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Haciendo la diferencia hoy
El consumo excesivo de alcohol puede arruinar la salud de una persona, así como su vida
familiar y su carrera. También hace que el mundo sea más peligroso para el resto de la
sociedad. Muchos accidentes, asaltos y robos involucran el uso de alcohol por parte del que
comete la ofensa. La sociedad paga también un alto costo financiero. Los problemas
relacionados con el uso de alcohol le cuestan al país miles de pesos al año.
Según la Encuesta Nacional de Adicciones de 2002 (ENA 2002), en el corazón de esta
crisis, se encuentran 17.7 millones de mexicanos – los que abusan del alcohol, que causan
daños a su salud porque beben en exceso, y los alcohólicos, aquellos que ya no pueden
controlar su ingesta de alcohol. Los deseos compulsivos por ingerir la droga son tan
poderosos que sobrepasan la habilidad de dejar de beber, aún ante las devastadoras
consecuencias que tiene seguir bebiendo. El 21.6 % de los mexicanos entre 18 y 65 años de
edad abusa del alcohol y el 3.1 % tiene problemas con el alcohol sin incluir dependencia
física. Sin embargo, sólo el 0.7 % en este rango de edades sufre de dependencia física
severa y requiere de programas de tratamiento. El 2.3 % de esta parte de la población
corresponde a varones en zona urbana y el 1.5 % a varones en zona rural, mientras que los
índices para las mujeres en ambas zonas no sobrepasan el 0.1 % (ENA 2002). En el país, la
proporción más elevada de consumidores de alcohol se ubica en la zona centro (62 %) y el
1
Distrito Federal y Guadalajara son las ciudades que alcanzan índices más altos
(Observatorio mexicano en tabaco, alcohol y otras drogas, 2002). En México, el consumo
de alcohol no se distribuye en forma homogénea en la población. Por una parte, existe una
proporción importante de abstemios, principalmente en la población femenina. El alcohol
disponible es consumido primordialmente por hombres de edad media (ENA 1998), aunque
en los últimos años el consumo de la substancia ha aumentado de manera importante en los
jóvenes (ENA 2002) (Figura 1). Por otra parte, el alcohol en nuestro país se consume en
forma episódica (no diariamente), de tal manera que se ingieren grandes cantidades de
alcohol por ocasión de consumo. Así, los accidentes sucedidos en presencia de alcohol
están más relacionados con la ingesta aguda que con el consumo crónico de la droga
(Observatorio mexicano en tabaco, alcohol y otras drogas, 2002).
OJO : En México, 32 millones de personas han consumido alcohol alguna vez en su
vida, y de éstos 13 millones tienen problemas serios con la bebida, mientras que 3
(CEAJ) (Rodríguez R., El Universal, Enero 2005; Díaz de León G., El Día, Diciembre
2005; La Crónica, Diciembre 2005).
La investigación : nuevos tratamientos
poco tiempo, poco podía hacerse para ayudar a los bebedores problemáticos a permanecer
libres de alcohol, excepto por los programas de asesorías, que pueden ser costosos y no
neuroquímicos del alcohol, han permitido diseñar nuevos tratamientos con una base
biológica, algunos de los cuales se encuentran disponibles actualmente.
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Un gran paso en el desarrollo de medicamentos ocurrió en años recientes, cuando los
científicos descubrieron que el alcohol actúa sobre varios sistemas químicos en el cerebro
para producir sus atrayentes efectos. Sobre la base de estudios subvencionados por los
Unidos, la naltrexona, una droga que actúa sobre uno de estos sistemas, llamado sistema
opioide (Figura 2), fue aprobada como tratamiento del alcoholismo a mediados de los años
90. Se cree que entre los efectos que produce el alcohol sobre el sistema opioide se
incluyen los sentimientos eufóricos que hacen que la persona quiera beber otra vez. La
naltrexona puede bloquear esta reacción y ayudar así a reducir los deseos compulsivos por
beber alcohol en algunos alcohólicos. El uso de la naltrexona en México fue aprobado por
Secretaría de Salud en 1998 y desde entonces se utiliza comercialmente en el tratamiento
del alcoholismo.
Más recientemente, los investigadores han puesto su atención en otro de los sistemas
químicos del cerebro. Por ejemplo, cuidadosos estudios de ciencia básica, subvencionados
cerebral de glutamato. Específicamente, el alcohol parece producir cambios en el sistema
de glutamato que produce los síntomas de abstinencia, tales como temblores y ansiedad,
cuando el alcohol es suprimido después de haberlo consumido por mucho tiempo. Se cree
que estos síntomas y otros cambios en la función de glutamato son los que motivan a la
gente a volver a beber y cuando lo hacen, a beber más. Estos descubrimientos llevaron a los
investigadores a sospechar que los medicamentos que restablecen el balance del sistema de
glutamato podrían ayudar a la gente a permanecer sobria.
