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INTRODUCCIÓN

Un factor de riesgo, es cualquier característica o circunstancia detectable de una persona


o grupo de personas que se sabe asociada con un aumento en la probabilidad de
padecer, desarrollar o estar especialmente expuesto a un proceso mórbido. Estos factores
de riesgo (biológicos, ambientales, de comportamiento, socio-culturales, económicos.)
pueden, sumándose unos a otros, aumentar el efecto aislado de cada uno de ellos
produciendo un fenómeno de interacción. La obesidad en los seres humanos se
caracteriza por una gran variabilidad en la distribución corporal del exceso de grasa; estos
depósitos pueden a su vez, establecer riesgos y determinar comorbilidades. Esto conlleva
a un aumento no solo de la comorbilidad cardiovascular y metabólica, sino también de la
mortalidad, resultado demostrado en múltiples investigaciones en torno al tema. En ese
sentido, la obesidad se considera un factor de riesgo de gran trascendencia como
promotor de enfermedades cardiovasculares. (1,2) Los depósitos centrales de grasa se
asocian de forma significativa con alteraciones en varios sistemas y esta asociación es
mayor a la que representa la grasa periférica. Esto resulta mucho más evidente cuando
aumentan los depósitos de grasa intraabdominal y consecuentemente visceral. (3) En la
definición inicial de síndrome metabólico propuesta por Reaven, como Síndrome X, la
piedra angular sobre la que se sustentaban todas las demás alteraciones características
del síndrome era la resistencia a la insulina, pero con el paso del tiempo ha ocurrido un
viraje conceptual que evoluciona desde la perspectiva insulinocéntrica inicial a la
obesocéntrica actual, como clave diagnóstica del síndrome metabólico (SM).(4,5) Para
estimar el grado de obesidad, tanto desde un punto de vista clínico como epidemiológico,
se utiliza la antropometría por ser un método fácil, económico y no invasivo. Las
mediciones corporales del tipo peso y pliegues grasos, así como combinaciones de
dimensiones corporales: índice de masa corporal (IMC), circunferencia de la cintura y el
índice cintura/cadera (ICC), brindan información sobre la presencia de obesidad o no, y el
consecuente riesgo que ello implica.(4,6) Así, en los últimos años, ha crecido la reflexión
acerca de cuál es el mejor parámetro antropométrico para la medición de sobrepeso y
obesidad, que estratifique coherentemente el riesgo para eventos cardiovasculares y
provoquen mortalidad.(6) Dada la elevada prevalencia de enfermedades crónicas no
transmisibles en la población cubana en general, y en la provincia de Cienfuegos en
particular;(7) se considera oportuno establecer relaciones entre los parámetros
antropométricos utilizados para medir obesidad, con el riesgo cardiometabólico y de esta
manera, fomentar investigaciones ulteriores que propicien nuevos enfoques sobre este
tema. El objetivo fundamental de la presente investigación es, determinar cuál de los
parámetros antropométricos que se utilizan en la práctica para medir el grado de
obesidad: cintura abdominal, índice de masa corporal o medición de los pliegues cutáneos
se asocia más a los factores de riesgo cardiometabólicos.
Índice de masa corporal

El índice de masa corporal (IMC) es el resultado de relacionar el peso y la estatura


de una persona. Dicho resultado nos ayuda a saber si su peso es correcto,
insuficiente, o bien si es obesa, y en ese caso, cuál es el grado de obesidad que
presenta.

El IMC se calcula dividiendo el peso (expresado en kilogramos) por la talla


(expresada en metros) elevada al cuadrado.

IMC = peso (kg) / talla (m2)

El IMC debe considerarse como una referencia, pues también influye la


constitución de la persona. Siempre es aconsejable seguir una alimentación
equilibrada con bajo contenido en grasas y hacer ejercicio físico regularmente. La
obesidad se asocia con enfermedades del corazón y las arterias (infartos,
embolias, etc.), diabetes, enfermedades de la vesícula biliar, artrosis, e incluso
algunos cánceres. A mayor IMC, mayor riesgo de desarrollar dichas
enfermedades. Por ello es importante conocer nuestro peso ideal o normal y saber
si tenemos o no obesidad.
Cintura abdominal

