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INTRODUCCION

El proceso penal peruano atraviesa un momento particularmente


interesante, ya que podemos afirmar que nos encontramos en una
etapa de cambios y reformas y fundamentalmente en la etapa de la
constitucionalizarían del Derecho penal. Una de las críticas más
reiteradas, o un tema que causa gran controversia es aquel que se
refiere a la aplicación del principio "In dubio pro reo" y si
corresponde, o no, su control en el Tribunal Constitucional.
Una cuestión lógica que garantice la presunción de inocencia y la
necesidad que la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional revise
las decisiones de los jueces inferiores, ha obligado a que se analice
la racionalidad de varios presupuestos teóricos y también prácticos
en la búsqueda de ciertos extremos que constituyan un ámbito más
"tranquilizador" y que permita la valoración de la prueba en la
construcción de la sentencia, como modelo de aplicación en un
proceso penal más moderno.
La doctrina y la jurisprudencia hablaban del principio in dubio pro
reo. Recogiendo esos valiosos aportes, pretendo estudiar: a) qué
función cumple este tópico jurídico en el Derecho procesal penal, su
origen histórico, naturaleza y efectos jurídicos; b) qué relación
guardan entre sí el citado axioma jurídico y el vigente derecho
fundamental a la presunción de inocencia y, a su vez, cómo opera
este derecho en conexión con la libre apreciación de la prueba por
el juez penal, y c) en qué medida puede controlar el Tribunal
Constitucional, invocándose ante él el derecho a ser presumido
inocente, la valoración de la prueba realizada por el juez penal.

Dentro de los temas específicos que trataré, el que mayor dificultad


presenta, es el relativo a la libre apreciación de la prueba por el
juzgador y que por didáctica no me centraré en el estudio de algún
caso concreto en particular, ya que ese trabajo sería materia de otra
investigación.

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IN DUBIO PRO REO

In dubio pro reo ,es un príncipio Jurídico que en caso de duda


insalvable, por ejemplo, por insuficiencia probatoria, se le
favorecerá al imputado o acusado (reo). Es uno de los principios
actuales del Derecho penal moderno donde el fiscal o agente
estatal equivalente debe probar la culpa del acusado y no este
último su inocencia. Podría traducirse como "ante la duda, a favor
del reo".
Su aplicación práctica está basada en el principio de que toda
persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad. En
caso de que el juez no esté seguro de ésta, y así lo argumente en
la sentencia, deberá entonces dictar un fallo absolutorio.
El principio “in dubio pro reo” es una regla de valoración de la
prueba dirigida al Juez o Tribunal que sentencia, y también puede
ser a los miembros del Jurado. Es una norma de interpretación de
naturaleza procesal y debe ser interpretada por el Juzgador de
instancia (Auto 106/2002, del Tribunal Supremo de 18 de enero).

Este principio señala cuál debe ser el criterio en los supuestos de


duda, sin que ello implique duda donde el Juez o Tribunal no las
tenga. Este principio también tiene aplicación en los supuestos de
enjuiciamiento por el Tribunal del Jurado a tenor del art. 54.3 de la
Ley Orgánica 5/1995 de 22 de Mayo del Tribunal del Jurado.
Cuando estas dudas no se pudieran resolver se deberá decidir en el
sentido más favorable para el acusado. La sentencia del Tribunal
Supremo 78/2007 de 9 de Febrero nos dice que cuando entre
diversos indicios exista divergencia entre ellos, la prueba indiciaria
pierde su eficacia y se debe aplicar el principio "in dubio pro reo".
Por lo que se refiere al Recurso de Casación ha sido clásica la
jurisprudencia relativa a oportunidad o no de tener acceso a la vía
de Casación ya que no implica la violación de ningún precepto
constitucional (sentencia de 30 de abril de 1999 del Tribunal
Supremo), sin embargo el único supuesto en que se podría
entender infringido el principio "in dubio pro reo" y dar lugar al
recurso de casación sería cuando el Tribunal a pesar de sus dudas
sobre la prueba de la autoría o sobre la concurrencia del tipo,