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Este concepto fue apoyado cuando la investigación proporcionó evidencia de que una droga
europea, el acamprosato, actúa sobre el sistema de glutamato y puede ayudar a tratar los
descubrimientos, en el año 2004 el uso de la droga fue aprobado en Estados Unidos para
ayudar a que los alcohólicos que habían dejado de beber permanecieran libres de alcohol.
OJO : En México, el uso del acamprosato en el tratamiento del alcoholismo aún no ha
tiempo, pero lo retiró del mercado por no ser redituable ¡¡¡]
Los avances continúan
pronostican el desarrollo de nuevas y más refinadas estrategias de tratamiento. El apoyo
(Institutos Nacionales de la Secretaría de Salud, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico
Nacional (IPN), etc), permitirá a los científicos mejorar las opciones terapéuticas y ayudar
a un número creciente de personas a combatir los serios problemas del consumo excesivo
de alcohol.
Alcoholismo
Haciendo la diferencia mañana
alcoholismo, pero aún quedan obstáculos. Los medicamentos disponibles no siempre son
efectivos, y mucha gente encuentra difícil adherirse a los regímenes de tratamiento. Como
resultado, muchos bebedores problemáticos continúan bebiendo excesivamente.
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Sabía usted que :
Más de 17.7 millones de mexicanos abusan del alcohol o son alcohólicos, los que
claramente han perdido el control sobre su ingesta de alcohol (ENA 2002). Según las
dependientes del alcohol (Periódico El Porvenir, Monterrey, Agosto 2005).
En América Latina, en los países de baja tasa de mortalidad entre los que se ubica
México, el abuso de alcohol ocupa el primer lugar. Las encuestas mexicanas han
documentado cómo de 1988 a 1998 disminuyó en 10 años de edad el mayor índice de
consumidores y consumidores fuertes; mientras que en 1988 el mayor índice se ubicaba
en la década comprendida entre los 40 y 49 años, en 1998 ésta ocurrió entre los 30 y 39
años (ENA 2002). Estas tendencias presumen un incremento en los índices de problemas
junto con la ocurrencia a una menor edad y, por tanto, una mayor carga del problema para
la sociedad.
– México gasta 300 mil millones de pesos anuales en atender problemas de adicción
a alcohol, tabaco y otras drogas (ALCOHOLInfórmate, Octubre 2003).
Los problemas relacionados con el consumo excesivo de alcohol le cuestan a la sociedad
aproximadamente X millones de pesos al año.
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El abuso de alcohol representa un elevado costo para el país, por su contribución en
mortalidad prematura debida a problemas de salud y como resultado de accidentes y
violencias. Se ha estimado que el abuso de alcohol por sí solo representa el 9 % del peso
total de la enfermedad en México. Los padecimientos asociados al consumo de alcohol
que más pérdida de días de vida saludable provocan, son la cirrosis hepática (39 %), las
lesiones por accidente de vehículo de motor (15 %) , la dependencia alcohólica (18 %) y
los homicidios (19 %). Sin embargo, también se trata de uno de los problemas de
orientados a su prevención y manejo. (Observatorio mexicano en tabaco, alcohol y
otras drogas, 2002).
De acuerdo con los Servicios Médicos Forenses, un estudio realizado en el año 2002
mostró que el abuso de alcohol estaba asociado con el 81.3 % de las muertes producidas
por uso de drogas, siendo la gran mayoría hombres (94.0 %). La causa principal de estas
muertes fue la asfixia (17.7 %) y el segundo lugar fue por accidente de tránsito (16.8 %)
México, 2002).
número de casos (79.5 %) de sujetos que estaban bajo la influencia de alguna substancia
accidentes automovilísticos (15.3 %). Las patologías más frecuentes asociadas al
consumo de alcohol en los últimos 30 días fueron afección osteomuscular (14 %) y
cirrosis o gastritis (7.3 %) (SISVEA México, 2002).
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Beber excesivamente aumenta el riesgo para ciertos tipos de cáncer y puede causar
cirrosis hepática, problemas del sistema inmune y daño cerebral.
