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UNIDAD 7: FISIOLOGÍA RENAL

Stefano Biancardi 2

CLASE 1: INTRODUCCIÓN A LA FISIOLOGÍA


RENAL

La fisiología renal es uno de los aspectos más complejos de la fisiología, y esta


clase pretende ser integradora respecto a la función renal.
El funcionamiento del riñón y del sistema excretor recién empiezan a aparecer a
fines del siglo XIX y comienzos del XX. Forma parte de los sistemas más nuevos en
incorporarse a la fisiología. El padre de la fisiología renal es Claude Bernard, sabio francés
de fines del siglo XIX, que hizo una serie de estudios fisiológicos, agregando las nociones
de funcionamiento a la base anatómica que se tenía desde la antigüedad. Concluyó que toda
la fisiología lleva a la conservación del medio interno, cosa necesaria para la función de
todas las células. El medio interno debe mantenerse estable a toda costa, a pesar de todos
los estímulos que continuamente tienden a desestabilizarlo (entra y sale agua, entran y salen
electrolitos, cambia el pH, etc.). Las perturbaciones del medio interno son nocivas para las
células.
La función del sistema renal es mantener la constancia de la composición y
volumen del líquido extracelular y, así, contribuye importantemente a la conservación del
medio interno. Más específicamente, entre las funciones del riñón se encuentran:

• Función excretora: Para que el ambiente celular esté lo más limpio posible y sin
toxinas.
• Regulación de la osmolaridad plasmática, una de sus funciones principales.
• Regulación del volumen extracelular: Recordando, existen un líquido intracelular
y uno extracelular. Dentro del extracelular se encuentra el plasmático, que está en
los vasos.
• Mantención del balance de K+ y de los demás electrolitos.
• Mantención del balance ácido-base, a la par del pulmón.
• Función endocrina, produciendo hormonas como renina (que tiene un rol en la
regulación del volumen extracelular), eritropoyetina (que en los adultos es
producida sólo a nivel renal y se encarga de mantener una oxigenación adecuada a
los tejidos) y calcitriol (que regula el nivel de Ca+2).

Anatómicamente, el sistema excretor se organiza en los riñones, uréteres, vejiga y


uretra.

Anatomía del riñón

Los riñones son órganos retroperitoneales, con


forma de poroto o habichuela, cuyo diámetro mayor es de
9 a 11 cm (dependiendo del sexo de la persona y tamaño
corporal). Si se toma un riñón y se abre por su diámetro
mayor, se distinguen 2 regiones bastante diferenciadas: la
zona de habichuela o poroto, donde están las pirámides
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renales, y la zona de surgimiento del uréter o pelvis renal. Los vértices de las pirámides
renales apuntan a la pelvis renal y se abren a ella a través de pequeñas perforaciones
llamadas papilas. La pelvis renal se divide en 3 o 4 cálices mayores, que se dividen en
cálices menores, en los cuales desembocan las pirámides.
Existe una corteza, que es la zona más externa, y una médula renal, que se
organiza en las pirámides. La corteza se mete entre las pirámides (y las separa) a través de
las columnas renales. La médula se divide en médula externa y médula interna.

Nefrón

Es la unidad estructural y funcional del


riñón. Tenemos entre 1 y 1,3 millones de nefrones
por riñón. El nefrón tiene 2 componentes, el
corpúsculo renal, que a su vez se compone de la
cápsula de Bowman y el aparato glomerular, y el
túbulo renal. En la corteza están los corpúsculos y
túbulos y en la médula se encuentran solamente
túbulos, además de vasos sanguíneos.
Existes 2 tipos de nefrones:

• Nefrones corticales: Sus corpúsculos se


ubican superficialmente y tienen un sistema
tubular corto que desciende hasta el punto
límite entre la zona interna y zona externa de
la médula.
• Nefrones yuxtamedulares: Sus corpúsculos
se ubican cercanos a la médula y tienen un
sistema tubular más largo, el cual llega
hasta las profundidades de la médula.

La principal función de los túbulos es


reabsorber y secretar sustancias. En ellos, la zona
más activa metabólicamente es el asa gruesa ascendente de Henle, en la cual las células
utilizan mucho ATP para realizar el transporte activo, por lo tanto necesitan una gran
cantidad de oxígeno.
La circulación del riñón viene desde la corteza y el aporte de oxígeno va
descendiendo hacia la médula. El consumo es máximo en el asa ascendente, por lo
tanto es la zona más sensible a una disminución de la llegada de O2.
Hoy en día, el riñón se explora con distintos
instrumentos, a diferencia del conocimiento de los antiguos
anatomistas, que venía de las autopsias y les otorgaba una
visión antero-posterior del riñón. En la imagen se ve un
riñón en una ecografía. Un ecógrafo es un aparato que
emite “ecos” (ondas de ultrasonido) que rebotan y se genera
una imagen computacional. También, los riñones se pueden
observar a través de un scanner o pieloTAC, que es una
máquina que emite rayos X en forma circular (va girando) y
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toma muchas imágenes que luego el computador integra. El riñón se ve con forma de
herradura en un plano horizontal y como habichuela en uno frontal.

Corpúsculo renal

El corpúsculo renal está compuesto de dos partes principales. La primera es un


ovillo de vasos sanguíneos que tiene entremedio a las células del mesangio, denominada
glomérulo, y la otra es la cápsula de Bowman, que recubre glomérulo.

• Glomérulo: El ovillo de capilares nace de una arteriola aferente y desemboca


en una arteriola eferente. Ésta es una diferencia muy fundamental con el resto de
la anatomía, donde normalmente se encuentra una arteriola, un sistema capilares y
luego éstos desembocan en vénulas.
La arteriola aferente suele tener mayor diámetro que la eferente, lo que las
diferencia desde el punto de vista microscópico. Además, las arteriolas, a diferencia
de las vénulas, tienen un sistema muscular que les permite contraerse y controlar su
flujo. Lo que hace particular al sistema renal es este doble control que ejercen las
arteriolas, el cual lo convierte en un sistema dinámico debido a que hay una
microhemodinamia renal. Luego de la arteriola eferente viene otra red de
capilares comunes y corrientes, que se encargan del intercambio de gases y
luego desembocan en vénulas.
Los capilares glomerulares son fenestrados, es decir, tienen endotelio
discontinuo, y fuera de ellos se encuentra la membrana basal y los podocitos.
• Cápsula de Bowman: Se divide en dos capas. La capa interna, que se encuentra
en contacto con el ovillo de vasos sanguíneos del glomérulo, se denomina epitelio
visceral, cuyas células, llamadas podocitos, son altamente especializadas y se
interdigitan por sobre los capilares. Por su parte, la capa externa se denomina
epitelio parietal, el cual desemboca en una especie de embudo correspondiente al
inicio del túbulo proximal. Estas dos capas delimitan un espacio virtual llamado
espacio urinario o de Bowman.
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Barrera de filtración glomerular

Hay 3 limitaciones para el paso de las moléculas en el corpúsculo:

• Endotelio capilar: poros limitan el paso de células.


• Lámina o membrana basal: limitación de tamaño y por su carga negativa.
• Diafragmas de filtración.

1) Características del endotelio

Como se mencionó anteriormente, los capilares glomerulares son fenestrados,


con poros de 70 a 100 nm y con alta permeabilidad hidráulica. Esto significa que el
tamaño de los poros endoteliales solo limita el paso de células sanguíneas, todo lo
demás puede pasar.

2) Lámina basal

Estructura proteica que se interpone entre los pedicelos vecinos y entre pedicelos y
los capilares glomerulares. Tiene varios componentes:

• Componentes proteicos: Colágeno IV, fibronectina, nidógeno, pocalixina,


integrinas, lamininas y glicoproteínas que, en general, están cargadas
negativamente.
• Los glucosaminoglicanos (GAGs) le otorgan carga negativa.
• Tiene 3 subdivisiones: Lámina rara externa (en contacto con los pedicelos),
lámina densa (entre ambas láminas raras) y lámina rara interna (en contacto con
el endotelio).

3) Epitelio visceral de la cápsula de Bowman

Está formado por los podocitos que emiten prolongaciones, denominadas pedicelos,
que rodean los capilares glomerulares. El espacio entre dos pedicelos vecinos
corresponde a la ventana de filtración, y cada una está cubierta por un diafragma de
filtración.

La integridad ultraestructural y funcional de la barrera de filtración es esencial


para una normal ultrafiltración de plasma.
Hay una limitante por tamaño de las moléculas y otra por carga, donde se ven
favorecidas para poder filtrar las partículas positivas y las neutras, y se ven limitadas
las partículas negativas. La albúmina está por debajo de la barrera de tamaño, por lo
que se esperaría que un porcentaje de ella sea filtrado, pero esto no ocurre porque tiene
carga negativa y es repelida por la barrera de filtración. Existe una patología llamada
nefropatía de cambios mínimos (porque no hay cambios estructurales importantes), en la
cual se altera la estructura eléctrica de la barrera, filtrándose la albúmina y
generándose albuminuria.
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Otra proteína importante es la que forma el diafragma de filtración, la nefrina


(hay más, pero la más relevante es esa). Hay patologías genéticas que comprometen la
normalidad de la nefrina.
El mesangio consiste en un grupo de células
que vienen del sistema monocito reticular y
forman parte del sistema monocito macrofágico.
Cumplen diversas funciones, como la de ser soporte
mecánico del glomérulo. Tienen capacidad
contráctil, con lo que pueden modificar el área
disponible de filtración glomerular.

Estructuras tubulares

Todo el túbulo renal posee epitelio monoestratificado, cuyas características varían


según el segmento. La membrana apical se orienta hacia el lúmen y la basolateral al
espacio intersticial, donde están los capilares. Los nefrones yuxtamedulares tienen
túbulos más largos, son más escasos y su función es más compleja.

1) Túbulo proximal

Aquí ocurre la reabsorción activa de agua y metabolitos, con regulación menos


fina que en los segmentos más distales. Se reconocen tres zonas: S1 (contorneada), S2
(contorneada/recta) y S3 (recta). Tiene alta capacidad de contacto que se condice con
una alta capacidad reabsortiva, la cual está dada por las invaginaciones y
evaginaciones de la membrana apical, lo que se denomina ribete en cepillo.
Entonces, las propiedades más importantes del túbulo proximal son:

• Alta capacidad reabsortiva, dada por el ribete en cepillo apical.


• Epitelio leaky, que le confiere baja resistencia transepitelial, haciéndolo
permeable.
• Alta permeabilidad hidráulica transcelular.

Hay un transportador de agua en el túbulo proximal llamado acuaporina-1


(AQP-1).

2) Asa de Henle

Se divide en asa delgada descendente, asa delgada ascendente y asa gruesa


ascendente, que tienen diferentes propiedades:

• Asa delgada descendente: El asa delgada descendente tiene una alta


permeabilidad hidráulica transcelular, parecida al túbulo proximal. Además,
posee una alta permeabilidad a urea y baja capacidad de transporte de Na+. En
ella, la osmolaridad del túbulo va aumentando y llega a un máximo cuando
termina de descender.
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• Asa delgada ascendente: Tiene nula permeabilidad al agua y capacidad de


transporte de Na+. Durante su trayecto, la osmolaridad del túbulo va
disminuyendo.
• Asa gruesa ascendente: Posee nula permeabilidad al agua y alta capacidad de
transporte de Na+.

3) Nefrón distal

En este, es particularmente importante la presencia de acuaporina-2 (AQP-2).

• Túbulo distal: Presenta transporte de Na+ y es impermeable al agua.


• Túbulo conector.
• Túbulo colector: Se subdivide en cortical y medular.

En este segmento hay heterogeneidad


celular. Por un lado podemos encontrar las células
principales, encargadas de la reabsorción de Na+ y
K+ regulada por aldosterona y además de la
reabsorción de agua regulada por ADH, la cual
inserta transportadores AQP-2 para hacerlas
permeables. Por otro lado, se pueden apreciar las
células intercaladas, encargadas del transporte
ácido-base. Entre estas últimas, se pueden diferenciar
las células intercaladas tipo A, que secretan H+, y
las células intercaladas tipo B, que secretan HCO3-.

4) Aparato yuxtaglomerular

Estructura túbulo-vascular formada en el polo vascular del corpúsculo renal,


que corresponde al asa gruesa ascendente de Henle que pasa entre las arteriolas
aferente y eferente del glomérulo de origen.
Está compuesta por dos estructuras principales. La primera es la mácula densa,
formada por células epiteliales del asa gruesa ascendente de Henle orientadas al polo
vascular y que, en esta zona, adquieren un mayor tamaño que el resto del epitelio. La
segunda parte son las células yuxtaglomerulares o granulares de la pared de la arteriola
aferente, las cuales se encargan principalmente de la síntesis y secreción de renina.
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La función del aparato yuxtaglomerular tiene que ver con los flujos, con la
microhemodinamia renal:

• Participa en el mecanismo de autorregulación del flujo sanguíneo renal, que


corresponde a la detección de cambios en la concentración de Cl- en la mácula
densa. Por ejemplo, si se filtra mucho y el flujo tubular es muy alto, llega mucho
NaCl al asa de Henle. El Cl- es censado y se genera una respuesta de
contracción de las células de la arteriola aferente, con lo que baja la filtración.
Esto se denomina feedback túbuloglomerular.
• Participa en la regulación de la volemia. Las células granulares secretan renina,
la cual finalmente genera angiotensina II, siendo esta última la responsable de
cambios en la resistencia periférica total, afectando la microcirculación renal y
sistémica.

Circulación renal

El flujo sanguíneo renal (FSR), es decir, la cantidad de sangre que pasa por el
riñón en 1 minuto es 1000 ml/min, equivalente a un 20% del gasto cardíaco en reposo.
Sin embargo, es importante destacar que el 90% del FSR es cortical y el 10% del FSR
perfunde la médula y otras estructuras renales, de manera que hay que recordar que el
asa gruesa ascendente de Henle recibe poco O2 y realiza mucho trabajo, por lo que tiene un
gran riesgo de sufrir daño.

En el riñón hay dos lechos capilares en serie, y podemos encontrar:

• Capilares glomerulares: Interpuestos entre las arteriolas aferente y eferente.


Esta disposición determina la dinámica de las fuerzas físicas que rigen la
ultrafiltración de plasma. Cambios en el tono arteriolar aferente y/o eferente
afectan estas fuerzas.
• Capilares peritubulares: Son capilares comunes y corrientes. Acompañan el
recorrido de los túbulos.
• Capilares de la vasa recta: Se originan a partir de arteriolas eferentes de los
nefrones yuxtamedulares. Son importantes porque son los que generan la
contracorriente necesaria para que el proceso de concentración o dilución de la
orina sea efectivo.
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Funciones de la circulación renal

• Aporte de sangre a través de las arteriolas aferentes para la ultrafiltración de plasma


en los glomérulos.
• Transporte de O2 y nutrientes a las células epiteliales. El consumo de oxígeno está
directamente relacionado con el transporte activo de Na+.
• Retiro de CO2, de solutos y de agua reabsorbida desde los túbulos.
• Aporte de solutos que son secretados por el epitelio tubular.
• Los capilares de la vasa recta participan en el mecanismo de concentración y
dilución urinaria.
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CLASE 2: FLUJO SANGUÍNEO RENAL Y


VELOCIDAD DE FILTRACIÓN GLOMERULAR

Cuando hablamos de flujo sanguíneo renal (FSR) nos referimos a la cantidad de


sangre por tiempo que circula por los riñones, que corresponde al 20% del gasto
cardiaco en reposo, es decir, 1 litro por minuto. Por su parte, la velocidad de filtración
glomerular (VFG) es la cantidad de plasma que filtra el riñón por unidad de tiempo.
Como se explicó en la clase anterior, la función de los riñones es mantener los
líquidos corporales, volúmenes y concentraciones, es decir, homeostasis.
El plasma corresponde a alrededor del 60% de la sangre y da vuelta unas 300
veces por los riñones al día. De esta forma, el flujo plasmático renal (FPR), que es la
cantidad de plasma que pasa por los riñones en un determinado tiempo, corresponde
al 60% del FSR, es decir, unos 600 ml/min.

El riñón posee dos territorios capilares diferentes entre sí:

• Capilares peritubulares o vasa recta: Capilares comunes y corrientes que rodean


al nefrón con la única función de intercambio de sustancias. Estos capilares nacen
de la ramificación de la arteriola eferente.
• Capilares glomerulares: Son los únicos en el cuerpo que se ubican entre dos
arteriolas (aferente y eferente). Se agrupan formando ovillos donde hay una alta
presión.

Definimos glomérulo al conjunto de capilares glomerulares (50 aprox.) que están


dentro de la cápsula de Bowman. Al comparar ambas arteriolas vemos que el diámetro de
la arteriola aferente es mayor que el de la eferente, esto confiere mayor resistencia a la
salida de la sangre de los glomérulos por lo que la presión hidrostática dentro del
glomérulo aumentará provocando una mayor filtración, función que caracteriza a estos
capilares.

Formación de la orina

No es la función principal de los riñones, sino que nace como consecuencia de


sus principales funciones ya que debemos controlar los volúmenes y además excretar los
compuestos nitrogenados por alguna vía para mantener la homeostasis. Entonces, la orina
se forma a partir del plasma.
Existen 3 procesos que le pueden ocurrir a una sustancia específica cuando llega a
los nefrones:

• Filtración: Paso del plasma desde los capilares glomerulares al interior de la


cápsula de Bowman, para lo cual se necesita una gradiente de presión (ΔP).
• Reabsorción: Intercambio entre vasa recta con túbulos renales, donde la mayoría
del contenido tubular se devuelve al plasma.
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• Secreción: Alguna sustancia que no se filtró en los capilares glomerulares puede


pasar desde los capilares peritubulares a los túbulos renales, y formar parte de la
orina también.

Tanto la reabsorción como la secreción ocurren a lo largo de los túbulos


renales. No necesariamente le ocurren estos 3 procesos a todas las sustancias, dado que
algunas pueden filtrar y reabsorberse, pueden filtrar y no reabsorberse o pueden no filtrar y
secretarse. De tal manera que, para cualquier sustancia que hay en el plasma, su excreción
en la orina está determinada por:

Excreción = Filtración – Reabsorción + Secreción.

La excreción es lo que aparece en la orina, y con esta ecuación se puede calcular


la cantidad de una sustancia presente en ésta. Filtración es el proceso más general, es decir,
todo se filtra a excepción de las proteínas, pero la reabsorción y secreción son procesos
más selectivos. Hay sustancias que sólo se reabsorben, otras que sólo se secretan, y otras
que pasan por ambas situaciones. En la imagen se ven las distintas combinatorias.
 

Filtración

Ocurre en el corpúsculo renal. El flujo del líquido está determinado por la


gradiente de presión entre el capilar glomerular y la cápsula de Bowman. Obviamente
la presión dentro del glomérulo debe ser mayor a la de la cápsula de Bowman para que
ocurra la filtración.

Características del filtro o barrera de filtración

El filtro vendría a ser el endotelio, lámina basal de éste y la pared de la cápsula


de Bowman (epitelio interno o visceral). La solución que encontramos dentro de la cápsula
de Bowman es un ultrafiltrado plasmático, es decir, tiene la misma composición del
plasma pero sin proteínas.
El epitelio visceral son células denominadas podocitos que “abrazan” a los
capilares mediante unas prolongaciones llamadas pedicelos. Entre los capilares están las
células del mesangio que se pueden contraer para así alterar la distancia entre el capilar y
el epitelio visceral, modificando la superficie de filtración efectiva. Las células
mesangiales no son parte de la barrera de filtración.
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Los capilares glomerulares son fenestrados, con fenestraciones de


aproximadamente 300 nm, de manera que presentan una alta permeabilidad que permite
el paso a cualquier sustancia excepto proteínas y elementos figurados. Sin embargo, la
barrera más restrictiva es la lámina basal ya que, a diferencia del endotelio, es
continua. Luego, el líquido debe pasar entre los espacios de los pedicelos, los cuales
también son contráctiles, de manera que también pueden regular el flujo y la superficie de
contacto. Entre los pedicelos hay una red de proteínas y estos espacios son llamados
ventanillas de filtración.
En el endotelio de los capilares fenestrados hay glicoproteínas (glucocálix), las
cuales contribuyen a formar parte del componente eléctrico de esta barrera ya que
repelen a las proteínas al tener ambas carga negativa.
La lámina basal corresponde a matriz extracelular compacta donde
encontramos colágeno IV, laminina, proteoglicanos, nidógeno, etc. Esta estructura
reticular también posee carga eléctrica negativa, por lo que los poros que se forman a
este nivel constituyen una barrera física y eléctrica. Se interactúa eléctricamente con los
bordes del poro.
Las ventanillas de filtración poseen un diafragma proteico (nefrina, neph1,
neph2, neph3, podocina, cadherinas, cateninas, etc) que contribuye a la barrera de
filtración. La nefrina es la proteína más abundante y es una de las proteínas que
restringe más el paso de sustancias.
En general, importa más el tamaño de las cosas que se pueden filtrar, por
ejemplo sustancias con un peso molecular menor a 10.000 gr/mol pasan sin problemas. La
carga es irrelevante para moléculas pequeñas como el Na+ o Cl-. Sin embargo, la carga
es importante cuando las moléculas son grandes como las proteínas, aunque algunas
proteínas pueden filtrar, como la albúmina, pero estas son generalmente endocitadas a
nivel túbulo proximal.
En el gráfico adjunto se
establece la relación entre la
filtrabilidad relativa de una
sustancia y su diámetro (suponiendo
que son esféricas) en angstroms. Se
utilizan dextranos, los cuales son
polisacáridos, y se observa que la
filtrabilidad de dextranos neutros
(curva del medio) solo depende del
tamaño, de manera que se concluye
que desde los 18Å comienza a
afectar el tamaño y cada vez se filtra
menos. Por otro lado, cuando se
utilizan dextranos negativos (curva
inferior), estos interactúan con la carga negativa del filtro y es más difícil que pasen, a
diferencia de los dextranos positivos (curva superior) que son atraídos por el filtro y
presentan mayor filtrabilidad.  
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Presión de ultrafiltración

La presión de filtración es aquella que permite el flujo de filtración glomerular


y se caracteriza por ser muy alta. El 80% del flujo que llega a los riñones no se filtra, de
manera que sólo un 20% del flujo plasmático renal es filtrado, lo que corresponde a
unos 120 ml/min. Este valor corresponde a la velocidad de filtración glomerular (VFG),
que es bastante alta debido a la alta presión hidrostática existente en los capilares
glomerulares.
Por su parte, excretamos aproximadamente 1 ml/min, por lo tanto es deducible
que se reabsorbe más del 19% del flujo plasmático renal, equivalente a más del 99%
del ultrafiltrado plasmático. De esta forma podemos decir que más del 99% del flujo
plasmático renal vuelve a la circulación sistémica.
La principal sustancia reabsorbida es agua, aunque también se reabsorben
algunos solutos. Sin embargo, lo que queda dentro de los túbulos no es plasma, por lo
que este solo tiene una función de vehículo para que queden solutos en los túbulos, los
cuales se eliminarán.