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optase por la solución más perjudicial para el acusado, dictando
sentencia condenatoria. En este caso se podría acceder al recurso
de Casación al amparo del art. 849,1 de la LEC (Sentencia Tribunal
Supremo de 15 de Enero de 2004, entre otras).
Sin embargo y a pesar de todo lo antedicho, hay en muchas
ocasiones que se confunde el principio "in dubio pro reo" con el
principio de presunción de inocencia. El principio de presunción de
inocencia se perfila en el ámbito de la carga probatoria e implica
que para condenar a un acusado se necesita una mínima actividad
probatoria de cargo o incriminatorias, sin embargo el principio in
dubio pro reo ha de ser incardinado en la valoración de la prueba
por lo que tiene un carácter eminentemente procesal. La
Jurisprudencia indica que la presunción de inocencia supone el
derecho constitucional imperativo, sin embargo el in dubio pro reo
es un criterio interpretativo.
La Sentencia del Tribunal Supremo 1425/2005 señala las siguientes
fases en que se desarrollan dichos principios:
 Un primera es de carácter objetivo en donde operaria la presunción
de inocencia ya que se desenvuelve en la carga probatoria.

 Una segunda es de carácter subjetivo en donde operaria el in dubio


pro reo.

El Tribunal Constitucional nos dice que el principio "in dubio pro reo"
carece de trascendencia constitucional ya que lo que entra en juego
es si existe duda racional sobre la real concurrencia de elementos
de tipo penal a pesar de practicar las pruebas válidas con las
necesarias garantías. El Tribunal Constitucional no revisará la
valoración de las pruebas puesto que se trata de un convencimiento
subjetivo e íntimo del órgano judicial y sin embargo la presunción de
inocencia se halla protegida en vía de amparo (Sentencias 63/1993,
209/2003 y 61/2005 entre otras).
En cualquier caso estos dos principios son fundamentales en el
proceso y de ellos depende el que una persona pueda estar
condenada o libre. A pesar de los riesgos de la decisión es menos
gravoso para la sociedad la libertad de cargo de un culpable que la
condena de un inocente.

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In Claris, Non Fit Interpretativo (En las cosas claras no se hace
interpretación).

INTERPRETACION DEL PRINCIPIO

Además de ser un refuerzo del principio de inocencia, su aplicación


está relacionada con el principio de legalidad. Sabemos que para
juzgar a alguien en sede penal, su conducta debió estar penada por
una ley anterior a los hechos del proceso. En caso de que la pena
posteriormente se agrave, se suavice o se derogue no debe
aplicarse la ley vigente al momento de los hechos del proceso sino
aquella más favorable al imputado "en este supuesto, estamos en
presencia de la retroactividad de la ley penal". Si este ya fue
condenado, su pena debe adecuarse a la legislación más benigna,
incluso si ello implica su liberación.
Su contenido es la exigencia de que la sentencia de condena y, por
consiguiente, la aplicación de una pena solo puede estar fundada
en la certeza del tribunal que falla sobre la existencia de un hecho
punible atribuible al acusado. La falta de certeza representa la
imposibilidad del Estado de eliminar la situación de inocencia que
ampara al imputado. Cualquier posición distinta del juez, como la
duda o la probabilidad, impiden la condena y desembocan en
la absolución. 3
En el caso CSJN, ”Granillo Ocampo, Raúl Enrique y otros s/ recurso
de queja”, 4 de febrero de 2014, la la Corte Supremade Justicia de
Argentina estableció que el principio de irretroactividad de la ley
penal, reconoce como única excepción la aplicación de la ley penal
más benigna. El art. 2° del CódigoPenal de Argentina dice que “Si la
ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuera distinta de la que
exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará
la más benigna”. El mismo criterio se encuentra en el art. 9° de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el art. 15.1
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, los que se
encuentran incorporados a la Constitución Nacional en su art. 75,
inc. 22; concluyó entonces que dado que en el caso la conducta
atribuida a los imputados comenzó el 1 de noviembre de 1994
durante la vigencia de la ley 16648 y continuó ejecutándose hasta el
1 de diciembre de 1999 y aun cuando durante su último tramo ya
regía la ley 25.188, corresponde aplicar la ley 16.648 por ser más
benigna. El fallo recordó el criterio concordante de la Corte

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Interamericana deDerechos Humanos en el “Caso García Asto y
Ramírez Rojas vs. Perú”, del 25 de noviembre de 2005.
En el caso "Fernando Carrera", llamado 'La masacre de Pompeya'
(2016): La CSJN concluyo que en la sentencia que confirmo la
condena no se había tratado en forma imparcial y adecuada el
descargo del imputado por el que se sostenía no ser responsable
de los hechos. La Corte Suprema entendió que tras casi 9 años de
procedimiento recursivo todavía no existía certeza, por lo que,
aplicando el beneficio de la duda, concluyo que correspondía
absolver a Carrera.

