucho tiempo hasta
que, en 1983, Howard Gardner, en su libro Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica,3
introdujo la idea de que los indicadores de inteligencia, como el cociente intelectual, no explican
plenamente la capacidad cognitiva, porque no tienen en cuenta ni la “inteligencia interpersonal”
(la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) ni la
“inteligencia intrapersonal” (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los
sentimientos, temores y motivaciones propios).

El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a Wayne Payen, citado
en su tesis doctoral Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inteligencia emocional
(1985).5 Sin embargo, esta expresión ya había aparecido antes en textos de Beldoch (1964) ,6 y
Leuner (1966).7 Stanley Greenspan también propuso un modelo de inteligencia emocional en
1989, al igual que Peter Salovey y John D. Mayer.8

La relevancia de las emociones en el mundo laboral y la investigación sobre el tema siguió


ganando impulso, pero no fue hasta la publicación en 1995 del célebre libro de Daniel Goleman,
Inteligencia emocional, cuando se popularizó.9 En ese año, la revista Time fue el primer medio de
comunicación de masas interesado en la IE y Nancy Gibbs publicó un artículo sobre el texto de
Goleman.

El éxito de ventas del libro de Goleman aumentó la difusión popular del término inteligencia
emocional hasta límites insospechados, haciéndose muy popular en forma de artículos en
periódicos y revistas, tiras cómicas, 10 programas educativos, cursos de formación para empresas,
juguetes, 11 o resúmenes divulgativos de los propios libros de Goleman.

Quice conocer acerca de mi nivel de inteligencia emocional, entonces realicé un test que encontré
en la web a continuación describo lo sucedido

Test de inteligencia emocional


El término Inteligencia Emocional (IE) se refiere a la capacidad humana de sentir, entender,
controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Inteligencia Emocional
no significa ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas hacia estados positivos.

La IE es una herramienta que abarca todas las áreas de la vida. Tiene diversas funciones prácticas
que son útiles para diferentes áreas fundamentales de nuestra vida:

Es la base de nuestro bienestar psicológico, ayudando al desarrollo armónico y equilibrado de


nuestra personalidad.

Contribuye a nuestra buena salud física, disminuyendo o eliminando malestares psicosomáticos


intrusivos y previniendo enfermedades producidas por desequilibrios emocionales permanentes
como la ansiedad, tristeza, angustia, miedo, ira, irritabilidad, etc.

Favorece nuestro entusiasmo y motivación a movernos o acercarnos hacia lo agradable y alejarnos


de lo desagradable.

Nos permite un mejor desarrollo de nuestras relaciones con las personas, tanto en el área
afectiva-familiar, como en la social y laboral-profesional. En este último apartado, una alta IE es
sinónimo de llevar a un nivel óptimo la relación entre las personas: determina qué tipo de relación
mantendremos con nuestros subordinados (liderazgo), con nuestros superiores (adaptabilidad) o
con nuestros compañeros (trabajo en equipo). Las emociones determinan cómo respondemos,
nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos en el trabajo.

Un alta IE implica tener facilidad para tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los
sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo,
acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, lo cual
nos brindará más posibilidades de desarrollo personal.

Las personas que poseen una elevada IE suelen ser socialmente equilibradas, extravertidas,
alegres, poco predispuestas a la timidez y a darle vueltas a sus preocupaciones. Demuestran estar
dotadas de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, suelen
adoptar responsabilidades, mantienen una visión ética de la vida, son afables y cariñosas en sus
relaciones. Su vida emocional es rica y apropiada, se sienten a gusto consigo mismas, con sus
semejantes y con el entorno social en el que viven, además tienen visión positiva de ellas mismas y
superan mucho antes y mejor los reveses de la vida.

Hemos preparado este test que evalúa la Inteligencia Emocional en las personas para que puedas
evaluar con toda fiabilidad cuáles son tus puntos fuertes y tus puntos débiles en este sentido. El
test evalúa cinco categorías básicas:

Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo).


Autocontrol emocional (o autorregulación).

