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Mia Rivera

u201013212

Mente y significado

Marcia Cavell inicia este capítulo tratando de encontrar un enlace entre pensamientos, creencias y
significados. Para esto primero hace una breve explicación de lo que puede entenderse por
creencias acerca de lo cual refiere que el conocer la creencia de alguien, ayudará a saber o
predecir qué es lo que esta persona irá a hacer. Así también hace una breve distinción entre
creencia y deseo, ya que una creencia es prácticamente una representación del mundo mientras
que un deseo señala o apunta algo del mundo como deseo de satisfacción. A la vez también
refiere que muchas veces nuestros pensamientos no pueden ser conocidos en su totalidad ni por
el mismo propietario sino que se necesita de una tercera persona que a través de nosotros
mismos pueda ayudar a la comprensión o conocimiento de nuestros pensamientos, de nuestra
propia mente.

Es entonces pues que en este capítulo, Marcia Cavell, tiene la intención de dejarnos la relación
entre mente y significado bien claro, así como también la relación entre nuestros pensamientos y
si estos son mejor conocidos por nosotros mismos que por la mente de otros. Para esto, la autora
puntúa la existencia de dos puntos de vistas que permitirán un mejor entendimiento de la tópica.
El punto de vista de la primera persona al cual hace alusión refiere que esta misma persona tiene
un acceso y conocimiento privilegiado de su propia mente. Sin embargo, este mismo punto puede
resultar perturbador, ya que nos lleva al cuestionamiento de la realidad del mundo exterior, al
esceptismo de la existencia de otras mentes. Ante esto Descartes señala que no existe posibilidad
de error cuando las percepciones o ideas son consideradas por sí mismas como estas, pero sí,
cuando la mente juzga que sus percepciones deben corresponder al mundo externo. Es por esto
que básicamente lo que esta tópica plantea es que el contenido mental no depende de nada
exterior a la mente que se considere. Es por esto que, según este punto de vista, el contenido de
los pensamientos no se encuentran en el exterior sino que tan solo puede se hallado a través de
un acto de introspección. Quizás, en este sentido, ya se pueda entender que nuestras mentes son
trasparentes para nosotros mismos pero tan solo en momentos ocasionales de autopercepción
mientras que para los otros o mientras que la mente de los demás para nosotros quedaría oculta
para siempre. Debido a esto es posible entender que pareciese que el internalismo es algo
inherente a la primera persona, ya que es mediante la introspección que sí conozco lo que estoy
pensando sin apelar a alguna evidencia. Es así que Descartes plantea una serie de suposiciones en
relación a esta primera tópica. Estas son: la introspección para investigar la naturaleza de lo
mental, la transparencia de la mente (el significado siempre está presente), el internalismo, el
dualismo mente-cuerpo y el funcionalismo, el cual refiere que algunas creencias son inmunes al
error. En relación a esto último se afirma que una creencia es verdadera simplemente en virtud de
coherencia con otras creencias. Sin embargo, este punto de vista trae consigo unas cuantas
dificultades que frustran su completa aceptación teórica. Dentro de las dificultades se tiene: en
primer lugar, el conducirnos a una duda sobre la existencia real del mundo exterior; en segundo
lugar, existe una gran dificultad al tratar de ajustar los significados de las palabras públicas a los
estados internos, ya que todo proviene de uno mismo y, por último, para el punto de vista de la
primera persona, resulta difícil integrar las creencias y los deseos inconscientes. Es debido a esto,
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que Cavell sugiere que el conocimiento de una acción está relacionado no solo con los estados
mentales sino también con el mundo exterior. Es debido a esto que la autora plantea una segunda
perspectiva que permita apreciar esta relación entre la mente y el significado: mente y significado.

El segundo punto de vista, es decir, la perspectiva del intérprete refiere un eje total anti-dualista
(monista) en el que el pensar y el hablar se encuentran fuertemente asociados siendo imposible
una separación entre estas particularidades. Como sustento de esto último se refiere que dado a
que el lenguaje (en el sentido de habla) es público y se encuentra puesto en el mundo externo, los
pensamientos relacionados inevitablemente con el habla también han de ser públicos. Este punto
de vista de la tercera persona señala que la mente es parte del mundo natural y que la intención
no es invisible pues se encuentra íntimamente vinculada con la acción. Ahora bien, también ha de
tenerse en cuenta que la introspección no es el mecanismo más adecuado para captar lo que está
sucediendo o viene a la mente, pero tampoco lo son tan solo las observaciones despojadas de los
términos en que habla la primera persona. Así también, es necesario saber que para tener
conocimiento acerca del significado que tiene una persona en mente es importante tomar en
cuenta qué es lo que este sujeto hace con dicha palabra, es decir, cuál es su juego del lenguaje.
Para esto, quizás, sea necesario tener en cuenta la diferencia entre la intención, lo cual refiere
netamente al significado y tener la intención, significando esto último querer hacer algo. Esto es
justamente lo que la tercera persona debe pretender observar, es decir, no el significado en sí,
sino que es lo que está tratando de hacer esta persona con el pensamiento para que pueda ser
entendido de esa forma.

Quine planteaba, en cuanto al significado, que este no puede darse aislado de sus conexiones con
otras oraciones, ya que, desde el punto de vista holista, los pensamientos y las creencias están
interconectada. Es decir, se puede tener una creencia pero tras esta hay muchas otras que la
respaldan. Es en relación a estas creencias que Quine refiere que todo aquel conocimiento
obtenido se encuentra en base de las experiencias. Ahora bien, Davidson se encuentra conforme
con el holismo de Quine; sin embargo, este autor señala que apelar a la existencia del significado
previo a las palabras o ideas puede conducirnos al fracaso. Es por esto que en lo que más se
enfoca Davidson, a diferencia de Quine (traducción radical), es a la interpretación radical, en
donde lo más importante es tratar de conectar sus expresiones con el mundo y ya no las del otro
con las mías. Y es que en lo que Davidson se basa es en que la comunicación exitosa presupone
que se habite en un mundo en común y que exista una relación causal entre el hablante y el
mundo.

Por último, a manera de cierre, podemos concluir que si bien las creencias son propias resuulta
inevitable que estas se conecten en un sentido público. En tal sentido no significa que nuestras
creencias sean idénticas, pero sí que son similares pues refieren y están puestas en el mundo
externo, el mundo compartido. Es de esta única forma (el que sean compartidas) con la que se
podrá saber qué está hablando el otro (pensar y hablar). Por esto, tanto el pensamiento como el
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lenguaje se convierten o, mejor dicho, deben de ser ahora ya tomados como parte de lo social,
del mundo.

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