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Santiago, catorce de julio de dos mil dieciséis.

Vistos:

Que en estos autos Rol N° 37.211-2015 sobre juicio

ordinario de indemnización de perjuicios en contra del

Fisco de Chile, la demandante, “Agrícola Las Palmas

Limitada”, dedujo recursos de casación en la forma y en el

fondo respecto de la sentencia pronunciada por la Corte de

Apelaciones de Valparaíso que, confirmando la de primera

instancia, decidió rechazar en todas sus partes la demanda.

El presente juicio ha tenido por objeto determinar si

le asiste al demandado responsabilidad extracontractual en

un incendio acaecido en dependencias de la Escuela de

Caballería Blindada de Quillota el día 23 de noviembre de

2011, el que terminó afectando una superficie de

aproximadamente 20 hectáreas de un predio vecino, que

explotaba comercialmente la actora, destruyendo parte

importante de sus plantaciones de paltos, chirimoyos y

otras especies, además de estropear el sistema de regadío

que se utilizaba en el sector afectado por el incendio.

El reproche que plantea la reclamante se funda en que

de acuerdo a lo determinado por los organismos públicos

competentes, se trató de un incendio de causa accidental,

esto es, “provocado por una causa antrópica (humana)

descuidada o negligente”, descartando expresamente la causa

natural o fortuita.

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Por su parte, el Fisco de Chile respondió que la

circunstancia que el incendio se haya iniciado en la ladera

de un cerro existente al interior del predio militar –en

una zona que estaría a más de un kilómetro al noreste de

las instalaciones principales del Regimiento Granaderos-,

no permite sostener que ello se haya debido a una conducta

negligente de algún funcionario del Ejército. Hace presente

que en ese sector, al momento de comenzar el incendio, no

había actividad ni transitaba personal militar ni terceros

ajenos.

Precisa, a continuación, que la investigación llevada a

cabo por el Ministerio Público no pudo establecer la causa

del incendio ni vincular su origen con alguna conducta

imputable a personal del Ejército, ni se pudo identificar

el punto de iniciación del fuego debido a que no se

encontraron rastros o vestigios de evidencias físicas de

interés criminalístico, lo que llevó a que el caso fuera

archivado.

Por sentencia de veintiuno de abril de dos mil quince,

el tribunal de primera instancia señaló que la

responsabilidad que se le atribuye al Fisco de Chile

descansa únicamente en que el incendio se habría producido

al interior del terreno asignado al Regimiento Granaderos,

estimando la juez a quo que tal postura jurídica de la

demandante implica alegar una responsabilidad objetiva.

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Sin embargo, expresa la sentenciadora, para hacer

efectiva una responsabilidad estricta u objetiva, es

necesario el mandato expreso del legislador. Pero, además,

añade que del análisis de la prueba documental acompañada

por ambas partes, es posible advertir que en el caso de

autos no puede atribuirse culpa en el obrar del agente,

toda vez que el fuego se origina en horario de colación,

dando aviso inmediato el personal militar, atacando

inicialmente las llamas, las que por condiciones del viento

se propaga hacia el sector de la pendiente del cerro, todo

lo cual configura un escenario del que no puede atribuirse

responsabilidad al Estado por los daños que ha sufrido la

actora.

Concluye así que resulta “contrario a derecho, el que

el Fisco deba responder extracontractualmente, indemnizando

daños, originados por un incendio, en relación al cual no

se vislumbra su nexo causal o una conducta reprochable, en

relación a la unidad militar de que se trata” (considerando

vigésimo noveno).

Apelada que fue esa decisión por la parte demandante,

la Corte de Apelaciones de Valparaíso la confirmó por

sentencia de tres de noviembre de dos mil quince.

En contra de esta última sentencia, la misma litigante

interpuso recursos de casación en la forma y en el fondo.

Se trajeron los autos en relación.

Considerando:

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I.- En cuanto al recurso de casación en la forma:

Primero: Que por el recurso de casación en la forma se

denuncia que la sentencia impugnada incurrió en la causal

prevista en el N° 4 del artículo 768 del Código de

Procedimiento Civil, esto es, el de ultra petita. Explica

que dicho vicio se configura por dos razones: la primera,

haber resuelto el caso sobre la base de una responsabilidad

objetiva jamás invocada por las partes; y la segunda, haber

concentrado su análisis en hechos no invocados en autos,

como es la conducta desplegada por el personal del

Regimiento con posterioridad al incendio.

En relación a la primera crítica, señala que los jueces

del fondo, apartándose claramente de lo discutido,

discurrieron que lo demandado se sustentaba en una

responsabilidad objetiva del Estado, la que supuestamente

se hacía derivar del solo hecho de haberse originado un

incendio en dependencias militares y de haberse propagado a

un predio vecino, desestimándose la demanda sobre la base

de que para instar por esta clase de responsabilidad –sin

culpa- se requeriría de un mandato expreso del legislador.

