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La Casa de Dios - Samuel Shem
La Casa de Dios - Samuel Shem
La Casa de Dios
ePub r1.0
hermes 10 15.09.14
Título original: The House of God
Samuel Shem, 1978
Traducción: Jaime Zulaika
IMV
IMV
IMV.
***
***Roy G. Basch***
*** ***IMV***
***
***
***Trágate-Mi-Polvo***
***
Análisis terminable e
interminable
Sigmund Freud,
18
Estaba preparado para ser sustituido
por las máquinas. En la mañana del Día
de los Inocentes me encontré ante las
dobles puertas cerradas a cal y canto de
la UCI, la Unidad de Cuidados
Intensivos, que el Gordo había llamado
«ese mausoleo del fondo del pasillo».
Como el morador de un barrio
residencial que, en patológico «estado
de fuga», saliera de su casa en dirección
a Wall Street y apareciera tres días
después, con la mente en blanco, en
Detroit, yo no tenía ni pasado ni futuro,
estaba allí, sin más. Tenía miedo.
Porque durante el mes que me esperaba
tendría que hacerme cargo de los
cuidados intensivos de unos seres
precariamente asidos al borde de ese
trineo que se desliza hacia la muerte.
Estaría de guardia cada dos noches, en
turnos alternos con el residente. Llamó
mi atención una placa de bronce que
había en la pared: GRACIAS A LA
MUNIFICENCIA DE G L ZOCK y SU
ESPOSA, 1957. ¿Zock el del Ala de
Zock? ¿Cuándo conocería yo a algún
Zock? Con el desapasionamiento de un
astronauta, empujé las puertas dobles,
pasé a través de ellas y quedé
«recluido» herméticamente en el interior
de la Unidad.
Era un lugar en extremo silencioso,
en extremo limpio, en extremo liberado
de las prisas. El hilo musical avivaba la
fresca atmósfera reinante con la
delicadeza con que un chef francés
revolvería unos huevos para un huésped
madrugador. Me paseé por la en
apariencia desierta sala de ocho camas
en busca de los «cuidados intensivos».
Los pacientes estaban en sus camas,
quietos y en silencio, en paz, a gusto con
lo que les rodeaba en aquel mar en
calma, peces felices que flotaban y
flotaban… Me sorprendí tarareando
alegremente la melodía de la música
ambiental: «Una noche encantada…», y
callé al verme ante una consola de
ordenador que me llenó de una mezcla
del reverencial respeto de mis recuerdos
infantiles de Cabo Cañaveral y los
miedos adolescentes que despertó en mí
2001: una odisea del espacio. Vi el
parpadeo de las brillantes luces, el
fluctuar del osciloscopio con lo que
parecían las líneas de los latidos de un
corazón. De pronto oí un desagradable
zumbido que venía de la consola, y vi
que una de las líneas de latidos quedaba
inmóvil en el espacio y en el tiempo, y,
como una cinta de teletipo, empezó a
salir el papel rosado y cuadriculado de
azul de un electrocardiograma.
Entonces, de un cuarto contiguo, salió
una enfermera. Miró el
electrocardiograma, miró la pantalla del
osciloscopio, no miró en ningún
momento al paciente y, con una mezcla
de resquemor y zalamería, le dijo a la
consola del ordenador:
—Mierda, Ollie, despierta y pórtate
bien, ¿quieres? Por el amor de Dios…
Y, como si la estuviera castigando,
presionó con fuerza unas cuantas teclas,
lo que hizo que la máquina se pusiera a
zumbar de nuevo, y casi en sincronía con
la fresca melodía que sonaba en el hilo
musical en aquel momento, una samba:
«Cuando comienzan…, ese comienzz-
zooo…».
Aliviado al ver un ser de sangre
caliente en aquella especie de
laboratorio de reptiles, me volví hacia
ella y le dije:
—Hola, soy Roy Basch.
—¿El nuevo interno? —preguntó
ella, recelosa.
—Exacto. ¿Qué es esta cosa?
—¿Cosa? No le llame cosa. Es
Ollie, el ordenador. Ollie, di le hola a
Roy Basch. Es el nuevo interno.
