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EL TIEMPO
La primera crisis de la globalización
El mundo no vivía una turbulencia económica como la actual desde hace 15
años.
Por: REDACCION EL TIEMPO 27 de julio 2008, 12:00 a.m.
Los problemas se hicieron evidentes exactamente un año atrás, cuando explotó la
burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Pero la crisis venía incubándose desde
antes.
Frente a tantos frentes de batalla que se han abierto, los economistas coinciden
en que la inflación es el más delicado. Incluso más que la desaceleración, dado
que afecta con mayor intensidad a las economías más pobres y es difícil de
solucionar.
Lo que más ha subido son los alimentos. En los últimos dos años, varios de los
cereales de la canasta familiar (arroz, maíz, trigo y soya) han presentado alzas de
más del 110 por ciento.
Para los analistas, es necesario tomar medidas efectivas y urgentes con el fin de
corregir los desequilibrios, pues de lo contrario la rápida desaceleración actual se
convertirá en menos de dos años en una recesión, es decir una caída neta del
crecimiento.
Sin embargo, hay que tener cuidado con el remedio que se utilizará contra los
altos precios, pues la fórmula más recurrente, subir las tasas de interés, puede
empeorar la situación si se equivoca la dosis, pues constriñe el crédito y el
consumo.
Por eso, el subdirector del FMI, John Lipsky, dijo hace pocos días que los
gobiernos y los organismos reguladores necesitan impulsar medidas “ decisivas”
e “ innovadoras” si quieren mantener la estabilidad.
La idea del famoso economista Jeffrey Sachs, consejero del secretario general de
las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, es, por lo menos, polémica: una reducción
“significativa” de los programas de biocombustibles de la Unión Europea y, sobre
todo, de Estados Unidos, donde el 30 por ciento del maíz cultivado se usa para
ese fin.
Pero mientras llegan las medidas novedosas que reclama el Fondo Monetario
Internacional seguirá aumentando el desempleo en el mundo desarrollado, así
como la aversión al riesgo, las pérdidas financieras y la temida inflación.
Así lo cree Juan Pablo Fuentes, economista de la firma calificadora Moody’ s en
Nueva York.
Las más conocidas son las del informe Los límites del crecimiento, realizado por el
Instituto Tecnológico de Massachussets en 1972, poco antes de la primera crisis
de suministro de petróleo.
Una posición menos dramática y más cercana a lo que cualquier persona puede
hacer es la que consigna Amartya Sen, premio Nobel de Economía, en su reciente
obra Primero la gente.
Según él, reflexionar sobre las tendencias del consumo y cambiar el estilo de vida,
sobre todo en los países más desarrollados, podría bastar.
Las noticias que llegan cada día de E.U. evidencian que la situación es más crítica y será
más larga de lo que se esperaba, lo que incide en la desaceleración mundial.
“ En el primer trimestre, según el Dane, lo que más crece son las exportaciones (15 por
ciento), junto con la inversión (10,3) y la demanda.
Si el consumo en E.U. se afecta, nos pega por el lado de las exportaciones” , explica
Mauricio Reina, investigador de Fedesarrollo. Cabe anotar que aunque las ventas a esa
nación crecieron 52,8 por ciento en valor entre enero y mayo, las toneladas despachadas
cayeron en 2 por ciento.
El impacto de E.U. sobe el PIB El Banco de la República calcula que el impacto directo de
una recesión de la economía estadounidense sería nulo, pero sí incidiría en el país en la
medida que Venezuela y Ecuador se vean afectados.
En el supuesto de que E.U. no crezca, la devaluación del dólar sea de 8 por ciento real y
las importaciones de ese país bajen 7 por ciento, el crecimiento de la economía
colombiana se vería impactado en 0,4 puntos porcentuales, proyecta el Emisor.
En ese sentido, el ex ministro Restrepo y Reina coinciden en que este año el crecimiento
de la economía nacional va a estar más cerca del 4 que del 5 por ciento.
El panorama está tan nublado que el viernes el Banco de la República volvió a reducir su
proyección de crecimiento del PIB, de un rango de entre 4 y 6 por ciento – con un punto
medio del 5 por ciento– a uno entre 3,3 y 5,3 por ciento, con un punto medio del 4,3 por
ciento.
Las presiones inflacionarias serán ahora más grandes, tanto en alimentos como en
combustibles, y los analistas advierten que Colombia no será la excepción.
Muy pocos creen que la meta de inflación del 4 por ciento se cumplirá.
La mayoría espera que esté mucho más arriba, y el DANE señala que la inflación anual ya
va en 7,18 por ciento.
En esta materia, el Gobierno es más optimista y pone sus esperanzas en que el inicio del
período de cosechas haga ceder los precios de los alimentos y – en consecuencia– los
niveles de inflación en este segundo semestre.