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El Opeño

*El Opeño es un yacimiento arqueológico que se localiza en Jaconá De Plancarte, un


municipio del estado de Michoacán, más específicamente en el valle de Zamora.

* La cultura que ahí residió es muy conocida debido a la gran cantidad de materiales de
cerámica encontrados en los complejos funerarios de la zona.

*La importancia arqueológica del Opeño se debe a la antigüedad de esta zona y a la


influencia que tubo sobre otras culturas tal es el caso de la Capacha y Chupicuaro.

*Muchas culturas que se establecieron tiempo después a la del Opeño tomaron como
referencia a esta ultima principalmente, en cerámica , administración , organización , etc.
Pero la arquitectura cuenta con detalles únicos muy particulares que no fueron retomadas
posteriormente.

*El Opeño puede ser considerado como el antecedente más antiguo de la tradición de las
Tumbas de Tiro.

*El material de el Opeño se relaciona con los Olmecas, pues en el se encuentran


estatuillas de figuras femeninas.

*La cerámica de este sitio consiste en cuencos sencillos y ollas pequeñas decoradas con
pastillaje. Lo que mas fabricaban eran figurillas y vasijas funerarias.
El Opeño se puede considerar como el antecedente más antiguo de la llamada tradición
de las tumbas de tiro, en la cual se suelen incluir los materiales de este yacimiento
arqueológico michoacano. La arquitectura de El Opeño, como se ha señalado
anteriormente, cuenta con características muy particulares que no fueron retomadas en
las necrópolis más tardías de Jalisco, Colima y Nayarit. Es importante señalar que la
arquitectura funeraria, con características similares o divergentes, fue practicada por los
pueblos que vivieron en una amplia región de América continental, y en distintas épocas.

Descubrimientos de la cultura Opeño

Los descubrimientos en El Opeño, Michoacán, se encuentran entre los hallazgos más


importantes de la arqueología mexicana de la primera mitad del siglo XX. Con ellos no sólo
se demuestra la antigüedad de la tradición de tumbas en el occidente de México, sino que
se revela la presencia de una singular tradición cultural, que posteriormente se extendió
por diversas zonas de México, Centro y Sudamérica. La investigación arqueológica
mexicana, centralizada en las grandes culturas de la cuenca central de México y el sur de
nuestro país, ha impedido que hallazgos como los que se presentan en esta obra ocupen
el lugar preponderante que les ha reservado la historia. Una lectura distinta de los restos
culturales, como la que aquí se expresa, propone que hubo tres regiones mayores de
desarrollo cultural durante el pre clásico la del México central (incluyendo el área
olmeca), la zona maya y el occidente de México. En este libro, Arturo Oliveros discute la
presencia de un complejo funerario (fechado hacia el año 1500 a. C.) y su papel como el
iniciador de la gran tradición funeraria de tumbas en el occidente de México. Hacedores
de tumbas en El Opeño abre una nueva y emocionante puerta hacia el pasado
mesoamericano con la particularidad de ser un texto fundamental para los especialistas y
atractivo para el público en general.

Arquitectura:

Cuenta con características muy particulares que no fueron retomadas. Es importante


señalar que la arquitectura funeraria, con características similares o divergentes, fue
practicada por los pueblos que vivieron en una amplia región de América continental, y en
distintas épocas, en los tiempos anteriores a la llegada de los europeos.
Tumbas

Las tumbas de El opeño son las mas antiguas de Mesoamerica y han sido fechadas
alrededor del siglo XVI a.C.

Sus tumbas muestran indicios de planificación arquitectonica, asimismo, el complejo en su


totalidad esta organizado en torno a un plan global.

Eran sedentarios, estaban en proceso de sedentarismo agrícola con elevada estratificacion


social.

Tlatilco
Tlatilco fue una civilización del valle de México, una de las primeras en asentarse en el
Anáhuac, en las orillas del lago de Texcoco, al Noroeste de la Ciudad de México. Su
ubicación histórica se encuentra en el Período Preclásico Medio, entre 1500 a. C. y 500 a.
C.

Por los restos encontrados, se sabe que los habitantes de Tlatilco conocían y dominaban la
alfarería (de fuerte influencia olmeca) y la cerámica. Además, practicaban la deformación
craneana y la mutilización dentaria.

El nombre actual, proviene del náhuatl, y significa "oculto en la tierra". Dicho nombre fue
asignado por los pueblos nahuatlacas, Tlatilco se encuentran en el más temprano
desarrollo de El Arbolillo y Zacatenco del Valle de México, recogiendo las influencias
olmecas provenientes de las tierras bajas. Estas influencias son patentes en las
representación de felinos, en los rasgos de muchas de las figurillas y en la mayoría de las
cerámicas. Hacia los siglos VI y V a.C., Tlatilco llegó a su fin como civilización.

