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¿Qué es el bienvivir?

Tres historias para intentar


aprehenderlo
(Jesús Martín 5/03/2019)

"El mapa no es el territorio y el nombre no es la cosa nombrada."


(Alfred Korzybski)

"Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que
se baña."
(Heráclito)

Lo único constante en la vida es el cambio. Esa es posiblemente la lección


con la que, a través de su cita, Heráclito quiso ilustrarnos. El término o concepto
de “bienvivir”, que tantas veces he mencionado en distintos artículos, es también
dinámico, tanto en sí mismo como en lo que experimenta el que esto escribe. A
través de este artículo y sus tres historias, me gustaría describir esa fotografía
estática del “bienvivir” que siento a día de hoy. No obstante, esta descripción
será invalidada por nuevas sensaciones que perciba al sumergirme de nuevo en
el río de la vida, así como en cierto modo cancelaron cognitivamente lo que
describí en el pasado sobre otras zambullidas experimentadas en esa corriente.

Yuval Noah Harari a través de su exitosa trilogía de libros comenzada con


Sapiens, nos dice que una de las características singulares del lenguaje
humano, con respecto a la de los demás parientes animales, es la de transmitir
información de cosas que no existen en absoluto. Esa revolución cognitiva
en el Homo Sapiens nos trajo la aparición de mitos, leyendas, dioses y religiones
que se transmitían de unos a otros a través del lenguaje hablado, narraciones y
canciones. Finalmente, cuando apareció la escritura, estas historias pudieron ser
transcritas de forma más permanente. Parece ser que vivimos a través de
ficciones o paradigmas que van cambiando de tiempo en tiempo. El bienvivir
es, posiblemente, otra de esas ficciones o narrativas que se quiere abrir paso a
través de, o bien dejando atrás, la actual ficción contemporánea que empieza a
tener muchas crisis, contradicciones y paradojas tanto a nivel personal como
social y medioambiental.

Como bien indica el título, este artículo es un intento de aprehender (que es


diferente de aprender) el fluir de ese bienvivir. Es decir, el propósito es
internalizarlo o como afirma una tercera definición del término aprehender, de la
RAE (Real Academia Española):

(Filosofía) “Concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas o
sin afirmar ni negar.”
En contraposición con aprender y los matices entre esos dos significados,
parece que aprender tiene una relación más implícita con adquirir conocimientos
a través del estudio o la enseñanza, mientras que aprehender es, más bien,
asimilar conocimientos sin estudiar. Así, lo que se adquiere aprendiendo es muy
posible olvidarlo, como cuando uno aprendió las fases de la mitosis en la célula
para un examen y ya pasados unos días o años ya ni lo recuerda. En
contraste, lo que se adquiere aprehendiendo es más difícil de olvidar ya que
hay un componente de internalización muy fuerte, como cuando uno vuelve
a andar en bicicleta años más tarde desde la última vez lo hizo.

Las tres historias de este artículo serán los marcos claves para intentar
aprehender qué es el bienvivir. Para ello utilizaré un enfoque en pensamiento
negativo. Este es un enfoque que utilizaba bastante Krishnamurti ante muchas
preguntas que le hacían en sus conversaciones y que ponía en práctica en sus
diálogos, como en la siguiente cita cuando una vez le preguntaron sobre cómo
encontrar el verdadero amor:

“Para responder de manera plena a esta pregunta, uno debe pensar


negativamente, porque el pensar negativo es la más elevada forma del
pensar. El mero pensar positivo es conformidad a un patrón; por lo tanto,
no es pensar en absoluto. Es ajuste a una idea, y una idea es tan sólo el
producto de la mente, de modo que es irreal. Así, pues para considerar este
problema de manera plena, completa, debemos abordarlo negativamente –
lo cual no implica negación de la vida-.”

