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Tras recibir una educación académica en San Petersburgo (Rusia) y en los Estados
Unidos —donde estudió ingeniería mecánica— regresó a San Petersburgo para trabajar
con su padre, elaborando minas, torpedos y otros explosivos. En una fábrica familiar en
Heleneborg (Suecia), trató de desarrollar un método seguro para manipular la
nitroglicerina, después de que una explosión en 1864 matara a su hermano pequeño y a
otras cuatro personas. En 1867 Nobel consiguió su objetivo: para reducir la volatilidad
de la nitroglicerina la mezcló con un material poroso absorbente y produjo lo que llamó
dinamita. Posteriormente creó la balistita, una de las primeras pólvoras sin humo.
Cuando murió, dirigía fábricas para la elaboración de explosivos en diversas partes del
mundo. En su testamento legó la mayor parte de su fortuna (estimada en unos 9
millones de dólares) para crear una fundación que estableciera premios anuales por los
méritos realizados en física, química, medicina y fisiología, literatura y paz mundial. El
premio de economía se concedió a partir del año 1969. Ver Premio Nobel.
Premio Nobel, nombre que recibe cada uno de los galardones concedidos anualmente a
personas, entidades u organismos por sus aportaciones extraordinarias realizadas
durante el año anterior en los siguientes campos: Literatura; Química; Física; Fisiología
y Medicina; Paz y Ciencias Económicas. Otorgados por primera vez el 10 de diciembre
de 1901, los premios están financiados por los intereses devengados de un fondo en
fideicomiso contemplado en el testamento del químico, inventor y filántropo sueco
Alfred Nobel.
Además de una retribución en metálico, el ganador del Premio Nobel recibe también
una medalla de oro y un diploma con su nombre y el campo en que ha logrado tal
distinción. Los jueces pueden dividir cada premio entre dos o tres personas, aunque no
está permitido repartirlo entre más de tres. Si se considerara que más de tres personas
merecen el premio, se concedería de forma conjunta. El fondo está controlado por un
comité de la Fundación Nobel, compuesto por seis miembros en cada mandato de dos
años: cinco elegidos por los administradores de los organismos contemplados en el
testamento, y el sexto nombrado por el gobierno sueco. Los seis miembros serán
ciudadanos suecos o noruegos. De acuerdo con la voluntad de Nobel, se han establecido
institutos separados en Suecia y Noruega para favorecer los objetivos de la Fundación
con el fin de potenciar cada uno de los cinco campos en los que se conceden los
galardones.
Francis Harry Compton Crick (1916- ), biofísico británico y galardonado con el premio
Nobel que contribuyó a determinar la estructura del ADN, una larga molécula que almacena
la información genética de los organismos (ver Ácidos nucleicos). Nacido en Northampton, se
doctoró en física por el Caius College de la Universidad de Cambridge, y en 1949 ocupó un
cargo en el laboratorio de biología molecular de dicha universidad. A comienzos de la década
de 1950, junto al bioquímico estadounidense James Dewey Watson, y con ayuda de imágenes
de moléculas orgánicas de gran tamaño obtenidas por difracción de rayos X por el biofísico
Maurice Wilkins, determinó la estructura tridimensional del ácido desoxirribonucleico (ADN).
El ADN es la sustancia que transmite las características genéticas de una generación a la
siguiente, y el conocimiento de su estructura llevó a rápidos avances en el campo de la
genética. En 1962 Crick, Watson y Wilkins compartieron el premio Nobel de Fisiología y
Medicina por su trabajo. Crick siguió estudiando el código genético e investigando los virus.
En 1976 se incorporó al Instituto Salk para Estudios Biológicos de California, donde desarrolló
varios estudios sobre el funcionamiento del cerebro.
