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Evaluación formativa

Sugerencias para Docentes

2016
En el presente documento se utilizan de manera inclusiva términos como “el docente”, “el estudiante” y sus
respectivos plurales (así como otros equivalentes en el contexto educativo) para referirse a hombres y mujeres.
Esta opción se basa en la convención idiomática de nuestra lengua y tiene por objetivo evitar las fórmulas
de acuerdo universal para aludir a ambos géneros en el idioma español (“o/a”, “los/las” y otras similares),
debido a que implican una saturación gráfica que puede dificultar la comprensión de lectura.

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Tabla de Contenidos

I. Introducción 4
II. Antecedentes 4
2.1 Evolución de la definición de la evaluación formativa. 6
2.2 Propósitos de la evaluación formativa. 8
2.3 Evaluaciones formativas y sumativas: ¿complementarias o antagónicas? 8
2. 4 Características y ejemplos de evaluaciones formativas. 12
2.5 El rol de la evaluación formativa en la enseñanza-aprendizaje. 13
2.5.1 Evidencia aportada por la política educativa. 14
2.5.2 Evidencia aportada por la investigación educacional. 16
2.6 Estudios de caso. 19
III. Agentes de la evaluación formativa 22
3. 1 Docentes y estudiantes. 22
3.1.1 Aspectos a considerar. 22
3.1.2 Habilidades docentes necesarias para implementar la evaluación formativa. 23
3.1.3 Herramientas o métodos de evaluación formativa. 26
IV. Nudos de dificultad 31
V. Conclusiones y hallazgos 32
5.1 Oportunidades. 32
5.2 Desafíos. 35
VI. Bibliografía sugerida 36

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I. Introducción

El objetivo de este documento es apoyar a los docentes para aplicación y desarrollo


de la evaluación formativa al interior de los establecimientos educacionales. Es el
resultado de una revisión bibliográfica sobre parte de la vasta literatura especializada
en el tema, publicada en las últimas décadas en revistas especializadas en el contexto
internacional, seguida de la traducción y sistematización de dicha evidencia. Aunque
se han buscado especialmente ejemplos que sean atingentes al caso chileno, la
mayoría de los artículos que se han encontrado se refieren al contexto internacional,
salvo notables excepciones (tales como Román, 2003 y Prieto y Contreras, 2008).

Este documento busca por un lado, apoyar la actualización de los conocimientos y


por otro, ampliar el repertorio de estrategias evaluativas con que cuentan los
docentes.

Si bien aplicar la evaluación formativa supone una transformación, no se trata de que


los docentes implementen algo completamente ajeno a sus prácticas pedagógicas.
Mucho de lo que profesores y estudiantes hacen en la sala de clases puede ser
descrito como oportunidades potenciales de evaluación que permiten recolectar
evidencia de la comprensión de los estudiantes (Ruiz Primo, 2011). De este modo,
este documento busca ampliar el repertorio de prácticas y estrategias evaluativas
con que cuentan docentes, en función de apoyar y mejorar la enseñanza-aprendizaje
al interior de sus aulas y los establecimientos educacionales donde se insertan.

II. Antecedentes

A continuación se entregan los antecedentes necesarios para comprender la


importancia del fomento de la evaluación formativa, y el rol clave de los docentes en
esta transformación.

Cotidianamente los docentes implementan prácticas de evaluación formativa en el


aula cuando por ejemplo extienden una explicación, en respuesta a la cara de

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pregunta de algún estudiante; cuando piden a un estudiante que relea un párrafo en
voz alta después de que no comprendiera su sentido al leerlo silenciosamente, o
cuando organizan el trabajo entre pares y le enseñan a sus estudiantes a co-evaluar
su trabajo. Estos actos evaluativos, que apoyan la toma de decisiones informadas de
los docentes, son las unidades básicas de las cuales la enseñanza-aprendizaje se
nutre.

Al mismo tiempo, la evaluación formativa puede darse de manera mucho mas


estructurada, por ejemplo, al revisar conjuntamente los errores cometidos por los
estudiantes en una prueba sumativa o al estructurar el trabajo entre pares con una
lista de preguntas e indicaciones que guíen la lectura de los borradores hechos por
sus compañeros. Según Ruiz Primo (2011), la evaluación formativa ocurre tanto de
manera informal dentro de los colegios en el día a día, así como también
formalmente en ocasiones previamente planificadas y estructuradas.

Asumiendo diversas formas, la evaluación formativa es esencialmente aquélla que


informa a los docentes, estudiantes y sus familias sobre los niveles actuales de
desempeño y los caminos para avanzar en el aprendizaje. Dos ideas clave que se
desprenden de este tipo de evaluación, son que por una parte se trata de un proceso
que ocurre constantemente en el aula, y por otra, que se asemeja a la acción de
investigar, ya que continuamente se recoleta e interpreta evidencia que guía la
acción (Torrance y Pryor, 2001). A su vez, uno de los puntos más relevantes de la
evaluación formativa es que los docentes interpretan el sentido de las respuestas,
acciones, comentarios y comportamientos de sus estudiantes, para tomar decisiones
y modificar la clase a partir de estas inferencias. Esta evaluación implica ampliar el
concepto de evaluación relacionada con algún instrumento o tarea, para incluir
información que puede ser obtenida constantemente en las interacciones que
ocurren en la sala de clases. En este contexto, el término ‘informal’ no implica la
naturaleza impredecible de eventos que surgen en cualquier sala de clases, sino más
bien realza las oportunidades a pequeña escala, frecuentes, que los profesores tienen

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para recolectar información sobre la comprensión de sus estudiantes, y transformar
su enseñanza (Ruiz Primo, 2011).

2.1 Evolución de la definición de la evaluación formativa

La definición de evaluación formativa ha evolucionado a través del tiempo. Varios


autores (tales como Shepard, 2006 y Martínez Rizo, 2009) le adjudican a Scriven
(1967) el origen del concepto de evaluación formativa. Centrándose en el currículo y
los programas educativos, este autor distinguió la información orientada a mejorar
un proceso (¿Cómo vamos?), en oposición a la que está al servicio de un resultado
(¿Cómo resultó?). Bloom, Hastings y Madaus (1971) aplicaron la idea de evaluación al
rendimiento de los estudiantes. Nitko (1989) contrastó entre la evaluación interna
(controlada por el o la docente) y la externa (impuesta por las autoridades
superiores). A su vez, Sadler (1989) proporcionó un modelo ampliamente aceptado
de evaluación formativa, destacando que la retroalimentación debe estar vinculada a
los resultados, las normas y estrategias de mejoría. Posteriormente Atkin, Negro, y
Coffey (2001), enmarcan la evaluación en torno a tres preguntas clave: ¿Dónde estás
tratando de ir?, ¿Dónde te encuentras ahora?¿Cómo puedes llegar? Recientemente,
autores tales como Black y Wiliam (2006) y Brookhart (2009), han agregado la idea de
que en la evaluación formativa no sólo es clave qué información se retroalimenta en
términos cognitivos, sino que el cómo se da este proceso en términos de los aspectos
afectivos de la retroalimentación que se da a las y los estudiantes (Martínez Rizo,
2009). En esta línea hay evidencia de que las reacciones emocionales de las y los
estudiantes a los resultados de las calificaciones, determinarán qué harán respecto a
su aprendizaje. Por ejemplo, un estudiante que es calificado con un 7 en una prueba
sumativa, tenderá a deducir que la evaluación era fácil y que no tiene que aprender
nada más; un 4 en cambio, llevará al estudiante a rendirse y pensar que no es bueno
en esa asignatura, y uno que obtiene un 2, tenderá a pensar ¿vale la pena esforzarme
si probablemente volveré a fracasar? (Dixon, 2008).