Sin embargo, pone de manifiesto que lo planteado fue una

demanda según las reglas generales de responsabilidad civil

por culpa o dolo, fundada principalmente en que hubo

negligencia en el origen del incendio.

En lo concerniente a la segunda censura, manifiesta la

recurrente que sólo alegó la responsabilidad que le cupo al

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demandado en la génesis del incendio, no obstante lo cual

los jueces del fondo decidieron la contienda examinando la

forma en que se combatió el incendio, desatendiendo el

origen del mismo, que fue lo debatido. En este sentido,

puntualiza que la sentencia pondera la prueba atinente a la

concurrencia de dolo o culpa respecto de la forma en que se

enfrentó el incendio una vez producido, en circunstancias

que ello no fue parte de la ilicitud alegada, toda vez que

el único reproche formulado dice relación con la

responsabilidad del demandado en la generación del

incendio.

Segundo: Que en lo concerniente a la crítica que se

formula a través de este primer arbitrio, esto es, que los

jueces de la instancia rechazaron las pretensiones

indemnizatorias de la actora por estimar erróneamente que

éstas se fundaban en una responsabilidad objetiva, sin

analizar si hubo negligencia del Regimiento Granaderos en

el origen del incendio, cuestión que era la debatida en

estos autos, cabe señalar que una atenta lectura de la

sentencia permite descartar tal reproche. En efecto, en el

motivo vigésimo noveno del fallo de primera instancia –

reproducido por el de segundo grado-, se indica que el

tribunal, una vez analizada la prueba documental acompañada

por ambas partes, llegó a la conclusión que “…no puede

atribuirse culpa en el obrar del agente (Regimiento

Granaderos de Quillota)…”, en razón del sector en que el

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incendio se inició -alejado de los lugares donde se

despliegan las principales actividades- y la hora en que

ello acaeció -de colación-, no vislumbrándose por los

sentenciadores, según refieren, un nexo causal entre el

daño reclamado con una conducta reprochable en que pudiera

haber incurrido personal de esa unidad militar.

En consecuencia, contrariamente a lo postulado por la

recurrente, la decisión de la controversia materia de esta

litis no ha sido resuelta considerando un estatuto de

responsabilidad distinto al invocado.

Tercero: Que, sin perjuicio de lo anterior, el

principio jurídico que emana del inciso penúltimo del

artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, indica que

el vicio que puede causar la anulación de una sentencia

debe ser corregido cuando el afectado haya sufrido un

perjuicio sólo reparable con la invalidación del fallo. Lo

anterior implica que se debe verificar el efecto negativo

que pudo haber generado el vicio en que se sustenta la

nulidad formal alegada; de lo contrario el presente recurso

debe ser desestimado si, en el evento de no haberse

incurrido en el defecto que se ha denunciado, la decisión

del asunto habría sido la misma.

Cuarto: Que en concordancia con lo expuesto, debe

resaltarse que aun cuando se coincidiera con la reclamante

que en la sentencia recurrida se vertieron argumentaciones

que, supuestamente, constituirían vicios de forma al haber

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entendido los sentenciadores que la acción invocaba una

responsabilidad objetiva del Fisco de Chile, extendiendo la

sentencia a puntos no sometidos a su decisión, ello no

tendrá influencia sustancial en lo dispositivo del fallo,

como se explicará al tratar el recurso de casación en el

fondo.

II.- En cuanto al recurso de casación en el fondo:

Quinto: Que a través de este recurso se acusa, en

primer término, que los sentenciadores del grado aplican y

fallan conforme a un estatuto de responsabilidad no

invocado en el proceso, prescindiendo del régimen general

de responsabilidad extracontractual contenido en el Código

Civil, atribuyéndole erróneamente a la demandante la

pretensión de perseguir la responsabilidad del Estado por

el solo hecho de haber comenzado un incendio en un recinto

militar que se propagó al predio de que es propietaria,

razonamiento que infringiría, por falta de aplicación, las

normas sustantivas contenidas en los artículos 2314, 2320,

2322 y 2329 del mencionado texto legal.

Enseguida, denuncia la transgresión de normas

reguladoras de la prueba, específicamente los artículos

425, 341 y 342 del Código de Procedimiento Civil, y 1698 y

1700 del Código Civil. En síntesis, expone que con los dos

informes periciales allegados a los autos –evacuados en la

investigación desformalizada realizada por la Fiscalía

Local de Quillota- se demuestra que la causa del incendio

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es clara: la acción descuidada o negligente de las personas

que con acceso restringido transitaban al interior del

regimiento el día de los hechos y, por consiguiente, el

hecho dañoso le es imputable al demandado.

