Está en la página 1de 9

Lección 16

Hemos estado estudiando todas las cosas maravillosas que Dios ha hecho por nosotros en Cristo. Hemos

visto cómo Dios nos puso en Cristo, cómo nos libró del reino de las tinieblas, cómo nos ha librado del poder del

pecado, del Yo, de la carne, del mundo y de Satanás. Hemos visto cómo Cristo volvió para vivir en nosotros a fin

de que cumpliéramos los requisitos justos de la ley.

TODAS ESTAS COSAS MARAVILLOSAS SON "las misericordias de Dios". Merecemos nada menos que la

muerte, pero Dios nos ha dado gratuitamente todas estas grandes bendiciones. Ahora Dios nos pide que hagamos
algo por Él.

¿QUÉ NOS PIDE DIOS QUE HAGAMOS? Dios pide que nos consagremos a Él. Escuchemos lo que Dios nos dice

por medio de Su siervo Pablo:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional (Romanos 12:1).

¿QUÉ ES CONSAGRACIÓN? ¿Cuál es la base de la consagración? ¿Cuál es su motivo? ¿Cuál es el resultado de la

consagración? Estas son preguntas importantes, y vamos a encontrar las respuestas en esta lección.
LO QUE SIGNIFICA LA CONSAGRACIÓN
¿Qué es la consagración? La consagración es dar mi vida a Dios para que Él haga Su voluntad en vez de la mía.

Significa que presente mi cuerpo como un "sacrificio vivo" a Él. Los animales que se ofrecían a Dios en el Antiguo

Testamento eran matados. Eran sacrificios muertos. Dios no me pide poner mi cuerpo sobre un altar para ser

matado. En vez de eso, Él pide que me convierta en "sacrificio vivo". Esto quiere decir que Él desea que yo viva

para Él. Pero, veamos más acerca del significado de la consagración.

LOS SACRIFICIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO eran símbolos del Señor Jesús. Por ejemplo, cuando se

ofrecía un cordero como expiación por el pecado, era un símbolo o figura del Señor Jesús muriendo en la cruz por

nuestros pecados.
Pero había otro sacrificio que no tenía nada que ver con el pecado. Este sacrificio se llamaba "holocausto".

EL HOLOCAUSTO

¿Qué representaba el holocausto? Representaba al Señor Jesús ofreciendo Su vida al Padre para hacer Su

voluntad. Este sacrificio era de gran valor para Dios, y de el podemos aprender muchas cosas acerca de la
consagración.

Señor, ¿qué quieres que yo haga?

LA CONSAGRACIÓN
ES VOLUNTARIA

En cuanto al holocausto, la Biblia dice:

Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová . . . de su voluntad lo ofrecerá . . . (Levítico
1:2-3).

Esto nos dice que la consagración es "a Jehová", y que debe ser voluntaria. Dios no me obliga a que consagre mi

vida a Él; en vez de eso, dice: "Te ruego". Dios quiere que le dé mi vida, no porque tenga que hacerlo, sino
porque le amo y deseo servirle.
CONSAGRACIÓN ES AL SEÑOR
Cuando me consagro al Señor, ¿quiere eso decir que estoy dando mi vida para convertirme en predicador o en

misionero? No, no me consagro para ser ni predicador ni misionero. Me consagro al Señor, para hacer Su

voluntad dondequiera que esté, en la escuela, en el hogar, en el trabajo o a cualquier parte que me envíe. Dios es

quien decide lo que quiere que yo haga y dónde quiere que le sirva, y lo que Él escoja para mí seguramente será

lo mejor.
LA CONSAGRACIÓN ES LA OFRENDA DE UNA VIDA ENTERA A
DIOS

Dios permitía que se usaran cuatro clases de animales como sacrificios en el holocausto. Los ricos llevaban un

animal caro tal como un buey; los que eran menos ricos llevaban una oveja y los que no podían comprar ninguno

de éstos, llevaban palomas o tórtolas. Pero, en cada caso, consistía en ofrecer una vida entera a Dios. Dios no
podía aceptar menos que eso.

¿Qué nos dice esto acerca de la consagración? Nos dice que la consagración es ofrecer una vida entera a Dios. No

puedo dar a Dios una parte de mi vida y guardar una parte para mí mismo. Esto no satisfacería a Dios, y tampoco

a satisfacería mí. Todo el gozo y la bendición en la vida cristiana dependen de que nosotros no retengamos nada
de Dios.