Si observamos la presión hidrostática dentro del glomérulo, es posible notar que


es constante, manteniendo valores entre 50 y 55 mmHg. Asimismo, la presión
hidrostática de los capilares glomerulares es mayor que la presión hidrostática de los
capilares peritubulares. Sin embargo, no toda la presión hidrostática está disponible
para la filtración debido a que las proteínas ejercen una presión oncótica (¶) que se
opone a la presión hidrostática, la cual tiene aproximadamente 30 mmHg.
Por otro lado, la presión hidrostática de la cápsula de Bowman, correspondiente
a alrededor de 15 mmHg, se opone a la filtración; pero, a su vez, la presión oncótica
presente en esta favorece la filtración, pero, como no se filtran proteínas, su valor es 0
mmHg.
Ahora, en base a la información anterior, podemos calcular la presión de
ultrafiltración (PUF) en base a la siguiente ecuación:

PUF = (Pcapilar glomerular - Pcápsula de Bowman) - (¶capilar glomerular - ¶cápsula de Bowman)


PUF = (55 - 15) - 30
PUF = 10 mmHg

De esta forma podemos concluir que la presión neta de ultrafiltración, en los


capilares glomerulares, es de 10 mmHg, la cual es suficiente para asegurar el paso de
120 ml/min de plasma hacia la cápsula de Bowman.
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Una característica importante es que, como estos capilares son especiales, es decir,
sólo hay filtración y no reabsorción, las proteínas se van a concentrar, por lo que la
presión oncótica aumenta a lo largo del capilar. Por su parte, la presión hidrostática se
mantiene relativamente constante a lo largo del capilar.
Por las características de la pared, cada capilar glomerular tiene una permeabilidad
hidráulica efectiva específica, representada por la constante K. Además, dependiendo del
de la contracción de las células mesangiales y pedicelos, existirá una diferente superficie
de filtración efectiva (S). Entonces, a partir de esto podemos obtener la ecuación para
calcular la VFG, que se denomina ecuación de Starling:

VFG = K · S · PUF

Entonces, la VFG es directamente proporcional a la permeabilidad hidráulica


efectiva (K), a la superficie de filtración efectiva (S) y a la PUF, siendo esta última
determinada básicamente por las presiones hidrostáticas y oncóticas.

Regulación del FSR y de la VFG

Existe una relación no lineal entre el FSR y la presión arterial, ya que, aunque
cambie la presión arterial entre 80 y 180 mmHg (abarca el rango fisiológico), el FSR se
mantendrá constante y se seguirá filtrando como si no pasara nada. De esta forma, la
VFG también se mantiene constante.

Esto ocurre por el mecanismo de autorregulación del FSR, en el cual se modifica


la resistencia de las arteriolas a través de dos mecanismos, el mecanismo miogénico y el
mecanismo de retroalimentación túbulo-glomerular.

1) Mecanismo miogénico

Este mecanismo es más efectivo en la arteriola aferente. En este mecanismo, si


aumenta la presión interna de la arteriola aferente se producirá una distensión de la
pared, por lo que se abren canales catiónicos sensibles a la deformación de la
membrana del músculo liso, por lo que ingresa Ca+2 que provocará una contracción.
Esto aumenta la resistencia de la arteriola aferente, de manera que el FSR se mantiene
constante ante aumentos de la presión arterial. Por su parte, frente a una disminución
de la presión arterial se produce una relajación del músculo liso de la arteriola
aferente, de manera que este mecanismo opera bidireccionalmente.
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2) Mecanismo de retroalimentación túbulo-glomerular

En este mecanismo participa el aparato yuxtaglomerular, constituido por células


musculares lisas modificadas de la arteriola aferente, llamadas células
yuxtaglomerulares o granulares, que secretan renina y eritropoyetina, y por células de
la mácula densa, que son células del epitelio absortivo del asa gruesa ascendente de
Henle, que secretan sustancias vasoactivas y mensajeros intercelulares paracrinos.
Esto va a permitir la comunicación entre el túbulo y la arteriola aferente.
El mecanismo de retroalimentación túbulo-glomerular es un fenómeno
bidireccional, es decir, opera cuando aumenta o disminuye la presión arterial. Si hay
una disminución de la presión arterial, se produce un descenso de la presión
hidrostática en los capilares glomerulares, por lo que se reduce la VFG, lo que se
traducirá en un menor flujo de líquido por los túbulos, el cual es detectado por las
células de la mácula densa debido a que se sensa menos Cl- ya que hay menor
transporte de NaCl a través del cotransportador NKCC2. Esto determina que en la
mácula densa haya una disminución de la secreción de adenosina, la cual tiene acción
vasoconstrictora sobre la arteriola aferente, y un aumento de la secreción de
prostaciclina y NO, los cuales ejercen una acción vasodilatadora sobre la arteriola
aferente, de manera que ocurrirá una vasodilatación de la arteriola aferente que
contribuirá al aumento del FSR y, por ende, de la presión hidrostática en los capilares
glomerulares, lo que lleva al aumento de la VFG.
Por otro lado, la adenosina
normalmente inhibe la secreción de renina,
pero, en el caso de una disminución de la
presión arterial, se produce una menor
secreción de esta y, por ende, se favorece la
liberación de renina. Por lo tanto, se
desencadenan las reacciones correspondientes
hasta obtener angiotensina II, la cual tiene una
acción vasoconstrictora sobre el músculo liso
arteriolar, aunque posee más receptores a nivel
de la arteriola eferente que de la aferente, de
manera que su efecto a nivel renal es la
vasoconstricción de la arteriola eferente, lo
que contribuye al aumento de la presión
hidrostática en los capilares glomerulares
debido a un aumento de la resistencia al flujo
proveniente de los capilares, lo que se traducirá
finalmente en una mayor VFG, pero también en un menor FSR.

También existen otros factores que influyen en la secreción de renina, estos son:

• Distensión de la arteriola aferente: Inhibe la secreción de renina.


• Actividad simpática: Mediante receptores β aumenta la secreción de renina.
• Atriopeptinas: Disminuyen la secreción de renina.
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Sensor de la mácula densa

El sensor de la mácula densa es un cotransportador de Na+, Cl- y K+ denominado


NKCC2. Al aumentar la presión arterial, aumenta la presión de ultrafiltración,
aumenta la VFG y el flujo tubular, de manera que también se incrementa el aporte de
NaCl. Debido a esto, la bomba Na+/K+ ATPasa funciona a mayor velocidad, por lo que
hay un mayor consumo de ATP, el cual es degradado a ADP y luego a AMP, el cual es
transformado en adenosina, que actuará en receptores A1 de las células mesangiales
provocando un aumento de la concentración intracelular de Ca+2, lo que producirá una
despolarización que se transmite, a través de gap junctions, a células musculares lisas
comunes y a células granulares de la arteriola aferente, provocando la
vasoconstricción de la arteriola aferente. Además, el aumento de la concentración
intracelular de Ca+2 en la célula granular provoca la activación de la fosfodiesterasa,
lo que se traduce en una disminución del AMPc que lleva a una disminución de renina
que provoca la disminución del efecto vasoconstrictor de la angiotensina II sobre la
arteriola eferente. De esta forma, frente a un aumento de la presión arterial, la
liberación de adenosina provoca una vasoconstricción de la arteriola aferente y una
disminución del sistema renina-angiotensina II, lo que se traduce en una vasodilatación
de la arteriola eferente, dando como resultado un efecto conjunto que disminuye la
presión hidrostática de los capilares glomerulares para disminuir el FSR y la VFG y
llevarlos a los valores normales.

Relación entre el tono arteriolar, el FSR y la VFG

En la imagen adjunta se pueden apreciar


2 gráficos muy útiles para explicar esta relación.
En el primer gráfico se observa que ante un
aumento de la resistencia arteriolar eferente
se produce un aumento de la VFG, pero, a su
vez, se desencadena una caída del FSR.
Lógicamente, es posible deducir que una
disminución de la resistencia arteriolar
eferente produce una caída de la VFG y un
aumento del FSR. Como se puede observar, los
cambios en el tono de la arteriola eferente
generan cambios en sentidos opuestos de la
VFG y del FSR.
Ahora, en el segundo gráfico se observa
que ante un aumento de la resistencia
arteriolar aferente se produce una disminución
de la VFG y del FSR. Por supuesto, es lógico deducir que una disminución de la
resistencia arteriolar aferente produce un aumento de la VFG y del FSR. Como se
puede concluir, los cambios en el tono de la arteriola aferente generan cambios en el
mismo sentido en la VFG y en el FSR.
Stefano Biancardi 17

Determinación de la VFG y del FPR

Para determinar la VFG y el FPR se utiliza el clearance renal, el cual es un


indicador de la función renal. El clearance evalúa la cantidad de plasma (volumen) que
es totalmente depurada de una determinada sustancia por unidad de tiempo. Este es
calculado mediante la siguiente ecuación:

CX = VO · [X]O / [X]P

Donde CX corresponde al clearance de una sustancia X, VO corresponde al flujo


urinario, [X]O corresponde a la concentración de la sustancia X en la orina y [X]P
corresponde a la concentración de la sustancia X en el plasma.
Para realizar esto se toma una muestra de sangre para determinar [X]P y una
recolección de la orina de 24 horas para determinar [X]O y VO (se divide el volumen
urinario en 24 horas).
También es importante recordar que para cualquier sustancia se puede calcular
su carga excretada a partir de lo que se filtró y secretó de ella, restándole lo que se
reabsorbió:

CEX = CFX - CRX + CSX

Sin embargo, también se pueden calcular las cargas excretada y filtrada mediante
la siguiente ecuación:

CEX = VO · [X]O
CFX = VFG · [X]P

El clearence se puede calcular para cualquier sustancia que exista en el


plasma, pero los que permiten calcular la VFG y el FPR son los de mayor utilidad. La
inulina es una sustancia exógena que filtra libremente, no se reabsorbe ni se secreta,
por lo que:

CEIN = CFIN

Ahora, utilizando los cálculos de cargas excretada y filtrada enunciados


anteriormente, se obtiene que:

CEIN = VO · [IN]O
CFIN = VFG · [IN]P
VO · [IN]O = VFG · [IN]P

De esta forma, si despejamos la VFG obtenemos la fórmula de clearance de inulina,


expresada en la siguiente ecuación:

VFG = VO · [IN]O / [IN]P = CIN  Clearance de inulina


Stefano Biancardi 18

Ahora, veamos el esquema


adjunto para entender gráficamente
el clearance de inulina. En la
imagen se observa lo que ocurre en
1 minuto. Imaginemos que el
rectángulo representado en la figura
describe un volumen de 100 ml y
que cada esfera es una molécula de
inulina, por lo tanto su
concentración será de 4/100 ml. Si
la VFG es de 100 ml/min pasará un
rectángulo con 4 inulinas hacia el
nefrón (filtra libremente), pero,
finalmente, al llegar a los túbulos
vemos que todo el líquido se
reabsorbe, quedando la inulina dentro del túbulo. Por lo tanto, en un minuto se
excretaron 4 unidades de inulina. Entonces, estas 4 unidades de inulina estaban
contenidas en 100 ml de plasma, por lo que la depuración del plasma fue equivalente a
dejar sin nada de inulina a 100 ml de plasma, de manera que el clearance de inulina es
igual a la VFG, es decir, 100 ml/min.
En la práctica se utiliza el clearance de creatinina, la cual es una sustancia
endógena proveniente del metabolismo de la creatina-fosfato del músculo que se
produce de manera más o menos constante en el tiempo. El manejo renal de la
creatinina es similar al de la inulina, ya que prácticamente no se reabsorbe ni secreta
y filtra libremente, por lo que se puede establecer la siguiente semejanza:

CCr ≈ VFG

Otra ventaja de la creatinina, como se mencionó anteriormente, es que su


producción es constante ya que la masa muscular de una persona no cambia de un día
para otro. Además, la excreción de creatinina se produce sólo a nivel renal y es igual a
lo que se produce, de manera que la creatinina se encuentra en estado estacionario.
Entonces, se puede decir que:

Producción de creatinina = Constante (K) = Excreción de creatinina


CECr = VO · [Cr]O = K
CCr = VFG = K / [Cr]P

Por lo tanto, a partir solamente de la concentración plasmática de creatinina


podemos estimar la VFG debido a que son inversamente proporcionales, es decir, si
disminuye la VFG (riñón no está filtrando bien) se observa un aumento de la [Cr]P
debido a que la creatinina se acumula en el plasma.
Stefano Biancardi 19

Para determinar la constante K, como en todo estudio clínico, hay tablas y rangos
que se basan en la edad y peso para determinar una [Cr]P acorde a la que vamos a
comparar en el examen. Esta ecuación se llama fórmula de Cockroft-Gault:

CCr = VFG = (peso · (140 – edad)) / ([Cr]P · 72)

En mujeres, la VFG obtenida a partir del clearance de creatinina se debe


multiplicar por 0,85 porque tienen menos masa muscular. Entonces, cada individuo
posee una concentración plasmática de creatinina de acuerdo a su peso y edad.
Por su parte, para determinar el FPR se utiliza el clearance de
paraaminohipurato (PAH), que es una sustancia exógena que filtra
libremente, no se reabsorbe y, a bajas concentraciones, se secreta
todo lo que no se filtra, tal como muestra la figura adjunta. Es decir,
todo el plasma que llega al riñón se depura de PAH. Si la
concentración de PAH es muy alta se saturan los transportadores y no se
secreta todo, por lo que se subestima el FPR. Por otro lado, no hay
sustancias endógenas que se comporten como el PAH.
Ahora, para entender cómo se calcula la FPR se utilizarán varias
ecuaciones explicativas:

Lo que llega al riñón = FPR · [PAH]P


CEPAH = VO · [PAH]O

Si lo que llega al riñón es igual a lo que se excreta, entonces, a partir de la igualdad


de ambas ecuaciones obtenemos:

FPR · [PAH]P = VO · [PAH]O


FPR = VO · [PAH]O / [PAH]P = CPAH

Por su parte, en condiciones normales, la razón entre el clearance de inulina y el


clearance de PAH es cercana a 0,2, es decir, se filtra aproximadamente un 20% del
plasma que llega al riñón. Este cuociente se denomina fracción de filtración (FF):

FF = CIN / CPAH ≈ 0,2


FF = VFG / FPR ≈ 0,2
Stefano Biancardi 20

CLASE 3: FUNCIÓN TUBULAR

El trabajo del nefrón es


procesar el ultrafiltrado, es decir,
procesar el plasma sin proteínas de
modo de transformarlo en orina. Si
se comparan las concentraciones
plasmáticas de moléculas (tabla), se
puede apreciar que el plasma es igual
al ultrafiltrado, exceptuando a las
proteínas y elementos figurados,
escasas en el ultrafiltrado.
El Na+, que es el mayor ión
extracelular (145 mEq/L) va a tener
una concentración urinaria variable
dependiente de los aportes (pool y
metabolismo de Na+, y regulación
hormonal) y va a oscilar entre 50-130 mEq/L, por lo que, de forma general, en el riñón se
tiende a ahorrar Na+.
Por su parte, el K+ no es tan abundante ni en el plasma ni en el ultrafiltrado (4
mEq/L), pero si es muy abundante en la orina (20-70 mEq/L), porque el riñón es el
encargado de excretar K+ acorde con el metabolismo del K+ diario.
Así se podrían recorrer y analizar todos los demás metabolitos, con lo que se puede
observar que hay algunos metabolitos que se encuentran en mayor cantidad en la orina
(K+, Ca+2, Mg+2, urea), por lo que podemos decir que poseen excreción renal, y otros
metabolitos que poseen mucha menor concentración en la orina (glucosa, proteínas,
elementos figurados), por lo que podemos decir que el riñón tiende a reabsorberlos. Así,
son dos grandes procesos, la excreción y la reabsorción.

Trabajo del nefrón

El nefrón, para manejar las distintas sustancias filtradas, aprovecha el gradiente


córtico-medular intersticial, que se caracteriza por un aumento de la concentración de
sustancias u osmolaridad desde la corteza hacia la médula.
El túbulo proximal, que es la primera parte del túbulo renal, es el que
cuantitativamente hace la mayor parte del trabajo del nefrón, siendo responsable de
2/3 de la reabsorción de sustancias, lo cual es muy significativo ya que, si es observado
en el orden de las 24 horas, en el túbulo proximal se reabsorben 2/3 de los 180 litros que
se filtran diariamente, es decir, unos 120 L/día. Lo que más se filtra es agua y también
Na+, por lo que lo más importante de conocer es el manejo del agua y Na+ en el túbulo
proximal. Por su parte, todos los sustratos orgánicos que tienen valor metabólico (como
la glucosa, las vitaminas, los cationes y aniones orgánicos) se reabsorben
completamente en el túbulo proximal.
Stefano Biancardi 21

Así, en cuanto a cantidad, el túbulo proximal es muy masivo en reabsorción, pero


también muy estratégico ya que recupera los metabolitos nutritivos como la glucosa. En el
túbulo proximal la reabsorción tiene un rango poco modulable, es siempre más o
menos constante, es decir, siempre se reabsorbe 2/3 de lo que se filtra. De esta forma, la
regulación de la excreción variable se ejerce en general desde el túbulo proximal hacia
distal, particularmente en las últimas zonas del nefrón, es decir, en los túbulos distal y
colector. En resumen, el trabajo masivo se realiza en la zona proximal y la regulación
fina ocurre hacia distal.
Deduciblemente de lo anterior, cada segmento del nefrón tiene una
especialización, es decir, una función especializada. Así, a grandes rasgos, podemos
entender lo que ocurre a nivel proximal y distal del nefrón:

• Túbulo proximal: Reabsorción masiva de Na+, agua y moléculas orgánicas de


manera constante, equivalente a 2/3 del ultrafiltrado.
• Túbulo colector: Se regula finamente lo que queda de Na+ en el fluido,
principalmente a través de hormonas.

Los segmentos tubulares que se adentran hacia la zona medular del riñón
aprovechan el gradiente córtico-medular de concentración del intersticio. La corteza
es isotónica, es decir, tiene una osmolaridad igual a la del plasma, de unos 285
miliosmoles, mientras que la médula es hipertónica, con una osmolaridad mayor a la
del plasma, de entre 1200-1400 miliosmoles. Sin embargo, la médula posee tonicidad, es
decir, se encuentra regulada, de manera que, si existe deprivación de agua, la
osmolaridad medular aumentará para que se pueda reabsorber más agua; en cambio,
si existe un libre acceso a agua, la osmolaridad medular disminuirá para que se
reabsorba menos agua y sea excretada en la orina. Entonces, la médula siempre es
hipertónica pero tiene una tonicidad que varía de acuerdo a la homeostasis del agua,
por lo que cualquier segmento del túbulo renal que aproveche el gradiente córtico-
medular está tratando de producir reabsorción de agua.

Túbulo renal

Es un tubo formado por un epitelio monoestratificado, el cual tiene las


características de un epitelio de transporte. En este, existe un flujo vectorial que puede
ser desde el plasma al túbulo (secreción) o desde el túbulo al plasma (reabsorción),
aunque, como de los 180 litros de agua filtrados se orinan 1,8 litros, podemos decir que
la principal función es la reabsorción de agua.
Este tejido tiene, a nivel celular, varias especializaciones, entre las que podemos
encontrar una polaridad celular dada por los dominios de membrana, que son
básicamente el dominio apical o membrana luminal, en contacto con el fluido luminal, y
el dominio basolateral, próximo al intersticio y capilares peritubulares. Ambos dominios
están delimitados físicamente por las tight junctions o uniones estrechas, lo cual es muy
importante porque es la causa de que las proteínas y lípidos de la zona apical sean
distintos a los de la zona basolateral, de manera que la composición de los dominios
determina su función, es decir, el tipo de transporte de la célula. Además, es importante
recordar que la bomba Na+/K+ ATPasa se ubica en el dominio basolateral y es bastante
utilizada para ubicar esta región celular.
Stefano Biancardi 22

El flujo de sustancias a través del epitelio puede ocurrir de forma transcelular, es


decir, a través de la célula, y paracelular, o sea, entre las células. Es importante
mencionar que el agua, el Na+2 y la glucosa son transportados mayoritariamente por
vía transcelular. Además, en cada dominio celular hay proteínas transportadoras que
confieren las características funcionales.

