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GALATAS 5:1-6 LIBERTAD EN CRISTO, FE, AMOR Y OBRAS

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de
esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra vez
testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4 De Cristo os desligasteis, los
que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. 5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la
esperanza de la justicia; 6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que
obra por el amor.
Intro: Esta sección de la carta es muy interesante, el versículo 1 funciona como una bisagra, que es totalmente
aplicable como punto de aplicación de la sección anterior, como conclusión de los capítulos 3 y 4, y como una
de las ideas unificadoras del argumento desarrollado en toda la carta. Cada uno de éstos 6 versículos podría ser
predicado temáticamente, es decir, desde cada uno de ellos se podría predicar un sermón diferente. Todos estos
versículos aportan ideas claves y muy fuertes, pero se combinan para expresar el concepto que se irá viendo
cada vez más claro a lo largo de esta segunda mitad de la carta. En palabras de Martin Lutero: “Dios no
necesita tus buenas obras, pero tu vecino, o tu prójimo, si.” No somos salvos por buenas obras que hagamos,
pero el salvo hace buenas obras.
Como he dicho, el versículo 1 funciona como una bisagra, así que daré un paso atrás, expondré este versículo a
la luz de la sección anterior, y luego seguiré el flujo natural de la sección que estaremos tratando hoy.
Comentando la analogía hecha por Pablo en la parte final del capítulo 4, Tim Keller escribió: Esta es una
analogía realmente interesante. El evangelio consiste en que no intentemos alcanzar una justicia que nuestras
habilidades puedan desarrollar. Más bien, hemos de recibir una justicia provista mediante actos
sobrenaturales de Dios.
¿Porqué necesitamos recibir una justicia que solo es posible por una obra sobrenatural de Dios? Porqué al igual
que Sara, somos estériles, no podemos producir justicia ante Dios por nosotros mismos, y al igual que Isaac, no
podemos nacer como hijos de Dios, y ser totalmente justos ante el perfectamente justo y santo Dios por medios
humanos, sino estrictamente por un milagro sobrenatural de Dios. En otras palabras, somos más perversos de lo
que estamos dispuestos a admitir, somos grandes pecadores, y Dios es mucho más bueno y amoroso de lo que
nos podríamos esperar, Él es un gran salvador.
Salmos 32:1-3 => ¡Cuán bienaventurado es aquél cuya transgresión es perdonada, Cuyo pecado es cubierto!
2 ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay

engaño! La posibilidad de presentarse justo ante Dios por obras es un engaño diabólico. Pero al conocer la
verdad, sobre nuestra miseria, la verdad sobre la inalcanzable justicia de Dios, y la verdad sobre la gracia de
Dios, quien justifica a todo aquél que cree en Cristo y en su suficiente sacrificio por miserables e indigno
pecadores, podemos experimentar la verdadera libertad. Podemos cerrar los ojos, respirar hondo y decir: En
Cristo Jesús soy libre de toda culpa y totalmente aceptado por Dios como un hijo amado. Si crees es Cristo
como tú único y suficiente salvador, justificador y libertador, puedes decir con total certeza: Soy totalmente
libre en Cristo. No por lo que tú hagas sino por lo que hace Jesús, quien es la verdad misma, Él trae libertad a
los empobrecidos, esclavizados y oprimidos. Lucas 4:18-19 => El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto
me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A
pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año
agradable del Señor.
Así que: Gálatas 5: 1Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez
sujetos al yugo de esclavitud.
¿Qué quiere Pablo que los gálatas hagan? Que permanezcan firmes en la libertad que da Cristo. No que la
conquisten, no que la ganen, sino que no se mueven de ella.
