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RUPERT CROSS Y J. W.

HARRIS

EL PRECEDENTE
EN EL DERECHO INGLÉS
Traducción de
na Angélica Pulido

Marcial Pons
MADRID J BARCELONA BUENOS AIRES

2012
EREXI40 INGLÉS

istrale's C'ourts
de obligados a
las decisiones
Delaciones.
irt no está vin-
pie, cuando se
deberá ser re-
viento ha sido
21 mismo parte
3. seguir las de- CAPÍTULO IV
isiones pueden EXCEPCIONES AL STARE DECISIS
o.
aun, iribinia(s)
ikntrt en ejerci-
confiere a los
ter apelaciones 1. INTRODUCCIÓN
le retira dicha
ces este último Una de las razones por las cuales consideramos que las anotaciones preli-
r los jueces de minares que hicimos en el capítulo I en relación con las reglas del precedente
De otra parte, son poco precisas es que, salvo en lo que se refiere a la Cámara de los Lores,
ter apelaciones en las mismas no se hace referencia a las excepciones de la regla del stare
decisis. El objetivo del presente capítulo es analizar dichas excepciones.
alidad legal, los
lento sea cal ifi- Debe precisarse que dichas excepciones han venido variando a lo largo
del tiempo, ya que el .stare decisis ha sido la regla general en Inglaterra du-
- los tribunales rante un largo periodo. En todo caso, consideramos conveniente comenzar
mente son pu- haciendo referencia a los planteamientos de Sir William HOLDSWORTH sobre
:ales, pero con
el tema para posteriormente examinar el concepto de °cernir/lig (derogar o
tricta del stare dejar sin valor un precedente) que es esencial para un apropiado entendi-
miento del resto del capítulo.
de manera ab-

1.1. La posición de Holdsworth


La posición general de HOLDSWORT11 se encuentra sintetizada en el si-
guiente párrafo. en el cual, refiriéndose a la doctrina inglesa del precedente,
dicho autor manifestó:
« La misma es el justo medio entre demasiada flexibilidad y demasiada rigi-
dez, ya que le da al sistema legal la rigidez que debe tener sí pretende constituirse
en un cuerpo definido de principios, y al mismo tiempo le da la flexibilidad nece-
saria para adaptarse a las necesidades de una sociedad cambiante» J.

&1n Depactnieni Histcey of Engin!? Low, XII, 160. Las opiniones discutidas en este texto fueron originalmente
formuladas en LOR, SD (1934), 160 s.s. Dicho articulo es reproducido en History of English Lao.
X14 146162.

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RUPERT CROSS Y 1 W FIAREIS EL PRECEDENTE EN EL DERECHO 1NG

Esta afirmación que a primera vista puede parecer sorprendente, fu


mulada después de examinar cuatro de las principales reservas u objec
que se le han hecho a la doctrina inglesa del precedente.
La primera de estas reservas es que las decisiones de los jueces no
Derecho, sino que solamente ponen de manifiesto lo que el Derecho es.
ya hemos visto, en la época en la que la teoría declaratoria era predo
te 1, esta reserva fue considerada como la más importante, sin ernb
misma ha venido perdiendo gran parte de su significado desde mediad
siglo XIX.
La segunda reserva que se formuló en contra de la doctrina dni
dente es que antes del siglo xvin era plenamente admisible que un -
enfrentarse a un precedente con el cual estaba en desacuerdo, se
manifestar que el mismo había sido mal publicado. Sin lugar a du
puede ser verdad, pero éste es un argumento que rara vez puede '
juez del siglo xx, Ello se debe a que, si bien es cierto que algunos
tiguos repertorios de jurisprudencia en materia de Derecho privad
fuera una gran cantidad de aspectos importantes, desde la funda
Incorporated Society of Law Reporting en 1866, los estándares de
dos de jurisprudencia inglesa han sido bastante altos.
La tercera reserva formulada era que muchas de las decisio
por tribunales con competencias concurrentes estaban en confh
como también señaló el Juez P OLLOCK en el caso Taylor v. Burgess 3
una vez implementado el esquema actual de organización de lo
las posibilidades de que se presenten conflictos como los roen
H OLDSWORTH y P OLLOCK se han reducido en gran medida. En ef
de conflictos podía haber ocurrido por ejemplo cuando la Cou
Picas, después de examinar la ratio decidendi de un caso decidido
Bench, se hubiese negado a seguirlo. Actualmente, dado el siste
zación judicial, este tipo de conflictos solo son posibles entre
High Court, y entre las dos salas que integran el Tribunal de Ap
Por supuesto, debe reconocerse que existe la posibilidad
semen múltiples conflictos de diferente naturaleza, como
que surgen del hecho de que un determinado precedente n
citado por el tribunal al decidir un caso posterior, o el que se
do un tribunal posterior omite indicar las diferencias entre
y el caso presente, con lo cual las decisiones parecen con
todo caso lo importante es tener claro que las infraccion
stare decisis solamente se clasifican como excepciones a 1
los tribunales han deliberado y decidido conscientemente
determinado precedente.
La cuarta y última reserva mencionada por H OLDSWOR,
cedente contrario a las «reglas y principios generales» no