Arte

Tlatilco destaca por sus figurillas humanas de cerámica. Las hay de dos clases: unas
grandes, huecas y pintadas de rojo; otras pequeñas, sólidas y manufacturadas con
increíble delicadeza y maestría. Estas últimas casi siempre representan a mujeres jóvenes
desnudas, ataviadas con complejos tocados, breves faldellines o cubiertas con pintura
corporal. También hay representaciones de personajes con dos cabezas, jorobados e
individuos deformados o enmascarados. Se representan vestimentas, personajes y oficios,
tales como jugadores de pelota y contorsionistas. Las vasijas de cerámica exhiben una
decoración plástica y un limitado empleo del color. Las formas más comunes de estas
vasijas, que muestran claras influencias externas, son escudillas, jarrones sin cuello,
botellas de cuello largo, jarrones con tres patas y botellas con asa en forma de estribo.
Además, hay vasijas modeladas con formas de animales y vegetales del entorno, como
patos, peces y calabazas.
Culto y funebria

Las sepulturas se localizaban de manera más o menos dispersa, no constituyendo


cementerios como tal. Eran hechas directamente en la tierra y los individuos eran
dispuestos extendidos, acompañados de algunas ofrendas que les servirían en la otra vida,
entre las que destacan las figurillas de cerámica. La iconografía de los objetos que
acompañaban estas tumbas refleja un culto a la fertilidad, particularmente en el caso de
las figurillas, que con sus anchas caderas, senos y sexo destacado, se relacionan con ritos
de fertilidad asociados a los ciclos agrícolas de estos primeros aldeanos.
chalcatzingo

Chalcatzingo es un yacimiento arqueológico localizado en el valle de Morelos, en el estado


mexicano homónimo. Chalcatzingo tuvo su época de apogeo durante el período Preclásico
Medio y Tardío de la cronología mesoamericana. El sitio es ampliamente conocido por su
importante acervo de arte monumental e iconografía de estilo olmeca. Localizado en la
parte meridional de las tierras altas del centro de México, se calcula que el asentamiento
fue fundado alrededor del siglo xv a. C. Alrededor del siglo ix a. C., los pobladores del lugar
comenzaron a producir obras artísticas y arquitectónicas en las que se puede notar una
importante influencia de la cultura olmeca.1 En su época de florecimiento, entre los siglos
vii a. C. y v a. C., la población de Chalcatzingo oscilaba entre quinientas y mil personas.
Después del siglo v a. C., el asentamiento comenzó una etapa de decadencia.

Petrograbados de chalcatzingo

Las dos eminencias que custodian Chalcatzingo aparentan una montaña hendida, que de
acuerdo con algunas interpretaciones de la iconografía olmeca, es la entrada al mundo de
los muertos. Igualmente, la montaña dividida es un símbolo que aparece en otras
mitologías mesoamericanas posteriores, como el sitio de donde brota el maíz.
Petroglifo 1

Es el Grupo del Agua Danzante. El primer grupo de relieves fue encontrado en las laderas
del cerro de Chalcatzingo. Todos ellos tienen en común el tema de la fertilidad y la lluvia.
Esta es la razón por la que Kent Reilly le llamó Grupo del Agua Danzante.El grupo integra el
más conocido de los relieves de Chalcatzingo, conocido como El Rey, que es un grabado de
tamaño natural en el que se observa a un hombre sentado en el interior de una cueva. El
punto de vista de la escena es lateral, de modo que la caverna es representada más bien
por un corte transversal que, además, es la representación de las fauces de un jaguar. La
entrada a la cueva se localiza frente al personaje sedente, a la derecha de la imagen. De
ella salen volutas (quizá indicando que el hombre está hablando o haciendo alusión al
viento). Sobre la caverna se encuentran representados unos objetos estilizados que
parecen ser nubes, de ellas caen gotas de agua.

El segundo grupo

El segundo grupo de petroglifos de Chalcatzingo consiste en bajo relieves que fueron


tallados en la roca en el pie de la montaña. Se trata de un conjunto mayor que el del Agua
Danzante (excepto El Rey o Portador del Agua). Las imágenes básicamente representan
criaturas fantásticas, entre las que predominan figuras humanas delineadas.

Petroglifo 2

Se encuentra al oeste de este conjunto de grabados. Representa cuatro seres humanos.


Tres de ellos se encuentran de pie, y el cuarto está en posición sedente sobre el suelo.
Todos ellos portan máscaras, aunque el que se halla sentado, a la derecha de los otros
tres, lleva la máscara en su nuca. Los tres personajes que se encuentran de pie portan
lanzas o macanas. El peinado de uno de ellos guarda un gran parecido con los ornamentos
de los jaguares en el Petroglifo 4, por lo que se infiere que ambas escenas se encuentran
relacionadas.

Se trata de roca fuertemente erosionada roca, es una escena con dos Jaguares atacando a
dos personas. Los Jaguares tienen un tocado en la cabeza. Por debajo de la parte superior
(la figura rotada) aparentemente hay persona indefensa con los brazos estirados. El Jaguar
inferior es difícil de ver, la punta de la cola parece separada y sangrando.

Petroglifo 3

Representa a un felino cerca de una planta con forma de cactus, que no ha sido
identificada. Probablemente hay una figura humana relacionada con el conjunto, aunque
esto no puede ser definido aún a causa del deterioro sufrido por el relieve.

