I) View Finder S.A. demandó a Magna Quilmes S.A. por el pago de una suma de dinero proveniente de facturas emitidas por la prestación de servicios publicitarios para la promoción del "Bingo Quilmes", de propiedad de la demandada. Manifestó que había sido contratada por ésta, a través de su administradora Ladbroke Gaming Argentina S.A. II) La accionada, luego de negar los hechos relatados por la actora en su escrito de inicio, dijo que en enero de 1995 había celebrado un "contrato de administración y operación del Bingo Quilmes" con la empresa Ladbroke Gaming Argentina S.A., a la que solicitó se cite como tercero. Expresó que las partes del contrato de locación de servicios publicitarios habían sido View Finder S. A. y Ladbroke Gaming Argentina S.A., y agregó que los gastos y costos de las operaciones efectuadas por esta empresa debían ser solventados con los fondos resultantes de la explotación de las actividades del Bingo. III) A fs. 435 se presentó la sociedad citada como tercero. Manifestó que había administrado el "Bingo Quilmes", contratando por cuenta y orden de Magna Quilmes S.A. y que, al finalizar esa relación contractual en febrero de 1996, había entregado a la demandada toda la documentación que tenía en su poder, entre la cual estaban las facturas cuyo pago reclamó la actora. Agregó que en cumplimiento del contrato de administración había abonado parte de esas facturas, pero que el resto no habían podido ser canceladas porque los fondos obtenidos como consecuencia de la explotación del Bingo no habían sido suficientes y, a pesar de haber intimado a la demandada para que ponga a su disposición el dinero faltante, no había obtenido de ésta una respuesta favorable. IV) El juez de primera instancia hizo lugar a la demanda. Para así resolver tuvo en cuenta diversos elementos que indicarían que el vínculo contractual entre la accionada y su administradora era el propio de un mandato. En este aspecto, consideró relevante que las facturas y las cartas documento fueran emitidas por la actora a nombre de Magna Quilmes S.A., puesto que -según dijo- esto despejaba toda duda respecto del conocimiento que la actora había tenido de }a persona jurídica en nombre de la cual actuaba Ladbroke Gaming Argentina S.A. Por otro lado, el a quo asignó una importancia decisiva al peritaje contable efectuado sobre los libros de ambas partes, en los que se halló registrada tanto la relación comercial que las unía como el saldo a favor de la actora por un monto equivalente al reclamado en autos. Agregó el juez que, según el informe del perito, el contrato de administración no habría implicado para la propietaria del Bingo la pérdida del manejo de dicho juego, sino sólo la autorización para que sea explotado por Ladbroke Gaming Argentina S.A. en representación de Magna Quilmes S.A, de manera que la demandada no estaba desvinculada de las actividades del Bingo. Ante estas circunstancias, consideró demostrado e} vínculo que había unido a las partes y reiteró que, en todo caso, el contrato de administración no podía ser válidamente opuesto a }a actora "por tratarse de un acto res inter alios acta". Respecto al quantum de la deuda reclamada, lo consideró comprobado con las facturas y recibos acompañados a la causa. V) Apeló la demandada ya fs. 593 expresó agravios. Sostiene que el a quo no examinó correctamente el contrato que la había vinculado con la administradora, el cual, según manifiesta, no sería un mandato. Cabe destacar que el memorial no contiene otro agravio, sino que se limita a reiterar los hechos relatados en la contestación de demanda y considerados ya por el juez de primer grado. VI) Examinados los antecedentes del caso, estimo adecuado el enfoque expuesto por el primer sentenciante y la solución a la que arribó. Así lo creo porque es propia de los magistrados de la causa la calificación del contrato que vinculara a las partes, regla que, como enseña Federico Videla Escalada ("La causa final en el derecho civil", Abeledo-Perrot, Buenos Aires, ¡.968, pág. 41 ), encuentra apoyo en el principio que informa el art. 1326 del Cód. Civil y en su aplicación extensiva en toda la materia contractual con base analógica (art. 16 Cód. Civil). En el caso, el "contrato de administración" que otorgaron la demandada y Ladbroke Gaming Argentina S.A., si bien no exento de cierta atipicidad, pues involucraba prestaciones complejas a cargo de esta última, contenía sin duda un poder que facultó a Ladbroke