Nuestro país presenta elevada mortalidad por cirrosis hepática, con tasas de 22 muertes
por 100,000 habitantes (ENA 1998). La mortalidad por cirrosis asociada con el abuso de
alcohol se encuentra en ascenso. Por ejemplo, en los hombres aumentó en 72 % entre
1990 y 1995, mientras que en las mujeres el incremento fue de 13 %. En contraste,
durante el mismo período, la mortalidad por cirrosis hepática asociada a otras causas
disminuyó en 33 % para los hombres y en 20 % para las mujeres (Observatorio mexicano
en tabaco, alcohol y otras drogas, 2002).
En México, 50 % de los jóvenes que cometen un delito están bajo el influjo de alguna
droga (Manrique Gandaria, ALCOHOLInfórmate, Enero 2006). Durante el año 2002, los
Centros de Integración Juvenil informaron que entre los menores infractores, el 14.1 %
de ellos reportó abuso de alcohol. Más de la tercera parte de estos jóvenes (38.5 %)
cometió infracciones mientras estaba intoxicada, y el robo fue la más común de ellas
(45.1 %) (SISVEA México, 2002).
Uno de cada tres hogares en nuestro país sufre de violencia intrafamiliar a causa del
Encuesta Nacional de Adicciones de 1998 señalan que el 29 % de las mujeres adultas,
habitantes de zonas urbanas en nuestro país y que tienen o que han tenido pareja, han
sufrido violencia física por parte de ésta. En el 60 % de los casos de este tipo de
violencia, el alcohol estuvo involucrado. Datos de la Encuesta de Hogares llevada a cabo
en Pachuca, Hidalgo, en 1997, muestran que, a mayor intensidad en la violencia, mayor
parece ser la participación del alcohol : en 8 % de los casos hubo violencia verbal, en 26
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% la violencia incluyó golpes y en 52 % se forzó a una relación o contacto sexual. En un
estudio realizado en 1998 en Cuernavaca, Morelos, se encontró que del 11.1 % de las
mujeres entre 15 y 49 años de edad que sufre violencia por parte de su pareja, el 5.2 %
fue atacada sexualmente, donde su pareja estaba bajo los influjos del alcohol (Rivera
Rivera L. y otros, 2004, Salud Pública México 46: 113122).
Con apoyo financiero continuo a la investigación, los practicantes del cuidado de la salud
podrían tener pronto más opciones para ayudar a los bebedores problemáticos a permanecer
sobrios.
La investigación : esperanza para el futuro
Una prometedora nueva técnica bajo estudio podría ayudar a los bebedores a adherirse a
sus regímenes de tratamiento. La droga naltrexona, que actúa sobre el sistema opioide del
cerebro, puede ayudar a suprimir los deseos compulsivos por beber el algunos alcohólicos,
pero el consentimiento de éstos al tratamiento podría ser un problema. Para salvar este
obstáculo, los científicos han desarrollado una forma inyectable de liberación sostenida de
esta droga. Recientemente, un estudio encontró que los alcohólicos que recibieron
significativamente menor de días de consumo de alcohol y una tasa mayor de abstinencia
que las personas que recibieron una inyección placebo.
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Otros trabajos enfatizan el potencial de drogas adicionales que, como el recientemente
aprobado acamprosato, actúan sobre el sistema de glutamato del cerebro. Recientemente,
un estudio indicó que el medicamento topiramato, que boquea algunos de los efectos del
glutamato y se usa para tratar el desorden epilepsia, ayuda a las personas con un consumo
indican que otra droga que actúa sobre el sistema de glutamato y que es usada en el
tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, la memantina, podría ayudar a tratar a los
alcohólicos. Otras investigaciones han diseñado un nuevo compuesto que actúa sobre el
sistema de glutamato, así como sobre sistemas sinérgicos que promueven su acción, y han
empezado a probar su habilidad para tratar el alcoholismo.
Los investigadores también están estudiando estrategias combinadas con el objeto de
aumentar los beneficios. Un gran estudio, subvencionado por los NIH, está probando
actualmente la efectividad de tratar a los alcohólicos con varias estrategias combinadas de
asesorías y tratamientos con naltrexona y acamprosato.
Es claro que más ayuda para los alcohólicos y la sociedad en general está cerca, pero ésto
sólo se convertirá en realidad con apoyos financieros continuos para la investigación.
Figuras
Figura 1
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Tendencias del consumo de alcohol en el período 19982002 en población urbana entre los
18 y 65 años de edad. Los índices de consumo y dependencia de alcohol de la población
adulta entre 18 y 65 años de edad muestran pocas diferencias en las encuestas de 1998 y
2002, tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, los índices de crecimiento en el
consumo y en el abuso de alcohol entre los adolescentes menores de edad se incrementaron
significativamente en los hombres en un 0.6% en 1998 y en un 2.7 % en 2002, mientras que
en las mujeres los incrementos fueron de 0.2 % en 1998 y de 0.8 % en 2002.