Automotivación (incluye la autoestima).

Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía).

Relaciones interpersonales (incluye habilidades sociales, asertividad y resolución de conflictos).

Responde a todas las preguntas con sinceridad. Si en alguna pregunta crees que no hay ninguna
respuesta que corresponda exactamente con tu comportamiento, escoge la más parecida. Este
test sólo ofrece orientación y carece de valor diagnóstico.

1. Si estoy pasando por un mal momento y me siento desanimado/a:

Pierdo el apetito y se me hace un nudo en el estómago.

Procuro que mi cuerpo tenga una alimentación sana y equilibrada.

Como más de lo debido, sobre todo caprichos.

2. Voy a comprar y dispongo de bastante dinero:

Sólo gasto lo que tenía pensado.

Me permito algún capricho extra, pero no más de uno o dos.

Compro más de lo que realmente necesito.

3. Un amigo/a me ha atacado injustamente:

Por la noche todavía sufro por ello.

Pienso en la manera de devolverle su mal trato conmigo.

4. Me olvido y me dedico a otras cosas.

Delante de los hijos, los padres, en relación con sus propios errores deben:

Ocultarlos.

Reconocerlos.

No reconocerlos claramente, pero admitir que los adultos también cometen errores.

5. Cuando una persona me inspira algún sentimiento importante:


Suelo decírselo.

Me guardo la opinión para mí solo/a.

Me cuesta muchísimo decírselo, sólo lo hago en pocas ocasiones.

6. Cuando tengo que esperar mi turno haciendo cola:

Aguardo con paciencia, es algo que se tiene que asumir en ocasiones.

Suelo impacientarme rápidamente.

7. Mi conciencia:

Me avisa cuando cometo un gran error.

Es una "pelmaza" permanente.

Realiza su trabajo desde hace mucho tiempo.

8. Tus amigos alaban una película que a ti te ha parecido mala o aburrida:

Me guardo mi opinión para no entrar en discusiones sin sentido.

Les contradigo sin temor, aunque me tachen de raro.

9. Ante situaciones nuevas e inesperadas:

Analizo la situación e intento adaptarme poco a poco a la novedad.

Me suelo bloquear y no sé qué hacer.

Tengo cierto miedo a lo desconocido, pero intento enfrentarme cómo puedo.

10. ¿Sabes detectar los sentimientos de los demás?

No es algo que me quite el sueño, espero que sean los demás que las expresen abiertamente.

Generalmente sintonizo muy bien con las emociones de los que me rodean.

Lo intento y algunas veces no consigo acertar.

11. Cuando hay un desacuerdo en el trabajo o en la familia, pareja, etc.


Hay que hacer lo posible para alcanzar un acuerdo.

Evito los conflictos y me voy hasta que el ambiente se relaje.

Intento arbitrar respetando la opinión de cada uno.

12. Cuando estoy colérico o irritado:

Me reprimo para no explotar sin control y crear malestar en los demás.

Lo expreso sin temor rápidamente para que no se me quede dentro.

Lo expreso intentando siempre no ofender a los que me rodean.

13. Mi estado de ánimo:

Sufre altibajos con frecuencia.

Normalmente es estable.

14. Cuando algo me sale mal:

A menudo me siento responsable y culpable.

Pienso que he tenido un mal día y que en otra ocasión lo haré mejor, no le doy más vueltas.

Sopeso si ha sido por mi culpa o no, sólo me siento culpable si veo claro que soy responsable.

15. Cuando una tarea no me interesa:

Intento realizarla igualmente lo mejor posible.

No puedo evitar ver todos sus aspectos negativos.

Me mantengo al margen, lo hago y ya está, pero seguramente no me saldrá del todo bien.

16. Cuando te hacen sugerencias sobre aspectos que debes cambiar:

Lo admites solamente si provienen de personas muy cercanas a ti.

Agradeces que te hagan sugerencias, es una forma de mejorar.

Crees que detrás de la mayoría de las críticas se esconde una mala intención.

