Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
corrsponden a un mismo fin, aunque desde su concepción primaria no se hayan percibido de esa
forma.
De las funciones públicas cuyo ejercicio se distribuye entre las diferentes instancias del aparato
gubernamental del Estado
En la tesis organicista, el gobierno viene a ser el cerebro del Estado, dado que conduce,
rige y dirige su actuación.
I.
RESUMEN
II.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
“Los partidos políticos están presentes en América Latina desde los albores de
la independencia y han ido evolucionando a lo largo de ya casi dos siglos de activa vida
pública, siguiendo diferentes patrones y ajustándose al contexto en
América Latina es hoy mucho más democrática que hace treinta años
El ámbito interno está compuesto por individuos, grupos y estructuras que conforman el
partido. Lo importante es establecer un mínimo de organización en base a reglas internas,
pero también generar un espacio donde la interacción sea efectiva entre los distintos
actores que conforman está estructura partidista. Los partidos políticos tienen como fin
ganar elecciones; por tanto, el trabajo a nivel externo se compone por esa capacidad de
diseñar metas y estrategias que permitan, primero, competir en elecciones y, segundo,
conquistar el poder político. Una vez en el poder, el partido debe prepararse para ejercer
el gobierno, por lo tanto, los incentivos políticos deben ser altos para mantener la solidez
en el partido. Aplicado a los partidos políticos, su entramado conceptual se justifica en la
medida de sus interconexiones con el sistema político. Los partidos son elementos
fundamentales de éste y su institucionalización contribuye a su estabilidad y buen
funcionamiento siendo determinantes, en muy buena medida, de un alto grado en la
calidad del desempeño democrático (Alcántara, 2004:14). Los problemas de los partidos
en la región andina se enmarcan en la pérdida de legitimidad, la falta de confianza
ciudadana respecto de su institucionalidad política y poca capacidad de gestión y
presentación de propuestas. En cuanto a la institucionalización, por el mismo hecho de
que se convierten en los principales actores de la política democrática en América Latina,
los partidos están en ese dilema de configurarse como instituciones sólidas o simplemente
como máquinas electorales. Que los partidos funcionen de acuerdo a los criterios de
racionalidad y eficacia partidista, dejando de lado el surgimiento de líderes personalistas,
quienes optan por hacer uso de maquinarias partidistas para fortalecer sus propuestas por
fuera de la política; cuando el partido se enmarca como una organización con una
ideología y estructura. Un segundo elemento son los niveles de participación que otorgan
a los ciudadanos y en esta lógica, los procesos electorales son una práctica aceptada así
como también los resultados que de ella se generan; uno de los retos de l
Introducción
Puede señalarse que durante las últimas tres décadas se ha vivido un período democrático sin
precedentes en la región; la evaluación del período 1978-2003 en América Latina en términos de
la estabilidad del sistema poliárquico resulta sumamente positiva. La extensión de la definición de
poliarquía a los casos latinoamericanos, entendida como la institucionalización de las elecciones,
ha sido ampliamente aceptada por la academia (Alcántara, 2003). Una democracia estable ha sido
visible, pese a que en algunos casos, diversos sistemas políticos han tenido que enfrentarse a
profundas crisis económicas, ajustes estructurales, constantes reformas institucionales, conflictos
armados, violencia política, corrupción galopante, y pujas de diversos actores por imponer otro
sistema político, todo ello en el marco de profundos niveles de desigualdad social y extrema
pobreza (Alcántara, 2004: 7). Ciertos analistas han centrado su atención en la relación de los
partidos con su entorno, es decir como parte de los procesos de cambio político; así como en la
interacción con el sistema de partidos, con la sociedad civil y también con las instituciones. Para
Alcántara y Freidenberg (2003) existe una necesidad de pensar en los partidos como sistemas,
debido a la revalorización del papel de los partidos en América Latina, a su comportamiento en sí
mismos. Con esta posición se debe entender que un partido se articula en torno a una serie de
reglas y normas definidas por sus integrantes, de la forma más democrática posible. Los partidos
se convierten en mini sistemas integrados por actores internos que compiten por ganar el control
de sus cuerpos de gobierno e influencia sobre la vida partidista (Alcántara y Freidenberg, 2003). En
ese marco, las organizaciones partidistas no son actores unitarios sino complejas estructuras que
se comportan de acuerdo a la situación y en perspectiva de sus intereses. No son uniformes no
homogéneas, son sumamente complejas y heterogéneas (Alcántara y Freidenberg, 2003). Su
trabajo gira en torno a varias motivaciones, ya sean ideológicas, políticas, territoriales,
estratégicas, entre otras. Pero como existen motivaciones, también existen maneras de
relacionarse en su ambiente, tanto en el orden interno como exte