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Todos hemos pasado por la escuela, cuyo único fin de éste es aprender una serie de
conceptos los cuales de alguna forma “servirán”1 en la vida cotidiana. Todos estos conocimientos,
simplemente crean “masas inertes y engranajes del motor que mueve el sistema”2. Una crítica a
esto, se ve reflejado en la película “la educación prohibida” en donde los personajes, con la
interpretación y análisis de algunos conocedores del tema de la educación, muestran cómo la
escuela actual se ha convertido en un lugar de tedio y aburrimiento para los estudiantes; las clases
son en un recinto tipo celda carcelaria hacinada, en donde un grupo de jóvenes con diferentes
puntos de vista frente a lo que su realidad personal les muestra, tienen que permanecer un lapso de
tiempo sentados escuchando lo que un profesor quieres impartirles o llamémoslo de otra forma “el
amo” les enseña a sus “esclavos”.3 Trayendo esto a la realidad, en Colombia específicamente, se
tiene la idea que la educación es poner a los alumnos seis horas semanales, con un descanso de
solamente treinta minutos, el cual se hace en un patio totalmente reducido a que “interactúen” con
sus compañeros; poniendo al profesor en un trono y una silla de juez, condenándolos con un valor
numérico, ¿Es posible cuantificar las acciones y los conocimientos de un estudiante?, lo es pero el
inconveniente está en que esos valores no solo están dados por un simple elemento académico, sino
que no existe justificación válida para decir el porqué de esa nota.
1
Vale aclarar aquí que el servirán está en comillas, puesto que los enfoques conductuales de estos
conocimientos no permiten el desarrollo humano del sujeto, dejando atrás lo sentimental y lo emocional, para así poner
como punto de referencia lo teórico.
2
Este concepto es personal.
3
Esta afirmación la retomo de una explicación de la historia y orígenes de la educación que hacen en la
película, en donde en Atenas, los esclavos eran obligados a la instrucción
algunas problemáticas que el sistema educativo ha implementado a lo largo de los años, por
ejemplo, el adoctrinamiento tanto de los docentes como de los directivos, quienes en su ambición
y sed de poder, lo que hacen es no ver la educación como una herramienta de construcción social
y divergente sino que hacen que se convierta en un conocimiento vacuo, sin sentido, infravalorado
y sobre todo que no sea de buen visto ante la sociedad; segundo es posible que la educación permita
el crecimiento a nivel social, crítico y real del estudiante; pero lo que el alumno de hoy realmente
no necesita es un hombre o mujer autoritario que le imprima un sinfín de conocimientos
“fragmentados”(lo cual llamaremos un paradigma fragmentario), sino que además pueda brindar
una cercanía a las necesidades extra escolares del joven y sobretodo, poder que el joven pueda
reencontrar y repensar sus valores cultivados en su familia, para poder así darlos a servicio de la
sociedad, siendo este un constructor del mismo.