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R e su m e n y evaluación
T é r m in o s clave
EL D O M I N I O C O G N O S C I T I V O E X P E R I M E N T A L
de caminar comienza a pensar que están equivocadas. Es tarde y no hay muchas perso También hay cambios
nas en la calle. Está seguro de que los datos están mal, y ahora necesita encontrar un te asociados en la fisiología,
léfono para llamar a su amigo. Decide tomar un atajo por un callejón y regresar a la como aumentos en el ritmo
estación de trenes. El callejón está oscuro, pero es corto, y lo llevará más rápido a la es cardiaco y aumentos en el
tación, así que comienza a cruzarlo. Está alerta, un poco con los nervios de punta, ya que flujo sanguíneo a los
en verdad se encuentra fuera de su medio. Ve por encima de su hombro y nota que al
músculos grandes de
guien lo ha seguido. Su corazón palpita. Se voltea y mira hacia delante, y ve que alguien
piernas y brazos. Estos
ha entrado al callejón enfrente de usted. De pronto se siente atrapado y se congela. Está
en un verdadero predicamento, pues su camino está bloqueado en ambas direcciones. Su cambios preparan a la
respiración es rápida y se siente confuso, mareado. Su mente está desbocada, pero no persona atemorizada para
está seguro de qué hacer mientras las dos personas se acercan a usted desde ambos lados. la tendencia a la acción
Sus palmas están sudando y siente la tensión en su cuello y garganta, como si fuera a intensa asociada con el
gritar en cualquier momento. Las dos personas se están acercando cada vez más a usted. miedo; es decir, huir o
Siente los nervios en su estómago mientras ve primero al frente y luego detrás. Desea pelear.
correr, pero no puede decidir cuál camino seguir. Está paralizado de miedo, se queda pa
rado ahí, temblando, sin saber si podrá huir o si tendrá que pelear por su vida. De pron
to, una de las personas lo llama por su nombre. Se da cuenta de que es su amigo, quien
ha venido con su compañero de dormitorio para buscarlo entre la estación de trenes y el
departamento. Usted suspira aliviado y pronto su estado de miedo desaparece, su cuerpo
se calma, su mente se aclara y saluda a su amigo con un entusiasta “¡Me alegra verte!”.
En este ejemplo, usted experimentó la emoción del miedo. También la emoción del ali
vio, y quizá incluso la euforia, al momento en que su amigo lo rescató. Las emociones
pueden definirse por tres componentes. Primero, las emociones tienen sentimientos, o
Parte C uatro Ei d om in io co.gnoscitlvoexperim eiital
afectos, subjetivos distintos asociados con ellas. Segundo, las emociones están acompañadas
por cambios corporales, sobre todo en el sistema nervioso, y éstos producen cambios asocia
dos con la respiración, el ritmo cardiaco, la tensión muscular, la química sanguínea y las ex
presiones faciales y corporales. Y, tercero, las emociones están acompañadas por tendencias
a la acción distintas, o incrementos en las probabilidades de ciertos comportamientos. Con el
sentimiento emocional del miedo, hay sentimientos subjetivos de ansiedad, confusión y páni
co. También hay cambios asociados en la función corporal, como aumentos en el ritmo car
diaco, disminución del flujo sanguíneo al sistema digestivo (provocando náuseas) y aumento
en el flujo sanguíneo a los músculos grandes de piernas y brazos. Estos cambios lo preparan
para la actividad intensa asociada en ocasiones con el miedo. La actividad, o tendencia a la
acción, asociada con el miedo es huir o pelear.
¿Por qué los psicólogos de la personalidad están interesados en las emociones? Las per
sonas difieren entre sí en sus reacciones emocionales, incluso ante los mismos acontecimien
tos, así que las emociones son útiles para distinguir entre las personas. Por ejemplo, imagine
que perdió su cartera, la cual contiene una gran suma de dinero, su tarjeta de crédito y todas
sus identificaciones, incluyendo su licencia de manejo. ¿Qué emociones piensa que sentiría:
ira, desconcierto, desesperanza, frustración, pánico, miedo, vergüenza, culpa? Personas dife
rentes tendrían diversas reacciones emocionales ante este suceso de la vida, y comprender có
mo y por qué difieren las personas en sus reacciones emocionales es parte de la comprensión
de la personalidad.
Otras teorías de la emoción enfatizan las funciones que ésta desempeña, como generar
acciones adaptativas a corto plazo que nos ayudan a sobrevivir. Por ejemplo, la emoción de
disgusto tiene el valor adaptativo de incitarnos a escupir pronto algo que no es bueno para no
sotros. De manera interesante, la expresión de disgusto, aun cuando el sentimiento sea evoca
do por un pensamiento o algo que sólo es desagradable en el sentido psicológico, es arrugar
la nariz, abrir la boca y sacar la lengua como si estuviéramos escupiendo algo.
En su libro de 1872 The Expression ofthe Emotions in Man and Animáis, Charles Dar-
win propuso un análisis funcional de las emociones y las expresiones emocionales. Este aná
lisis se centra en el “porqué” de las emociones y las expresiones, en particular en función de si
aumentan la aptitud de los individuos (capítulo 8). En este libro describe su observación de
animales, sus propios hijos y otras personas, vinculando expresiones particulares con emocio
nes específicas. Reconoció que la evolución por la selección natural no sólo se aplicaba a las
estructuras anatómicas sino también a la “mente”, incluyendo las emociones y sus expresio
nes. ¿Cómo aumentan las emociones la aptitud evolutiva? Darwin concluyó que las expre
siones emocionales comunican información de un animal a otro acerca de lo que es probable
que suceda. El perro que enseña los dientes y al que se le erizan los pelos del lomo está co
municando a otros que es probable que ataque. Si otros reconocen esta comunicación, pueden
elegir retroceder, evitando, por tanto, el ataque. Aunque muchos teóricos de la emoción mo
dernos aceptan este énfasis funcional, la mayoría de los psicólogos de la personalidad enfo
can la emoción con un interés en el cómo y el porqué difieren las personas entre sí desde el
punto de vista de las emociones.
Es típico que pensemos en las emociones como estados que vienen y van. Una persona se eno
ja, después se le pasa. Otra se pone triste, luego se anima. Los estados emocionales son tran-
Capítulo T rece E m oción y personalidad 409
sitorios. Es más dependen de la situación en la que está una persona que de la persona espe
cífica. Un hombre se enoja porque fue tratado en forma injusta. Una mujer está triste porque
su bicicleta fue robada. La mayoría de las personas se enojarían o se pondrían tristes en estas
situaciones. Las emociones como estados son transitorios, tienen una causa específica, y esa
causa por lo general se origina fuera de la persona (algo sucede en el ambiente).
También podemos pensar en las emociones como disposiciones o rasgos. Por ejemplo,
con frecuencia caracterizamos a las personas declarando qué emociones experimentan o ex
presan con frecuencia. “María es alegre y entusiasta” o “Juan se enoja con facilidad y a me
nudo pierde los estribos”. Aquí estamos usando emociones para describir disposiciones, o
rasgos emocionales persistentes, que tiene una persona. Los rasgos emocionales son consis
tentes en la vida emocional de un individuo. Los rasgos, como recordará del capítulo 3, son
patrones en el comportamiento o experiencia de una persona que son al menos algo consisten
tes de una situación a otra y que son al menos algo estables en el tiempo. Por tanto, un rasgo
emocional es un patrón de reacciones emocionales que experimenta una persona de manera
consistente a lo largo de una variedad de situaciones de la vida. Este patrón de experiencias
emocionales es estable en el tiempo y característico para cada persona. Continuando con el
caso de María, podríamos esperar que sea alegre en el hogar, la escuela y el trabajo. Es más,
al referirnos a la alegría como un rasgo emocional, esperaríamos que fuera alegre el año an
terior y lo más probable es que sea alegre el próximo, salvo algún cambio importante en su
personalidad.
Los rasgos se consideran internos en la persona, y pensamos en éstos como causantes
de que las personas se comporten o sientan de determinadas formas. Si la alegría de María es
un rasgo, entonces asumimos que su comportamiento entusiasta y su manera agradable es un
reflejo de esta disposición interna y que no se debe por completo a un evento externo. En cier
to sentido, María lleva su alegría con ella de una situación a otra y a lo largo del tiempo.
La felicidad puede considerarse como un estado o como un rasgo. Las personas altas en el
rasgo de la felicidad experimentan estados de felicidad frecuentes, o tienen un umbral inferior
para volverse felices. Es más, la felicidad es reconocida alrededor del mundo por medio de la
expresión de la sonrisa. Las personas de todas las culturas sonríen cuando están felices.