Ollie, tras acusar unos cuantos
empellones en sus partes vitales,
escupió una hoja rosada con cuadrícula
azul en la que podía leerse: HOLA,
ROY, BIENVENIDO, SOY OLLIE. Le
pregunté a la enfermera dónde podía
poner mis cosas, y ella me dijo que la
siguiera. Llevaba una bata cruzada de
algodón verde de las utilizadas en los
quirófanos, abierta por la espalda desde
la nuca hasta la lumbar-4, esa zona
donde la columna vertebral empieza a
describir una deliciosa curva de
contrappunto para lo que en tiempos
remotos fue una cola y hoy es el
comienzzzooo de esa turgente inserción
superior del gluteus maximus: el culo.
Mientras caminaba, su espina dorsal
describía imaginarias curvas en el
espacio de la Unidad de Cuidados
Intensivos. Qué apropiado, pensé, que
aquellos músculos jóvenes y firmes de
las nalgas, envueltos en la música
ambiental, danzaran juntos en tal
perfección de sincronía
neurofisiológica.
… Tu experiencia es sin
duda estimulante y estoy seguro
de que estás totalmente
ensimismado en tu trabajo.
Pronto terminarás el internado y
tendrás que decidir sobre tu
futuro…
ESPECIALIDAD VENTAJAS
RADIOLOGIA Dinero
(100.000 dólare
anuales)
Dinero
ANESTESIOLOGÍA (100.000 dólare
anuales)
No se traba
con cuerpo
vivos.
Bajas prina
PATOLOGÍA
de los seguro
para la
negligencias
médicas
Dinero
(100.000 dólare
anuales)
Viajes
DERMATOLOGÍA convenciones
lugares soleados
Piel
desnuda…
(atracción)
Ganancias
astronomicas
(millones
anuales)
OFTALMOLOGÑIA
Oportunidad
diaria d
martirizar a lo
anestesiologos
¡NO HA
GOMERS!
No se toca
cuerpos, salvo e
las terapias d
subrogación
sexual.
Voyeurismo,
perversión,
erotismo,
autoerotismo,
PSIQUIATRÍA
polierotismo.
No ha
grandes
cansancios.Larga
horas para
almuerzo.
Curas d
supone.
Muchas otra
ventajas
… ¿QUE NO VAS A
SEGUIR COMO RESIDENTE
EN LA CASA? ¡TE
COMPROMETISTE A
HACERLO! ¿CÓMO CREES
QUE VA A REPERCUTIR EN
TU EXPEDIENTE?
¡RECONSIDÉRALO! ¡ME
DEJAS DE PIEDRA…!
¿Y mi padre? Por primera vez en la
vida dejó de emplear sus conjunciones
copulativas. Pero luego, calmándose,
volvió a retomar su sintaxis de siempre
y, tras enviarme un abrazo, continuó:
… No puedo comprender
que hayas decidido tomarte un
año libre, y va a suponer la
pérdida de unos potenciales
ingresos anuales considerables.
Me asombra que vayas a
dedicarte a la Psiquiatría, y en
mi opinión vas a desperdiciar tu
talento. Creo estar exponiéndote
mi punto de vista de forma clara,
y es muy probable que no sea
así. Sé que te entregarás por
completo a tu nueva disciplina
médica, y estoy seguro de que
tienes las facultades necesarias
para llegar a ser un gran
psiquiatra. Tu profundo interés
por la gente, por cómo es
interiormente, será una óptima
base para tu trabajo, y espero
que puedas ganarte bien la vida
en ese campo. La nueva filosofía
de las gentes de todas las edades
es disfrutar del día a día, y haz
lo que estés planeando hacer
dentro de los límites de la
responsabilidad, el trabajo y el
compromiso, y mamá y yo vamos
a tratar de hacer lo mismo como
siempre lo hemos hecho, sólo
que ahora con mayor ahínco.
El tiempo ha sido húmedo, y
recuerda, querido y excelente
hijo mío: NUNCA LLUEVE EN
UN CAMPO DE GOLF…