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Jean-Jacques Rousseau nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra (Suiza). Es bautizado el


4 de julio del mismo año. Fue educado por sus tíos tras la muerte de su madre pocos
días después de su nacimiento. Fue criado por su tía materna y por su padre, un modesto
relojero. Sin apenas haber recibido educación, trabajó como aprendiz con un notario y
con un grabador, que abandonó en 1728. Instalándose en Saboya acogido por un
sacerdote. Más tarde se estableció en Annecy, tutelado por madame de Warens, quien le
proporcionó una educación y lo ayudó en su afición por la música. Y ella logra su
conversión del calvinismo al catolicismo.

En el año 1742 se radica en París, donde trabaja como profesor, copista y secretario
político. Por esos años Rousseau trabó amistad con los ilustrados, y fue invitado a
contribuir con artículos de música a la Enciclopedia de D¶Alembert y Diderot.
En 1754 visitó de nuevo Ginebra y retornó al protestantismo para readquirir sus
derechos como ciudadano ginebrino. Apareció entonces su ³Discurso sobre el origen de
la desigualdad entre los hombres´, escrito para el concurso convocado en 1755 por la
Academia de Dijon. Siete años más tarde escribe ³El contrato Social´. Por sus obra es
perseguido y en 1762 escapa a Prusia y después a Inglaterra, donde fue amparado por el
filósofo escocés David Hume. Pero luego de su enemistad, en 1767 vuelve a Francia y
se casa con Thérèse Levasseur (una sirvienta inculta), con quien tuvo cinco hijos. Antes
de fallecer en Francia en 1778, Rousseau sigue escribiendo.

   
 

 
 
  

Políticamente, el siglo XVIII marca la   


   
 
 , caracterizado
por el poder y los privilegios que se concentran en manos de los monarcas absolutos, la
aristocracia y el clero. En este contexto Rousseau, pensador ginebrino, elevará una dura
crítica contra la desigualdad entre los hombres, realizando una reflexión positiva de la
política y el gobierno expuesta en su obra î  

Este siglo también es una     , gracias a las libertades conseguidas por
los ingleses en el siglo XVII y que se harán más radicales con la Independencia
americana en 1776 y la Revolución francesa en 1789. Esta apertura se inicia con el
 

 de algunos monarcas que empezaron a orientarse por principios
ilustrados, buscando la felicidad del pueblo, pero sin el pueblo. Para Rousseau la
propiedad privada y el poder arbitrario y despótico son las causas que han propiciado la
corrupción del ser humano. Los ideales de 
  
dominan
el discurso político. La Ilustración prepara así el salto a la nueva sociedad burguesa y
capitalista a través del liberalismo contractualista como idea política y el liberalismo
económico (Adam Smith). Según Rousseau el fin de todo sistema de legislación se
reduce a conseguir la libertad y la igualdad entre los seres humanos. El Estado es
necesario, pero solo tiene legitimidad cuando es capaz de restaurar la libertad y la
igualdad que existían en el estado de naturaleza. El Estado ha creado desigualdades, ha
transformado el sentimiento del amor por uno mismo en egoísmo y ha arrinconado sus
sentimientos compasivos por los demás. Por ello hay que reformar la sociedad actual,
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propugnando un nuevo contrato social. Rousseau propone el concepto de £
   como fundamento de la organización política. Los ciudadanos son, al mismo
tiempo, soberanos-al promulgar las leyes- y súbditos-al tener que cumplirlas-. No puede
haber división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) a pesar de la propuesta de
pensadores como Locke o Montesquieu.

Por su parte la    


 se incrementan gracias al progreso
tecnológico, lo que conlleva un mayor aprovechamiento de los recursos, la expansión
colonialista, el desarrollo de la industria y el comercio, aunque, en opinión de Rousseau,
este progreso no lleva paralelo un progreso moral del hombre. "El hombre nace libre,
pero en todas partes se encuentra encadenado".