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En resumen, la evaluación formativa no es un tipo de test ni un instrumento, ni se
utiliza para calificar ni para castigar a los estudiantes que presentan mala conducta.
Se trata mas bien de una colección de prácticas y procesos dirigidos a mejorar el
aprendizaje de los estudiantes y la enseñanza de las y los docentes (Black y William,
2003; Stiggins, 2002). La evaluación formativa permite que los docentes hagan
ajustes a su instrucción a partir de la evidencia recolectada, entregándole a los
estudiantes retroalimentación que les permita mejorar sus aprendizajes.

Por su parte Black y Wiliam (2009) definen la evaluación formativa como aquélla que
recoleta evidencia acerca del logro en el aprendizaje y que al ser interpretada y
utilizada por docentes, estudiantes y sus pares, sirve para tomar decisiones mejor
fundadas sobre los próximos pasos a seguir en el proceso de enseñanza y
aprendizaje, que las decisiones que se hubiesen tomado en ausencia de la evidencia
obtenida. Nótese que esta definición resalta el uso de la evidencia recolectada para
no sólo informar, sino también transformar la práctica pedagógica. En otras palabras,
una actividad evaluativa que recolecta información sobre el aprendizaje de los
estudiantes pero no informa la enseñanza, no puede considerarse formativa.

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2.2 Propósitos de la evaluación formativa

Fig.1: Propósitos de la evaluación formativa

La fig. 1, construida a partir de los propósitos de evaluación formativa identificados


por Ainsworth y Viegut (2006,) muestra que la evaluación formativa genera
información relevante sobre el aprendizaje para cumplir dos objetivos: el primero se
orienta a los estudiantes, ya que permite monitorear el progreso individual del
aprendizaje dejando en evidencia lo que los estudiantes aprendieron y no
aprendieron, así como lo que los estudiantes pueden y les falta por hacer. El segundo
objetivo se orienta a los docentes, ya que permite evalúa la efectividad de la
enseñanza, permitiendo modificarla o re-enseñar.

2.3 Evaluaciones Formativas y Sumativas: ¿complementarias o antagónicas?

Es importante señalar que no existe un consenso sobre la relación entre evaluación


sumativa y formativa. La primera se define generalmente como aquélla estandarizada

8
que se aplica a todos los estudiantes en un nivel a gran escala (por ejemplo, el
SIMCE). También se llama sumativa a aquélla evaluación que un docente o
establecimiento aplica al final de un curso o unidad de aprendizaje (por ejemplo, las
pruebas globales). En otras palabras, la evaluación sumativa es estática, en el sentido
en que es una medida de aprendizaje en un punto determinado en el tiempo. Si bien
permite emitir juicios respecto al aprendizaje del plan de estudios por parte de los
estudiantes, ofrece pocas oportunidades para influenciar el aprendizaje (Wylie y
Lyon, 2012). Por otro lado, la evaluación formativa generalmente se refiere a la
evaluación continua para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Las principales
diferencias entre ambas evaluaciones, refieren al uso y al propósito que se da a los
datos. En otras palabras, algunos autores han distinguido las evaluaciones en
términos de si responden al deseo genuino de información, o más bien se tratan de
demostraciones de control (Johnston, 1997). En una dirección similar, Prieto y
Conteras (2008, p.247) hacen referencia al sistema educativo chileno, donde “la
mayoría de las prácticas docentes se ha estructurado en función de la evaluación,
pero privilegiando la reproducción y control del conocimiento de los estudiantes, en
desmedro de su producción o construcción y/o del desarrollo de sus habilidades
cognitivas superiores”.
Fig. 2: Evaluación Formativa y sumativa como dos prácticas complementarias.

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Mientras que algunos autores plantean que la evaluación sumativa va en desmedro
de la formativa (por ejemplo, Butler y Nisan, 1986; Heritage, 2007; Dixon, 2008;
Martínez Rizo, 2013), otros investigadores (por ejemplo Black y Wiliam, 2009; Cauley
y McMillan, 2010) han expresado una visión más optimista de la sinergia entre
ambas. Esta segunda línea, adoptada en esta revisión, concibe las pruebas sumativas
y estandarizadas como recursos que pueden ser utilizados formativamente, ya que
proporcionan evidencia sobre el logro de los estudiantes, por lo que si se usan
apropiadamente, puede generar la retroalimentación que apoya el progreso del
aprendizaje. Al mismo tiempo, al comunicar a los estudiantes lo que se valora en una
disciplina en particular, puede aclarar las metas de aprendizaje y los criterios de éxito
para su logro. Black y Wiliam (2009) plantean que si las evaluaciones sumativas son
utilizadas como guía para la revisión y el estudio, ofrecen la posibilidad de apoyar la
ayuda entre pares.

Sin embargo, todos los autores revisados en este marco teórico coinciden en que las
evaluaciones formativas no se centran exclusivamente en los resultados del
aprendizaje reflejados en las evaluaciones sumativas, ni parecen ensayos o mini
evaluaciones sumativas, destinadas en gran parte a mejorar el rendimiento en las
evaluaciones sumativas, sino que ocurren durante la enseñanza, proporcionando
información oportuna que los y las docentes pueden utilizar para determinar la
comprensión actual del estudiante y las áreas a mejorar (Heritage, 2007). La
evaluación formativa implica entonces que los docentes usen lo que los y las
estudiantes hacen y comunican, para modificar la enseñanza (Hattie, 2012).

Otros autores han hecho el contrapunto entre la evaluación convergente –orientada


a averiguar si el estudiante sabe o no, la cual podría asimilarse a la evaluación
sumativa y sería necesaria desde el punto de vista de emitir juicios sobre el grado de
implementación curricular– versus la evaluación divergente, donde lo esencial es
descubrir lo que el estudiante sabe, comprende y puede hacer. Esta última se
caracteriza por una planificación menos detallada, donde el cuestionamiento abierto

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y las tareas realizadas por los estudiantes son lo más relevante. Esta evaluación se
sustenta en una visión constructivista del aprendizaje, donde se busca el trabajo
conjunto del profesor y el estudiante, y se orienta principalmente al desarrollo
futuro, en lugar de la medición de los logros actuales o pasados (Torrance y Pryor,
2001).

Por su parte, otros autores han resaltado la diferencia entre la evaluación del
aprendizaje y la evaluación para el aprendizaje. La Evaluación del Aprendizaje es la
información recabada por las y los docentes sobre los aprendizaje de los estudiantes
con el propósito de compartir esa información con los padres, directivos, para la
construcción de informes del establecimiento educacional y para las solicitudes
gubernamentales.
La Evaluación para el Aprendizaje es el proceso de búsqueda e interpretación de
evidencias para uso de los estudiantes y las y los docentes, para decidir dónde está el
aprendizaje, lo que necesitan hacer para mejorar y cómo hacerlo. La filosofía detrás
de la Evaluación para el Aprendizaje, es que el foco más importante, es lo que el
estudiante hace con los resultados de la evaluación.

En tanto evaluación para el aprendizaje, la evaluación formativa es un proceso activo


e intencional que equipara a el o la docente con los estudiantes en el proceso de
reunir de forma continua y sistemática evidencias con el objetivo de mejorar el
aprendizaje estudiantil (Brookhart y Moss, 2013).

La evaluación formativa crea un camino para que el estudiante avance en su


aprendizaje. Se puede identificar:
• lo que el estudiante puede hacer y no puede hacer
• lo que los estudiantes encuentran difícil
• las lagunas o malentendidos que el estudiante pueda tener
Esto implica:
• El diálogo con los estudiantes, discutiendo y clarificando los objetivos o metas de

11
aprendizaje
• que el estudiante sea activo en su aprendizaje
•un seguimiento y revisión de los progresos por parte del estudiante y entre pares
(Open University, 2015).