¿Cómo mantenerse firmes? La batalla por permanecer en la libertad que da Cristo, es una batalla por
permanecer satisfechos y gozosos en Él. Recuerden la pregunta de Pablo en vista del cambio de estado de los
gálatas, registrada en el versículo 15 del capítulo anterior: Gálatas 4: 15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que
experimentabais? Permanecer en la libertad con la que nos libra Cristo, es permanecer san satisfecho y gozosos
en el Él que no cambiamos su yugo, que es ligero y suave, por el yugo de la religiosidad humana. El Pr Tim
keller, en su comentario a esta carta dijo: “Mantenerse firmes” es esencialmente una expresión militar que
armoniza las ideas de permanecer alerta, ser fuerte, resistir el ataque y conservar la unidad. En resumen, ante
la realidad de que Cristo ya nos ha salvado, debemos ser continuamente diligentes en recordar, conservar,
alegrarnos en, y vivir de acuerdo con nuestra salvación. No podemos perder nuestra salvación, pero podemos
perder nuestra libertad de la esclavitud al temor. Podemos deslizarnos gradualmente de la libertad llena de
gozo, que fluye del estar satisfechos por la salvación que nos regala Dios totalmente por gracia, y volver a
esclavizarnos a la angustia de intentar satisfacer la justicia de Dios con nuestras obras, conquistar la salvación,
por nuestros esfuerzos, y mantenernos en estado por nuestra perfecta perseverancia inamovible en no
quebrantar la ley de Dios nunca más. Perdemos el gozo de la salvación por gracia cuando tratamos de auto
redimirnos y merecerla, nos damos cuenta que es totalmente imposible. Es interesante que el engaño del
legalismo nos lleva a creer que glorificamos a Dios cuando actuamos forzosamente forjando un cascaron de
rutina religiosa alrededor de nosotros. Pero nada más lejos de la verdad, Dios es más glorificado cuando más
estamos satisfechos y gozosos en Él. La batalla por permanecer en esta libertad no es una lucha por la
independencia, sino por la dependencia de Dios. En cuanto a nuestra responsabilidad de permanecer en esta
libertad llena de satisfacción y gozo que da Cristo, John Piper escribió lo siguiente: Es una buena batalla
porque no es una lucha para llevar una carga, sino una lucha para permitir que alguien cargue una carga por
nosotros. La vida de gozo en Dios no es una vida agobiada. Es una vida desahogada (*La batalla incluye
luchar por desprenderse de nuestras fuerzas y auto-dependencia y prenderse al Señor, depender de Él y
descansar en Él). La lucha por el gozo es la batalla de confiar en Dios ante las cargas de la vida. Es una lucha
para librarnos de la preocupación. Es una batalla por esperanza, paz y gozo, que están todos amenazados por
la incredulidad y la duda en las promesas de Dios. Y como la libertad, la esperanza, la paz y el gozo son
buenos, la batalla para preservarlos es una buena batalla. JOHN PIPER-CUANDO NO DESEO A DIOS.
2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.
Parafraseando a Pablo, “Esto contiene una alegoría”: La circuición, como ya sabemos era una especie de
intervención quirúrgica que, por un lado extirpaba el prepucio del genital masculino, y por otro lado implicaba,
por consecuencia, dejar una marca distintiva. Por un lado quitaba algo, por otro lado añadía algo… La
circuncisión estaba siendo realmente animada, impuesta y llevada a cabo entre los gálatas, pero en nosotros hoy
no, nosotros, gentiles del siglo XXI, miembros de la Iglesia Evangélica de la Gracia, no sufrimos un asedio
literal, en cuanto a la circuncisión, pero cuantas cosas hacemos, añadimos, quitamos, o extirpamos en nuestras
vidas, movidos por el engaño legalista de alcanzar paz con Dios por medio de mis obras, y no por medio de la
obra sobrenatural de Dios…
3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley.