Este intento de aprehender el verdadero bienvivir se sustentará tomando la cita


de Alfred Korzybski con un pequeño añadido. Así, las historias centrales de este
artículo llevarán los siguientes encabezamientos con un enfoque en
pensamiento negativo: el nombre no es la cosa nombrada, el mapa no es el
territorio y la brújula no es la dirección.
El nombre no es la cosa nombrada
“Un día, Korzybski, estaba dando una conferencia a un grupo de
estudiantes, y de repente interrumpió la lección para agarrar un paquete de
galletas, envuelto en papel blanco, que estaba dentro su maletín. Comentó
que sólo necesitaba comer algo, y preguntó a los estudiantes de los
asientos de la primera fila si querían también una galleta. Algunos
estudiantes tomaron una galleta. "Esta buena, ¿no creéis?", dijo Korzybski,
mientras agarraba una segunda. Los estudiantes masticaban
enérgicamente. Luego quitó el papel blanco de las galletas, para revelar el
envase original. En él había un dibujo grande con la cabeza de un perro y
con las palabras "galletas de perro." Los estudiantes miraron el paquete, y
se sorprendieron. Dos de ellos querían vomitar, pusieron las manos delante
de sus bocas y salieron corriendo de la sala de conferencias para ir al baño.
-Ya ven -comentó Korzybski- acabo de demostrar que la gente no sólo
come alimentos, sino también palabras, y que el sabor de los primeros es
a menudo superado por el sabor de esta últimas.”

Anécdotas de Alfred Korzybski (traducción propia)

Somos muchas veces lo que escuchamos, lo que leemos, lo que vemos.


Bastantes de esas veces se crea una identificación muy clara entre lo real y lo
imaginario. El stress y el miedo que se generaba en los cerebros de nuestros
antepasados en la sabana ante estímulos de peligro reales de vida y muerte se
ocasiona ahora de la misma forma ante estímulos imaginarios que la mayor de
las veces no ocurren o no nos afectan con tanta gravedad física. Esa revolución
cognitiva de la que nos hablaba Harari es como una moneda de dos caras. Si
aceptamos una, aceptamos la otra. Somos bastante dependientes del camino
que nos ha traído hasta aquí.

Por otra parte, en esa dinámica de la vida, el lenguaje también cambia. Las
palabras y los nombres a veces cambian de significado y se impregnan de
nuevos matices o valores que son aceptados primeramente por unos
pocos y luego por una gran mayoría. Así la palabra economía, en su origen
“gestión de la casa”, que Aristóteles diferenciaba claramente de crematística,
“acumulación del dinero por el dinero”, ahora se ha hecho más compleja y lleva
internalizado para mucha gente ese primer significado de crematística.

Ese acuerdo entre los hablantes para darle significados, más o menos concretos
a las palabras tiene su eslabón más débil en cada persona, ya que, gracias a
esa revolución cognitiva, ésta puede imaginar o evocar diferentes significados.
Así palabras como libertad, igualdad, democracia, justicia, bien común,
transparencia, feminismo, masculinidad, derecha e izquierda…generan tanta
controversia en estos tiempos como yo intentando convencerle de que en la
siguiente imagen hay una persona joven mientras que usted me contradice
diciéndome que estoy equivocado y que lo que ve es una persona anciana.
La poesía, las canciones, nuestras conversaciones, la retórica, los medios de
comunicación tienen como base el lenguaje, con sus palabras y
nombres. Dependemos de ello para bien o para mal. Por eso es importante
tener un sentido muy crítico y atender a su contexto para que sus
evocaciones con mala fe no nos hagan creer que son “galletas de perro”.
La posverdad o ciertos valores e intereses no explícitos se pueden
esconder tras ese papel enmarcado que envuelven “esos dulces”. Si en
otros tiempos era muy importante el poder de la tecnología armamentística,
ahora creo que tiene más prevalencia el poder de las palabras. Si antes la lucha
de palos y piedras contra, por ejemplo, arcos podría decantar la balanza hacia
un lado, ahora la posibilidad de usar armas nucleares puede dejarnos sin
balanza. Todos perdemos y nadie gana. Las estrategias comerciales,
económicas, ideológicas y políticas de poder se esconden tras ese punto flaco
de la revolución cognitiva. Al parecer, una estrategia lingüística en Facebook tuvo
mucha más poder decisivo en las elecciones estadounidenses y en el Brexit que
el poder del dinero. En las elecciones de Brasil, la estrategia se apoyó en
whatsApp y parece que esto también tendrá influencia en España. Por ello, como
aquí hemos recalcado, es importante que en los sistemas educativos, el
pensamiento crítico sea uno de sus pilares fundamentales.
Finalmente, ¿Qué es el bienvivir? Hasta hace poco, palabras como existencia,
convivencia, realización y consciencia me guiaban hacia un enfoque positivo
donde una posible definición del bienvivir se evocaba ficticiamente a “personas
realizadas en una convivencia sana en la sociedad dentro de la existencia de un
planeta que se va regenerando”. Sin embargo, contrarrestando ese enunciado,
podemos enfocarnos en el pensamiento negativo que puede allanarnos más el
camino hacia internalizar y aprehender lo que es el bienvivir. Así, a través del
contenido de numerosos textos que he escrito en Autonomía y Bienvivir, podría
simplificar qué no es bienvivir.

