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LA POÉTICA DE ARISTÓTELES
Por Iván Gallardo
"El poeta debe ser más bien creador de los argumentos que de los versos"
1451a 36
En un artículo reciente, (Arteshoy, nº5, noviembre 2005) y a raíz del análisis de un relato
del nuevo Premio Cervantes, se citaban las siguientes palabras de Sergio Pitol: "Las olas o
el Ulises , eran entre otras cosas el producto de las múltiples anécdotas en que
descansaban ." Esta afirmación, entre otras posibles interpretaciones, suponía una llamada
de atención del escritor mexicano: la literatura, además de forma y estilo, también es cosa
de argumentos. Cuando alguien asegura que todos los temas están tratados, y que al vate
sólo le queda aportar la personalidad de su voz, quizá nos estén sustrayendo una parte
preciosísima de ese extraño arte que consiste en contar mentiras verosímiles. Pongamos por
una vez el acento en el qué y olvidemos por un momento el cómo . Y para hacerlo, que
mejor escudero que Aristóteles.
En el más jugoso tratado que nunca se ha escrito sobre teoría literaria, ese monumento a la
inteligencia que es la Poética (todas las citas provienen de la edición de Antonio López
Eire, Istmo, 2002.), Aristóteles definía la trama como la representación mimética de una
acción humana en el nivel de lo universal, de los géneros y de las ideas. Es decir, la
estructura, el contenido y la sustancia de la obra literaria sometida a una necesidad racional.
"El más importante de estos elementos [las partes de la tragedia] es el entramado de las
acciones" 1450a 17
Para los clásicos el principio fundamental de la literatura en la buena trabazón de sus partes
argumentales, o el ensamblaje perfecto de los sucesos poéticamente elaborados en un todo
unitario. Todo ello con una necesaria cohesión interna en virtud de los principios de
necesidad, proporción, orden, armonía y delimitación.
Siguiendo estos criterios, la elección del argumento de una obra literaria también respondía
a un criterio moral, que según cómo se dispusiese, produciría un efecto u otro en el lector.
Por lo tanto, y aquí está la madre del cordero, para nuestros maestros lo literario estaba en
el argumento y no en la forma.
Un buen número de páginas de la Poética (sobre todo en los capítulos VI-XV) están
dedicadas a la parte esencial de la tragedia: el argumento.
" las acciones y el argumento son el fin de la tragedia y el fin es lo más importante de todo"
1450a 21
"las partes de las acciones estén de tal modo ensambladas entre sí, que, si se cambia de
lugar o se suprime una de ellas, se altere y conmueva también el conjunto" 1451a 41
"hay que ensamblar los argumentos [...] para que como un ser vivo unitario y entero,
produzca el placer que le es propio" 1459a 23
En segundo lugar, todo argumento debe tener unas dimensiones adecuadas, es decir, debe
ser abarcable por la memoria e inteligible en su conjunto.
"al igual que en los cuerpos y en los animales se requieren que posean
una cierta extensión, pero que ésta sea abarcable en una mirada, así
también en el ámbito de los argumentos es menester que éstos tengan una
extensión pero que ésta sea abarcable por la memoria" 1451a 4
La tercera propiedad de un buen argumento es la tener una acción completa y unas partes
ordenadas en principio, medio y fin.
"completo es lo que tiene principio, medio y fin" 1450b 31
"hay que ensamblar los argumentos[...] en torno a una sola acción entera y completa,
provista de principio, medio y fin" 1459a 23
Y por último, un argumento no se debe resolver mediante elementos irracionales (el famoso
deus ex machina .)
"los desenlaces de los argumentos deben resultar de los argumentos mismos y no de una
máquina o intervención extraordinaria" 1454a 48
"nada irracional debe haber en las acciones, y si lo hubiera, que sea fuera de tragedia"
1454b 10
Conclusión. Si todo arte es imitación (mimesis), el arte poético (literario) se distingue por el
medio que emplea (la palabra), creando sus propias reglas basadas en un realismo racional.
De ahí la importancia del argumento, es decir, de la disposición y entramado de los hechos
imitados.
Y una vez el artesano de la palabra conoce todo esto –al igual que el carpintero puede
reconocer sus herramientas en la oscuridad-, ya puede subvertir, distorsionar, jugar o
incluso respetar lo dicho arriba. Pero no hay que olvidar que lo nuestro, y con ese "nuestro"
me refiero a los humildes lectores, es también la pasión por la trama.