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El gobierno, las elites neoliberales y los sistemas de partidos son elementos que en la realidad

corrsponden a un mismo fin, aunque desde su concepción primaria no se hayan percibido de esa
forma.

De las funciones públicas cuyo ejercicio se distribuye entre las diferentes instancias del aparato
gubernamental del Estado

En la tesis organicista, el gobierno viene a ser el cerebro del Estado, dado que conduce,
rige y dirige su actuación.

Órganos constitucionales autónomos

Son aquellos previstos en la Constitución con personalidad jurídica y patrimonio propios,


que sin depender de ninguno de los tres poderes tradicionales, son la máxima autoridad
en la materia de su competencia.

A esta categoría pertenecen el Banco de México, previsto en el artículo 28 constitucional;

el Instituto Federal Electoral, cuya existencia dispone el artículo 41 de la Constitución


General de la República, y

el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, contemplado en el artículo 26


constitucional.

El colapso del sistema de partidos y la emergencia de outsiders en Bolivia y Ecuador

Eduardo Albán Gallo 19-03-2010

I.

RESUMEN

El presente trabajo tiene dos objetivos principales: el primero es identificar y a la vez


describir algunas de las causas del colapso del sistema de partidos en Bolivia y Ecuador y,
segundo, cómo a partir de ese colapso, se ha dado la emergencia de los outsiders en
ambos países; en cada caso se hará una pequeña conclusión al respecto. Sin embargo,
antes de iniciar con los objetivos planteados, es importante hacer un acercamiento a la
realidad de los partidos políticos en la región andina.

II.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS

“Los partidos políticos están presentes en América Latina desde los albores de

la independencia y han ido evolucionando a lo largo de ya casi dos siglos de activa vida
pública, siguiendo diferentes patrones y ajustándose al contexto en

el que se encuentran insertos, que es el sistema político” (Alcántara, 2004: 11).

Para (Freidenberg, 2006: 2),

América Latina es hoy mucho más democrática que hace treinta años

, esto se justifica porque la mayoría de los países y sus habitantes se desenvuelven en un


ambiente donde existe respeto a los derechos políticos y, además, donde las elecciones se
celebran de forma competitiva mediante los canales de información alternativos; en
definitiva, todo el que se quiere presentar como candidato

puede hacerlo, puede votar y ser votado. Tras este escenario,

la democracia, entendida en el sentido shumpeteriano, como la forma por medio de la


cual se elige al personal político a través de procesos electorales competitivos, limpios y
libres, se encuentra ampliamente asentada en la región

(Freidenberg, 2006: 2); el fin a los regímenes dictatoriales fue un hecho

El ámbito interno está compuesto por individuos, grupos y estructuras que conforman el
partido. Lo importante es establecer un mínimo de organización en base a reglas internas,
pero también generar un espacio donde la interacción sea efectiva entre los distintos
actores que conforman está estructura partidista. Los partidos políticos tienen como fin
ganar elecciones; por tanto, el trabajo a nivel externo se compone por esa capacidad de
diseñar metas y estrategias que permitan, primero, competir en elecciones y, segundo,
conquistar el poder político. Una vez en el poder, el partido debe prepararse para ejercer
el gobierno, por lo tanto, los incentivos políticos deben ser altos para mantener la solidez
en el partido. Aplicado a los partidos políticos, su entramado conceptual se justifica en la
medida de sus interconexiones con el sistema político. Los partidos son elementos
fundamentales de éste y su institucionalización contribuye a su estabilidad y buen
funcionamiento siendo determinantes, en muy buena medida, de un alto grado en la
calidad del desempeño democrático (Alcántara, 2004:14). Los problemas de los partidos
en la región andina se enmarcan en la pérdida de legitimidad, la falta de confianza
ciudadana respecto de su institucionalidad política y poca capacidad de gestión y
presentación de propuestas. En cuanto a la institucionalización, por el mismo hecho de
que se convierten en los principales actores de la política democrática en América Latina,
los partidos están en ese dilema de configurarse como instituciones sólidas o simplemente
como máquinas electorales. Que los partidos funcionen de acuerdo a los criterios de
racionalidad y eficacia partidista, dejando de lado el surgimiento de líderes personalistas,
quienes optan por hacer uso de maquinarias partidistas para fortalecer sus propuestas por
fuera de la política; cuando el partido se enmarca como una organización con una
ideología y estructura. Un segundo elemento son los niveles de participación que otorgan
a los ciudadanos y en esta lógica, los procesos electorales son una práctica aceptada así
como también los resultados que de ella se generan; uno de los retos de l

