La Decisión de Todo Arbitraje - El Laudo

[AFO013114] Master en Derecho Internacional de los Negocios
[MOD012530] Arbitraje Internacional y Solución de Controversias

[UDI010718] La decisión de todo arbitraje: El Laudo
Objetivos
Adquirir los conocimientos generales sobre qué son los laudos.
Conocer cuál es el plazo para dictar un laudo y el proceso que se sigue antes de llegar a ese
dictamen.
Identificar los diferentes tipos de laudos, así como los efectos que produce cada uno.
Conocer la forma y el contenido general de los laudos.
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1. Aproximación al término
El laudo arbitral es una decisión o un fallo dictado por los árbitros a los que las partes litigantes
otorgan la potestad para resolver de forma autónoma un conflicto. Todas las personas naturales que
estén en pleno ejercicio de sus derechos civiles, sin importar su nacionalidad, pueden ser nombrados
árbitros. El número de árbitros puede ser establecido por las partes, y siempre debe tratarse de un
número impar. En caso de que no se llegase a un acuerdo, se designaría un solo árbitro.
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La equivalencia del laudo en el orden jurisdiccional es la sentencia dictada por un juez. No obstante,
mientras que tal sentencia dictada por un juez viene impuesta por la ley, el laudo pronunciado por el
árbitro se basa solamente en la autonomía de la voluntad. Así pues, ambas partes deben aceptar el
arbitrajecomo la forma de resolver la controversia, ya sea de manera previa mediante un contrato, o

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de manera posterior una vez que se haya producido el conflicto. Si las partes no indican las normas
jurídicas que se deben aplicar durante el proceso, serán los árbitros quienes escojan las normas que
estimen más convenientes y apropiadas.
Normalmente, cuando hay más de un árbitro, las decisiones se adoptan por mayoría, a menos que
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las partes hayan acordado otra cosa. En cualquier caso, si no se alcanzase una mayoría, será el
presidente del tribunal de arbitraje quien tome las decisiones. No obstante, puede suceder que,
durante el proceso de arbitraje, las partes litigantes lleguen a un acuerdo que finalice la
controversia de forma total o parcial. Cuando se dan estos casos, los árbitros deben dar por
finalizadas las actuaciones referentes a los acuerdos alcanzados y plasmar dichos acuerdos en forma
de laudo, a no ser que el tribunal de arbitraje aprecie en última instancia cualquier motivo para
oponerse.
Los árbitros no poseen la potestad para ejecutar un laudo arbitral, por lo que, para ese fin, es
imprescindible acudir a un juez, que es quien tiene la autoridad para ordenarlo y, si fuese necesario,
forzar su cumplimiento. En cualquier caso, cuando el laudo se dicta conforme a derecho, el juez se
limitará a ordenar la aplicación del mismo sin detenerse a conocer su contenido. Por todo ello, el
laudo no tiene por qué estar fundamentado en derecho, y los árbitros sólo decidirán en equidad si
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las partes les han autorizado para ello expresamente.
Por último, es necesario señalar que se pueden distinguir los siguientes tipos de laudo:
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2. Plazo para dictar el laudo
Antes de desvelar directamente cuál es el plazo del que se dispone para dictar el laudo, se hace
necesario resumir los pasos que se han seguido previamente en el proceso de arbitraje.
La fecha de inicio del arbitraje es aquélla en la que el demandado recibe el requerimiento de
someter la controversia a arbitraje, a no ser que las partes litigantes hayan dispuesto lo contrario. A
partir de este punto, y en base a lo que se haya acordado entre las partes o se haya determinado por
los árbitros, las partes deben hacer sus alegaciones aportando todos aquellos documentos,
testimonios y referencias que consideren relevantes para la resolución del proceso.
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Desde la entrada en vigor de la Ley 60/2003, de 23 de diciembre, de arbitraje, a menos que las
partes litigantes hayan dispuesto otra cosa, los árbitros decidirán la controversia en un solo laudo o
en tantos laudos parciales como estimen necesarios. El plazo para decidir esa controversia y dictar
el laudo es de de seis meses, comenzando desde la fecha en la que el demandado contesta a lo que
se plantea en la demanda. Esto supone una modificación con respecto a la anterior Ley de Arbitraje,
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la Ley 36/1988, de 5 de diciembre, en la que el laudo debía ser dictado por los árbitros en el plazo de
seis meses, contados desde la fecha en que aceptasen la resolución de la controversia. La antigua
situación daba lugar a que gran parte del plazo para dictar el laudo se agotase por culpa de ciertas
actuaciones previas al procedimiento.

