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Es una etapa del desarrollo psicosexual infantil, momento donde de la libido o energía
sexual se detiene y permanece en estado latente. Se inicia alrededor de los 6 años,
paralelamente con el final de la elaboración del complejo de Edipo.
Entre sus principales características, aparece la adquisición por parte del niño de una
autoestima; un sentimiento de pertenencia respecto al grupo de pares y ya no al de
los padres; apareciendo también la adaptación al juego reglado y al aprendizaje
escolar.
Es durante y hacia el final del período de latencia que el niño comienza a forjar las
características inherentes a su personalidad, las cuales exterioriza por medio de sus
comportamientos y conductas en relación a los otros, en este caso sus pares.
Características principales
Latencia Temprana
La actividad motriz empieza a desarrollarse y ponerse en práctica cada vez, por medio
de los juegos reglados y los deportes, que funcionan como reguladores de la misma
evitando sus desbordes.
También es esperable en esta subetapa ver que los niños elijen juntarse con aquellos
de su mismo sexo, excluyendo a los del sexo opuesto.
Latencia Tardía
Es en esta subetapa que aparecen las características propias del período de latencia.
Entre ellas, aparece un mayor equilibrio y más estabilidad entre las distintas instancias
psíquicas del aparato psíquico. Éste fue concebido por Sigmund Freud en su teoría
psicoanalítica del desarrollo de la personalidad y el desarrollo psicosexual infantil.
La autocrítica aparece de forma más severa, por lo que la autoestima suele verse
afectada y más vulnerable. El niño empieza a verse de una forma más realista,
reconociendo sus propias debilidades y fortalezas.
Al reconocer y diferenciar los distintos roles que desempeña en los diversos espacios
sociales de los que es parte, el niño adquiere una perspectiva de sí mismo más
integrada y compleja, afianzando su sentido de identidad.
De este modo, el período de latencia puede describirse como una etapa del desarrollo
psicosexual del niño, que se caracteriza por la represión de la sexualidad infantil,
donde la libido permanece en un estado de latencia, mientras a nivel psíquico se
desarrollan las nuevas estructuras del psiquismo.