Petroglifo 4

Representa a dos felinos que atacan a dos seres humanos. Las figuras humanas están en
frente y a corta distancia de los felinos, lo que indica que probablemente se trate de
presas de los mismos. Los felinos tienen los colmillos afilados y sus garras apuntan a los
dos seres humanos. Aparecen ornamentados con varios elementos, entre sus ojos
muestran una figura en forma de equis, lo que podría sugerir que se trata de una imagen
relacionada con el culto al sol.

Petroglifo 5

Representa la figura de un reptil, que probablemente es la Serpiente Emplumada de la


mitología mesoamericana. Esta criatura está devorando o desmembrando a un ser
humano y posee un largo hocico con grandes colmillos. Unas marcas triangulares que se
dirigen hacia la cola parecen ser alas.

Petroglifo 6

Simboliza plantas exuberantes, por la representación muy realista de rama de planta de


calabaza.

Petroglifo 7

Una nube de gotas de lluvia cayendo es representada en este grabado. Hasta ahora, no
hay un interpretación convincente nominada para la esencia de la caída de gotas de agua.

Petroglifo 9

Es una escultura que parece representar la cueva mitológica a la que hace referencia el
petroglifo 1, aunque vista desde una perspectiva frontal. La escultura es aplanada y posee
un gran agujero en el centro que corresponde a la entrada de la caverna. Sobre el agujero
se encuentran los ojos de la criatura, de modo similar a como están representados en el
Petroglifo 1.

Petroglifo 13

Fue el quinto en ser encontrado por los arqueólogos, aunque es el sexto del conjunto. Se
ubica bastante más abajo que el resto de las imágenes. Representa a un ser sobrenatural
antropomorfo, tocado de acuerdo con el estilo iconográfico de los olmecas. Como El
Portador del Agua, este personaje se encuentra sentado en el interior de las fauces de una
criatura sobrenatural.
Petroglifo 21

También conocido como Estela de la Reina es la más antigua representación de una mujer
en el arte monumental de Mesoamérica. Es la imagen de una mujer ataviada con
pozahuanco, sandalias y la cabeza cubierta por un mantón. Porta un bulto adornado con
bandas. La imagen ha sido interpretada como representación de la dote matrimonial.

Petroglifo 31

Representa un felino sobre un ser humano, probablemente se trata de una escena en la


que este animal está atacando al hombre. El estilo es bastante hierático en comparación
con el movimiento del Petroglifo 4. Tres gotas de lluvia, representadas de la misma
manera que en el relieve de El Rey, caen desde la parte superior de la imagen, lo que
probablemente es una metáfora del sacrificio humano y el culto a la fertilidad. De acuerdo
con Grove, estos relieves ilustran una secuencia de eventos míticos relevantes para la
cosmogonía de la gente de Chalcatzingo.

San Jose Mogote

San José Mogote o San José el Mogote es una zona arqueológica del estado de Oaxaca, en
el sureste de México. Se localiza a pocos kilómetros al noroeste de Monte Albán, en el
valle de Etla, a una altitud de 1.610 m.s.n.m. El sitio muestra evidencias arqueológicas de
ocupación temprana, aunque su mayor desarrollo ocurrió en el Preclásico medio,
contemporáneo a la cultura olmeca. Por las construcciones, es posible saber que sus
pobladores ya hacían cálculos astronómicos, actividad importante en la cultura
mesoamericana.

Destaca por los procesos de especialización artesanal que alcanzó, los cuales constituyen
la evidencia más antigua de la región. El monumento 3 es uno de los más interesantes del
sitio, se trata de una gran piedra labrada con una figura humana desnuda con los ojos
cerrados, la boca abierta y volutas de sangre emergiendo del pecho; entre los pies
muestra su nombre calendárico: Uno Temblor . Este monumento, realizado entre 700 y
500 a.C., conmemora la victoria del gobernante de San José Mogote sobre otro señor en la
región.
Arquitectura

Los restos arquitectónicos que podemos observar son al estilo Monte Albán. En la plaza
principal, las estructuras monumentales incluyen un templo sobre un montículo más alto
con basamento de bloques de piedra; así mismo, existe una figura semejante a los
famosos danzantes de Monte Albán, la cual pertenece a una etapa más antigua (Monte
Albán I), y que descansa en un corredor entre dos plataformas. Ahí también, pueden
apreciarse una serie de terrazas sobre las que se distribuyen restos de templos y
escalinatas, de las cuales algunos están parcialmente restaurados o poco explorados.
Existió un museo comunitario, mismo que no pudimos ver (octubre 2002) y la zona está
totalmente desprotegida y sin vigilancia. Justo enfrente de la pirámide principal hay una
casa habitación (escasos 5 metros) y tres más en un costado. Desde la parte superior se
alcanzan a ver varios montículos que seguramente son otras pirámides que pertenecieron
a San José del Mogote. A tan sólo 30 metros de la pirámide principal está una constructora
que se encuentra sacando materiales para la construcción. Inicialmente pensamos en la
restauración del sitio, pero es todo lo contrario; el sitio está siendo destruido. Es una
lastima el estado en que encontramos este sitio.

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