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Otra de las novedades que incluye la Ley de Arbitraje vigente con respecto a su predecesora
consiste en la posibilidad de que los árbitros prorroguen el plazo dos meses más para dictar el laudo
mediante decisión motivada, si las partes no han acordado lo contrario previamente. No obstante,
para ello se requiere el acuerdo de todos los árbitros, lo cual se antoja improbable en la mayoría de
las ocasiones, sobre todo si tenemos en cuenta que cada parte ha nombrado a un árbitro y el otro ha
sido nombrado por un órgano jurisdiccional.
Si se da el caso de que el plazo expire sin que se haya dictado un laudo definitivo, se determinará la
finalización de las actuaciones arbitrales y se cesará a los árbitros. Por ello, es relevante fijar el
comienzo y el fin del plazo para dictar el laudo porque, de no cumplirse, los árbitros tienen
responsabilidad por daños y perjuicios. La Ley 11/2011 de modificación de la Ley 60/2003, nos dice
que salvo acuerdo en contrario de las partes, la expiración del plazo sin que se haya dictado acuerdo
definitivo no afectará a la eficacia del convenio arbitral ni a la validez del laudo dictado, ahora bien,
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sin perjuicio de la responsabilidad por daños y perjuicios, dado que la aceptación del cargo de
árbitro conlleva la obligación de resolver la controversia en el plazo acordado.
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3. Clases de laudos y efectos
Como se ha señalado anteriormente, los tipos de laudos que existen son los siguientes:
Laudo total y laudo parcial.
Laudo definitivo y laudo firme.
Laudo de derecho y laudo de equidad.
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3.1. Laudo total y laudo parcial
Entendemos por laudos totales aquellos laudos que reflejan la decisión de los árbitros sobre las
pretensiones sometidas por las partes y que, por lo tanto, suponen el fin del proceso de arbitraje.
Por su parte, los laudos parciales se dictan cuando las partes llegan a un acuerdo en referencia a
algún punto concreto del fondo de la controversia o a otras cuestiones, como la competenciade los
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árbitros o medidas cautelares. Cuando estos acuerdos se producen, los árbitros deben plasmarlos a
modo de laudo, a no ser que encuentren cualquier impedimento para ello o que no lo estimen
oportuno debido a cualquier circunstancia. El laudo parcial tiene el mismo valor que el laudo
definitivo y, respecto de la cuestión que resuelve, su contenido es invariable.

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3.2. Laudo definitivo y laudo firme
El laudo firme produce efectos de cosa juzgada y frente a él sólo se puede solicitar la revisión
conforme a lo que se establece en la Ley de Enjuiciamiento Civil para las sentencias firmes (Título
IV). La ejecución de este laudo se regirá por lo que se dispone en dicha ley, con las particularidades
prevenidas en la Ley de arbitraje. En todo caso, el laudo es ejecutable aunque se haya ejercitado una
acción de anulación contra él.
Por su parte, contra el laudo definitivo se podrá ejercitar la acción de anulación, aunque tiene
carácter extraordinario dado que los motivos en los que se puede basar son los siguientes:
inexistencia o invalidez del convenio arbitral, designación de un árbitro no notificada debidamente,
imposibilidad de la parte de hacer valer sus derechos, inadecuación de la designación de los árbitros
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o el procedimiento arbitral acordado por las partes, resolución de cuestiones no susceptibles de
arbitraje por parte de los árbitros y, por último, vulneración del orden público.
3.3. El laudo de derecho y el laudo de equidad
Los laudos de derecho son aquellos laudos que se rigen por la legalidad y se motivan según el
sentido de la ley. Por el contrario, los laudos de equidad son aquéllos que se rigen por el propio
saber y entender de los miembros del tribunal de arbitraje, es decir, no se rigen necesariamente por
la ley.
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La Ley 60/2003, de 23 de diciembre, de arbitraje, introduce una novedad con respecto a estos dos
tipos de laudo. Su predecesora abogaba por el juicio basado en la equidad, es decir, en la valoración
propia de los árbitros sin la necesidad de apoyarse obligatoriamente en el derecho. Por el contrario,
la Ley de Arbitraje vigente se decanta por el arbitraje de derecho. Es muy complicado que las partes
se pongan de acuerdo para someterse a un proceso de arbitraje en el que la controversia se resuelva

