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Analizando las condiciones actuales por las que camina la sociedad, hemos de notar
que estos valores son una condición imprescindible para el relacionamiento.
Los valores forman parte de nuestra realidad que sí requeriría de una visión crítica
y un análisis exhaustivo para poder ajustar lo que dicen los materiales respecto a
ellos (los valores) con la realidad actual y teniendo en cuanta las diversas
situaciones tanto personales como sociales.
Sin embargo, de una manera más específica, para definir los valores, debemos
distinguirlos atendiendo a su condición como valores individuales (valores
humanos), o como valores colectivos, de los que se distinguen los valores sociales
y los valores culturales.
Los primeros, se nutren de las premisas que impulsan al ser humano en su progreso
en la continua búsqueda de la perfección. En cambio, los valores sociales son los
principios que gestan las acciones comunes de los individuos que pertenecen a una
colectividad. Y en tercer lugar, los valores culturales se identifican con la base sobre
la que se desarrolla la identidad de un pueblo, sus usos y costumbres.
Pero no todos los valores poseen la misma importancia, los valores se sistematizan
y organizan de forma jerárquica en sistemas de valores que los interrelacionan entre
sí, formando relaciones de necesidad y dependencia entre ellos. De este modo,
dependiendo del grupo social en cuestión, se concede más relevancia a unos
valores que a otros, a pesar de que entre todos ellos existan relaciones de
interdependencia. Y así, sobre estos valores centrales se materializan como el
Ordenamiento Jurídico, que se instituye con el fin de proteger, organizar y regular
la convivencia en un orden social deseado.
Por ello, la formación en valores se hace imprescindible, tanto como son importantes
los valores en sí mismos, para procurar que los mismos pervivan y se solidifiquen
en las relaciones sociales, desde una perspectiva de cohesión e integración en la
convivencia. A través de la familia, la escuela, y el resto de grupos sociales a los
que pueda pertenecer la persona, se lleva a cabo la formación en valores por medio
de la interacción social. Sin embargo, según las últimas tendencias educativas, se
pretende institucionalizar y planificar esta formación con el objetivo de humanizar la
educación, reconociendo la importancia incuestionable que sustentan los valores.
Siempre han existido asuntos más
importantes que otros para los seres
humanos. Por ello, valoramos personas,
ideas, actividades u objetos, según el
significado que tienen para nuestra vida.
Por ejemplo, es difícil saber cómo enseñar a los hijos el valor “tolerancia”, si nuestros
líderes y gobernantes insultan permanentemente a todos aquellos con quienes
tienen diferencias de opiniones. Igualmente resulta cuesta arriba promover el valor
“respeto” si hay maestros, profesores, jefes o padres que frente a situaciones
complejas defienden sus decisiones argumentando: “Aquí se hace lo que yo digo”
o “Las cosas son así porque sí”. En términos prácticos es poco probable que una
comunidad funcione bien (y no digo “perfecto”) si las personas que la integran no se
basan en ciertos principios que orienten permanentemente su forma de
relacionarse, en las buenas y en las malas.
Para la cultura organizacional de una empresa los valores son la base de las
actitudes, motivaciones y expectativas de sus trabajadores. Los valores son la
columna vertebral de sus comportamientos. Si los valores no tienen significados
comunes para todos los empleados, el trabajo diario se hace más difícil y pesado.
El ambiente laboral se vuelve tenso, la gente trabaja con la sensación de que no
todos reman en la misma dirección y los clientes pagan las consecuencias.
Como pilares de una empresa, los valores no sólo necesitan ser definidos. La
empresa debe darles mantenimiento, promoverlos y divulgarlos constantemente.
Sólo así sus trabajadores tendrán mejor oportunidad de comprender sus
significados y ponerlos en práctica en sus labores diarias.
Los valores son las normas de conducta y actitudes según las cuales nos
comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto.
Todos los padres deseamos que nuestros hijos se comporten de forma educada,
pero sin que se conviertan en niños temerosos o conformistas, ni transformándonos
nosotros en padres exigentes y quisquillosos. Hay algunos valores fundamentales
que todas las personas debemos asumir para poder convivir unos con otros y que
son importantes tener siempre presentes y cumplir sin perjudicar a nadie.
Durante los primeros años nuestros hijos aprenden tanteando el terreno y probando
cosas. A través de pequeños actos, nuestro hijo va percibiendo qué está bien y qué
no debe hacer. A partir de la edad de 3 años, ya saben ver en otros niños lo que
hacen mal y lo que hacen bien: “Miguel es muy guapo porque me da besos” o “David
se porta mal porque da patadas”. A partir de los 5 y 6 años, los niños tienden a mirar
a los adultos y ver en ellos el claro ejemplo de lo correcto: por eso intentan ser como
ellos y comportarse como ellos. De esta manera aprenderán mucho sobre valores.
Los valores pueden variar mucho según las culturas, las familias o los individuos.