John Robert Vane (1927- ), farmacólogo británico y premio Nobel. Se dedicó principalmente al
estudio de las prostaglandinas, sustancias químicas similares a las hormonas que se forman
de manera natural en las células e intervienen en muchas funciones fisiológicas
fundamentales. Por sus estudios sobre las prostaglandinas, obtuvo el Premio Nobel de
Fisiología y Medicina en 1982, que compartió con los bioquímicos suecos Sune Karl Bergström
y Bengt Ingemar Samuelsson.
Las diferentes prostaglandinas tienen funciones y efectos diferentes en el cuerpo, pero, como
grupo, afectan a todas las funciones celulares de todos los órganos del cuerpo. Pueden
estimular los músculos para que se contraigan o se relajen, y pueden originar o evitar la
coagulación de la sangre. Las prostaglandinas también pueden causar la inflamación
dolorosa de los tejidos dañados. Tras la realización de una serie de pruebas, Vane descubrió
que las prostaglandinas sólo actúan localmente, cerca del lugar en que las células las liberan,
y no circulan por la sangre. Asimismo, determinó que la aspirina actúa inhibiendo la síntesis
de prostaglandinas, aliviando síntomas como el dolor, la fiebre y la inflamación. Vane y su
grupo de investigación descubrieron la prostaglandina X, o prostaciclina, sustancia que inhibe
la formación de coágulos de sangre que pueden obstruir los vasos sanguíneos y provocar
apoplejías o ataques al corazón.
Comenzó entonces a realizar experimentos con una nueva clase de fármacos diseñada
para inhibir, o detener temporalmente, el sistema inmunológico con el fin de que el
órgano trasplantado pudiese establecerse en el cuerpo. El sistema inmunológico ataca a
las sustancias extrañas, como virus y bacterias, que invaden el cuerpo, y los órganos
trasplantados son considerados también invasores por dicho sistema. Durante la década
de 1960, Murray y su equipo realizaron regularmente trasplantes de riñones de personas
fallecidas a enfermos utilizando los fármacos mencionados, denominados
inmunosupresores, para inhibir el sistema inmunológico e incrementar así las
posibilidades de supervivencia de los enfermos.
Neher y Sakmann decidieron estudiar las membranas celulares utilizando los principios
de la física. A principios de la década de 1970, los científicos sabían que las señales se
transmitían entre las células y dentro de las mismas mediante las corrientes eléctricas
que circulaban a través de lo que se denominaban canales de iones o canales iónicos de
las membranas de la célula. Estos canales de iones estaban constituidos por proteínas
simples o bien por complejos de proteínas con un orificio en el centro que podía abrirse
o cerrarse para permitir el paso de los átomos cargados (iones), transmitiendo la
corriente eléctrica. También se sabía que la membrana de la célula contenía miles de
canales de iones. A partir de métodos de investigación indirectos, los científicos llegaron
a saber algo más sobre la función y la estructura de los canales de iones. Fueron capaces
de medir la corriente eléctrica de los canales utilizando una pinza de voltaje, pero como
este dispositivo estaba unido a un área relativamente grande de la membrana celular, la
señal medida era ruidosa, parecida a la que se escucha en una radio o televisión mal
sintonizadas. Nadie había sido capaz de medir la señal de un único canal de iones, ni
siquiera de unos pocos canales.
Para estudiar los canales de iones por separado, Neher y Sakmann desarrollaron un
nuevo método, que consistía en utilizar un diminuto tubo de vidrio llamado micropipeta,
que unían a una diminuta porción de membrana celular. De este modo, Neher y
Sakmann pudieron aislar por separado los canales de iones y medir sus pequeñas
corrientes eléctricas (cantidades a nivel de picoamperios o 10-12 amperios). Al
principio, a ambos investigadores les preocupaba la fuga de corriente, puesto que la
junta entre la membrana y la micropipeta no estaba del todo ajustada. Sin embargo,
descubrieron que aplicando una pequeña cantidad de succión, se conseguía un sellado
perfecto. Ambos investigadores demostraron también cómo el canal es capaz de regular
el paso de iones según su carga. Algunos canales permiten el paso de iones cargados
positivamente como el sodio, el potasio o el calcio, y otros sólo iones de carga negativa
como el cloro.