El procedimiento para la medición de la cintura abdominal (CA) se realizó de la


siguiente manera: la medición se efectuó con el sujeto de pie, en el punto medio
entre el reborde costal inferior y la cresta ilíaca, sin comprimir la piel con la cinta de
medida y efectuando la lectura al final de una espiración normal. Se tuvo en
cuenta el criterio del National Cholesterol Education Program (NCEP) (por sus
siglas en inglés) definido en 2001 en el Adult Treatment Panel III (ATP III) (por sus
siglas en inglés),(8) el cual considera valores alterados de la cintura para los
hombres iguales o superiores a 102 cm y para las mujeres iguales o superiores a
88 cm. (11)

Pliegue cutáneo

Para realizar cualquier medición de pliegues cutáneos se siguió una misma


técnica general, variando solo la posición particular de cada sitio. Con el dedo
índice y pulgar de la mano izquierda se tomó un pellizco o pliegue, que levantara
una doble capa de piel y grasa subcutánea, a 1 cm del sitio de medición. La
presión que se ejerció se hizo de tal manera que no afectará la medición. Con la
mano derecha, el medidor tomó el instrumento y aplicó sus olivas en la marca
hecha previamente. El pliegue se mantuvo elevado hasta que la comprobación se
completó. La lectura se realizó alrededor de 3 y 4 segundos después de la presión
ejercida, teniendo cuidado con el error de paralaje. La cantidad de tejido fue lo
suficiente como para formar un pliegue con lados aproximadamente paralelos, que
fue perpendicular a la superficie del cuerpo en el sitio de medición. El eje
longitudinal de cada pliegue varió según el sitio donde se tomó la medida; este eje
en general debe estar en la misma dirección del clivaje natural de la piel de dicha
área. Para realizar esta medición se utilizó un calibrador de pliegues cutáneos. El
especialista que realizó este procedimiento fue un profesor de Cultura Física bien
entrenado y certificado por instituciones competentes.
Presión arterial

A todos los individuos incluidos en el estudio se les realizaron tomas de la presión


arterial. Para la toma de la presión arterial se tuvieron en cuenta las siguientes
precauciones: se utilizó un esfigmomanómetro aneroide marca SMIC previamente
calibrado en la oficina de normalización de la provincia de Cienfuegos,
emitiéndose certificado de verificación por dicha oficina. Los equipos fueron
revisados cada 100 tomas aproximadamente. Además, se tuvo en cuenta que las
personas estuvieran cómodamente sentadas por un mínimo de 5 minutos antes de
realizar la medición de la tensión arterial; que el brazo en el que se realizó la
determinación fuese el derecho y que estuviera situado a la altura del corazón;
que los individuos no hubieran fumado, tomado café, no ingirieran bebidas
alcohólicas, ni realizaron ejercicios físicos durante 30 minutos previos a la toma de
la presión arterial; que la habitación fuera agradable y sin ruidos ambientales; que
el manguito de goma del esfigmomanómetro cubriera por lo menos los dos tercios
del brazo, el cual estaba desnudo; se insufló el manguito, se palpó la arteria radial,
y se siguió insuflando hasta 20 o 30 mmHg por encima de la desaparición del
pulso; se colocó el diafragma del estetoscopio sobre la arteria braquial en la fosa
antecubital y se desinfló el manguito a una velocidad de 3 mmHg/seg o
lentamente; se tomó la quinta fase de los ruidos de Korotkoff como medida de la
tensión arterial diastólica; que siempre se tomara la presión arterial en el horario
de la mañana.

Determinación de las variables bioquímicas (fase analítica)

La extracción de la sangre para hacer las determinaciones bioquímicas se hicieron


por una enfermera especializada. Después de la extracción se centrifugó la
sangre, se extrajo el suero y este se conservó en alícuotas de 1,5 ml (dos por
personas) a 4 grados Celsius de temperatura. Cada día, después de todas las
extracciones, los sueros obtenidos se llevaron y conservaron en la nevera del
Centro Provincial de Higiene y Epidemiología a 24 grados Celsius. Se prepararon
cajas especializadas con códigos para la organización de los alícuotas. Todas se
rotularon, usando marcador permanente, con el mismo código que tenía cada
persona en el cuestionario. Se realizaron determinaciones de glucemia, colesterol
total, triglicéridos y HDL colesterol. Las muestras fueron procesadas en el auto
analizador químico Elimat de la firma Elitech, en el Laboratorio Clínico del Centro
Especializado Ambulatorio Héroes de Playa Girón (CEA). En todos los casos se
utilizaron reactivos producidos por la Empresa de Producción de Biológicos Carlos
Juan Finlay (HELFA Diagnostics), excepto en la determinación de HDL colesterol
que se utilizó reactivos provenientes de la empresa Centis Diagnostics. Todas las
determinaciones se realizaron por método enzimático colorimétrico punto final.
CAUSAS DE LA OBESIDAD