Fuente : Encuesta Nacional de Adicciones 2002 (ENA 2002), Consejo Nacional contra las
(INPRFM), Dirección General de Epidemiología (DGE), Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (INEGI).
Modificado de ENA 2002.
Figura 2
Los medicamentos que actúan sobre los sistemas químicos que contribuyen a los efectos
adictivos del alcohol ayudan a las personas a permanecer sobrias. La primera droga
desarrollada para actuar sobre uno de estos sistemas y que fue aprobada como tratamiento
del alcoholismo fue la naltrexona. El alcohol, entre sus múltiples acciones, parece
desencadenar la liberación de substancias químicas llamadas opioides, en el cerebro. Los
opioides pueden entonces actuar sobre receptores en células nerviosas vecinas. Se cree que
esta actividad produce los sentimientos eufóricos que hacen que una persona quiera beber
compulsivos por beber alcohol en algunos alcohólicos.
1
El apoyo financiero continuo a la investigación podría conducir a :
Nuevas y refinadas opciones para el tratamiento de las personas que tienen problemas de
un consumo excesivo de alcohol.
Un mejor conocimiento de cómo combinar varios medicamentos y asesorías técnicas para
obtener el resultado más efectivo.
Cargas financieras más bajas para la sociedad y el gobierno.
La investigación ya ha conducido a :
Una mayor comprensión de cómo el alcohol produce sus atrayentes efectos.
El desarrollo del medicamento naltrexona, que actúa sobre el sistema opioide del cerebro
y ayuda a suprimir los deseos compulsivos por beber alcohol en algunos alcohólicos.
La aprobación del medicamento acamprosato, que actúa sobre el sistema de glutamato del
cerebro y puede ayudar a los alcohólicos que han dejado de beber a permanecer libres de
alcohol.
1
Referencias
Díaz de León G. “Entre líneas / Reformas a la Ley de Salud.” El Día, 27/12/2005, página 4,
Nacional (Noticia en ALCOHOLInfórmate).
“Efectos y tratamiento del alcoholismo”, Periódico El Porvenir, Monterrey, 10/08/2005,
página 3, Cultura (Noticia en ALCOHOLInfórmate).
Salud (Noticia en ALCOHOLInfórmate).
Encuesta de Hogares, Pachuca, Hidalgo, 1997.
Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 1998.
Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2002.
“Gasta México 300 mil mdp anuales en atender problemas de adicción (alcohol, tabaco y
drogas)”, ALCOHOLInfórmate, 10/10/2003.
Informe del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA) en México
: 2002.
Manrique Gandaria. “Urgen a definir eficaz política de prevención de delito y adicciones”,
ALCOHOLInfórmate, 04/01/2006.
1
MedinaMora M.E., Natera G. y Borges G. (2002) Alcoholismo y abuso de bebidas
alcohólicas. Observatorio mexicano en tabaco, alcohol y otras drogas.
RiveraRivera L., LazcanoPonce E., SalmerónCastro J., SalazarMartínez E., Castro R. y
HernándezAvila M. (2004) Prevalence and determinants of male partner violence against
mexican women : A populationbased study. Salud Pública México 46:113122.
Rodríguez R. “Frenk : Afecta alcoholismo a 32 millones de mexicanos.” El Universal,
18/01/2006, pagina 8, México (Noticia en ALCOHOLInfórmate).
Version en español realizada por del doctor Francisco Fernandez de Miguel.
Experimentos clásicos
conductas que inducen progresivamente a la ingesta de dosis cada vez mayores, lo que
podría conducir al abuso y/o a la dependencia de la substancia. Esta secuencia de eventos
parece ocurrir por la activación de circuitos cerebrales específicos por el alcohol, y se debe
a que el alcohol ejerce sus acciones a través de mecanismos de reforzamiento positivo y
negativo, las cuales están relacionadas con una gran variedad de estados subjetivos, que van
desde sensaciones placenteras hasta la euforia, o con efectos de relajación. El reforzamiento
positivo describe el proceso por el cual el sujeto realiza una tarea para obtener una
implica la eliminación de una sensación no placentera o desagradable y se caracteriza por el
hecho de realizar una tarea para suprimir un efecto aversivo (para revisión, Méndez y Cruz,
1999).