(IvPÍTL'LO TRECE Em oción y personalidad 411
dales distintas y universales, la lista de Ekman de emociones primarias incluye disgusto, tris
teza, alegría, sorpresa, ira y miedo.
Otros investigadores sostienen criterios diferentes para contar las emociones como pri
marias. Por ejemplo, Izard (1977) sugiere que las emociones primarias se distinguen por sus
propiedades motivacionales únicas. Es decir, las emociones se entienden como una guía para
comportamientos al motivar a la persona a tomar acciones adaptativas específicas. El miedo
es incluido como una emoción primaria en la lista de Izard porque motiva a una persona a evi
tar el peligro y buscar la seguridad. El interés es, del mismo modo, una emoción fundamental
porque motiva a una persona a aprender y adquirir habilidades nuevas. Los criterios de Izard
dieron como resultado una lista de 10 emociones primarias. En el cuadro 13.1 hay varias lis
tas de emociones primarias basadas en diversos criterios.
Otro enfoque para entender la complejidad de la emoción se ha basado en la investiga
ción empírica más que en criterios teóricos. En el enfoque dimensional, los investigadores
recopilan datos haciendo que los sujetos se califiquen a sí mismos en una amplia variedad de
emociones, luego aplican técnicas estadísticas (por lo general análisis factorial) para identifi
car las dimensiones básicas que subyacen en las estimaciones. ,
Entre los investigadores hay un consenso notable en las dimensiones básicas que subya
cen en las autocalificaciones de afecto (Judge y Larsen, en prensa; Larsen y Diener, 1992; Wat-
son, 2000). La mayor parte de los estudios sugieren que las personas clasifican las emociones
í usando sólo dos dimensiones primarias: qué tan agradable o desagradable es la emoción y qué
tan alta o baja en excitación es ésta. Cuando las dos dimensiones se ordenan como ejes en un
sistema de coordenadas bidimensional, los adjetivos que describen emociones caen en un círcu
lo alrededor de las dos dimensiones, como se muestra en la figura 13.1.
Este modelo de la emoción sugiere que cada estado de sentimiento puede describirse co
mo una combinación de lo agradable/desagradable y la excitación. Por ejemplo, una persona
Cuadro 13.1 Una selección de teóricos que proporcionan listas de emociones primarias
Teoricos Emociones básicas Criterios
Ekman, Friesen y Ellsworth, 1972 Ira, disgusto, miedo, alegría, tristeza, sorpresa Expresión facial universal
Frijda, 1986 Deseo, felicidad, interés, sorpresa, asombro, pena Motivación para emprender acciones
específicas
Izard, 1977 Ira, desdén, disgusto, angustia, miedo, culpa, Motivación para emprender acciones
interés, alegría, vergüenza, sorpresa específicas
Oatley y Johnson-Laird, 1987 Ira, disgusto, ansiedad, felicidad, tristeza Poca participación cognoscitiva
Plutchik, 1980 Ira, aceptación, alegría, anticipación, miedo, P rocesos biológicos evolucionados
disgusto, tristeza, sorpresa
Tomkins, 1984 • - Ira, interés, desdén, disgusto, miedo, alegría, Densidad de los disparos neuronales
vergüenza, sorpresa
Afecto Afecto
negativo
\
A ngustiado Eufórico
A n sio so Activación Excitado
M olesto alta Anim ado
Hostil
-
/k Entusiasm ado
Triste / Feliz
Refunfuñón / Encantado
Desagradable Agradable
Infeliz \ Alegre
M elancólico Complacido
Aburrido Y Relajado
Som noliento Activación Contento
Perezoso baja Calmado
Torpe En reposo
Figura 13.1
El enfoque dimensional de la emoción, que muestra dos dimensiones primarias: activación alta a
baja y agradabilidad a desagradabilidad.
puede tener sentimientos desagradables en una forma de excitación muy alta (nervioso, ansio
so, aterrado) o en una forma de excitación muy baja (aburrido, fatigado, cansado). Del mismo
modo, una persona puede tener sentimientos agradables en una forma de excitación muy alta
(excitado, entusiasta, eufórico) o en una forma de excitación baja (calmado, relajado). Por tan
to, las dos dimensiones de lo agradable y la excitación se ven como dimensiones fundamen
tales de la emoción.
La perspectiva dimensional de la emoción se basa en estudios de investigación en los
que los sujetos califican sus experiencias emocionales. Se entiende que las emociones que
ocurren juntas, las cuales se experimentan como similares entre sí, definen una dimensión
común. Por ejemplo, las emociones de angustia, ansiedad, molestia y hostilidad son muy pa
recidas desde el punto de vista de la experiencia y, por tanto, parecen anclarse en un extre
mo de una dimensión de afecto negativo. El enfoque dimensional de la emoción, entonces se
refiere más a la forma en que las personas experimentan sus emociones que a la manera en
que piensan sobre sus éstas. En contraste, el enfoque categórico se basa más en distinciones
conceptuales entre emociones: las emociones primarias son aquellas que tienen expresiones
faciales distintas o propiedades motivacionales distintas. El enfoque dimensional, entonces,
sugiere que lo que experimentamos son varios grados de lo agradable y la excitación y que
cada emoción que somos capaces de experimentar puede describirse como una combinación
de lo agradable y la excitación (Larsen y Fredrickson, 1999; Larsen y Prizmic, en prensa).
Algunos investigadores prefieren la perspectiva categórica, la cual encuentran útil para
pensar en las emociones como categorías distintas en lugar de dimensiones. Por ejemplo, las
emociones de la ira y la ansiedad, aunque parecidas desde el punto de vista de ser emociones
negativas con excitación alta, no obstante se asocian con expresiones faciales, sentimientos y
tendencias a las acciones diferentes. Los psicólogos de la personalidad con una perspectiva
Capítulo T r ice E m oción v personalidad
categórica estarían interesados en la forma en que difieren las personas entre sí con respecto
a las emociones primarias, como la ira y la ansiedad. Por ejemplo, ¿hay diferencias individua
les o de grupo en la ansiedad, la tristeza o la agresión? También hay psicólogos de la perso
nalidad que prefieren pensar en cómo difieren las personas con respecto a las dimensiones
primarias de la emoción. Por ejemplo, ¿quiénes son las personas que tienen un buen nivel de
agradabilidad en su vida? ¿Quiénes son las personas que tienen ataques frecuentes de emocio
nes desagradables con excitación alta? En este capítulo, se cubrirá la investigación y hallaz
gos de ambas perspectivas.
Otra distinción útil para los psicólogos de la personalidad es la que existe entre el contenido
de la vida emocional de una persona y el estilo con el que esa persona experimenta y expresa
la emoción. El contenido es la clase específica de emoción, mientras el estilo es la forma en
que es experimentada esa emoción. Por ejemplo, decir que alguien es alegre es decir algo so
bre el contenido de la vida emocional de la persona, esto se refiere a la clase específica de
emociones que con frecuencia experimenta una persona. Sin embargo, decir que alguien tiene
5 una gran variabilidad en el estado de ánimo es decir algo sobre el estilo de su vida emocional:
que sus emociones cambian con frecuencia. Cada una de estas facetas de la emoción, conte
nido y estilo, exhibe propiedades tipo rasgo (estable a lo largo del tiempo y las situaciones y
significativa para hacer distinciones entre personas). El contenido y el estilo proporcionan un
tema organizador para exponer la personalidad y la emoción. Primero se expondrá el conteni
do de la vida emocional, enfocándose en varias emociones agradables y desagradables. Lue
go se considerará el estilo emocional, enfocándose en las diferencias individuales en la
intensidad y variabilidad de la vida emocional.
Emociones agradables
En las listas de emociones primarias, de manera típica la felicidad o la ale
gría son las únicas emociones agradables mencionadas (aunque algunos teó
ricos incluyen el interés como una emoción agradable). En los enfoques de
los rasgos de la emoción, la disposición agradable principal es la felicidad y
los sentimientos asociados de estar satisfecho con la vida de uno. Se comen
zará con estos conceptos.
Entre estudiantes universitarios, los datos indican que la persona promedio reporta ser
feliz 65% del tiempo, neutral 15% e infeliz 20% (Larsen y Diener, 1985). La escala de por
centaje de felicidad es una de las mejores medidas de felicidad desde el punto de vista de la
validez de constructo. Por ejemplo, predice una amplia gama de otros aspectos relacionados
con la felicidad de la personalidad de una persona, como los estados de ánimo cotidianos y re
portes de sus semejantes de felicidad general (Larsen, Diener y Lucas, 2002).