Existen diferentes tipos de valores:
Facilitan la socialización
Los valores se traspasan y se transmiten hacia
los niños durante su socialización primaria y
secundaria. Es bastante complicado hacer que
un adulto aprenda nuevos valores, por eso son
inculcados desde niños. En la familia suele ser
el primer ambiente donde se inculcan los
valores. Los padres tienden a ser los principales
formadores de sus hijos, por lo que es
importante que los valores se transmitan de
generación en generación. La escuela también es uno de los ambientes más
importantes donde se aprenden los valores que facilitan la socialización.
Tener educación, respeto, ser sincero, actuar con honestidad, ser responsable, ser
fiel, solidario, etc. no da lo mismo que no serlo. ¿Cómo va a dar lo mismo ser
respetuoso con la gente que nos rodea, que no serlo? ¿Cómo va a ser lo mismo ser
honesto, cobrar el dinero justo, devolver lo que no es nuestro, no engañar en las
cuentas, que no serlo?
El egoísmo y la indiferencia ante las personas y las cosas que tenemos a nuestro
alrededor, puede que satisfaga puntualmente nuestras iras, rencores u odios ante
la sociedad, las injusticias o la podredumbre que se han cruzado en nuestro camino,
pero esa misma reacción desechando y renunciando a los valores fundamentales
del ser humano, rebotará en nosotros recibiendo eso mismo por lo que actuamos
con rebeldía.
Como dice en uno de los enlaces que adjunto, "los valores se convierten en guías
y pautas que marcan las directrices de una conducta coherente. Se convierten en
ideales, indicadores del camino a seguir. De este modo, nos permiten encontrar
sentido a lo que hacemos, tomar las decisiones pertinentes, responsabilizarnos de
nuestros actos y aceptar sus consecuencias. Nos permiten definir con claridad los
objetivos de la vida. Nos ayudan a aceptarnos tal y como somos y estimarnos. Nos
hacen comprender y estimar a los demás. Facilitan la relación madura y equilibrada
con el entorno, con las personas, acontecimientos y cosas, proporcionándonos un
poderoso sentimiento de armonía personal".
CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES
Una de las características de los valores es la
que se denomina polaridad, ello significa que
a cada valor corresponde un antivalor, a
aquello que posee un sentido valioso para la
existencia se opone el significado de lo que no
tiene sentido para la misma.
(a) Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son
más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más
fugaz que el de la verdad.
(c) Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las
personas.
(d) Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los
practican.
(e) Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; Todo valor
conlleva un contravalor.
(f) Jerarquía: Hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y
otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las
jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo
progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
Toda sociedad cuenta con un código de normas morales, normas sobre el deber y
lo bueno, es decir, con una moral. El modo como los miembros de la sociedad
acepta esas normas y las practican puede ser llamado moralidad. Puede darse el
caso de que, existiendo una «moral», exista también «inmoralidad».
En este caso la persona debe dejarse guiar por lo que dice la fe. Busca la realización
del hombre para que éste a su vez pueda llegar "ser santo", es decir, la
autorrealización personal de cada individuo religioso.
El amor
*La caridad
*La santidad
*La obediencia
*La misericordia
b. Valores Morales
Además de los valores religiosos nos encontramos con estos tipos de valores (los
morales) cuya vital importancia radica en el hecho de que con finalidad objetiva
busca la bondad del hombre y también su felicidad. Para ello es se hace
imprescindible la incorporación de las virtudes humanas dentro del mundo de
actitudes que poseemos como seres humanos. La preponderancia de la práctica de
estos valores es que la libertad está dirigida por la razón y también busca, más que
nada la autorrealización de los hombres; busca hacer del ser humano un ser íntegro
y con pautas de conducta establecidas que regulan el comportamiento pero que no
tienen una obligación pero que requiere de una disposición ante ellos.
El Agradecimiento
El Respeto
La Amistad
La Bondad
La Dignidad
La Generosidad
La Honestidad
La Humildad
La Justicia
La Laboriosidad
La Lealtad
La Libertad
La Paz
La Perseverancia
La Prudencia
La Responsabilidad
La Solidaridad
La Tolerancia
c. Valores Estéticos
Este tipo de valor cuenta con un objetivo
primordial que es la belleza. Con ellos busca
establecer una armonía perfecta en el universo
y para ellos propone la contemplación, la
creación y la interpretación de todo cuanto se
encuentre a su alrededor como actividad para
llegar a ella.
-Lo grandioso
-Lo elegante
-Lo sublime
-Lo ridículo
-Lo trágico
d. Valores Intelectuales
La búsqueda constante de la verdad
forma parte del objetivo fundamental
de este tipo de valor; la sabiduría
como fin subjetivo, que hace a cada
persona, se consigue por medio de la
abstracción y construcción de los
conocimientos y la adquisición de
nuevas ideas teóricas que
fundamenten los previos
conocimientos. Para ello es necesario
la razón, pero no un tipo de
racionalidad cualquiera, sino aquel que ayude a la elevación de la intelectualidad
del hombre.