Socialmente, la 
   del Antiguo Régimen se va desmoronando. La
aristocracia y el clero continúan en posesión de la tierra, pero la burguesía, dueña del
comercio y la industria, es cada vez más poderosa. Rousseau trabaja al servicio de
aristócratas (la generosa ayuda de una baronesa en su juventud le permitió adquirir una
formación cultural y especializarse en música), hecho que encontramos en el trasfondo
de sus críticas y que motiva su rechazo por el lujo y la corrupción de esta clase social.
Rousseau denunció y puso en evidencia los peligros que encierran la competitividad y
la búsqueda del beneficio propio. Al contrario que teóricos como Adam Smith (1723-
1790) la búsqueda del interés particular no lleva al interés general, sino al
enfrentamiento y la desigualdad.

La  , formada desde finales de la Baja Edad Media y cada vez más poderosa
debido al comercio, tanto de ultramar como continental, y la industria, todavía
incipiente, formará la
    
basadas en la teoría de la igualdad
de los derechos políticos frente al privilegio aristocrático. Rousseau considera que no
hay derechos naturales e inalienables previos al contrato social, solo la voluntad general
puede determinar y establecer los derechos de los individuos, y entre estos derechos no
puede estar el derecho a la propiedad privada, como defendía Locke, dado que es la raíz
de la desigualdad.

Es esta una época de gran actividad cultural en todos los campos, algunos más
destacados como la !
, con compositores como Bach, Händel y Mozart; o la


, con figuras como Farenheit y Laplace en Física, Lavoisier en Química, Euler y
los Bernoulli en Matemáticas, Buffon en Biología, etc. Por su parte, la 
  se
caracterizará por la sátira social, donde sobresalen Fénelon, Swift y Defoe. En el arte
domina el "  #
, arte de la medida y la racionalidad frente al Barroco.

Rousseau considera las ciencias y las artes como un producto interesado del Estado que
disfraza la injusticia social. Cuando en 1750 se presentó y ganó el concurso de la
Academia de Dijon, que versaba sobre el tema de si el desarrollo de las artes y las
ciencias era beneficioso para la moral humana, respondió negativamente. Le merecen
una 
 
 
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, así como todos sus
productos. Si la civilización humana es un error y la organización política es un
producto suyo, hay que hacer una reforma e impulsar un nuevo modelo social y político.

Sus polémicas ideas le fueron valiendo progresivamente la crítica y el aislamiento de
sus coetáneos.

Por su aguda crítica a la civilización y la cultura, y su audaz desprecio a la idea de un


  o mejora de la humanidad fundamentado en el uso de la razón, Rousseau se
convirtió en uno de los pensadores más atípicos de la ilustración, anticipándose a las
tesis que mantuvo posteriormente el Romanticismo. Frente a la fría racionalidad
heredera del racionalismo, defenderá el  

 y la 
 como valores
intrínsecos y esenciales al ser humano; valores que habían sufrido un enorme
menoscabo y en cuyo desdén arraigaban los pilares de la cultura occidental.

En cuanto al ámbito del pensamiento, si por algo es conocido culturalmente el siglo


XVIII, hasta el punto de haber sido denominado el ©    Iluminismo, en
Francia), es por la 
. Se trata de un complejo movimiento cultural que se
desarrolla en Inglaterra, Alemania y, sobre todo, en Francia. La Ilustración se
caracteriza por poner en la razón la piedra angular para luchar contra el oscurantismo y
las autoridades, el desarrollo del cientifismo, el optimismo por el progreso, al que
consideran vía para conducir a la felicidad, el saber enciclopédico y la secularización
del pensamiento. Filosóficamente, aparece un nuevo modo de entender la razón, ahora
supeditada a la experiencia, y su objeto, la naturaleza, sustituye a Dios como recurso
explicativo para dar razón de sí misma.

Los
 siguen la estela de Locke y Newton, se alejan de los grandes sistemas
metafísicos y teológicos, desarrollando un pensamiento laico y reformista enfocado a lo
social, político y moral, la epistemología y la psicología. Su espíritu se plasma en la
î  inmensa obra de recopilación del saber, de la que a instancias de Diderot
redactó Rousseau algunas entradas relacionadas con la cultura musical. Entre los
ilustrados más destacados están Voltaire, Codillac, D Holbach, DÁlembert, etc. Será
Rousseau quien se oponga a los postulados defendidos por los ilustrados, sobre la base
de que el progreso científico y racional es instrumento y cómplice del Estado, respecto a
la perpetuación de las desigualdades y la depravación humana.

