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1 ¿En qué momento de tu vida sentiste que la poesía empezó a

conmocionar tu mundo?

Al cumplir quince años. Aunque esa conmoción, ese “bombazo” no se


ha detenido. Ha impactado varias veces, inesperadas veces mi vida. Y
cuando la marca, cuando el enrojecimiento de ese golpe se desvanece
(todo ese proceso de impresión, de abstracción de lecturas, de
experiencias y luego de escritura), cuando apenas si acabas por
“desinflamarte”, por dudar, viene otra vez, a sacudirte. Son ciclos,
postas, rejuvenecimientos de la misma fe.

2 ¿Qué lecturas incidieron en su escritura?

Tengo más claridad de algunos autores más que otros, o deseo de


que algunos más que otros hayan podido “impactar”.
Horacio Quiroga es el primero, el de la adolescencia, Olga Orozco,
Alexaindre, son como las primeras lecturas, pero ellos son apenas
fragmentos arrojados a ese gran coctel que es la influencia. Porque
luego está el cine y sus bandas, está la música y su hipocondría y
cierto carácter dramático de tomarse la vida y cierta forma ansiosa de
resolver una circunstancia amorosa, de resolver un poema. La lectura
es la parte más obvia porque es verificable materialmente, digo, giros,
gestos de ciertos poetas, maneras de expandir o cerrar un texto, pero
hay otros elementos, más vitales, que empujan que destraban esa
maquinaria tan poderosa, onírica e inaccesible que es la poesía.

3 ¿Se establece pacto con el lector? ¿Es populista hacerse entender?

No lo sé. Ya la palabra “pacto”, incluso “populista”, me alarman porque


me suena a un intencionalismo, a un forcejeo entre mundos que
tendrían que permanecer autónomos y hasta críticos entre sí. Críticos
en el mejor sentido.
En poesía: ¿qué profecía puede pactarse?, ¿qué conjuro u oración
puede romperse? Porque eso es la poesía, y el poeta un ineficaz. La
poesía es inmanejable para el propio poeta, te arrastra, te estrangula,
te hace creer que están yendo por el camino que elegiste pero no.
4 ¿Manejas una idea o intención de corpus estético a la hora de
escribir?

Tengo alguna idea estética pero no sé si la manejo. Esas intenciones


fluctúan y terminan siendo inútiles, porque luego la escritura te
desorienta “te destiende la cama”. Uno se desdibuja en el dibujo, y con
el tiempo te relajás de esa intencionalidad, de esa caja de criterios;
porque es a partir que el poeta se empaña que el poema alcanza
nitidez, las intenciones y aspiraciones se borran. Ya lo dijo Girri
“despojarse mientras el poema progresa”.

5 ¿ Qué atributo principal, podés mencionar respecto a lo que


delineaste con tu escritura a través de tu reciente libro publicado Los
demonios del mar

Un atributo de doble filo. Los demonios del mar son poemas


extenuantes, pesados, irreversibles. Una sopa de Vitina en pleno
enero. Cada texto es un mecanismo de evasión, de control, de
defensa ante el amor, ante su huída, su viaje, su muerte.
Pero nunca hay la suficiente idea, ni el suficiente dominio sobre lo
amoroso. Nunca cazaremos el peluche con esa pinza desajustada y
traicionera, y ahí es donde el libro permite su respiro, abre su ventana,
deja (y esto lo digo con deseo) deja que el lector lleve para sí, tome de
ese mar hondo y oscuro que no satisfacerá su sed. Esa es la
maldición, del amor, del libro… del amor.

6- ¿ Cómo, según tú, se articularía lo político en literatura, desde el


retrato. Desde la queja? Desde la disección de la realidad?

Creo que la literatura debe estar paralela y atenta a lo político, que no


es lo mismo que al servicio, y su acción: desvestir más que reflejar, sin
perder sus rasgos soslayados ni su labor imaginaria.

7 ¿La web cambió la manera de escribir?

Parecería que sí, aunque esto sucede ahí dentro de esa aldea gigante.
Allí cambia, hay otro juego y otro riesgo y otro olvido. La escritura en
las redes sociales es el ardor del instante. Todo es sintético y
shokeante.
Pizarnik decía “las palabras cortan la lengua”, pues en el internet
deguellan, el discurso posee una pulsión feroz, una impunidad y un
retorno narcótico a los comentarios, a las respuestas de los demás.
La web trajo una variante, algo sicodélica por momentos. Se escribe
porque se reacciona, para hacer reaccionar, no hay otras finalidades
en el tiempo, no hay tiempo. Hay shok y revancha y todo eso entre
publicidades de jabón, aplicaciones para antivirus y animales
motorizados.

8 Parafraseando a Juan Gelman, siempre hay una insatisfacción.


¿para que se escribe?

Para no volver a vivir

9 ¿Cuál fue "el" momento poético que te haya tocado vivir en estos
últimos tiempos?

La presentación de los demonios del mar, la sopresa de los amigos.


Es un recuerdo maravilloso que conservo.

10- Un poema de otro autor que te guste mucho.

Selva, de Leonardo Martinez.

Laura García del Castaño (Prov. de Córdoba, Argentina,1979). Lleva


publicados ocho libros de poesía, entre ellos, El grito (Ed. de autor
2004), La vida en que sueñas (Recovecos 2012) El animal no
domesticado (Pan Comido, 2014), El sueño de Sara Singer (Llanto de
Mudo, 2014) y Los demonios del Mar (Ed. del Dock 2015). Participó
de la antología Quince poetas mujeres de Córdoba, 2010 y de las
plaquetas Desgraciadas (2010) y Ultrafinas y las tramontinas del dolor
(2012) Escribe regularmente en el blog:
www.lapalabrasembrada.blogspot.com

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MUCHAS GRACIAS!

Pablo Gabo Moreno

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