17. Estás en un apuro y necesitas la ayuda de alguien:


Expones a la persona más cercana en ese momento lo que te ocurre y le pides que te ayude.

Acudes a alguien y le cuentas lo que te ocurre, pero esperas a que él se ofrezca a ayudarte.

No sueles pedir ayuda, te cuesta pedir favores y expresar abiertamente lo que necesitas.

18. Los problemas de los demás:

No me afectan en exceso.

Me afectan mucho.

Depende de la cercanía de la persona, me afectan o no.

19. Cuando tengo que trabajar en un grupo:

Sé conducir el grupo y no me afectan en exceso las críticas de los demás.

Prefiero pasar desapercibido/a con, pues soy muy sensible a los comentarios ajenos.

Me mantengo neutral, si es preciso hablo y expongo mi opinión, pero no me gusta conducir el


grupo.

20. Dos compañeros empiezan a levantar el tono de voz en una conversación:

Medio para tranquilizarlos y calmar el ambiente.

Prefiero mantenerme a distancia de dicha discusión.

Intento suavizar el ambiente con una broma.

21. Cuando me encuentro grandes dificultades:

Me hundo y no pienso con claridad.

Saco todo mi potencial para superarlas, aunque luego me venga algo de "bajón".

Las dificultades son un reto en la vida para crecer y hay que seguir.

22. Me siento solo/a:


A menudo.

Nunca o casi nunca.

Sólo a veces.

23. Cuando voy a una fiesta:

Me gusta hablar con mucha gente y contar historias divertidas.

Me relaciono principalmente con mis amigos íntimos y nada más.

No me gusta ir a fiestas, prefiero estar solo/a.

24. Cuando alguien quiere hablar conmigo:

Le escuchó con atención aunque de rodeos antes de explicarme lo principal.

Le animo todo lo posible a ir directo al grano.

25. Mi forma de actuar es:

Casi siempre actúo rápidamente y no pienso las cosas tanto como debería.

Soy más bien reflexivo/a, pienso bastante antes de actuar.

No me considero ni especialmente impulsivo/a ni reflexivo/a, depende de la situación.

26. Estás con un grupo de amigos y empiezan a hacer bromas sobre ti:

Te ríes con ellos, tengo mucho sentido del humor.

Respondes agresivamente y lo tomas como algo personal contra ti.

No te gusta que tomen tus cosas en broma, pero les haces ver que no te afecta.

27. En tu nuevo trabajo te das cuenta que tus compañeros no cuentan contigo para ir a tomar
algo con ellos:

Cuando tengan más confianza seguramente me lo pedirán.

Piensas que pueden estar ofendidos contigo por algo que hayas hecho mal.

No esperas a que te lo pidan, lo sugieres tú abiertamente.


28. Me entusiasmo fácilmente ante cualquier cosa:

No, todo lo contrario.

Sólo si veo que aquello es verdaderamente interesante para mí.

Soy una persona que me entusiasmo por las cosas con facilidad.

29. En tu trabajo se incorpora un compañero que tiene fama de aprovecharse de los demás:

Antes de sacar conclusiones te aseguras de que realmente es cierto.

Intentas convertirte en su confidente para descubrir si es realmente como dicen.

Te relacionas lo menos posible con él.

30. Alguien en quien tú confías y aprecias te ha defraudado:

Intentas perdonar y darle otra oportunidad, ya que todos cometemos errores.

Te resulta imposible darle otra oportunidad.

Le das otra oportunidad, pero lo que ha ocurrido no se te olvida nunca.

31. Le doy muchas vueltas a las cosas, incluso a temas sin importancia.

Sí, a menudo.

No, nunca o casi nunca.

Sólo me preocupo de las cosas importantes de verdad.

32. Cuando una situación me produce malestar:

Suelo buscar excusas para evitarla a toda costa.

La enfrento, es la única forma de superar los miedos.

33. Me cuesta decir que no.

Sí, es cierto.

No, no me cuesta.

Sólo a veces.
34. Lo que los demás piensan de mí:

En realidad me preocupa y me afecta, aunque no lo diga abiertamente.

