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LA EDUCACIÓN EN RELACIÓN A LA SEXUALIDAD DE LOS INVIVIDUOS

RUBÉN ANDRÉS GÓMEZ CHAVARRÍA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN (POBLACIÓN VULNERABLE)

BIBIANA ESCOBAR GARCÍA

DOCENTE

TECNOLÓGICO DE ANTIOQUIA

INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA

MEDELLÍN (ANTIOQUIA)

17-NOVIEMBRE-2018
LA EDUCACIÓN EN RELACIÓN A LA SEXUALIDAD DE LOS INVIVIDUOS

La educación ha sido el medio donde se forman a las personas en valores, comportamientos


y actitudes, atendiendo unas políticas estatales en relación a las características sociales,
culturales y religiosas. En el proceso educativo se reproducen una serie de conceptos, saberes
y conocimientos que favorecen el desarrollo de las personas, dando cumplimiento a los
parámetros estipulados en el ámbito social, cultural y religioso. Dentro del proceso educativo
se aborda la sexualidad desde el aspecto anatómico, fisiológico y psicológico que
caracterizan el sexo de cada persona (hombre o mujer). Es en el proceso educativo, donde
entra la educación a reproducir unos conocimientos y saberes en relación a los estereotipos
sexuales, partiendo del ámbito social, cultural y religioso formando a las personas en unos
conceptos que están instaurados desde antes del nacimiento de cada individuo.

En el ámbito social, cultural y religioso, la educación impartida en cada uno de ellos, se ha


dado a la tarea de formar a la persona en relación a su sexo, es decir, la formación para cada
sexo (Masculino o femenino) debe ir acorde a unos estereotipos o creencias que se manejan
a nivel social, cultural y religioso. Es decir, se espera que, a nivel social el niño nacido
hombre tenga unos comportamientos de masculinidad, y la niña nacida mujer se comporte
de manera femenina. En la parte cultural se ha establecido que el hombre cumpla unas
funciones en relación a su sexo, es decir, que realice y se desempeñe en actividades que
requieren de la fuerza, en el caso de las mujeres se espera que se encargue de realizar
actividades que no requieran el uso de la fuerza porque se consideran como débiles. En el
campo religioso se espera que el hombre contraiga matrimonio con la mujer, permitiendo la
formación de una nueva familia. Todos estos aspectos y concepciones abordadas desde el
campo social, cultural y religioso, son estereotipos que se reproducen a través de la educación
en cada uno de los contextos donde interactúan continuamente las personas.

Siguiendo la idea del párrafo anterior, las personas deben tener presente que el nacer hombre
o mujer no los determina a cumplir unos prototipos o estereotipos sexuales que se han
estipulado a nivel social, cultural y religioso en relación a su sexualidad, es decir, no se puede
pretender que todos los niños nacidos hombres o niñas nacidas mujeres se comporten de
acuerdo a las características que se han instaurado en relación al sexo con el que se nace. Se
debe tener presente que, como personas, somos diferentes en el pensar, sentir y actuar, es ahí
donde la educación impartida a los individuos debe ir más allá y romper con el paradigma de
la heteronormatividad, la cual se ha instaurado en todos los ambientes donde interactúa el ser
humano y plantea como debe ser un hombre o una mujer; siendo este un término
discriminatorio frente a las personas que deciden vivir su sexualidad o personalidad de una
manera distinta a los estereotipos sociales, culturales y religiosos.

Cuando un individuo tiene una orientación o preferencia sexual diferente a la


heteronormatividad, social, cultural y religiosamente es tachado como raro, diferente o
anormal porque va en contra de los estereotipos sexuales que se han instaurados en los
diferentes grupos donde interactúa; haciendo de estas personas (Lesbianas, Gays, Trans,
Bisexuales, Intersexuales) unos individuos vulnerables y expuestos a la crítica continuamente
por los heterosexuales u homofóbicos. Pero realmente, tener un desarrollo de personalidad
en relación a una preferencia sexual diferente a lo que plantea la heteronormatividad te hace
bueno o malo, puro o impuro, normal o anormal. Es acá donde la escuela, la sociedad, la
cultura y la religión, debe trabajar duramente y desmitificar todo lo que se ha impuesto desde
tiempo atrás y plantear el concepto de género como la forma que identifica al individuo en
relación su personalidad y orientación sexual y no como una clasificación que lo diferencie
del resto de las demás personas.

El simple hecho de nacer te identifica como un individuo dentro de un contexto; y en el


proceso formativo se humaniza, permitiendo el desarrollo de la persona en relación a su
género, ya que este depende de cada ser humano. Es por ello que la educación en la actualidad
debe garantizar el pleno desarrollo de la personalidad y el libre desarrollo de la sexualidad
de las personas, a fin de que no sean discriminados ni se sientan vulnerados al elegir vivir su
propia sexualidad fuera de los paradigmas y estereotipos que se instauraron desde la
heteronormatividad, el cual ha vulnerado el libre desarrollo de los individuos en relación a
sus preferencias, las cuales no están enmarcadas en él.

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