Los investigadores conciben la felicidad en dos formas complementarias: 1) en función
de un juicio de que la vida es satisfactoria y 2) en función del predominio de emociones po
sitivas en comparación con las negativas en la vida de uno (Diener, 2000). Sin embargo, re
sulta que la vida emocional de las personas y los juicios de lo satisfechas que están con su vida
se correlacionan en forma alta. Las personas que tienen muchas emociones agradables en su
vida tienden a juzgarla como satisfactoria, y viceversa (Diener, Lucas y Larsen, 2003).
¿Puede ser que las personas felices se estén engañando, que la mayoría de la gente en
realidad sea miserable y que las personas felices no lo sepan o lo estén negando? Sería fácil
mentir en un cuestionario y describirse a sí mismos como felices y satisfechos. Ésta es la idea
de la deseabilidad social, como se expuso en el capítulo 4. Resulta que las medidas de felici
dad se correlacionan con las puntuaciones de deseabilidad social. En otras palabras, las per
sonas que obtienen puntuaciones altas en deseabilidad social también obtienen puntuaciones
altas en escalas de autorreporte de felicidad. Es más, las medidas de deseabilidad social tam
bién se correlacionan con puntuaciones de felicidad que no son de autorreporte, como repor
tes de felicidad de compañeros. Este hallazgo sugiere que tener una visión positiva de uno
mismo es parte de ser una persona feliz. Dicho de otro modo, parte de ser feliz es tener ilu
siones positivas acerca de sí mismo, una visión inflada de las características propias de uno
como una persona buena, capaz y deseable, ya que esta característica parece ser parte del bie
nestar emocional (Taylor, 1989; Taylor et al., 2000).
A pesar de la correlación de las medidas de autorreporte de la felicidad con la deseabi-
lidad social, otros hallazgos sugieren que estas medidas son válidas (Diener, Oishi y Lucas,
2003). Estos hallazgos se refieren a las correlaciones positivas encontradas entre medidas de
autorreporte y no de autorreporte de la felicidad. Las personas que reportan que son felices
tienden a tener amigos y familiares que están de acuerdo con esta afirmación (Sandvik, Diener
y Seidlitz, 1993). Además, estudios de los diarios de personas felices encuentran que reportan
muchas más experiencias agradables que las personas infelices (Larsen y Diener, 1985). Cuan
do diferentes psicólogos clínicos entrevistaron un grupo de personas, los psicólogos tienden a
estar muy de acuerdo acerca de cuáles son felices y satisfechas y cuáles no (Diener, 2000). Y,
en un experimento interesante, Seidlitz y Diener (1993) dieron a los participantes cinco minu
tos para recordar tantos sucesos felices en su vida como pudieran y luego les dieron cinco mi
nutos para recordar tantos sucesos infelices en su vida como pudieran. Encontraron que las
personas felices recordaron más sucesos agradables, y menos desagradables, que las personas
infelices.
Las medidas de cuestionario de la felicidad y el bienestar también predicen otros aspec
tos de la vida de las personas que esperaríamos se relacionaran con la felicidad (Diener, Lu
cas y Larsen, 2003). Por ejemplo, en comparación con personas infelices, las personas felices
son menos abusivas y hostiles, se enfocan menos en sí mismas y reportan menos casos de en
fermedad. También son más serviciales y cooperadoras, tienen más habilidades sociales, son
más creativas y dinámicas, perdonan más y son más confiadas (Myers, 1993, 2000; Myers y
Diener, 1995; Veenhoven, 1988). En resumen, los autorreportes de felicidad parecen ser váli
dos y fidedignos (Larsen y Prizmic, en prensa). Después de todo, ¿quién, si no las mismas per
sonas, es el mejor juez de su bienestar subjetivo?
Lo que se sabe sobre las personas felices En un artículo titulado “Who Is Happy?”, los psi
cólogos David Myers y Ed Diener (1995) revisaron lo que se sabe sobre las personas felices.
Por ejemplo, ¿las mujeres son más felices que los hombres, o los hombres son el género más
feliz? En Estados Unidos, las mujeres son diagnosticadas con depresión el doble de veces que
los hombres. Esto podría sugerir que los hombres son más felices que las mujeres. Sin embar
go, los hombres tienen una probabilidad dos veces mayor que las mujeres de volverse alcohó-
licos. El uso del alcohol puede ser una forma en que los hombres se medican para la depre
sión, así que el índice real de depresión puede ser más parecido para hombres y mujeres. Los
investigadores necesitan examinar los estudios reales de felicidad para abordar la cuestión de
la diferencia de género. Por suerte, ya se ha realizado una revisión excelente y minuciosa de los
estudios sobre género y felicidad. Haring, Stock y Okun (1984) analizaron 146 estudios sobre
bienestar global y encontraron que el género explicaba menos de 1% de la variación en la fe
licidad de las personas. Este resultado de casi ninguna diferencia entre hombres y mujeres
aparece también entre culturas y países. Michalos (1991) obtuvo datos sobre 18 032 estudian
tes universitarios de 39 países. Encontró que proporciones más o menos iguales de hombres
y mujeres se calificaban a sí mismos como satisfechos con su vida. Diener (2000) también re
portó igualdad de género en felicidad global.
¿La felicidad es más probable entre jóvenes, adultos de mediana edad o personas mayo
res? Con frecuencia pensamos que en ciertos periodos de edad hay más estrés que en otros,
como la crisis de la edad madura o el estrés de la adolescencia. Esto podría llevarnos a creer
que ciertos momentos de la vida son más felices que otros. Inglehart (1990) abordó esta cues
tión en un estudio de 169 776 personas de 16 naciones. Se encontró que las circunstancias que
hacen felices a los sujetos cambian con la edad. Por ejemplo, la seguridad financiera y la sa
lud son importantes para la felicidad en una etapa posterior de la vida, mientras para los adul
tos jóvenes el éxito en la escuela o el trabajo y las relaciones íntimas satisfactorias son
importantes para la felicidad. Sin embargo, al observar los niveles generales de felicidad, In
glehart concluyó que no había evidencia que sugiriera que cualquier momento de la vida era
más feliz que ningún otro.
¿La etnia se relaciona con la felicidad? ¿Algunos grupos étnicos son más felices que
otros? Muchas encuestas han incluido preguntas sobre identidad étnica, así que existe una
abundancia de datos sobre esta cuestión. Resumiendo muchos de estos estudios, Myers y Die
ner (1995) concluyeron que la pertenencia a un grupo étnico no se relacionaba con el bienes
tar subjetivo. Por ejemplo, los afroamericanos reportaron más o menos la misma cantidad de
felicidad que los estadounidenses de ascendencia europea y, de hecho, tuvieron niveles lige
ramente menores de depresión (Diener et al., 1993). Crocker y Major (1989) sugieren que las
personas de grupos sociales en desventaja mantienen su felicidad al valorar las actividades en
las que son buenos, al compararse con miembros de su propio grupo y al culpar de sus pro
blemas a sucesos que están fuera de su control.
¿Qué hay de las diferencias nacionales en el bienestar? ¿Las personas de ciertas nacio
nes son más felices que las de otras naciones? La respuesta parece ser sí. Un estudio impre
sionante de Diener, Diener y Diener (1995) examinó las puntuaciones de bienestar obtenidas
usando encuestas de probabilidad en 55 naciones. Las naciones muestreadas en este estudio
representaban 75% de la población del mundo. Los resultados se describen en el cuadro 13.3,
donde las naciones están ordenadas de acuerdo con la medida de bienestar. Viendo estas cla
sificaciones, ¿qué piensa que podría explicar las diferencias entre los países que estuvieron al
tos y bajos en bienestar?
Los investigadores pudieron reunir una gran variedad de otra información ambiental,
social y económica sobre cada uno de estos países, y probaron si cualquiera de estas variables
se correlacionaba con la felicidad nacional promedio. En el nivel nacional, los países más po
bres parecen poseer menor felicidad y satisfacción con la vida que los países más ricos. Las
naciones también difirieron en los derechos que proveen a sus ciudadanos. Los investigado
res encontraron que los países que proporcionaban menos derechos civiles y políticos tendían
a tener menor bienestar que los países donde los derechos civiles y las libertades individuales
estaban protegidos por las leyes. Otras variables nacionales, como la densidad de la población
y la homogeneidad cultural, mostraron sólo correlaciones menores con el bienestar. Diener et
al. (1995) concluyeron que las diferencias en el desarrollo económico de las naciones pueden
ser la fuente principal de diferencias en el bienestar subjetivo de las sociedades. Los investi
gadores que han llevado a cabo encuestas nacionales parecidas, pero en una escala menor, han
ofrecido hallazgos similares (Easterlin, 1974; Veenhoven, 1991a, 1991b).
