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Crece el rechazo a los transgénicos en Tarija

Escrito por MARISOL COCA W. / EL PAÍS EN Oct 19, 2015


Diversos productos provenientes de la Argentina, Brasil y Perú, que son
comercializados de manera legal e ilegal en el territorio nacional, son
transgénicos, y a la larga se convierten en una bomba de tiempo para la salud,
porque generan la aparición de células cancerígenas. Está proliferación de
productos cuestionados crecientemente en el planeta ahora genera críticas y
alertas de especialistas, autoridades y dirigentes campesinos tarijeños. Pero, es
más el tema ya cuenta también con activistas que se oponen a esta polémica
variedad de alimentos.
Un alimento transgénico es un Organismo Genéticamente Modificado (OGM) para
resistir plagas, pesticidas, herbicidas, etc. Entre los más comunes y de frecuente
consumo están la soya y el maíz, ya sean de manera directa o previamente
procesadas en cereales, jugos, lácteos, harinas u otros. Es por ello, que, según
recomiendan diversos especialistas, a la hora de comprar un producto extranjero
se debe observar su composición y de verificarse que están elaborados en base a
oleaginosas es preferible descartarlos y optar por un producto natural.
El activismo anti transgénicos ya se inició en Tarija. Cristian Buitrago, miembro del
Colectivo el Hornero, dedicado a la concienciación sobre los daños nocivos que
provoca el consumo de alimentos, aseveró que toda la soya o maíz que entra al
país es transgénica, ya sea en granos o en productos procesados.
Este colectivo promovió una campaña “¿Sabes lo que consumes?”, a través de
encuestas y diálogos directos se detectó que de cada diez personas, solamente
una tiene conocimiento básico de lo que es un OGM. “Los Organismos
Genéticamente Modificados no sólo van afectar a la salud, sino que a la economía
–mencionó Buitrago–. Porque los que hacen uso de esta semillas ya no pueden
emplear otras”.
El consumo de transgénicos está ligado a la aparición de células cancerígenas,
afirmó el médico oncólogo, Alberto Castrillo. “Cuando se modifica una molécula de
cualquier alimento puede cambiar su fórmula para que sea más grande, con
mayor volumen –mencionó Castrillo–. La modificación puede producir sustancias
carcinógenas y esto puede ocasionar el despertar del cáncer en algunas
personas”.
Estas aseveraciones las respalda el estudio publicado en marzo por La
Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a la Agencia Internacional para la
Investigación sobre el Cáncer (IARC). Allí se establece que el herbicida glifosato,
componente fundamental de los elementos que complementan el uso de los
transgénicos es un posible cancerígeno para los humanos, y provee como
evidencia, un estudio publicado en la revista científica The Lancet Oncology
realizado por 17 expertos de 11 países.
El especialista dijo que las reacciones cancerígenas suelen manifestarse a los
ochos años de iniciado el consumo habitual, es una enfermedad de larga
evolución. “Al ser tumores demasiados pequeños no dan ningún síntoma –dijo el
galeno–. Es por eso que deben tener mucho cuidado en la alimentación”.
Desde la parte clínica no se recomienda consumir aquellos productos que
contengan alimentos a base de semillas genéticamente modificadas. Se debe
optar por una alimentación saludable rica en vegetales y frutas producidas sin uso
de agroinsumos o abonos químicos.

Campesinos
Hay sectores sociales y productivos que se resisten al uso de estas semillas
transgénicas, con el argumento de que son dañinas para la salud humana, al
contrario piden potenciar el cultivo convencional a través del apoyo al sector
campesino que se ve en desventaja frente a la internación de otros tipos de
alimentos.
El secretario de prensa y propaganda de la Federación Sindical Única de
Comunidades Campesinas (Fsucct), Eider Quiroga, manifestó su rechazo y
cuestionó a las empresas transnacionales dedicadas a la importación de semillas
transgénicas.
Consultado sobre qué productos transgénicos se identificaron en el mercado,
mencionó tomates y cebollas. Explicó que la semillas son comercializadas en las
casas dedicas a la venta de agroinsumos.
Quiroga mencionó que este tipo de alimentos pueden ser identificados porque se
muestran mejores a la vista, tienen una contextura uniforme, de gran tamaño.
“Lamentablemente la población elige aquellos productos más grandes –manifestó
Quiroga–. Es por eso que estamos en desventaja con nuestros productos nativos,
los cuales son más pequeños y pasan desapercibidos por la población”. Sin
embargo, valga remarcar, que oficialmente diversas empresas transnacionales
retiraron del mercado los tomates transgénicos hace ya varios años.
El ex dirigente campesino, Luís Alfaro, también está en contra de todo aquel
producto derivado de los OGM. Se optó por promover la producción y consumo de
productos naturales libres de consecuencias para la salud humana.
“Es escaso el nivel de control sanitario que tiene el Gobierno –dijo Alfaro–.
Estamos llevando alimentos a nuestra boca que a la larga nos cuesta mucho”.

