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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CAJAMARCA

FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE INGENIERÍA CIVIL

DEFENSA NACIONAL Y DERECHOS HUMANOS 1


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I. INTRODUCCION

Nuestro país se caracteriza por su diversidad siendo esta una


característica que no es invisible ante la ley por lo que en su Constitución
manifiesta su defensa a la integridad de la ideología cultural, étnica, política y
religiosa para permitir el correcto desarrollo personal, familiar y social. Y es que,
es un rasgo humano forjar nuestra filosofía por decisión propia, así como también
el de mantenerlos bajo nuestra propia intimidad y en secreto, sin que éstos
afecten la individualidad de los demás.

El inciso 18 del artículo 2 de la Constitución Política que rige en nuestro


país expresa que todos aquellos declarados como ciudadanos tenemos derecho
a mantener reserva sobre sus convicciones políticas, filosóficas, religiosas o de
cualquiera otra índole, así como a guardar el secreto profesional; por lo que cada
quien no puede ser obligado a revelar (Constitución Política, 1993).

Esto nos lleva a mantener de manera intima nuestra ideología, actuar y


nuestra fe ante los demás, así como también de mantener en secreto, por ética
individual y profesional, aspectos íntimos de aquellos que nos confían, con
excepción que sea bajo su consentimiento la manifestación a terceros, siendo
éste no solo un derecho sino también un deber que se cumple con nuestro cliente
y a los terceros que pueda involucrar de acuerdo a nuestra actividad laboral.

Este derecho se complementa con lo que manifiesta el inciso 19, donde


el Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural, así como también, el
inciso 17 que expresa la libertad que tenemos de participar en la vida política,
económica, social y cultura de la Nación y el inciso 10, al secreto y a la
inviolabilidad de comunicaciones y documentos privados, siendo éstos derechos
que se relacionan entre sí y que defienden la intimidad y la libertad de forjar
nuestra ideología.

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II. MARCO NACIONAL

El inciso 18 del artículo 2 expresa, a mantener reserva sobre sus


convicciones políticas, filosóficas, religiosas o de cualquiera otra índole, así
como a guardar el secreto profesional. Este está vinculado con la intimidad,
libertad y la confidencialidad.

El Estado manifiesta en su Constitución el reconocimiento y la protección de


derechos que permiten el desarrollo integral individual, declarando este como un
derecho fundamental, entiéndase también como derechos constitucionales
considerados esenciales en el sistema político dentro de la Constitución
vinculados por el principio de la dignidad humana.

Antecedentes en la Constitución de 1979

La Constitución de 1979 sobre este inciso es la siguiente:


“Artículo2.- Toda persona tiene derecho:
[… ]
17. A guardar reserva sobre sus convicciones políticas, filosóficas y
religiosas o de cualquier otra índole [… ]” (Constitución Política, 1979).

Todo lo protegido por la Constitución de 1979 lo está de igual manera en


la Constitución de 1993 con una pequeña diferencia de redacción que en mi
criterio no significa modificación de importancia.

Añade la Constitución de 1993 la protección constitucional de secreto


profesional, lo que es un cambio adecuado y positivo.

Prioridades de Estudio

1. Reserva sobre las propias convicciones


2. Secreto profesional.

Legislación Nacional Concordante

1. Constitución Política del Perú: Articulo 2, incisos: 2, 3, 17, 19, 31, 35, 37.
2. Código Procesal Constitucional: Artículo 37, inciso 2.
3. Código Penal: Artículo 157, Articulo 165.
4. Ley de Habeas Corpus y Amparo: Artículo 12, inciso 1.

Análisis Exegético

La primera parte del inciso establece el derecho a mantener reserva sobre


todo tipo de convicciones. En realidad, es el derecho a permanecer en silencio
sin por ello sufrir consecuencias jurídicas. Estas consecuencias podrían ser de
dos tipos: o bien sanciones por la negativa a contestar, o bien una ficción de que,
ante el silencio, se deba tomar por cierta una respuesta determinada.

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La Constitución niega lo uno y lo otro. En lo primero, la sanción, simplemente


la negativa a comunicarse carece de punición jurídicamente valida. En lo
segundo, la posibilidad de atribuir un determinado sentido o respuesta al silencio,
se aplica aquí el principio general de que el silencio no es declaración de
voluntad a menos que la ley diga expresamente que la contiene. Lo mencionado
se halla dicho en el artículo 142 del Código Civil (El silencio importa
manifestación de voluntad cuando la ley o el convenio le atribuyen ese
significado).