La concentración intracelular de Na+ de las células del túbulo es 14 mM, esto


ocurre porque las células tienen muchas mitocondrias y una bomba de Na+/K+ ATPasa
muy activa, por lo que podemos ver que hay un gran gradiente químico que favorece la
entrada de Na+ (145mM en el lado luminal). El potencial de membrana normalmente
es negativo, entre -75 mV y -70mV, aunque en el túbulo proximal el potencial de
membrana es de -60mV, por lo tanto también existe un gradiente eléctrico que le
confiere al Na+ una gran facilidad para entrar Por lo tanto, hay un gradiente
electroquímico que favorece la entrada de Na+, por lo que ingresa masivamente.
Asimismo, este gradiente de Na+ nos permite tener una fuente energética para
mover las demás sustancias, como por ejemplo la glucosa, que se reabsorbe gracias a
un cotransportador Na+/glucosa. Sin embargo, esto también ocurre con aminoácidos y
otras sustancias orgánicas.

Función del túbulo proximal

Como fue mencionado anteriormente, en este segmento tubular existe un


transporte masivo de sustancias, lo que determina la existencia de un gran aporte de
oxígeno dado principalmente porque la corteza renal recibe el 90% de la irrigación.
Lógicamente, las células del túbulo proximal tienen una gran cantidad de mitocondrias
para la obtención de la energía necesaria para el funcionamiento de la maquinaria de
transporte masivo de sustancias y, además, poseen gran cantidad de microvellosidades
en el dominio apical que les permiten aumentar la superficie de contacto disponible
para la reabsorción.
El filtrado glomerular se produce a velocidad constante, de unos 120 o 130
ml/min. En el túbulo proximal se reabsorbe el 65% de lo filtrado (2/3 aproximadamente),
lo que corresponde a unos 78 ml/min. Por su parte, la osmolaridad de lo que entra y sale
del túbulo proximal es isotónica debido a que se encuentra en la corteza, de manera que
se reabsorbe la misma cantidad de solutos que de agua, por lo que no varía la
osmolaridad.
Stefano Biancardi 23

Además, el epitelio del túbulo proximal es leaky, de manera que tiene una alta
permeabilidad debido a su baja resistencia transepitelial. Si existieran diferencias de
potencial eléctrico, se opondría al transporte de sustancias cargadas. Por ejemplo, el Na+
tiene que moverse desde el lumen hacia el intersticio, de manera que si hubiera carga
positiva en el intersticio este transporte sería desfavorable energéticamente. De esta forma,
al mantener el potencial transepitelial bajo se favorece el transporte de las sustancias.

Reabsorción de NaCl y agua en el túbulo proximal

El Na+ se mueve principalmente por la ruta transcelular y su reabsorción


depende de la bomba Na+/K+ ATPasa basolateral y de los mecanismos de transporte
apical. En cambio, el Cl- sigue fundamentalmente la ruta paracelular. Sin embargo, la
reabsorción de NaCl es isoosmótica. El fluido reabsorbido pasa al capilar peritubular
mediante las fuerzas de Starling, donde la presión oncótica está aumentada por la
filtración en los capilares glomerulares, de manera que esto favorece la reabsorción de
agua y solutos.
Lo anterior hace que la osmolaridad no varíe a lo largo del túbulo proximal, es
decir, la concentración de Na+ se mantiene constante principalmente porque se
reabsorbe agua en la misma proporción que los solutos. Como se mencionó
anteriormente, la reabsorción de agua ocurre en un 80% por vía transcelular y se da
principalmente por una pequeña permeabilidad de la membrana plasmática al paso
libre de agua y principalmente por la presencia de acuaporina-1 (AQP-1) en el dominio
apical, que realiza difusión facilitada de agua y le confiere una gran permeabilidad al
epitelio del túbulo proximal. Por su parte, el 20% del agua se mueve por vía paracelular,
donde juegan un rol muy importante las claudinas y ocludinas, que le confieren
permeabilidad selectiva para el agua a las tight junctions.

Reabsorción de bicarbonato en el túbulo proximal

El bicarbonato se reabsorbe casi completamente en el túbulo proximal, su


concentración al inicio del túbulo proximal es de 24 mM y al final es entre 0 y 4 mM.
El bicarbonato tiene carga negativa, de manera que, cuando es reabsorbido, otra
sustancia debe reemplazarlo para no generar un desequilibrio de cargas. El Cl- es quien
realiza este trabajo, siendo secretado hacia el lumen, de manera que mientras más
absorción de bicarbonato haya, mayor será la secreción de Cl-. No se entrará en más
detalles sobre la reabsorción de bicarbonato debido a que esta será revisada extensamente
en la clase de regulación del estado ácido-base.

Reabsorción de glucosa en el túbulo proximal

La glucosa, al igual que los aminoácidos, lactato, citrato, oxalato, succinato y


ácidos orgánicos, se reabsorbe completamente en el túbulo proximal. La glucosa tiene
una concentración plasmática de 5 mM y, además, filtra libremente en el riñón, de
manera que al comienzo del túbulo proximal se encontrará una concentración de
glucosa de 5 mM. Sin embargo, debido a que se reabsorbe completamente, la
concentración de glucosa al final del túbulo proximal es de 0 mM.
Stefano Biancardi 24

Para la reabsorción de glucosa existen unos cotransportadores Na+/glucosa en la


membrana apical de las células del túbulo proximal, estos se denominan SGLT1 y
SGLT2. Sin embargo, estos transportadores tienen una capacidad máxima de transporte,
es decir, un límite, de manera que la cantidad de glucosa que se puede reabsorber es
proporcional a la cantidad de transportadores que se encuentran activos, que
normalmente sobran para cantidades de glucosa normal. Así, el transporte máximo de
glucosa (Tmglucosa) corresponde a 375 mg/min, de manera que si la concentración de
glucosa supera la capacidad máxima de transporte, esta comenzará a aparecer en la orina.
Por su parte, tal como se realizó en la clase anterior, es posible calcular la carga
filtrada de glucosa, la cual normalmente es mucho menor que la capacidad máxima de
transporte de glucosa en el túbulo:

CFglucosa = VFG · [glucosa]P

Como se esbozó anteriormente, existen dos proteínas transportadoras de glucosa. El


cotransportador SGLT2 se encuentra en la parte inicial del túbulo proximal y, por
ende, es el que realiza la mayor cantidad de reabsorción de glucosa porque al principio
hay mayor concentración de esta. Por su parte, el cotransportador SGLT1 se ubica al
final del túbulo proximal. Luego de que la glucosa pasa a las células epiteliales, esta se
concentra para difundir, a través de transportadores GLUT-1 y GLUT-2, hacia los
capilares peritubulares y retornar a la sangre.
El gráfico adjunto muestra cómo a medida que va aumentado la concentración
de glucosa plasmática aumenta su carga filtrada. A concentraciones normales de
glucosa, la capacidad de transporte de glucosa en el túbulo proximal aun no se satura, por lo
que no se encuentra glucosa en la orina. Sin embargo, supongamos que la glicemia aumenta
bruscamente a valores altísimos, va a llegar un momento en que se saturan los
transportadores y aparece glucosa en la orina, por lo que, cuando se aproxima a la
capacidad máxima de transporte de glucosa se empieza a observar la excreción de esta
en la orina, lo que es anormal. Cuando encontramos glucosuria quiere decir que en
algún momento del día la concentración de glucosa en el plasma superó los 280
mg/dL, es decir, superó el umbral renal de glucosa.
El gráfico tiene una curva
llamada splay, que refleja que la
capacidad de reabsorción de cada
túbulo proximal que forman todos
los nefrones es variable, ya que
algunos son mas cortos o tienen quizás
menos transportadores que se saturan
antes o hay algunos que son mas
grandes y que expresan más
transportadores en la membrana
(mayor capacidad por unidad de
túbulos), por lo que se saturan después.
Así, la magnitud del splay refleja la magnitud de la heterogeneidad de los túbulos en
cuanto a su capacidad para reabsorber glucosa. Mientras más se van acortando los
túbulos los transportadores son menos y va a aparecer glucosuria antes, aunque el Tmglucosa
esté conservado.
Stefano Biancardi 25

Transportadores del túbulo proximal

1) Cotransportadores SGLT1 y SGLT2: Cotransportadores Na+/glucosa apicales.

2) Transportadores GLUT-1 y GLUT-2: Transportadores de glucosa basolaterales.

3) Cotransportador Na+/fosfato (NPT2): El cotransportador NPT2 se ubica en el


dominio apical y realiza un transporte electroneutro. El fosfato es el principal ión con
carga negativa en el medio intracelular y es clave por las reacciones de fosforilación y
también porque el esqueleto necesita cantidades masivas de fosfato y calcio, por lo que su
cotransportador es fundamental. El fosfato, una vez que entra a las células, sale por el
dominio basolateral mediante vías discutidas y no caracterizadas. Existe también otro
cotransportador Na+/fosfato en la membrana basolateral que acumula fosfato en el citosol
de la célula, pero en resumen aun no se sabe bien esto.

4) Intercambiador Na+/H+ (NHE3): El intercambiador NHE3 se ubica en el dominio


apical y media la excreción de H+ a costa de la reabsorción de Na+ siguiendo su
gradiente electroquímico favorable. Se había mencionado que el bicarbonato se reabsorbe,
pero para esto se necesita que el H+ sea secretado activamente al lumen, de manera que
si este intercambiador falla no se puede reabsorber el bicarbonato ya que el H+ que sale
tampona al bicarbonato y esto es necesario para reabsorberlo. Entonces, lo que ocurre
es una reabsorción de bicarbonato y Na+ y excreción de H+, los cuales son finalmente
eliminados. La reabsorción de bicarbonato ocurre como bicarbonato de Na+, y el H+ queda
en el lumen, este es un mecanismo de excreción y secreción de H+.

Transporte de proteínas y péptidos en el túbulo proximal

Una pequeña cantidad de proteínas logra filtrar, entre las que se encuentran
albúmina, insulina, PTH, glucagón, ADH, calcitonina y angiotensina. La megalina y la
cubilina son proteínas de membrana apical que tienen la capacidad de unir de forma
inespecífica el 80 a 90% de los péptidos y proteínas que atraviesan la barrera de
filtración. Al unirlas, las ingresan en vesículas a las células del túbulo proximal y las
degradan. Por lo tanto, el riñón también funciona como un órgano de clearance de
proteínas y péptidos al tener este sistema de reabsorción.

Secreción en túbulo proximal

La secreción se realiza preferentemente en la porción recta del túbulo proximal.


Para que pueda llevarse acabo existen cotransportadores e intercambiadores en el
dominio basolateral, los cuales acumulan la sustancia que se secretará en el citosol de
las células del epitelio del túbulo proximal. Por su parte, las sustancias son secretadas al
lumen por difusión facilitada. Debido a lo anterior, como el transporte es facilitado, la
secreción de sustancias muestra una capacidad de transporte máximo (Tm) dado por
la concentración plasmática de la sustancia a la cual el transportador se satura.
Stefano Biancardi 26

Función tubular después del túbulo proximal

Como fue explicado anteriormente, el túbulo proximal se encarga de la reabsorción


de 2/3 del ultrafiltrado de manera constante. Esto tiene diferencias con las secciones
siguientes, donde se logra un alto grado de control sobre la composición del fluido
tubular. Debido a esto, la osmolaridad en los segmentos posteriores puede variar desde
80 a 1200 mOsm/L, al igual que el pH urinario puede modificarse desde 4,4 a 8.
Por su parte, en los segmentos posteriores la excreción de K+, Ca+2, Mg+2 y otros
nutrientes también es regulada en forma precisa.

Asa de Henle

El asa de Henle se dispone siguiendo el gradiente córtico-medular de modo tal


que al comienzo la osmolaridad es 285 mOsm/L y en condiciones de antidiuresis en la
médula se puede alcanzar una osmolaridad de 1200-1400 mOsm/L en el intersticio.
El asa delgada descendente de Henle es permeable al agua y, como a medida que
se desciende hay una mayor osmolaridad intersticial, el agua difunde al intersticio. En
este segmento se reabsorbe el 15% del agua filtrada y, por ende, a lo largo de su trayecto
la osmolaridad del fluido tubular aumenta. Esta reabsorción de agua, al igual que en el
túbulo proximal, se realiza mediante acuaporina-1 (AQP-1), que se encuentra tanto en el
dominio apical como en el basolateral. Además, esta zona tiene una alta permeabilidad
a urea y baja capacidad de transporte de Na+.
El asa delgada ascendente de Henle posee capacidad de transporte de NaCl,
aunque los mecanismos no están completamente claros. Sin embargo, es impermeable al
agua.
El asa gruesa ascendente de Henle es impermeable a agua, pero tiene una alta
capacidad de transporte de Na+, Cl- y K+. Esta parte se conoce como segmento dilutor
debido a que se produce reabsorción de Na+, Cl- y K+, de manera que durante su trayecto
se observa una disminución de la osmolaridad del fluido tubular, el cual sale del asa de
Henle con una osmolaridad menor a la del plasma, es decir, es un fluido hipoosmolar o
hipotónico. Esto lo logra debido a que en el dominio apical de la célula tubular se
encuentra el cotransportador NKCC2, el cual aprovecha el gradiente electroquímico
del Na+ para ingresar 2Cl- y K+ hacia la célula tubular. Lo importante es que en este
segmento se reabsorbe el 20-25% de la carga filtrada de Na+. De esta forma, recordando
que el fluido tubular es isotónico al salir del túbulo proximal, se entiende por qué se
produce la dilución del fluido en el asa gruesa ascendente de Henle, desde donde sale un
fluido hipotónico.
Además, en el asa gruesa ascendente de Henle ocurre la reabsorción del 10% de
la carga filtrada de bicarbonato.
En el asa gruesa ascendente de Henle también hay reabsorción de Ca+2 y Mg+2
por vía paracelular. La reabsorción de Ca+2 ocurre debido que se expresa una proteína
denominada paracelina, la cual confiere permeabilidad para Ca+2 a las tight junctions.
De esta forma, el Ca+2 pasa al intersticio gracias a una diferencia eléctrica positiva de
10 a 20 mV, es decir, el lumen se encuentra positivo. La positividad del lumen se debe
al retorno del K+ hacia el lumen gracias a que, debido a su ingreso por el cotransportador
NKCC2 y por la bomba Na+/K+ ATPasa, se encuentra en alta concentración intracelular,
lo que permite su difusión a través del transportador ROMK. Por lo tanto, si se
Stefano Biancardi 27

inhibiera el mecanismo de transporte de NaCl, por ejemplo con furosemida, que afecta
la función del cotransportador NKCC2, se interferiría también el mecanismo de
reutilización del K+ y, por ende, aumentaría la excreción urinaria de Ca+2 y Mg+2.

El cotransportador NKCC2 puede ser modulado por distintas hormonas como


la ADH, que estimula su actividad induciendo que la orina salga de este segmento aún
más hipotónica. Además, acentúa el gradiente córtico-medular. Por su parte, el
cotransportador NKCC2 es inhibido por prostaglandinas locales producidas por
hiperosmolaridad.

Nefrón distal

A partir de la mácula densa se puede hablar que se inicia el nefrón distal, el cual se
compone de 3 segmentos: túbulo proximal, túbulo conector y túbulo colector.
El nefrón distal en conjunto reabsorbe entre un 7% y 9% de la carga filtrada de
NaCl.

Túbulo distal

En el túbulo distal, la entrada apical de NaCl ocurre a través del


cotransportador electroneutro Na+/Cl-, denominado NCC, el cual puede ser inhibido
por diuréticos de la familia de las tiazidas. Por su parte, la salida basolateral de Na+
está mediada por la bomba Na+/K+ ATPasa y la de Cl- a través del transportador
CLC.
Por otro lado, al igual que el asa gruesa ascendente de Henle, el túbulo distal es
impermeable al agua, de manera que también contribuye a diluir el fluido tubular.

Túbulo conector

Las células del túbulo conector realizan reabsorción de Na+ a través canales
epiteliales de Na+ denominados ENaC, ubicados en el dominio apical de las células
conectoras. Este mecanismo de transporte es electrogénico y permite la generación de
una diferencia de potencial transepitelial negativa en el lumen de 20 mV. Esta
diferencia de potencial negativa en el lumen favorece la secreción de K+ a través de
canales ROMK, favorece la secreción de H+ desde las células intercaladas tipo A y es
Stefano Biancardi 28

una fuerza de pasaje paracelular de Cl-. Además, el mecanismo de transporte


electrogénico de Na+ a través de los transportadores ENaC es inhibido por diuréticos
como la amilorida y es estimulado por aldosterona, mediante la fosforilación del
transportador y estimulación de su expresión génica. De esta forma, en presencia de
aldosterona es esperable un aumento en la reabsorción de Na+ y en la excreción de K+
y H+. Adicionalmente, la cantidad de bombas Na+/K+ ATPasa que se encuentran en la
membrana basolateral están de sobra como para contrarrestar este aumento en la cantidad
de canales y mantener el gradiente de Na+ favorable.
Por otro lado, el túbulo conector no es intrínsecamente permeable al agua, sino
que su permeabilidad al agua y, por ende, su reabsorción de agua es regulada por
ADH, la cual estimula la inserción de acuaporina-2 (AQP-2) en la membrana apical de
las células conectoras. Asimismo, el agua pasa a los capilares peritubulares por medio
de acuaporina-3 (AQP-3), que se encuentra permanentemente en la membrana basolateral.

Túbulo colector

El túbulo colector, al igual que el túbulo conector, posee heterogeneidad celular ya


que posee células principales, encargadas de la reabsorción de Na+ a través de canales
ENaC que pueden ser estimulados por aldosterona, células intercaladas A, encargadas
de la secreción de H+, y células intercaladas B, encargadas de la secreción de
bicarbonato.
La otra función importante del túbulo colector tiene que ver con su ubicación en la
médula y aprovechamiento gradiente córtico-medular para realizar la última
regulación en la reabsorción de agua. Al igual que las células del túbulo conector, el
túbulo colector es sensible a ADH, la cual estimula la inserción de acuaporina-2 (AQP-
2) en la membrana apical de las células principales. Sin embargo, una diferencia con el
túbulo conector es que el túbulo colector cortical posee acuaporina-3 (AQP-3)
basolateral, pero el túbulo colector medular posee tanto acuaporina-3 (AQP-3) como
acuaporina-4 (AQP-4).
Finalmente, como se pudo apreciar, la reabsorción de Na+ y agua en el túbulo
distal se encuentra fuertemente regulada por aldosterona y ADH. El control del
transporte de Na+ por aldosterona está directamente relacionado con la regulación de
la volemia, en cambio el control de la permeabilidad hidráulica por ADH está
relacionado con la regulación de la osmolalidad plasmática.

Regulación de la función tubular a lo largo del nefrón

1) Fuerzas de Starling: Participan en la regulación de la reabsorción en el túbulo


proximal, específicamente el movimiento de fluido entre los capilares peritubulares y el
intersticio. Los cambios en el tono contráctil de las arteriolas aferente y eferente
modifican la fracción de filtración y las variables de Starling que rigen el intercambio
transcapilar del fluido. Por ejemplo, un aumento del tono arteriolar eferente producirá
un aumento de la presión hidrostática en el capilar glomerular. Debido a esto,
aumentará la fracción de filtración, de manera que la presión oncótica aumentará en
mayor proporción a lo largo del capilar. Por lo tanto, la sangre llegará con mayor
presión oncótica y menor presión hidrostática a los capilares peritubulares, de manera
que se favorecerá la reabsorción de volumen desde el intersticio adyacente al túbulo
Stefano Biancardi 29

proximal hacia los capilares. Lógicamente, una disminución del tono arteriolar eferente
favorecerá la filtración desde los capilares peritubulares hacia el lumen tubular.

2) Balance glomérulo-tubular: Mecanismo que permite la adecuación de la reabsorción


proximal de NaCl y agua frente a cambios en la filtración glomerular. Por una parte,
los cambios en la filtración representan cambios en la fracción de filtración y, en
consecuencia, en la magnitud de las fuerzas de Starling, de manera que frente a cambios
en la fracción de filtración se pueden generar cambios en la reabsorción proximal. Por otra
parte, las alteraciones en la filtración glomerular implican cambios en la carga filtrada
de solutos, de manera que se modificará el transporte de NaCl y agua a nivel proximal
ya que el transporte de solutos y agua depende directa o indirectamente del transporte
de Na+ en el túbulo proximal.

3) Angiotensina II: La angiotensina II se produce gracias a la conversión del


angiotensinógeno, proceso en que paricipa la renina. Además, la angiotensina II aumenta
en condiciones de depleción de volumen y sus efectos están mediados por receptores
acoplados a fosfolipasa C y adenil ciclasa, a través de proteína Gq y Gi, respectivamente.
El resultado neto es una estimulación de la fosfolipasa C y una reducción de los niveles
de AMPc. La angiotensina II estimula la actividad del intercambiador NHE3 (Na+/H+)
y del cotransportador NBC (Na+/HCO3-) en el túbulo proximal, además de la actividad
de la bomba Na+/K+ ATPasa, lo que resulta en mayor reabsorción de Na+, Cl-, agua y
bicarbonato, y aumento de la secreción de H+.