) Supra, p. 49.
1 (1859) 5 H y N. 1, 5,

154
IV EXCEPCIONES AL STARE DECTSIS

efecto, algunos jueces del siglo roan otorgaban mayor importancia a los prin-
cipios que a los precedentes, aunque debe precisarse que ellos enfatizaban
en el principio precisamente cuando no existía un precedente aplicable 4, e
incluso hoy en día es frecuente que los jueces acudan a amplios principios ge-
nerales sin basarse en un determinado precedente, o que se refieran a princi-
pios que no pueden ser alterados por una decisión judicial, como ocurrió por
ejemplo en el caso Johnston v. O'Nei11 4, en el cual Lord DUSEDIN manifestó:
,,Sostener que uno de los postulados fundamentales de la propiedad real pue-
de ser cuestionado simplemente porque el mismo no ha sida establecido en una
decisión de la Cámara de los Lores, en mi opinión significa dotar a los pronun-
ciamientos judiciales de esta Cámara de una autoridad de la cual no están inves-
tidos. Por lo general el ABC del Derecho no se somete a decisión de los miembros
de esta Cámara precisamente porque es el ABC».
Por lo demás, cabe señalar que estos principios surgen de las fuentes
más heterogéneas. Como sugiere el fragmento anterior, los mismos pueden
provenir de raciones deridendi que no son vinculantes para el tribunal que
examina un caso, o de dicta judiciales, o de afirmaciones contenidas en obras
jurídicas, o de máximas del Derecho romano y del Derecho canónico, o prin-
cipios de moralidad comúnmente aceptados, Cualquiera que sea su origen, el
hecho de que tales principios sean reconocidos de manera reiterada por los
tribunales tiene importantes consecuencias en el problema de la definición
del Derecho que se discutirá brevemente en el capítulo VII.
Es claro que el concentrarnos en el precedente resulta inevitable en una
obra referida especificamente a dicho tema, pero ello no debe ser entendido
por el lector como indicativo de falta de sensibilidad hacia la importancia de
tales principios por parte de los autores. Lo que sucede es que es altamente
improbable que un juez inglés contemporáneo se niegue a seguir una deci-
sión que le es vinculante según las reglas del precedente, argumentando que
la misma es contraria a los principios.
Finalmente, cabe señalar que para HOLDSWORTI-I las últimas dos reservas
mencionadas permiten a los jueces, dentro de límites bastante amplios, elegir
o rechazar los precedentes antiguos, y de esta forma lograr que el Derecho se
adecue a las modernas circunstancias. En todo caso, parecería que ninguna
de tales reservas es reconocida en la actualidad, básicamente por las razones
expuestas en relación con cada una de ellas.

1.2. Precedente invalidado por un superior (oven-uling)

Un aspecto que ha sufrido importantes cambios en la práctica judicial


en los últimos años es el overruling (esto es, cuando se deja sin valor un
caso previo), posibilidad ésta que principalmente se le concede al tribunal

La famosa afirmación de Lord MANSFIELD según la cual «el Derecho es una extraña ciencia
que se basa sólo en los casos», fue formulada precisamente para responder al argumento de que no
existía ningún precedente que se refiriera al punto debatido [Tones y Randall (1774) Loft. En 3851
11911I AC 552 a 592.
RUPERT CROSS Y I W. HARRIS EL PRECEDENTE EN EL DERECHO INGLÉS

