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Dialnet RepresentacionesSocialesQueInfluyenEnLasPoliticasS 3189852 PDF
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sips - revista interuniversitaria de pedagogía social [1139-1723 (2010) 17, 15-28] • tercera época
malhechores y ociosos. Ellos jamás alma los niños (por una parte) y las niñas
serán como la juventud de antes. La (por otra). La superación que hoy vemos
juventud de hoy no será capaz de man- “más lógica” de estos debates parece haber-
tener nuestra cultura” (frase supuesta- nos llevado a la convicción de que “todos
mente escrita en un vaso de arcilla des- somos humanos” y a que “todos los huma-
cubierto en las ruinas de Babilonia y nos tenemos derechos humanos universa-
con más de 4.000 años de antigüedad). les”. No obstante, no podemos precipitarnos
en concluir que la “nueva lógica” es la que
Parece que, al menos en la civilización occi- realmente impera en nuestra sociedad:
dental, existen ideas ancestrales y profun- Debemos insistir en que las ideas, estereoti-
damente enraizadas tendentes a represen- pos y representaciones sociales profunda-
tarse a los jóvenes como “diferentes” de los mente arraigadas son muy resistentes al
adultos, estereotipándolos negativamente. cambio en términos de sociedad global.
En este contexto, las relaciones inter-gene- Aunque subconjuntos de actores sociales,
racionales parecen haber funcionado con un discurso convincente, parece que
siguiendo los prototípicos procesos de dife- hayan invertido los procesos de diferencia-
renciación categorial que se observan en las ción categorial, hasta consensuar la existen-
relaciones entre grupos dicotómicos, tan cia de una supracategoría por encima de los
estudiados por eminentes sociocognitivis- litigios (“los seres humanos”), ello no signi-
tas europeos (Tajfel, 1978; 1981; Doise, Des- fica que las “lógicas” ancestrales no sigan
champs y Mugny, 1980): cada grupo o cate- perviviendo entre nosotros. ¿Cómo es posi-
goría de personas tiende a atribuir al otro ble que los niños tengan los mismos dere-
cualidades inferiores, destacando las cuali- chos que los adultos? No parece “lógico”…
dades positivas del propio grupo (endo- Los desiguales procesos de inversión de
grupo) y las negativas del otro (exogrupo), y las dinámicas de diferenciación categorial
generalizando las respectivas cualidades a dentro de una misma sociedad han llevado
todos los miembros de cada grupo por a auténticas paradojas. Varias veces en la
igual. Invertir este tipo de procesos de dife- historia y en sociedades distintas, los deba-
renciación categorial exige tiempo y energí- tes sobre los derechos de los animales han
as, porque generan inercias muy resistentes llegado a consensos antes que los debates
al cambio (véase Casas, 1996; 1998). sobre los derechos de los niños, con un
La diferenciación categorial más primi- resultado que parece esperpéntico: la legis-
tiva estuvo posiblemente, en términos his- lación sobre derechos de los animales ha
tóricos, en la diferenciación entre humanos sido promulgada antes que la legislación
y no-humanos: ni los esclavos, ni los ene- sobre derechos de los niños en diversas
migos, ni los niños eran representados ocasiones.
como pertenecientes a la categoría “huma-
nos” en las culturas ancestrales. El paso 2. Nuevas miradas hacia la población más
siguiente, ya dentro de la categoría “huma- joven: un largo proceso inacabado
nos”, fue representarse a los “ya humanos
del todo” como distintos de los “aún no Buena parte de las representaciones socia-
humanos del todo”. Rastreando nuestra les compartidas sobre la juventud se refie-
historia, podemos encontrar debates tan ren a población dentro de un intervalo de
curiosos como el referido a si las mujeres edad borroso, que puede ir desde la prime-
tienen alma como los hombres, o el centra- ra adolescencia hasta la “adultez más
do en dilucidar a partir de qué edad tienen joven”, quizás desde los 12 o 14 años hasta
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(¿inconscientemente?) con una ideología Lo cierto es que el término aparece
que introduce otra “lógica” en el discurso mayoritariamente vinculado a investigado-
social: primero, y por encima de todo, res y empresas de marketing, consumo y
todos somos seres humanos con unos dere- publicidad, aunque el formato de las webs
chos humanos universales. en las que se habla de tweens frecuente-
A partir de aquí, el conflicto está en mente es el de páginas “pedagógicas” que
decidir si primero destacamos las similitu- dan consejos a los progenitores con hijos
des (todos los humanos somos iguales en en esa etapa de la vida. En la contraparte
alguna cosa: habrá que profundizar en qué de este campo están entidades de defensa
somos iguales) o primero destacamos las del consumidor, de apoyo a los progenito-
diferencias (que resulta ser la lógica histó- res, de concienciación sobre el uso de
ricamente imperante: es obvio que niños y medios audiovisuales, de defensa de los
adultos no somos iguales; ¿cómo podemos derechos del niño, y de académicos de pers-
tener los mismos derechos?). pectiva crítica.