Ninguna persona está obligada a expresar sus convicciones en el más


amplio sentido de la palabra, ni puede tampoco recibir una sanción por ello, ni
puede finalmente considerarse que su silencio tenga significación alguna. La
persona puede, por consiguiente, utilizar las garantías constitucionales para
proteger su silencio de todas las posibles amenazas.

En su segunda parte, el dispositivo establece que las personas tienen


derecho a guardar el secreto profesional. Hay aquí una deficiencia técnica
porque, en rigor, no estamos solo ante un derecho sino también ante un deber
desde que el secreto profesional se debe al cliente. Además, no es estrictamente
un derecho de la persona, sino una condición jurídica del ejercicio profesional.
Por consiguiente, hubiera sido deseable que se elaborara mejor, y se ubicara
probablemente en la parte de los derechos económicos y sociales, en torno al
tema de la educación universitaria y el tratamiento de las profesiones.

Aparte de estas deficiencias, consideramos positivo que el secreto


profesional tenga rango constitucional, así no hay ley de ocasión que pueda (o
al menos pretenda) violentarla.

El secreto profesional es, en nuestro criterio, una regla de juego en la


relación profesional – usuario del servicio, que obliga al profesional a guardar
silencio sobre lo que tome conocimiento de la otra parte en el contexto de la
prestación de los servicios profesionales. Como resulta obvio, es una de las
características más eficientes de la relación profesional, para que el interesado
cuente toda la verdad (o al menos, su verdad) al profesional que lo asiste.

Solo en este contexto es que el profesional puede eventualmente adquirir


un derecho a guardar silencio: cuando alguna autoridad quiere coaccionarlo a
que cuente lo que sabe. Es allí donde, jurídicamente, esta norma protege de
manera efectiva a alguien. Como es obvio, sin embargo, el tratamiento que la
Constitución da al secreto profesional, es parcial y no equivale a todo su
contenido: falta la mitad más importante que es el deber del profesional para su
contraparte.

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El secreto profesional debe ser guardado también por quien, por función, se
entera de ciertas características de una persona que se vincula con él aunque
sin relación de cliente.

Es el caso de un profesor que sabe las debilidades de sus alumnos, o que


conoce los problemas familiares que han incidido en el rendimiento del alumno.
Este docente no está en menor obligación (y derecho) de guardar el secreto
profesional, que el médico que conoce las dolencias de su paciente.

Por lo dicho, consideramos que las garantías constitucionales pueden ser


utilizadas en defensa del secreto profesional así deficientemente
constitucionalizado, por dos tipos de personas: ´por el profesional para que no
se obligue a divulgar, y por el usuario para que el profesional no divulgue y, si lo
hace, para que no tenga efectos formales el conocimiento que se ha difundido.
Todo esto corresponde a la naturaleza misma de esta institución y hace ver la
necesidad de darle un tratamiento más completo que el que tiene en la norma
constitucional.

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III. MARCO INTERNACIONAL

Los Derechos Humanos es una responsabilidad social, consideradas


garantías de seguridad jurídica para vivir dignamente. Éstos tienen la
característica de universalidad, la interdependencia, la no jerarquización, la
obligatoriedad, la irrevocabilidad, la no negociabilidad para poder pleno a
nuestras libertades.

Desde la creación de los Derechos del Hombre, el trabajo por la


formalización y cumplimiento de estos derechos ha sido un trabajo incansable
que a pesar de haber pasado muchos años, sigue teniendo deficiencias e
irregularidades y es que, las diversas culturas, costumbres y tradiciones hacen
difícil el acceso a la igualdad en países como el occidente o la India, siendo no
solo una barrera para la igualdad sino para la base de éstos que es la dignidad.

Internacionalmente, existen órganos que defienden el cumplimiento de estos


derechos, así como también de sancionar cuando estos son faltados, alterados
o incumplidos. Sin duda alguna con el paso del tiempo, han ido modificándose
en denominación y sobre todo en contendido en función de la dignidad humana,
convirtiéndose en un conjunto necesario para el desarrollo del ser humano
recalcando una idea de vasta importancia la dignidad humana.

Tratados Internacionales

1. Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 12, Artículo


13.

2. Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre: Artículo


III.

3. Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 2.1, Artículo 18.

4. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 18, Artículo


27.

