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EL DOCENTE Y LOS PROGRAMAS ESCOLARES

La lectura en un inicio presenta un recorrido a través del tiempo sobre la evolución que ha
tenido el concepto de examen y evaluación y sus aplicaciones, tanto en el ámbito social, que
es ahí donde tiene su origen, como en el ámbito educativo que lo adopta y le va dando
diversos matices y perspectivas. Partiendo de esto, el texto deja entrever que en la
actualidad la evaluación es un proceso que ha dejado de enfocarse solamente en el alumno y
en lo que aprende para dar paso a la posibilidad de que otros sujetos tales como las
instituciones, los docentes, programas, metodologías etc. también sean evaluados.

Para llegar a esta visión de la evaluación, se ha tenido que recorrer un camino largo, de poco
más de un siglo. Este camino inicia buscando el origen del concepto de evaluación o examen
y un dato que considero interesante es el descubrir que el examen es visto como un
instrumento que surge de una exigencia social para controlar, vigilar, estimular o reprender.
Más tarde este término será acuñado en el ámbito educativo no para acreditar o calificar el
nivel de conocimiento si no solo las habilidades desarrollada de un individuo.

Sin embargo hay otros sectores o personas que empiezan a darle un tinte diferente a este
instrumento y que tiene que ver ya su propuesta con la educación. Comenio es uno de ellos y
encuentro que su enfoque sobre la evaluación es vigente y debería ser asumido y adecuado
por los educadores de hoy, él nos propone considerar que el examen no tiene el propósito de
evidenciar lo aprendido de vigilar o de controlar sino más bien de crear una interacción entre
alumno-alumno y alumno-docente en la que en una dinámica de confrontación-compartir las
respuestas, ambos aprendan y corrijan lo que alguno tenga mal. Además de no eximir al
educador de la responsabilidad que tiene de que “nada quede por corregir” es decir,
asegurarse que todos sus alumnos hayan aprendido.

Otra idea que rescato y que me parece importante es lo expuesto sobre el examen como un
referente para conocer la metodología empleada por el docente y su visión sobre los procesos
de aprendizaje, por ende la forma en que los alumnos se están apropiando de los
conocimientos. Esto lleva a la afirmación de que la evaluación no puede separarse de los
procesos de enseñanza.

La lectura de este texto cambio mi perspectiva o visión sobre los procesos de evaluación y
sus formas, ser consiente de como a lo largo de la historia se vienen perpetuando vicios,
estilos, conceptos erróneos que han permeado la práctica educativa. Y que han hecho de la
evaluación o de los exámenes un condicionante del aprendizaje, un instrumento de sanción
enfocado solamente en el desempeño del alumno y que este a su vez se ve envuelto en
luchas de poder con el docente por una calificación, que lo llevan a la frustración y al
empobrecimiento de su ser como persona porque entonces es una nota la que te define como
tal o la que te posiciona o da un valor en un grupo, en una sociedad. Por lo tanto los demás
dimensiones (cultural, social, humano) que integran al ser y que lo hacen un todo pasan a
segundo término o simplemente quedan en el olvido y no son vistas también como factores
que influyen en los procesos de adquisición de aprendizajes de los alumnos.

“La evaluación es un acto de conocimiento” dice el texto y quiero cerrar mi análisis con ella,
porque es algo que quisiera asumir como docente. Es un acto de conocimiento no solo de mis
alumnos sino también de mi futura práctica docente y de los factores que influyan en ella. La
calificación no se puede eliminar lo dice claramente el texto, pero los caminos y las
posibilidades para conocer y lograr que los alumnos se apropien de los aprendizajes son
muchos, el reto está en la innovación de los métodos y las estrategias, ensayar respuestas,
comprender lo que pasa en el grupo escolar, estar dispuestos al cambio, así lo propone el
autor en este texto.

FUNCIONES, ESTRUCTURAS Y ELABORACION DE LOS PROGRAMAS

En mi poca experiencia dentro del área educativa e influenciada por teorías y opiniones de
otras personas, al día de hoy puedo darme cuenta que he asumido y coincido con todos los
anteriormente mencionados, que es necesario particularizar los planes y programas tomando
en cuenta las necesidades, contextos, realidades y problemáticas específicas de cada región
y dejar de aferrarse e insistir en la ideología de la uniformidad, ya que no funciona y no
soluciona las necesidades educativas de nuestro país.

Sin embargo como el mismo texto lo maneja y estoy de acuerdo en ello los programas son
necesarios, orientan, marcan un rumbo y una meta en diversos ámbitos educativos, pero lo
que se me hace interesante es la postura que debe adoptar el docente ante estas estructuras
es la de enriquecer y adecuar los programas a sus necesidades y entorno para evitar el mero
formalismo de cumplir y cubrir el programa en su totalidad sin responsabilidad y sin fruto.

La estructura, la organización de los contenidos, la definición de objetivos etc., son sin duda
necesarias e indispensables pero como bien lo dice el autor estos deben estar a favor del
docente y del alumno y respetar su particularidad.

“Innovar” es una palabra tan sonada en estos tiempos e incluso la menciono en el texto
anterior, pero no es sino hasta leer este texto que logro caer a la cuenta de lo que implica esta
acción, y aprendo que, innovar no solo tiene que ver con cambiar las estrategias de
enseñanza, más bien envuelve un conjunto de cambios en los que los actores son la sociedad
y el ámbito escolar.

La educación es un reto, así la concibo al terminar de leer esta lectura que hace grandes
aportes sobre los recursos a utilizar para promover y construir ambientes de aprendizaje, así
como la necesidad de replantear y valorar el papel que juega el docente y las diversas
disciplinas en la conformación de estudiantes apasionados por aprender.

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