jerárquicamente superior a aquél que decidió el caso previo que resulta in-
validado.
Es posible que se deje sin valor un determinado caso de manera implícita
o explícita. No hay nada particularmente nuevo que decir en relación con la
invalidación explícita ya que, si un tribunal que tiene el poder para invali-
dar o derogar un caso A, manifiesta en un caso B que ha decidido derogar
o invalidar el caso A, entonces la ratio decidendi del caso A inmediatamente
deja de tener autoridad alguna, por lo menos en relación con la doctrina del
precedente. Parafraseando una metáfora de Lord DLINEDIN, dicho caso A es
«borrado del mapa» completamente, y en consecuencia, si ello ocurre, la
sentencia del caso A podra tener un gran valor histórico, e incluso contener
dicta que puede citarse en un caso posterior, pero de ninguna manera podrá
ser citado como autoridad para la proposición jurídica que constituía su ra-
tio decidendi.
En relación con la posibilidad de invalidar implícitamente un preceden-
te, lo primero que debe precisarse es que la misma es una posibilidad sur-
gida en la práctica judicial reciente. En efecto, en 1922 el Tribunal de Ape-
laciones decidió seguir y aplicar uno de sus propios precedentes, aunque el
mismo era abiertamente inconsistente con el razonamiento de una decisión
posterior de la Cámara de los Lores, y decidió seguirlo, argumentando que
la decisión del Tribunal de Apelaciones no había sido invalidada expresa-
mente. Solo hasta 1944 la Cámara de los Lores reconoció dicha posibilidad
al examinar la decisión dictada por el Tribunal de Apelaciones en el caso
Young v. Bristol Aeroplane Co., en el cual la invalidación implícita era un
tema esencial.
En este mismo sentido se pronunció la Cámara de los Lores en 1949,
cuando afirmó que una decisión de la Crown Cases Resenied había sido im-
plícitamente derogada por la Cámara de los Lores. Sobre el punto, Lord
Gontmén en SU VOTO manifestó:
«Sin importar si un caso ha sido expresamente invalidado o no por una deci-
sión posterior del tribunal que es la última instancia de recurso, si, por la manera
en que dicho caso fue tratado o porque los hechos fueron mirados de una manera
totalmente diferente por dicho tribunal, resulta evidente que el mismo considera
que tal caso fue decidido equivocadamente, en mi opinión esta Cámara debe en-
tender que dicho caso fue invalidado o derogado sin importar si dicho tribunal
no dijo de manera explícita que dejaba sin valor dicho caso» 7
Por demás, pueden surgir intrincados problemas cuando la Cámara de
los Lores afirma que un caso se decidió equivocadamente por el Tribunal de
Apelaciones, aunque ello no era necesario para resolver el asunto bajo exa-
men. Un ejemplo de este tipo de situación lo encontramos en el caso Williams
and Giyn's Bank Ltd. v. Boland, en el cual se hizo referencia a Cedar Holdings
Ltd. v. Green.

6 Consett Industrial & Provident Society v. Consett /ron Co. Ltd.11922] 2 Ch. 135.
7 R. y. Porter [1949] 2 KB 128 a 132.

156
IV. EXCEPCIONES AL STA RE DECÍSIS

En el caso Cedar Holdings Ltd. y. Green', un hombre, que era copropie-


tario de un inmueble con su esposa, algunos meses después de abandonar
el hogar común solicitó un préstamo al banco demandante, ofreciendo en
garantía dicho inmueble. En el momento de suscribir el documento corres-
pondiente una mujer falsificó la firma de la esposa. Dado que no efectuó el
pago del préstamo, el banco demandante accionó con miras a hacer efectiva
la garantía. La cuestión debatida era si debía entenderse que la garantía era
válida por lo menos en relación con la cuota parte del esposo, y para ello era
necesario que el Tribunal de Apelaciones se pronunciara sobre dos temas.
Primero: si de acuerdo con lo dispuesto en el art. 63(1) de la Ley de Propie-
dad de 1925 (Law of Property Act), dicho acto había sido apto para transferir
los derechos del esposo sobre un inmueble; y segundo, si dicho acto debía
reputarse válido, y podía hacerse efectivo. El Tribunal de Apelaciones res-
pondió negativamente a ambos interrogantes, y concluyó que el banco de-
mandante no podía ejecutar tal garantía.
Posteriormente, en el caso Williams and Glyn's Bank Ltd. v. Boland 9, uno
de los ternas debatidos ante la Cámara de los Lores era si la esposa (que no
figuraba como copropietaria) del propietario de un inmueble, tenía o no de-
rechos sobre dicho inmueble de acuerdo con lo establecido en el art. 70 de la
Ley de Registro de Propiedad de 1925 (Land Registration Ac:1). La Cámara de
los Lores sostuvo que sí era titular de derechos sobre el inmueble y manifestó
que el caso Celda,- Holdings se había «decidido equivocadamente».