4) Norepinefrina: Secretada por las terminaciones simpáticas que inervan a los túbulos
en situaciones de depleción de volumen. A través de receptores α2 acoplados a proteína
Gi, la norepinefrina estimula al intercambiador NHE3 en el túbulo proximal,
generando mayor reabsorción de Na+ y agua, y mayor secreción de H+.

5) Vasopresina (ADH): La ADH es secretada principalmente frente a aumentos de la


osmolalidad plasmática. A nivel renal, posee un efecto a corto plazo y un efecto a largo
plazo, ambos mediados por receptores V2 basolaterales de las células conectoras y
células principales del túbulo colector que se encuentran acoplados a proteína Gs. El
efecto a corto plazo es la inserción de acuaporina-2 (AQP-2) en la membrana apical de
las células antes mencionadas, en cambio el efecto a largo plazo tiene que ver con el
aumento de la expresión del gen que codifica para acuaporina-2 (AQP-2). De esta
forma se logra que haya un aumento en la reabsorción de agua a nivel de túbulos
conector y colector.

6) Aldosterona: La aldosterona es secretada frente a disminución de la volemia,


principalmente debido a que se produce un aumento de la renina plasmática. Sus efectos
son mediados por receptores intracelulares en las células conectoras y células
principales del túbulo conector. Posee un efecto a corto plazo, que es la activación del
transportador ENaC (Na+) y de la bomba Na+/K+ ATPasa, y un efecto a largo plazo,
que básicamente es un aumento de la expresión de los genes que codifican para ENaC y
subunidad α de la bomba Na+/K+ ATPasa. El resultado final es una estimulación del
transporte electrogénico de Na+.
Stefano Biancardi 30

7) Atriopeptina: Su secreción es estimulada por incrementos de la presión arterial y


del volumen circulante. Los efectos de la atriopeptina están mediados por receptores con
actividad guanilato ciclasa, por lo tanto produce un aumento de los niveles de GMPc. La
atriopeptina produce diversos efectos:

• Produce vasodilatación para disminuir la presión arterial. A nivel renal esto


produce un aumento del flujo sanguíneo medular, lo que contribuye a disminuir
la hipertonicidad del intersticio medular y reducir la reabsorción de agua
desde el túbulo colector medular.
• Estimula la excreción renal de Na+ y agua, principalmente porque inhibe la
secreción de renina y, por ende, la formación de angiotensina II.
• Inhibe la reabsorción de Na+ en el túbulo colector medular interno.
• Inhibe la secreción de ADH y su efecto antidiurético.

8) Óxido nítrico (NO): Su producción renal parece estar relacionada con el estado del
volumen circulante. Una elevada ingesta de Na+ aumenta la producción de NO.
Participa en la regulación de la hemodinamia renal, manteniendo un tono
vasodilatador, lo que indirectamente puede afectar el transporte tubular. Además,
inhibe el transporte tubular de Na+ y, por lo tanto, promueve la natriuresis.
Stefano Biancardi 31

CLASE 4: CONCENTRACIÓN Y DILUCIÓN DE


LA ORINA

A través de la evolución se ha creado un mecanismo de concentración y dilución de


la orina que permite excretar agua en forma variable, dependiendo del aporte, con una
cantidad definida de solutos. Esto permite que la orina pueda tener una osmolaridad
variable que va desde los 50 mOsm/L a los 1000 mOsm/L, lo que posibilita que
habitantes del desierto puedan mantenerse en balance ingiriendo muy poca agua y
produciendo una orina muy concentrada, mientras que sujetos como nosotros (que en
condiciones habituales tenemos una osmolaridad urinaria mucho menor), cuando estamos
sobreexpuestos a la ingesta de agua podemos tener una osmolaridad de orina de 50
mOsm/L.
Existen algunos animales del desierto que son capaces de generar orinas mucho más
concentradas que esta, pudiendo llegar a tener orinas de 4000-6000 mOsm/L, es decir,
orinan cristales prácticamente. Estos son animales que están adaptados a vivir en medios
muy pobres de agua, entonces han desarrollado aparatos de concentración y dilución
urinaria más especializados, más profundos y que permiten generar una orina más
concentrada.
La concentración y dilución urinaria permite excretar cantidad variables de
agua en una cantidad fija de osmoles (solutos). Para esto, el riñón separa la
reabsorción de NaCl de la reabsorción de agua, que en ciertos segmentos son
independientes y por lo tanto permiten provocar diferencias en la eliminación de agua
sin necesariamente afectar la excreción de sodio.
Para que exista este mecanismo, el riñón ha evolucionado y ha adquirido un
mecanismo de contracorriente, el cual, para ser efectivo, necesita tener:

• Una fuente de energía.


• Estructuras paralelas con distintas permeabilidades.
• Circulación de contracorriente.

El mecanismo de concentración y dilución urinaria se lleva a cabo en las


estructuras medulares, que son básicamente:

• Asa delgada descendente de Henle.


• Asa delgada y gruesa ascendente de Henle.
• Túbulo colector medular.

Estas estructuras, dispuestas en paralelo desde la médula superficial (unión córtico-


medular) hacia la papila de Henle, tienen la propiedad de tener distintas permeabilidades:

• El asa descendente tiene permeabilidad al agua.


Stefano Biancardi 32

• El asa ascendente es permeable al NaCl, pero es impermeable al agua, por lo


tanto aquí hay reabsorción de NaCl hacia los capilares peritubulares sin
movimiento de agua.
• El túbulo colector tiene permeabilidad variable al agua dependiendo si existe o
no ADH. Si no existe ADH este túbulo es absolutamente impermeable al agua y
resiste grandes gradientes de concentración, en cambio, en presencia de ADH este
segmento se hace permeable al agua.

La fuente de energía es el transporte activo de NaCl en el asa gruesa ascendente


de Henle, donde, en el dominio apical, se ubica el cotransportador NKCC2, que
transporta Na+, K+ y 2Cl-, y se encuentra secundariamente activo ya que usa el gradiente
creado por la bomba Na+/K+ ATPasa de la membrana basolateral.
La orina que se recibe desde el túbulo proximal tiene una osmolaridad
semejante a la del plasma, ya que si bien en el túbulo proximal se reabsorbe mucha agua,
esto se hace en forma prácticamente isoosmótica debido a que la reabsorción de agua
sigue a la reabsorción de solutos en el túbulo proximal y la orina que sale de él es muy
discretamente hipertónica en relación al plasma. En la práctica se habla de reabsorción
isoosmótica porque se reabsorben 120 litros de agua al día y la osmolaridad cambia
entre 3 y 4 mmHg.
Si no existiera el sistema de contracorriente, la orina circularía por todo el
nefrón y saldría con la misma osmolaridad que el plasma. Sin embargo, lo que ocurre
en realidad es que cuando el líquido tubular llega al asa gruesa ascendente de Henle
hay reabsorción de NaCl hacia el intersticio y los vasos peritubulares, y, como este
segmento es impermeable al agua, la concentración de Na+ va a disminuir y, por lo
tanto, la osmolaridad del fluido tubular disminuirá una cierta cantidad. Además, como
hay reabsorción de soluto, pero no de solvente, la osmolaridad del intersticio medular
aumenta. Por lo tanto, cuando siga pasando orina desde el túbulo proximal, como el
intersticio está más concentrado que lo que viene bajando por túbulo, va a salir agua
desde el asa descendente de Henle hacia el intersticio y, por lo tanto, la orina va a llegar
más concentrada al asa ascendente de Henle, lo que permite mayor salida de NaCl
hacia el intersticio, concentrándolo nuevamente. De esta forma se produce un juego
entre la reabsorción de agua en el asa descendente de Henle y la reabsorción de NaCl
en el asa ascendente de Henle que mantiene la osmolaridad del intersticio medular.
Stefano Biancardi 33

Ahora, las manipulaciones externas del mecanismo de contracorriente no afectan


mayormente la osmolaridad de la orina. El gradiente entre el intersticio y el túbulo
puede ser de 200 mOsm/L como máximo, por lo que si agregamos 200 mOsm al
intersticio se frena el transporte de NaCl porque no tiene energía suficiente para seguir
funcionando. Sin embargo, luego de un tiempo, el líquido tubular llega al asa ascendente
de Henle con una osmolaridad de 400 mOsm/L, a diferencia de los 300 mOsm/L que
tiene normalmente, de manera que ahora se puede generar un gradiente osmolar que
permita el transporte. Por lo tanto, si la orina fuera de 300 mOsm/L, lo máximo que se
podría lograr es que la orina bajara de 300 a 100 mOsm/L y la osmolaridad del intersticio
subiera 300 o 400 mOsm/L. En cambio, si la orina llega con 500 mOsm/L se podrían llegar
a tener hasta 700 mOsm/L en el intersticio. De esta manera podemos decir que el asa
ascendente de Henle no es capaz de soportar más de 200 mOsm/L de diferencia.
Al reabsorberse el NaCl a lo largo del asa gruesa ascendente de Henle, se produce
una dilución de la orina, la cual sale de este segmento con una osmolaridad de 100
mOsm/L, siempre que el sistema de contracorriente esté operando adecuadamente.
Gracias a lo anterior se crea un gradiente córtico-medular de osmolaridad, cuya
máxima concentración, en el ser humano, será de 1200 mOsm/L a nivel de la papila de
Henle. La máxima dilución es de 100 mOsm/L cuando la orina llegue al final del asa de
Henle, por lo tanto la osmolaridad intersticial a ese nivel será de 300 mOsm/L.

Entonces, hay un gradiente intersticial córtico-medular, cuya osmolaridad aumenta


desde la corteza hacia la médula. Sin embargo, esta gradiente no sólo está dada por
NaCl, sino que también participa la urea, de manera que el 50% de la osmolaridad
intersticial está dada por NaCl y el otro 50% está dado por la urea. Entonces de los
1200 mOsm que hay en el intersticio medular, 600 son de NaCl y 600 son de urea.

Concentración y dilución de la orina propiamente tal

Como se mencionó anteriormente, con un adecuado funcionamiento del mecanismo


de contracorriente la orina siempre sale del asa gruesa ascendente de Henle con una
osmolaridad de 100 mOsm/L, por lo tanto es necesario un mecanismo que nos permita
concentrarla o diluirla de manera diferencial dependiendo de la situación. Este mecanismo
está dado en el túbulo colector, donde ocurren los procesos que determinan que la orina
salga diluida o concentrada, los cuales están determinados por la presencia de ADH. De
esta forma, obtenemos dos situaciones dependiendo de la secreción de ADH que
determinarán la concentración y dilución de la orina.
Stefano Biancardi 34

1) Ausencia de ADH

Si no existe ADH, en el nefrón distal va a existir una cierta cantidad de


reabsorción de NaCl dada por el cotransportador NCC (Na+/Cl-) en el túbulo distal y
por el canal ENaC (Na+) en los túbulos conector y colector. De esta forma, se producirá
una dilución de la orina porque no hay reabsorción de agua, de manera que la
osmolaridad final de la orina será de 50 mOsm/L.

2) Presencia de ADH

Si hay ADH, la orina llegará al nefrón distal igualmente diluida, es decir, con 100
mOsm/L. Sin embargo, la ADH estimula la inserción de acuaporina-2 en las células
conectoras y en las células principales del túbulo colector, de manera que ahora hay
permeabilidad para agua en el nefrón distal. Lo anterior produce la concentración de la
orina.
Sin embargo, la ADH no sólo aumenta la permeabilidad al agua, sino que
también facilita la reabsorción de urea a nivel del túbulo colector medular interno ya
que estimula a los transportadores apicales UT1 de urea. Sin embargo, la principal
función de esto es la mantención de la hiperosmolaridad medular ya que la urea sale al
intersticio mediante transportadores UT4 basolaterales.
Por lo tanto, cuando estamos en presencia de ADH, es decir, ocurrió un aumento de
la osmolalidad plasmática, se produce una concentración de la orina a nivel del nefrón
distal, la cual puede alcanzar una osmolaridad entre 800 y 1200 mOsm/L.

Por otro lado, otra posibilidad de alterar el mecanismo de concentración y


dilución de la orina es bloquear el transportador NKCC2 en el asa gruesa ascendente
de Henle. Si se usa un diurético que se una al sitio del cloro en esta zona, como la
furosemida, se va a tener una disminución o abolición de reabsorción de NaCl, de
manera que no se generará el gradiente córtico-medular. Entonces, aún en presencia de
ADH, si no hay gradiente, el agua no se moverá debido a que no tendrá fuerza para
moverse. El agua se mueve ya que hay permeabilidad y porque hay un gradiente de
concentración, correspondiente a la fuerza, de manera que esta siempre sigue un
gradiente, ya sea de presión osmótica o de presión hidrostática.
Normalmente tenemos una secreción basal de ADH y funcionamos en un cierto
grado de antidiuresis, esto es debido a que no siempre estamos ingiriendo agua, de
manera que hay que reabsorber agua para mantener su balance ya que en cada momento
Stefano Biancardi 35

perdemos agua a través de la respiración y el sudor, de manera que casi siempre nos
encontramos en un leve balance negativo de agua. Esta secreción basal de ADH permite
una permeabilidad basal para agua en el nefrón distal, la cual aumentará o disminuirá
conforme a los cambios de los niveles plasmáticos de ADH.

Manejo renal de la urea

La urea es un derivado del metabolismo del amonio. Como se explicó


anteriormente, aproximadamente un 50% de la osmolaridad del intersticio medular
está dada por la urea, de ahí su importancia en el mecanismo de concentración y dilución
de la orina.
La urea está sometida a un complejo manejo que incluye filtración glomerular,
reabsorción y secreción tubular, además de su recirculación entre túbulos y vasos
sanguíneos. La urea filtra libremente, un 50% de la carga filtrada se reabsorbe en el
túbulo proximal y el 50% restante pasa al asa delgada descendente de Henle. Por su
parte, en el asa delgada descendente y ascendente de Henle ocurre secreción de urea
desde el intersticio hacia el lumen tubular mediada por el transportador pasivo UT2, cuya
actividad es independiente de ADH. De esta forma, podemos entender que la
concentración de orina en el asa de Henle utiliza tanto NaCl como urea.
Debido a esta secreción tubular, en el túbulo distal encontramos el 100% de la
carga filtrada de urea. Sin embargo, los túbulos distal, conector, colector cortical y
colector medular externo no tienen la capacidad de transportar urea, de manera que, a
medida que avanza, la urea se concentra a este nivel.
Por su parte, en el túbulo colector medular interno, la reabsorción de urea,
correspondiente al 50-60% de la carga filtrada, es estimulada por ADH y está mediada
por el transportador pasivo UT1. Entonces, una vez que ocurre la reabsorción de urea a
nivel del túbulo colector medular interno, esta sale al intersticio a través del
transportador UT4 basolateral, lo que se denomina recirculación o reciclaje de urea
entre el túbulo colector medular interno y el asa delgada descendente de Henle.
Como resultado, la carga excretada de urea es aproximadamente un 50% de la
carga filtrada y se reduce en presencia de ADH.

Circulación de contracorriente

El riñón es un órgano bastante especial en su disposición de la circulación tanto


arterial como venosa. La arteriola eferente origina los capilares peritubulares y la vasa
recta, los cuales son vasos sanguíneos en forma de horquilla que tienen la misma
disposición que el asa de Henle. El sistema de circulación a nivel medular se ha
organizado en una disposición de contracorriente de modo que los capilares y vasa recta
que entran se devuelven.
Se tiene una vasa recta descendente y una ascendente que logran mantener el
gradiente córtico-medular. Esto se logra porque la sangre circula en sentido inverso al
túbulo, lo que determina que cuando entran los vasos el intersticio tiene 300 mOsm/L al
inicio y 1200 mOsm/L a nivel de la papila de Henle. De esta forma, a medida que
avanza la sangre entran osmoles y sale agua, lo que determina un aumento de la
concentración plasmática desde el inicio hasta la papila. Sin embargo, cuando la
sangre se devuelve ocurre lo contrario y, a medida que la sangre sube ingresa agua y
Stefano Biancardi 36

salen osmoles, de modo que la sangre que abandona la vasa recta no es completamente
isoosmótica, sino que tiene una osmolaridad de 320 mOsm/L, lo que principalmente se
debe a que el tránsito de sangre no es suficientemente lento.
De esta forma, como se mantiene un gradiente similar entre la vasa recta y el
túbulo, es posible mantener el gradiente córtico-medular en el intersticio, de manera
que este sistema funciona como una forma de ahorro de energía.
Stefano Biancardi 37

CLASE 5: REGULACIÓN DE LA
OSMOLARIDAD PLASMÁTICA

Los solutos, cuando se encuentran en una solución, al cabo de un tiempo acaban


diluyéndose en forma homogénea, fenómeno que conocemos como difusion. Entonces, la
difusión es la distribución homogénea de las partículas dentro de un solvente.
En el caso de la existencia de una membrana permeable, puede haber paso tanto
de soluto como de solvente siempre a favor de su gradiente de concentracion. Si se
coloca una membrana permeable, al cabo de un tiempo las partículas de soluto y solvente
habrán difundido a través de esta membrana y alcanzarán una igualdad de concentración a
ambos lados de la membrana. Este proceso no requiere un aporte energetico y es una
forma frecuente de recambio de partículas entre los compartimentos extracelular e
intracelular.
Sin embargo, el problema es cuando tenemos una membrana semipermeable, que
permite el paso diferencial de las partículas. En este caso, por ejemplo, el tamaño de las
partículas o, en su defecto, de los poros de la membrana, es el limitante del movimiento
de las partículas. Obviamente, mientras más pequeña la partícula, mayor es su
posibilidad de atravesar la membrana.
Por una cosa termodinámica, es más favorable tener las concentraciones
igualadas a ambos lados de la membrana, por lo que habrá un movimiento de agua o
solvente entre un compartimento y el otro hasta alcanzar la igualdad de las
concentraciones, fenómeno que se denomina osmosis.
Por su parte, en el caso de membranas biológicas se ocupa el concepto de
tonicidad. Se dice que hay movimiento de solvente desde la solución más hipotónica
hacia la solución más hipertónica hasta que ambas soluciones sean isotónicas. Así, por
ejemplo, si se quiere evitar este flujo es necesario someter el otro compartimento a una
determinada presión para evitar que el agua se movilize, la cual se conoce como
presión osmótica. Es decir, la presión osmótica es la presión que se necesita aplicar a
una solución para detener el flujo de solvente que tiende a moverse para igualar las
concentraciones. Esto es lo que aprovecha la célula, la cual tiene un equilibrio osmótico
entre ambos lados de la membrana celular, lo cual es importante evolutivamente
porque se desarrolló como un mecanismo de adaptación frente a cambios en los medios
interno y externo. Por ejemplo, si este mecanismo no existiera, al beber agua se generarían
movimientos de estos que podrían ser incompatibles con la vida.
La presión osmotica (π) está definida mediante la siguiente ecuación, que es muy
importante:

π = iCRT

Donde, π es la presión osmótica, i es el número de partículas que un


determinado soluto genera en solución, C es la concentración del soluto en moles/L, R
es la constante universal de los gases y T es el temperatura en grados Kelvin (273 +
ºC).
Stefano Biancardi 38

Por lo tanto, al analizar esta fórmula se puede apreciar que la presión osmótica y,
en definitiva, la osmolaridad de una solución, está determinada por el número de
partículas y la concentración de estas.
Es importante destacar que la osmosis no ocurriría si la membrana fuera
permeable al soluto ya que las partículas difundirían y se igualarían las
concentraciones a ambos lados de la membrana, de manera que no habría gradiente
osmótico. En otras palabras, el gradiente osmótico está dado por osmoles efectivos, que
son aquellos solutos con escasa permeabilidad de membrana y, por lo tanto, quedan
restringidos a un compartimento.
El osmol más importante del compartimento extracelular es el NaCl, ya que
tiene una alta concentración y además se encuentra completamente disociado, de
manera que 1 molécula de NaCl se disocia en 1 Na+ y en 1 Cl- aumentando al doble el
número de partículas en este caso. Por su parte, la glucosa tiene un poder osmótico
bastante pobre debido a que es una molécula grande, se encuentra en menor
concentración y no se disocia.
Es fundamental que la osmolaridad del compartimento extracelular sea igual en
todo momento a la del compartimento intracelular, para que no se produzcan
movimientos de agua patológicos Esto, en condiciones normales, no ocurre porque tenemos
mecanismos que hacen que ambas se mantengan iguales.
El Na+ y sus aniones acompañantes, principalmente Cl-, corresponden a la
mayoría de las partículas osmóticamente activas en el medio extracelular. Por lo tanto,
la osmolaridad plasmática está dada por:

Osmolaridad plasmática = ([Na+]P · 2) + ([glucosa]P / 18) + (BUN / 2,8)

Donde BUN es el nitrógeno ureico sanguíneo. La razón por la cual la


concentración plasmática de Na+ se multiplica por 2 es porque el Na+ siempre va
acompañado de un anión.
Por otro lado, en la práctica, para calcular la osmolaridad plasmática efectiva solo
se utiliza la concentración plasmática de Na+ multiplicada por 2 debido a que en
condiciones fisiológicas se puede prescindir de la concentración de glucosda, que es
bastante baja y la glucosa no disocia, y del BUN, que no es efectivo como osmol debido
a que no está confinado a un solo compartimento. Esto último no sucede con el Na+ que
se encuentra restringido al medio extracelular gracias a la acción de la bomba Na+/K+
ATPasa. De esta forma, el Na+ ejerce un gran poder osmótico.
El Na+ es el osmol más importante del compartimento extracelular y el K+ es el
osmol más importante del compartimento intracelular. Además, en ambos
compartimientos existe la misma osmolaridad, pero la catidad de osmoles difiere entre
ambos.