La ciencia introdujo la idea que no se Cabe destacar dos publicaciones crucia-
trata sólo de dos grupos o categorías con- les en la implantación de esta “nueva”
frontados, sino de más de dos. Diversos auto- etapa de la vida:
res señalan que en la década de 1880 fue G.S. • El libro The great tween buying
Hall quien “descubrió” la adolescencia, como machine. Marketing to today’s tweens
“etapa” universal de la vida que sigue a la (La gran máquina de comprar de los
infancia y precede a la juventud. En vez de tweens. Marketing a los tweens de
categorizar las personas, se propone catego- hoy) de D. Siegel, T. Coffey y G.
rizar los procesos evolutivos, a pesar de la Livingston (1999), dedicado a desta-
variabilidad individual observada. Cada car el potencial de los chicos y chicas
sociedad creará subcategorías evolutivas en de esta franja de edad como consumi-
función de múltiples intereses concurrentes. dores, y concluyendo que se trata de
En 1999, a partir de una operación de un grupo de población pendiente de
marketing rastreable en Internet, en el explotar más en los Estados Unidos.
mundo anglosajón se inventó otra etapa de • El artículo “The truth about tweens”
la vida, posterior a la infancia y anterior a la (La verdad acerca de los tweens) de B.
adolescencia, los tweens, que de momento Kantrowitz y P. Wingert (1999) en la
no parece ampliamente aceptada en el revista Newsweek. Ha sido una publi-
mundo latino. La justificación académica cación muy destacadamente citada
de la necesidad de “crear” una nueva etapa por la prensa, incluso internacional.
de la vida, son las supuestas observaciones Presenta a los tweens como si real-
por parte de investigadores, profesionales, y mente fueran aquello que los especia-
progenitores de comportamientos “típica- listas en marketing desean que sean.
mente adolescentes”, mucho antes de la apa- Posiblemente parte del impacto de
rición de la pubertad, al menos en las socie- este artículo en el mundo anglosajón
dades occidentales. Esta etapa estaría entre fue debido a que incluye un debate
los 8 y los 12 años, aunque los investigadores con un “experto” en psicología de la
no se ponen de acuerdo en su inicio y final... adolescencia (W. Damon) sobre la
La idea defendida es que más que pre-ado- “obsesión” a estas edades. El experto
lescentes (pre-teens), a esa edad hay una dice que entre los 10 y los 12 años el
etapa, “entre” (between) la infancia y la ado- cerebro tiene un crecimiento neuroló-
lescencia, y de ahí el nombre. gico espectacular y que es entonces
Los niños y niñas “aún no pueden ser” como los adultos Los niños tienen una muy larga lista de derechos
en cosas importantes: aún no saben “lo que es la vida”, humanos universales comunes con los adultos.
aún no son “estables”, etc.
Si resulta obvio que en alguna cosa niños/niñas tienen La mayoría de los niños y niñas tienen más habilidades
mejores conocimientos, capacidades, habilidades o que la mayoría de los adultos para aprender muchas de
destrezas, que los adultos se consideran cosas poco las nuevas tecnologías audiovisuales. (Los sofisticados
importantes, poco serias, “cosas de niños”. conocimientos sobre informática de los jóvenes hackers
no son una cuestión para frivolizar).
Los niños/as son agentes poco productivos para la Los niños/as son agentes sociales activos que
sociedad. contribuyen productivamente a su sociedad (capital
humano y capital social).