Si buscas justificarte ante Dios por guardar el día del Señor, te sometes a la obligación de dar el diezmo de todo
que ganes, te obligas a cuidar lo que comes, olvídate del jamón en el bocadillo, de las costillitas asadas, del
chorizo… Pero estas cosas son fáciles de cumplir, toda la ley significa toda la ley, para ahorrar argumentación,
simplemente te digo, si buscas justificarte ante Dios por cualquier medio que no sea Jesús, no te preocupes
tanto por el estilo de tu ropa, de tu peinado, o tu forma de hablar, preocúpate por el mayor de los mandamiento,
te obligas a amar a Dios sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo… Ya sé, es imposible, pero
quienes no están satisfechos con Cristo, y están buscando justificarse por otros medios, la palabra de Dios dice
que tal está obligado a guardar – cumplir, toda la ley, y toda significa, TODA.
4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Dios al humilde da gracia, pero al soberbio Dios le resiste Santiago 4:6. Los esfuerzos humanos por lograr
conquistar el favor de Dios, o es un más que el eco del pecado de Adán y Eva, querer ser como Dios.
Justificarte ante Dios es poner lado a lado con Él y decir: ¿Ves? ¡Soy tan justo como tú! Ahora estás obligado a
aceptarme, a perdonarme, a bendecirme, a darme la vida eterna, estás obligado a servirme… ¿No es esta actitud
un acto escandalosamente soberbio? Si la gracia de Dios no te basta, estás diciendo que Cristo no es suficiente
para ti, y que Cristo es un mentiroso, Él dijo que sin Él no puedes hacer nada, y nada significa nada, pero con
tu, cuando te entregas al encanto mortalmente seductor del legalismo, estás diciendo a Cristo: ¡Te equivocas, yo
no dependo de ti en todo! Ahora fíjense, el grito del legalismo afirma nada más, nada menos, que el logro más
inaudito, e impensable de todos, ser tan justo como el perfectamente santo y justo Dios, puede ser logrado por
el esfuerzo y la “bondad” de un simple ser humano plagado de pecados e imperfecciones, como tú y como yo.
El legalista presuntuosamente se desliga de Cristo, y cae de la gracia, como un fruto enfermo se desprende del
árbol, cae al suelo y luego se pudre.
5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;
Ahora el pobre de espíritu, el que reconoce que es estéril como Sara, que es débil, que no hay manera de
justificarse ante Dios, este entiende que él depende del poder sobrenatural de Dios para ser declarado justo ante
Dios. Pablo dice: Pues nosotros… ¿Nosotros quien? Los hijos de la libre, los hijos según la promesa, los que
fueron liberados por Cristo, y solamente por Él. Nosotros son los cristianos. En Romanos 4 Pablo utiliza la
misma historia de Abraham y su descendencia para hablar sobre la promesa y la justificación. En Romanos
4:21-25, queda muy claro quiénes son éstos que aguarda por la fe, la esperanza de la justicia: (…) Y estando
plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo. 22 Por lo cual
también su fe LE FUE CONTADA POR JUSTICIA. 23 Y no sólo por él fue escrito que le fue contada, 24 sino también
por nosotros, a quienes será contada: como los que creen (los creyentes, los cristianos) en aquel que levantó de
los muertos a Jesús nuestro Señor, 25 el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado
para nuestra justificación.
Los creyentes deben confiar, esperar, descansar, permanecer firmes en la libertad con la que Cristo los hizo
libres. Los creyentes deben aguardar por medio del poder del Espíritu de Dios, esperar en dependencia de la
obra sobrenatural de Dios, que hace por ellos lo que ellos no pueden hacer por ellos mismo, y deben esperar no
por una posibilidad, sino por una certeza de que Dios es el que declara justo a aquellos que confían en Cristo,
en la suficiencia de su muerte vicaria, y de su resurrección. La salvación no es por obras, las obras no sirven de
nada e cuanto a la salvación, pero no quiere decir que las obras no tienen su lugar en la vida de quien ha sido
liberado de la condenación eterna.