Regulación de la osmolaridad

La regulacion de la osmolaridad tiene que ver con la mantención del volumen


dentro de las células y con el balance de agua, porque los movimientos de agua pueden
perturbar el tamaño de la células, haciendo que se hinchen o que se crenen. Esto es muy
distinto a la regulación de la volemia, la cual tiene que ver con el balance de Na+ y con
la mantención del volumen circulante efectivo (VCE).
Stefano Biancardi 39

Como fue mencionado anteriormente, el concepto de tonicidad se parece mucho al


de osmolaridad. Sin embargo, cuando se habla de membranas biológicas se ocupa más el
concepto de tonicidad, refiriéndose a que una solución es hipertónica o hipotónica cuando
su osmolaridad es más alta o más baja en relación, por ejemplo, a la que hay dentro de una
célula. Por lo tanto, son conceptos muy parecidos, pero tonicidad entra más en el campo de
la biología. Además, esto sirve para diferenciar cuando nos referimos a osmoles poco
efectivos, como el caso del BUN, el cual es un osmol, por lo que hay que considerarlo
dentro del cálculo de la osmolaridad plasmática, pero no genera tonicidad, por lo que
no es efectivo.
Como fue mencionado anteriormente, la regulación de la osmolaridad tiene que ver
con el balance de agua. Alrededor del 60% de nuestro peso corporal corresponde a
agua, la cual tiene una distribución asimétrica dentro del organismo ya que 1/3 del agua
se encuentra en el medio extracelular y 2/3 se encuentra en el medio intracelular.
Además, solo el 25% del agua ubicada en el medio extracelular forma parte de la
sangre, es decir, se encuentra en el medio intravascular. El balance de agua está dado
por el equilibrio entre la entrada y la salida de agua del organismo.
La regulación del volumen intracelular se consigue por la regulación de la
osmolaridad plasmatica a través de los cambios en el balance de agua, tarea de la que se
encarga el riñón. La entrada de agua está dada únicamente por la ingesta,
principalmente al beber directamente agua, al consumir alimentos que contengan agua y al
metabolizar carbohidratos, lípidos y proteínas. Por su parte, la salida de agua está dada
por la transpiración, respiración y excreción fecal y urinaria. De estos cuatro
mecanismos, la excreción de agua a través de la transpiración, respiración y
deposiciones es prácticamente constante, lo que determina que a vía más importante de
excreción de agua es a través de la orina, debido a que esta es muy regulada para
mantener el balance neutro, es decir, el agua excretada en la orina dependerá de
cuanta agua se necesita ahorrar o eliminar para mantener un balance de agua neutro
y, con este, mantener la osmolaridad estable.
El agua, en los seres vivos, se moviliza por dos vías, transcelular y paracelular.
En la vía transcelular el agua atraviesa la bicapa lipídica gracias a transportadores de
agua ubicados en ella, las acuaporinas, que son proteínas transmembrana que se agrupan
en tetrámeros para generar un verdadero poro por el cual es posible que el agua se movilice.
Por su parte, en la vía paracelular el agua se moviliza entre las células.
Ahora, lo importante de la regulación de la osmolaridad son los mecanismos que
permiten que esto se lleve a cabo, los cuales son el manejo renal del agua y la sed.

1) Manejo renal del agua

En el riñón el agua se moviliza de distintas formas dependiendo del segmento


tubular que se observe. Es así como en el túbulo proximal hay una reabsorción masiva
de agua que corresponde a alrededor del 65% de la carga filtrada, la cual se moviliza
hacia el intersticio, que es hipertónico. La reabsorción de agua en el túbulo proximal
ocurre en un 80% de manera pasiva y no regulada a través de acuaporina-1 (AQP-1) y
en un 20% a través de la vía paracelular. Además, esta reabsorción se caracteriza por ser
isoosmótica debido a que el agua se acompaña de solutos, de manera que el fluido
tubular abandona el túbulo proximal con la misma osmolaridad del plasma.
Stefano Biancardi 40

Por su parte, el asa delgada descendente de Henle se encarga de la reabsorción


del 15% de la carga filtrada agua, también de forma pasiva y no regulada a través de
acuaporina-1 (AQP-1). Además, esta zona posee baja capacidad de reabsorción de Na+,
aunque también ocurre secreción de urea, de manera que en el trayecto a través de este
segmento la osmolaridad del fluido tubular aumenta porque se reabsorbe agua y se
secreta urea.
A continuación, el asa delgada ascendente de Henle es impermeable al agua y
posee capacidad de transporte de Na+ y urea, de manera que aquí ocurre una
disminución de la osmolaridad del fluido tubular.
A partir del asa gruesa ascendente de Henle solo hay reabsorción de NaCl, por lo
que esta parte del túbulo se denomina segmento dilutor. El transporte lo realiza a través
del cotransportador NKCC2, el cual transporta Na+, Cl- y K+ hacia el intersticio,
contribuyendo a mantener la hipertonicidad de la médula y a la dilución de la orina. A
raíz de lo anterior, a medida que se asciende el fluido tubular es cada vez más
hipotónico, llegando al final con una osmolaridad generalmente menor que la del
plasma.
Luego, el fluido tubular llega al túbulo distal, donde hay reabsorción de NaCl a
través de los cotransportadores NCC y no hay permeabilidad al agua. De esta forma,
en este segmento el fluido tubular se sigue diluyendo.
Los túbulos conector y colector poseen reabsorción de Na+ a través de los
transportadores ENaC. Sin embargo, estos túbulos poseen una permeabilidad variable
al agua dependiendo de la cantidad de ADH circulante, ya que esta regula la inserción
de acuaporina-2 (AQP-2) en la membrana apical de las células conectoras y células
principales del túbulo colector. Es así como en ausencia de ADH la orina saldrá con la
osmolaridad que trae desde el asa de Henle, entre 50 y 100 mOsm/L, en cambio en
presencia de ADH la orina sale más concentrada, es decir, con mayor osmolaridad.
La ADH actúa mediante receptores V2 acoplados a proteína Gs, de manera que
estimula la síntesis de AMPc, el cual activa a PKA para producir el efecto a corto plazo,
que corresponde a la inserción de acuaporina-2, y el efecto a largo plazo,
correspondiente a la estimulación de la expresión génica de acuaporina-2. De esta
forma, el agua que ingresa a las células conectoras y células principales del túbulo
colector cortical las abandona por medio de acuaporina-3 (AQP-3) y el agua que
ingresa a las células principales del túbulo colector medular las abandona a través de
acuaporina-3 (AQP-3) y acuaporina-4 (AQP-4).
La ADH es un polipéptido pequeño (9 aminoácidos) producido por neuronas de
los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo, cuyos axones están en
contacto directo con una red capilar de la neurohipofisis. Gracias a esto, las neuronas
productoras de ADH funcionan como osmorreceptores debido a que son ricas en
acuaporina-4 (AQP-4), lo que les permite captar o ceder agua de acuerdo a los cambios
de la osmolaridad plasmática. Cuando aumenta la osmolaridad plasmática, estas
neuronas liberan agua, lo que funciona como señal para la liberación de ADH. De esta
forma queda claro que la ADH es secretada frente a aumentos de la osmolaridad
plasmática para que actúe a nivel renal promoviendo la reabsorción de agua en el
nefrón distal, lo que contribuye a una disminución de la osmolaridad del
compartimento extracelular. Esta disminuición de la osmolaridad plasmática, mediada
por ADH, es sensada a nivel de los osmorreceptores hipotalámicos y frena el estímulo
de liberación de ADH, con lo que las acuporinas-2 (AQP-2) vuelven a vesicularse.
Stefano Biancardi 41

Entonces, como se esbozó anteriormente, el estímulo fisiológico más importante


para la secreción de ADH es el aumento de la osmolaridad plasmática. De hecho,
pequeños aumentos de la osmolaridad plasmática, del orden del 1 o 2%, estimulan
fuertemente a los osmorreceptores hipotalámicos para la secreción de ADH. Un
segundo estímulo para la secreción de ADH es una reducción importante de la
volemia (mayor al 10%) y de la presión arterial; este control hemodinámico de la
secreción de ADH proviene desde los barorreceptores arteriales sistémicos y de los
vasos pulmonares.
Además, es importante entender que, como todo sistema, existe un límite de
reabsorción de agua estimulada por ADH. Imaginemos que se tiene una secreción
máxima de ADH y, por ende, todas las acuaporinas-2 (AQP-2) se encuentran
funcionando, se observará que la concentración de la orina se igualará con la del
intersticio, de manera que se obtendrá una osmolaridad urinaria de 1200 mOsm/L. Por
lo tanto, a medida que aumenta la concentración de ADH en el plasma, la osmolaridad
urinaria aumenta hasta igualar la osmolaridad del interticio.

2) Mecanismo de la sed

Aparece mas tardíamente, cuando la situación de la osmolaridad se vuelve


incontrolable por el mecanismo de la ADH. Los mismos osmorreceptores
hipotalámicos envían una seál a la corteza, de manera que se toma conciencia de que
falta agua y da sed. Esto generalmente ocurre cuando existe una osmolaridad plasmática
cercana a 300 mOsm/L.

Para entender mejor como se interrelacionan ambos mecanismos se explicará lo que


sucede en 2 situaciones. Cuando nos encontramos privados de la ingesta de agua nuestro
organismo está constantemente perdiendo agua. Esto tiene como consecuencia un
aumento de la osmolaridad plasmática que gatillará la estimulación de la sensación de
sed y de la secreción de ADH. Debido a esto, la ADH estimula mayor reabsorción de
agua, lo que tiene como resultado una orina hipertónica y una disminución de la
osmolaridad plasmática. A su vez, si logramos tener acceso a agua, gracias a la sed que se
produjo, se beberá abundante agua, lo que también contribuye finalmente a disminuir la
osmolaridad plasmática.
Por el contrario, si nos encontramos en una situación de sobrecarga acuosa se
producirá una disminución de la osmolaridad plasmática que gatillará una inhibición de
la sensación de sed y de la secreción de ADH. Debido a esto, la reabsorción de agua a
nivel renal caerá al mínimo, lo que tiene como consecuencia una orina hipotónica y un
aumento de la osmolaridad plasmática. A su vez, al no tener sed, no beberemos agua
por un tiempo bastante prolongado, lo que también contribuye a un aumento de la
osmolaridad plasmática.

Cuantificación de la capacidad renal para concentrar y diluir la orina

La capacidad renal para concentrar o diluir la orina se puede evaluar a través del
clearance de agua libre, que representa la habilidad que tiene el riñón de generar agua
libre de solutos. Por su parte, el clearance del total de solutos excretados en la orina se
Stefano Biancardi 42

denomina clearance osmolar (Cosm), el cual se calcula utilizando la fórmula expresada a


continación:

Cosm = Uosm · VO / Posm

Donde Uosm corresponde a la osmolaridad urinaria, Posm es la osmolaridad


plasmática y VO es el flujo urinario. Por otro lado, el clearance de agua libre (CH2O) se
puede calcular como:

CH2O = VO - Cosm
CH2O = VO – (Uosm · VO / Posm)

Por lo tanto, el flujo urinario (VO) se puede calcular despejando la ecuación


anterior, de esta forma:

VO = CH2O + Cosm

En conclusión, si la osmoralidad urinaria es igual a la osmolaridad plasmática,


el clearance de agua libre es cero y no ha ocurrido separación de soluto y solvente.
Cuando hay orina diluída, el clearance de agua libre es positivo porque los solutos están
contenidos en un volumen mayor al necesario para alcanzar la isoosmolaridad respecto al
plasma. Sin embargo, en el caso de la orina concentrada, el clearance de agua libre es
negativo porque los solutos están en un volumen menor al necesario para alcanzar la
isoosmolaridad respecto al plasma.
Stefano Biancardi 43

CLASE 6: REGULACIÓN DE LA VOLEMIA

En condiciones normales, en sujetos sanos, la volemia es lo mismo que el


volumen circulante efectivo (VCE), que es la fracción del líquido extracelular que está
en el sistema arterial y que se encuentra efectivamente prefundiendo los tejidos. Sin
embargo, en condiciones patológicas, la volemia puede ser diferente al volumen
circulante efectivo.
La variable regulada es el volumen circulante efectivo, que es una relación
entre el volumen y la capacitancia de los vasos arteriales y venosos.
El principal determinante del volumen circulante efectivo es la cantidad o
contenido de Na+ presente en el compartimento extracelular. Es importante no
confundir esto con la concentración de Na+ en el compartimento extracelular, que
determina la osmolaridad del plasma. Por lo tanto, la cantidad de Na+ del
compartimento extracelular determina su volumen debido a la necesidad de mantener
dicha cantidad a una concentración determinada (145 mEq/L). Además, la cantidad
de Na+ presente en el organismo no sólo determina el volumen circulante sino que
también influye en la cantidad de agua presente en el mismo.
Entonces, como es deducible, la volemia es regulada por la cantidad de Na+ y la
osmolaridad es regulada por la cantidad de agua.

Balance de Na+ y su relación con el volumen circulante

El balance de Na+ se puede entender en términos muy similares a los del balance
de agua, es decir, como una igualdad que se mantiene a lo largo del tiempo entre
ingresos y egresos de Na+. En condiciones fisiológicas, la única vía de ingreso de Na+
son los alimentos, por lo que esta depende mucho de la cultura. Una dieta occidental
típica resulta en la ingesta de unos 12 gramos de NaCl por día, lo que corresponde a 200
mEq/día.
Por su parte, las vías de egreso de Na+ son la sudoración, la respiración y la
excreción urinaria. La sudoración contribuye con una excreción cercana a 10 mEq/L,
de manera que no aporta mucho ya que, en condiciones normales, no sudamos tanto, solo
alrededor de 400 ml/día, lo que deja una excreción de Na+ de 4 mEq/día a través del
sudor. La respiración elimina cantidades despreciables de Na+, por lo que podemos
decir que la principal y casi exclusiva vía de egreso de Na+ es la excreción urinaria, de
manera que, para mantener el balance, se deben excretar cerca de 200 mEq/día de Na+
por la orina.
Entonces, cuando la ingesta supera a la excreción de Na+ el organismo entra en
un balance positivo de Na+. En cambio, cuando la ingesta es menor a la excreción de
Na+ se genera un balance negativo de Na+.
Para explicar la relación existente entre el balance de Na+ y el volumen circulante
se utilizará un ejemplo bastante cotidiano. Supongamos un sujeto que tiene una
osmolaridad y volumen circulante normales que ingiere una bolsa de papas fritas. La
cantidad de NaCl contenida en las papas se absorberá en el intestino delgado, lo que
producirá un aumento de la cantidad de Na+ en el líquido extracelular y, por lo tanto,
Stefano Biancardi 44

aumentará la osmolaridad plasmática. Debido a esto, se gatillará la sensación de sed y


la retención renal de agua dependiente de ADH, lo que tendrá como resultado un aporte
de agua libre para retornar la osmolaridad plasmática elevada a su rango normal. Sin
embargo, a pesar de que la operación de estos mecanismos han reestablecido la
osmolaridad, al mismo tiempo aumentó el volumen extracelular puesto que una mayor
cantidad de NaCl extracelular requirió de más volumen de agua para mantener la
osmolaridad. Por lo tanto, el reestablecimiento del volumen extracelular requerirá de
un aumento de la excreción de Na+.

Manejo renal de Na+

Diariamente en los glomérulos filtran alrededor de 25200 mEq de Na+, de los


cuales se excretan 150 mEq, lo que da una fracción excretada de Na+ de 0,5%. La
reabsorción de NaCl en los distintos segmentos tubulares es el proceso que da cuenta de
la diferencia entre la carga filtrada y la excretada. En condiciones normales, el túbulo
colector cortical es el principal sitio de ajuste entre la ingesta y excreción de Na+,
donde ocurre la regulación fina de la reabsorción transepitelial de Na+.
En el túbulo proximal se reabsorbe un 67% de la carga filtrada de NaCl. Por su
parte, un 25% se reabsorbe en el asa gruesa ascendente de Henle. En el nefrón distal se
reabsorbe el 5% de la carga filtrada y aproximadamente un 3% de la carga filtrada
se reabsorbe en el túbulo colector medular.
La reabsorción de Na+ en los segmentos anteriores al nefrón distal permite
mantener constante la entrega de NaCl al túbulo colector cortical, el cual tiene una
baja capacidad de reabsorción y, por ende, una sobrecarga de Na+ puede traducirse en
una pérdida de Na+ en la orina. Esto es regulado por los mecanismos de
autorregulación del FSR y de retroalimentación túbulo-glomerular, que se encargan
de mantener una VFG constante.

Detección de cambios del volumen circulante

Puesto que la necesidad de conservar un volumen circulante normal está


íntimamente relacionada con la mantención de una óptima perfusión tisular, resulta poco
sorprendente que los detectores de cambios en el volumen circulante se localicen
principalmente en el sistema cardiovascular. Estos receptores vasculares se localizan en
la circulación de alta y baja presión. Los receptores de alta presión son:

• Barorreceptores arteriales del seno carotídeo.


• Barorreceptores arteriales del cayado aórtico.
• Arteriola aferente del aparato yuxtaglomerular.

Los barorreceptores arteriales responden frente a cambios en la presión


arterial y sus aferencias se proyectan al hipotálamo y centros de control
cardiovascular en el bulbo. Por otro lado, el barorreceptor del aparato
yuxtaglomerular se localiza en las células musculares lisas de la pared de la arteriola
aferente.
Las aferencias al hipotálamo se relacionan con el aumento de la secreción de
ADH frente a reducciones importantes del volumen circulante y presión arterial
Stefano Biancardi 45

(control hemodinámico de la secreción de ADH). Por su parte, la vía eferente desde los
centros bulbares corresponde al sistema nervioso simpático, cuyas fibras
postganglionares inervan a las células granulares de la arteriola aferente del aparato
yuxtaglomerular y segmentos tubulares como el túbulo proximal.

Como se había mencionado anteriormente, existen receptores de baja presión, los


cuales incluyen:

• Receptores auriculares.
• Receptores en la circulación pulmonar.

Estos receptores de baja presión responden al estiramiento de la pared frente a


cambios de volumen más que de presión. Las aferencias se proyectan al hipotálamo y
a los centros bulbares de control cardiovascular y modifican la secreción de ADH y la
descarga simpática desde los centros bulbares. Por su parte, la distensión auricular
gatilla la secreción de atriopeptina por los miocitos auriculares.

Señales generadas desde los receptores de volumen

Los cambios en el volumen circulante detectados por los diferentes receptores


deben traducirse en respuestas homeostáticas destinadas a restaurar o corregir la alteración
en el volumen. El principal blanco de acción es el riñón, donde la reabsorción de NaCl
está sometida a un control redundante por hormonas y neurotransmisores. Las
principales vías de control son la inervación simpática, el sistema renina-angiotensina,
la aldosterona, la atriopeptina y la ADH.

1) Inervación renal simpática

El sistema simpático es activado frente a disminución de la presión arterial, la


cual puede ser causada por un descenso del volumen circulante. Varias estructuras del
nefrón reciben inervación simpática postganglionar. Entre estas se encuentran:

• Arteriolas aferente y eferente: La estimulación simpática produce


vasoconstricción y reducción de la VFG.
• Células granulares del aparato yuxtaglomerular: La norepinefrina estimula la
secreción de renina y, por ende, contribuye a la activación del sistema renina-
angiotensina-aldosterona.
• Túbulo proximal: La estimulación simpática promueve la reabsorción de Na+,
Cl- y HCO3-.

2) Sistema renina-angiotensina-aldosterona

Este sistema hormonal juega un papel clave en la regulación del volumen


circulante y en la mantención del balance de Na+. Es necesario tener presente los
factores capaces de modificar la secreción de renina, los cuales son:
Stefano Biancardi 46

• Cambios en la presión de perfusión de la arteriola aferente: Una disminución


del volumen circulante efectivo genera una disminución en la perfusión de la
arteriola aferente, lo que genera una mayor secreción de renina.
• Estimulación simpática: Produce un aumento en la secreción de renina.
• Retroalimentación túbulo-glomerular: Si ocurre un aumento de la presión
arterial habrá una mayor secreción adenosina, la cual inhibe la secreción de
renina. En cambio, frente a una disminución de la presión arterial se producirá
una menor secreción de adenosina, lo que estimulará la secreción de renina.
• Angiotensina II: Produce una suerte de feedback negativo que inhibe la
secreción de renina.
• Atriopeptina: Tiene un efecto inhibitorio sobre la secreción de renina.

