Los mitos griegos plasman la visión de mundo de esa antigua civilización.
Mediante estas historias podemos acceder a sus creencias religiosas, su organización social, los valores que consideraban importantes y su visión acerca de las acciones que eran dignas de imitar, representadas en las hazañas de los héroes, protagonistas de los mitos. El héroe mítico es un semidiós, es decir, hijo de un dios y una mortal, por lo que tiene características sobrehumanas, como una gran velocidad, una inteligencia superior o una fuerza descomunal. Es capaz de enfrentar grandes peligros y amenazas para proteger a su pueblo, alcanzando así fama y gloria. Uno de los más grandes héroes de la Antigüedad griega fue Hércules, cuya historia conocerás en la lectura de esta sección. Hércules, el héroe de la fuerza descomunal Hércules o Heracles (nombre con que lo conocían los griegos) era hijo de Zeus y la mortal Alcmena. La diosa Hera, esposa de Zeus, para vengarse de la traición de su esposo, envió dos serpientes a la cuna de Hércules, cuando este era un bebé, para eliminarlo. Pero Hércules demostró desde pequeño sus características sobrehumanas, y logró sobrevivir a este ataque. Se casó con la bella Megara y tuvo varios hijos con ella. Hera, que seguía persiguiendo al héroe, produjo en él una locura temporal que lo llevó a asesinar a su esposa y a sus hijos. Cuando volvió en sí y comprendió el crimen que había cometido, buscó una forma de pagar su pecado acudiendo al oráculo de Delfos, el que le encomendó servir al rey Euristeo. Pero este desconfiaba de la fuerza de Hércules y temía que lo matase, por lo que le encargó doce trabajos imposibles de lograr. Pero Hércules salió triunfador de todas esas misiones, consiguiendo así la inmortalidad y ganándose un lugar entre los dioses del Olimpo. La historia de Hércules y sus trabajos sigue estando presente en la cultura contemporánea; su figura y sus hazañas han sido representadas en la pintura y en la escultura, y sus aventuras se han adaptado al cine y a la televisión en múltiples oportunidades. Incluso, en nuestro idioma, su nombre ha dado lugar al adjetivo “hercúleo”, que indica que algo posee una gran fuerza física.