¿Qué no es el bienvivir?
“En general, el bienvivir no es matar la vida del planeta donde vivimos, ni
luchar los unos contra los otros ni tampoco un estado hedónico
individual.”

Ahora que ya intuimos algo sobre lo que no es bienvivir, estamos más cerca de
encontrar lo que sí es. Para ello, lo mejor sería tener un mapa para no dar
vueltas en círculo y pasar a cada rato por los mismos lugares…

El mapa no es el territorio
Del rigor de la ciencia

"... En aquel imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el


mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del
Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no
satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio,
que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos
Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes
entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo
entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos
del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por
Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las
Disciplinas Geográficas.

SUÁREZ MIRANDA: Viajes de Varones prudentes, libro cuarto, cap. XIV,


Lérida, 1658."

Tomado del libro “El hacedor” (1960) de Jorge Luis Borges

A través de esta historia de Jorge Luis Borges se abordan cuestiones filosóficas


sobre la ciencia que debaten, principalmente, los diferentes mapas o modelos
que se construyen para describir la realidad. Como muestra la narración, no es
útil hacer un modelo 1:1 de la realidad. Tener en cuenta todos los factores de lo
compleja que es, seria redundante. Para eso, ya tenemos la propia realidad. Así
mismo, también sería inoperante, ya que tenerlos todos en cuenta, incluidos las
decisiones y dinámicas de cada uno de los habitantes que interactúan
cambiando la realidad o el mismo mapa, es incontrolable. Más que un mapa
estático nos encontraríamos con un mapa vivo y cambiante. Los modelos y
teorías de la ciencia serán siempre reduccionistas porque tiene que obviar
muchos factores. La cuestión problemática sería, como en el anterior apartado,
considerar el nombre la cosa nombrada o en este caso el modelo o mapa
cartografiado por la ciencia como la realidad misma.

En esa búsqueda de hacer algún mapa o modelo del bienvivir, he realizado


varios que iré describiendo en este apartado. Como es obvio, son reduccionistas,
pero en sí no es ningún problema, excepto si consideramos que son la realidad
misma.

Antes de mencionar esos modelos, me detendré en otro mapa o cartografía


sobre la ciencia que me resultó inspirativo. Realizado por la Dra. Leal, resumía
en un cuadro cinco epistemologías científicas que intentaban acercarse a la
realidad.

Aunque en principio abordé la construcción de un mapa del bienvivir en


sostenibilidad desde las perspectivas de la complejidad y de la integración, no
rehusé ninguna de las otras. Como el carpintero que para crear un mueble utiliza
varias herramientas y no sólo la sierra, no descarté un enfoque positivista para
explicar y controlar el modelo, ni un enfoque fenomenológico para intentar
comprenderlo ni un enfoque crítico para intentar transformarlo. La colaboración
o la sinergia de diferentes perspectivas, como en la solución del cuento de los
cinco sabios ciegos y el elefante, ayuda o suma más de lo que resta.
Un primer mapa para la sostenibilidad y el bienvivir se construyó a partir de
cuatro grandes categorías de necesidades humanas sugeridas por el científico
humanista Carlos A. Mallmann; vivir, convivir, crecer o realizarse y
perfeccionarse o superarse (conciencia)