Introducción

El presente estudio se convierte en el producto final de una doble motivación. Laprimera


motivación es de carácter académico, en la medida que intenta proporcionar algunas ideas básicas
sobre la crisis de los partidos políticos en Latinoaméricapartiendo de tres elementos claves para
analizar su declive: la desconfianza y eldesprestigio de la política, el incumplimiento de las
funciones partidarias y el avance dela corrupción política. La segunda motivación es de carácter
personal, ya que el hechode nacer en Venezuela, estudiar en Colombia y actualmente vivir en El
Salvador, nosólo me permite tener una visión más cercana sobre los procesos y los
cambiossociopolíticos de algunas naciones del centro y del sur de América, sino que tambiénme
impulsa a actuar en representación de los intereses del ciudadano latinoamericano.Para una mejor
comprensión sobre éste ensayo político, aclaro que únicamente haréreferencia al desempeño de
los partidos políticos durante la última década y sólotomaré en cuenta aquellas definiciones sobre
los partidos políticos en función de susintereses electorales. Sin el ánimo de hacer una
aproximación conceptual, estaponencia ofrece un par de ideas bajo la línea que define a los
partidos como aquellos actores de competencia electoral que aspiran a uno o varios cargos de
poder público,o por lo menos que tienen la intención de hacerlo. Al respecto Rial y Zovatto
definen a un partido político como ( ) una organizacióndedicada a la competencia electoral.
Actúa de acuerdo a requerimientos impuestos por la Constitución y las normas legales. El partido
se organiza en función de lograr unresultado electoral, esto es para conseguir votos que se
traduzcan en cargos que sonde carácter electivo, de acuerdo a las normas en vigencia (1998, p
xxi). Por otra parte,es interesante observar la definición de Bendel que de manera más amplia
consideraque los partidos políticos son todas aquellas organizaciones que al contrario de
losmeros clubes electorales- disponen de una base programático-ideológica y de unaorganización
permanente, y que delimitándolos así de los grupos de interés- tiene por lomenos la intención de
participar en procesos electorales y de cubrir cargos políticos (Artiga-González, 2000, p 14).
También nos puede ser útil para efectos de este ensayo,conocer aquel concepto que define a los
partidos políticos como una organizaciónpolítica con cierta ambición de permanencia que
agrupa a una serie de personasrelativamente cohesionadas en torno a una ideología y, sobre todo,
con la voluntad dellegar al poder público. Es ésta una ambición explícita que, en los
sistemasdemocráticos, se traduce en candidaturas para ganar representación y, si es
posible,acceso al gobierno (Molina, 1998, p 89). Aunque no se trata aquí de imponer
unadefinición única, cabe destacar que el tema de las elecciones y las candidaturas pareceestar
siempre presente y relacionado con los conceptos contemporáneos sobre los

Puede señalarse que durante las últimas tres décadas se ha vivido un período democrático sin
precedentes en la región; la evaluación del período 1978-2003 en América Latina en términos de
la estabilidad del sistema poliárquico resulta sumamente positiva. La extensión de la definición de
poliarquía a los casos latinoamericanos, entendida como la institucionalización de las elecciones,
ha sido ampliamente aceptada por la academia (Alcántara, 2003). Una democracia estable ha sido
visible, pese a que en algunos casos, diversos sistemas políticos han tenido que enfrentarse a
profundas crisis económicas, ajustes estructurales, constantes reformas institucionales, conflictos
armados, violencia política, corrupción galopante, y pujas de diversos actores por imponer otro
sistema político, todo ello en el marco de profundos niveles de desigualdad social y extrema
pobreza (Alcántara, 2004: 7). Ciertos analistas han centrado su atención en la relación de los
partidos con su entorno, es decir como parte de los procesos de cambio político; así como en la
interacción con el sistema de partidos, con la sociedad civil y también con las instituciones. Para
Alcántara y Freidenberg (2003) existe una necesidad de pensar en los partidos como sistemas,
debido a la revalorización del papel de los partidos en América Latina, a su comportamiento en sí
mismos. Con esta posición se debe entender que un partido se articula en torno a una serie de
reglas y normas definidas por sus integrantes, de la forma más democrática posible. Los partidos
se convierten en mini sistemas integrados por actores internos que compiten por ganar el control
de sus cuerpos de gobierno e influencia sobre la vida partidista (Alcántara y Freidenberg, 2003). En
ese marco, las organizaciones partidistas no son actores unitarios sino complejas estructuras que
se comportan de acuerdo a la situación y en perspectiva de sus intereses. No son uniformes no
homogéneas, son sumamente complejas y heterogéneas (Alcántara y Freidenberg, 2003). Su
trabajo gira en torno a varias motivaciones, ya sean ideológicas, políticas, territoriales,
estratégicas, entre otras. Pero como existen motivaciones, también existen maneras de
relacionarse en su ambiente, tanto en el orden interno como exte

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