LA CONSAGRACIÓN ES FINAL
Una vez que un animal era colocado en el altar como un holocausto a Dios, ya no se quitaba. Era santo a Dios. La
Biblia dice:

. . . todo lo consagrado será cosa santísima a Jehová (Levítico 27:28).

Una vez que yo haya consagrado mi vida a Dios, ya no podré tomarla de nuevo. Dios espera que mi consagración
a Él sea una sola vez para siempre.

¿Qué pasa si caigo en pecado? ¿Quiere decir eso que debo "rededicar" mi vida a Dios? No, no quiere decir eso. Si

he pecado, debo confesar mis pecados a Dios para que pueda gozarme de Su comunión otra vez, pero no es
necesario "rededicar" a Dios algo que ya se le ha dado.

LA CONSAGRACIÓN ES CONTINUA
El holocausto era ofrecido a Dios cada mañana y cada tarde, día a día, continuamente. ¿Qué nos dice esto en
cuanto a la consagración?

Esto nos dice que nuestra consagración debe ser continua. Mi consagración se inicia con el hecho de entregarme al

Señor, pero no termina ahí. Debo vivir continuamente mi consaconsagración. Día a día me ofrezco al Señor para
hacer Su voluntad en lugar de la mía. Esto es lo que el Señor Jesús quiso decir cuando dijo:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame (Lucas
9:23).

¿POR QUÉ DEBO CONSAGRARME AL SEÑOR?


Porque yo pertenezco a Él. La Biblia dice:

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo . . . y que no sois vuestros? Porque habéis
sido comprados por precio . . . (1 Corintios 6:19-20).

. . . que vivamos, o que muramos, del Señor somos (Romanos 14:8).

Estos versículos me dicen claramente que yo no me pertenezco. Pertenezco al Señor. He sido comprado por un
precio.
¿CUÁL FUE EL PRECIO que el Señor Jesús pagó por mí? ¡Su propia sangre preciosa! La Biblia dice:

sabiendo que fuisteis rescatados . . . no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre

preciosa de Cristo . . .
(1 Pedro 1:18-19).

El Señor Jesucristo me ha redimido; Él es mi Señor y Amo; pertenezco a Él. Ya que pertenezco al Señor, es justo

que me entregue a Él. La pregunta no es si pertenezco al Señor, sino si, "¿He entregado al Señor lo que ya le

pertenece?"

La consagración es sencillamente reconocer que Cristo es mi dueño y decirle a Él: "Señor, soy tuyo por derecho, y

deseo ser tuyo porque así lo elijo".


La Biblia aclara que este es el "culto racional" de cada persona que ha nacido de nuevo.

EL MOTIVO DE LA CONSAGRACIÓN
Yo sé que debo entregarme al Señor, pero, ¿qué es lo que me hace desear hacerlo? Es el amor de Cristo. La Biblia
dice:

El amor de Cristo nos constriñe (2 Corintios 5:14).

CUANDO EL AMOR DE CRISTO toca mi corazón, no puedo hacer más que postrarme ante Él y ofrecerle toda mi

vida. Digo con el compositor del himno:

La cruz excelsa al contemplar


Do Cristo allí por mí murió,
De todo cuanto estimo aquí,
Lo más precioso es su amor.
El mundo entero no será
Dádiva digna de ofrecer.
Amor tan grande y sin igual
En cambio exige
TODO EL SER

¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA CONSAGRACIÓN?


El propósito de la consagración es que se haga la voluntad de Dios en mi vida. En realidad es el Señor Jesús quien
hace la voluntad de Dios en mí. La Biblia dice:

Y el Dios de paz . . . os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en
vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo . . . (Hebreos 13:20-21).

Los Evangelios nos dicen cómo el Señor Jesús hizo la voluntad de Su Padre cuando Él vivió aquí en la tierra. El

libro de los Hechos nos cuenta cómo continuaba haciendo la voluntad del Padre por medio de los apóstoles y

discípulos de esa época. Ahora el Señor Jesucristo quiere obrar mediante nosotros para hacer la voluntad de Dios.
Para hacer eso, Él necesita que le ofrezcamos nuestros cuerpos como sacrificio vivo.

EL SEÑOR JESÚS NO TIENE MANOS para hacer la obra de Dios aquí en la tierra, a excepción de nuestras

manos. Él no tiene pies para llevar el mensaje de Dios a los perdidos, excepto nuestros pies. No tiene labios para

hablar a los hombres de la salvación de Dios excepto nuestros labios. Esa es la razón porque la Biblia dice:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional (Romanos 12:1).