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en equidad y no apoyándose en la base de los criterios jurídicos que seguiría un tribunal para
resolver un contencioso.
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4. Forma, contenido y efectos del laudo
Con respecto a la forma del laudo, es necesario destacar que, de manera análoga a lo que se dispone
para el convenio arbitral, la ley permite no sólo que el laudo conste por escrito en soportes
electrónicos, ópticos o de otro tipo, sino también que no conste en forma escrita, siempre que, en
todo caso, quede constancia de su contenido y sea accesible para su consulta posterior. Tanto en la
regulación de los requisitos de forma del convenio arbitral como en la de los del laudo, la ley
considera necesario que se admita la utilización de cualquier tipo de tecnologías que cumplan los
requisitos señalados. Por lo tanto, se pueden desarrollar arbitrajes en los que se utilicen solamente
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soportes de tipo informático, electrónico o digital, si las partes lo consideran conveniente.
En lo referente al contenido del laudo, podemos destacar el reconocimiento legal de la posibilidad de
dictar laudos parciales, que, como se ha señalado anteriormente, pueden ocuparse solamente de
alguna parte del fondo de la controversia o sobre otras cuestiones, como la competenciade los
árbitros o medidas cautelares. La ley pretende dar cabida a fórmulas flexibles de resolución de los
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litigios que son comunes en la práctica arbitral. De este modo, por ejemplo, se permite que primero
se decida acerca de si existe responsabilidad del demandado y únicamente después se decida, si se
considera conveniente, la cuantía de la condena.
Respecto del contenido del laudo, decir también que en este se ha de indicar tanto la fecha como el
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lugar en donde ha sido dictado el mismo, así lo indica el art. 37.5 de la Ley 60/2003. Además el
mismo artículo 37 en su apartado sexto exige que se determine un pronunciamiento sobre las costas
del arbitraje.
Por otro lado la Ley 60/2003 exige la motivación del laudo, salvo que el laudo haya sido dictado en
acuerdo de las partes, tal y como prevé el artículo 36.
En cuanto a los efectos de los laudos, cabe destacar lo que se ha señalado con anterioridad, es decir,
que una vez firme, el laudo produce efectos de cosa juzgada y frente a él sólo cabrá solicitar la
revisión conforme a lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil para las sentencias firmes. Una
vez que ha adquirido firmeza, el laudo constituye título ejecutivo ante la jurisdicción ordinaria. Sin
embargo, si el laudo no está protocolizado notarialmente, el ejecutado podrá oponerse a la ejecución
alegando la falta de autenticidad de éste, según la reforma del artículo 559 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, además de los artículos 550 y 517.
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Una vez firmado, el laudo produce los siguientes efectos:
Efecto de cosa juzgada. Frente a él sólo cabrá solicitar revisión conforme a lo establecido en la
Ley de Enjuiciamiento Civil para las sentencias firmes
Una vez adquirida firmeza, el laudo constituye título ejecutivo ante la jurisdicción ordinaria
Los árbitros no poseen la potestad de ejecutar un laudo arbitral por lo que, para ese fin, es
imprescindible acudir a un Juez
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Glosario
Impar: Que no tiene par.
Arbitraje: Operación por la cual un especulador trata de sacar un beneficio de las diferencias
de precios que existen en un momento determinado para un mismo valor en diferentes
mercados.
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Obstante: Que impide, estorba.
Demanda: Suma de productos o servicios pedidos, con el ofrecimiento de otros equivalentes.
Competencia: Rivalidad que se establece entre individuos que aspiran a las mismas ventajas y
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se esfuerzan por obtenerlas.
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Recuerda
El laudo es un fallo o decisión que se toma por árbitros tras un proceso de arbitraje.
El laudo no es lo mismo que una sentencia judicial, pues no se basa necesariamente en la ley si
las partes lo estiman oportuno.
Para ejecutar un laudo arbitral es necesario acudir a un juez.
El plazo para dictar un laudo es de seis meses, pudiéndose prorrogar dos más si los árbitros se
ponen de acuerdo y si las partes no han acordado lo contrario.
Los tipos de laudos son los siguientes: laudos totales o parciales, laudos definitivos o firmes y
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laudos de derecho o equidad.
El laudo total constituye la finalización del proceso arbitral. El laudo parcial versa sobre puntos
concretos del proceso.
El laudo de derecho se basa en la ley mientras que el laudo de equidad se apoya en el saber
propio de los árbitros.