Dado que estos dos casos versaban sobre la interpretación de las dos
disposiciones legales diferentes, la decisión adoptada en ambos casos bien
podría mantenerse simultáneamente sin contradicción lógica y podría ser
sostenible desde el punto de vista de las políticas públicas. Sin embargo, de
acuerdo con lo establecido en el caso Cedar Holdings, los derechos del esposo
no podían haber sido transferidos mediante el acto realizado. Dicha modi-
ficación de la doctrina fue rechazada en el caso Boland. Como resultado de
lo anterior se ha venido sosteniendo que actualmente la regla vigente es la
contraria a la primera regla establecida en el caso Cedar Holdings '°, mientras
que la fuerza vinculante de la segunda regla allí establecida no se vio afecta-
da por Boland ".

1.3. Debilitamiento del precedente (undennining)


Por lo general, cuando se invalida o deroga un precedente lo que se está
haciendo es adoptar la regla contraria a la que estaba contenida en la ratio
decidendi que se está privando de autoridad. Ello se debe a que la decisión
del tribunal mediante la cual se deroga un caso anterior, necesariamente
dirá —de manera implícita o explícita— que la decisión adoptada en el caso

(1981) ch. 129.


9 (1981) AC 487.
1 " First Nanonal SecuriDes Ltd. v. flegen'y (1985) QB 850.
Thames Cuarality Ltd v. Campbell (1985) OB 210.

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RUPERT CROSS Y J. IV. HARRIS EL PRECEDENTE EN EL DERECHO INGLÉS

anterior favoreció a la parte equivocada, y por ende, de acuerdo con la ratio


decidendi del caso posterior, frente a hechos similares a los del caso anterior,
la decisión tendrá que ser favorable a la parte que había perdido el proceso
en el caso anterior.
Ahora bien, en ciertas circunstancias puede suceder que, aunque una de-
cisión anterior haya dejado de tener autoridad como consecuencia de una
sentencia posterior, no por ello un tribunal que esté obligado a seguir la deci-
sión posterior estará necesariamente obligado a decidir el proceso a favor del
demandante (si el demandado era quien había ganado en el caso anterior),
o a decidirlo a favor del demandado (si en el caso anterior la decisión había
sido favorable al demandante).
Así por ejemplo, si un juez de primera instancia está obligado a seguir
una decisión del Tribunal de Apelaciones que no ha sido derogada de manera
expresa por la Cámara de los Lores, eventualmente puede dejar de estar obli-
gado a seguirla si en una decisión posterior de la Cámara de los Lores, ésta
consideró que el Tribunal de Apelaciones había malinterpretado los prece-
dentes al dictar la decisión. En tal caso, el juez no estará obligado a seguir la
decisión del Tribunal de Apelaciones, pero tampoco estará obligado a llegar a
una conclusión diferente a la que éste había llegado. Si ello ocurre, se afirma
que el caso anterior no fue invalidado o derogado, sino que simplemente fue
debilitado.
Un ejemplo clarísimo de este tipo de situación lo encontramos en el
caso Crackett v. Crackett 11, que fue decidido en primera instancia por el Juez
HODSON. En efecto, en dicho caso se invocó el precedente establecido por
el Tribunal de Apelaciones en Cowen v. Cowen 13, de acuerdo con el cual el
uso de preservativos y la práctica del coitus interruptus podían considerarse
una negativa deliberada del esposo a consumar el matrimonio, basándose
en un fragmento de la decisión dictada por el Juez LUSHINGTON en el caso
D. v. A 14.
Posteriormente, en el caso Baxter y Baxter 15 la Cámara de los Lores, con
ponencia de Lord J OWITI, Sostuvo que el uso de un condón no se consideraba :-
impeditivo de la consumación del matrimonio. Aunque en su escrito Lord y
JOWITT dejó abierto el tema de si el coitus interruptus debía o no considerar-
se como una negativa deliberada a consumar el matrimonio, sí se ocupó de
demostrar que el Tribunal de Apelaciones había malinterpretado la sentencia -
dictada en el caso D. v. A. (en la cual se había basado al decidir el caso Cowen
Cowen) debido a que no había tenido en cuenta que en dicho caso la falta
de consumación del matrimonio era consecuencia de una malformación.
Habida cuenta de la decisión dictada por la Cámara de los Lores en Bax-
ter y Baxter, el Juez HODSON al decidir el caso Cackett y Cackett manifestó que
el caso Cowen y Cowen debía desestimarse y SOSLIIVO:

[19501 P. 253-
L3 [19461P. 36-
" (1884) I Rol,. Ecc. 279.
15 [1948] AC 274.

158
Iv EXCEPCIONES AL STARS DECISIS

«La totalidad del fundamento que servía de base a la conclusión a la que llegó
el Tribunal de Apelaciones ha sido entonces desvirtuado, y en mi opinión, ello
implica que también la conclusión quedó desvirtuada, y por esa razón, quedó
abierta la posibilidad de llegar a una u otra conclusión » 16.

