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2. 11. Escucha el requerimiento de tener un rey; lo reconoce como su ungido (1Sam 12,3.5) y
concede a la monarquía la oportunidad de ser un factor positivo para el pueblo (1Sam 12,20ss).
El pueblo de Israel es muy dado a seguir las costumbres de los demás pueblos locales y
viendo como estos son gobernados por reyes, creen que la salida a las acechanzas y para ser
respetados deben de tener un rey, un líder fuerte que los represente en medio de las disputas
originadas para ratificar su dominio sobre la tierra de Canaán, es así que claman Dios por un rey. (1
de Samuel 10:20-21a) Saúl es elegido por suerte. Y haciendo Samuel que se acercasen todas las
tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín. E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias,
y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Es así que en 1 de Samuel
10:1 Samuel unge a Saúl. “Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su
cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Yahvé por príncipe sobre su pueblo Israel?”
Lo que se hace con ungir a Saúl es algo mucho más grande que proclamarlo rey de Israel, es
decirle ante el pueblo que Dios habita en su corazón y es su deber respetar las leyes dadas por Yhwh
para que el pueblo pueda surgir de su mano y mantener su poder sobre los todos los otros pueblos
paganos, a lo cual el nuevo rey no alcanzó a interpretar, ni el gran poder que tenía ante Dios y ante
los hombres, más Dios reconoce su testarudez y le permite reinar para dar una lección al pueblo
infiel e idolatra.
Saúl debe ser poseído por el espíritu de Dios y para esto debe someterse a la voluntad
divina, algo muy duro para un hombre rudo que esta elevado sobre sí mismo al sentirse ya rey
ungido. Es así que Samuel le ordena en nombre de Yhwh que le espere, una orden demasiado dura
para un rey que por ejemplo de los reyes de otros pueblos son a quienes hay que esperar y nunca
reciben órdenes de nadie, menos de un profeta, más este profeta es la palabra de Dios mismo a la
que debe doblegarse y doblegar su tozudez, pecados que llevarán a que su reinado sea corto y
violento.
Para confrontar con la realidad de los pueblos ¿será necesario tener reyes o gobernantes
que están buscando el beneficio propio o podemos ser conscientes que lo primordial en la existencia
humana es seguir la ley de Dios y entendernos bajo el precepto del amor para con el prójimo y la
naturaleza, algo que a los gobernantes no se les ocurre para liderar sus pueblos?