2. 4 Características y ejemplos de evaluaciones formativas

Cizek (2010) -después de analizar la historia, características y desafíos de la


evaluación formativa-sintetizó 10 características principales:

1. Requiere que los estudiantes asuman la responsabilidad de su propio


aprendizaje.
2. Comunica objetivos de aprendizaje claros y específicos.
3. Se centra en los objetivos que representan resultados educativos valorados
con aplicabilidad más allá del contexto de aprendizaje.
4. Identifica conocimientos y habilidades actuales del estudiante y los pasos
necesarios para alcanzar los objetivos deseados.
5. Requiere el desarrollo de planes para la consecución de los objetivos
deseados.
6. Alienta a los estudiantes a progresar y auto-monitorear la consecución de las
metas de aprendizaje.
7. Proporciona ejemplos de metas de aprendizaje, incluyendo, cuando resulte
pertinente, los criterios o rúbricas que se utilizarán para calificar el trabajo del
estudiante.
8. Genera una evaluación frecuente entre pares, la autoevaluación y la
integración de la evaluación dentro de las actividades de aprendizaje
9. Incluye retroalimentación que es concreta y oportuna, y en relación con los
objetivos de aprendizaje, proporcionando oportunidades para que el
estudiante revise y mejore los productos de su trabajo y su comprensión.
10. Promueve la metacognición y la reflexión de los estudiantes sobre su trabajo

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Ejemplos de esta evidencia:
Evidencia oral Preguntas y respuestas de los estudiantes, escuchando lo que ellos
dicen cuando trabajan en pequeños grupos, así como también
conversando con los estudiantes.
Evidencia escrita Notas y comentarios en guías y cuadernos.
Evidencia gráfica Dibujos, gráficos, mapas conceptuales.
Evidencia práctica Observación de estudiantes haciendo experimentos, disertando, etc.
Evidencia no-verbal Lenguaje corporal, orientación del cuerpo.

(Adaptado y resumido a partir Ruiz Primo, 2011)

2.5 El rol de la evaluación formativa en la enseñanza-aprendizaje

Si bien la evaluación formativa está posicionándose en el discurso educacional como


algo novedoso, hace más de medio siglo que la investigación viene avalando este tipo
de evaluación (Torrace y Pryor, 2001). Del mismo modo, al revisar la literatura sobre
el tema de la evaluación en aula con propósitos formativos, es evidente el interés
progresivo en la literatura especializada. Como describe Martínez Rizo (2009)
mientras hace cuatro décadas las referencias eran escasas, éstas han venido
aumentando exponencialmente. Como ejemplo de lo anterior, una búsqueda en
Google académico sobre ‘Formative assessment in primary and secondary education’
[evaluación formativa en educación primaria y secundaria] entrega la nada de
despreciable cifra de 23.700 referencias.

Gran parte de esta evidencia concuerda en que el aprendizaje de los estudiantes


depende de lo que docentes y estudiantes hacen al interior de la sala de clases, y que
la evaluación formativa se encuentra al centro de la enseñanza efectiva (Black y
Wiliam, 2006). La investigación sobre las prácticas de los docentes efectivos, muestra
que éstos monitorean frecuentemente el aprendizaje y la comprensión de sus
estudiantes (Hattie, 2012). Entonces ¿por qué se hace necesario apoyar la
implementación de la evaluación formativa en el aula en nuestros establecimientos

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educacionales especialmente en este momento? Una razón deriva de la política
educativa, mientras que otra ha sido avalada por la investigación educacional.

2.5.1 Evidencia aportada por la política educativa

Un efecto no deseado que la evidencia internacional sobre política educativa ha


mostrado en países como USA donde se ha implementado la evaluación
estandarizada con altas consecuencias para las escuelas (No Child Left Behind) –
similar a la clasificación de las escuelas a cargo de la Agencia de la Calidad en los
últimos años implementada en el contexto chileno– es que en una cultura de
evaluaciones estandarizadas con altas consecuencias para las escuelas –
consecuencias que van desde recibir un reconocimiento público de su tarea y servir
de ejemplo para otras escuelas, hasta perder su financiamiento y ser clausuradas-los
docentes suelen enseñar para las pruebas (Firestone, Schorr y Monfils, 2004; Fidler,
en Harris y Bennett, 2004; Scherrer, 2011). En el contexto inglés, una investigación
realizada en 11 establecimientos educacionales del Reino Unido que habían
progresado contra todo pronóstico, mostraron que cuando una contenido o sector
curricular era visto como menos importante en términos de la evaluación
estandarizada, se tendía a excluir de la enseñanza (Gray, en Maden, 2001). Townsend
(2007) también encontró reducción de la enseñanza como resultado de un enfoque
limitado al plan de estudios, especialmente en las escuelas donde los estudiantes
alcanzan bajos rendimientos.

De manera similar, un estudio implementado en dos establecimientos de educación


media en Chile, encontró que en el establecimiento que había progresado más en
Lenguaje en las pruebas estandarizadas, se enseñaba tanto con el SIMCE en mente,
que limitaba y reducía las oportunidades de aprendizaje de los alumnos, por ejemplo
reemplazando Filosofía o Arte, con ensayos SIMCE. Esto demostró que el énfasis
evaluativo que existe en Chile genera un peso tan grande en las escuelas, que
termina creando consecuencias indeseadas o incentivando actividades inadecuadas

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(Muñoz-Chereau, 2013). En esta dirección, lo que la evidencia nacional e
internacional ha mostrado es que enseñar para las pruebas estandarizadas puede
elevar los resultados de esas pruebas en el corto plazo, a costa del desarrollo de la
comprensión y metacognición de los estudiantes en el mediano y largo plazo (Butler y
Nisan, 1986; Scherrer, 2011; Muñoz-Chereau, 2013).

De manera similar, El Centro de Investigación Educacional e Innovación de la OECD


(CERI) describe entre las barreras que limitan la aplicación de la evaluación formativa
y otras innovaciones: “La tensión entre la evaluación del aprendizaje de enfoque
formativo que se hace en el aula y la visibilidad de las pruebas sumativas, así como
las evaluaciones nacionales o regionales en gran escala que buscan responsabilizar a
las escuelas por alcanzar ciertos estándares, pueden tener consecuencias para las de
bajo rendimiento. Con demasiada frecuencia estas pruebas de gran visibilidad
determinan lo que sucede en las aulas… Muchos maestros, si es que no todos,
perciben esas evaluaciones externas como algo que está en conflicto o incluso se
opone a las prácticas de evaluación formativa. Pruebas externas de baja calidad,
ordenamientos de escuelas (league tables [o rankings]) difundidos en los medios, que
usan un reducido conjunto de datos para comparar el desempeño de las escuelas, y
la desconexión entre pruebas y currículo también pueden inhibir la innovación”
(OECD-CERI, 2005, en Martínez, 2013, p.130).

En contextos como el Chileno–en donde la evaluación estandarizada se identifica


principalmente con la competencia entre escuelas, docentes y estudiantes– los
docentes tienden a identificar la evaluación como algo externo a su práctica cotidiana
(Prieto y Contreras, 2008). Por esta razón se hace necesario reposicionar la
evaluación formativa como una práctica central del aula: un antídoto contra la
amenaza de focalizar tanto el trabajo de aula hacia el SIMCE, que termine reduciendo
el aprendizaje y la enseñanza.