No me interesa en absoluto.

Sólo me interesa la opinión de las personas muy cercanas a mi (familia y amigos íntimos).

35. Ante los desconocidos:

Me gusta mostrar una expresión alegre.

Muestro una expresión de seriedad y desconfianza.

36. ¿Te invaden sentimientos de culpabilidad?

Nunca o casi nunca.

Sí, a menudo.

Sólo a veces.

37. Pienso que tres de las principales cualidades que se debe inculcar a los hijos:

Obediencia, poder de concentración, disciplina.

Educación, capacidad de aprendizaje, alegría.

Ambición, ganas de superación, ilusión.

38. Cuando debo tomar una decisión importante:

Lo hago y me hago responsable de las posibles consecuencias que de ella se deriven.

Pido consejo continuamente a gente de mí alrededor, pues no acabo de confiar en mis propias
decisiones.

Si no tengo más remedio tomo la decisión, aunque no me agrada demasiado.

39. A menudo renuncio a hacer cosas porque temo no hacerlas bien.

Sí, es cierto.

No, no es cierto.
40. Hago lo posible para complacer a los demás, incluso a quienes no me gustan.

Sí, es cierto.

No, no es cierto.

41. Me siento triste y abatido/a:

Sí, a menudo.

Sólo a veces.

No, casi nunca.

42. Me he presentado a una entrevista de trabajo y todo y prometerme que me llamarían en


breve, no lo han hecho:

Eso es que no les gusto, que no contesté lo que debía ni me comporté como hubiera sido
deseable.

Si no me llaman ellos se lo pierden, sé que soy un candidato/a ideal.

Quizás todavía no han tomado una decisión, de todas formas sólo es un trabajo, encontraré otro.

43. Cuando me siento triste o deprimido:

Siempre sé el motivo que causa esta sensación en mí en algún momento puntual.

A menudo me siento así sin saber por qué.

Casi nunca me siento deprimido.

44. Mis propias emociones:

A menudo me superan.

Las reconozco fácilmente y las controlo.

Las respuestas a este test en mi caso fueron las siguientes:

Resultados del test de inteligencia emocional


Tu percentil de Inteligencia Emocional es del 33%. El percentil es una medida que permite
comparar individuos dentro de una población y significa que en tu caso, el 33% de la población
tiene un nivel de inteligencia emocional inferior al tuyo. Así, cuanto mayor sea este valor, más por
encima estamos de la media. La mayoría de las personas se encuentran dentro del tramo que
oscila entre el 40% y el 60%

A continuación te detallamos los resultados obtenidos en el test de inteligencia emocional para


cada uno de las siguientes áreas evaluadas:

Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo)

Autocontrol emocional (o autorregulación)

Automotivación (incluye la autoestima)

Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía)

Relaciones interpersonales (incluye habilidades sociales, asertividad y resolución de conflictos).

Autoconocimiento.

Se refiere al conocimiento de nuestras propias emociones y cómo nos afectan. En muy importante
conocer el modo en el que nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento, cuáles
son nuestras virtudes y nuestros puntos débiles. Nos sorprenderíamos al saber cuan poco
sabemos de nosotros mismos. En este concepto encontramos la clave de la Inteligencia Emocional,
ya que el buen conocimiento de nuestras propias emociones, justo en el momento en que están
ocurriendo, hará que podamos controlarlas, evitando de este modo que quedemos a su merced,
es decir, gracias a este autoconocimiento emocional nos encaminamos a otro elemento esencial
que es la capacidad de desembarazarse de los estados de ánimo negativos.

Tu puntuación en esta área es de 7, que se encuentra dentro del rango bajo (0-7)

Has obtenido una puntuación bastante baja en este apartado, de lo que se desprende que eres
una persona "atrapada" en tus propias emociones. No percibes siempre correctamente las
diferencias entre las emociones. Puede que en situaciones de gran estrés no distingas entre la ira y
el miedo. Esto implica que además careces de empatía (la capacidad de entender las emociones de
los demás), ya que al no reconocer e identificar las tuyas propias, tampoco lo puedes hacer de
forma acertada con las ajenas.
Autocontrol emocional (o autorregulación).