6 (A)
porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión (…) ¿Por qué el cristiano debe
permanecer en la libertad con la que Cristo le hizo libre? ¿Por qué el cristiano debe aguardar en dependencia
del Espíritu de Santo y fe, la esperanza de la justicia? Porqué en cuanto a la salvación en Cristo Jesús, sea que
cumplas con una lista de requisitos morales o no cumplas, ni una cosa ni otra, en cuanto a la salvación, hago
énfasis, nada de eso tiene valor alguno. Efesios 2:8-9 => Porque por gracia habéis sido salvados por medio de
la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Pero el mensaje no acaba por aquí, ¿Cuál es lugar de las obras en la vida cristiana entonces? Las obras
legítimamente cristianas, las que valen de mucho, no son lo que hacen posible la relación con Dios, no son lo
que me declara justo, sino que son el efecto de mi relación con Dios, son el resultado de que la justicia de Cristo
me fue imputada. Las obras en la vida cristiana no son lo que posibilitan la salvación, las obras en la vida del
cristiano son una respuesta de fe amorosa, porque en Cristo Dios hizo posible que fuéramos justos ante Él, nos
salvó y nos declaró eternamente justos. Completa Palo diciendo: 6 (B) (…) sino la fe que obra por el amor. La fe
sin obras es una fe muerta, pero las obras que no son frutos la fe, y del amor de Dios, son obras muertas, no
valen de nada. 1 Corintios 13:1-3 => Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he
llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos
los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor,
nada soy. 3 Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser
quemado[a], pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
* ¿Hay que obedecer a la palabra de Dios hermano? Claro que si ¡Amén! Pero por un profundo deseo de
satisfacción, plenitud, gratitud, y amor por Cristo.
* ¿Debo orar, vestirme decorosamente, leer la biblia, y evangelizar? Por supuesto que sí, pero no por que
sientes que tienes que llenar tu medida de justicia ante Dios, sino porque entiendes y sientes que su Gracia te
basta.
* ¿El debo tomar medidas para corregir malas costumbres, para evitar cierto contenido inmoral, en la tele, o
en internet, o dejar de escuchar ciertas canciones y ciertos estilos musicales? Si, si y si, siempre y cuando sea
porque tienes a Cristo, la perla de gran precio, y estas satisfecho en Él.
Atención a este versículo, es simplemente fantástico: Filipenses 1:9-11 => Y esto pido en oración: que
vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero (AMOR Y FE VERDADERA) y en todo
discernimiento (CAPACIDAD DE ESCOGER ENTRE LO MALO, LO BUENO Y LO MEJOR), 10 a fin de
que escojáis lo mejor, para que seáis puros e irreprensibles para el día de Cristo; 11 llenos del fruto (DEL
RESULTADO DE LA JUSTICIA) de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
Entre más gozo tenemos en nuestra salvación misericordiosa, más somos conducidos por el amor y la gratitud
para hacer el bien, por la belleza del bien, por el puro deleite en Dios, por el puro amor por los demás.
Timothy Keller.
Esta es la dinámica entre la libertad en Cristo y las obras.
(…) “La libertad, tal como Pablo la concibe, es el estado en que la persona anda y vive en el Espíritu (Gál.
5:25), de tal manera que produce el fruto del Espíritu (Gál 5:22, 23), y con gozo y gratitud hace la voluntad de
Dios (5:14; Rm 8:4), cumpliendo en principio la ley de Cristo (Gál 6:2), aun “la ley de la libertad” (Stg.
1:25). Esta libertad es igual a un deleitarse en la ley de Dios en lo más profundo de nuestro ser (Rm. 7:22). La
persona que es realmente libre ya no actúa más por coacción, sino que sirve a su Dios voluntariamente, con
alegría de corazón”- William Hendriksen.

En un intento de resumir el mensaje central de este pasaje, diría que lo que Dios nos está diciendo hoy, es que:
“Sin someternos a una conducta legalista, firmes en la libertad con que nos libertó Cristo, movidos por una
confianza verdadera y por amor a nuestro salvador, debemos, en dependencia del Espíritu Santo, practicar
buenas obras en obediencia a la voluntad de Dios”.

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