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Los laudos firmes producen efectos de cosa juzgada y constituyen título ejecutivo ante la
jurisdicción ordinaria.
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Adquirir los conocimientos generales sobre qué son los laudos.

Conocer la forma y el contenido general de los laudos.

número impar. En caso de que no se llegase a un acuerdo, se designaría un solo árbitro.

arbitrajecomo la forma de resolver la controversia, ya sea de manera previa mediante un contrato, o

estimen más convenientes y apropiadas.

las partes les han autorizado para ello expresamente.

2. Plazo para dictar el laudo

La fecha de inicio del arbitraje es aquélla en la que el demandado recibe el requerimiento de

testimonios y referencias que consideren relevantes para la resolución del proceso.

actuaciones previas al procedimiento.

sido nombrado por un órgano jurisdiccional.

árbitro conlleva la obligación de resolver la controversia en el plazo acordado.

3. Clases de laudos y efectos

Laudo total y laudo parcial.

Laudo definitivo y laudo firme.

Laudo de derecho y laudo de equidad.

definitivo y, respecto de la cuestión que resuelve, su contenido es invariable.

3.2. Laudo definitivo y laudo firme

acción de anulación contra él.

inexistencia o invalidez del convenio arbitral, designación de un árbitro no notificada debidamente,

o el procedimiento arbitral acordado por las partes, resolución de cuestiones no susceptibles de

3.3. El laudo de derecho y el laudo de equidad

se pongan de acuerdo para someterse a un proceso de arbitraje en el que la controversia se resuelva

4. Forma, contenido y efectos del laudo

En lo referente al contenido del laudo, podemos destacar el reconocimiento legal de la posibilidad de

se decida acerca de si existe responsabilidad del demandado y únicamente después se decida, si se

considera conveniente, la cuantía de la condena.

acuerdo de las partes, tal y como prevé el artículo 36.

embargo, si el laudo no está protocolizado notarialmente, el ejecutado podrá oponerse a la ejecución

Enjuiciamiento Civil, además de los artículos 550 y 517.

Una vez firmado, el laudo produce los siguientes efectos:

Ley de Enjuiciamiento Civil para las sentencias firmes

imprescindible acudir a un Juez

Impar: Que no tiene par.

de precios que existen en un momento determinado para un mismo valor en diferentes

Demanda: Suma de productos o servicios pedidos, con el ofrecimiento de otros equivalentes.

las partes lo estiman oportuno.

Para ejecutar un laudo arbitral es necesario acudir a un juez.

ponen de acuerdo y si las partes no han acordado lo contrario.

concretos del proceso.

propio de los árbitros.

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