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Lima, Perú
6-8 de noviembre de 2006
La entrada al siglo XXI ha provocado una reflexión crítica sobre los nuevos retos que
enfrentan los bibliotecarios ante los cambios tecnológicos vertiginosos y los nuevos paradigmas
información inmediata y especializada, así como las redes de información, el desarrollo de las
bibliotecas digitales y los entornos virtuales son tan solo algunos de los factores que están
reorientando la gestión y los roles de los profesionales de la información hacia áreas de nuevas
Partiendo de esto, en este trabajo examinaré algunas de las propuestas que plantean una
Además, desde el contexto específico de la Universidad de Puerto Rico, analizaré los retos que la
formar profesionales de la información (PI) como líderes del campo, y las opciones que tiene
ahora para ayudar a forjar una sociedad del conocimiento en nuestro país.
desarrollo científico y técnico a nivel global. Ya existe un amplio consenso con que las TIC,
movidas por la digitalización y la red de Internet, han evolucionado como herramientas claves
para la reorganización, distribución e intercambio de conocimiento a través del mundo. Esto pese
a la diversas inequidades, incluyendo la brecha digital que existe alrededor del planeta, asunto
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tratado en profundidad por Felicié Soto (2006), quien además sostiene que “la sociedad de la
información es una etapa preliminar, una antesala a la sociedad del conocimiento.” (p.16). A
grandes rasgos, la sociedad de la información se caracteriza por estar insertada en una economía
laboral y profesional como resultado de los cambios acelerados que se establecen como
normalidad y donde las TIC juegan un papel determinante (Serra y Ceña, 2004). Por otro lado,
conocimientos, ha alterado todos los procesos y actividades de la gran mayoría de las sociedades
modernas. Castells va más allá en su nivel de precisión para implicar a la Internet como “el
tejido social de nuestras vidas en este momento” o lo que él llama la “sociedad red” (2000).
Aunque Castells reconoce la presencia de las grandes diferencias de acceso a Internet (la
progresivo a la conectividad y al uso de la red, no como una tecnología, sino como una
conocimiento son de cierta manera complementarios. Por ejemplo, Waheed Khan (2003),
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Sin lugar a dudas, la transición hacia una sociedad del conocimiento nos sugiere la
necesidad de replantearnos la formación de los PI para este nuevo siglo, y por consiguiente,
delinear el rol crítico que habrán de jugar en este proceso desde un espacio interdisciplinar y
mutidisciplinar, y de una mayor amplitud y complejidad de desempeño. Este reto incide a su vez
perfil para los PI en el contexto de los innumerables cambios tecnológicos, una economía
plantearse una renovación curricular conjunta a fin de enfrentar los desafíos de la sociedad de la
información. En este colectivo académico parece existir un consenso de que cada vez más se
requieren profesionales con mayor creatividad y flexibilidad, no sólo para satisfacer las
necesidades informativas de los usuarios, sino para inducirles a usar las nuevas formas de acceso
a la información mediante las TIC. Más aun, su propuesta presta atención a la gestión de
información como factor de producción y desarrollo, y por lo tanto, como un elemento medular
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escuelas profesionales del Cono Sur, luego de realizar varios encuentros, han visualizado un
perfil del bibliotecario debe dejar de ser el del conservador o custodio de la colección para
En una línea similar Ros y Cayero (2003) proponen que el gestor de la información debe
ser un especialista que sabe no sólo dónde se encuentra la información que se precisa, sino para
qué sirve y cómo se maneja. Debe ser una experta en planificar, coordinar y manejar recursos de
información, saber valorar y usar los medios, y operar con la tecnología apropiada para recoger,
almacenar, recuperar y distribuir información. En el campo de la gestión debe ser una experta en
información a raíz de los cambios que nos llevan hacia una sociedad del conocimiento y la
comunicación. Expresan que “[a]nte esta nueva sociedad se requiere que el profesional de la
información asuma un rol mediador, que incluye la contribución al aprendizaje de las personas y
digitales sobre la base de criterios de utilidad, accesibilidad y calidad, pero sin dejar de lado el
componente ético que debe orientar la producción y uso del conocimiento en la cibersociedad”
(pag.136). Al visualizar a los PI como líderes en la transición hacia sociedades del conocimiento,
deducen que su desempeño profesional será de carácter gerencial, operando desde un nuevo
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paradigma, el de la gestión del conocimiento. Argumentan, además, que en esta transición nos
movemos hacia una realidad sociocultural que no está tanto centrada en la información, sino más
funciones y roles del profesional, quien más que un gestor de información pasa a ser un
de aprendizaje de los individuos, para que estos puedan expandir su arquitectura cognitiva,
resuelvan problemas y tomen decisiones” (Pirela y Peña, 2004, pág. 130, según Abraham, 1999).