En casos posteriores, otros jueces han adoptado una línea argumentati-


va similar a la construida por el Juez Elonsosi ". Adicionalmente, conviene
a aclarar que no es cieno —corno algunos han sugerido— que el mismo haya
incurrido en la falacia lógica de suponer que la falsedad de las premisas
necesariamente implica la falsedad de la conclusión. En efecto, en su sen-
), tencia el Juez HODSON nunca afirmó que dada la falsedad de las premisas, la
a conclusión era también necesariamente falsa, sino que simplemente afirmó
que la conclusión del Tribunal de Apelaciones no se seguía de lo afirmado
ir por el Juez LUSHINCTONT y que esta tesis había sido avalada de la Cámara de
a los Lores.
Así pues, al decidir el caso Cackett v. Cackett el Juez HODSON sostuvo que
a
la práctica del coitus interruptus no evitaba la consumación del matrimonio,
y manifestó que bien podría haberse inclinado por la solución contraria si
hubiese encontrado una distinción razonable entre el asunto bajo examen y
Baxter u Baxter. Cabe precisar que al afirmar que había quedado «abierta la
posibilidad de llegar a una u otra conclusión», el Juez HODSON estaba refi-
riéndose a que el terna estaba abierto no solamente a nivel de la Cámara de
los Lores.

1.4. ¿Puede un tribunal «dejar sin valor» sus propias decisiones?

Como ya hemos dicho, la prerrogativa de dejar sin valor un precedente


corresponde principalmente a los tribunales que ocupan una posición je-
rárquicamente superior respecto del tribunal que pronunció la decisión. Así
pues, es claro que un tribunal que esté vinculado por sus propias decisiones
no puede derogar de forma implícita sus decisiones anteriores, ya que, si por
ejemplo una Divisional Court o el mismo Tribunal de Apelaciones hubiese
decidido un caso A, y luego hubiese decidido un caso B en sentido contra-
rio, entonces se produciría un conflicto de precedentes y el juez encargado
de decidir un caso posterior se vería obligado a elegir si sigue el caso A o el
caso B.
Siendo ello así, solo queda por preguntarse si un tribunal puede «dejar
sin valor» una de sus decisiones previas actuando con fundamento en una
de las excepciones al stare decisis que han sido reconocidas. A este respecto,
y por lo menos en lo que se refiere al Tribunal de Apelaciones, Lord D ENNING
afirmó ' 8 que la misma sí podía «dejar sin valor» su decisión cuando actuaba
con fundamento en una de las excepciones formuladas en Young v. Bristol

[1950] p. en 258.
Vid la nota del Prof J. L. MONTROSE en 17 MLR 462.
18 livenon Estates Ltd. v. Wearwell Lid (1975) Ch. 146, 161. Industrial Emperne(Barton HilD
d. v. Assoceuted Electrice, h2duetries Ltd. (1977) (AB 580, 599.
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Aeroplane Co. Ltd. Otros jueces se han pronunciado con mucha menor clari-
dad frente a las decisiones rechazadas y frente al porqué del rechazo de las
decisiones que están «en conflicto»iy
De otra parte, cabe recordar que en la Declaración de Práctica (Practice
Statement) emitida en 1966 por la Cámara de los Lores no se habla de «dejar
sin valor» sus precedentes, sino que se habla de la posibilidad de «separar-
se» de una decisión previa cuando parezca correcto hacerlo, aunque en la
práctica, desde aquel entonces la Cámara ha venido usando con bastante
frecuencia el término «invalidar» y en realidad no existe mayor diferencia
entre «dejar sin valor» un precedente y «separarse» del mismo.