G.A.S.A. a emitir declaraciones de voluntad a nombre de Magna Quilmes S.A., concernientes a todos los actos de administración necesarios para la promoción del Bingo y el cumplimiento de sus actividades (ver art. I, puntos 1.1 y 1.2 del "contrato de administración y operación del Bingo", fs. 231 ), cuyas consecuencias jurídicas le serían directamente imputadas a la comitente. Todo lo cual conduce liminarmente a situar la cuestión en el ámbito de las reglas del mandato (arts. 1869 y ss. Cód. Civil), lo que parece corroborado por el conjunto de estipulaciones previstas en el convenio. En el artículo V del contrato se especificaron las tareas que la demandada delegó en su administradora y en el punto 5.2 se hizo una mención especial de los contratos que Ladbroke G.A.S.A. estaba autorizada a celebrar para la promoción y publicidad del Bingo con los fondos de la sociedad demandada, administrados por aquélla. A su vez, en el punto 5.4 se otorgó a Ladbroke G.A.S.A la función de pagar "todos los costos y gastos incurridos por la Sociedad (Magna Quilmes S.A.) relacionados con la administración y operación del Bingo..." con los recursos de ésta, y entre esos costos estaban incluidos los servicios prestados por terceros (ver artículo V, punto 5.4 (iii)). En el punto siguiente, se agregó que en caso que Magna Quilmes S.A. no tuviese los fondos suficientes para solventar los costos y gastos que Ladbroke G.A.S.A debiera pagar por el Bingo, esta última sociedad debería requerirle a aquélla que pusiera a su disposición el dinero faltante dentro de los dos días hábiles de efectuado el requerimiento, sin que Ladbroke G.A.S.A tuviese "ninguna obligación de adelantar por su propia cuenta la totalidad o cualquier parte de los costos" vinculados con el Bingo A esta altura es dable recordar que, en caso de existir dudas acerca de si un contrato ha sido hecho a nombre del mandante o del mandatario, debe atenderse ala naturaleza del negocio ya lo que por el mandato se encargó (conf. art. 1940 y concs. del C.Civ.), y parece razonable que si la citada como tercero en este juicio no tenía la obligación de adelantar fondos por las obligaciones que hubiese contraído para el cumplimiento de las actividades del Bingo, menos aún podría exigírsele la obligación de responder en su totalidad por el reclamo que efectuó View Finder S.A., como si hubiese contratado a nombre propio. A lo que debe añadirse que entre las condiciones expresamente pactadas por las partes, se previó que Ladbroke G.A.S.A. no se encontraba obligada a responder ante futuras acciones de terceros. No es menos relevante aquí que, en el artículo VI punto 6.2 (e), la sociedad demandada se obligó a otorgar poderes adicionales a Ladbroke G.A.S.A.. si ésta los necesitaba para cumplir con el objeto del contrato. Parece obvio que si se habló de poderes adicionales, es porque las partes entendieron que el contrato que las vinculaba indudablemente contenía un poder que Magna Quilmes S.A. otorgara a Ladbroke .G.A.S.A (ver fs. 237), vale decir, la facultad de emitir declaraciones de voluntad a nombre del poderdante. Por último, cabe también mencionar que en el artículo X se pactó que si a Magna Quilmes S.A. se le demandaba una suma de dinero en concepto de indemnización por actos de responsabilidad de Ladbroke G.A.S.A., ésta debía reintegrar a la otra las sumas abonadas. Pero obsérvese que no se pactó responsabilidad solidaria de la administradora, ni acciones de regreso a su cargo, para los casos en que se demandara a Magna Quilmes S.A. por incumplimiento de contratos otorgados por aquélla. El análisis de estas cláusulas induce a pensar, pues, que este "contrato de administración", en lo atinente a los actos jurídicos concluidos por Ladbroke G.A.S.A. en el marco de su gestión, debe regirse por las normas propias del contrato de mandato. Y en el contexto de autos cabe concluir que la administradora (mandataria) actuó en nombre de la sociedad mandante y dentro de los límites del mandato. Esta interpretación, sumada a los restantes elementos probatorios ya esbozados por el a quo y con cuya valoración coincido, determinan que la deuda debe ser afrontada por Magna Quilmes S.A., por el total de la suma reclamada. VII) Por las razones expuestas, si mi criterio fuera compartido, deberá confmnarse la sentencia en cuanto ha sido materia de recurso, con costas ( conf. art. 68, CPCC). Así voto. Por análogas razones, el Doctor Bindo B. Caviglione Fraga adhiere al voto .