ULTRATIVIDAD DE LAS LEYES


ESPECIALES

Es normal que ante ciertas escaladas de violencia, desastres


naturales o aumento repentino de ciertos crímenes específicos, los
legisladores y políticos reaccionen dictando leyes de emergencia o
temporales que endurecen las penas para esos delitos que se
considera que han aumentado o pueden aumentar, o penando
conductas que antes no estaban penadas. La doctrina está dividido
respecto si las condenas y procesos basados en esas leyes "ad
hoc" están alcanzados por la aplicación de la ley más benigna.

Principio in dubio pro reo


Principio característico del proceso penal por el cual la falta de
prueba de la culpabilidad, equivale a la prueba de la inocencia. En
caso de duda -tanto si la duda o incertidumbre afecta a hechos
constitutivos (participación del acusado en el asesinato) o sobre
hechos extintivos (existencia o no de la eximente de legítima
defensa)-, ha de resolverse a favor del acusado.

Sin embargo, el principio in dubio pro reo no debe confundirse con


el derecho fundamental a la presunción de inocencia establecido en
el art. 24.2 de la Constitución y según el cual la carga de la prueba
recae en los acusadores de manera que toda acusación debe
acompañarse de la prueba de los hechos en que consista. Si no
concurren tales pruebas el juez o tribunal que conozca del proceso
deberá declarar la inocencia del acusado. Se parte, por lo tanto, de
la inocencia del acusado debiendo demostrarse su culpabilidad.
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El Tribunal Constitucional ha venido distinguiendo entre el principio
jurisprudencial in dubio pro reo y el derecho a la presunción de
inocencia. El principio in dubio pro reo pertenece a la esfera de la
valoración o apreciación probatoria aplicándose cuando, a pesar de
existir una prueba, persista una duda racional sobre la concurrencia
de los elementos objetivos y subjetivos que integran el tipo penal de
que se trate. En cambio, el derecho a la presunción de inocencia
será eficaz cuando no existan pruebas o cuando las practicadas no
reúnan las garantías procesales necesarias. Además, desde el
punto de vista constitucional, la presunción de inocencia ha sido
configurada por el art. 24.2 CE como garantía procesal del imputado
y como derecho fundamental del ciudadano protegible en la vía de
amparo pero no ocurre lo mismo con la regla in dubio pro reo.

DIFERENCIA CON EL PRINCIPIO DE


PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Los principios de presunción de inocencia y el de “in dubio pro


reo“son utilizados, en muchas ocasiones, en la práctica judicial
como principios idénticos cuando presentan unas claras diferencias.
Básicamente puede decirse, que el principio de presunción de
inocencia, que se desenvuelve en el marco de la carga probatoria,
implica que para la condena de un acusado, debe existir una
mínima actividad probatoria de cargo o de signo incriminatorio, ya
que, caso de no existir la misma procede, en aplicación de dicho
principio, la absolución del acusado. Y en cambio el principio “in
dubio pro reo”, ha de ser incardinado en la valoración de la prueba,
por lo que tiene un carácter eminentemente procesal e instrumental
para resolver los supuestos en que, pese a existir prueba de cargo
de contenido incriminatorio y, por consiguiente desvirtuarse el
principio de presunción de inocencia, pese a ello, el Tribunal tiene
dudas sobre la autoría del acusado, en cuyo caso, debe inclinarse
por la absolución del acusado.
En este sentido indica la jurisprudencia, que la presunción de
inocencia supone el derecho constitucional imperativo de carácter
público, que ampara al acusado cuando no existe actividad
probatoria en su contra, y en cambio, el principio “in dubio pro reo”,
es un criterio interpretativo, para valorar si a pesar de toda la

