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V muestra regional de historia.

Antropología y sociedad.
Duvier Alexander Perez David.

El día viernes, 5 de septiembre, se realizó la mesa temática llamada “Cuerpos,


violencia y cultura en Colombia “, en el museo de Antioquia, sede casa del
encuentro.
La mesa empezó con una breve introducción por parte del profesor Hilderman
Cardona acerca de las perspectivas y diferentes conceptos de violencia. Se
hacía el cuestionamiento, “¿será el ser humano violento por naturaleza?”.

A continuación prosiguió la magíster en historia Carmen Gloria Soto Gutiérrez,


quien contextualizó al público acerca de la época de la dictadura, actividades
que los defensores del régimen de Pinochet realizaban, el concepto de violencia
como un arma. El terror siempre bajo la manga.

Un país parcializado por ideologías, por intereses de por medio, y cierto país del
norte que quería desestabilizar un gobierno, que para ellos, era de corte
comunista, nos hacen caer en la cuenta de lo que un golpe de Estado
desencadeno. Persecuciones, secuestros, asesinatos y desapariciones se
convirtieron en el pan de cada día en Chile, aunque la gran mayoría de la
población no se enteraba de estos atropellos. El gobierno de Pinochet ejercía un
control casi milimétrico de su territorio, masacrando la diferencia en el país e
instaurando un régimen autoritario. También se crearon centros de detención,
tortura y exterminio, masivos y selectivos.
El ejército chileno, comandado por Augusto Pinochet, realizaba la caravana de
la muerte, práctica que también se implementaba en Argentina. Consistía en ir
de extremo a extremo del país persiguiendo a disidentes políticos, líderes de
pensamiento anti-Pinochet o sujetos que ellos consideraban como posibles
amenazas al régimen. Iban de pueblo en pueblo, en helicóptero, los capturaban,
y los tiraban al mar. Muchos fueron mutilados, torturados, muertos.

Quizá, ante las mismas o peores prácticas que se han empleado en Colombia a
lo largo de la historia, los hechos que Carmen relataba no trascendieron mucho,
pero si nos muestra que hay algo en la naturaleza del ser humano, o agentes
que influyen en el ser, que permite que este tipo de situaciones se presenten. No
sólo en este continente si no a nivel mundial. Podríamos atribuirle todo al interés,
a esa ambición de los hombres a siempre tener más, del poder, quizá.
Más adelante apareció un señor, Carlos Agudelo Montoya, docente. Expuso
acerca de, “Historia y literatura: entre la historia hegemónica y la ficción de la
historia.
Hacía un paralelo entre la historia, como ciencia social, y la literatura histórica.
Mostraba como a lo largo de la literatura, se han tomado personajes históricos,
que caminaron por este plano terrenal, y se convirtieron en los actores
principales de las novelas. Lo que llamamos novela histórica.
“La historia son fragmentos que quedan en la memoria y trasmitidos. Lo que pasó
hace cinco segundos es historia, y en la memoria nos quedan pedazos de esa
historia”. Carlos Agudelo Montoya.
A estos personas se les crea una identidad, una forma de ser, un pensamiento y
una ideología que el lector acepta como cierto, por el hecho de pertenecer a la
historia como ciencia social. El lector se aliena y sobrescribe los posibles
conocimientos previos que tenía con respecto al tema con los que se presentan
en la obra que lee. Se trata de buscar una realidad consensuada entre el
personaje de la novela y sus odiseas a través de la historia.
Para concluir, Carlos nos decía que la realidad siempre es subjetiva, depende
de quien la viva, en este caso de quien la lee. Por ende hay que diferenciar entre
lo que nos propone una novela histórica y lo que la historia es.

Por último, hasta donde asistí, se presentó el señor Diego Alejandro Gómez
Gómez quien realizó una ponencia titulada, “Asco y abyección como categorías
estéticas”

Nos esbozaba una idea, con la perspectiva de muchos autores, como el ser
humano ha satanizado todo lo que tiene que ver con su cuerpo, no con lo que
mostramos si no con aquellas funciones necesarias que el cuerpo hace con tal
de mantener el funcionamiento óptimo del mismo.
La sangre, pus, materia fecal, orín y ciertas otras secreciones que son inherentes
al ser humano pero las escondemos. Ya sea por estigma social, o por alguna
otra razón, vemos en algo malo todo lo que tiene que ver con esto. Como ciertos
olores nos transporten a lugares de muerte, a recuerdos sombríos, como es que
siempre este tipo de elementos los relacionamos con algo malo, con algo impuro,
con algo “inhumano”.
Diego Alejandro se dedicó a leernos un escrito preparado por él, mientras
pasaban una serie de imágenes que podríamos catalogar como bizarras o tabú.
Caras casi descompuestas, entre el público, miradas desviadas, era difícil
concentrarse sólo en el expositor.

Propuestas muy interesantes, visiones muy abiertas, conocimientos que valieron


la pena ver y aprender. Fue una grata experiencia haber participado de este
evento. Una visión diferente a la implantada por la sociedad occidentalizada y
capitalista. Una nueva forma de mostrar la historia.

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