Posteriormente y cartografiando más detalladamente, sugerí una taxonomía


de diez elementos o nodos por los que se vertebraba el bienvivir, a través del
individuo, la sociedad y el Planeta. Dos de ellos, la educación y la ética eran
transversales.
Ese mapa podría encajarse con el primero para buscar ciertas sinergias.
Finalmente, apoyado en la teoría de la estupidez del economista Carlo Cipolla
sugerí cuatro cuadrantes tipológicos para encontrar la brillantez y quizás el
bienvivir.

Estas cuatro tipologías podrían formularse a partir de los opuestos del Bienvivir
y del carácter complementario, hedónico y significativo, que lo compone.

Homo Sapiens Stupidus = Malvivir hedónico + Malmorir significativo

Homo Sapiens Malvadus = Bienvivir hedónico + Malmorir significativo

Homo Sapiens Incautus = Malvivir hedónico + Bienmorir significativo

Homo Sapiens Sapiens = Bienvivir hedónico + Bienmorir significativo

Si antes destacaba la importancia del pensamiento crítico para cuestionar las


narrativas o las palabras (ficticias) que vivimos, para entender los mapas y no
tomarlos por la realidad es necesario un pensamiento sistémico. Este nos ayuda
a entender que todo está relacionado, las partes con el todo. Sin embargo, no
es posible abarcar el todo de manera científica, por ello hay que tener cuidado
con los marcos o mapas que elegimos, su escala y saber que siempre nos
dejamos fuera muchos elementos o factores.

Nos ha sido difícil encontrar el mapa o modelo adecuado fuera de la realidad, su


simplificación nos hace perdernos muchos detalles, quizás, si tuviéramos
una brújula podríamos guiarnos…
La brújula no es la dirección
¿Buena suerte o mala suerte?

Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se
dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar
los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se
escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino
que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre
diciéndole:

-Tu caballo se escapó, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin él? Se
te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?

Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes
con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al
hombre y le dijo:

-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más,
podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?

Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos


salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el
vecino fue a decirle:

-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tú


eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos
los trabajos.

El hombre, otra vez lo miró y dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?

Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera
que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos
al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de
nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente
el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna
rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre lo miró diciendo:

-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?

Esta historia complementa muy bien las tres negaciones con las que se
encabezan los tres relatos: la palabra (suerte) no es la cosa, el mapa (de la
suerte) no es el territorio y lamentablemente para guiarnos con una brújula (de
la suerte) debemos marcarle una especie de Norte, pero éste como el polo Norte
de la Tierra, se mueve y hasta con el tiempo se puede producir una inversión
magnética que haga que la aguja apunten a otro lado.

Lo subyacente a esta historia es que para guiarnos necesitamos unos valores.


Sin embargo, el problema que nos encontramos es que hay que fijarlos y aunque
durante cierto periodo pueden ser estables, al final, el avance del tiempo los hace
cambiar. Valores como el amor, el bien común, la paz, la libertad, la justicia, la
igualdad… se mueven tanto de una épocas a otras como la aguja de una brújula
cuando se le acerca un imán o cuando visitas ciertos lugares de la Tierra donde
la brújula se vuelve loca. Heráclito lo intuyó, lo único constante es el cambio.

Además de que los valores cambian como lo ilustra el modelo de la Espiral


Dinámica (entre características más individualistas o más colectivas), los valores
pueden tener su propia cartografía como muestra el siguiente mapa elaborado
en el “Common Cause Hanbook” y que explicaba en este artículo. Así, existen
valores opuestos que se rigen por el efecto balancín (uno suprime al otro) o
valores muy próximos que se relacionan por el efecto derrama (uno se lleva muy
bien con sus próximos)
Si descomponemos el nombre bienvivir, está se compone de “bien” y “vivir”. La
primera es un adverbio que complementa al verbo, es decir le da un cierto valor.
Valor, que como hemos comentado cambia y se modifica según el contexto, en
tiempo y en lugar. En cierto modo y paradójicamente este nos lleva otra vez al
primer elemento del bucle, el nombre no es la cosa.