De lo anterior se deduce que para que funcione este sistema se requiere una
disminución de la presión arterial, lo que puede ser causado por diversos factores, entre
los que destacan una disminución del volumen circulante. Es así como esta disminución
de la presión arterial generará una activación del sistema simpático, una menor
secreción de adenosina renal y una menor secreción de atriopeptina, lo que gatillará
una elevación de los niveles plasmáticos de renina.
La renina, como se debe recordar desde la unidad de sistema endocrino, es la etapa
limitante del sistema y su único origen es el riñón. Esta enzima es una endopeptidasa que
transforma el angiotensinógeno en angiotensina I, la cual a nivel pulmonar es
transformada en angiotensina II gracias a la actividad de la enzima convertidora de
angiotensina (convertasa).
La angiotensina II tiene acciones vinculadas con la regulación del volumen
circulante, las cuales son principalmente tres:

• Tiene un efecto vasopresor. En particular, la angiotensina II contrae la arteriola


eferente más que la aferente, lo que se traduce en un aumento de la VFG y en
una disminución del FPR. Esto conlleva a un aumento de la fracción de
filtración, de manera que la sangre llegará con mayor presión oncótica y menor
presión hidrostática a los capilares peritubulares, lo que favorece la
reabsorción tubular proximal.
• Estimula la secreción de aldosterona.
• Estimula la actividad del intercambiador NHE3 (Na+/H+) y del
cotransportador NBC (Na+/HCO3-) en el túbulo proximal, además de la
actividad de la bomba Na+/K+ ATPasa, lo que resulta en mayor reabsorción de
Na+, Cl-, agua y bicarbonato, y aumento de la secreción de H+.

Entonces, aquí aparece la tercera parte del sistema. La angiotensina II estimula la


secreción de aldosterona, cuyos efectos son mediados por receptores intracelulares en
las células conectoras y células principales del túbulo conector. Posee un efecto a corto
plazo, que es la activación del transportador ENaC (Na+) y de la bomba Na+/K+
ATPasa, y un efecto a largo plazo, que básicamente es un aumento de la expresión de
los genes que codifican para ENaC y subunidad α de la bomba Na+/K+ ATPasa. El
resultado final es una estimulación del transporte electrogénico de Na+ y un aumento de
la excreción de K+ debido a que su ingreso exacerbado a las células, a través de la
bomba Na+/K+ ATPasa, aumenta su excreción a través de los canales ROMK apicales.
Stefano Biancardi 47

3) Atriopeptina

Este péptido tiene un papel importante en la regulación a largo plazo de la


presión arterial. El principal estímulo para su liberación es el aumento de la presión
arterial que genera una distensión de la pared auricular, lo que determina que la
atriopeptina tenga varios efectos:

• Inhibición del tono simpático vascular, lo que indirectamente se traduce en una


disminución del gasto cardiaco y de la presión arterial por disminución de la
resistencia periférica total.
• A nivel renal, la atriopeptina aumenta la excreciónn renal de Na+ y agua. Este
efecto se debe por una parte la inhibición directa que ejerce sobre la secreción de
renina, lo que disminuye la acción del sistema renina-angiotensina-
aldosterona, y por otra parte se debe a que la atriopeptina inhibe directamente la
reabsorción de Na+ a nivel del túbulo colector medular interno. De esta forma,
la atriopeptina contribuye a la natriuresis.
• Inhibición de la secreción de ADH.

4) ADH

El principal estímulo de secreción de ADH es el aumento de la osmolalidad


plasmática. Sin embargo, en este caso lo que nos importa es el aumento de secreción de
ADH debido a una caída de más de un 10% del volumen circulante, estímulo que
proviene desde los barorreceptores carotídeos y aóricos, lo que corresponde al control
hemodinámico de la secreción de ADH. Además, es importante recalcar que la ADH se
encarga principalmente de la regulación de la reabsorción de agua, por lo que en
condiciones normales no influye en la regulación de la volemia debido a que, aunque
se reabsorba 1 litro de agua, sólo 1/3 quedará en el medio extracelular, del cual sólo
un 25% pasaría a la sangre.
En el caso de la reducción del volumen circulante, el efecto de la ADH es
mediado por receptores V2 en el túbulo colector cortical que estimulan la inserción de
canales ENaC (Na+) en la membrana apical de las células principales de este segmento
tubular. De esta forma, la ADH estimula la reabsorción electrogénica de Na+ en el
túbulo colector, pero su efecto en la mantención del balance de Na+ es insignificante
comparado al del sistema renina-angiotensina-aldosterona.

Con todo lo anterior, es posible observar el control redundante sobre la


reabsorción tubular de NaCl ya que la inervación simpática estimula la reabsorción
proximal de NaCl, la secreción de renina, que conlleva a elevar los niveles plasmáticos
de angiotensina II y aldosterona, estimula la reabsorción proximal y distal de NaCl,
respectivamente, además de los efectos mediados por una disminución de los niveles de
atriopeptina y por un aumento de la ADH.

Control de la excreción renal de Na+ en condiciones de euvolemia

La euvolemia se define como la mantención de un volumen circulante efectivo


normal, lo que requiere un balance fino entre la ingesta y excreción renal de Na+. El
Stefano Biancardi 48

riñón tiene la capacidad de ajustar la excreción de Na+ en un rango amplio, lo que en


condiciones fisiológicas depende esencialmente de la ingesta de Na+. De esta forma,
frente a una reducción de la ingesta de Na+ el organismo entra en un estado de balance
negativo y, consistentemente, la excreción renal de Na+ se reducirá. Inversamente, una
mayor ingesta de NaCl determina un estado de balance positivo, lo que determinará un
aumento en la excreción renal de Na+. Sin embargo, los cambios en la excreción renal
de Na+ para mantener el estado de balance no son inmediatos y toman algunos días en
completarse.
Lo anterior se ilustra mejor en el siguiente ejemplo, el cual se entenderá mejor
observando los gráficos de la siguiente página. Supongamos un sujeto sano de 70
kilogramos de peso corporal. Su ingesta diaria de Na+ es de 100 mEq, con una
excreción urinaria equivalente y, por ende, se cumple la condición de balance de Na+,
que se refleja también en la constancia del peso corporal. Sin embargo, abruptamente
la ingesta de Na+ aumenta a 200 mEq/día por un lapso de 7 días (días 3 al 10 en los
gráficos). Esto se traduce en un aumento de la osmolaridad plasmática, de manera que
se activará el mecanismo de la sed y el efecto antidiurético de la ADH, lo que generará
un aumento en la ingesta de agua y excreción de orina hiperosmótica. Estos
mecanismos restaurarán la osmolaridad plasmática, pero, a la vez, generarán un
aumento del volumen extracelular, lo que se refleja en un aumento del peso corporal.
Ahora, el aumento del volumen extracelular desencadenará la activación de
mecanismos que aumenten la excreción de Na+, la cual aumentará paulatinamente y
se hará equivalente a la ingesta alrededor del día 8, es decir, 5 días después del
aumento de la ingesta de Na+. Consecuentemente, el organismo se encuentra en balance
positivo de Na+ desde el día 3 hasta el día 8 ya que durante ese periodo la ingesta supera
a la excreción. Además, es necesario notar que el restablecimiento del balance no
implica volver a excretar 100 mEq/día, sino que el nuevo balance se mantiene porque
ahora la excreción renal de Na+ alcanzó los 200 mEq/día; al mismo tiempo que ocurrió
una expansión del volumen extracelular que se refleja en el aumento de 1 kilogramo
de peso corporal.
Luego, al llegar al día 10 la ingesta de Na+ se reduce en forma drástica a 100
mEq/día, ocurrirá la respuesta homeostática inversa y mientras el riñón ajusta la
excreción renal de Na+ a 100 mEq/día, el organismo se encuentra en balance negativo
de Na+ porque la excreción supera a la ingesta. Congruentemente a lo anterior, el
reestablecimiento del balance de Na+ tardará una buena cantidad de días, al igual que
en la situación anterior.
Stefano Biancardi 49

Control de la excreción renal de Na+ en condiciones de hipovolemia

La disminución del volumen circulante efectivo (hipovolemia) es detectada


principalmente por los barorreceptores arteriales. En estas condiciones, el riñón recibe
señales que estimulan la reabsorción y reducen la excreción de NaCl y agua. Entre
estas señales se encuentran:

• Aumento de la descarga simpática renal.


• Aumento de la secreción de renina, lo que aumenta los niveles de angiotensina
II y aldosterona.
• Inhibición de la secreción de atriopeptina.
• Estimulación de la secreción de la ADH.

Las consecuencias de las señales que recibe el riñón se pueden resumir en los
siguientes puntos:

• La actividad simpática renal, sumada la angiotensina II, reduce la VFG y, por lo


tanto, disminuyen la carga filtrada de Na+. Además, hay una reducción
importante de la presión hidrostática de los capilares glomerulares, lo que
afectará la reabsorción en el túbulo proximal.
• La actividad simpática renal y la angiotensina II estimulan la reabsorción
proximal de Na+, Cl-, HCO3- y agua. Además, la disminución de la presión
hidrostática en los capilares peritubulares favorece la reabsorción tubular
proximal de solutos y agua.
• La aldosterona estimula la reabsorción distal de NaCl. Además, la reducción de
la secreción de atriopeptina también contribuye a este efecto.
• La ADH estimula la reabsorción de agua a nivel distal. Esta acción mantiene
constante la osmolalidad plasmática en presencia de una mayor reabsorción de
Na+.
Stefano Biancardi 50

Control de la excreción renal de Na+ en condiciones de hipervolemia

La respuesta renal frente a una expansión del volumen circulante efectivo es la


opuesta de la observada cuando existe una reducción del mismo. Las señales que recibe el
riñón provienen de barorreceptores y están destinadas a aumentar la excreción renal
de Na+ y agua. Dentro de las señales están:

• Disminución de la descarga simpática renal.


• Disminución de la secreción de renina, lo que disminuye los niveles de
angiotensina II y de aldosterona.
• Aumento de la secreción de atriopeptina.
• Inhibición de la secreción de ADH.

Las consecuencias de las señales que recibe el riñón se pueden resumir en los
siguientes puntos:

• Aumenta la VFG como resultado de la disminución de la actividad simpática


renal y de los niveles circulantes de angiotensina II. Consistente con lo anterior,
aumenta la carga filtrada de Na+.
• Disminuye la reabsorción proximal. Esto se debe principalmente a la
disminución de la actividad simpática renal y de los niveles circulantes de
angiotensina II. Además, el aumento de la VFG incrementa la presión
hidrostática en los capilares peritubulares, lo que tiene como consecuencia una
reducción de la reabsorción proximal de solutos y agua.
• La reducción de los niveles de aldosterona disminuye la reabsorción distal de
NaCl. Además, la atriopeptina contribuye minoritariamente con una inhibición
directa de la reabsorción de NaCl en el túbulo colector medular interno.
• El aumento de la carga filtrada de Na+ produce una mayor cantidad de Na+ en
el nafrón distal, lo que contribuye a una menor reabsorción de NaCl en este
segmento (recordar que este segmento tiene baja capacidad de reabsorción).
• La inhibición de la secreción de ADH genera un aumento de la excreción de
agua.
Stefano Biancardi 51

CLASE 7: EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE

Introducción

En primer lugar, es importante recordar que la concentración de H+ está estrecha y


enormemente regulada, lo que es esencial para la función celular normal. Los protones,
de carga positiva, tienen una altísima reactividad con la carga negativa de las proteínas,
pudiendo incluso cambiar la función de estas, de manera que cuando los protones aumentan
o disminuyen hay un cambio en la función proteica.
La albúmina es la principal proteína extracelular, sus cargas negativas pueden
captar Ca+2 y H+, siempre hay un equilibrio. En una persona con una alta concentración
extracelular de H+, lo que se denomina acidosis, la albúmina capta más H+ y menos
Ca+2, por lo que el Ca+2 iónico libre está aumentado. Por su parte, en la alcalosis sucede
lo contrario, donde existe una reducida concentración extracelular de H+ que determina
una hipocalcemia iónica. Gracias a esto es posible apreciar que los trastornos ácido-base
se asocian con cambios en el Ca+2 iónico libre.
En otro ejemplo, la fosfofructoquinasa-1
disminuye su función a mayor concentración de
H+, es decir, en un estado de acidosis. Por su parte,
en un estado de alcalosis con baja concentración de
H+ la función de la fosfofructoquinasa-1 es mayor.
Esto es consistente con que la inyección de
bicarbonato venoso estimula a la
fosfofructoquinasa-1 debido a que reduce la
concentración de H+, lo que genera un aumento en
la producción de lactacto.
Por otro lado, los H+ también pueden afectar
a canales dependientes de la concentración de ellos
mismos. Además, la concentración de H+ también
afecta la concentración de K+ ya que normalmente hay un intercambio de H+, que
ingresan a la célula, y K+, que sale de la célula. Por lo tanto, cuando existe una mayor
concentración de H+ se produce una mayor salida de K+ desde las células debido a que
los H+ tienden a ingresar masivamente. De esta forma, a mayor concentración de H+ en
el medio extracelular, aumenta la concentración de K+ en el LEC, es decir, un paciente
con acidosis tiene una concentración extracelular de K+ aumentada, es decir,
hiperkalemia, mientras que en una situación de alcalosis se produce una hipokalemia.
Analizando estos dos ejemplos se puede comprobar la estrecha regulación de la
concentración de H+ y, efectivamente, esta se mantiene siempre cercana a 40 nM en la
sangre, es decir, 40 nmol/L. Ahora, si se compara la concentración plasmática de H+
con la de cualquier otro ión, se puede observar que es millones de veces menor ya que la
concentración de los otros iones se encuentran en rango milimolar.
Además, para no utilizar números tan pequeños se utiliza el logaritmo negativo de
la concentración de H+, es decir, el pH. De esta forma, tenemos un pH igual a 7,4 cuando
la concentración de H+ es 40 nM. Asimismo, por ejemplo, una concentración plasmática
Stefano Biancardi 52

de H+ igual a 16 nM equivale a un pH de 7,8 y una concentración de H+ de 160 nM


equivale a un pH de 6,8. Estos últimos valores (pH 6,8 y 7,8) son los límites compatibles
con la vida. El pH normal de la sangre arterial oscila entre 7,35 y 7,45, es decir, 40 ± 5
nM.

Conceptos generales de ácido y base

Según Brönsted, un ácido es una sustancia que entrega H+ y una base es una
sustancia que acepta H+. Por otra parte, los ácidos que conforman la carga diaria de
ácido (ácidos que recibimos todos los días) pueden clasificarse en volátiles y fijos. Los
ácidos volátiles son los que se eliminan por la respiración, principalmente el ácido
carbónico del CO2, cuya producción es entre 15000 y 20000 mEq/día a partir del
metabolismo de grasas y carbohidratos. Los ácidos fijos provienen del metabolismo de
las proteínas y aminoácidos. Para calcular la carga diaria de ácidos fijos se multiplica el
peso en kg por 1 mEq debido a que se forma 1 mEq/kg/día, es decir, varía entre 50 y
100 mEq/día. Los ácidos fijos se tamponan por el bicarbonato, que debe estar en la
misma cantidad de ácidos fijos para mantener el equilibrio.

Procesos reguladores de la concentración de H+

Son tres los procesos que regulan la concentración de H+, manteniéndola muy cercana
a 40mM a pesar de la gran carga ácida:

• Tamponamiento químico del medio extracelular: Los tampones extracelulares


tienen una rápida acción de regulación sobre la concentración de H+. Estos
incluyen al bicarbonato, fosfatos y proteínas. Cuantitativamente, la especie
tampón más importante en el medio extracelular es el bicarbonato, que contribuye
con la mitad de la masa tamponante en la sangre.
• Tamponamiento químico del medio intracelular: Los tampones intracelulares
tienen una acción mas lenta en la regulación de la concentración de H+. Los
principales tampones intracelulares son fosfatos, proteínas, bicarbonato y
hemoglobina en glóbulos rojos.
• Control de PCO2: Como se verá más adelante, la PCO2 se relaciona estrechamente
con el estado ácido-base. La regulación de esta es mediante la ventilación alveolar,
cuya acción demora entre segundos y minutos.
• Control de la concentración de bicarbonato: Este control ocurre en el riñón
mediante reabsorción y regeneración de este. Este es el mecanismo más lento y su
acción tarda entre 12 y 24 horas.

Sistema de tamponamiento

Los buffers o tampones previenen de grandes cambios en la concentración de


+
H . Las especies útiles como tampones son ácidos y bases débiles debido a que no se
encuentran totalmente disociados, lo que permite establecer un equilibrio entre los
productos de la disociación y el ácido o la base. En cambio, los ácidos y bases fuertes se
disocian completamente, de manera que no se establece el equilibrio.
Stefano Biancardi 53

Consideremos un tampón formado por un ácido débil (HA) y los productos te la


disociación, una base conjugada (A-) y protón (H+), de acuerdo a la siguiente reacción:

HA  A- + H+

Supongamos un recipiente que contiene una cantidad fija de HA a una


concentración determinada. Si se agregan H+ a la solución, estos serán neutralizados
por la base conjugada (A-) formándose HA; por lo tanto, la reacción se habrá desplazado
hacia la izquierda. El resultado neto es que la concentración de H+ libres (pH) no cambió,
pese a que se adicionó una cierta cantidad de ácido. De forma equivalente, si se agrega una
base, esta captará H+ y la reacción se desplazará a la derecha.
Ahora, la reacción anterior tiene una constante de equilibrio (Ka) que se puede
calcular de la siguiente manera:

Ka = [A-] · [H+] / [HA]

De esta forma, si reordenamos la fórmula podemos obtener la concentración de H+


de la solución:

[H+] = Ka · [HA] / [A-]

Así, en base a lo anterior, sacando –log en cada lado de la ecuación podemos


obtener la fórmula para calcular el pH:

-log[H+] = -log Ka + -log([HA] / [A-])


pH = pKa + log ([A-] / [HA])

Es importante entender que el pKa es el pH al que existe la misma concentración


de base y ácido en un sistema tampón. Si tenemos un tampón con pKa igual al pH del
tejido extracelular tendríamos un buffer óptimo para tamponar tanto bases como
ácidos porque significa que la base conjugada y el ácido conjugado están en iguales
concentraciones a pH fisiológico, aunque no es tan así en realidad. Por ejemplo, el
sistema bicarbonato tiene un pKa de 6,1; lo cual significa que habría igual
concentración de sal y de ácido si el pH fuera de 6,1. Pero a pH fisiológico de 7,4 hay
20 veces más sal que ácido. También es necesario tener presente que la capacidad
tampón está limitada por la cantidad disponible del mismo.
La acción de los tampones se puede ver en el siguiente ejemplo. Normalmente
nuestro cuerpo produce carga ácida de 60 mEq/día, o sea que una persona de 60 Kg,
cuyo peso corresponde en un 60% a agua (36 litros) tiene una carga de 1,5-2 mEq de
ácidos/litro. Si a una solución sin tampón, con pH 7,4, le agregamos 1mmol/L de ácido
fuerte, es decir, menos de nuestra carga diaria de ácidos, el pH baja a 3 ([H+]=1x10-3).
Esto de muestra que si no tuviéramos sistemas buffer con la carga diaria de ácido
nuestro pH llegaría a 3 y moriríamos.
Es diferente el resultado que se obtiene al agregar 1 mmol/L de ácido a una
solución con sistema tampón presente. Imaginemos que el tampón corresponde al
sistema tampón fosfato, que tiene un pKa de 6,8, y que tenemos 10 mmol/L de sal y 10
mmol/L de ácido conjugado de este sistema tampón. Al agregar 1 mmol/L de ácido,
Stefano Biancardi 54

toda esta cantidad es neutralizada por la base conjugada, de manera que la reacción se
desplaza hacia la formación del ácido débil tamponante. De esta forma, ocupando la
fórmula de pH obtenida anteriormente nos queda que a la concentración de base
conjugada se le resta 1 mmol/L y a la concentración de ácido débil se le suma 1
mmol/L, lo que se expresa de la siguiente forma:

pH = 6.8 + log [(10-1) / (10+1)]


pH = 6.8 + log (9 / 11)
pH = 6.8 - 0.087
pH = 6.713

Por lo tanto, a diferencia del primer ejemplo, donde el pH disminuyó a 3, en este


caso el pH disminuye en menor magnitud, desde 7,4 a 6,7. Es importante recalcar que
este sistema buffer es malo porque su pKa está bastante alejada de 7,4. Si el pKa del
sistema tampón hubiera sido 7,4, el pH habría bajado a 7,3. Esto nos sirve para entender
que los sistemas buffer son fundamentales para la vida.

Tampones del compartimento extracelular

Existen varios sistemas de tampones en el compartimento celular, que, como se


mencionó anteriormente, comprenden:

• Sistema bicarbonato/CO2 en el plasma y líquido intersticial.


• Proteínas plasmáticas, como la albúmina.
• Fosfato disódico/monosódico en el plasma y líquido intersticial.

