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4. ¿Qué importancia tiene el estudio citoquímico del LCR?

Muchos procesos con afectación del sistema nervioso cursan con un contenido de células en el LCR
normal. El aumento de celularidad del LCR hará sospechar como causa fundamental una reacción
meníngea a un proceso infeccioso o, más raramente, tumoral. El número y el tipo de células pueden
cambiar a lo largo de la evolución de la enfermedad.

Es necesario realizar tanto recuento celular como estudio morfológico. El número total de células
por milímetro cúbico debe ser inferior a 8 (10 en los niños), debiendo predominar los linfocitos. En
un líquido contaminado por la presencia de sangre, el recuento celular no tiene valor, pues la sangre
vertida desfigura el contenido celular real.

Aumento del número de células

• Pleocitosis ligera (10-30 células/mm3) o moderada (30-100 células/mm3).


• Meningitis aséptica, meningismos.
• Meningitis tuberculosa.
• Encefalitis viral.
• Poliomielitis aguda.
• Neurosífilis.
• Tumores cerebrales y medulares.
• Herpes zóster.
• Tras crisis convulsivas.
• Pleocitosis marcada (100-500 células/mm3 o más).
• Meningitis bacterianas.
 Meningitis linfocitarias.
 Formas graves de meningitis tuberculosa.
• Rotura de abscesos cerebrales.

Citodiagnóstico cualitativo

• Linfocitosis. Es típica de procesos subagudos o crónicos: meningitis tuberculosa, sífilis,


infiltración linfomatosa, esclerosis múltiple (poco frecuente), etc. También hay pleocitosis
linfocitaria en casos de leptospirosis, meningitis linfocitaria benigna, fiebre recurrente, etc.
• Suelen predominar linfocitos T en meningitis infecciosas y sarcoidosis, y linfocitos B en
linfomas. Se ha descrito también un subtipo de migraña con déficit neurológico focal
transitorio que cursa con pleocitosis en LCR.
• Polinucleosis neutrófila. Aparece en procesos sépticos agudos (meningitis purulentas
estreptocócicas y meningocócicas, abscesos cerebrales), y en fases iniciales de afecciones
que luego cursan con pleocitosis linfocitaria: meningitis tuberculosa, poliomielitis,
infecciones virales (Coxsackie, enterovirus, herpesvirus).
• Polinucleosis eosinófila. Es menos frecuente que las dos anteriores. Se debe a parasitosis
(toxoplasma, cisticercos, áscaris, etc.), o a enfermedades inflamatorias del SNC
(tuberculosis, PEES, sífilis, hongos, granulomatosis meníngea, etc.). Más raramente aparece
en otros procesos como linfomas, esclerosis múltiple, hemorragia subaracnoidea o tras
mielografías.
• Monocitosis. Suele ser inespecífica. Las células de Mollaret son típicas de © la meningitis
recurrente del mismo nombre.
• Células atípicas. Ante la sospecha de metástasis meníngea es preciso realizar una o varias
punciones lumbares para encontrar células tumorales. Con frecuencia, en las fases iniciales,
hay falsos negativos; por ello una muestra sin células atípicas no implica necesariamente
ausencia de metastatización. Son necesarias hasta tres punciones lumbares, en días
sucesivos, para poder descartar de manera razonable la presencia de carcinomatosis
meníngea. Macrófagos aparecen en casos de necesidad de metabolizar material extraño,
como en la presencia de sangre (hemorragia subaracnoidea) o material lipídico
(traumatismos del SNC, infartos cerebrales, mielografía).

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