1.5. La diferencia entre invalidar una ratio decidertdi e invalidar


una decisión

Cuando decimos que un tribunal «ha derogado» o «ha invalidado» un


precedente generalmente estamos refiriéndonos a que se ha dejado sin valor
una ratio decidendi. Por lo general, esto supone que también la decisión fue
invalidada, y por ende, si en un caso postenor se presentaran sustancialmen-
te los mismos hechos, la decisión sería diferente.
Sin embargo, a veces la decisión sobrevive no obstante haber sido invali-
dada la ratio decidendi. A este respecto, Lord REID manifestó:
«Antes de concluir que se debe invalidar la decisión, debo estar convencido
no sólo de que la ratio deoidendi es equivocada, sino también de que no existe otra
fundamentación posible que pueda servir de soporte para la decisión» 10,
Esta diferencia la podemos ilustrar más claramente haciendo referencia
a dos decisiones dictadas por la Cámara de los Lores con posterioridad a
1966, que son Conway v. Rimmer 21 y British Railways Board v. Herrington z2.
En e) caso Comway v. Rimrrzer, la Cámara de los Lores básicamente dejó
sin valor la ratio decidendi del precedente Duncan v. Cammell Laird Ltd." en
el cual la Cámara había manifestado que los tribunales no podían oponer-
se a una petición gubernamental apropiadamente formulada en la que se
solicitan la exclusión de la evidencia por motivos de seguridad del Estado.
Ahora bien, no obstante haberse invalidado el precedente del caso Duncan,
en el caso Comway v. Rimmer todos los miembros de la Cámara de los Lores
estuvieron de acuerdo en que había sido correcto acceder a la petición —for-
mulada en tiempo de guerra— de que se excluyera la evidencia relativa a la
estructura de los submarinos ingleses. Cabe señalar que la publicación del
raso genera algunas dificultades, ya que en el Repertorio denominado Law

Daulia Ltd y. Millbank Ariuninees Ltd. (1978) Ch. 231.249-50 Buckley 1.1 251 Orr.
Ross-Smith v. Reos-Smith [19631 AC en 294, p. 31 supra.
11 [1968] AC 910.
22 [1972] AC 879.

23 [1942] AC 624. Aunque ello no viene al caso aquí, se discute que parte del voto de Lord

S IMON constituye la ratio decidendi del caso.

160
IV EXCEPCIONES AL STARE DECISIS

Reports se dice que tales dicta del caso Duncan y Canimell Laird Lid estaban
derogados, mientras que en el Repertorio denominado A1l England Reports,
se manifiesta simplemente que el caso Duncan v. Camine!? Laird Ltd. no fue
seguido.
E] otro precedente que nos permite ilustrar esta situación es el caso
,British Railwa y s Board v. Harrington. En dicho caso la Cámara de los Lo-
-res estableció una nueva regla en relación con la responsabilidad de los
'poseedo r e s de inmuebles por las lesiones sufridas por menores de edad al
Invadir una propiedad privada, siendo éste un tema álgido ya que se debatía
debía o no presumirse que los menores habían sido implícitamente au-
- rizados a entran En tal proceso fue invocado el precedente Robert Addie
d Sons (Collieries) Ltd. v. Durnbreck 2', en el cual la Cámara de los Lores
Í.bía considerado que no podía presumirse la existencia de una autoriza-
n implícita.
Después de la decisión del caso Herriogron quedó claro que si se hubiesen
. entado hechos similares, la decisión habría sido diferente. En tales cir-
tancias difícilmente podría estarse en desacuerdo con los comentarios
.rd R EID, quien manifestó:
«No me gusta usurpar las funciones del Parlamento, pero me parece que
.it4nemos que decidir si seguimos el caso Addie o si preferirnos regresar en el
rapo y modificar drásticamente las reglas establecidas en el caso Addie. Al-
os han sugerido que podemos realizar dicha modificación desarrollando la
a establecida en el caso Addie sin necesidad de invalidar ningún aparte de la
• taj an. En mi opinión eso es imposible. Se puede afirmar apropiadamente que
está desarrollando la regla establecida en un caso emblemático, pero ello sólo
, -puede hacer siempre que no llegue a decirse que el caso original fue decidido
forma equivocada, Y en mi opinión, cualquier desarrollo aceptable de la regla
blecida en el caso Addie necesariamente nos llevaría a concluir que si los
hos del caso Addie se presentaran hoy en día, el caso sería decidido de otra
a» 25.
obstante, la Cámara de los Lores consideró que esta cuestión era
blenaa purament e semántico. En efecto, Lord D IPLOCK en su voto

-x*Honorables colegas de la Cámara de los Lores, como bien sabéis, desde


esta Cámara ha abandonado su práctica anterior de adherir rígidamente
tic decidendi de sus decisiones previas. En consecuencia, no hay ninguna
idat1 de seguir discutiendo si al descartar la existencia de la autorización
ita para ingresar que el propietario le concede a la persona que sufre unas
s estando en su propiedad, se está o no invalidando el caso Addie, o si
os ocupamos de explicar el razonamiento de dicho caso en términos que
-tan armonizarlo con e] desarrollo que han tenido diversos conceptos le-
idesde 1929, tales como el deber de un hombre de tomar medidas para la
d de otros» 26.

I AC 358
1 AC en 897 - 8.
34.