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actividad probatoria, no le es dable al Tribunal subsumir los hechos
acaecidos en el precepto, o no queda convencido de la
concurrencia de los presupuestos negativos y positivos del juicio de
imputación, en cuyos supuestos, el proceso penal debe concluirse,
por razones de seguridad jurídica, con una declaración negativa de
culpabilidad, al ser menos gravoso a las estructuras sociales de una
país la libertad de cargo de un culpable que la condena de un
inocente (Sentencia de la Sala Penal del Tribunal Supremo de 20
de marzo de 1991).
La Sentencia del indicado Tribunal 1425/2005, de 5 de diciembre,
describe las fases en que operan dichos principios: Una primera de
carácter objetivo, que se podría calificar de constatación de
existencia o no de verdaderas pruebas, fase en la que a su vez
habría que diferenciar dos operaciones distintas: a) precisar si en la
realización de las diligencias probatorias se han adoptado y
observado las garantías procesales básicas; y b) precisar si,
además, tales diligencias probatorias suponen o aportan
objetivamente elementos incriminatorios o de cargo. Una segunda
fase de carácter predominante subjetivo, para la que habría que
reservar "strictu sensu" la denominación usual de "valoración del
resultado o contenido integral de la prueba", ponderado en
conciencia los diversos elementos probatorios, en base a los cuales
se forma libremente la conciencia del Tribunal.
En la primera fase operaría la presunción de inocencia, en la
segunda el principio in dubio pro reo. Así, la presunción de
inocencia se desenvuelve en el marco de la carga probatoria y
supone (ver la Sentencia del Tribunal Constitucional de 31 de mayo
de 1985) que no es el acusado a quien corresponde demostrar que
es inocente frente a la acusación que contra él se formula, sino que
es a quien la mantiene a quien compete acreditar la imputación
mediante las correspondientes pruebas, practicadas con validez
jurídica y que puedan objetivamente reputarse como pruebas de
cargo, y por su parte, el principio in dubio pro reo, presuponiendo la
previa existencia de la presunción de inocencia, se desenvuelve en
el campo de la estricta valoración de las pruebas, es decir de la
apreciación de la eficacia demostrativa por el Tribunal a quien
compete su valoración en conciencia para formar su convicción
sobre la verdad de los hechos (artículo 741 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal). Ello es aplicación ineludible del derecho

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constitucional a la presunción de inocencia, como asimismo el
escrupuloso respeto por el Juzgador de instancia de tal principio,
debe llevar a éste, cuando de tal examen resultare la inexistencia
de pruebas de cargo obtenidas con las garantías procesales, a la
libre absolución del acusado. No hacerlo así sería un "error judicial"
revisable por las vías indicadas. Sin embargo, respecto de la
segunda fase, dentro de lo que hemos calificado como
predominantemente subjetiva, en la que el Juez de instancia valora
el resultado de la prueba, ponderando en conciencia los distintos
elementos probatorios presentes en las actuaciones y formando ya
en base a tales datos objetivos libremente su convicción, con la
importante precisión de que también en esta segunda fase sigue
operando, respecto del juzgador de instancia, el derecho
constitucional analizado, pero ahora ya con la clásica formulación
de in dubio pro reo".
Y en idéntico sentido se pronuncia la doctrina del Tribunal
Constitucional. Así, en su Sentencia 44/1989, de 20 de febrero,
destaca que existe una diferencia sustancial entre el derecho a la
presunción de inocencia, que desenvuelve su eficacia cuando existe
una falta absoluta de pruebas o cuando las practicadas no reúnen
las garantías procesales, y el principio jurisprudencial "in dubio pro
reo" que pertenece al momento de la valoración o apreciación
probatoria, y que ha de jugar cuando, concurrente aquella actividad
probatoria indispensable, exista una duda racional sobre la real
concurrencia de los elementos objetivos y subjetivos que integran el
tipo penal de que se trate.
Y así, finalmente añade: “...El que ahora el principio "pro reo" pueda
tener un más sólido fundamento constitucional no permite que
pueda confundirse el principio "in dubio pro reo" con el derecho
constitucional a la presunción de inocencia, ni tampoco convertir el
proceso de amparo en una nueva instancia en que pueda discutirse
el resultado valorativo de una actividad probatoria de cargo
realizada en el juicio oral y con todas las garantías. Aunque sí
corresponde a este Tribunal, y para la protección del derecho
constitucional a la presunción de inocencia, comprobar si se ha
realizado, y con las debidas garantías, una actividad probatoria
"inculpatoria", es decir, si ha habido pruebas de las que se pueda
razonablemente deducir la culpabilidad del acusado... (Sentencias
140/1985 de 21 octubre y 175/1985 de 17 diciembre)”.

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