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2.5.2 Evidencia aportada por la investigación educacional

Desde el punto de vista de la investigación, el influyente trabajo de investigadores–


tales como Hattie (2008; 2012); Black y Wiliam (2009) –han generado creciente
consenso internacional respecto a la evaluación formativa como parte integral de la
enseñanza y el aprendizaje efectivo.

Puntualmente, diversos experimentos orientados a medir la influencia que la


evaluación formativa tiene en el aprendizaje, han mostrado que tiene un efecto
mayor que los efectos típicamente encontrados en intervenciones educacionales
(Black y Wiliam, 2006). En otras palabras, la evaluación formativa tiene el impacto
positivo más grande en el aprendizaje del estudiante, que se haya documentado en
la investigación educacional.

En síntesis, la evaluación formativa se ha asociado principalmente a cuatro


resultados:

- mejoría de las prácticas pedagógicas de los docentes

- mejoría del aprendizaje, particularmente de los estudiantes de bajo


rendimiento (Dunn y Mulvenon, 2009)

- mejoría de la motivación de los estudiantes por aprender (Cauley y McMillan,


2010)

- mejoría en el rendimiento promedio de un curso, producto de la reducción de


la brecha entre estudiantes al interior de un curso (Fuchs et al, 1997, en Black
y Wiliam, 2006).

Otro aspecto importante de resaltar, es que cuando se implementa la evaluación


formativa, los estudiantes de más bajo rendimiento suelen ser los más beneficiados.
De esta manera, se tienden a mejorar el rendimiento promedio y a reducir las

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diferencias entre estudiantes al interior de un curso (Fuchs et al, 1997, en Black y
Wiliam, 2006).

Posteriormente la investigación de Black y Wiliam (2009), así como Martínez Rizo


(2013), ha concluido que una implementación superficial de la evaluación formativa–
que no redefina el rol de los docentes y estudiantes en el proceso de enseñanza-
aprendizaje– no traerá los resultados esperados. En otras palabras, para que la
evaluación formativa sea parte integral del proceso de aprendizaje-enseñanza
efectivo, tanto el rol de los docentes y estudiantes, así como la forma en que se
evalúan los aprendizajes, requieren ser transformados. Por este motivo, el
involucramiento de los equipos directivos en función de apoyar este tipo de prácticas
en el aula es central, ya que moviliza un cambio que va más allá de la sala de clases,
involucrando a todo el establecimiento educacional. Orientar a los docentes a hacer
un uso flexible de sus planificaciones de clases, para re-orientar su enseñanza a partir
de la implementación de la evaluación formativa.

Con respecto a la transformación de los roles de docentes y estudiantes, Black y


Wiliam (2009) y Hattie (2012) proponen que los maestros son los responsables de
diseñar e implementar un ambiente de aprendizaje efectivo, mientras que los
estudiantes, son los responsables de aprender en ese entorno. Se requiere entonces
que los docentes ejerzan un rol de mediador y coordinador del aprendizaje; y que los
estudiantes pasen de un rol pasivo, a uno activo con su aprendizaje. Bajo este
enfoque, la responsabilidad del aprendizaje recae tanto en los docentes como en los
estudiantes; los docentes necesitan evaluar el efecto que ellos tienen en el
aprendizaje de sus estudiantes, mientras los estudiantes deben transformarse en
evaluadores activos de sus aprendizajes. Puntualmente, Hattie (2012) enfatiza que el
papel de los estudiantes es crecientemente responsabilizarse por su aprendizaje,
monitoreando lo que han progresado en su propio aprendizaje e involucrándose con
sus compañeros en aprender juntos.

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A partir de un diagnóstico de la enseñanza-aprendizaje en el sistema educativo
chileno hace más de una década, Román (2013) reportó una tipología para las
prácticas pedagógicas observadas, en función de dos ejes fundamentales: respecto
del tipo de objetivo de aprendizaje al que la práctica pedagógica se orienta, y según
el tipo de relación profesor-alumno que se establece. Lo que la tipología presentada
por Román (2003) sugiere, es que no basta con implementar la evaluación formativa
de manera aislada, sino que para que ésta tenga efecto, es necesario que se inserte
en un estilo pedagógico que junto con orientarse a la estimulación del aprendizaje y
el desarrollo de competencias superiores, se aleje de los contenidos pedagógicos
abstractos o la reproducción de contenidos.

Si bien la evaluación formativa aumenta las probabilidades de apoyar mejor la toma


de decisiones con respecto a la enseñanza, no es una panacea (Black y Wiliam, 2006),
en el sentido en que la evaluación formativa por sí sola no sirve para mejorar los
aprendizajes de los estudiantes si no se acompaña del uso pedagógico de los
resultados. La investigación al respecto ha concluido que la eficacia de la evaluación
formativa en el aula para ayudar a los niños a mejorar su aprendizaje, no puede darse
por sentada, especialmente porque la evidencia ha mostrado que si bien ha ayudado
a reducir la brecha de rendimiento al interior de la sala de clases, estas diferencias no
han desaparecido. Este es el caso, ya que diferencias en el rendimiento se asocian
con elementos individuales de los estudiantes, tales como la percepción que tienen
respecto a las reglas implícitas de la clase, y su orientación al logro, así como con
elementos individuales de los docentes. Por este motivo la investigación ha puesto
especial énfasis en el ambiente social de la sala de clases, así como en los roles de
docentes y estudiantes como pre-requisito a cualquier intento sistemático para
mejorar el impacto positivo de la evaluación formativa en el aprendizaje (Torrance y
Pryor, 2001; Martínez Rizo, 2013). Sin embargo, la investigación respecto a la
efectividad de la evaluación formativa, entrega un panorama bastante alentador. Por

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ejemplo, Black y Wiliam (2006), después de realizar una extensa revisión bibliográfica
concluyeron que:

- existe evidencia de cómo mejorar la evaluación formativa en el contexto


escolar

- mejorar la evaluación formativa en el aula mejora los logros de aprendizaje

- es necesario mejorar las prácticas evaluativas implementadas por docentes,


para que permitan retroalimentar cómo superar las dificultades y seguir
aprendiendo.

2.6 Estudios de caso

A continuación se presentan experiencias internacionales emblemáticas en donde se


han implementado propuestas de evaluación formativa exitosamente.

El efecto de la evaluación formativa, sumativa y la falta de retroalimentación en el


rendimiento y motivación de estudiantes de educación básica.
Año 1986
País Israel
Nivel Educación Básica
Participantes Ruth Butler y Mordecai Nisan, investigadores de la Escuela de Educación de la
Hebrew University of Jerusalem, implementaron una intervención de 2 días en
3 establecimientos educacionales ubicados en tres ciudades diferentes de
Israel. En total participaron 261 estudiantes (145 niñas y 116 niños) de aprox.
12 años que cursaban 6to. Básico
Metodología Experimento (asignación aleatoria de cada participante a uno de 3 grupos)
Objetivo Determinar el efecto que las notas (evaluación sumativa), los comentarios
descriptivos (evaluación formativa), y la falta de retroalimentación tienen en la
motivación y rendimiento de los estudiantes
Actividades Cada grupo hizo dos tareas diferentes: una tarea cuantitativa y una de
pensamiento divergente
Hallazgos Los estudiantes que recibieron evaluación formativa, tuvieron un mejor
desempeño en ambas tareas y mostraron motivación más alta. Los estudiantes
que recibieron evaluación sumativa, se desempeñaron bien en la tarea
cuantitativa, pero mal en la tarea de pensamiento divergente, mostrando poca
motivación. El grupo que no recibió retroalimentación, se desempeñó peor que
los otros dos grupos en ambas tareas, y mostraron baja motivación.
Conclusiones -Los comentarios descriptivos que tuvieron éxito impactando positivamente el

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aprendizaje, se referían a cómo mejorar la tarea
-El tipo de retroalimentación (notas, comentarios descriptivos o ausencia de
retroalimentación) afectó tanto el rendimiento, como la motivación de los
estudiantes.
-La retroalimentación descriptiva fomentó el interés en las tareas por sí
mismas, una característica que comparten los estudiantes exitosos
autorregulados.
-Si un documento se corrige con una nota y un comentario descriptivo, la
mayoría de los estudiantes van a prestar más atención a la calificación,
ignorando el comentario. Por esta razón la evaluación formativa tiene mejor
oportunidad de ser efectiva si no va acompañada de calificaciones.
Limitaciones Dado que la intervención duró sólo dos días, no se pudo determinar si estos
resultados se mantendrían en el mediano y largo plazo
Fuente Butler, R., y Nisan, M. (1986). Effects of no feedback, task-related comments,
and grades on intrinsic motivation and performance. Journal of educational
psychology, 78(3), 210.

