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UNIVERSIDAD DEL VALLE

Literatura y Erotismo- Carta Erótica


VERSIÓN I
Santiago de Cali , 12 /06/ 2016

Hola M.

No es usual que escriba cartas y de hecho desde hace mucho tiempo no lo hago, creo que
desde que era un adolescente no me animo a hacerlo; pero anoche he tenido una revelación
en el extraño y confuso mundo onírico, bueno quizás no una revelación, quizás más bien el
cumplimiento de un deseo convertido en imágenes que colonizó mi sueño y exacerbó mis
sentidos.

La verdad M no sé qué tanto te apetezca saber cuáles fueron mis visiones, pero lo cierto es
que debo escribirlas, y pensé yo ¿por qué no mostrártelas?...las primeras escenas (creo)
transcurrieron en esas horas donde no sabes si es el alba o el ocaso de una tarde ardiente,
ambas quizás, pero más importante fue el color rojizo que pintaba el cielo y no solo el color
sino lo que sonaba y mejor aun lo que bailabas, porque sí M, bailabas!!! Bailabas bolero,
bailabas “Quédate” de Mario Bauza con Graciela, y justo cuando suena la estrofa donde
Graciela exclama “Quédate/ quizás mañana no sea igual/No tengas a nadie con quien jugar/
Aprovecha mis ansías…” justo en ese instante sentí que algo en tus caderas había estallado,
y no me preguntes como se sienten ese tipo de cosas, no lo sé, no estábamos pegados, bailabas
no bailábamos, pero lo sentí, y en ese instante supe de debía ponerme en píe y sujetarte, mas
no fueron solo las ganas de bailar las que motivaron mi acción, había un deseo de acariciarte,
de acariciar tu espalda y de sentir ese movimiento de caderas que estaba presenciando, y pues
pá que voy a mentirte, también quería que me sintieras, que supieras que podía llevarte, por
eso me paré y efectivamente te sujeté, lo hice con fuerza para que supieses que estaba vivo y
que estando allí con vos me ponía más vivo, y sentí también tu brío, tu poder y quise que lo
compartieras conmigo, fue entonces cuando acerque mi cabeza a tu cuello y pude apreciar tu
aroma, no te miento si te digo que por un momento quise que fueses todo olor, cerré los ojos
y mientras lamía una gota de sudor que bajaba por tu cuello, así de repente, como es el
laberinto de los sueños, aparecimos en otro espacio, en este caso una pista, no había mucha
gente y una gran bola de espejos colgaba de la mitad del bailadero, sonaba “Tu Bombom” de
Joe Cuba, seguíamos enlazados bailando solos en la mitad de la pista, y acaramelados así
como en una propuesta de entrega, así como lo que proponía el temita de Joe, así junticos me
vino entrando el recuerdo que ya había construido en el sueño, recuerdo que fue real pero
ahora sé es una ficción; sí, estaba el recuerdo de tu sabor y de tu aroma y me enardecieron,
pero no eran suficientes estás ficciones, yo quería construirte toda ¡qué digo construirte! yo
quería vivirte toda, quería sentirte completa, yo quería probarte toda, lamer cada parte por
donde estaba pasando mi mano mientras bailábamos, lamer toda la línea de tu espalda hasta
el principio de tus nalgas, lamer tus brazos y tus senos, lamer tus labios e inevitablemente
detenerme a contemplarlos, ambos, los dos labios, ambos, los de arriba y los de abajo los que
había visto y los que no…toda, todita, supe que no podía soltarte y que todo dependería del
transcurso de mis actos mientras bailáramos, supe también que ya me habías dado el permiso
para seducirte por lo que mi expedición con los labios se trasladó a la esquina de los tuyos, y
ahí, en ese pequeño espacio puse mi lengua y la pasé muy suavemente hasta llegar al otro
extremo para seguir por tus mejillas y llegar hasta tu oído, fue imposible no darme cuenta
que tu respiración había cambiado pues tu boca estaba muy cerca de mi oído y tu pecho se