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En el Ñ       observamos dos avances con respecto a su anterior


trabajo, el Ñ           : a) un nuevo enfoque    ,
que le conduce a señalar que las grandes desigualdades en la riqueza, derivadas de la
propiedad y del comercio, han conducido a la desigualdad social y a la corrupción de las
costumbres; y b) un nuevo enfoque   : las políticas gubernativas tienen un gran
peso en el proceso de corrupción, ya que ³todos estos vicios corresponden no tanto al
hombre como       ´ (  a  ) (4).

El Ñ       (DD) es la gran oportunidad de presentar una síntesis


madura de su pensamiento social, aunque no de su pensamiento político, que
desarrollará más tarde a partir del  ©   (aunque un esbozo del mismo se
observa ya en la ³Dedicatoria´ que hace del Discurso a la república de Ginebra). A mi

†
juicio, se trata de la obra maestra de Rousseau, la mejor escrita y construida, pese a la
gran densidad de su pensamiento, que se despliega en varios círculos concéntricos en
torno a la tesis central: el hombre es naturalmente bueno y son las instituciones sociales
las que le corrompen. Las tesis un tanto simples del Ñ        
 son retomadas ahora y replanteadas con el mismo vigor, pero sobre una base
argumental poderosa y matizada. Su admirable talento literario hace el resto. Pese a
todo, Rousseau siempre se lamentará de que sus contemporáneos no entendiesen el
libro. Sin duda siempre ignoró que Kant y los prerrománticos alemanes lo estudiaron a
fondo y lo entendieron correctamente (a diferencia de Voltaire).

   
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Rousseau inicia la segunda parte de su Ñ           


dejando claro que la primera persona que introdujo el concepto de propiedad privada
entre las gentes, siendo éstas incapaces de rebatirle, fue el verdadero fundador de la
sociedad civil. Se podrían haber ahorrado muchos crímenes y batallas en caso de no
haber sido así, pero estaba claro que la situación social, política e histórica que se había
alcanzado en aquel momento, empujó al espíritu humano a llegar a este último término
del estado natural. Seguidamente, el autor advierte de que hablará de todo ello desde su
más remoto origen, explicando la sucesión de los hechos y conocimientos.

En un principio remoto los hombres dedicaban únicamente su existencia al objetivo de


tratar de subsistir y conservarse. El hambre y otra serie de apetitos lo llevaron a dejarse
llevar por las sensaciones y a buscar otra serie de satisfacciones como la de perpetuar la
especie. En cambio, esta vida de animal trajo al hombre primitivo diversas dificultades
obligándole a ejercitar bien el cuerpo y hacerse ágil y fuerte.

Todos estos problemas se multiplicaron a medida que el género humano se fue


extendiendo, estableciéndose diferencias en la manera de vivir entre unos y otros
dependiendo de las dificultades que tuviesen en su zona. Destaca de esta época el
conocimiento del fuego, que aprendieron a conservar, a reproducirlo y posteriormente a
cocinar carnes con él.

La aparición de elementos nuevos y extraños hizo que los hombres aprendieran a ser
precavidos y los nuevos conocimientos dejaron evidente su superioridad con respecto a
otros animales, teniendo su primer momento de orgullo.

El deseo de bienestar hizo que los hombres se asociaran por el interés común
adquiriendo una idea de las obligaciones mutuas y de la ventaja de cumplirlas aunque
sólo hasta donde exigía el interés sensible, pues la previsión era inexistente para ellos.

Este tipo de comercio no requería un lenguaje muy perfeccionado por lo que se


comunicaban a través de gritos inarticulados, muchos gestos, y algunos ruidos
imitativos.

Estos primeros progresos permitieron el perfeccionamiento de la industria como a


consecuencia del desarrollo y cultivo de la inteligencia. Se descubrieron cierta especie


de hachas de piedras duras y cortantes. Encontramos en esta época una primera
revolución con el establecimiento y distinción de las familias introduciendo una especie
de propiedad.

Los primeros en construirse viviendas fueron los más fuertes por lo que los más débiles
se dedicaron a imitarles en lugar de desalojarlos. Del contacto entre las familias tuvo
lugar la aparición del amor tanto el conyugal como el paternal estableciéndose por
primera la diferencia en la manera de vivir de los dos sexos.

