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Pedro Miras 1. Si bien la rebelién juvenil ha aflorado estos ultimos tiempos en las més variadas latitudes, no parece factible en- contrar una misma serie de causas para todos los casos y luga- res. En el mundo de hoy, sélo pareciera haber en coexisten- cia (no siempre pacifica) , sociedades diversas y antagénicas, la pugna generacional, cuando la hay, podria no ser mas que un medio similar para fines asaz diferentes. Esto, sin mentar puntos cruciales de la historia contempordnea, como Cuba y Vietnam del Norte, donde la dindmica social adopta un mis- mo sentido en jdvenes y en maduros. Si, a pesar de lo anterior, pudiera atin generalizarse en un monto no demasiado audaz, cabria afirmar que la rebeld{a juvenil no es otra cosa que el modo actual que adoptan las crisis ciclicas del capitalismo; afirmacién ésta de] marxismo aparentemente desmentida por la historia de los ultimos de- cenios. Pero es que, pudiera decirse, las medidas sociales y politicas puestas en ejecucién por la sociedad capitalista pa- Ta conjurar esas crisis han tenido por resultado un proceso masivo y temprano de socializacién a todos los niveles. Al comprometerse, asi, un ntimero creciente de jévenes al sta- tus, era de prever un paralelo proceso de concientizacién y su consecuente rechazo de las contradicciones sociales que es- tos jévenes comienzan a vivir. 110 PEDRO MIRAS 2. Esclaro, entonces, que, al ingresar una gama social mas variada a los planteles educativos, la conciencia y la rebelion social arriban conjuntamente. 3. Ahora bien, en las hoy denominadas sociedades de con- sumo, la rebeldia juvenil tiene el sello de la protesta social movilizada por la incompatibilidad de valores e intereses entre los satisfechos sin preocupaciones y los satisfechos con conciencia moral y politica; entre estos uiltimos, los estudian- tes. En los paises dependientes o subdesarrollados, en cambio, la situacién aparece mas compleja. Por una parte, el sector mayoritario de la juventud de estos paises ( la proletaria) no es tal juventud sino en un sentido cronoldgico. Su incorpo- racién temprana al trabajo explotado (que es algo muy di- verso de la socializacién temprana en los paises de gran capa- cidad econémica) hace que su rebeldia sea social, de clase, y no meramente juvenil. Del resto de los jévenes, sélo parte de aquellos que han tenido la suerte de llegar a los ultimos afios de la ensefianza media 0 a la Universidad han logrado hacerse parte del proceso de toma de conciencia que constituye hoy nuestra vida estudiantil. La rebeldia, en estos casos, ha de entenderse como expresién de la voluntad de cambio social. En el resto, cuando la actitud de rechazo existe, es sdlo pro- ducto de la imitacién foranea. Desazonante principio este ultimo, que rije las formas de vida en paises dependientes. 4. La Universidad contempordnea tiene, fundamental- mente, una tarea de orden politico que llevar a efecto. Y es unicamente esta tarea la justificacién existencial de la Uni- versidad de nuestro tiempo. Podemos definir a la Universidad como el organismo so- cial que, por antonomasia, crea y transmite saber. Ahora, si entendiéramos por saber sélo una mera acumulacién instru- i ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, ABRIL-JUNIO DE 1969 mental de conocimientos, la Universidad seria siempre igual a si misma y estaria atin en vigencia el claustro medieval. Em- pero, es claro que cada época otorga a su institucién de estu- dios superiores una tarea social determinada que cumple creando y transmitiendo el saber vigente. Asi, la Universidad medieval —en la soledad del claustro o en la muchedumbre de sus clases publicas— no era sino la puesta en existencia, en el mas alto grado de la actividad espiritual, la concepcién aristotélico-tomista del universo, estructura bdsica de esa sociedad. Para la Universidad profesionalista de la Revolu- cién Industrial, el hacer universitario se confundia, en gran medida, con la habilitacién tecnolégica del hombre con vis- tas al dominio cabal de la naturaleza y sus potencialidades. Hoy, que el hombre pareciera haber sentado sus reales sobre el mundo fisico y sus misterios, ha vuelto su preocupacién hacia si mismo y hacia su existencia gregaria, donde no en- cuentra sino defecto e imperfeccién. La creacién de una so- ciedad justa es, para todos nosotros, la mayor justificacién que podamos alegar para nuestra accién. Hacer conciencia sobre esta necesidad, buscar los principios y métodos de una accién social consecuente, gno es acaso, tarea universitaria fundamental? . 5. Estos fines politicos de toda Universidad contemporanea aparecen como una exigencia mayor y mas necesaria para nuestras universidades latinoamericanas, ya que el infradesa- trollo de estas sociedades no ha sido capaz de abrir otras vias de concientizacién. Las universidades latinoamericanas fue- ron creadas por la élite liberal como un factor de progreso y aun cuando las oligarquias criollas o la influencia del impe- rialismo fordneo ha tratado de convertirlas en meras fabri- cas de profesionales (que, en gran parte corren a vender sus servicios a la metrépoli) no han perdido totalmente su capa- 112

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