CAPÍTULO T rece E m oción y p ersonalidad
Tales hallazgos podrían conducir a pensar que el dinero o el ingreso hace felices a las
personas. Éstas a menudo piensan que si obtuvieran un poco más de dinero o bienes materia
les, serían más felices. Algunos creen que si ganaran la lotería serían felices por el resto de su
vida. Los investigadores han encontrado que no hay una respuesta simple a la cuestión acer
ca de si el dinero hace feliz a la gente (Diener y Biswas-Diener, 2002).
La investigación sobre las circunstancias objetivas de la vida de una persona, edad, se
xo, etnia, ingreso, etc., muestra que éstas importan muy poco en la felicidad general, pero sa
bemos que las personas difieren entre sí y que, aunque atraviesen por las dificultades y
decepciones de la vida, son más felices que otras de manera consistente. Costa, McCrae y
Zonderman (1987) encontraron, en un estudio de 5 000 adultos, que las personas que eran fe
lices en 1973 también lo eran 10 años después, a pesar de experimentar muchos cambios en
la vida. ¿Qué más podría explicar por qué algunas personas son más felices que otras de ma
nera consistente?
O
E
o
cr
03
A ño
Figura 13.2
¿El gran crecimiento en el ingreso promedio se ha visto acompañado por un aumento en la felicidad promedio dentro de Estados
Unidos? Adaptado de Myers, 2000. “The Funds, Friends, and Faaitl of Happy People”, American Psychologist, 55-57, figura 1.
Copyright © 2000 por la American Psychological Association. Reimpreso con autorización.
felicidad con los de personas con antece que este grupo de personas privilegiadas una vez que se satisfacen e sas necesida
dentes similares que no ganaron grandes en extremo no eran significativamente des, la investigación sugiere que hay poco
cantidades de dinero. Dentro de seis me más felices que un grupo control de perso en la noción que mayor riqueza producirá
se s de ganar, se encontró que los nuevos nas con ingresos modestos. De hecho, un aumento en la felicidad. Diener et al.
ricos ganadores de la lotería no eran más 3 7 % de estas personas ricas en extremo (1995), por ejemplo, encontraron que la co
felices que los sujetos en el grupo control. era menos feliz que el estadounidense rrelación entre el ingreso personal y la fe
Al parecer, ganar la lotería no es tan bue promedio. licidad es +.12 en Estados Unidos. Aunque
no como suena, al menos no en función de ¿Qué podemos concluir acerca del esta correlación no es negativa, es difícil
hacer a una persona feliz de manera per dinero y la felicidad? Es probable que la que sea lo bastante grande para pensar
manente. En un estudio relacionado, Die- conclusión m ás razonable sea que, debajo que tener un ingreso enorme, por sí solo,
ner, Horwitz y Emmons (1985) hicieron que de un nivel de ingreso muy bajo, es muy lo hará feliz. Lo que las personas ricas de
49 de las personas más ricas en Estados poco probable que una persona sea feliz. ciden hacer con su dinero puede tener
Unidos (de acuerdo con la lista anual pu Se r capaz de satisfacer las necesidades más que ver con su felicidad potencial que
blicada en la revista Forbes) completaran básicas de la vida (alimentación, abrigo, el simple hecho de tener mucho dinero.
cuestionarios de felicidad. Encontraron seguridad) parece crucial. Sin embargo,
Parte C uatro El dom in io co,giios(titivo-exporinie])tal
Personalidad y bienestar En 1980, los psicólogos Paul Costa y Robert McCrae conclu
yeron que las variables demográficas, como género, edad, etnia e ingreso, explicaban sólo
alrededor de 10 a 15% de la variación en felicidad, una estimación confirmada por otros
(Myers y Diener, 1995). Esto deja sin explicar mucha de la varianza en el bienestar subjeti
vo. Costa y McCrae (1980) propusieron que la personalidad podría tener algo que ver con
la disposición que tienen ciertas personas para ser felices y, así, investigaron esto. Los po
cos estudios existentes en esa época sugerían que las personas felices eran extrovertidas y
sociables (Smith, 1979), estables en lo emocional y con neuroticismo bajo (Wessman y Ricks,
1966).
Costa y McCrae usaron dicha información para plantear la teoría de que puede haber
dos rasgos de personalidad que influyen en la felicidad: extraversión y neuroticismo. Es más,
Costa y McCrae hicieron predicciones específicas acerca de la forma exacta en que la extra
versión y el neuroticismo influían en la felicidad. Su idea era simple y elegante. Comenzaron
por plantear que la felicidad era la presencia de niveles relativamente altos de afecto positivo,
y niveles relativamente bajos de afecto negativo, en la vida de una persona a lo largo del tiem
po. La extraversión, sostenían, influía en las emociones positivas de una persona, mientras el
neuroticismo determinaba las emociones negativas.
Costa y McCrae (1980; McCrae y Costa, 1991) encontraron que su modelo era apoya
do por la investigación posterior. La extraversión y el neuroticismo predijeron las cantidades
de emociones positivas y negativas en la vida de las personas y, por tanto, contribuyeron en
gran medida al bienestar subjetivo. De hecho, la extraversión y el neuroticismo explicaron
hasta tres veces la variación en la felicidad entre personas, en comparación con todas las va
riables demográficas comunes (por ejemplo, edad, ingreso, género, educación, etnia, religión)
en conjunto. Parece que tener la combinación correcta de rasgos de personalidad (extraver
sión alta y neuroticismo bajo) puede contribuir mucho más a la felicidad que el género, etnia,
edad y todas las otras características demográficas. Su modelo del bienestar se describe en la
figura 13.3.
Desde el estudio original de Costa y McCrae en 1980, más de una docena de estudios
han replicado el hallazgo de que la extraversión y el neuroticismo son correlatos de persona
lidad sólidos del bienestar (resumidos en Rusting y Larsen, 1998b). Sin embargo, todos estos
estudios han sido correlativos, y han adoptado, por lo general, la forma de administrar cues
tionarios de personalidad y bienestar, y luego han examinado las correlaciones.
Los estudios correlativos no pueden determinar si hay una conexión causal directa en
tre la personalidad y el bienestar, o si la personalidad conduce a uno a vivir un determinado
estilo de vida y que ese estilo, a su vez, hace feliz a uno. Por ejemplo, ser neurótico puede con
ducir a estar más preocupado y ser más quejumbroso. A otras personas les disgusta estar cer
ca de alguien que se preocupa mucho y siempre se está quejando, así que las personas pueden
Figura 13.3
La influencia de la extraversión y el neuroticismo en el bienestar subjetivo, haciendo a una persona
susceptible al efecto positivo y negativo. Adaptado de Costa y McCrae, 1980.
Capítulo T rece E m oción y personalidad
R a sg o s de Afecto
extroversión positivo
Bienestar
subjetivo
R a s g o s de Afecto
neuroticism o negativo
Situaciones que
tienen el potencial
de producir afecto
negativo
Figura 13.4
Dos modelos de la relación entre variables de personalidad y bienestar subjetivo. Panel A: modelo
que muestra un efecto directo de la personalidad en la vida emocional, mientras los sucesos de la
vida son amplificados por los rasgos de personalidad, lo que produce emociones positivas o negativas
más intensas para los sujetos altos en extroversión o neuroticismo, respectivamente. Panel B: modelo
de la relación indirecta entre personalidad y vida emocional. Aquí la personalidad causa que uno
desarrolle un estilo de vida, y que ese estilo a su vez fomente afecto positivo o negativo para las
personas de extroversión o neuroticismo altos, respectivamente.
Parte C uatro El dom in io co g a o sà liv o -ex p eriin en ta l
evitar a la que es alta en neuroticismo. En consecuencia, la persona puede ser solitaria e infe
liz; sin embargo, esta infelicidad puede deberse al hecho de que la persona aleja a los demás
al quejarse todo el tiempo. El neuroticismo de la persona lo lleva a crear ciertas situaciones
en la vida, como hacer sentir incómodos a otros, y estas situaciones a su vez hacen infeliz a
la persona (Hotard et al., 1989).