Investigando y desarrollando evaluación formativa con docentes en escuelas


primarias.
Año 1997
País Reino Unido
Nivel Educación Básica
Participantes Torrance y Pryor (2001) - dos investigadores trabajaron colaborativamente con
un equipo de 11 docentes.
Metodología Investigación-acción con fuerte interacción entre la práctica docente y la
investigación.
Objetivo Mejorar las prácticas pedagógicas mediante la inclusión de la evaluación
formativa y aplicar en la práctica la teoría sobre evaluación formativa.
Actividades Los docentes y los investigadores se reunieron en una reunión de un día entero
cada cinco semanas durante dos años. Además, dos investigadores visitaron
periódicamente las escuelas, observaron a los docentes en sus aulas, les dieron
retroalimentación, los entrevistaron respecto a sus percepciones e ideas sobre
los temas discutidos en las reuniones todo el día.
Hallazgos Inclusión de la evaluación formativa en las prácticas docentes.
Conclusiones La aplicación de la evaluación formativa en las aulas genera mejorías en los
aprendizajes y el rendimiento de los estudiantes.
Limitaciones Dado que este proyecto no utilizó datos longitudinales de la misma cohorte de
estudiantes, es imposible determinar si los cambios significativos en el
rendimiento se deben al programa, o a otro cambio implementado en los
establecimientos.
Fuente Torrance, H., & Pryor, J. (2001). Developing formative assessment in the
classroom: Using action research to explore and modify theory. British
Educational Research Journal,27 (5), 615-631.

20
Cambiando la enseñanza mediante la evaluación formativa: El King’sMedway
Oxfordshire Formative Assessment Project.
Año 1999-2001
País Reino Unido
Nivel Educación Media
Participantes Paul Black and Dylan Wiliam, investigadores de Kings’ College de Londres
trabajaron con seis establecimientos educacionales que enseñaban a
estudiantes en el rango de edad 11 a 18 años. Más precisamente, el
proyecto involucró a 48 docente de Ciencias, Matemáticas y Lenguaje.
Metodología Investigación-acción con fuerte interacción entre la práctica docente y la
investigación
Objetivo Mejorar la enseñanza mediante la inclusión de la evaluación formativa
Actividades Reuniones periódicas con docentes para reflexionar e implementar
evaluaciones formativas
Hallazgos Aumento significativo en el rendimiento de los estudiantes, medido de
acuerdo a las pruebas estandarizadas a nivel nacional.
Conclusiones La aplicación de la evaluación formativa en las aulas genera mejorías en los
aprendizajes y el rendimiento de los estudiantes
Limitaciones Dado que este proyecto no utilizó datos longitudinales de la misma cohorte
de estudiantes, es imposible determinar si los cambios significativos en el
rendimiento se deben al programa, o a otro cambio implementado en los
establecimientos
Fuente Black, P., & Wiliam, D. (2005). Changing teaching through formative
assessment: Research and practice. Formative assessment: Improving
learning in secondary classrooms, 223-240.

El uso de la evaluación formativa para mejorar la escritura de los estudiantes.


Año Proyecto en curso
País Reino Unido
Nivel educacional Educación Básica
Participantes Investigadores del National Literacy Trust están trabajando con 12
establecimientos educacionales.
Metodología Investigación-acción con fuerte interacción entre la práctica docente y la
investigación.
Objetivo Mejorar la escritura de los estudiantes.
Actividades Los docentes, sus estudiantes y los investigadores aplican el modelo “Hablar
para escribir” desarrollado por Pie Corbett y Julia Strong.
Hallazgos La inclusión de la evaluación formativa en las prácticas de enseñanza de la
escritura, ha apoyado la mejoría de la escritura en los estudiantes. Se
transformaron las prácticas de escritura y los profesores se convirtieron en
evaluadores en el sentido de que Hattie (2012) propone. Las entrevistas y
reflexiones de los profesores revelan que los docentes estaban evaluando el

21
efecto que su enseñanza tenía en el aprendizaje de los niños, y
retroalimentando formativamente para responder con rapidez, y ajustar su
enseñanza a las necesidades de los estudiantes.
Conclusiones La inclusión de la evaluación formativa en las prácticas de enseñanza de la
escritura, generó mejorías de la escritura en los estudiantes.
Limitaciones Dado que este proyecto no utilizó datos longitudinales de la misma cohorte
de estudiantes, es imposible determinar si los cambios significativos en el
rendimiento se deben al programa, o a otro cambio implementado en los
establecimientos.
Fuente Rooke, J and Lawrence, P (2012) Transforming Writing: Interim Evaluation
Report. London: National Literacy Trust.

III. Agentes de la evaluación formativa

3.1 Docentes y estudiantes

Black y Wiliam (2009) proponen un marco para la evaluación formativa, la cual


explicita cinco procesos que deben ser llevados a cabo por los diferentes agentes
(docentes, pares y estudiantes):

3.1.1 Aspectos a considerar

Figura 3: Aspectos y agentes de la evaluación formativa

Meta de aprendizaje ¿Dónde se encuentra Cómo lograr la


mi desempeño meta
respecto a esa meta?
Docentes Aclarar las metas de Diseñar discusiones Proporcionar
aprendizaje y los criterios efectivas de aula y otras retroalimentación
de éxito para su logro. actividades de aprendizaje (feedback) que
que generen evidencia de apoye el progreso
la comprensión de los del aprendizaje.
estudiantes.

Pares Compartir las metas de Posicionar a los estudiantes como recursos


aprendizaje y los criterios instruccionales para sus pares.
de éxito para su logro.

Estudiantes Comprender las metas de Posicionar los estudiantes como los dueños de su
aprendizaje y los criterios propio aprendizaje.
de éxito para su logro.
Traducido y adaptado de Black y Wiliam, 2009.

22
De la figura 3 se desprende que la evaluación formativa es el conjunto de las
siguientes cinco estrategias clave que se llevan a cabo entre docente, estudiantes y
sus pares:

1. Aclarar, comprender y compartir las metas de aprendizaje y los criterios de


éxito para su logro.

2. Diseñar discusiones efectivas de aula y otras actividades de aprendizaje que


generen evidencia de la comprensión de los estudiantes.

3. Proporcionar retroalimentación (feedback) que apoye el progreso del


aprendizaje.

4. Posicionar a los estudiantes como recursos instruccionales para sus pares.

5. Posicionar los estudiantes como los dueños de su propio aprendizaje.

Es interesante señalar que los pares son uno de los tres agentes clave de la
evaluación formativa. En esta dirección, para implementar la evaluación formativa
entre pares, es necesario que los estudiantes prioricen la colaboración en vez de la
competencia, así como las metas de aprendizaje por sobre la amistad. Si estas
condiciones no se presentan, se recomienda asignar el trabajo de los estudiantes
para su retroalimentación de manera anónima (sin incluir el nombre de los
estudiantes) en función de lograr que éstos se focalicen en el qué y cómo se ha hecho
la tarea, más que en quién hizo el trabajo.