De estos, como fue dicho anteriormente, cuantitativamente el más importante es


el sistema bicarbonato/CO2, que representa una gran proporción de la capacidad
tamponante de la sangre. Este sistema posee un pKa de 6,1, lo que está bastante alejado
del pH extracelular de 7,4, que es el que se desea regular. Sin embargo, la principal
ventaja del sistema y que compensa la diferencia entre el pKa y el pH es la doble
regulación a la que está sometido. Por un lado, la PCO2 está regulada por la ventilación
pulmonar y la concentración de bicarbonato está regulada por el riñón. La ecuación
que describe el sistema bicarbonato/CO2 es:

CO2 + H2O   H2CO3   H+ + HCO3-

La reacción entre CO2 y H2O para formar ácido carbónico es muy lenta, pero en
las células epiteliales del túbulo renal, tracto gastrointestinal y eritrocitos es catalizada
por la enzima anhidrasa carbónica. Por su parte, la reacción desde ácido carbónico
hacia la fomación de bicarbonato y protones es muy rápida, por lo que la mayor parte
del ácido carbónico se convierte en bicarbonato y protones. De acuerdo con lo anterior,
la reacción anterior se puede simplificar a:

CO2 + H2O   H+ + HCO3


Stefano Biancardi 55

Las moléculas de CO2 que reaccionan con las de H2O para formar ácido carbónico
son moléculas que se solubilizaron desde la fase gaseosa a la fase acuosa. La cantidad de
moléculas de gas que pasan desde la fase gaseosa a la fase acuosa es proporcional a la
presión parcial del gas (PCO2 = 40 mmHg) y al coeficiente de solubilidad (a) del gas en
el plasma (0,03 mmol/L·mmHg). Por lo tanto, la concentración de CO2 disuelto,
equivalente a la concentración de ácido carbónico, se puede expresar como:

[H2CO3] = PCO2 · a = 40 mmHg · 0,03 = 1,2 mmol/L

De esta forma podemos obtener la ecuación de Henderson para un sistema tampón:

[H+] = 24 · PCO2 / [HCO3-]

Ahora, aplicando -log se obtiene la ecuación de Henderson y Hasselbach, que es la


ecuación que se usa habitualmente en la clínica y es lo más importante conocer:

pH = 6.1 + log ([HCO3-] / PCO2 · 0.03)

Normalmente, la concentración de bicarbonato arterial es de 24 mmoles/litro y


la PCO2 es de 40 mmHg. Reemplazando en la ecuación de Henderson-Hasselbach aparece
que el pH es de 7,4, en condiciones normales:

pH = 6.1 + log (24 / 40 · 0.03)


pH = 6.1 + log (24 / 1.2)
pH = 6.1 + 1.3
pH = 7.4

Analizando el pKa de este buffer (6,1), a pH fisiológico presenta una relación


-
HCO3 /CO2 de 20/1, o sea, el sistema está mucho mejor diseñado para tamponar
ácidos ya que tenemos 20 veces más bicarbonato. Pero por otra parte, su componente
ácido, el CO2, es extremadamente difusible, lo que permite su regulación por el
pulmón. Por ejemplo, frente a una carga ácida, la hiperventilación ayuda a compensar
el aumento de la PCO2. Por lo tanto, pese a que no es bueno químicamente, en el
organismo es un muy buen sistema buffer porque posee 2 sistemas de regulación.

Tampones del compartimento intracelular

Son poco conocidos, pero tienen una importancia cuantitativa. Equivalen al 60%
de toda la masa tamponante del organismo, es decir, el otro 40% está dado por los
tampones extracelulares. Nosotros estudiamos el sistema bicarbonato, que es extracelular,
pero hay una enorme cantidad de tampones intracelulares que es desconocida. De todos
modos, se encuentra la hemoglobina, el sistema fosfato disódico/monosódico y las
proteínas intracelulares.
Los H+ penetran en las células intercambiándose por Na+ o K+, o también
acompañándose de Cl-. De esta forma el ingreso de H+ también puede ser tamponeado
por el movimiento de otros iones.
Stefano Biancardi 56

Ventilación alveolar: control de la PCO2)

En condiciones normales todos los ácidos volátiles son eliminados por el pulmón
debido a su alta solubilidad, de hecho el CO2 es 20 veces más soluble que el O2.
El CO2 tisular, procedente del metabolismo, se mueve hacia el plasma, donde
solo un 7% es disuelto, lo que explica que el pH de la sangre venosa sea ligeramente
menor al de la sangre arterial. De el resto, una pequeña proporción se hidrata a
bicarbonato ya que en el plasma casi no hay anhidrasa carbónica y la gran mayoría
ingresa a los eritrocitos. Entonces, el destino más importante del CO2 que llega a la
sangre son los eritrocitos, hacia los cuales se piensa que ingresa a través de acuaporina-1.
Una vez dentro de los glóbulos rojos, la gran mayoría del CO2 se hidrata a bicarbonato
(recordar que en los glóbulos rojos hay gran cantidad de anhidrasa carbónica), un resto
menor se une a la hemoglobina (23%) y la mínima parte queda libre. Finalmente, el
bicarbonato abandona el glóbulo rojo por intercambio con Cl- a través de la proteína
banda 3. Por lo tanto, el CO2 tisular se transforma en bicarbonato plasmático gracias a
su hidratación en los glóbulos rojos.

A raíz de lo anterior, es posible deducir que el CO2 total no es solo la PCO2, que es
el CO2 libre y disuelto en la sangre, sino que su principal componente es el bicarbonato.
De esta forma:

CO2 total = PCO2 · 0.03 + [HCO3-]


CO2 total = 1.2 mmol/L + 24 mEq/l

Finalmente, en el pulmón, por su gran


capacidad de difusión se elimina el CO2
atravesando la membrana alveolo-capilar. La
ventilación alveolar está regulada para que la
PCO2 arterial se mantenga en 40 mmHg. Los
principales reguladores de la ventilación
alveolar son la PCO2 y la PO2, de manera que
si aumenta la pCO2 arterial (hipercapnia) o si
disminuye la PO2 arterial (hipoxia), la
ventilación alveolar aumenta.  
Stefano Biancardi 57

El control del centro respiratorio dada por estímulos centrales es básicamente por
la concentración de H+ en el líquido cefalorraquídeo. Por ejemplo, en una acidosis
metabólica, donde aumentan los ácidos fijos, baja el bicarbonato y el pH, lo que
también se representa en el líquido cefalorraquídeo. Esto estimula la ventilación alveolar,
sin embargo, la acidosis a nivel del sistema nervioso central tiene un límite porque
luego de un tiempo se empieza a tamponar. Así, la PCO2 se vuelve un estímulo
importante ya que sobre 60 mmHg se incrementa 10 veces la ventilación, pero cuando
la PCO2 supera los 80 mmHg la ventilación ya no puede seguir aumentando. Entonces,
en una acidosis crónica predominan los receptores periféricos, cuyo principal estímulo
es la PO2. Por ejemplo, los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica
normalmente tienen problemas para eliminar CO2, por lo que tienen acidosis
respiratoria. Estos pacientes tienen tamponados los H+ y la PCO2 está a niveles que no
aumenta la ventilación alveolar, es decir, para ventilar dependen de la hipoxia. De esta
forma, si a estos pacientes se les pone una mascarilla de oxígeno, de manera de subir la
PO2 a niveles altos, el paciente deja de ventilar porque depende de la hipoxia.

Regulación renal del balance ácido-base

Al riñón le competen dos tareas esenciales con relación a la mantención del balance
ácido-base. La primera tarea es la reabsorción del 100% del bicarbonato filtrado, dado
que una pérdida urinaria de bicarbonato implica una ganancia de ácido. Como se
mencionó anteriormente, el catabolismo de aminoácidos, carbohidratos y lípidos es el
principal determinante de la producción endógena de ácido. La producción neta de
ácidos fijos es de 50-100 mEq/día y los H+ derivados de ácidos deben ser neutralizados
en forma inmediata para prevenir una baja en el pH del líquido extracelular. Estos H+
son tamponados en el medio extracelular principalmente por bicarbonato, generando
CO2, el cual es eliminado por la ventilación pulmonar, y H2O, eliminada en la orina.
De esta forma, en el proceso de neutralización de H+ hay consumo de bicarbonato
extracelular, de donde se desprende la segunda tarea del riñón, que es la generación o
reposición de una cantidad de bicarbonato equivalente a la consumida en la
neutralización de ácidos.
Stefano Biancardi 58

1) Reabsorción de bicarbonato en el nefrón

El bicarbonato filtra libremente. Si consideramos que la concentración


plasmática de bicarbonato es de 24 mEq/L y se filtran 180 L/día, la carga filtrada de
bicarbonato es de 4320 mEq/día. Sin embargo, en condiciones normales, a pesar de que el
bicarbonato filtre libremente, la carga excretada de bicarbonato es casi cero.
Entonces, si no reabsorbiéramos el bicarbonato estaríamos en una acidosis
metabólica. Se ha medido que si el pH de la orina es menor 6,2 no hay presencia de
bicarbonato en esta, consistente con que normalmente el pH de la orina oscila entre 5 y
5,5. Sin embargo, cuando el pH de la orina es superior a 6,2 se observa la presencia de
bicarbonato en esta.
El 80% de la carga filtrada de bicarbonato (3456 mEq/día) se reabsorbe en el
túbulo proximal, el 15% de la carga filtrada (648 mEq/día) se reabsorbe en el asa
gruesa ascendente de Henle y solo el 5% de la carga filtrada (216 mEq/día) se
reabsorbe en las células intercaladas A de los túbulos conector y colector. De esta
forma, si llega mucho bicarbonato al nefrón distal, un porcentaje pequeño se
reabsorbería y el resto aparecería en la orina.
En el túbulo proximal, el proceso de reabsorción de bicarbonato involucra la
secreción apical de H+, mayoritariamente llevada a cabo por el intercambiador NHE3
(Na+/H+) y minoritariamente por la bomba H+ ATPasa. La energía para el
funcionamiento del intercambiador NHE3 deriva del gradiente electroquímico de Na+,
el cual es mantenido por la bomba Na+/K+ ATPasa basolateral. Los H+ secretados son
tamponados por el HCO3- filtrado, lo que genera ácido carbónico. El H2CO3 es
sustrato para la anhidrasa carbónica ubicada en el ribete en cepillo, la cual disocia al
H2CO3 en CO2 y H2O. Luego, el CO2 y el H2O ingresan a la célula a través de
acuaporina-1 (AQP-1), donde, gracias a la actividad de la anhidrasa carbónica
citosólica, son transformados en H+ y HCO3-. Los H+ son secretados al lumen por el
intercambiador NHE3 y el HCO3- es transportado a través de la membrana
basolateral por el cotransportador NBC (1Na+/3HCO3-), cuya energía también
proviene de la bomba Na+/K+ ATPasa basolateral. Por lo tanto, por cada molécula de
HCO3- que se titula en el lumen del túbulo proximal, una equivalente se genera en el
citosol y luego se transporta al plasma, de manera que no hay formación neta de
bicarbonato.
Stefano Biancardi 59

Como se mencionó anteriormente, el asa gruesa de Henle reabsorbe el 15% de la


carga filtrada de bicarbonato y, además, utiliza el mismo mecanismo que el túbulo
proximal.
En los túbulos conector y colector la reabsorción de bicarbonato es llevada a
cabo por las células intercaladas A. En estas células, los H+ son secretados
principalmente por la bomba H+ ATPasa apical y minoritariamente por la bomba
H+/K+ ATPasa. En este segmento no existe anhidrasa carbónica luminal, de manera que
el tamponamiento que realiza el bicarbonato sobre los H+ secretados genera CO2 y
H2O lentamente. El CO2 que se forma difunde a las células (recordar que la reabsorción
de agua es a través de las células conectoras y principales del túbulo colector) y, gracias a la
anhidrasa carbónica citosólica, es convertido en H+ y HCO3-. Al igual que en el túbulo
proximal, los H+ son secretados al lumen por las bombas antes mencionadas, pero, en
cambio, el HCO3- es transportado a través de la membrana basolateral por un
intercambiador Cl-/ HCO3-, que corresponde a la proteína banda 3 de los eritrocitos.
Por lo tanto, por cada molécula de HCO3- que se titula en el lumen del túbulo
proximal, una equivalente se genera en el citosol y luego se transporta al plasma, de
manera que no hay formación neta de bicarbonato.

El bicarbonato a nivel distal podría considerarse prácticamente como un anión no


reabsorbible, ya que la reabsorción es mínima, lo cual se observa en la acidosis tubular
renal proximal en que hay una falla de los mecanismos de secreción en el túbulo
proximal y llega gran cantidad de bicarbonato al túbulo distal, el cual se pierde
(bicarbonaturia). Esto es importante porque hay que recordar que la función principal de
estas células es secretar H+ más que reabsorber bicarbonato.
Por otro lado, la reabsorción de bicarbonato a lo largo del túbulo puede variar en
diversas situaciones. La reabsorción depende de la cantidad de HCO3- presente en el
túbulo, el cual es capaz de reabsorber todo el bicarbonato hasta una concentración
plasmática de bicarbonato de 24 o 25 mEq/L. De esta forma, el umbral renal de
bicarbonato corresponde a una concentración plasmática de bicarbonato de unos 26 o
27 mEq/L, lo cual no es una constante debido a que puede variar entre personas y puede
ser modificado por:

• Estado del volumen extracelular: Frente a una pérdida de volumen, aumenta la


capacidad de reabsorcion. Esto se explica porque hay mayores niveles de
angiotensina II, la cual estimula al intercambiador NHE3 del túbulo proximal, lo
que genera mayor secreción de H+ y, por ende, mayor reabsorción de
bicarbonato.
• Nivel de PCO2: Un aumento de la PCO2 implica una mayor producción de H+
dentro de las células del túbulo, por lo que hay más reabsorción de bicarbonato.
• Nivel de mineralcorticoides: Una mayor secreción de aldosterona favorece la
reabsorción de bicarbonato a nivel distal gracias a la bomba H+ ATPasa.
Stefano Biancardi 60

• Niveles de K+ plasmático: Una menor concentración plasmática de K+ genera


una mayor reabsorción de bicarbonato. Frente a una hipokalemia, las células del
túbulo proximal sacan K+ e ingresan H+, lo que favorece la secreción de H+ y la
reabsorcion de bicarbonato.
• Niveles del Cl- plasmatico: En los túbulos conector y colector existen células
intercaladas B, las cuales se caracterizan porque tienen la bomba H+ ATPasa en
la membrana basolateral y el intercambiador Cl-/HCO3- en la membrana
apical. Entonces, estas se encargan de la secreción de bicarbonato hacia el
lumen, para lo que se necesita Cl-, de manera que en una condición de
hipocloremia se traduce en una menor cantidad de Cl- tubular y, por ende,
existirá una menor secreción de bicrabonato. Por lo tanto, la hipocloremia
aumenta el umbral renal de bicarbonato.

Como ejemplo clínico característico, una persona con mucho vómito pierde
ácidos (por la secreción ácida del estómago), por lo que tiene alcalosis metabólica,
comienzan a disminuir los protones en el cuerpo. En esta situación aumenta el
bicarbonato plasmático, el cual no se puede eliminar porque la persona está
deshidratada (hipovolemia), de hecho el riñón aumenta la reabsorción de Na+ y HCO3-
por acción de la angiotensina II. Hay un hiperaldosteronismo, por lo que aumenta la
secreción de potasio y se genera una hipokalemia que potencia la reabsorción de
bicarbonato. Entonces, para compensar esta situación el paciente con alcalosis metabólica
comienza a hipoventilar, pero al aumentar la PCO2 también aumenta la reabsorción de
bicabonato.
En estudios en que se simula el vómito en ratas, extrayendo la secreción gástrica,
las ratas hacen alcalosis metabólica y el bicarbonato aumenta. Si al mismo tiempo se
pasa un solución fisiológica por una vena, las ratas no hacen acidosis metabólica
porque se pierden protones y aumenta bicarbonato, pero este no se reabsorbe en
exceso porque el suero compensa la disminución del volumen circulante efectivo. En la
alcalosis, siempre hay mecanismos de iniciación, como el vómito, y de mantención, que
empeoran la situación, es por esto que es importante conocer qué factores suben el
umbral de bicarbonato.

2) Regeneración del bicarbonato gastado en la neutralización del ácido fijo

La regeneración de HCO3- debe ser equivalente a la cantidad de HCO3- gastada


en neutralizar los H+ derivados de ácidos fijos. Esta ocurre en el nefrón distal, porque
los H+ que se secretan se combinan con otros tampones distintos al bicarbonato gracias
a que no hay mucho bicarbonato tubular a este nivel.
Los tampones que participan en la regeneración de bicarbonato son el HPO4-2, que
forma H2PO4-, lo que se denomina acidez titulable, y el amoniaco (NH3), que forma
amonio (NH4+), lo que se denomina excreción renal de amonio. De los anteriores, el
amonio es más importante porque es regulable, en cambio el fosfato filtrado es
constante. Por lo tanto, si el H+ secretado se combina con bicarbonato en el lumen, se
produce reabsorción de bicarbonato, pero si se combina con una molécula que no es
bicarbonato, se produce la regeneración de bicarbonato.
Stefano Biancardi 61

En los túbulos conector y colector la bomba H+ ATPasa de las células


intercaladas A es muy efectiva, gracias a lo cual puede aumentar la concentración
tubular de H+ hasta 900 veces, obteniéndose un pH de hasta 4,5.

- Acidez titulable

El proceso de acidez titulable se caracteriza por la interacción de H+ secretados


con HPO4-2 con el fin de formar H2PO4-, el cual será excretado en la orina junto con los
H+ que recibe. El sistema de tampón fosfato tiene una pKa de 6,8, de manera que su
funcionamiento es favorecido porque el fluido tubular abandona el túbulo proximal
con un pH de 6,8. De esta forma, la generación de bicarbonato se da porque el
metabolismo de las células intercaladas A produce CO2 y H2O, los cuales, gracias a la
anhidrasa carbónica citosólica, generan H+ y HCO3-. Así, los H+ serán secretados a
través de la bomba H+ ATPasa, siguiendo el camino descrito anteriormente, y el HCO3-
es transportado a través de la membrana basolateral por el intercambiador Cl-/HCO3.
En conclusión, gracias a este sistema es posible la existencia de una producción neta de
bicarbonato.
Además, es importante mencionar que el fosfato filtra en un 80% debido a que el
20% restante se encuentra unido a proteínas plasmáticas, por lo que no puede filtrar.
Ahora bien, un 90% de la carga filtrada se reabsorbe en el túbulo proximal a través del
cotransportador NPT2 (Na+/HPO4+2), quedando una cantidad limitada de base
disponible para funcionar como tampón urinario. Por lo tanto, debido a lo anterior, la
acidez titulable no se puede regular y sólo depende de la cantidad de HPO4-2 que se
filtra.

- Sistema amoniaco/amonio

Es la forma más importante de regeneración de bicarbonato. Este mecanismo es


intrarrenal, es decir, depende de la amoniogénesis renal. El principal síntesis de
amonio es el túbulo proximal y ocurre a partir del metabolismo de la glutamina, la cual
es sintetizada a nivel hepático. La glutamina, en el túbulo proximal, gracias a la
actividad de la enzima glutaminasa, forma amonio y glutamato, el cual, por acción de la
deshidrogenasa glutámica, forma α-cetoglutarato y otro amonio. Es decir, por cada
molécula de glutamina se forman dos moléculas de amonio (NH4+) y una de α-
cetoglutarato, cuyo metabolismo posterior en el ciclo de Krebs o en la gluconeogénesis
genera 2 moléculas de bicarbonato.
El pKa del sistema amoniaco/amonio es 9,2, esto implica que dentro de las
células, donde el pH es de 7,1, la especie predominante es NH4+. Las moléculas de NH4+
formadas salen al lumen tubular mayoritariamente a través del intercambiador
NHE3 (Na+/H+), donde el NH4+ se une al sitio del H+; una fracción menor pasa al lumen
como NH3, donde interacciona con los H+ secretados para convertirse en NH4+.
El NH4+ se reabsorbe en el asa gruesa ascendente de Henle mediante el
cotransportador NKCC2 y por vía paracelular, impulsado por la diferencia de
potencial transepitelial. De esta forma, el NH4+ llega al intersticio medular, donde se
transforma en NH3, el cual difunde al lumen del túbulo colector medular. Aquí, al igual
que en el sistema de tampón fosfato, el metabolismo de las células intercaladas A genera
CO2 y H2O, los cuales son tranformados en H+ y bicarbonato. Así, los H+ generados se
Stefano Biancardi 62

secretan al lumen y acidifican al NH3, generando NH4+ que queda atrapado en el


lumen tubular. Por su parte, el HCO3- es transportado al plasma vía intercambiador
Cl-/HCO3-.
Por lo tanto, la generación de amonio en el túbulo proximal y su posterior
manejor tubular son procesos que generan nuevas moléculas de bicarbonato.
El sistema amoniaco/amonio tiene 2 ventajas importantes comparadas con el
sistema de tampón fosfato:

• Síntesis hepática de glutamina aumenta en condiciones de acidosis y disminuye


en condiciones de alcalosis.
• Generación de NH3/NH4+ en el túbulo proximal se estimula en estados de
acidosis, principalmente por aumento de la síntesis de enzimas involucradas en
la degradación de la glutamina.

En resumen, la parte regulable del sistema es la producción de amonio


proximal, pero lo secretado, finalmente, es amonio formado en distal. La producción de
amonio puede aumentar hasta 4 o 5 veces en una acidosis metabólica. Normalmente,
la producción de amonio es de alrededor de 40 mEq/día y la acidez titulable es 20 mEq
(60 mEq/día de carga de ácidos fijos). En acidosis severas, la carga diaria de ácidos
fijos puede aumentar hasta 300 mEq/día, aunque en estos casos se observa que el
bicarbonato casi no varia, pero si aumenta mucho la excreción diaria de amonio.
Finalmene, la regeneración de bicarbonato es un proceso clave porque permite
la excreción neta de ácido, de acuerdo a los requerimientos del estado ácido-base del
organismo. La excreción neta de ácidos (ENA) se expresa como:

ENA (mEq/día) = [H2PO4-] · VO + [NH4+] · VO – [HCO3-] · VO

La excreción urinaria de fosfato ácido es el principal componente de la acidez


titulable, que corresponde a 20 mEq/día. La excreción de amonio es de 40 mEq/día y la
excreción de bicarbonato normalmente es 0. Por lo tanto, la excreción neta de ácidos es,
normalmente, aproximadamente 60 mEq/día, lo que iguala a la carga diaria de ácidos
fijos de 60 mEq/día, es decir, hay un equilibrio.

