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Crítica a Kohlberg desde la

categorización social.

Pablo González Montenegro

Ramo: Psicología Social.

Docente: Karina Zuchel.

Ayudante: Carolina García.

31 de mayo de 2019, Concepción.


Reicher (1996a, como se citó en Herrera y Reicher, 2007) expone un caso
ocurrido en Londres en el puente de Westminster, lugar en que se enfrentaron
policías y estudiantes que marchaban hacia el palacio de Westminster para
protestar por las nuevas políticas de financiamiento en la educación superior que
intentaba instaurar el gobierno. Al principio del enfrentamiento, solamente eran los
estudiantes de extrema izquierda quienes se mostraban en actitud conflictiva con
los policías, mientras que la gran mayoría de estudiantes no perseguían la
confrontación, pues se consideraban ciudadanos responsables que actuaban
legítimamente y que el rol de la policía era mantener el orden público.

Desde los postulados de Kohlberg (1992, citado en Linde, 2010), la acción


del individuo estaría mediada por su juicio de lo correcto. La hipótesis del autor se
resume en las palabras de Linde (2010): “es más probable que los sujetos de
estadios más altos actúen en consecuencia porque su juicio de responsabilidad
tiende a ser consistente con su elección de deber” (p.35).

De lo anterior, independiente del estadio del desarrollo moral en que se


encontraran los estudiantes, cabe suponer que tanto los estudiantes que buscaban
la confrontación como los que no, actuarían de acuerdo con su convicción de lo
correcto: sólo algunos confrontarían a la policía y la gran mayoría se mantendría sin
enfrentarlos. Sin embargo, lo cierto es que todos los estudiantes terminaron
confrontándose con la policía (Reicher, 1996a, como se citó en Herrera y Reicher,
2007). ¿Qué fue lo que sucedió aquí?

A raíz del anterior desajuste teórico con lo empírico, el presente ensayo


tendrá por objetivo criticar la teoría de Kohlberg respecto a que la moral guía el
comportamiento de las personas, pues se hipotetiza que el actuar de la gente
estaría, en realidad, mediado por el grupo y contexto. Para ello será empleada la
explicación del caso de Westminster hecha en Herrera y Reicher (2007) a través de
los postulados sobre la construcción de las categorías sociales en la conducta
colectiva.
Turner, Hogg, Oakes, Reicher y Wetherell (1987, como se cita en Herrera y
Reicher, 2007) plantean que la manera que nos categorizamos a nosotros y los
demás (categorías sociales) está determinada por las relaciones sociales que se
producen en el contexto social. Estas reflejarían la realidad social, por ser el
resultado de la interacción entre el perceptor y el medio social. O sea, definimos a
las personas como miembros de un grupo porque se comportan de acuerdo con las
características de ese grupo.

Los trabajos de Reicher plantean que estas categorías sociales no son


rígidas, sino que se construyen de manera activa para crear categorías sociales.
Una serie de estudios experimentales del autor y sus colaboradores muestran que
dependiendo de la categoría social saliente las normas adheridas por las personas
cambian en concordancia con ella y, por otro lado, habría una relación clara entre
la identidad social construida por los participantes y los límites de las acciones que
llevan a cabo los miembros de la multitud (Reicher, 1984; Reicher y Levine, 1994;
Reicher, Levine y Gordijn, 1998; Reicher, 1982, 1984, 1987, 1996ª, como se citó en
Herrera y Reicher, 2007).
De esta forma, en análisis del comportamiento de los estudiantes en el caso
expuesto al comienzo del ensayo, vendría de la transformación activa de las
categorías en las que se incluyen los estudiantes tomando en cuenta el desarrollo
de la relación entre policías y estudiantes.
Reicher y Herrera (2007) hacen el análisis del caso de la siguiente forma: Los
policías categorizaron a todos los estudiantes como una masa homogénea
percibida como peligrosa que atenta con el orden público, por lo que bloquearon a
los estudiantes indiscriminadamente. Esto hizo que los estudiantes recategorizaran
a la policía, pasando de una percepción legítima a una ilegítima, por lo que su
pasividad ante ellos se convirtió en agresión, comenzándose a considerar dentro de
una categoría común a los estudiantes que buscaban la confrontación desde el
principio.
De ese análisis es que podría decirse que el desarrollo moral de la persona
no media su comportamiento, al menos en cuanto a comportamiento grupal, sino
que depende de la redefinición de las categorías en un momento de interacción
social de grupo.
Bien es cierto que desde Kohlberg podría criticarse que ese cambio de actitud
se debe a que los individuos estarían en el estadio 6 del desarrollo moral, en el cual
los individuos son capaces de guiarse por sus propios principios (1992, citado en
Linde, 2010), pero esto implica un grado de razonamiento elaborado, y en las
circunstancias sociales descritas en el caso no podríamos aseverar que ese tipo de
procesamiento sea posible de realizar.
Para finalizar, si bien se sostiene que la reflexión moral no mediaría el
comportamiento en situaciones en que se esté en una dinámica grupal, quizás
valdría la pena pensar si acaso la moral de los individuos, entendida como sus
creencias, influye en la categorización y recategorización en estas dinámicas, pero
habría que tratarse en otro ensayo.
Referencias.

Herrera, M. & Reicher, S. (2007). Capítulo 6. Categorización social y construcción


de las categorías sociales. En J. F. Morales, E. Gaviria, M. C. Moya & I.
Cuadrado (Coords.) Psicología social (pp. 169-194). Madrid: McGraw-Hill.

Linde, A. (2010). Síntesis y valoración de la teoría sobre el desarrollo moral de


Lawrence Kohlberg. Ágora, 29(2), 31-54.

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