3.1.2 Habilidades docentes necesarias para implementar la evaluación formativa

De acuerdo a Heritage (2007) La evaluación formativa supone conocimientos


específicos, donde los y las docentes requieren ser capaces de:

 Crear las condiciones del aula que permitan la evaluación formativa: los
profesores requieren crear una cultura de aula que soporte la autoevaluación
y la evaluación entre pares. Esto significa que el aula sea un lugar donde todos

23
los estudiantes sienten que son respetados y valorados, y que tienen un papel
importante que desempeñar. Al mismo tiempo, los y las docentes requieren
tener los conocimientos necesarios para construir una comunidad de
aprendizaje, la que se caracteriza por el reconocimiento y apreciación de las
diferencias individuales. Normas tales como escucharse con respeto,
responder de forma positiva y constructiva, y apreciar los diferentes niveles
de habilidad entre pares, permiten que los estudiantes se sientan seguros en
el ambiente de aprendizaje y aprendan con y de sus pares.

 Enseñar a los estudiantes a evaluar su propio aprendizaje y el aprendizaje de


los demás: Esto implica ayudar a los estudiantes a establecer metas y criterios
de éxito, reflexionar sobre su propia comprensión y la de los otros, y evaluar
el aprendizaje de acuerdo a criterios definidos. Las estrategias para involucrar
a los estudiantes en la auto-evaluación pueden ser tan simples, como pedirle
a los estudiantes que reflexionan sobre su desempeño a través de preguntas
tales como "¿Crees que la respuesta de tu compañero demuestra su
comprensión? Si es así, ¿por qué piensas esto? Si no es así, ¿por qué crees
que no demostró el entendimiento? "A partir de esta base, los estudiantes
pueden aprender a ser más independientes y pueden reconocer cuando no
entienden, así como qué tienen que hacer para mejorar. Estas habilidades de
los docentes también incluyen ayudar a los estudiantes a aprender a dar
retroalimentación constructiva a sus pares. Desde incluir encabezados como:
"Encontré confuso cuando…" o “no entiendo lo que dices sobre…," los
estudiantes pueden progresar a un análisis detallado del rendimiento de sus
pares frente a criterios específicos. Una vez más, los docentes requieren
modelar todo esto en el aula para que los estudiantes vean que son
colaboradores de sus docentes y compañeros en el desarrollo de una
comprensión compartida sobre el estado actual de su aprendizaje y lo que
necesitan hacer para seguir adelante.

24
 Interpretar la evidencia: Los docentes requieren desarrollar habilidades que
les permitan hacer inferencias a partir del trabajo de los estudiantes. No
importando cuál sea la estrategia de evaluación, los y las docentes requieren
interpretar las respuestas de los estudiantes desde la perspectiva de lo que
muestran sobre sus concepciones, ideas, habilidades y conocimientos. Esta
implica un análisis cuidadoso de las respuestas en relación con los criterios de
éxito. Esencialmente los y las docentes tienen que inferir la brecha entre el
aprendizaje actual y los objetivos deseados. Un análisis incorrecto del estado
de aprendizaje de los estudiantes, genera errores en lo que serán los
próximos pasos de instrucción. El análisis de las respuestas de los estudiantes
también proporciona la evidencia para la retroalimentación a los estudiantes.
Los docentes necesitan desarrollar las habilidades para traducir su análisis en
información clara y descriptiva, adaptado a los criterios de éxito, que pueden
ser utilizados por los estudiantes para continuar su aprendizaje.

 Adecuar su instrucción a la información obtenida: Si la instrucción que sigue a


la evaluación formativa es demasiado difícil para el estudiante, resultará en
frustración, y si es demasiado fácil, en aburrimiento. Por lo tanto, los y las
docentes necesitan traducir su interpretación de los resultados de la
evaluación en medidas de instrucción que coinciden con las necesidades de
aprendizaje de los estudiantes. Esto implica la selección de las experiencias de
aprendizaje que plantean exigencias correspondientes en el estudiante y
ordenar estas experiencias de manera que cada elemento sucesivo conduce al
estudiante hacia la realización de los resultados deseados. Este trabajo
consiste en asegurar que el estudiante recibe el apoyo adecuado para que el
nuevo aprendizaje se interiorice de forma incremental y en última instancia,
se convierta en parte del logro independiente del estudiante. Esta adaptación
de la instrucción no se puede hacer con éxito sin reconocer las diferencias
entre los estudiantes. Mientras está claro que es imposible para los docentes
enseñar individualmente, el cuestionamiento estratégico a toda la clase

25
puede proporcionar un andamio para una gama de niveles de aprendizaje, la
formación de subgrupos para la instrucción, la asignación de actividades
individuales, y la combinación de enfoques didácticos y exploratorios que
ayuden a acomodar las diferencias.

3.1.3 Herramientas o métodos de evaluación formativa

Existen diversos métodos o herramientas entre las que elegir para implementar la
evaluación formativa en el aula. Asumiendo diversas formas, éstas deben ser:
Coherentes Entre ellas y con las características de la clase y el currículum que
está siendo implementado, deben reflejar un buen entendimiento
de cómo los estudiantes desarrollan formas de pensar más
sofisticadas así como también de la implementación de progresos
curriculares.
Comprensivas Deben consistir en una colección de evidencia suficientemente
variada que sirva de soporte a las decisiones pedagógicas.
Continuas Deben producir evidencia sobre el progreso de los estudiantes
mediante el uso de cada oportunidad disponible minuto a minuto,
diariamente, clase a clase, semestralmente o anualmente.
(Traducido y elaborado a partir de Pellegrino et al., 2001)

Lo que estas herramientas buscan es recabar evidencia que informe las decisiones
sobre la enseñanza y el aprendizaje, en función de permitir tomar decisiones que no
se basen solo en impresiones personales, sino en lo que podemos observar sobre el
aprendizaje de los estudiantes (Danielson, 2008). García-Medina et al (2015) clasifica
los métodos de evaluación en cuatro:

26
a) Comunicación personal: métodos de evaluación orientados a interactuar con
los estudiantes con el fin de recabar información sobre su aprendizaje (tales
como preguntas planteadas durante una sesión, entrevistas, entre otros).
b) Desempeño: métodos orientados a que los estudiantes creen algún producto
que dé cuenta de su aprendizaje. Esto puede tener la forma de un informe,
debate, mapa conceptual, etc.
c) Respuesta extendida: métodos orientados a que los estudiantes escriban una
respuesta a una pregunta o tema definido, tales como ensayos, revisión
bibliográfica, etc.
d) Selección de respuestas y respuestas cortas: métodos donde los estudiantes
seleccionan la o las opciones que mejor responden una pregunta, o
responden brevemente una pregunta, por ejemplo, mediante verdadero o
falso, cloze o relación entre columnas.

Mientras tanto, Danielson (2008) distingue entre observaciones directas, y la


examinación de artefactos, la NCTE (sin fecha) y Black y Wiliam (2006) distinguen
entre los siguientes cuatro:

1. Observaciones

La observación cuidadosa es la base de la labor de evaluación formativa de un


docente. Al observar a los estudiantes mientras usan el lenguaje y dan cuenta de su
aprendizaje, quedan en evidencia las fortalezas y desafíos para el aprendizaje.
Aprender a observar de cerca, para ver más allá de las hipótesis y predicciones, es
fundamental para el desarrollo evaluaciones formativas. A su vez, las observaciones
pueden tomar muchas formas:

- Notas de campo: formas de registrar descripciones de interacciones en el aula (en


libretas, computador, notas adhesivas, etc.). Algunos docentes garabatean notas
durante la clase, algunos esperan hasta el final del día, otros graban audios o vídeos,

27
pero se trata de describir lo observado en términos del aprendizaje de los
estudiantes, evitando el juicio y la interpretación.