Cuando nos entreguemos completamente al Señor Jesús, Él obrará por medio de nosotros en la misma forma
como el Padre obró por medio de Él.

¿CÓMO ME CONSAGRO A DIOS?

La Biblia nos dice que debemos presentarnos a Dios "como vivos de los muertos". Dios no quiere que yo le ofrezca
mi vida antigua de egoísmo. Es la nueva vida en Cristo la que Dios quiere que le presente. La Biblia dice:

. . . presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos . . . (Romanos 6:13).

DIOS NO PUEDE USAR NADA de la vida vieja. Solamente los que son "vivos de los muertos" pueden servirle. Es
sólo cuando veo que he sido crucificado juntamente con Cristo, sepultado con Él y resucitado con Él, que puedo

verdaderamente consagrar mi vida a Dios.

EL RESULTADO DE LA CONSAGRACIÓN es que yo muero a mis propios planes y aspiraciones; y que vivo para

hacer la voluntad de Dios.


EL SEÑOR JESÚS ES NUESTRO EJEMPLO. Él no vino al mundo para hacer Su propia voluntad o para ser grande

ante los ojos de los hombres. Él vino para hacer la voluntad de Su Padre. Aunque era Dios, se humilló a Sí Mismo

y tomó forma de siervo. Fue obediente a la voluntad de Dios, hasta en la propia muerte de cruz. Ahora Dios nos

dice a nosotros:
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús . . . (Filipenses 2:5).

No pienses que si consagras tu vida al Señor, llegarás a ser un predicador famoso o un evangelista mundial.
Nuestro Salvador fue despreciado y rechazado por los hombres. Somos Sus siervos, y la Biblia dice:

El siervo no es mayor que su señor . . . (Juan 13:16).

No, no seremos grandes ante los ojos de los hombres, pero hay una gran bendición en la consagración. ¿Cuál es?

LA BENDICIÓN DE LA CONSAGRACIÓN está en hallar la voluntad perfecta de Dios para mi vida. Dios tiene un

trabajo para cada uno de Sus hijos. La Biblia dice:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10).
CUANDO YO CONSAGRE MI VIDA al Señor, Él me puede mostrar el trabajo que tiene para mí. Mi mayor

satisfacción llega cuando encuentro la voluntad de Dios para mi vida, y la hago. Piensa en el gozo de encontrar al

Señor en la gloria y oírle decir:


Bien, buen siervo y fiel . . . entra en el gozo de tu señor (Mateo 25:21).

DIOS ME HA PEDIDO que le presente mi cuerpo como sacrificio vivo. No hay substituto para eso. La oración, la

lectura de la Biblia, el servicio cristiano, testificar, asistir a la iglesia; todo esto es bueno, pero no toma el lugar de

la consagración.

¿Entiendes lo que Dios te está pidiendo? ¿Has comprendido que perteneces a Él, todo lo que eres y todo lo que

tienes, para siempre? ¿Has considerado lo que Él ha hecho por ti? ¿Ha tocado tu corazón el amor de Cristo tanto

como para que tú quieras entregarte a Él? Si así es, estudia cuidadosamente la siguiente declaración de
consagración; luego, si ésta es tu decisión, fírmala.

Mí Consagración

Como una persona nacida de nuevo,

comprendo que pertenezco al Señor Jesucristo.

1 Corintios 6:19-20.

Creo que el Señor Jesús mora en mi mediante Su Espíritu

porque la Palabra de Dios lo dice.

2 Cor. 13:3

Romanos 8:9-10.

Creo que Él busca llevar a cabo Sus propósitos por medio de mí.

Juan 15:16

Efesios 2:10

Reconozco que mi vida tiene que estar sometida a Él

para que lleve a cabo Su propósito en mí.

Romanos 6:13.

Escucho su llamamiento: "Te ruego . . . por las misericordias de Dios

. . . que presentes tu cuerpo en sacrificio vivo"


Ahora hago caso a ese llamamíento

Señor Jesús, este día, consagro definitivamente mi vida a Tí para confiar, obedecer y servirte lo

mejor que pueda mientras que tenga vida.


Te pido que me ayudes a vivir una vida de fe, amor y devoción

a Ti aquí en la tierra tal como desearé haberla vivido


cuando Te vea cara a cara en el cielo.

También podría gustarte