Los valores humanos por excelencia se alcanzan en la Los valores más apreciados o aspirados pueden ser
adultez. distintos para cada generación y grupo social, sin que
ello implique rangos de superioridad entre ellos.
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dad para obtener beneficios económi- – No hay ningún problema en separar
cos. Y, en última instancia, de cómo las a los hermanos y hermanas. Más vale
sociedades seguimos creando estereo- que chicos y chicas vivan en grupos de
tipos sobre los más jóvenes…, al servi- edad homogénea y del mismo sexo.
cio de los intereses adultos. – No se ve problema en “proteger” a las
Veamos, para acabar estas reflexiones víctimas etiquetándolas (sin embar-
iniciales, algunos ejemplos de ideas go, no se debe etiquetar a los maltra-
que, en la historia de la humanidad, han tadores: registros de maltratados,
cambiado sólo recientemente, y toda- pero no de agresores). Resistencias
vía no están del todo exentas de “resis- judiciales a acabar con el fenómeno
tencias” al cambio (véase Cuadro 1). de la “doble victimización”.
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cooperación dentro de un grupo o entre gru- El bienestar personal está demostrado
pos (Keeley, 2007). que mantiene una estrecha relación con la
La idea de cooperación intragrupal satisfacción con las relaciones interperso-
como potencialidad tiene importantes nales que cada persona mantiene. La cali-
antecedentes en psicología comunitaria, dad y número de estas relaciones están
mientras que la idea de cooperación inter- relacionados con su accesibilidad a redes
grupal adquiere tintes de nuevas fronteras sociales. A partir de está lógica se ha plan-
y nuevos retos, más allá de la pura ayuda teado la relación entre capital social y bie-
humanitaria internacional. nestar personal como un nuevo campo de
Algunos teóricos del capital social (p. ej.: investigación científica, pero también
Lin, 2001) han puesto gran énfasis en el como un conjunto de nuevos retos políti-
valor de las redes sociales disponibles por cos, incluso a nivel internacional.
parte de personas, grupos y comunidades Un gran tema que queda pendiente de
como potencial. La importancia de nues- articular con las ideas de capital humano y
tras redes sociales como “inversión” tiene capital social es el de la participación social
muchos antecedentes en distintas ciencias de la infancia. Se trata de un tema que ha
sociales. Nuestras redes de apoyo social, despertado gran interés, y que permite
reales o percibidas, contribuyen a nuestra identificar numerosas webs que presentan
sensación de seguridad ante distintos tipos experiencias de participación infantil a
de eventualidades. La disponibilidad de niveles locales, regionales, nacionales e
muchas relaciones interpersonales, por internacionales, aunque no son muchas las
ejemplo, pueden aumentar las posibilida- experiencias estables a lo largo del tiempo
des de encontrar un mejor empleo. En últi- (Casas et al., 2008). El enriquecimiento per-
ma instancia, las redes sociales son un sonal y experiencial para los niños, niñas y
potencial para mejorar el bienestar indivi- adolescentes que participan en estos pro-
dual y también el colectivo. gramas parece fuera de toda duda. Su
El tema de las redes ha adquirido nue- potencialidad para facilitar nuevas relacio-
vas dimensiones con la implantación y nes interpersonales y la generación de nue-
expansión de Internet (Buckingham, 2000). vas redes sociales también parece evidente.
Las cyber-redes son una nueva realidad, No obstante, la idea de que los “aún-no
en la que participan, como media, más adultos” puedan participar socialmente
activamente los más jóvenes que los “más genera todavía una multiplicidad de temo-
adultos”. Las nuevas habilidades mostra- res sociales y políticos que hoy por hoy aún
das por los más jóvenes con los medios hacen dificultoso que se tome seriamente
audiovisuales en su sentido más amplio, y su aportación al capital social.
por las nuevas tecnologías de la informa- Quizás de la mano del pensamiento
ción y la comunicación en particular, ya económico finalmente parece que vamos a
han puesto en entredicho la supuesta (y considerar que el bienestar infantil tiene
representada) superioridad del grupo “beneficios sociales”, y, por tanto, es una
“adultos”, frente a los “aún-no adultos”. El buena “inversión” social, pensando en el
capital social en forma de cyber-redes futuro colectivo. Si es así, ya sólo faltará
accesibles está resultando ser, por término otro paso pendiente, más allá del imperan-
medio, muy superior entre los más jóve- te pensamiento adultocéntrico: que el bie-
nes. Estamos ante una nueva evidencia de nestar de la infancia sea visto no sólo como
la necesidad de repensar las relaciones algo bueno para la población adulta, sino
intergeneracionales. también para la propia población infantil.