El autocontrol emocional nos permite no dejarnos llevar por los sentimientos del momento. Es
saber reconocer qué es pasajero en una crisis y qué perdura. Es posible que nos enfademos con
nuestra pareja, pero si nos dejásemos siempre llevar por el calor del momento estaríamos
continuamente actuando irresponsablemente y luego pidiendo perdón por ello. ¿Quién no ha
estado alguna vez enfadado? Seguramente todos habéis sentido en algún momento esta emoción
porque razones para estar enfadados siempre hay, aunque ya veremos que éstas pocas veces son
buenas.

Tu puntuación en esta área es de 10, que se encuentra dentro del rango bajo (0-10)

Las personas que no poseen esta habilidad demasiado desarrollada, como es tu caso, caen a
menudo en estados de inseguridad, mientras que los que tienen un buen control emocional
tienden a recuperarse más rápidamente de los contratiempos de la vida.

El enfado parece ser el estado de ánimo más persistente y difícil de controlar, ya que nuestros
pensamientos internos nos van a dar siempre una variedad de argumentos convincentes para
justificar el hecho de poder descargar este enojo sobre alguien. Piensa que cuantas más vueltas le
demos a aquello que ha suscitado nuestro enfado, más razones y justificaciones encontraremos
para seguir enfadados.

Otra de las emociones negativas que deberías controlar mejor es la tristeza, aunque no debemos
olvidar que este estado de ánimo, al igual que cualquier otro, tiene sus facetas positivas, siempre y
cuando no se convierta en un estado que interfiere con su vida. Así, por ejemplo, ante una pérdida
irreparable, la tristeza nos aporta un refugio reflexivo que nos lleva a un período de retiro y de
duelo necesarios para asimilar nuestra pérdida, ayudándonos a restablecernos y seguir adelante.

Si como decíamos, esto se convierte en una obsesión para ti, la preocupación por aquello que nos
deprime sólo servirá para que se agudice y prolongue más esta depresión. Hay estudios que
demuestran que las personas deprimidas, tras un hecho traumático, incrementan sus
pensamientos negativos, al contrario que los no depresivos. De modo que una de las cosas que
tendremos que hacer también en este caso será la distracción, para poner fin a estos
pensamientos.

Automotivación (incluye autoestima)

Significa saber dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar
nuestra atención en las metas en lugar de en los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de
optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de forma positiva ante
los contratiempos.
Tu puntuación en esta área es de 9, que se encuentra dentro del rango bajo (0-10)

Has obtenido una puntuación algo baja en este apartado. Debes saber que un aspecto esencial si
queremos lograr nuestro objetivo es no fijar nuestra atención en los obstáculos, sino en cómo
superarlos. De nada nos sirve una mente inteligente si antes el primer obstáculo nos
derrumbamos porque las cosas no van como desearíamos que fuesen.

Si nos paramos a pensar en la ansiedad o preocupación nos encontramos con una paradoja: la
misma excitación e interés para hacer bien un examen motiva a algunos estudiantes a prepararse
y estudiar para la ocasión, a la vez que puede sabotear a otros (en este caso el nivel de excitación
o ansiedad estará interfiriendo con su pensamiento).

Debemos ser cautelosos con esto, porque puede llegar a producirse una profecía auto cumplida,
es decir, cuanto más preocupados estemos por suspender un examen, más interferirá esta
preocupación con nuestro pensamiento, haciendo que seamos menos capaces de pensar con
claridad y buscar la opción correcta (es lo que pasa cuando vas a hacer un examen y justo antes de
repartirlo te quedas en blanco, en este momento tu nivel de ansiedad está interfiriendo con el
perfecto funcionamiento de tu pensamiento).