161
RUPERT CROSS Y 3 W. HARRIS EL PRECEDENTE EN EL DERECHO INGLÉS

1.6. Decisiones conflictivas


Otra tendencia que ha venido acentuándose en los últimos anos —por lo
menos en cuanto se refiere a las reglas del precedente— es que los tribunales
están cada vez más dispuestos a reconocer que algunas de sus decisiones
anteriores pueden ser conflictivas con otras.
La posición judicial ortodoxa fue formulada en 1882 por Lord SELBORNE
en su calidad de miembro de la Cámara de los Lores:
»Es deber de sus Señorías el mantener, tanto corno sea posible, la autori-
dad de todas las decisiones anteriores de esta Cámara, y, aunque eventualmente
pueda ocurrir que alguna decisión posterior se haya interpretado y limitado la
aplicación de una decisión anterior, es claro que tales decisiones no deben ser
tratadas como conflictivas (salvo que ello sea absolutamente necesario)» 27.
Por supuesto, las palabras relevantes en este fragmento son aquéllas en-
tre paréntesis. En efecto, la posición de Lord SELBORNE en relación con el
problema de las decisiones conflictivas es tan representativo de la práctica
judicial actual como lo era cuando fue inicialmente planteada, sin embargo,
hoy en día los tribunales son más proclives a considerar que es «absoluta-
mente necesario» tratar como conflictivas algunas decisiones.
En todo caso, incluso Lord SELBORNE hubiese reconocido que es imposi-
ble reconciliar todas las decisiones anteriores de la Cámara de los Lores, de-
bido a que muchas de ellas fueron el resultado de votaciones de jueces legos,
que por lo demás no fueron apropiadamente publicadas en los repertorios de
jurisprudencia, y en algunos casos ni siquiera se llegaron a dar razones para
la conclusión a la que se llegó.
Por lo demás, determinar cuándo puede concluirse que existen decisio-
nes conflictivas puede ser en sí mismo problemático. Para tomar un ejemplo
de los casos que son frecuentemente citados en las discusiones de Young v
Bristol Aeroplane Co Ltd.", podemos examinar lo ocurrido en el caso Morri-
son v. Sheffield Corporation".
En el caso Morrison y. Sheffielcl Corporation, se había autorizado a la cor-
poración demandada a plantar árboles en la autopista, y habiéndolo hecho,
la misma decidió protegerlos con un cercado de puntas espinosas que apun-
taban hacia fuera. Durante la Primera Guerra Mundial, el demandante tuvo
que caminar en la oscuridad entre dichos picos, Y sufrió diversas lesiones al
hacerlo, razón por la cual demandó a la empresa que había instalado el cer
cado. Al decidir el proceso, el Tribunal de Apelaciones concluyó que debían.
concederse las pretensiones formuladas y condenó a la empresa demandada -
al pago de la indemnización.
Aunque la ratio decidendi de dicho caso había sido formulada en termir
nos amplios, el Tribunal de Apelaciones no citó el caso Morrison al decid

27 Caledonian Railway y. Walter Ihettee (1882) 7 App. Cas. 259 a 275.


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1V EXCEPCIONES AL STARE DECISIS

Woodhouse v. Levy ' o. En este último caso el demandante reclamaba la in-


demnización por un accidente ocurrido durante la Segunda Guerra Mun-
dial, en el cual, él como pasajero de un taxi había sufrido múltiples lesiones
cuando el taxi en el que se desplazaba había colisionado con un bolardo que
carecía de iluminación. En relación con este caso el Tribunal de Apelacio-
nes desestimó las pretensiones de la demanda.
Posteriormente, el caso Morrison fue invocado en Lyils v. Stepnev Bo-
rough Cotillea ", en el cual un peatón que se había golpeado contra un
cubo de basura poco iluminado y carente de señalización, solicitaba la
indemnización por los perjuicios sufridos. El Tribunal de Apelaciones negó
las pretensiones de la demanda, y en su sentencia manifestó que no había
conflicto alguno entre Woodhouse v. Levy y el caso Morrison v. Sheffield
Corporati on porque en este último caso se habían presentado hechos es-
peciales.
Posteriormente, al decidir el caso Fisher v. Ruislip-Northwood (liban Dis-
t, trict Council 32 el Tribunal de Apelaciones consideró que los casos Lyus v.
hr stepney Borough Council y Woodhouse v. Len estaban en conflicto con el
caso Morrison, y siendo ello así decidió seguir y aplicar este último, y mani-
festó que el principio subyacente en el caso Morrison es que una autoridad
- local tiene el deber, frente a los usuarios de una vía, de mantenerla ilumina-
da, y en caso de un apagón, de adoptar otras medidas de advertencia de las
-; "eventu ales obstrucciones.
Cabe aquí precisar que en nuestro concepto, este principio era igualmen-
-_-ie predicable de los casos Woodhouse v. Levy y de Lyus u Stepney Borough
.Council, aunque el Tribunal hubiese manifestado que los hechos del caso
orrison eran diferenciables porque en dicho caso el cercado podía haber
..do inofensivo si el mismo no hubiese tenido puntas espinosas.
En nuestra opinión es positivo y debe aplaudirse que exista una tenden-
a cada vez mayor a reconocer que las decisiones de un tribunal pueden ser
nflictivas entre sí. En efecto, es frecuente que dichas decisiones conflictivas
:produzcan porque no se llama la atención del tribunal sobre todos los pre-
entes relevantes, o porque algunos procesos no son particularmente bien
umentados, o a veces porque existen precedentes en los que no se dan sin
- ayores argumentos para la decisión. Sería inútil ocuparnos aquí de denlo-
- estos conflictos porque los mismos continuarán en tanto que los asesores,
es y abogados litigantes sean humanos, aunque sí conviene manifestar
" deben evitarse los balances puramente ocasionales, especialmente si con
se habilita a un tribunal para derogar una o varias decisiones anteriores
están en conflicto con otras.
"Ahora bien, hechas las anteriores observaciones conviene entrar a con-
ar con mayor detalle las excepciones al stare decisis que han sido re-
.-
..-.
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RUPÉRT CROSS Y J IV, HARRIS EL PRECEDENTE EN EL DERECHO INGLÉS