Esto se puede contrastar con una visión diferente de la relación causal entre personali
dad y bienestar, en la cual la personalidad se ve como causante directa de que las personas
reaccionen a las mismas situaciones con diferentes cantidades de emociones positivas o nega
tivas, influyendo, por tanto, en forma directa en su bienestar. Una persona neurótica puede res
ponder con más emoción negativa, aun a la situación idéntica, que una persona baja en
neuroticismo. Estos dos modelos diferentes de la relación entre personalidad y bienestar, los
modelos directo e indirecto, se describen en la figura 13.4. En el modelo indirecto (panel b),
la personalidad causa que la persona cree un estilo de vida determinado, y el estilo de vida, a
su vez, causa la reacción emocional. En el modelo directo (panel a), aun cuando son expues
tas a situaciones idénticas, ciertas personas responden con más emociones positivas y negati
vas, según su nivel de extroversión y neuroticismo.
Larsen y sus colegas (por ejemplo, Larsen, 2000a; Larsen y Ketelaar, 1989, 1991; Rus-
ting y Larsen, 1998b; Zelenski y Larsen, 1999) han realizado varios estudios acerca de si los
rasgos de personalidad de extroversión y neuroticismo tienen un efecto directo en la respues
ta emocional. En estos estudios, los participantes fueron sometidos a una inducción de esta
do de ánimo en el laboratorio. En un estudio, los sujetos atendieron a imágenes guiadas de
escenas muy agradables (un paseo en la playa) o escenas muy desagradables (tener un amigo
muriendo de una enfermedad incurable). En otros estudios, las emociones de los participan
tes fueron manipuladas al hacer que vieran fotografías agradables o desagradables. Antes de
la sesión de laboratorio se obtuvieron sus puntuaciones de personalidad en extroversión y neu
roticismo con un cuestionario. Los investigadores pudieron determinar entonces si las puntua
ciones de extroversión y neuroticismo predecían las respuestas a las inducciones de estado de
ánimo en el laboratorio. A lo largo de varios estudios, el mejor predictor de la sensibilidad a
la inducción del estado de ánimo positivo fue la variable de personalidad de la extroversión.
El mejor predictor de las respuestas a la inducción del estado de ánimo negativo fue el neuro
ticismo. Parece que es fácil poner de buen humor a un extrovertido, y fácil poner de mal hu
mor a una persona alta en neuroticismo. Es más, estos estudios de laboratorio sugieren que la
personalidad actúa como un amplificador de los sucesos de la vida, en el que los extroverti
dos muestran emociones positivas amplificadas a los sucesos buenos y los sujetos altos en
neuroticismo muestran emociones amplificadas en los malos. Estos hallazgos son importan
tes porque sugieren que la personalidad tiene un efecto directo en las emociones y que, aun
bajo circunstancias controladas, las personas responden de manera diferente a los sucesos
emocionales en su vida, según sus personalidades.
icaeión
Un programa para incrementar la felicidad. Los psicólogos saben mucho acerca de lo que se co
rrelaciona con la felicidad, ¿pero qué pueden recomendarle a la persona promedio que desea
mantener o aumentar sus niveles del rasgo de la felicidad? Buss (2000) ha identificado varias
estrategias para mejorar las probabilidades de uno de ser feliz. Además, Fordyce (1988) (véase
también Swanbrow, 1989) ha elaborado un programa práctico para aplicar lo que se sabe sobre
la felicidad en la vida cotidiana. Y Larsen (2000a; Larsen y Prizmic, 2004) propuso una colec
ción de estrategias para afrontar y mejorar la vida emocional de uno. La mayoría de los psicó
logos cree que la felicidad es algo por lo que las personas deben trabajar (Csikszentmihalyi,
1999,2000). El siguiente es un resumen de muchos de los consejos proporcionados por estos psi
cólogos:
Capítulo T rece E m oción y personalidad m
1. Pase tiempo con otras personas, en particular amigos, familiares y seres queridos. La
característica común a la mayoría de todas las personas felices es una disposición a
ser sociable, a extraer satisfacción por estar con otros. Cultive un interés en otras
personas. Tómese la molestia de pasar tiempo con amigos y seres queridos. Trate de
conocer a los que lo rodean.
2. Busque retos y significado en su trabajo. Si las relaciones satisfactorias son la
primera prioridad, la segunda es tener un trabajo que encuentre agradable. Las
personas felices disfrutan su trabajo y trabajan duro en lo que hacen. Si no encuentra
gratificante su empleo actual (o su carrera universitaria), entonces considere cambiar
a algo que encuentre más valioso. Un trabajo que es desafiante, pero dentro de su
nivel de habilidad, por lo general es el más satisfactorio.
3. Busque formas de ser útil para otros. Ayudar a otros puede hacerlo sentir bien
consigo mismo y darle el sentimiento de que su vida es significativa. Por tanto,
ayudar a otros proporciona un aumento de la autoestima. También tiene un segundo
beneficio; ayudar a alguien más puede apartar su mente de sus propios problemas o
puede hacer que sus problemas parezcan pequeños en comparación. Hay muchas
causas que valen la pena y numerosas organizaciones que le dan la bienvenida a los
voluntarios.
4. Tome tiempo para sí mismo; disfrute las actividades que le brindan placer. No espere
a encontrar tiempo para su pasatiempo o actividad favoritos. En cambio, tómese
tiempo. Muchas personas aprenden a llevar un calendario cuando están en la
universidad para programar su trabajo y otras obligaciones. Úselo también para
programar cosas divertidas. Aparte tiempo para leer un libro, ver una película, hacer
ejercicio con regularidad o hacer cualquier cosa que disfrute. Piense en lo que le
proporciona placer y aparte tiempo en su ocupado programa para esas actividades.
5. Manténgase en forma. El ejercicio se asocia de manera positiva con el bienestar
emocional. El ejercicio no necesita ser intenso o muy frecuente para proporcionar el
beneficio emocional. Participar en deportes de equipo, bailar, montar en bicicleta,
nadar, practicar la jardinería o incluso caminar, si se hace con un paso enérgico, es
todo lo que se requiere. No parece importar cuál sea la actividad, en tanto se mueva
lo suficiente para mantenerse en forma.
6. Tenga un plan, pero esté abierto a nuevas experiencias. Tener una vida
organizada le permite a la persona lograr mucho. Sin embargo, en
ocasiones los momentos más divertidos en la vida no están planeados. Esté
abierto a probar cosas diferentes o a tener experiencias distintas; trate de ir a algún
lugar en el que no haya estado antes, trate de hacer una actividad rutinaria en una
forma un poco diferente o trate de ser algo sin pensarlo. Sea flexible, más que rígido,
y trate de evitar estancarse en la rutina.
7. Sea optimista. Ponga una cara sonriente, silbe una tonada alegre, mire el contorno
plateado de las nubes. Claro, suena demasiado bueno para ser verdad, pero actuar
en forma feliz y tratar de ver el lado bueno de las cosas puede hacer mucho para
hacerlo sentir feliz. Trate de evitar el pensamiento negativo. No haga declaraciones
pesimistas, aun para sí mismo. Convénzase de que la taza en realidad está medio
llena.
8. No deje que las cosas se salgan de proporción. En ocasiones cuando sucede
algo malo, parece que es el fin del mundo. Las personas felices tienen la
capacidad para retroceder y ver las cosas en perspectiva, piensan en sus
opciones y acerca de las otras cosas en su vida que van bien, en lo que pueden hacer
para resolver sus problemas o lo que deben evitar en el futuro. Pero no piensan que
es el fin del mundo. Preguntarse con frecuencia “¿Qué es lo peor que puede resultar
de esto?” le ayudará a poner las cosas en perspectivas.
No es probable que sólo desear la felicidad haga que ésta suceda. Los psicólogos están
de acuerdo en que las personas tienen que trabajar para ser felices; para superar los su
cesos desagradables de la vida, las pérdidas y fracasos que le suceden a todos. Las es
trategias en la lista anterior pueden considerarse como un programa personal para
trabajar por la felicidad.
Parte C uatro E l d o m in io m ffio s ritiv o -e x p e im e n ta l
Emociones desagradables
A diferencia de la emoción agradable, las emociones desagradables vienen en diversas varie
dades. Se expondrán tres emociones desagradables importantes que los psicólogos consideran
que tienen una disposición a las características: ansiedad, depresión e ira.
Rasgo de ansiedad y neuroticismo Recuerde que las personas que exhiben el rasgo de neu-
roticismo son vulnerables a las emociones negativas. El neuroticismo es una de las cinco
grandes dimensiones de la personalidad, y está presente, en alguna forma, en toda teoría im
portante de los rasgos de personalidad.