Por otro lado, Serra y Ceña (2004) han replanteado “las principales competencias que los
y construir, como un arquitecto, los pilares de la Sociedad del Conocimiento” (p.1). Señalan que
solo debido al incremento generalizado de las TIC y las redes de información, sino por el
desplazamiento y cambio de orientación en los servicios, pues ahora se pone más énfasis a la
relación con los clientes; quienes demandan información inmediata, adecuada y de calidad. Estas
nuevas demandas de los usuarios requieren que las bibliotecas produzcan programas de
Esto nos lleva a otra proposición: que la educación puede ser un factor mediador entre la
importancia del rol que como capacitadores tienen los PI para educar a los usuarios y a las
para convertirla en conocimiento. En este sentido, los PI serán esenciales para el desarrollo de
destrezas de información para todos y todas por igual, a fin de contribuir a disminuir la brecha
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digital (Felicié Soto, 2006; Pineda, 2000) y ayudar a forjar una cultura en la que se use la
profesional de un país.
Serra y Ceña (2004) también destacan la capacidad que deben tener los PI para forjar
alianzas y consorcios con otras bibliotecas y otras unidades de información, a fin de ayudar a
ampliar el acceso y la optimización del uso de los recursos y las redes de información,
incluyendo las bases de datos. Para desempeñarse en este contexto de mayor complejidad
conjunto de actitudes, habilidades y valores adecuados para enfrentar los escenarios cambiantes.
Entre las múltiples competencias críticas que destacan para los PI está la integración a equipos
Recalcan también las habilidades comunicativas que deben tener estos profesionales para llegar a
diversos públicos internos y externos, así como las actitudes de cooperación e intercambio de
propuesta las autoras enfatizan tres ámbitos cada vez más estratégicos, en este caso, para los
identificando todos los grupos de usuarios internos y externos; (b) creación de conocimiento útil
creación de contenidos digitales en múltiples formatos que varían desde sitios webs, portales,
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producido por el European Council of Information Associations (2004). En este referencial se
desglosan treinta y cinco campos de competencias divididos en cinco grupos que incluyen
Información, Tecnologías, Comunicación, Gestión y Otros Saberes. El mismo está dirigido a los
profesionales activos que necesitan mejorar su desempeño, a los empleadores que necesita
reclutar o evaluar estos profesionales, a los que quieren estudiar la disciplina o cambiar de
carrera, y a los docentes que deseen actualizar sus programas y cursos para adaptarlos mejor a las
(SLA, por sus siglas en inglés) se replanteó las competencias de los PI en su más amplio alcance,
esencialmente como aquella persona que “usa estratégicamente la información para adelantar la
misión de su organización” usando las destrezas de gerencia de la información así como sus
desempeño de los PI en el siglo XXI, que comprenden las bibliotecas, los archivos y centros de
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Por otro lado, desde la perspectiva organizacional a nivel macro, más allá del contexto de
las bibliotecas, el trabajo de Alba (1997) es una de las propuestas más amplia sobre el rol central
que tienen los gestores de información en las organizaciones abiertas que funcionan con redes de
empresarial. Estas organizaciones han visto la necesidad de definir una función directiva para
un proceso de transformación que se dará de todas maneras con o sin la participación de los
información tiene mucho que ver con su capacidad para posicionarse o reinsertarse en diferentes
las empresas. Hoy día, hasta las universidades se están reorganizando desde esta perspectiva para
juicio, este proceso es un indicador más del avance de la sociedad del conocimiento.
