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“Honra a tu padre y a tu madre para que vivas una larga vida en la

tierra que te da el Señor tu Dios”. (Ex. 20,12)

“Respeta de todo corazón a tu padre, y no olvides de cuanto sufrió


tu madre. Recuerda que de ellos naciste ¿Cómo podrías pagarles lo
que han hecho por ti?” (Eclesiástico 7, 27 – 28)

“El que respeta a su padre alcanza el perdón de sus pecados, y el


que honra a su madre reúne una gran riqueza. El que respeta a su
padre recibirá alegría de sus propios hijos; cuando ore, el Señor lo
escuchará. El que honra a su padre tendrá larga vida; el que
respeta a su madre será premiado por el Señor, pues obedece a tus
padres como si fueran sus amos. Hijo mío, honra a tu padre con
obras y palabras, así recibirás toda clase de bendiciones. Porque la
bendición del padre da raíces firmes a la familia, pero la maldición
de la madre la arranca de raíz. No te sientas orgulloso viendo a tu
padre pasar vergüenza, pues esto no es ninguna honra para ti.

El honor de un hijo está en el honor de su padre; en cambio, el que


desprecia a su madre se llena de pecados. Hijo mío empéñate en
honrar a tu padre; no lo abandones mientras tenga vida. Aunque su
inteligencia se debilite, sé comprensivo con el; no lo avergüences
mientras viva. Socorrer al padre es algo que no se olvidara: será
como ofrecer sacrificios por los pecados. Cuando estés en aflicción,
Dios se acordará de ti y perdonará tus pecados, como el calor
derrite el hielo, el que abandona a su padre ofende al Señor, el que
hace enojar a su madre es maldecido por Dios ”. (Eclesiástico 3, 3 –
16)

“Reprende al insolente y te ganarás su odio; corrige al sabio y


ganarás su aprecio” (Prover. 9, 8) “El insolente no ama al que le
reprende, ni busca la compañía de los sabios” (Prover. 15,12)
“El que maldice a su padres o a su madre, morirá en la más
espantosa oscuridad” (Prover. 20.20) “Atiende a tu padre que te
engendró; no desprecies a tu madre que te engendro”
(prover.23,22)

El que mira a su padre con desprecio y se burla de su madre


anciana, merece que los cuervos le saquen los ojos y que las
águilas lo devoren” (Prover. 30, 17)

“Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque esto es


justo. El primer mandamiento que contiene una promesa es éste,
“honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga
vida en la tierra” (Efes. 6,1)

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