apretaba con el mío, sentía tus latidos, y la música cambió y con ella el escenario, ahora
estábamos solos y no sé qué tipo de lugar era, a lo mejor una de esas casas sanfernandinas
viejas, pero no estoy seguro, de lo que estoy seguro es que sonaba “Aguzate” de Richie Ray
y Bobby Cruz, y sentí que era una señal, sentí que se acababa el tiempo ¿no te ha pasado que
sientes como si supieses que es un sueño y que puedes despertar en cualquier instante y que
no has acabado tu propósito en el sueño? pues yo me sentí así, o pues así el temita de Richie
me lo recordó, pero no quise terminar el baile, sabía que en el transcurso de esas notas estaba
éxito.
Siguió el tema y nos arrebatamos, y nuestros corazones latieron mucho más intensamente,
los cuerpos sudorosos voltearon por lo que al parecer era la salsa de una casa abandonada, y
la vuelta final fue estocada con un beso en el que nuestras lenguas se entrecruzaron en el aire,
y sentí que en ese momento tú me sujetabas del mismo modo que yo lo hacía y con las mismas
intenciones, el ritual del baile había surgido efecto y ahora por fin te entregabas e indagabas
por mi cuerpo de la misma forma en que yo había empezado a indagar en el tuyo. El desenlace
de este beso transcurrió en medio de los tonos de “Claudia”, esa versión en concierto de
Chucho Valdés y Paquito de Rivera.
Los sonidos del saxo llevaron ese beso a otro nivel, mi mano pasó a correr la tira del vestido
que llevabas, era blanco hueso y hacía juego con tu color de piel, piel caramelo, trigueña de
color apetitoso, así como un plato que ha salido en su punto de un horno, así figurabas tú en
ese instante, con la diferencia de que no salías del horno sino que tú eras el horno, bajé esa
tira y probé tus hombros, sentí como tu piel se erizaba y supe que teníamos poder el uno
sobre el otro, porque a medida que recorría el espacio que había para llegar a tus senos tú
empezabas a bajar la bragueta del pantalón y a menear mi miembro que ya ardía en deseo.
Tus senos eran los más parados que mi mente podía recordar (y recuerda), se notaba en los
pezones lo excitada que estabas por lo que decidí devolverte el favor que ya me estabas
haciendo, fue entonces cuando supe que estabas presta para recibir mi sexo duro, pero como
casi siempre, preferí jugar para que lo pidieras a súplicas y así cogerte con más ganas, sentí
mientras acariciaba tu clítoris que un mar de líquidos bañaban mis manos y no pude hacer
otra cosa que llevar mis dedos inundados a mi boca y a la tuya, y decidí bajar, y bajé a
contemplar el templo de Afrodita y me encontré con la más linda de las conchas, todo en ella
era exquisito, su aroma, su sabor; tú solo podías gemir tras cada lengüetazo que coordinado
con el movimiento de mis dedos hacían del momento un coctel de sensaciones extremas, ya
extasiado en los sentidos tuve que depositar mi sexo en tus entrañas y moverme al ritmo y
con la intensidad que el corazón marcaba…nos juntamos no sé por cuanto tiempo, pero el
final estuvo marcado por un suspiro que a la vez era un grito seguido de mi sensación de
humedad en los bóxer al abrir los ojos.

Esto M, era imposible dejarlo pasar, hubiese sido una canallada tirar este sueño al baúl de los
recuerdos donde el paso de los años puede estropear la nitidez que tengo en este momento,
ahora bien, yo he armado este sueño, pero no sé si la forma como te lo estoy contando sea el
orden real en el que transcurrieron los hechos en mi cabeza, puede que primero hubiésemos
tenido sexo y luego hubiésemos bailado y que hubiese sido el baile después del acto el motivo
de mi humedad, pero lo cierto es que yo he preferido este orden.

Un abrazo mi carísima M, y espero podamos vernos en estos días para bailar un par discos.

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