La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético


entre calorías consumidas y calorías gastadas. Se ha visto una tendencia
universal a tener una mayor ingesta de alimentos ricos en grasa, sal y azúcares,
pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes. El otro aspecto de
relevancia es la disminución de la actividad física producto del estilo de vida
sedentario debido a la mayor automatización de las actividades laborales, los
métodos modernos de Tabla 1. CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD SEGÚN LA
OMS Clasificación Normo Peso Exceso de Peso Sobrepeso o Pre Obeso
Obesidad Grado I o moderada Obesidad Grado II o severa Obesidad Grado III o
mórbida IMC (kg/m2 ) 18.5 – 24.9 > 25 25 - 29.9 30 – 34.9 35 - 39.9 > 40 Riesgo
Asociado a la salud Promedio AUMENTADO AUMENTO MODERADO AUMENTO
SEVERO AUMENTO MUY SEVERO Tabla 2. FACTORES EPIDEMIOLÓGICOS
ASOCIADOS AL EXCESO DE PESO Demográficos >Edad Sexo femenino Raza
Socioculturales < Nivel educacional < Ingreso económico Biológicos > Paridad
Conductuales > Ingesta alimentaria Tabaquismo Ingesta de alcohol Actividad
Física Sedentarismo transporte y de la mayor vida urbana. En su etiopatogenia se
considera que es una enfermedad multifactorial, reconociéndose factores
genéticos, ambientales, metabólicos y endocrinológicos. Solo 2 a 3% de los
obesos tendría como causa alguna patología endocrinológica, entre las que
destacan el hipotiroidismo, síndrome de Cushing, hipogonadismo y lesiones
hipotalámicas asociadas a hiperfagia. Sin embargo, se ha descrito que la
acumulación excesiva de grasa, puede producir secundariamente alteraciones de
la regulación, metabolización y secreción de diferentes hormonas. Por lo tanto,
podemos considerar a la obesidad una enfermedad crónica, multifactorial en su
origen y que se presenta con una amplia gama de fenotipos.

SOBREPESO O PRE-OBESIDAD

Se considera que pertenecen a esta categoría todas aquellas personas con IMC
entre 25 y 29.9 kg/m2 . Son personas en riesgo de desarrollar obesidad. Se
consideran en fase estática cuando se mantienen en un peso estable con un
balance energético neutro. Por el contrario, se considera que están en una fase
dinámica de aumento de peso, cuando se está incrementando el peso corporal
producto de un balance energético positivo, es decir, la ingesta calórica es
superior al gasto energético. Muchos de los pacientes obesos presentan con
frecuencia fluctuaciones de peso, producto de variados tratamientos destinados a
perder peso, provocando disminución y aumento frecuentes del peso (por el
fenómeno de rebote), conocido como Síndrome del Yo-Yo. Una vez que los
pacientes aumentan de peso, se ha podido observar que existe una tendencia a
mantener y defender este nuevo peso, a través de diversos mecanismos tanto
biológicos como psicológicos. Se postula que en las etapas iniciales, una serie de
factores -tanto conductuales como ambientales- serían los responsables del
desarrollo de la obesidad en aquellos sujetos con predisposición genética, en
quienes se desarrollan cambios en el metabolismo del tejido adiposo, que tienden
a perpetuar la condición de obesidad y a favorecer el desarrollo de muchas de las
comorbilidades asociadas a la obesidad. Se considera que en las primeras etapas
de la obesidad, la presencia de mínimos desbalances del equilibrio energético
puede llevar a una acumulación gradual y persistente de grasa en la composición
corporal. Estos desbalances se observan habitualmente en una serie de
situaciones de la vida cotidiana en las cuales se disminuye la actividad física, tales
como el dejar de practicar un deporte o cambiarse a un estilo de vida más
sedentario al que tenía previamente.
CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD

La obesidad se considera un importante factor de riesgo para enfermedades no


transmisibles, tales como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus
tipo 2, los trastornos del aparato locomotor y algunos cánceres (endometrio, mama
y colon). El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles aumenta con
el mayor grado de obesidad. Por otro lado, se ha estimado que las consecuencias
-tanto sicológicas como sociales- deterioran enormemente la calidad de vida de
los pacientes obesos. Los niños que presentan obesidad tienen una mayor
probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.
Además de estos mayores riesgos futuros, los niños obesos presentan mayor
dificultad respiratoria, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y marcadores
tempranos de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina, diabetes
mellitus tipo 2 y efectos psicológicos deletéreos. (9)

OBESIDAD ABDOMINAL

Ya en la década de los años 40, el médico francés Jean Vague planteó que la
distribución anatómica de la grasa corporal determinaba en forma distinta el riesgo
de salud asociado a la obesidad. Se ha podido establecer que la acumulación
preferencial de grasa en la zona toracoabdominal del cuerpo se asocia a un mayor
riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica. Por esta razón, se han
planteado desde entonces el empleo de una serie de mediciones e índices para
determinar la distribución de la grasa corporal. Entre los más utilizados se
encuentran el índice cintura cadera y la medición exclusiva de la circunferencia de
cintura, que se plantea que estima con la misma exactitud la grasa intraabdominal
como lo hace la relación cintura cadera. Por lo anterior, hoy en día se considera a
la medición de la circunferencia de cintura un buen predictor clínico del riesgo
cardiovascular asociado a la obesidad abdominal. Para la medición de la
circunferencia de cintura se debe utilizar una huincha no extensible y se debe
medir al final de una expiración suave, en posición de pie, en el punto medio entre
el borde costal inferior y la cresta iliaca a nivel de la línea axilar media, paralela al
piso. La circunferencia de la cadera se mide como la mayor circunferencia
obtenida a nivel trocantéreo, en posición de pie. Para ambos puntos anatómicos
se recomienda realizar al menos 2 mediciones y promediarlas. Numerosos
estudios prospectivos han demostrado una asociación entre el aumento de la
relación cintura cadera y el mayor riesgo de enfermedad cardiovascular,
independiente del IMC. Hoy en día, en la práctica clínica se prefiere la medición
solo de cintura, ya que la medición de la cadera es más dificultosa. Además, no
existen puntos de corte validados para este indicador. Según las recomendaciones
de las Guías Clínicas para la Obesidad del Instituto Nacional de Salud de los
EE.UU. (NIH), se consideran puntos de corte de circunferencia de cintura de 88
cm. para las mujeres y de 102 cm. para los hombres, valores incluidos en la
definición del Síndrome Metabólico según las Guías propuestas por el Panel de
Expertos en Colesterol en el Tercer Panel de Tratamiento para Adultos (ATP III).
Se establecieron los siguientes puntos de corte de circunferencia de cintura, como
nivel de alerta y nivel en el cual ya hay que realizar una acción terapéutica (Tabla
4). (10)
Bibliografía:

1. Navarro E, Vargas F. Riesgo coronario según ecuación de Framingham en


adultos con síndrome metabólico de la ciudad de Soledad, Atlántico. 2010.
Rev Colomb Cardiol. 2012 ; 19 (3): 109-18
2. Abraham W, Blanco G, Coloma G, Cristaldi A, Gutiérrez N, Sureda L.
Estudio de los factores de Riesgo Cardiovascular en Adolescentes. Rev
Fed Arg Cardiol. 2013 ; 42 (1): 29-34.
3. Ruiz AJ, Aschner PJ, Puerta MF, Alfonso R. Prevalencia de obesidad
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4. Bello BM, Sánchez G, Campos A, Báez EG, Fernández J, Achiong F.
Definiciones del síndrome metabólico. Rev Med Electrón. 2013 ; 35 (2):
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6. Arpa A, González O. Diferentes formas de valorar el sobrepeso o la
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38 (2): 1-10.
7. Benet M, Cabrera RM, Castillo P, Poll Y, Suárez Y. Prevalencia del
síndrome metabólico en los trabajadores de la Facultad de Ciencias
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8. Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood
Cholesterol in Adults. Executive Summary of the Third Report of the
National Cholesterol Education Program (NCEP). Expert Panel on
Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Cholesterol in Adults
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9. Ford E, Mokdad A. Epidemiology of obesity in the western hemisphere. J
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10. The Practical Guide to the Identification, Evaluation, and treatment of
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11. Pouliot MC, Depres JP, Lemieux S et al. Waist circumference and
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