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BITÁCORA ÉTICA 5

1. problematización

El discurso de la modernidad, según Habermas, no está agotado y puede reinterpretarse la razón de otro
modo ¿de qué modo? En su libro Teoría de la acción comunicativa da cuenta de las ciencias sociales de
las cuales poder teorizar nuevamente la razón.

La pregunta central del ¿qué debo hacer? Es respondida de tres maneras desde: el utilitarismo, aristotélica
y kantiana. Habermas pretende estar en la última evolución del desarrollo moral: la racionalidad
comunicativa. Pero, ¿cómo es posible? ¿qué de nuevo hay?: presuponiendo actos de habla y no en la
razón; pero aun siendo el lenguaje principal medio del cual procedan normas morales, la naturaleza
misma del ser humano no se basta en comunicación, sino que individualmente conjugamos leyes
universales propias y adoptadas, porque somos parte de una sociedad, de un instinto animal y de un
desconocimiento como género humano que aclaro como la parte no racional.

Bajo la presuposición del acto de habla como entendible está el asunto del poder hacia el otro, de igualdad
entre individuos y grupos, de respeto a las diferencias, etc. Y en definitiva se delibera sobre los conflictos,
no sobre las reglas, pero ¿las reglas también son un conflicto? Sí porque son parte de la acción
comunicativa además de la moral universal y ambos enlazadas en aspectos sociales de convivencia. Otro
problema, más cercano a la realidad conflictiva es el caso de la extracción mineras en la que interviene el
Estado, la comunidad y la empresa, y ¿qué tal si en esa situación entran en diálogo grupos ecologistas?
Vemos que dentro del problema no tienen nada que ver, pero este problema trasciende la barrera circular
(agentes definidos) porque también somos parte del daño o repercusión. Y así, sucesivamente no hay
solución, por eso las pretensiones comunicativas son asimétricas e infinitas.

2. desarrollo

La obra de Habermas es una renovación de la ética kantiana, en contextos lingüísticos, este giro permitió
comprender los problemas clásicos de la filosofía y abordar una nueva manera de ver los problemas
filosóficos. En este contexto, posmoderno, la historia de la humanidad es replanteada por medio del
lenguaje.

La distinción que hace Habermas en su obra, sobre la racionalidad pragmática (también llamada
utilitarista), racionalidad ética (aristotélica) y racionalidad moral (kantiana y habermasiana). La primera
está dedicada al desarrollo de estrategias para el favorecimiento de la mayoría, la segunda sobre la
identidad individualidad y la comunidad (lo bueno para mí es lo bueno para la comunidad y viceversa), la
tercera, sobre la máxima universalizable (imperativos categóricos incondicionales).

En la medida que adoptamos patrones de conducta sobre las acciones, alcanzando algo más amplio, la
moral pasa a ser de objeto comunitario a objeto universal, sucede con la asimilación de los Derechos
Universales, no se deja de lado la perspectiva aristotélica, sino que tiene que ver con contextos,
poblaciones, grupos diferenciados culturalmente y de hecho necesita también el aspecto técnico
utilitarista.

La racionalidad instrumental tiene que ver con procesos, la racionalidad estratégica con la coordinación
entre individuos para una determinada acción. Habermas reconoce que ambos viven la Racionalidad
comunicativa porque para entenderse primero está el lenguaje y, en este sentido, el lenguaje adquiere
relevancia. La racionalidad comunicativa es objeto de estudio.
Es condición inherente que el acto de habla sea entendible para todos, la verdad también es una condición
y se rompe cuando se corrobora, la veracidad de confiar en el otro y, las normas morales como
presuposición de normas de convivencia. Cuando se rompen estas condiciones (verdad y/o habla), se
restablece las normas, el diálogo, este recurso sirve para resolver situaciones de conflicto.

Habermas, por último, planteaba una situación ideal de habla donde todos los sujetos respetan las normas,
esto es la simetría, no coacción, no poder sobre el otro.

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