Varios investigadores han usado diferentes términos para el neuroticismo, como inesta
bilidad emocional, propensión a la ansiedad y afectividad negativa (Watson y Clark, 1984).
Los adjetivos útiles para describir a personas altas en el rasgo de neuroticismo incluyen mal
humorado, quisquilloso, irritable, ansioso, inestable, pesimista y quejumbroso. Hans Eysenck
(1967, 1990; Eysenck y Eysenck, 1985) sugirió que los individuos altos en la dimensión de
neuroticismo tienden a reaccionar en forma excesiva a los eventos desagradables, como frus
traciones o problemas, y que les toma más tiempo regresar a su estado normal después de es
tar molestos. Se irritan con facilidad, se preocupan por muchas cosas y parecen quejarse en
forma constante. Puede ser que haya escuchado la frase “No es feliz a menos que tenga algo
de qué preocuparse”. Bueno, es poco probable que en realidad la preocupación haga feliz a
una persona. Pero el hecho de que algunos individuos se preocupen casi todo el tiempo po
dría sugerir que hacerlo satisface una necesidad para ellos. Algunas personas se preocupan
por su salud (¿Esta tos fastidiosa será en realidad una señal de que tengo cáncer pulmonar?
¿Este dolor de cabeza podría en realidad ser un tumor cerebral?”). Otros se preocupan por
sus relaciones sociales (“Cuando esa persona me sonrió, ¿fue en realidad una sonrisa afecta
da?”). Y otros más se preocupan por su trabajo (“¿Por qué parece que no puedo hacer tanto
trabajo como mis amigos?”).
Además de la preocupación y la ansiedad, la persona alta en la dimensión de neuroticis
mo experimenta con frecuencia episodios de irritación. Una forma interesante de ilustrar es
to es pedir a las personas que enumeren todas las cosas que las han irritado durante la semana
anterior. Quizá ver a alguien escupir en público es irritante para muchas personas. O ver a al
guien con una nariz y cejas perforadas podrían mencionarse como irritantes. O incluso ver a
una pareja besándose en público. Si los sujetos escribieran todas las cosas que los irritan, en
contraría que las personas altas en neuroticismo tendrían listas mucho más largas que las per
sonas bajas en neuroticismo. Las personas altas en neuroticismo se molestan con frecuencia,
aun por las transgresiones más pequeñas (“Fui a la tienda y alguien estaba estacionado en el
carril para bomberos. Eso en verdad me irrita. Luego mi profesor de matemáticas llevó el mis
mo traje y la misma corbata por dos días seguidos. Qué imbécil: ni siquiera puede cambiar su
corbata cada clase”). La persona alta en neuroticismo es un quejumbroso, y otros aprenden rá
pido que dicha persona se quejará casi por todo: “Esa persona que conduce el automóvil fren
te a nosotros cambió de carril sin usar su señal direccional; ¡es un completo idiota!”
sión y buscando formas de ayudar a las personas que sufren de los efectos debilitantes de és
ta (véase el cuadro 13.4).
Teoría cognoscitiva de Beck Muchos investigadores han enfatizado ciertos estilos cognos
citivos como un tipo de condición preexistente que hace a las personas vulnerables a la depre
sión (Larsen y Cowan, 1988). Uno de estos investigadores es Aaron Beck (1967), quien ha
escrito en forma extensa sobre esta teoría cognoscitiva de la depresión. Sugiere que la vulne
rabilidad se encuentra en un esquema cognoscitivo particular, o forma de ver al mundo. Un
esquema es una forma de procesar la información que llega, una manera de organizar e inter
pretar los hechos de la vida diaria, como se mencionó en el capítulo 12. El esquema cognos-
• citivo implicado en la depresión, de acuerdo con Beck, distorsiona la información que llega
en una forma negativa, la cual deprime a la persona.
De acuerdo con Beck, hay tres áreas importantes de la vida que son influidas más por
el esquema cognoscitivo depresivo. Esta tríada cognoscitiva incluye información acerca del
ser, del mundo y del futuro. La información sobre estos aspectos importantes de la vida es dis
torsionada en formas específicas por el esquema cognoscitivo depresivo. Por ejemplo, des
pués de salir mal en un examen de práctica, una persona depresiva podría decirse: “Soy un
fracaso total.” Este es un ejemplo de la distorsión por sobregeneralización aplicada al yo. La
sobregeneralización es tomar un caso y generalizarlo a muchos otros o a todos. El término le
go para esto es “inflar las cosas fuera de toda proporción”. La persona puede haber fallado en
un examen, pero esto no significa que sea un fracaso total. El mismo estilo sobregeneraliza-
• Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días.
• Capacidad disminuida para concentrarse o tomar decisiones casi todos los días.
dor puede aplicarse al mundo (“Si algo puede salir mal, saldrá mal”) y el futuro (“¿Por qué
molestarme en intentarlo, cuando todo lo que hago está condenado a fallar?”). En la teoría de
Beck, hay muchas otras distorsiones cognoscitivas, como hacer inferencias arbitrarias (saltar
a una conclusión negativa, aun cuando la evidencia no la apoya), personalizar (asumir que to
do es su culpa) y catastrofizar (pensar que siempre ocurrirá lo peor). Estos elementos cognos
citivos se describen en la figura 13.5.
De acuerdo con la influyente teoría de Beck (1976), la depresión es el resultado de apli
car estas distorsiones cognoscitivas a la información de la vida diaria. Las cuales se aplican
rápido y fuera de la conciencia inmediata, lo que produce un flujo de pensamientos negati
vos automáticos, el cual afecta en forma profunda la forma en que la persona siente y actúa
(“No soy bueno. El mundo está contra mí. Mi futuro es sombrío”). La persona que piensa
que es un fracaso total con frecuencia actúa como tal e incluso pueden dejar de intentar ha
cerlo mejor, creando una profecía que se cumple sola. Es más, los sentimientos depresivos
conducen a más distorsiones, esto a su vez lleva a más sentimientos malos, etc., en un ciclo
que se perpetúa a sí mismo. Beck diseñó una forma de terapia para cambiar las distorsiones
cognoscitivas de las personas. En pocas palabras, esto implica desafiar las distorsiones de las
personas, como al preguntar “¿En verdad cree que es un fracaso total porque reprobó ese
examen?”
"R e cib í una mala " S i algo puede salir "P o r q u é molestarme
calificación en este mal con este proyecto, en intentarlo, todo
Sobregeneraíización ensayo..., parece saldrá mal," lo que hago resulta
que no puedo hacer ser un fracaso."
nada bien."
J
"El profesor no tuvo " A este profesor no "E sto y se gu ro que
tiempo de verm e hoy. le importa... es probable todos los profesores í;
Inferencias
Es probable que no le que ninguno de los que tendré serán
arbitrarias
agrade." profesores se preocupen malísimos, igual
por los estudiantes." que éste."
" M i equipo de softbol "E sto me recuerda todas " E s probable que
perdió hoy... y todo las ve ce s que mi equipo nunca esté en un
Personalización es mi culpa." perdió cuando estaba equipo ganador..."
en la primaria."
Figura 13.5
Modelo cognoscitivo de la depresión de Beck, que muestra cómo se aplican las distorsiones al
procesamiento de la información acerca del ser, el mundo y el futuro de uno. Estas distorsiones
cognoscitivas promueven la depresión.
Capítulo T rece E m oción y personalidad
Biología de la depresión Las células nerviosas en el cerebro se comunican entre sí por me
dio de mensajeros químicos llamados neurotransmisores (capítulo 6). Estos neurotransmiso-
res se separan y pasan de una neurona a otra a través de un espacio, llamado sinapsis (figura
13.6). La primera neurona se llama neurona presináptica y la segunda postsináptica (neurona
rgw después de la sinapsis). Si el neurotransmisor llega a la neurona postsináptica con inten
sidad suficiente, la señal nerviosa continúa su camino hacia la conclusión de la acción que se
pretendía; por ejemplo, cambiar el canal con el control remoto, leer otra oración en un libro,
mirar con coquetería a alguien que le agrada. Cuando alguien está deprimido, se piensa que
hay desequilibrios en los niveles de neurotransmisores en el cerebro. Las personas deprimidas
con frecuencia describen que se sienten embotadas, como si no tuvieran energía para hacer lo
que desean. La teoría de los neurotransmisores de la depresión sostiene que este problema
emocional puede ser el resultado de un desequilibrio en los neurotransmisores en las sinapsis
de su sistema nervioso. Los neurotransmisores que se consideran más implicados en la depre
sión incluyen: norepinefrina (también llamada noradrenalina), serotonina y, en un menor gra
do, dopamina. Muchos de los fármacos usados para tratar la depresión se dirigen con exactitud
Vesículas sinápticas
Neurona
presináptica
Neurotransmisor
Sinapsis
Receptores
Neurona postsináptica
Figura 13.6
Diagrama de la sinapsis entre dos neuronas, que ilustra cómo deben liberarse los
neurotransmisores, cruzar la sinapsis y unirse con los receptores en la neurona
postsináptica a fin de que un impulso nervioso continúe su camino hasta
completarlo.