Los estudios sobre los canales de iones realizados por Neher y Sakmann supusieron un
gran paso adelante en el campo de la investigación celular. La técnica que emplearon
permitió a los científicos trabajar con células mucho más pequeñas que las que se
usaban con la pinza de voltaje. Así, pudieron estudiar diferentes desórdenes, como la
fibrosis quística, algunas enfermedades cardiovasculares y ciertos desórdenes
neuronales, que estaban relacionados con defectos en los canales de iones. Además, los
científicos fueron capaces de desarrollar fármacos específicos que afectaban únicamente
a canales de iones determinados.
Fischer y Krebs detectaron que la fosforilasa podía ser convertida de estado activo a
estado inactivo a través de un mecanismo desconocido hasta entonces. En estado activo
la fosforilasa estimula la descomposición del glucógeno. Ambos descubrieron que la
adición de un fosfato a la fosforilasa cambiaba el estado de la enzima de inactivo a
activo. Mostraron que existía un compuesto de gran energía, denominado trifosfato de
adenosina (ATP), que proporcionaba el fosfato necesario para activar la fosforilasa,
proceso catalizado por una enzima denominada protein-quinasa. Otra enzima,
denominada fosfatasa, puede eliminar el fosfato de la fosforilasa, inactivarla y detener la
producción de glucosa. Actualmente se sabe que muchas hormonas actúan a través de
un mecanismo de activación/desactivación de proteínas por enzimas del tipo protein-
quinasas.
Roberts y Sharp estudiaron los genes de los adenovirus, virus que provocan el resfriado
y la conjuntivitis. Los genes de los adenovirus presentan una gran similitud con los
genes de las células humanas, aunque los adenovirus tienen una estructura muy simple,
por lo que son más fáciles de estudiar. Cuando Roberts y Sharp comenzaron sus
investigaciones, los científicos pensaban que el ácido desoxirribonucleico (ADN) de
todas las células estaba compuesto por genes organizados como segmentos continuos en
largas cadenas, como ocurría en los genes de las bacterias que se habían estudiado hasta
entonces. Roberts y Sharp descubrieron que los genes estaban compuestos de dos tipos
de segmentos de ADN, razón por la que reciben el nombre de genes partidos. Un tipo de
segmentos, los exones, contienen la información necesaria para fabricar las proteínas.
Estos exones están intercalados con un segundo tipo de segmentos de ADN
denominados intrones. Los intrones no contienen información y los científicos a veces
se refieren a ellos como "ADN basura". Cuando la información genética se transmite al
ARN (ácido ribonucleico), en un proceso llamado transcripción, se copian intrones y
exones, pero después los intrones intercalados se eliminan y los exones se unen; estos
exones se pueden unir unos con otros en diferente orden, lo que origina, por tanto,
distintas proteínas. Antes de que Roberts y Sharp realizaran sus investigaciones, nadie
creía en los genes partidos. Hoy se sabe que todos los organismos complejos contienen
genes partidos en sus células.
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Ä La mejor información en línea sobre Richard J. Roberts.
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Tan pronto como llegó a la UCSF, comenzó una serie de experimentos para estudiar la
enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, un extraño desorden neurológico humano de origen
desconocido hasta entonces. Mientras la mayoría de los investigadores contemporáneos
pensaba que la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob estaba causada por virus todavía
desconocidos, Prusiner sostuvo la hipótesis de que el origen podría estar en proteínas
poco comunes. La idea resultó totalmente revolucionaria en la época, ya que todos los
agentes infecciosos conocidos hasta entonces (virus, bacterias, hongos o parásitos)
contenían moléculas de ADN o ARN como material genético necesario para
reproducirse. Sin embargo, las proteínas no poseen dicho material.