1
Diversos estudios han mostrado que el circuito neuronal activado por el alcohol (y también
por otras drogas de abuso) es el que se conoce como sistema dopaminérgico mesolímbico
(Bozarth y Wise, 1983; Koob y Bloom, 1988; Wise y Bozarth, 1982), que forma parte del
tracto medial del cerebro anterior. Este circuito constituye la base neurofisiológica de
comportamientos relacionados con varios estados motivacionales, tales como los que se
inducen después de la presentación de un reforzador positivo. La activación de este sistema
parece ser intrínsecamente recompensadora. Experimentos en animales muestran que la
actividad que sigue a la administración de alcohol u otras drogas de abuso puede indicar
sensibilidad a los efectos recompensadores de estas las substancias (Wise, 1988).
El efecto reforzador del alcohol y otras drogas de abuso sobre este circuito dopaminérgico
fue estudiado en animales mediante el uso de diferentes paradigmas experimentales, entre
los que resalta la llamada estimulación cerebral de recompensa (ECR) o autoestimulación
intracraneal (Olds y Milner, 1954). En este modelo, los animales aprenden a aplicarse bajos
niveles de corriente eléctrica en áreas específicas del cerebro para producir una
psicoestimulantes (cocaína y anfetamina) y los opiáceos (heroína y morfina), aumenta la
tasa de autoestimulación del animal y disminuye el umbral de la ECR, de manera que se
requiere de una menor corriente eléctrica para obtener el mismo comportamiento de auto
estimulación (Wise, 1987). Por lo tanto, se dice que estas drogas facilitan la ECR.
El reforzamiento positivo del alcohol fue durante cierto tiempo un tema de controversia, ya
administración de alcohol derivaban de los efectos de la substancia sobre sistemas motores,
más que de una alteración en el valor de recompensa de la estimulación. Sin embargo,
1
varios estudios lograron mostrar sin lugar a dudas que el alcohol es un reforzador positivo.
Después del consumo voluntario de alcohol en ratas se observó un aumento en la tasa de
respuesta de estimulación (Bain y Kornetsky, 1989), así como una reducción en el umbral
de la corriente eléctrica (Moolten y Kornetsky, 1990). La reducción del umbral de la ECR
se presentó poco después de la administración de alcohol y coincidió con la fase creciente
de de la curva de concentración de alcohol en la sangre (CAS) a lo largo del tiempo.
Durante la fase de disminución de ésta, no se observó el aumento en la ECR (Lewis y June,
1990). Así, estos estudios mostraron que el alcohol facilita la ejecución de la ECR. Estudios
realizados en humanos concuerdan con los resultados obtenidos en animales. Los reportes
de intenso placer o euforia después del consumo de alcohol en humanos correlacionan con
la fase creciente de la curva de CAS (Lukas y Mendelson, 1988). El conjunto de estos
constituyen un sistema especializado responsable del proceso de reforzamiento (Olds y
Fobes, 1981). De esta forma, las drogas de abuso funcionarían como reforzadores a través
de la imitación, la facilitación o el bloqueo de varios mensajeros químicos en el cerebro
1988; Wise, 1980; Wise, 1987).
Referencias
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stimulation. Alcohol 6:499503.
Bozarth M.A. and Wise R.A. (1983) Neural substrates of opiate reinforcement. Prog.
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1
Koob G.F. and Bloom F.E. (1988) Cellular and molecular mechanisms of drug dependence.
Science 242:715723.
Lewis M.J. and June H.J. (1990) Neurobehavioral studies of ethanol reward and activation.
Alcohol 7:213219.
Lukas S.E. and Mendelson J.H. (1988) Electroencephalographic activity and plasma ACTH
during ethanolinduced auphoria. Biol. Psychiatry 23:141148.
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Olds J. and Milner P. (1954) Positive reinforcement produced by electrical stimulation of
septal area and other regions of rat brain. J. Comp. Physiol. Psychol. 47:419427.
Olds M.E. and Fobes J.L. (1981) The central basis of motivation : Intracranial self
stimulation studies. Annu. Rev. Psychol. 32:523574.
Wise R.A. (1980) Action of drugs of abuse on brain reward systems. Pharmacol. Biochem.
Behav. 13 (Suppl. 1):213223.
1
Wise R.A. 1(987) The role of reward pathways in the development of drug dependence.
Pharmacol. Ther. 35:227263.
Wise R.A. (1988) Psychomotor stimulant properties of addictive drugs. Ann. NY Acad.
Sci. 537:228234.
Wise R.A. and Bozarth M.A. (1982) Action of drugs of abuse on brain reward systems : an
update with specific attention to opiates. Pharmacol. Biochem. Behav. 17:239243.