Parte C uatro El dom in io co.iíiioscitivo experim ental^
a estos neurotransmisores. Por ejemplo, Prozak, Zoloft y Paxil inhiben la reabsorción de se-
rotonina en la sinapsis, lo que produce un aumento en los niveles de este neurotransmisor en
el sistema nervioso. El medicamento Tofranil funciona para mantener un mejor equilibrio en
tre los niveles tanto de serotonina como de norepinefrina. No todas las personas con depre
sión son tratadas con éxito con esta clase de medicamentos, lo que sugiere que puede haber
variedades de depresión; algunas con una base más biológica, otras más reactivas al estrés o
con una base cognoscitiva.
Estudios recientes sugieren que el ejercicio podría ser útil aplicado al tratamiento de la
depresión, al menos para algunas personas (Dubbert, 2002). En su informe anual de 1996, el
secretario de salud de Estados Unidos documentó los beneficios del ejercicio para la promo
ción de la salud y la prevención de enfermedades, incluyendo la prevención de la depresión.
El uso de ejercicio en la asesoría de personas con depresión se describe en Pixon, Mauzey y
Hall (2003).
intentaba hacer enojar a una persona tardándose en forma deliberada, dudando antes de hacer
la siguiente pregunta, y pretendiendo no entender lo que la persona estaba tratando de decir.
Algunos individuos pueden encontrar este comportamiento bastante irritante y reaccionan de
una manera hostil o agresiva (Dembrowski y MacDougall, 1985; Dembrowski y Williams,
1989). Si el sujeto maldice o insulta al entrevistador, este comportamiento hostil también
cuenta hacia una puntuación tipo A más alta. Posteriormente, otros investigadores han publi
cado medidas de cuestionario del tipo A (por ejemplo, Jenkins, Zyzanski y Rosenman, 1976).
Conforme se acumuló la investigación, aumentó un consenso de que el tipo A en reali
dad no es un solo rasgo de personalidad, sino más bien un síndrome, o grupo de varios ras
gos, el cual incluye lucha por el logro, impaciencia, competitividad y hostilidad. Es más, estas
características no siempre ocurren juntas en las mismas personas. De la colección de rasgos
que definen el tipo A, los investigadores comenzaron a suponer que quizá sólo un rasgo es el
agente patógeno real. Se hizo evidente que el componente de hostilidad, más que cualquier
otro, era el factor más relacionado con la e c c (Wright, 1988). La tabla 13.5 presenta varios
cuestionarios utilizados para evaluar rasgos de ira.
Una segunda área de investigación se refiere al tipo A y la calidad de vida. De manera
interesante, el tipo A se ha asociado con un aumento en los niveles de ciertas experiencias
positivas en la vida, como la felicidad, la gratificación y la seguridad en sí mismo (Bryant y
Yarnold, 1990). También hay tendencias de edad en esta relación, como que las personas ti
po A se vuelven cada vez menos satisfechas conforme envejecen (Strube el al., 1985). Ade
más, a las personas tipo A se les dificulta relajarse y en ocasiones reportan que la recreación
pausada les produce estrés (Bryant, Yarnold y Morgan, 1991). Es claro que el tipo A es una
variable de personalidad interesante por sus relaciones complejas con el estilo de vida emo
cional.
Para algunas personas, la ira es una emoción que causa pérdida del control. La mayoría
de los prisioneros violentos tienen problemas con la autorregulación de esta potente emoción.
Los investigadores han especulado desde hace mucho que puede haber diferencias biológicas,
en particular en la función cerebral, entre las personas violentas y las no violentas. El psicó
logo Adrián Raine ha pasado muchos años examinando a algunos de los miembros más vio
lentos y agresivos de la sociedad estadounidense (por ejemplo, Raine, 2002; Raine y Brennan,
1997). En un estudio de asesinos violentos en especial, Raine y sus colegas (1998) mostraron
que estas personas exhibían una disminución en la actividad en las áreas prefrontales de sus
cerebros, aquellas áreas mencionadas antes que se asocian con la regulación emocional nor
mal. El psicólogo Jonathan Pincus también se ha especializado en el estudio de criminales vio
lentos. En una revisión de su trabajo, Pincus (2001) presenta información sobre la vida de
numerosos asesinos en serie y en casi todos los casos éstos habían sufrido de algún daño ce
rebral, ya sea por medio de violencia, lesiones accidentales o abuso excesivo de fármacos o
alcohol. Además, casi todos provenían de familias muy abusivas. En otro capítulo, Pincus pre
senta datos de que la presencia de daño cerebral en criminales violentos con más frecuencia
es en las áreas prefrontales. Una vez más, éstas son las áreas implicadas en el autocontrol. De
manera interesante, también fue esta área la que resultó dañada de gravedad en el caso de Phi-
neas Gage, comentado en el capítulo 6.
Frecuencia de la ira1
Duración de la ira
Magnitud de la ira
18 . Puedo hacerme enojar a mí mismo sobre algo en el pasado con sólo pensar en ello.
Entrada de la ira
2 0._____ Cuando oculto mi ira de otros, pienso en ello por un largo tiempo.
24 . Trato de hablar de los problemas con las personas sin dejar que sepan que estoy
enojado.*
27 . Si dejo que la gente vea la forma en que siento, me considerarán una persona con la
que es difícil llevarse bien.
2 9 ._____ Es difícil para mí dejar que las personas sepan que estoy enojado.
Salida de la ira
7 . Cuando estoy enojado con alguien, dejo que esa persona lo sepa.
1 2 ._____ Cuando estoy enojado con alguien, me desquito con quienquiera que esté cerca.
Capítulo T rece E m oción y personalidad
15. Una vez que dejo que las personas sepan que estoy enojado, puedo sacarlo de mi
mente.
19. Aun después de que he expresado mi ira, tengo problemas para olvidarlo.
Culpa
29. Es difícil para mí dejar que las personas sepan que estoy enojado.
Rumiar
15. Una vez que dejo que las personas sepan que estoy enojado, puedo sacarlo de mi
m e n te *
1 9 .___ __ A u n después de que he expresado mi ira, tengo problemas para olvidarme de ello.
20. Cuando oculto a otros mi ira, pienso en ello por mucho tiempo.
*
23. Cuando oculto a otros mi ira, lo olvido muy rápido.*
Discusión de la ira
24. Trato de hablar sobre problemas con las personas sin dejarles saber que estoy enojado.
Actitud hostil
8. He conocido m uchas personas que se supone son expertos que no son mejores que yo.
13. A lgu n os de mis am igos tienen hábitos que me molestan y me fastidian mucho.
21. Las personas pueden molestarme con sólo estar por ahí.
28. Estoy en guardia con personas que son m ás am istosas de lo que esperaba.
a. alguien me falla.
d. estoy demorado.
e. alguien me avergüenza.
'El grupo de reactivos dentro de las 10 subescalas del rasgo de Ira. El número al frente de cada reactivo indica el lugar de éste en el
cuestionario original. Los reactivos se agrupan en subescalas para que el estudiante observe cuales reactivos valoran los compo
nentes del rasgo ira.
*lndica que los reactivos fueron revertidos antes de ser valorados. Revisar el capítulo 4 donde se afirma que los reactivos pueden
ser revertidos con frecueencia por control del consentimiento. Los estudiantes pueden valorar sus respuestas al revertirías a los
reactivos y verlas en su totalidad para cada grupo de reactivos.
Fuente: Adaptado de Siegel, J. M. (1986). "The Multidimensional Anger Inventory", J o u rn a l o f P erso n ality a n d S o c ia l P sychology, 51,
191-200. Derechos reservados por la American Psychological Association.
Pakte Cuatro El d o m in io co^n oscitivo-experim en lal
Figura 13.7
Datos de sujetos individuales que llevaron un diario de estado de ánimo todos los días durante tres
meses consecutivos, a) Datos del sujeto A. b) Datos del sujeto B, quien tenía estados de ánimo mucho
más intensos y cambios de estado de ánimo más grandes día con día que el sujeto A.