Actualmente, se sabe que los priones son el origen de una cierta variedad de desórdenes
cerebrales que son letales en mamíferos, incluyendo la enfermedad de Creutzfelt-Jakob,
el kuru (una extraña enfermedad que se produjo sólo en algunas tribus caníbales de
Papúa-Nueva Guinea), la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) popularmente
conocida como enfermedad de las vacas locas, y el scrapie, una enfermedad fatal común
en el ganado ovino. Prusiner y muchos otros científicos creen que los priones podrían
estar involucrados en los desórdenes neurodegenerativos tales como la enfermedad de
Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica.
Aunque el Premio Nobel supuso una paulatina aceptación de las teorías de Prusiner, su
trabajo sigue siendo controvertido. Algunos científicos creen que todavía no están muy
claros los mecanismos que causan la enfermedad, mientras que otros argumentan que
quizá un virus u otro agente infeccioso podría acompañar a los priones y sería la causa
de la infección.
El óxido nítrico no sólo está relacionado con la relajación de las arterias; también
participa en los mecanismos de defensa contra algunos microorganismos y actúa como
mediador en el sistema nervioso.
A finales de la década de los años 50, Arvid Carlsson llevó a cabo una serie de estudios
pioneros que mostraron que la dopamina es un importante neurotransmisor que actúa en
el cerebro; hasta entonces se pensaba que era únicamente el precursor de otro
neurotransmisor (la noradrenalina). Demostró que la dopamina se concentra en otras
áreas del cerebro distintas de donde se acumula la noradrenalina, denominadas ganglios
basales, que son de vital importancia para el control de los movimientos de los
músculos.
Utilizó, como modelo experimental para sus estudios, el sistema nervioso de un caracol
marino perteneciente al género Aplysia (más elemental que el de los seres humanos, y
por tanto más fácil de estudiar) y demostró que algunos procesos aparentemente
complejos como el aprendizaje y la memoria se deben a modificaciones en la función
sináptica. De hecho, la fosforilación de proteínas en la sinapsis (proceso que Paul
Greengard demostró que era la base del funcionamiento de muchos neurotransmisores)
juega un papel muy importante en la memoria a corto plazo. Sin embargo, para el
desarrollo de la memoria a largo plazo se requiere un estímulo más largo y potente que
incremente los niveles de moléculas transmisoras de información. Esas señales
alcanzarán el núcleo de la célula provocando la formación de ciertas proteínas y la
disminución del número de otras. Por tanto, si la síntesis de nuevas proteínas se evita de
algún modo, puede bloquearse la memoria a largo plazo, pero no la de corto plazo.
Estos avances permitirán desarrollar nuevos tipos de medicamentos que mejoren la
memoria en pacientes con diversos tipos de demencia.
Entre 1992 y 2000 Sulston desempeñó el cargo de director del Sanger Center
(Inglaterra). Este centro de investigación fue concebido para contribuir al Proyecto
Genoma Humano, el programa de colaboración científica internacional que permitió la
secuenciación del genoma humano en el año 2001. Como director del Instituto, Sulston
insistió en que todos los datos científicos obtenidos durante el desarrollo de este
proyecto financiado con fondos públicos se pusieran a libre disposición de todos los
investigadores. Mientras trabajaba en el Proyecto Genoma Humano, Sulston también
lideró un equipo de investigadores que secuenciaron el primer genoma completo de un
organismo multicelular, el del nematodo C. elegans.
Antes del Premio Nobel, Sulston también mereció, en 1991, el Premio Internacional de
la Fundación Gairdner, que compartió con Brenner, y el Premio Pfizer de Innovación
Tecnológica en 2000. En 2001 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación
Científica y Técnica, junto con Francis Collins, Jean Weissenbach, Craig Venter y
Hamilton Smith, por sus trabajos sobre la secuenciación del genoma humano. Es
coautor del libro The Common Thread: A Story of Science, Politics, Ethics and the
Human Genome (2002