Como se expresaba en un artículo sobre las paradojas, estas tienden a auto-


referenciarse y para solucionarlas hay que dar un salto hacia afuera o salirse del
sistema. Una posible solución para nuestro bucle cerrado y auto referenciado es
quitarle el adverbio “bien” y entonces nos quedará “vivir”. Tanto en sentido
figurado como real.

Que sabiduría nos trasmitía el artista Alonso del Río al intentar aprehender que
es la vida:

“No creo que exista un solo vocablo en ninguna lengua que pueda describir
lo que es la vida, pero si tuviera que escoger uno, elegiría la palabra
“paradoja”. Por donde la miremos la vida es una paradoja.”

De allí me surgió la importancia del pensamiento paradójico también para la


educación y cartografié, lo que podría ser un mapa (obviamente reduccionista),
del pensamiento responsable y su posible utilidad educativa.
Llegado a este punto, si el “bienvivir” no es la cosa nombrada, si su mapa no es
el territorio y su brújula no es su dirección, ¿qué podemos hacer para
aprehenderlo? Quizás, paradójicamente, cuando ya creemos que no hay salida,
damos un paso más allá de nuestro marco y la hallamos. Saltemos entonces al
siguiente apartado no previsto para encontrarnos con tres textos
significativos…

Tres textos para el bienvivir


A través de la lectura de los siguientes tres textos complementarios, quizás,
podamos aprehender finalmente que es el bien-vivir e interiorizarlo
personalmente.
El primero nos aboca al misterioso nombre del Tao, de la vida, de su esencia y
energía (Hacia el sentimiento consciente). El segundo nos apela a esa mapa
tan vivo y cambiante con muchas connotaciones con el poema de Antonio
Machado que nos decía “Caminante no hay camino, se hace camino al
andar...” (Hacia el entendimiento consciente). El tercero nos lleva a esa brújula
interior que nos podría dirigir hacia una acción correcta que Krishnamurti nos
expone muy sabiamente con ciertas reminiscencias con el Wu Wei (no acción-
acción consciente) taoísta (Hacia la acción consciente).

1) El Tao Con Nombre y Sin Nombre

El Tao que puede llamarse Tao


no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del Cielo y la Tierra;
y con nombre, es la madre de las diez mil cosas.
Desde el No-Ser comprendemos su esencia;
y desde el Ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el Misterio.
Y en este Misterio
se halla la puerta de toda maravilla

Capítulo 1 del Tao te King

2) La Utopía

3) Texto del libro "Más allá de la violencia" de Jiddu Krishnamurti

“Para determinar qué haremos, por lo tanto en un mundo tan perturbado,


tan brutal, tan completamente infeliz, tenemos que examinar no sólo qué
es el vivir -como es en realidad- sino también tenemos que comprender lo
que es el amor y qué significa morir. Asimismo debemos comprender lo
que el hombre ha estado tratando de encontrar durante miles de años: si
existe una realidad que trasciende todo pensamiento. Hasta tanto no
comprendamos la complejidad de este cuadro, el preguntarnos: «¿Qué voy
a hacer respecto de un fragmento en particular?», no tiene sentido en
manera alguna. Tenemos que comprender la totalidad de la existencia, no
simplemente una parte de ella, no importa lo tediosa, lo agonizante, lo
brutal que esa parte sea, tenemos que ver el cuadro total -todo el panorama
de lo que es el amor, de lo que es la meditación, si existe tal cosa que
llaman Dios, lo que significa vivir. Tenemos que comprender este
fenómeno de la existencia como un todo. Unicamente entonces podremos
formular la pregunta: «¿Qué debo hacer?» Y si vemos ese cuadro
completo, probablemente nunca formularemos la pregunta -entonces
estaremos viviendo, y ese vivir será la acción correcta.”

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