La automotivación se encuentra estrechamente ligada a la autoestima personal. Por lo general


tienes poca confianza en la calidad de tus recursos personales. Frente a los fracasos sueles dudar
de ti mismo/a y de tus capacidades. Tu tendencia se inclina a sentir un cierto pesimismo en vez de
intentar superar los obstáculos, o pasar a otra cosa más alternativa que te ayude a dejar los
problemas atrás. Cuando intercambias opiniones con otras personas, fácilmente tiendes a poner
en duda tus propias convicciones. Prefieres posicionarte con la mayoría cuando estás en un grupo.
Defender un punto de vista minoritario o impopular representa para ti una gran dificultad.

Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía)

Las relaciones sociales se basan muchas veces en saber interpretar las señales que los demás
emiten de forma inconsciente y que a menudo son no verbales. El reconocer las emociones ajenas,
aquello que los demás sienten y que se puede expresar por la expresión de la cara, por un gesto,
por una mala contestación, nos puede ayudar a establecer lazos más reales y duraderos con las
personas de nuestro entorno. No en vano, el reconocer las emociones ajenas es el primer paso
para entenderlas e identificarnos con ellas.

Tu puntuación en esta área es de 7, que se encuentra dentro del rango medio (4-9)
Eres una persona con una buena capacidad para empatizar con los demás. La empatía es una
característica personal que nos permite saber lo que sienten los demás y cuya clave está en captar
los mensajes no verbales (así, por un lado tenemos que la mente racional se transmite a través de
las palabras y, por otro, que la mente emocional se transmite a través del lenguaje no verbal).

Algunos estudios han demostrado que lo que nos está realmente influyendo cuando recibimos un
mensaje no es tanto el qué se transmite (el contenido del mensaje), sino el cómo se está
transmitiendo (la forma de hacerlo), ya que es aquí, en el cómo, donde se perciben el tono de voz,
timbre, gestos... que se captan de una forma inconsciente (seguramente alguna vez habéis dicho
eso de "no sé por qué, pero ha habido algo que no me ha gustado"; en este ejemplo vemos
claramente que de una forma inconsciente hemos percibido algo en el tono de voz o en los gestos
del interlocutor que nos estaba haciendo sentir mal).

La empatía exige la calma y un grado de receptividad suficiente para que las señales emitidas por
los sentimientos de otras personas puedan ser captadas y reproducidas por nuestro propio
cerebro emocional. Esto explica el hecho de que ante una situación violenta, de enfado por
ejemplo, en la que el cerebro emocional no se controla, casi no te es posible la empatía y acabas
pensando en lo que realmente te interesa a ti mismo, pero esto entra todo dentro de la
normalidad.

Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)

Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más
importantes para nuestras vidas y para nuestro trabajo. Y no sólo tratar a los que nos parecen
simpáticos, a nuestros, amigos, a nuestra familia, sino saber tratar también exitosamente con
aquellos que están en una posición superior, con nuestros jefes, con nuestros enemigos...

Tu puntuación en esta área es de 13, que se encuentra dentro del rango medio (10-22)

Sin ser un líder nato, eres una persona muy bien aceptada socialmente. Sabes gestionar tus
intereses incluso frente a situaciones y personalidades difíciles. Además eres una persona
prudente cuando es necesario e intentas detectar las fuentes de conflictos potenciales para
conseguir no romper la armonía del equipo.
Al relacionarnos con los demás estamos emitiendo señales emocionales que afectan a los que nos
rodean. Muchos nos damos cuenta de que las emociones son "contagiosas", de forma que si
alguien nos contesta de manera airada nos sentiremos enfadados, y si alguien que está feliz se
sienta a nuestro lado y empieza a hablarnos y reír, acabaremos riendo con él. Por suerte tú sabes
controlar bastante bien este proceso.

Así, este arte de relacionarse con los demás es la capacidad de producir sentimientos en los
demás. Esta habilidad es la base en la que se sustenta la popularidad, el liderazgo y la eficiencia
interpersonal. Las personas con esta cualidad son más eficientes en todo lo que dice relación con
la interacción entre individuos, y tú sueles saber moverte bien en estos aspectos.

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