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de la puesta en marcha de novedosos pro- “percibir que la tiene”. Esta reflexión asu-
gramas de apoyo con importante dotación mida en el mundo del comercio pasó a ser
presupuestaria, en algunos distritos ingleses tenida en cuenta en el mundo de los servi-
de servicios sociales se han alcanzado cifras cios públicos y de las actuaciones políticas
de accesos a la universidad por parte de la en general. De ahí la proliferación de “índi-
población tutelada superiores al 6%. Aún ces” de progreso, de bienestar, de felicidad,
muy lejos de la media de la población in- o de calidad de vida que pretenden
glesa: el 43% llega a la universidad. Estas “medir” el estado de las naciones, publi-
cifras generaron inmediatamente la sospe- cando rankings que despiertan recelos de
cha que en los demás países puede estar todo tipo.
pasando lo mismo, o peor. Sin embargo, no Sin embargo, a lo largo de estas cuatro
hay datos para corroborarlo. Sólo reciente- décadas de debates en torno a los indica-
mente se ha iniciado un proyecto de inves- dores subjetivos, que conlleva la elabora-
tigación para intentar hacer balance de la ción de complejos sistemas de indicadores
situación en cinco países y proponer formas por parte de múltiples organismos inter-
de abordaje de este “nuevo problema social” nacionales, sólo han aparecido reciente-
en Europa (http://tcru.ioe.ac.uk/yippee). mente tímidos intentos de proponer indi-
cadores que evalúen el bienestar de la
(2) El segundo ejemplo de datos sobre la población infantil, con un ínfimo número
infancia casi inexistentes se refiere a las de propuestas que incorporen indicadores
evaluaciones sistemáticas DE LOS PRO- subjetivos, es decir, datos obtenidos pre-
PIOS NIÑOS Y NIÑAS sobre ámbitos de guntando directamente a niños, niñas o
sus vidas, y de su vida globalmente, en tér- adolescentes sobre sus opiniones, puntos
minos de satisfacción, felicidad, bienestar de vista, evaluaciones o aspiraciones de
o calidad de vida. En los años sesenta del forma sistemática.
siglo pasado, el denominado “movimiento Cabe destacar un interesante primer
de los indicadores sociales” (Casas, 1996) intento promovido por UNICEF (Adamson,
tuvo un gran impacto en las políticas 2007), que incorpora un discutido indica-
públicas, incluso a nivel internacional, dor subjetivo de satisfacción global con la
conllevando nuevas iniciativas para la vida. La OCDE también ha abierto recien-
recopilación sistemática de datos que temente este debate, aunque su última
pudieran configurar los denominados publicación con indicadores de bienestar
“indicadores subjetivos”: Datos sobre la infantil (OECD, 2009) no ha dado todavía el
satisfacción de la población (adulta, claro) paso de incorporar indicadores subjetivos,
de un territorio acerca de distintos aspec- tema en el que fueron pineros en 1982 a
tos y ámbitos de sus vidas. nivel internacional.
La noción “calidad de vida” aglutinó la
idea de que para evaluar si las cosas van “a 6. Algunos retos pendientes
mejor” socialmente es necesario disponer
no sólo de datos de las condiciones mate- La obvia conclusión de las ideas expuestas
riales observables “objetivas” de vida, sino por este autor es que debemos abordar más
también de las percepciones, evaluaciones intensa y profundamente el cambio muchas
y aspiraciones de los ciudadanos que viven de las representaciones sociales mayorita-
en tales condiciones. En otras palabras, no rias acerca de la infancia que siguen condi-
es suficiente que un producto “tenga” cali- cionando un reconocimiento efectivo de
dad, sino que también el usuario debe sus derechos, de su ciudadanía y de su bie-
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otros países, algunos de cuyos frutos son social transmission. In R. Farr & S. Moscovici
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