conocidas por los diferentes tribunales. A este respecto, y dado que en este
momento sería imposible enlistar taxativamente tales excepciones, debemos
advertir desde ya que necesariamente tendremos que concluir nuestro estu-
dio con algunos planteamientos genéricos.

2. LA CÁMARA DE LOS LORES"

Desde 1966, cuando fue dictada la Declaración de Práctica (Practice Sta-


tement), la Cámara de los Lores ha ejercido de manera inequívoca su nuevo
poder para dejar sin efectos sus decisiones anteriores solamente en ocho
oportunidades, a saber:
En The Johanna Oldendorff 341a Cámara dejó sin valor la regla estable-
cida en el caso The Adío" en relación con el momento en el cual se conside-
raba que un buque había «llegado» a efectos de un contrato de flete a puerto,
lo cual es relevante para determinar desde cuándo corresponde al fletador
correr con los gastos del tiempo de espera.
En Miliangos v. George Frank (Textiles) Ltd. 36, la Cámara invalidó el
caso Hilvana Railways 37 y estableció que los tribunales ingleses podían pro-
nunciar condenas económicas expresándolas en monedas diferentes a la li-
bra esterlina.
— En el caso Dick v. Burgh of Falkirk 38 se dejó sin valor el caso Darling
Gray and Sons '91 Tales casos versaban sobre la posibilidad de que en el
common law escocés los herederos pudiesen continuar con el proceso si la
víctima de un accidente había iniciado las acciones legales pertinentes antes
de morir.
En Vestey v. Inland Revenue Commissioners 4° la Cámara dejó sin valor
la decisión dictada en el caso Congreve ti. Inland Revenue Commissioners 41
que se refería a la interpretación al artículo de la Ley del Impuesto sobre la
Renta de 1952 (Income Tax Act) mediante el cual se reglamentaba el pago del
impuesto por parte de los beneficiarios de ciertos fideicomisos.
En el caso Khawava 42 la Cámara dejó sin valor la decisión dictada en
el caso Zamir 43 que se refería a la interpretación de uno de los artículos de la
Ley de Inmigración de 1971 (Immigration Act).

Para una discusión más profunda a este respecto vid. J. W. HARRIS, «Towards Winciples of
Overr/ing— When should a final coma of appeal second guess?», OlLS 10 (1990), 135.
" E. L. °hiendan( and Co. GMBEI v Tradax Export. S. A., The Johann asiendo& (1974) AC 470,
" Sociedad Financiera de Bienes Ratees S. A. y Agrinwex Hungarian Trading Co. tror Agricultur
Products, The Aello (196I)AC 135.
/I (1976) AC 443.
" Re United Railways of Havana and Regla Warelronses Ltd. (1961) AC 1007.
I/ (1976) SLTR 21.
39 (1892) RHL 31 [reportado de manera más completa s. n. Word v. Gran, and .50 18
AC 5761
" (1980) AC 1148.
41 (1948) I Al/ ER 948.
" R. y Secretary of State for the Home Department, ex parte Khawaja (1984) AC 64.
R. v Secretary of State For the H01112 DepallInellt, ex parte Zamir (1980) AC 930.

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