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IV. JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

1. Impertinencia de la pregunta acerca de la religión que profesan los


justiciables en un proceso penal

"En el contexto señalado y a la luz de lo que resulta materia de reclamo, procede


analizar si la costumbre de preguntar a los procesados (en general, a todos
intervinientes del proceso penal) respecto de la religión que estos profesan se
compadece o no con los objetivos del proceso penal o si, por lo menos, se
vuelven necesaria con la exigencia de proporcionar datos formales a fin de que
la administración de Justicia pueda cumplir con sus cometidos.

Este Colegiado considera al respecto que, aunque se ha vuelto una práctica


común (no normativizada) el que las autoridades judiciales interroguen a los
justiciables respecto de la religión que profesan, tal interrogante resulta en
abstracto impertinente además de invasiva en relación con la libertad religiosa
(en este caso, a la facultad de mantener reserva sobre las convicciones
religiosas), pues se inquiere por un dato que en nada contribuye al objetivo del
proceso penal o en general a la administración de Justicia.

Aunque, desde luego, hay quienes pueden considerar que no habría en una
hipótesis como la graficada inconstitucionalidad alguna, habida cuenta de que
cualquier persona tiene el derecho de guardar reserva sobre sus convicciones
religiosas (artículo 2º, inciso 18, de la Constitución) y, por lo tanto, a mantenerse
en silencio frente a una interrogante de este tipo, tal forma de entender las cosas
representa un contrasentido y una manera forzada de intentar legitimar un acto,
a todas luces, irrazonable.

En efecto, el objetivo del proceso penal es, como se ha señalado anteriormente,


la búsqueda de la verdad en torno a la comisión o no de un hecho punible, así
como la determinación de las responsabilidades o irresponsabilidades según el
caso. En nada contribuye a la materialización de tales propósitos el conocer si
una persona profesa o no la religión católica, la evangélica o, en general,
cualquier otra orientación religiosa (también, por cierto, si es atea o agnóstica).

Más bien subyace tras la presencia de tal tipo de pregunta un cierto prejuicio de
individualizar y/o tratar a las personas a partir del dato que ofrece su orientación
religiosa, situación que, en lugar de fomentar una justicia objetiva e imparcial,
puede más bien generar riesgos en relación con tales garantías”. (Exp. 06111-
2009-AA FJ de 63 a 65)

2. Deber y derecho de todo profesional de mantener en reserva las


confesiones

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“El derecho a “guardar el secreto profesional” supone una obligación para el


profesional (abogado, notario, médico, periodista, etc.) de mantener en reserva
o confidencialidad las confesiones, hechos, situaciones o cualquier noticia de la
que haya tomado conocimiento, o que se le haya confiado de modo directo en
su condición de profesional o técnico en determinada arte o ciencia.

Dicha obligación le impone que no divulgue ni participe a otros dichos “secretos”


sin consentimiento de la persona a quien le conciernan. El secreto profesional
es, así, una garantía para el ejercicio de determinada profesión u oficio, de modo
que ninguna autoridad o poder público, en general, pueda obligar a entregar
dicha información reservada para usos propios de la profesión.

Esta garantía resulta fundamental cuando la profesión u oficio guarda estrecha


relación con el ejercicio de otras libertades públicas, como es el caso de los
periodistas respecto de la libertad de información y expresión, o de los abogados
con relación al ejercicio del derecho de defensa. En estos supuestos, se trata de
preservar y garantizar el ejercicio libre de las profesiones, de los periodistas,
médicos o abogados con relación a sus fuentes de información, sus pacientes y
patrocinados respectivamente, de modo que estos profesionales no puedan ser
objeto de ningún tipo de presión de parte de sus empleadores o de las
autoridades y funcionarios con relación a hechos u observaciones vinculadas al
ejercicio de una determinada profesión u oficio.

En ese sentido, dos son los ámbitos de actuación de la garantía-derecho al


secreto profesional que reconoce la Constitución. En cuanto derecho, reconoce
al titular de tales secretos la exigencia de que estos sean celosamente
guardados por los profesionales a quienes se les confía de modo directo, o que
tuvieran acceso a información confidencial en razón de su ejercicio profesional;
del mismo modo, el secreto profesional también protege a los propios
profesionales, quienes podrán hacerlo valer en cualquier situación o
circunstancia en que los poderes públicos o cualquier persona o autoridad
pretendan desconocerlo de cualquier forma, sea obligando a confesar dichos
secretos o poniendo en riesgo su preservación en el ejercicio de su profesión.