Así encontramos una serie de tipos de valores que, de una u otra manera, nos
facilitan la actividad cotidiana en lo que respecta al bienestar personal y social de
cada uno. Entre los ya citados podemos destacar además los valores afectivos que
busca más que nada el amor, el placer, el afecto; los valores sociales que son
estereotipos que la sociedad planta como modelo de vida basado en el poder, en la
fama y en el prestigio y que busca más que nada la interacción de los seres
humanos dentro de un contexto social; los valores físicos, que ante cualquier otra lo
que busca es el bienestar físico o corporal de las personas por medio de la salud y
la higiene; por último podríamos hablar de los valores económicos, que más que
nada lo que busca es el bienestar, la riqueza a través de las cosa que tienen un
valor convencional por medio de negocios y la correcta administración de los bienes.
Curiosidad
Interés por el conocimiento
Comprensión
Cultura
Criticidad
Inteligencia
NORMAS, VALORES Y CONCIENCIA
Actos, actitudes y carácter representan el
aspecto personal de la estructura moral. Las
normas y los valores son, en principio, supra-
personales; parecen tener carácter «objetivo», y
se «interiorizan» por medio de la conciencia.
Los valores legitiman las normas, pero la aplicación de éstas puede hacerse de dos
maneras: rígida y flexiblemente. La conciencia moral representa la personalidad de
las normas y los valores, y la posibilidad de la autonomía moral. Sin embargo, se
trata de un concepto que se usa frecuentemente con enorme ambigüedad y que
necesita ser aclarado. La conciencia moral no es una «cosa» o una «entidad»
misteriosa que habita dentro de nosotros, como parecen sugerir expresiones como
«el gusano de la conciencia» o «la voz de la conciencia».
a. La ética de Scheler
• Niega que el «valor» sea una cualidad «natural».
b. Teorías subjetivistas
Los valores carecen de realidad objetiva. Es el
ser humano quien da valor a las cosas, éstas
valen solo en la medida en que son apreciadas,
deseadas, etc. Estas teorías son, en general,
psicologistas, irracionalistas y relativistas:
explican la creación de los valores por procesos
psicológicos (individuales o colectivos) de tipo
sentimental (irracional); ello hace que las cosas
«valgan» para aquellos que les conceden valor y
en la medida en que se lo conceden.
Pero Sartre corrige este exagerado individualismo al afirmar con Kant que el
individuo debe hacerse responsable de su elección, como si eligiera para toda la
humanidad.
c. Teorías objetivistas
Los valores son independientes del ser
humano, que no los crea, sino únicamente los
descubre. También son independientes
respecto a las cosas mismas, con lo cual se
afirma la existencia de un ámbito de la
realidad distinta de la naturaleza. Scheler es
el que mayor repercusión tuvo en este
ámbito.
Se deduce, por tanto, que en orden a la apropiación de los valores tanto para el
grupo como para el individuo, es necesario concretar las actitudes en compromisos,
así por ejemplo, el respeto a las personas implica aceptar sus forma de ser, sus
puntos de vista, sus quejas, sus derechos, etc.
El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones
intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la
actuación. Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar
de otras, al formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan
mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de
valor y acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de
valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser
humano.
Por los cambios tan acelerados que se han experimentado en las últimas décadas,
como consecuencia de los avances tecnológicos y la promoción del libre mercado,
todo evaluado bajo la perspectiva de competitividad, eficiencia, eficacia, rentabilidad
y economicidad, se han deteriorado las relaciones humanas, debido a la nueva
jerarquía de valores que se basan más en un bienestar material individual y se
descuida la dignidad de la persona. Comprendimos que los valores son un conjunto
de creencias que nos dictan la forma de conducta más aceptada socialmente.
Los valores determinan las normas morales, es decir que los valores establecen un
modelo de conducta aceptable en una sociedad y para garantizar que este modelo
sea observado por los miembros de esa sociedad se emiten las normas que regulan
la actuación del individuo dentro de la sociedad. La relación entre ética y los valores
es que la primera es el estudio de los actos humanos o costumbres y los valores
son en sí esos actos o costumbres preferidos o aceptados por una sociedad.
Solo el ser humano tiene conciencia moral porque solo él tiene capacidad o
conciencia de sí mismo, de valorizarse y poder juzgar su conducta. Es importante
utilizar la brújula de la "conciencia emocional", para evaluar si la actividad que
vamos a emprender vale la pena. Como conciencia emocional se entiende como la
capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras
acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de
toma de decisiones.
https://www.importancia.org/valores.php
https://elvalordelosvalores.com/la-importancia-de-los-valores/
Formación Ética y Ciudadana. Brígido Aguilera Vera. Primer curso. Año 2002. Pág.
166 – 175