En este nuevo estado, los hombres ocuparon el tiempo en las comodidades siendo este
el principio y el origen de todos los males que heredaron sus descendientes. En estas
condiciones el uso de la palabra se perfeccionó en el seno de cada familia. Es muy
probable que fueran los insulares los que introdujeran en nosotros el uso de la palabra.

De esta manera todo cambia de aspecto. Los hombres dejan de vivir en bosques para
agruparse y crear naciones particulares ligadas por costumbres y no por reglamentos ni
leyes. Se crea entre ellos una cierta necesidad de estar juntos y cada cual empieza a
querer ser mirado bien por los demás, esperando una recompensa pública. Este fue
según Rousseau el primer paso hacia la desigualdad y el vicio pues de estas preferencias
nacieron la vanidad y el desprecio de un lado y la vergüenza y la envidia del otro.

Tratando de castigar cada uno el desprecio que había sufrido los hombres se hicieron
sanguinarios y crueles y buscaron la venganza. Es por ello, que muchos han defendido
que el hombre es cruel por naturaleza. Aquí observamos una de las grandes tesis de
Rousseau en este discurso: ³el hombre es bueno por naturaleza´, apoyándose en la tesis
de Locke quien dirá que ³no puede existir injuria donde no hay propiedad´.

En esta sociedad naciente en la que empezaba a introducirse la idea de moralidad eran


necesarios castigos más severos pues las ocasiones de ofenderse eran más frecuentes y
la bondad del estado natural había desaparecido. Esta época entre la indolencia del
estado primitivo y la petulante actividad de nuestro amor propio, debió ser la más
dichosa y duradera.

Con todo esto, Rousseau nos expresa resumidamente el 


    
 entre
los hombres: ³mientras los hombres se dedicaron a obras que uno sólo podía hacer
vivieron libres, sanos buenos y dichosos´; ³pero desde el instante en que un hombre
tuvo necesidad de auxilio del otro, desde que se dio cuenta que era útil a uno tener
provisiones para dos, la igualdad desapareció, la propiedad fue un hecho, el trabajo se
hizo necesario y las extensas selvas transformáronse en risueñas campiñas´

La metalurgia y la agricultura fueron las dos artes que produjeron esta revolución. Para
aprender a emplear el hierro puede que observaran las actividades volcánicas y trataran
de imitarlas. En cuanto a la agricultura, fue preciso aceptar perder algo para ganar
mucho después así como la invención de las demás artes para impulsar a los hombres a
dedicarse a la agricultura. Del cultivo de las tierras provino su repartición y con ella el
establecimiento de las primeras reglas de justicia.

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Rousseau se enfrentó a la opinión científica y filosófica predominante de su tiempo en


varias tesis importantes, además de las anteriormente indicadas, que caracterizaré muy
brevemente:

1. La sociabilidad natural del hombre. Desde que Aristóteles designara al hombre como
³animal social´ por naturaleza, nadie había osado contradecir esta opinión salvo, quizá,
Pascal. Los ilustrados habían asumido la tesis como un lugar común y Voltaire había
convertido a Pascal en el blanco preferido de sus ataques, dando por supuesto que las
relaciones humanas de la época eran las de siempre. Sobre la misma base habían
edificado los jurisconsultos (Grocio, Pufendorf) y Hobbes sus respectivos sistemas.
Rousseau, en cambio, pone radicalmente en cuestión la tesis de que la desigualdad
social del presente haya existido siempre. Por ello plantea una investigación con la

metodología de la ³historia filosófica´ a fin de averiguar ³los orígenes y el fundamento
de la desigualdad entre los hombres´.

Y el resultado será que la sociabilidad natural de la especie se limita a la familia y,


posteriormente, a los clanes familiares, con su organización característica. Las disputas
entre clanes y, sobre todo, la perfectibilidad natural del hombre le llevó a establecer
nuevas alianzas parciales hasta que insensiblemente el reconocimiento de la propiedad
privada, el uso de los metales y el comercio ventajoso le condujo a una extrema
desigualdad en riquezas y poder, que un ³anti-contrato social´ engañoso e injusto
convirtió en ³ley natural´.