- Registros y análisis de errores: Los y las docentes toman notas rápidas sobre los
errores frecuentes que comenten sus estudiantes, por ejemplo, mientras se escucha
la lectura oral o un recuento de lo que ha sido leído.

- Listas de cotejo o guías de observación: Los y las docentes reúnen información


sobre comportamientos o interacciones de aprendizaje de los estudiantes, marcando
en gráficos o listando ejemplos de acciones específicas, tales como tipos de
preguntas que suelen hacer, o estrategias particulares que utilizan.

2. Conversaciones o discusiones

Sobre la base de las preguntas que tienen sobre el aprendizaje del estudiante, los y
las docentes pueden conversar específicamente con los estudiantes para obtener
más información mediante la realización de encuestas, entrevistas o conferencias.
Entre las herramientas conversacionales sobre el aprendizaje se encuentran:

- Encuestas o cuestionarios: encuestas orales o escritas pueden ser útiles en la


recopilación de información. Los datos sobre las encuestas pueden mostrar
tendencias generales en una clase o de un grupo de estudiantes a través del tiempo.
Idealmente, los y las docentes usar esta información para planificar las evaluaciones
o las observaciones de seguimiento más específicos.

- Entrevistas: las entrevistas a menudo proporcionan información respecto a aspectos


específicos del aprendizaje. Los maestros pueden trabajar con preguntas abiertas,
tales como "¿Cuando estás leyendo y llegas a algo que no sabes, ¿qué haces?" o
"¿Qué te gustaría hacer mejor como escritora?" u otras preguntas basadas en
aspectos específicos sobre el aprendizaje de los estudiantes.

- Conferencias o diálogos: en las conferencias, los maestros invitan a los estudiantes a


compartir información específica acerca de sus intenciones, procesos y/o productos

28
con el fin de comprender mejor el aprendizaje de los estudiantes y determinar las
medidas siguientes. En las conferencias los y las docentes a menudo hablan con los
estudiantes sobre los procesos que utilizaron al realizar una tarea, seleccionar un
tema, o lo que aprendieron en un proyecto reciente.

3. Auto evaluaciones

Un componente importante de la evaluación formativa, son las autoevaluaciones, las


cuales tienen como objetivo obtener la perspectiva de los estudiantes sobre su
propio aprendizaje. Los estudiantes pueden reflexionar sobre los avances hacia una
meta, en los procesos que han utilizado, nuevas metas, o en preguntas persistentes o
reiterativas. Las autoevaluaciones permiten que los estudiantes monitoreen su
propio progreso en el aprendizaje, junto con servir como una fuente adicional de
información sobre el aprendizaje de los estudiantes. El propósito de la
autoevaluación, es empoderar e involucrar a los estudiantes para que puedan guiar
su propio aprendizaje e internalizar los criterios necesarios para juzgar su propio
trabajo. Una investigación en esa área, mostró que los estudiantes a los que se les
enseñó a autoevaluarse, aprendieron a describir trabajos de calidad, comunicar su
progreso y desarrollaron habilidades metacognitivas, tales como el razonamiento, la
creatividad y la reflexión (Frederikson y While, 2004). Las auto evaluaciones pueden
tomar muchas formas:

- Encuesta corta: Con el fin de reunir información sobre los conocimientos actuales
y/o temas emergentes, los y las docentes invitan a los estudiantes a completar una
hoja de respuestas rápida al momento de terminar una clase.

- Las matrices de valoración y listas de cotejo: El uso de listas pre-determinadas o


generadas por los estudiantes permite que los estudiantes evalúen su propio trabajo
y utilicen esa información para revisar o para planificar futuras experiencias de
aprendizaje.

29
- Reflexiones del proceso: Los estudiantes escriben reflexiones que ponen de relieve
el proceso que utilizan para crear artefactos o entendimientos y lecciones
particulares que aprendieron, lo cual influirá la forma en que aborden un trabajo
similar en el futuro.
- Reuniones dirigidas por los estudiantes: Cuando las conversaciones entre estudiante
/apoderado; estudiante/docente; o estudiante/apoderado/docente son dirigidas por
los estudiantes, le permiten destacar las áreas significativas de crecimiento y
establecer metas para el futuro aprendizaje.

4. Artefactos de aprendizaje

Trabajando solo/a o colegialmente, los y las docentes revisan los datos sobre los
estudiantes con el propósito de planificar futuras experiencias de aprendizaje
individuales. Por ejemplo, los profesores pueden:

- Recoger una variedad de fuentes de información de un solo estudiante (estudio de


caso) con el fin de identificar los patrones de comprensión a través del conjunto de
datos. Los datos pueden incluir muestras de trabajos de alumnos, notas sobre la base
de observaciones en el aula, las aportaciones de otros adultos, incluyendo a los
padres, así como los datos de las evaluaciones estandarizadas.

- Revisar un conjunto de muestras de trabajo u observaciones de un curso, con el fin


de agrupar a los estudiantes para la instrucción adicional o para planificar
experiencias de aprendizaje para todo el grupo.

- Mirar hacia atrás a lo largo camino de aprendizaje de uno o varios estudiantes


durante el año escolar o durante varios años, con el fin de ver los patrones de
crecimiento e identificar los próximos pasos importantes.

30
IV. Nudos de dificultad

Esta sección problematiza las dificultades para la implementación y apoyo de este


tipo de evaluación en los establecimientos educacionales.

 El desafío más preponderante, es el que se refiere a que la evaluación


formativa no es una herramienta o práctica aislada, sino que requiere una
transformación del proceso de enseñanza-aprendizaje. En esta dirección la
investigación ha demostrado que asistir a un solo taller de desarrollo
profesional, o simplemente acceder a nuevos materiales, no es suficiente para
cambiar la práctica (Desimone, Porter, Garet, Yoon y Birman, 2002; Ingvarson,
Meiers y Beavis, 2005, en Wylie y Lyon, 2012). Para enfrentar este desafío,
junto con considerar que son cambios que requieren tiempo, se hace
necesario apoyar y ofrecer desarrollo profesional continuo. A su vez, generar
redes con docentes de otros establecimientos de la comuna, por ejemplo,
podría servir para compartir experiencias exitosas y apoyarse mutuamente.

 Existen diversas definiciones de evaluación formativa, las cuales no suelen


explicitar su relación con las teorías más generales sobre enseñanza-
aprendizaje, pudiendo conducir a adopciones superficiales en la práctica. La
evaluación formativa es parte de una forma de concebir el aprendizaje y la
enseñanza, la cual no es ajena a consideraciones más generales, tales como el
diseño instruccional y el currículo en el cual se inserta. Por ejemplo, autores
como Black y Wiliam (2009), ubican su definición de evaluación formativa en
un marco derivado de la teoría del constructivismo sociocultural de la
enseñanza-aprendizaje y meta-cognición, los cuales se caracterizan por
resaltar la importancia de contexto y el involucramiento activo de los agentes
en cualquier aprendizaje. Si bien otros autores -como Torrance y Pryor (2001)-
sitúan su trabajo en la corriente constructivista neo-social, otros no explicitan
su postura más general sobre qué entienden por aprendizaje y enseñanza, y

31
por lo tanto pueden haber incoherencias entre la evaluación formativa y el
contexto en el que se inserta.