En cuanto garantía, el secreto profesional impone un deber especial de parte del


Estado a efectos de preservar su eficaz cumplimiento. Dichas acciones de parte
del Estado deben concretarse en una adecuada legislación, así como en la
promoción de una cultura de respeto al ejercicio de las profesiones en general y,
en especial, de aquellas que tienen directa implicancia con la promoción de los
derechos y libertades públicas, como es el caso de la profesión del periodismo y
la promoción del derecho a la libre expresión e información; la abogacía y el
ejercicio del derecho de defensa; la profesión médica y la promoción de la salud,
así como las profesiones que inciden en la promoción de las libertades
económicas en el marco del Estado Social y Democrático de Derecho.

En cuanto al contenido de lo que debe considerarse secreto para los fines de su


protección, el Tribunal opina que, aunque resulta difícil determinarlo en
abstracto, de modo general puede establecerse que, se trata de toda noticia,
información, situación fáctica o incluso proyecciones o deducciones que puedan
hacerse en base a la pericia o conocimientos del profesional y que hayan sido
obtenidas o conocidas a consecuencia del ejercicio de una determinada
profesión, arte, ciencia o técnica en general. Están incluidas en la cláusula de
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protección y, por tanto, también les alcanza la obligación de mantener el secreto,
no sólo los profesionales a quienes se ha confiado directamente, sino también
sus colaboradores, ayudantes, asistentes e, incluso, el personal al servicio del
profesional que tuviera acceso directo a tales secretos”. (Exp. 07811-2005-AA
FJ de 5 a 8)

3. El secreto sumarial como un límite de la publicidad de los procesos

“… el secreto sumarial aparece como un límite constitucionalmente válido de la


publicidad de los procesos. Una cosa es mantener la reserva del sumario, es
decir, prohibir el acceso al expediente o a la audiencia, y otra muy distinta que
se prohíba expresarse públicamente.

Ahora bien, el derecho de mantener el secreto profesional sí debe tenerse como


límite, según se desprende del artículo 2º, inciso 18, de la Norma Fundamental,
ya que es un derecho y un deber constitucional". (Exp. 02262-2004-HC FJ 20)

4. El derecho a la vida prima sobre el derecho al secreto profesional

“... mantener el equilibrio entre la necesidad de que haya disciplina interna en el


organismo del que dependa principalmente la seguridad pública, la Policía
Nacional del Perú, por una parte, y la de hacer frente a las violaciones de los
derechos humanos básicos, por otra. En el caso de autos, se interpone demanda
por violación del derecho a la vida, el cual prevalece sobre el derecho al secreto
profesional, a lo que se agrega que el recurrente era un miembro de la institución,
que tiene como fines, entre otros, garantizar el cumplimiento de las leyes, la
seguridad de las personas y combatir la delincuencia...”. (Exp. 00804-2001-AA
FJ 2).

V. COMENTARIO

Este inciso está basado primordialmente en la libertad de ideología, la


defensa de convicciones y la protección a la intimidad en un contexto profesional
donde son brindados determinados servicios.

Una característica humana es la de pertenecer a diferentes tipos grupos de


masas con los que se comparte las mismas convicciones, ya sea culturales,
sociales, políticas o económicas de forma libre sin alterar la tranquilidad de los
demás.

Si bien la inclusión del secreto profesional a la Constitución de 1993 es un


paso para la protección de la intimidad, aún existen muchos factores y
excepciones donde éste puede ser vulnerado.

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VI. CONCLUSIONES

1. La persona, tiene la libertad de declarar o no sus convicciones. Por tanto,


podrá hacerlas públicas cuando lo desee.
2. El secreto profesional es una regla de juego en la relación profesional -
usuario del servicio, que obliga al profesional a guardar silencio sobre lo que
tome conocimiento en el contexto de prestación de servicios profesionales.
3. Se considera positivo que el secreto profesional tenga un rasgo
constitucional, así no hay ley de ocasión que pueda violentarlo.

VII. BIBLIOGRAFIA

- ÁLVAREZ M, E; SAR S, O y RIOS P, G. Constitución Política del Perú:


Sumillada, concordada y anotada artículo por artículo. 2da Edición. Perú, 2013
- GIL A, G. E. Análisis de la Constitución Política del Perú según el Derecho
Informático. Perú, 2008.
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERÚ. Estudio de la Constitución
Política de 1993. Tomo I. Primera Edición. Febrero del 2014.
- VELASQUEZ R, R. Los Derechos Humanos, una responsabilidad social.
Columna de la sección Opinión. Diario La República. Publicado el 03 de julio del
2017. Perú

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