2. Un recorrido paralelo experimentó la pasión humana fundamental, el ³amor-de-sí´,


que impulsó los avances de la razón y del lenguaje, pero que ha terminado
convirtiéndose en el ³amor-propio´ que sigue impulsando bajo su equívoca dinámica las
directrices de la razón. De ahí la búsqueda del éxito social, del lujo, de la competencia
desleal, pues el ³amor-propio´ conduce a una existencia meramente social, de modo que
el individuo vive ende- por la opinión de sus semejantes.

3. Los ilustrados mantenían también la tesis de que la propiedad privada era originaria y
por naturaleza. Locke, una de sus fuentes esenciales, lo había aseverado. Rousseau, por
el contrario, concluye que, lejos de ser originaria, era ya derivada de otras circunstancias
sociales: fue la desigualdad en el poder la que llevó a la desigualdad de riquezas y a que
éstas se orientasen a propiciar más poder. Sólo es admisible una propiedad en
condiciones equitativas: sólo entonces se da un derecho natural a la propiedad.

4. La desigualdad social tiene, pues, unos orígenes y unos fundamentos concretos, y no


está autorizada por la ley natural. Es el producto de un proceso histórico dirigido por la
creciente conversión del amor-de-si en amor-propio. Cuando el desarrollo de la razón y
de la lengua, las relaciones sociales, la propiedad y el comercio espontáneo se van
desviando de sus metas naturales, el resultado es la desigualdad social y la opresión del
pobre por el rico, que un pacto injusto ha convertido en legal (6). De ahí la frase en la
que resume el proceso civilizatorio: ³todos corrieron tras sus cadenas cuando pensaban
asegurarse la libertad´ (7).

5. Por último, el derecho natural es otra de las grandes discrepancias de Rousseau frente
a los demás Ilustrados, quienes lo aceptaban, aunque con diferentes interpretaciones.
Rousseau se había formado también en la tradición iusnaturalista. De aquí que presente
pasajes ambiguos. Pero en el DD ofrece una refutación explícita, que mantendrá en
forma más rotunda en el segundo capítulo del     o primera versión
del   . Su argumentación central es la siguiente: las pretendidas leyes de la
naturaleza se revelan como leyes sociales introducidas durante el proceso histórico de
civilización (8). La ³historia filosófca³ es la única que permite ³juzgar los hechos por el
derecho´.

Respecto de las posibilidades de reformar este estado de cosas, Rousseau no tiene, por
el momento, más que una guía negativa: el modo como se ha llevado el proceso

*
civilizatorio nos indica el camino por el que no debe conducirse. Obviamente, se remite
al   (para la solución colectiva) y a î (para la solución individual).

La ³Dedicatoria´ a Ginebra, que escribe meses después para la publicación del libro
(que esta vez no obtuvo el premio, como era de esperar), merece un breve apunte. Con
ocasión de la polémica sobre el primer Discurso, Rousseau había recibido el apoyo de
varios compatriotas residentes en París. De este contacto surgió la idea de reconciliarse
con su patria, retornar a la fe protestante y recuperar su derecho de ciudadanía, como así
lo hizo durante una breve estancia poco después. Posiblemente acarició la idea de residir
en Ginebra, pero finalmente, la noticia de que Voltaire iba a vivir allí le aclaró
definitivamente que su puesto estaba en París. O, más exactamente, en las cercanías de
París. La³Dedicatoria´ resume las tradiciones políticas republicanas de Ginebra, aunque
en un estilo idealizado y ampuloso que, no obstante, permite adivinar la vía que iba a
seguir en el    . Puede verse en Rosenblatt (1997) una documentada
reconstrucción.

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El Ñ             ha dejado un profundo surco en la


historia del pensamiento. La ³autocrítica de la Ilustración´ que presenta supuso un
fuerte revulsivo en las filas de la Ilustración Francesa, alertadas por el primer Ñ 
         . Pero esta vez no se produjo una polémica, sino una
condenación casi unánime, que provocará poco a poco la ruptura mutua con casi todos.
Pero, de momento, la alianza con la î   se mantiene y Diderot accede a que
escriba el artículo î   , que se publica en 1755. No obstante, Diderot lo
ve distanciarse cada vez más y su retiro en el campo cerca de París provoca nuevos
desencuentros hasta la ruptura definitiva. Rousseau se siente incomprendido.