 Modificar la enseñanza y proporcionar retroalimentación a los estudiantes a


partir de la evaluación formativa, implica decisiones complejas, las cuales
deben ser tomadas rápidamente(a veces en cuestión de segundos) por los
docentes.

 Implementar evaluaciones formativas toma tiempo: Los estudiantes necesitan


experiencias de aprendizaje cuidadosamente andamiadas para que puedan
asimilar las prácticas y la comprensión de la evaluación formativa y ver por sí
mismos cómo progresan en su trabajo. En otras palabras, para implementar la
evaluación formativa en el aula, es necesario dejar de hacer otras cosas que
permitan focalizarse en este tipo de práctica pedagógica.

V. Conclusiones y hallazgos

A continuación se resumen a modo de viñetas las principales ideas y hallazgos clave


que se pueden concluir a través de la revisión bibliográfica realizada hasta ahora.
Estas ideas clave han sido clasificadas en desafíos para la implementación de la
evaluación formativa, y oportunidades para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

5.1 Oportunidades

 Si bien la evaluación formativa no se trata de algo completamente novedoso


en el sentido en que muchos docentes la implementan cotidianamente en el
aula, la investigación muestra que es necesario ampliar y mejorar el
repertorio de estrategias evaluativas con que cuentan los docentes, en

32
función de mejorar su enseñanza, así como los aprendizajes de los y las
estudiantes. Por este motivo cualquier intervención orientada a aumentar el
uso efectivo de la evaluación formativa, requiere incluir desarrollo profesional
docente orientado a ayudar a las y los docentes a comprender mejor cómo
recopilar, analizar e interpretar las evidencias del aprendizaje de sus
estudiantes, y cómo ajustar la enseñanza y la retroalimentación para mejorar
el aprendizaje.
 La evaluación formativa puede asumir diversas formas, variando desde
actividades emergentes, a aquéllas planificadas con antelación. No hay sólo
una forma de implementar la evaluación formativa de manera eficaz, sino
muchas. De cualquier forma, la distinción clave con otras formas de
evaluación (como por ejemplo la evaluación sumativa) recae en el propósito
con que la actividad evaluativa se lleva a cabo: la evaluación formativa es
esencialmente aquélla que informa a los docentes, estudiantes y sus familias
sobre los niveles actuales de rendimiento y los caminos para avanzar en el
aprendizaje, y modifica consecuentemente la práctica pedagógica.
 Dos ideas clave que se desprenden de la evaluación formativa, son que por
una parte se trata de un proceso que ocurre constantemente en el aula, y por
otra, que se asemeja a la acción de investigar, en el sentido de la búsqueda
constante de evidencia para modificar la práctica.
 La evaluación formativa es un concepto dinámico, cuya definición ha ido
evolucionado en el tiempo. Gracias al aporte de diversos autores, el foco ha
ido evolucionando desde la distinción entre proceso/producto; su rol clave en
el apoyo de las decisiones pedagógicas; el hecho de que nutre las prácticas no
sólo de los docentes, sino también de estudiantes y sus pares; que no se
refiere sólo a aspectos cognitivos, sino que también son críticos los aspectos
afectivos de la retroalimentación y el aprendizaje que se desprenden de la
evaluación formativa; y que el uso de la evidencia recolectada, debe informar
la práctica pedagógica. En otras palabras, una evaluación formativa será

33
efectiva sólo si está integrada a la enseñanza que promueve el aprendizaje
(McMillan, 2005). Una actividad evaluativa que no altera ni cambia la
enseñanza, no es formativa (Black y William, 2009).
 Si bien la evaluación formativa se posiciona en el discurso educacional como
algo novedoso, su origen es antiguo y se constata un interés progresivo en la
literatura especializada.
 La evaluación formativa se ha venido asociando a las prácticas de efectividad
escolar. Investigadores como Hattie (2012) han subrayado que los docentes
efectivos monitorean frecuentemente la comprensión de sus estudiantes, lo
que les permite que enseñar mejor.
 Actualmente se hace necesario apoyar la implementación de la evaluación
formativa en el aula en nuestros establecimientos educacionales, debido a la
política educativa contingente y a la investigación educacional
contemporánea. Con respecto a la primera, la evaluación formativa funciona
como un antídoto contra la amenaza de focalizar tanto el trabajo de aula
hacia el SIMCE, que termine reduciendo el aprendizaje y la enseñanza. Con
respecto a la segunda, diversos investigadores la han posicionado como
parte integral de la enseñanza y el aprendizaje efectivo, ya que ha
demostrado impactar positivamente el aprendizaje de los estudiantes. con
otras intervenciones educacionales y resaltando el mayor efecto positivo en
los estudiantes de menor rendimiento.
 Los docentes necesitan evaluar el efecto que su enseñanza tiene en el
aprendizaje de sus estudiantes, mientras los estudiantes deben transformarse
en evaluadores activos de sus aprendizajes.
 Un ambiente social de la sala de clases propicio al aprendizaje, es pre-
requisito para implementar la evaluación formativa.
 Dado que los pares son uno de los agentes clave de la evaluación formativa,
es necesario que los estudiantes prioricen la colaboración en vez de la
competencia, así como las metas de aprendizaje por sobre la amistad.

34
 Para implementar la evaluación formativa, los y las docentes requieren ser
capaces de crear las condiciones del aula que permitan la evaluación
formativa; enseñar a los estudiantes a evaluar su propio aprendizaje y el
aprendizaje de los demás; interpretar la evidencia, y adecuar su instrucción a
la información obtenida.
 Existen diversos métodos o herramientas entre las que elegir para
implementar la evaluación formativa en el aula, y diferentes autores los
organizan divergentemente. De cualquier modo, lo que estas herramientas
buscan es recabar evidencia que informe las decisiones sobre la enseñanza y
el aprendizaje, en función de permitir tomar decisiones que no se basen sólo
en impresiones personales, sino en lo que podemos observar sobre el
aprendizaje de los estudiantes. Así, la mayoría de los autores concuerdan en
que en la práctica, la evaluación formativa consiste en explicitar los criterios
para las tareas y su logro o éxito, mediante constantes preguntas,
observaciones de procesos y productos, y retroalimentación y juicio de los
docentes.

5.2 Desafíos

 Es importante señalar que no existe un consenso entre los autores revisados


sobre la relación entre evaluación formativa y sumativa; mientras algunos las
ven como antagónicas, otros las describen como evaluaciones
complementarias. Esta revisión asume que son complementarias,
entendiéndolas como dos polos opuesto de un continuo de prácticas
evaluativas.

 Para que la evaluación formativa sea parte integral del proceso de


aprendizaje-enseñanza efectivo, tanto el rol de los docentes, como el de los
estudiantes requieren ser transformados. Por este motivo, el involucramiento

35
de los directivos y equipos de gestión es central, ya que se trata de un cambio
que va más allá de la sala de clases, involucrando a todo el establecimiento
educacional.
 Dado que implementar evaluaciones formativas en el aula implica
implementar una serie de cambios, los directivos y sus equipos de gestión
requieren apoyar estas transformaciones. De ellos depende generar las
condiciones para que la evaluación formativa se fortalezca al interior de los
establecimientos educacionales.
 Si bien la evaluación formativa aumenta las probabilidades de apoyar mejor la
toma de decisiones con respecto a la enseñanza, no es una panacea.
 Implementar este tipo de evaluación toma tiempo. Los estudios de caso
analizados, reportan el trabajo de académicos y docentes durante extensos
períodos de tiempo (uno o cuatro años).

VI. Bibliografía sugerida

A continuación se proporciona una lista de artículos que puede servir para extender
y guiar a los lectores y lectoras interesadas(os) en la evaluación formativa.

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