Regulación del transporte ácido-base por el estado del balance ácido base

El estado de balance y algunas hormonas son capaces de modivicar la velocidad


de transporte de H+ y de bicarbonato en el túbulo renal.
Un estado de acidosis extracelular se refleja en una caída del pH intracelular, lo
que aumenta la actividad del intercambiador NHE3 proximal ya que los H+
intracelulares son activadores alostéricos del intercambiador NHE3. En las mismas
condiciones, hay una mayor inserción de bombas H+ ATPasas en las células
intercaladas A. De esta forma, ambos efectos conducen a una mayor velocidad de
secreción de H+. Por su parte, la alcalosis ejerce el efecto opuesto.
En el túbulo proximal, la angiotensina II estimula al intercambiador NHE3. En
el nefrón distal, la aldosterona estimula a los canales ENaC, lo que genera un potencial
transepitelial negativo en el lumen, lo que secundariamente facilita la secreción de H+
desde las células intercaladas A vecinas. Tanto la angiotensina II como la aldosterona
Stefano Biancardi 63

prevalecen en condiciones de hipovolemia, lo que permite explicar por qué asociado a este
trastorno se puede producir una acidosis metabólica.

Trastornos del balance ácido-base

Las alteraciones en el balance ácido-base comprenden la acidosis y la alcalosis.


La acidosis es un proceso que aumenta la concentración de H+ libres, en cambio la
alcalosis es un proceso que disminuye la concentración de H+ libres. Estos trastornos se
reflejan en el pH sanguíneo, cuyo rango fisiológico está entre 7,35 y 7,45. De esta forma,
hablamos de acidosis cuando el pH sanguíneo es inferior a 7,35 y nos referimos a
alcalosis cuando el pH sanguíneo es superior a 7,45.
Por otro lado, si el trastorno primario ocurre en el bicarbonato, hablamos de
trastorno metabólico. En cambio, si el trastorno primario ocurre en la PCO2, hablamos
de trastorno respiratorio. De esta forma obtenemos 4 combinaciones de trastornos
primarios:

• Acidosis metabólica: Se caracteriza por un bajo pH sanguíneo y baja


concentración de bicarbonato.
• Alcalosis metabólica: Se caracteriza por un alto pH sanguíneo y alta
concentración de bicarbonato.
• Acidosis respiratoria: Se caracteriza por un bajo pH sanguíneo y una alta PCO2.
• Alcalosis respiratoria: Se caracteriza por un alto pH sanguíneo y una baja PCO2.

Además, los trastornos primarios ácido-base generan un trastorno secundario


que intenta compensar el proceso.

1) Acidosis metabólica

La acidosis metabólica se caracteriza por un pH sanguíneo inferior a 7,35 y una


concentración plasmática de bicarbonato menor a 24 mEq/L. Este trastorno puede tener
múltiples orígenes:

• Pérdida de bicarbonato: Esto se puede generar por un aumento de la excreción


urinaria de bicarbonato debido a deficiencia en la secreción de H+ (acidosis
tubular) o inhibición de la anhidrasa carbónica, y también por una pérdida
gastrointestinal de bicarbonato, como ocurre cuando hay una diarrea o una
fístula digestiva.
• Aumento en la producción metabólica de ácidos fijos, como en la cetoacidosis
diabética o en la acidosis láctica.
• Adición al organismo de compuestos cuyo metabolismo genere ácidos fijos.

Frente a la caída del pH sanguíneo, el organismo responde con una caída de la


PCO2 originada en la estimulación de los quimiorreceptores centrales y periféricos. Esto
produce una hiperventilación que genera una caída en la PCO2 de 1,2 mmHg por cada 1
mEq/L de reducción en la concentración plasmática de bicarbonato. Por lo tanto, el
trastorno secundario de la acidosis metabólica es una alcalosis respiratoria.
Stefano Biancardi 64

La compensación respiratoria es limitada y más tardíamente el riñón responde


con un aumento de la excreción neta de ácido, dada por un aumento en la excreción
urinaria de amonio principalmente.
Cuando la acidosis metabólica se debe al aumento de ácidos en el organismo es
importante conocer el origen del ácido. Los principales cationes medidos en el plasma
son el Na+ y K+, sin embargo la concentración plasmática de K+ es tan baja que no se
toma en cuenta, y los aniones son Cl- y HCO3-. Sin embargo, existen aniones y cationes
que rutinariamente no se miden, de manera que la utilidad de conocer el origen de la
acidosis implica poder aplicar un tratamiento eficaz. Para conocer el origen de los ácidos,
se realiza un simple cálculo denominado anión GAP, que se expresa de la siguiente forma:

Anión GAP = [Na+] - ([Cl-] + [HCO3-])

De esta forma, el rango normal del anión GAP es de 12 a 16 mEq/L, de manera


que sus variaciones nos permitirán entender el tipo de ácido que está generando el
trastorno. Con lo anterior, las acidosis metabólicas pueden ser clasificadas según el tipo
de ácido que la causa:

• Acidosis metabólicas con anión GAP normal: Son aquellas acidosis donde se
produce una variación de la concentración de Cl- inversamente proporcional a
la variación de la concentración de HCO3-, lo que genera una mantención del
anión GAP. Por ejemplo, al ingerir ácido clorhídrico (HCl), el cual, como es un
ácido fuerte, se encontrará completamente disociado en H+ y Cl-, de manera que
la concentración de H+ aumentará en la misma proporción que la
concentración de Cl-. Esto hace que la concentración de HCO3- disminuya de
forma equivalente al aumento de la concentración de Cl- debido a que los H+
son tamponados por HCO3-. Por lo tanto, no hay variación del anión GAP. Así,
podemos encontrar múltiples causas de este tipo de acidosis, como la diarrea y
acidosis tubular renal, ambas por pérdida de bicarbonato, o también como la
ingesta de cloruro de amonio, que produce una hipercloremia.
• Acidosis metabólicas con anión GAP aumentado: Son acidosis donde aumentan
los aniones provenientes de ácidos fijos exógenos o endógenos, como cetoácidos,
acido urémico, ácido acetisalisílico, metanol, aldehídos, ácido láctico y
etilenglicol. De esta forma, se produce una disminución de la concentración de
HCO3- sin aumento de la concentración de Cl-. Este tipo de acidosis también
puede tener múltiples causas, sin embargo una de las más relevantes es la
cetoacidosis diabética.

2) Alcalosis metabólica

Este trastorno se caracteriza por un pH sanguíneo superior a 7,45 y una


concentración plasmática de bicarbonato superior a 24 mEq/L. El origen de la
alcalosis metabólica puede residir en:

• Adición de una base no volátil al organismo, como ocurre con la ingesta de


antiácidos.
Stefano Biancardi 65

• Secundaria a una hipovolemia. Sus efectos son mediados por el sistema


simpático, la angiotensina II y la aldosterona, lo cual fue explicado
anteriormente. Una causa de alcalosis metabólica y de hipovolemia es la pérdida
de ácidos fijos que ocurre en un cuadro de vómitos prolongados ya que la
pérdida de secreción gástrica corresponde a una pérdida simultánea de ácido y
de líquido extracelular. En este caso, una vez que se recupere la volemia, ocurrirá
la corrección renal consistente en un aumento de la excreción de bicarbonato.
• Hiperaldosteronismo primario.

En compensación, como trastorno secundario, aumenta la PCO2 debido a la


hipoventilación generada por estímulos en los centros respiratorios. De esta forma, por
cada 1 mEq/L que sube la concentración de bicarbonato, la PCO2 aumenta 0,7
mmHg. Por lo tanto, el trastorno secundario de la alcalosis metabólica es una acidosis
respiratoria.

3) Acidosis respiratoria

Trastorno caracterizado por un pH sanguíneo menor a 7,35 y una PCO2 mayor a


40 mmHg. Este trastorno resulta de un inadecuado intercambio de gases con los
alvéolos, producto de una ventilación deficiente o de una disminución de la difusión de
los gases. La ventilación deficiente puede originarse por una depresión de la actividad
del centro respiratorio, obstrucción de las vías aéreas o alteraciones neuromusculares
que afectan la caja torácica.
La neutralización de la acidosis respiratoria ocurre en el medio intracelular. La
respuesta es renal y consiste en un aumento en la excreción neta de ácido por
incremento en la síntesis de amonio y reabsorción de bicarbonato. Sin embargo, esta
respuesta es tardía y toma varios días en completarse. Por lo tanto, en una fase aguda la
respuesta es exclusivamente intracelular y en una etapa más tardía la respuesta renal
permite corregir el trastorno. En la fase aguda, la concentración plasmática de
bicarbonato aumenta en 1 mEq/L por cada 10 mmHg de alza en la PCO2. En cambio,
en la fase crónica, la concentración plasmática de bicarbonato aumenta en 4 mEq/L
por cada 10 mmHg de alza en la PCO2.
Con lo anterior, se entiende que el trastorno secundario es un aumento del
bicarbonato plasmático por sobre los 24 mEq/L. Por lo tanto, el trastorno secundario
de la acidosis respiratoria es una alcalosis metabólica.

4) Alcalosis respiratoria

Trastorno caracterizado por un pH sanguíneo superior a 7,45 y una PCO2 menor


a 40 mmHg. La alcalosis respiratoria se puede deber a un aumento en el intercambio
gaseoso debido, por ejemplo, a una estimulación de los centros respiratorios. La caída
en la PCO2 y la elevación del pH inhiben la reabsorción de bicarbonato en el túbulo
proximal y nefrón distal. Más tardíamente se reducirá la excreción urinaria de amonio
que, sumada a la disminución de la reabsorción de bicarbonato, reducirá la excreción neta
de ácido.
Esta compensación renal genera un trastorno secundario donde se reduce la
concentración plasmática de bicarbonato en 5 mEq/L por cada 10 mmHg de baja en
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la PCO2. Por lo tanto, el trastorno secundario de la alcalosis respiratoria es una


acidosis metabólica.
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CLASE 8: METABOLISMO DEL POTASIO

El potasio es el principal ión intracelular, así como el Na+ es el principal catión


extracelular. Entre el 96 y 98% del potasio corporal se encuentra dentro de la célula, y
solo un 2% se encuentra en el LEC. Las concentraciones normales de potasio permiten
que exista un gran gradiente de concentración entre los medios intracelular y extracelular,
que es fundamental en la mantención del potencial de membrana y el potencial de acción.
Por eso dentro de los trastornos relacionados con el riñón, los del potasio son los de más
urgencia.
La concentración extracelular de K+ es mínima, de 4-5 mEq/L, lo que concuerda
con que el 2% del K+ corporal se encuentra en el medio extracelular, lo que equivale a
unos 70 mEq. Por otra parte, en el medio intracelular se encuentra el 98% del K+
corporal, lo que equivale a alrededor de 3500 mEq, con una concentración de unos 140
mEq/L.
Una disminución de la concentración plasmática de K+, que se denomina
hipokalemia, favorece la salida de K+ desde las células e hiperpolarizará la
membrana, de manera que en estas condiciones las neuronas y fibras musculares verán
disminuida su excitabilidad. Por su parte, un aumento de la concentración plasmática de
K+, que se denomina hiperkalemia, provocará una despolarización de la membrana, lo
que inicialmente aumentará la excitabilidad, pero la inactivación de los canales de Nav
finalmente la reducirán.
Debido a lo anterior, debe existir un balance entre el K+ intracelular y el K+
extracelular, para lo cual existen mecanismos de regulación. La variable regulada es la
concentración plasmática de K+ y su importancia radica en que un aumento de 4 mEq/L
en el medio extracelular genera grandes trastornos del gradiente de K+, en cambio el
mismo cambio en el medio intracelular casi no genera variaciones. Además, es
importante mantener constante la concentración plasmática de K+ ya que nuestra ingesta
puede aportar fácilmente 200 mEq/día de K+.
Como es tan poca la cantidad de K+ extracelular y tan importante la mantención de
los límites en niveles estrechos, existe para la regulación del K+ extracelular, a diferencia
de lo que ocurre con el sodio, un balance interno, que es la distribución del K+ entre el
medio extracelular e intracelular y un balance externo, dado por el riñón.

Balance interno del K+

Permite mantener constante la concentración plasmática de K+ dentro de un


rango muy estrecho. Es un mecanismo rápido que actúa como un sistema tampón de la
hiperkalemia postprandial. Cuando comemos, ingerimos grandes cantidades de K+, lo
que en ausencia de un sistema así generaría un aumento grave de la kalemia. Sin
embargo, un 80% del K+ ingerido es transportado rápidamente al medio intracelular
con el fin de mitigar los cambios en la kalemia. Este transporte ocurre en contra del
gradiente electroquímico del K+ y está mediado por la bomba Na+/K+ ATPasa.
Por otro lado, el balance interno de K+ está sujeto a regulación hormonal. La
ingesta de alimentos induce la secreción de insulina, que estimula el transporte activo
Stefano Biancardi 68

de K+ en el músculo, tejido adiposo e hígado, es decir, estimula a la bomba Na+/K+


ATPasa. En los hepatocitos, la insulina estimula la actividad del intercambiador NHE3
(Na+/H+), lo que secundariamente activa a la bomba Na+/K+ ATPasa. Asimismo, la
epinefrina, a través de receptores β2, y la aldosterona, por mecanismos desconocidos,
también estimulan a la bomba Na+/K+ ATPasa. De esta forma, el resultado neto es un
incremento de la capacidad de los tejidos para llevar a cabo transporte activo de K+.
Existen también factores fisicoquímicos capaces de modificar el balance interno de
K+, los más importantes son la osmoralidad plasmática, el estado ácido-base y la ingesta
crónica de K+.
Los cambios en la osmolaridad plasmática generan cambios en la distribución
de agua en el organismo, lo que obviamente puede modificar la concentración
intracelular de K+. Un aumento de la osmolaridad plasmática produce un movimiento
de agua hacia el medio extracelular, lo que aumenta la concentración intracelular de
K+ y disminuye la concentración extracelular de K+. Esto genera un aumento del
gradiente químico de K+ que favorece su salida hacia el medio extracelular. Un
ejemplo frecuente de esto es la diabetes descompensada, donde hay hiperglicemia, de
manera que el aumento de glucosa plasmática afecta la osmolaridad. Por lo tanto, se
genera una salida de agua al medio extracelular que aumenta la gradiente de K+, lo que
en consecuencia una salida de K+ hacia el medio extracelular.
El efecto del estado ácido-base depende si se trata de una acidosis o de una
alcalosis. En un estado de acidosis metabólica, el movimiento de H+ desde el medio
extracelular hacia el medio intracelular es compensado con una salida de K+, lo que
genera una hiperkalemia que depende de la naturaleza del ácido. Si el anión del ácido es
permeable y acompaña al H+ al medio intracelular, lo que ocurre en las acidosis
orgánicas (acidosis láctica y cetoacidosis diabética), se genera una leve hiperkalemia;
en cambio, si el anión del ácido es impermeable se generará una hiperkalemia
importante. A la inversa, la alcalosis favorece la salida de H+ al medio extracelular, lo
que es compensado con un movimiento de K+ hacia el medio intracelular, produciendo
una hipokalemia.
El aumento de la ingesta de K+ en forma crónica permite una captación más
rápida de este hacia el medio intracelular, lo que estaría mediado por un aumento en la
actividad de la bomba Na+/K+ ATPasa.

Balance externo del K+

El balance interno permite al organismo regular la concentración plasmática de K+


en forma aguda, pero no participa directamente en la mantención de la constancia del
contenido total de K+ en el organismo. La función más importante del balance externo es
mantener constante el contenido corporal de K+. El balance externo permite excretar
por la orina alrededor del 95% del K+ ingerido diariamente, el 5% restante se elimina
por las heces. En términos de curso temporal, el balance externo es más lento que el
interno, ya que una carga de K+ se habrá excretado completamente dentro de 4 horas
después de la ingesta.
El evento más importante del balance externo es la excreción renal de K+, que
se realiza principalmente por una secreción tubular de K+ que ocurre en las células
conectoras y principales del nefrón distal y, además, permite el movimiento de K+
desde la sangre hacia el lumen tubular.
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El K+ filtra libremente en el glomérulo, estableciéndose una filtración de K+ de


720 mEq/día. Alrededor del un 67% de la carga filtrada de K+ se reabsorbe en el
túbulo proximal, lo que se realiza en forma pasiva en relación a los movimientos de Na+
y Cl-.
En el asa gruesa ascendente de Henle se encuentra el cotransportador NCCK2,
que contribuye a la reabsorción de K+, pero además se encuentra el canal de K+ ROMK,
encargado de la secreción de K+. El balance entre reabsorción y secreción de K+ da
cuenta de una reabsorción neta del 25% de la carga filtrada de K+ en el asa gruesa
ascendente de Henle.
Congruentemente con lo anterior, el 5-10% de la carga filtrada de K+ llega al
nefrón distal, lo que equivale a 20-70 mEq/día. Los túbulos conector y colector son
capaces de secretar o reabsorber K+ dependiendo de la ingesta de K+ y de la
estimulación hormonal. La secreción es realizada por las células conectoras y por las
células principales del túbulo colector mediante los canales ROMK, en cambio la
reabsorción es realizada en las células intercaladas A mediante bombas H+/K+
ATPasas apicales, las cuales intercambian un H+ por un K+.
En condiciones de ingesta normal o elevada de K+, los túbulos conector y
colector realizan secreción neta de K+, que puede alcanzar el 80% de la carga filtrada
de K+. En cambio, en condiciones de baja ingesta de K+, los túbulos conector y colector
realizan reabsorción neta de K+.
La secreción tubular de K+, a nivel de las células conectoras y células
principales del túbulo colector, es un proceso que ocurre en dos etapas. En la primera
etapa el K+ es transportado activamente por la bomba Na+/K+ ATPasa hacia el citosol
y en la segunda etapa el K+ difunde hacia el lumen tubular a través de los canales
ROMK, proceso que es favorecido por el gradiente químico de K+ existente entre el
citosol y el lumen tubular y por el potencial transepitelial negativo en el lumen,
producto de la reabsorción electrogénica de Na+ a través de los canales ENaC. Además,
la secreción tubular de K+ está regulada por factores luminales y peritubulares. Dentro
de los factores luminales están:

• Concentración de Na+ en el lumen del nefrón distal.


• Cantidad de Na+ que llega al nefrón distal.
• Velocidad del flujo tubular.

Como se mencionó anteriormente, la secreción de K+ en los túbulos conector y


colector es un efecto secundario de la reabsorción electrogénica de Na+. De esta forma,
cualquier factor que inhiba la reabsorción electrogénica de Na+ reducirá la secreción
tubular de K+ en este segmento, lo que generará hiperkalemia. De esta forma una
reducción de la concentración de Na+ en el lumen o una menor llegada de Na+ al
nefrón distal generarán una menor secreción de K+.
Asimismo, el flujo tubular también afecta la secreción de K+ ya que un flujo
tubular lento tiende a disminuir el gradiente que favorece la secreción, en cambio un
flujo tubular rápido favorece la secreción de K+.
Stefano Biancardi 70

Por su parte, también se mencionó la existencia de factores peritubulares que


influyen en la secreción de K+. Entre estos se encuentran:

• Concentración plasmática de aldosterona.


• Concentración plasmática de K+.
• Estado del balance ácido-base.

El principal efecto de la aldosterona es la estimulación de la reabsorción


electrogénica de Na+ a nivel de las células conectoras y células principales del túbulo
colector. Esto aumenta la diferencia de potencial transepitelial negativa del lumen, lo
que favorece la secreción de K+ a través de los canales ROMK. Además, la aldosterona
aumenta la densidad y actividad de las bombas Na+/K+ ATPasas basolaterales, lo que
contribuye a un mayor gradiente químico de K+ entre el citosol y el lumen, lo que
también favorece la secreción de K+. Por lo tanto, la aldosterona estimula
secundariamente la secreción distal de K+.
Un aumento de la concentración plasmática de K+ favorece la secreción tubular
de K+ en los túbulos conector y colector. El mecanismo subyacente es que el aumento
del K+ extracelular estimula directamente la síntesis y secreción de aldosterona desde
la corteza suprarrenal, por lo que los efectos del aumento de la concentración
plasmática de K+ se ejercen a través de la aldosterona. Lógicamente, de forma inversa,
una reducción de la concentración plasmática de K+ genera una disminución de la
secreción tubular distal de K+, lo que es consistente con que en condiciones de baja
ingesta de K+ el nefrón distal actúe reabsorbiendo K+.
Finalmente, el balance ácido-base también afecta la secreción de K+. La
alcalosis, metabólica y respiratoria, favorece la secreción tubular de K+, lo que está
relacionado con la translocación de K+ hacia el medio intracelular, lo que a nivel del
nefrón distal produce un aumento del gradiente químico de K+ entre el citosol y el
lumen. Por otra parte, un aumento de la concentración tubular de bicarbonato también
favorece la secreción de K+ debido a que genera un aumento de la diferencia de
potencial transepitelial negativa del lumen que produce la salida de K+. Por su parte, la
acidosis reduce la secreción tubular de K+ debido a que produce una salida de K+ desde
el medio intracelular al medio extracelular a través de la membrana basolateral, lo
que disminuye el gradiente electroquímico del K+. Además, la acidosis reduce la
actividad de la bomba Na+/K+ ATPasa.

No deja de ser importante conocer algunos fármacos que afectan la secreción


tubular de K+, entre los cuales se encuentran:

• Fármacos antialdosterona.
• Espironolactona, que es un antagonista de la aldosterona.
• Inhibidores de la convertidora de angiotensina e inhibidores de los receptores
de angiotensina II que generan una disminución de la secreción de aldosterona.

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