El caso de Voltaire resulta también llamativo, porque acusa recibo del libro en términos
tan burlones como obtusos: ³He recibido su nuevo libro contra el género humano/«/.
Nunca se ha desplegado tanto talento en un esfuerzo por hacernos bestias. Tras leer su
libro se tiene el deseo de ponerse a cuatro patas/«´. Y prosigue planteando la polémica
en los mismos términos del primer Discurso, lo que demuestra que no entendió el libro.
Y algo similar ocurrió con los demás ilustrados del círculo parisino, incluyendo a
Hume.

Sin embargo, en su apartada Königsberg, otro ilustrado eminente, I. Kant, prestaba una
creciente atención a los escritos de Rousseau, a quien no duda en denominar el ³Newton
de la moral´, asi como en reconocer que le había ³abierto los ojos´ respecto de la
cultura, la moral y la sociedad, a la vez que le había revelado ³el sentimiento de la
belleza y de la dignidad de la naturaleza humana´. Y lo mismo afirma respecto de la
antropología y la educación. Y ello no sólo en el periodo precrítico, sino en plena
madurez.

Un texto de la    de 1798 lo expresa con claridad: se trata de discernir el


destino natural del hombre en la cultura más elevada y en el seno de la sociedad civil.

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Para ello, propone, hay que interpretar y resolver ³las tres propuestas paradójicas de
Rousseau´: los males derivados de las ciencias (Ñ       ),
los males derivados de la civilización (Ñ       ) y los males de la
mala educación (î ). Y concluye: ³todo el designio de Rousseau es éste: que el
hombre obtenga el arte de reunir todas las ventajas de la cultura con todas las ventajas
del estado de naturaleza /« /. En definitiva, el estado civil y el derecho de gentes. El
primero consiste en la libertad e igualdad bajo la ley/«/´. Y más adelante declara: ³la
verdadera opinión³ de Rousseau no era proclamar ³un retorno a los bosques´, sino
advertir sobre los peligros de la civilización ³que describe en los Ñ  y en 
     esos tres escritos, que representan el estado de naturaleza como un
estado de inocencia/«/ deben servir simplemente como hilo conductor en el ,
en î y el !  ©para salir del laberinto del mal donde la especie se ha
cerrado por su culpa/«/. Admitía que el hombre es bueno por naturaleza («), pero de
un modo negativo, es decir, que no es malo por sí mismo y de modo intencionado, pero
que está en peligro de ser contaminado más y más por guías malos o inexpertos´. Es
decir, Rousseau es para Kant parte integrante y destacada del    . (9).

El mismo entusiasmo por Rousseau aparece en casi todos los pensadores alemanes de la
época como Lessing, Schiller, Herder, como desencadenante del Prerromanticismo, o
Basedow en la reforma de las ideas pedagógicas.

Es más, a través de Kant, Rousseau se incorpora a las grandes corrientes filosóficas


como el idealismo, en especial Fichte y Hegel. Todavía Nietzsche le evoca como ³la
tarántula moral´ que había picado a Kant (Prefacio a ).

El influjo de Rousseau (en especial, del Ñ       ) está plenamente


documentado en Marx, quien lo conoció durante su estancia en París, de mano de los
socialistas franceses y de Proudhon. Baste decir que hasta transcribe literalmente en Ñ
   (I, 8ª sec., cap. 30) la formulación roussoniana del anti-contrato. Y es que las
tesis fundamentales del DD y del fueron incorporadas por Marx en forma más
radicalizada, añadiendo por su parte, además, sobre todo la teoría económica.

El Discurso de la Desigualdad ha alimentado también fuertemente los movimientos


independentistas de Hispanoamérica, cuyos líderes invocaron a Rousseau como
defensor del indigenismo y de las civilizaciones autóctonas. En pleno siglo XX Fidel
Castro cita a Rousseau como su inspirador, en paralelo con Marx.

Por último, C. Lévi-Strauss (1962) afirma tajantemente que, con Discurso de la


Desigualdad, Rousseau funda las ciencias del hombre o antropología social. Aunque
esta tesis ha sido muy discutida, nadie duda de que el pensamiento de Rousseau
continúa vivo e influyente en casi todas las ramas de las ciencias sociales, como lo
demuestra el elevado número de publicaciones que siguen ocupándose de su obra.

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