Parte C uatro El d o m in io co.gnoscilivo-experim enliil
C u a d ro 1 3 .6 C u e s t io n a r io m ía
N unca Casi nunca En o c a sio n es Por lo general Casi siem pre Siempre
t 2 3 4 5 6
6 . ___ __ M is em ociones tienden a ser más intensas que las de la mayoría de las personas.
7 . ___ __ M is estados de ánimo felices son tan intensos que siento como si estuviera en el cielo.
12.___ __ Cuando estoy feliz, es un sentimiento de estar sin problemas y contento, m ás que
entusiasm ado y excitado.
1 3.___ __ Cuando hablo frente a un grupo por primera vez, mi voz se pone temblorosa y mi
corazón se acelera.
14.___ __ Cuando sucede algo bueno, por lo general estoy m ás jubiloso que otros.
1 6.___ __ Los recuerdos que me gustan más son de aquellos tiempos en que me sentía contento y
tranquilo, m ás que entusiasm ado y apasionado.
18.___ _ _ Cuando me siento bien, es fácil para mí pasar de estar de buen humor a estar realmente
feliz.
25. Cuando hago algo mal, tengo sentimientos intensos de vergüenza y culpa.
27. Cuando las co sa s salen bien, me siento "en la cima del mundo".
29. Cuando sé que he hecho algo muy bien, me siento relajado y contento, m ás que
excitado y eufórico.
32. Cuando estoy excitado por algo, deseo compartir mis sentimientos con todos.
34. Es probable que mis amigos dirían que soy una persona tensa, o "m uy nerviosa".
38. Cuando alguien me hace un cumplido, me siento tan feliz que podría "estallar".
40. Cuando estoy feliz, el sentimiento es más como satisfacción y calma interior que uno de
ánimo y excitación.
quieren varias semanas o más de reportes diarios del estado de ánimo para generar una pun
tuación de intensidad del afecto compuesta confiable para cada individuo. En consecuencia,
se ha elaborado una medida de cuestionario de la intensidad del afecto que permite una eva
luación relativamente rápida del estilo emocional de una persona en función de la intensidad.
El cuadro 13.6 enumera los 40 reactivos de este cuestionario, llamado Medida de Intensidad
del Afecto (m ía ) (Larsen y Diener, 1987).
Un aspecto importante del rasgo de intensidad del afecto es que no podemos decir en
realidad si es malo o bueno estar bajo o alto en este rasgo. Tanto las consecuencias positivas
como negativas se relacionan con obtener puntuaciones altas o bajas. Las personas con pun
tuaciones altas, por ejemplo, obtienen un sinnúmero de entusiasmo de la vida, disfrutando
máximos de entusiasmo, alegría y participación emocional positiva. Por otra parte, cuando
las cosas no están saliendo bien, las personas con puntuaciones altas son propensas a reac
ciones emocionales negativas intensas, como la tristeza, la culpa y la ansiedad. Además, de
bido a que los sujetos con puntuaciones altas tienen experiencias frecuentes de emociones
extremas (tanto positivas como negativas), tienden a sufrir las consecuencias físicas de esta
participación emocional. Las emociones activan el sistema nervioso simpático, haciendo que
la persona se excite. Incluso las emociones positivas intensas activan el sistema nervioso
simpático y producen un desgaste del sistema nervioso. Las personas con puntuaciones altas
tienden a exhibir síntomas físicos que resultan de sus estilos de vida emocionales crónicos,
Parte Ci atro El d om in io co.gnoscitivo-expcriiiiental
como tensión muscular, dolor de estómago, dolor de cabeza y fatiga. Un hallazgo interesan
te es que, aun cuando reportan más de estos síntomas físicos, las personas con puntuaciones
altas no son infelices ni están molestas en particular por ellos (Larsen, Billings y Cutler,
1996). Las entrevistas con personas de puntuaciones altas por lo general muestran que no de
sean cambiar su nivel de intensidad emocional. Parecen preferir la participación emocional,
los altibajos y la excitación fisiológica que acompaña su estilo de vida muy emocional (Lar-
sen y Diener, 1987).
Los individuos con intensidad de afecto baja, por otra parte, son estables y de manera
típica no se molestan con mucha facilidad. Aun cuando suceden eventos negativos, mantienen
un estado emocional uniforme y evitan los baches del afecto negativo. El precio que pagan es
tas personas por esta estabilidad emocional, sin embargo, es que no experimentan sus emocio
nes positivas con mucha intensidad. Su falta de máximos de frenesí, entusiasmo, compromiso
emocional y alegría que le dan vigor a su vida de individuos de intensidad de afecto alto. Sin
embargo, los individuos con intensidad de afecto bajo no pagan el precio de los síntomas fí
sicos y psicosomáticos que acompañan a la personalidad con intensidad de afecto alto.
res. Por ejemplo, Larsen y Diener (1987) reportaron que la intensidad del afecto se relaciona
con las dimensiones de personalidad de nivel de actividad alto, sociabilidad y excitabilidad.
Los individuos con intensidad de afecto alta tienden a tener un estilo de vida vigoroso y diná
mico, tienden a ser sociables y a disfrutar la compañía de otros, y tienden a buscar las cosas
estimulantes y excitantes para hacer en su vida diaria. Durante una entrevista, una persona con
intensidad de afecto alta reportó que, para ella, lo peor en la vida era estar aburrida. Reportó
que con frecuencia hacía cosas para animar su vida, como hacer bromas a sus compañeras de
dormitorio. Aunque dichas actividades en ocasiones la metían en problemas, sentía que valía
la pena para obtener la estimulación. Otro sujeto con intensidad de afecto alta se describió a
sí mismo como un “adicto a la intensidad”, enganchado a la necesidad de un estilo de vida es
timulante en lo emocional.
Figura 13.8
Calidad de la vida emocional como una función del contenido (equilibrio hedonista) y el estilo
(intensidad del afecto).
RESUMEN Y EVALUACIÓN
Las emociones pueden considerarse como estados o como rasgos, y ambos son patrones de
experiencia, cambios fisiológicos y cambios en el comportamiento, o tendencias de acción.
Los estados emocionales son de corta duración y de manera típica son causados por un suce
so en el ambiente. Como rasgos, sin embargo, las emociones son patrones consistentes y es
tables de experiencia en la vida de una persona, donde estos patrones se deben sobre todo a la
personalidad de la misma. En este capítulo, se vieron las emociones como rasgos. Por ejem
plo, las personas difieren entre sí en la frecuencia con que se enojan, son felices o están de
primidas. Tales diferencias pueden ser útiles para describir aspectos de la personalidad.
El contenido emocional de los tipos de experiencias emocionales que es probable que
tenga una persona. Si conocemos, por ejemplo, el contenido típico de la vida emocional de
una persona, entonces sabemos las clases de emociones que es probable que experimente con
el tiempo.
El contenido emocional puede dividirse en forma amplia en emociones agradables y de
sagradables. En la categoría de emoción agradable están la felicidad y el juicio asociado de la
satisfacción en la vida. En las listas de emociones primarias de la mayoría de las personas, só
lo hay una emoción agradable importante, mientras que hay muchas variedades de emociones
desagradables. Desde una perspectiva de los rasgos, bajo las emociones agradables se expuso
la felicidad disposicional. Algunas personas son más felices que otras, y los psicólogos están
elaborando teorías y recopilando datos para entender por qué las personas difieren en felici
dad y cómo podrían incrementar su nivel del rasgo de felicidad.
Bajo el enfoque del contenido de las emociones desagradables disposicionales, se expu
sieron tres disposiciones: ansiedad, depresión e ira. El rasgo de ansiedad tiene muchos nom
Capítulo T rece E m oción y p ersonalidad
Emociones 407 Ilusiones positivas 414 Profecía que se cumple sola 430
Tendencias a la acción 408 Inducción de estado de ánimo 422 Teoría de los neurotransmisores de la
Análisis funcional 408 Neuroticismo 424 depresión 431
Estados emocionales 408 Sistema límbico 424 Hostilidad 432
Rasgo emocional 409 Cingulada anterior 425 Personalidad tipo A 432
Enfoque categórico 409 Corteza prefrontal 426 Síndrome 433
Enfoque dimensional 411 Depresión 428 Intensidad del afecto 436
Contenido 413 Modelo diátesis-estrés 429 Variabilidad del estado de ánimo 440
Estilo 413 Esquema cognoscitivo 429
Felicidad 414 Tríada cognoscitiva 429