Al respecto, acude insistentemente a uno de los

informes evacuados por la Policía de Investigaciones de

Chile de fecha 3 de enero de 2012, que concluyó lo

siguiente: “Sólo se pudo establecer que la causa principal

de dicho incendio correspondería a ‘Accidental’, o sea que

fue provocado por una acción antrópica descuidada y/o

negligente, originado en un recinto militar, de acceso

restringido y en un cerro de libre tránsito por los

militares para el deporte y el paseo de sus caballares”.

Sexto: Que en lo atinente a la transgresión del

artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto

ordena la apreciación del dictamen de peritos en

conformidad a las reglas de la sana crítica, se funda en

que los jueces del fondo no analizaron dos informes

periciales con arreglo a “las normas de la lógica y la

experiencia”, prescindiendo de sus conclusiones, las cuales

eran precisas en orden a que la causa del incendio

corresponde a la acción descuidada y negligente originado

en un recinto militar, de acceso restringido.

Sin embargo, debe advertirse que los informes periciales

que alude la recurrente –evacuados ambos por la Policía de

Investigaciones de Chile-, fueron practicados en el marco

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de la investigación penal que llevó a cabo la Fiscalía

Local de Quillota, no habiéndose ordenado, por tanto, su

realización en esta causa civil. De ello se sigue que no

puede darse a dichos informes el valor probatorio de un

informe pericial producido en el juicio, no resultando

pertinente entonces denunciar una eventual vulneración del

artículo 425 del Código de Procedimiento Civil.

Pero aún en la hipótesis de que deba dárseles el

tratamiento de prueba pericial, resulta indispensable para

la configuración del vicio hecho valer, que el recurso

describa y explique con claridad y precisión las reglas de

la lógica, máximas de experiencia o conocimientos

científicos que dejaron de ser considerados en el fallo, y

el modo concreto en que ello fue capaz de influir en lo

dispositivo del mismo. No obstante nada de ello acontece en

la especie, circunscribiéndose la recurrente a atribuir a

los jueces de la instancia haber vulnerado la citada norma

por no haber hecho suya la conclusión hipotética que uno de

esos peritajes consigna acerca del origen del incendio, la

cual, en todo caso, no aparece refrendada con el resto de

la prueba rendida en el juicio.

Séptimo: Que en lo que respecta a las otras normas

reguladoras de la prueba cuya infracción se acusa, la

reclamante se limita a aseverar que de haberse examinado la

prueba rendida en el proceso, los jueces habrían concluido

que el incendio es imputable a descuido o negligencia

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humana al interior del Regimiento y, consecuencialmente,

por aplicación de lo dispuesto en los artículos 2314, 2320

y 2322 del Código Civil, el Fisco debe indemnizar todos los

perjuicios que dicho siniestro causó en el predio que ella

explota. Sin embargo, este arbitrio no llega a plantear

hechos concretos que digan relación con la causa del

incendio, y que debieron ser establecidos por los jueces

del fondo de haber ponderado correctamente los medios de

prueba aportados. Efectivamente, la recurrente sólo postula

un actuar “negligente o descuidado” por parte de los

dependientes del demandado en la generación del incendio,

sin explicitar o describir circunstancias fácticas

determinadas sobre las que hace recaer la calificación que

efectúa, y a cuyo establecimiento los jueces de la

instancia habrían arribado de no desatender normas

reguladoras de la prueba.

Octavo: Que semejante deficiencia del recurso impide

que se pueda acceder a lo pedido, pues carece de los

antecedentes de hecho que autorizarían aplicar las normas

sobre responsabilidad extracontractual cuya transgresión se

denuncia.

Por estas consideraciones y de conformidad además con

lo dispuesto en los artículos 781 y 782 del Código de

Procedimiento Civil, se rechazan los recursos de casación

en la forma y en el fondo deducidos en lo principal y

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primer otrosí de fojas 1.090 en contra de la sentencia de

tres de noviembre de dos mil quince, escrita a fojas 1.089.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción a cargo de la Abogado Integrante señora

Etcheberry.

Rol N° 37.211-2015.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema

integrada por los Ministros Sra. Rosa Egnem S., Sra. María

Eugenia Sandoval G., y Sr. Manuel Valderrama R., y los

Abogados Integrantes Sr. Jorge Lagos G., y Sra. Leonor

Etcheberry C. No firma, no obstante haber concurrido a la

vista y al acuerdo de la causa, la Abogada Integrante Sra.

Etcheberry por estar ausentes. Santiago, 14 de julio de

2016.

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Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

En Santiago, a catorce de julio de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría


por el Estado Diario la resolución precedente.

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