Antecedentes
El informe de la Fundación Milenio dice que los OGM fueron plantados por primera
vez en 1996, a partir de la biotecnología; es decir, productos a los que se les han
insertado genes de otra especie para lograr resultados concretos, (crecimiento
más rápido, resistencia a plagas, tolerancia al frío o al calor, etc.).
En 2005, el gobierno del entonces presidente Carlos Mesa aprobó la producción y
comercialización de soya transgénica resistente al herbicida glifosato.

Los OGM se venden sin restricción alguna

Gran parte de los productos que ingresan de los países vecinos hacia territorio
nacional son producidos a base de semillas transgénicas, algunos se internan por
la vía legal y otros por contrabando. Al no existir una restricción que prohíba su
venta, se comercializan de manera libre y sin ningún logotipo que facilite su
identificación.
Van desde galletas, jugos, refrescos, cereales u otros que al verificar su
composición contienen ingredientes como la soya o el maíz, oleaginosas que
derivan de los OGM. También lo están las frutas, que por su apariencia externa
son las preferidas a la hora de elegir entre una criolla.
La responsable de la Oficina de Defensa del Consumidor en Tarija, Mónica
Jurado, admitió que existe un crecimiento de estos productos en el mercado
interno, lo que dificulta frenar su comercialización, lo único que queda por hacer es
el etiquetado para que el destinatario final sea quien tome la decisión final.
El Decreto Supremo 2452 del 15 de julio instruye la obligatoriedad de que todo
alimento genéticamente modificado esté identificado para que el consumidor final
tome la decisión de adquirirlo o rechazarlo.
El artículo seis de la normativa establece que el etiquetado se realizará de forma
progresiva e iniciará a partir del 2 de enero de 2016. El proceso debe terminar
hasta el 31 de diciembre de 2017. Respecto a los alimentos de producción
primaria (materia de origen animal o vegetal fresco), especifica que se iniciará el
proceso de etiquetado a partir del 2 de enero de 2017 y debe concluir hasta el 31
de diciembre de 2019. Ambos, conforme a cronogramas establecidos en la
reglamentación técnica.
La norma es de aplicación obligatoria para todos los alimentos producidos en el
país o importados y destinados al consumo que tengan o procedan de
transgénicos.
Los encargados de los controles son el Servicio Nacional de Sanidad
Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), en el caso de los alimentos
nacionales e importados, y el Ministerio de Salud, en el de los productos
destinados a menores de dos años y a grupos de riesgo.
Al departamento de Tarija, el Senasag, por la vía legal permite el ingreso de estos
alimentos transgénicos, porque, según el responsable de Inocuidad Alimentaria,
Jhonny Ovando, los importadores cumplen con los todos los requisitos de
internación.

impulsan alternativas
de alimentación sana

Feria quincenal
Para fomentar el consumo de productos saludables y naturales de manera
quincenal en el Campo Ferial Multiuso del barrio El Constructor se desarrolla la
feria denominada “Los Productos de la Tierra”. En ella los productores campesinos
sin la intervención de intermediarios ofertan una variedad de alimentos.

Soberanía alimentaría
Al recordarse el Día Mundial de la Alimentación, 16 de octubre, se promovió el
consumo de alimentos ricos en nutrientes como legumbres, verduras y frutas,
todas promocionadas en ferias ecológicas. Los jóvenes son quienes cada día
consumen en menor porcentaje estos alimentos y optan por la comida chatarra.

Comida vegetariana
Otra de las opciones para llevar una vida saludable son las comidas vegetarianas.
En pleno centro de Tarija existen al menos tres restaurantes. Algunos de estos
optaron por dejar de lado la preparación de platillos en base a harina de soya o
maíz que provengan del exterior, prefieren adquirir los granos que se producen en
la región del Chaco tarijeño.

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