Otros de los enfoques sobre los nuevos PI lo trae Cubillo (en Alba, 1997) para destacar la
importancia del liderazgo tanto individual como grupal en los procesos de gestión de la
tecnologías de información” (p. 4). Desde esta perspectiva, cada vez más será necesario contar
con PI que ejerzan su liderazgo para aprovechar las oportunidades que trae la convergencia de
más información y conocimientos accesibles a través de las TIC y otras tecnologías emergentes.
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Oportunidades para reposicionar el rol de los PI como ampliadores del campo para impulsar
Es de amplio consenso, que cada vez más el mundo de los bibliotecarios está recibiendo
el impacto de las TIC, de las redes electrónicas y de Internet, así como de los nuevos paradigmas
como un sistema, es por los bordes o fronteras de la disciplina que están entrando
bibliotecología, un ambiente de apertura en las propias fronteras del campo podría representar
una abundancia de roles y funciones para los bibliotecarios, que le estarían tan accesibles como
lo están para otros profesionales de la información de tener la visión y las competencias para ser
requeriría que los bibliotecarios puedan desempeñar un rol céntrico desde las bibliotecas que
también puede ser fronterizo, periférico o colindante con otras unidades de información en una
marginal del concepto, sino a aquella dimensión que sugiere saber acercarse de forma
emprendedora hacia los límites del campo de la bibliotecología, ampliando la propia frontera de
la disciplina para los bibliotecarios participar como líderes en otra multiplicidad de posibles
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“cosmopolitas” que Rogers y Agarwala-Rogers (1980) usan para referirse a los innovadores,
para adaptarlo a los PI. Diría yo que el reto es asumir el rol de ser “cosmopolitas de las
sociedades del conocimiento”. Desde un enfoque muy similar Arboleda (2003) plantea:
Es el caso específico de la oportunidad que representa, hoy por hoy, para los
descubrimiento del conocimiento residente en las mentes de sus miembros” (Maura, 2004, p.
para los usuarios. Jantz (2001) plantea que no se trata de sugerir un nuevo término para los
bibliotecarios como “gerentes de conocimiento”, sino reconocer que hay una oportunidad
considerable para que, partiendo de sus destrezas tradicionales, puedan asumir una nueva función
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de gerenciar el conocimiento en la biblioteca, lo que podría complementar sus roles
tradicionales.
¿Cuán bien están preparados los PI para asumir estos nuevos roles?
percepción que otros tienen de estos profesionales, un cambio de su autoimagen y de sus propias
preparados para asumir muchos de los nuevos roles que se han propuesto, pues por ejemplo,
conocen las TIC pero son lentos en sus respuestas (Fourie, 2004). Ésta sostiene que “los
bibliotecarios creen tener el conjunto apropiado de destrezas para hacer cambios en su ambiente,
pero de alguna manera no tienen éxito en convencer a otros de sus competencias” (p. 65,
traducción de esta autora). En este sentido es un reto adicional cambiar la percepción que tienen
otros sectores profesionales sobre los PI, porque aunque se les reconocen sus destrezas técnicas,
no se les percibe como gerentes de organizaciones. Se les atribuye una falta de destrezas de
Los sectores empresariales, por ejemplo, anticipan que se necesitarán más PI para
manejar la información en las organizaciones, pero esto será viable si estos profesionales rompen
las barreras autoimpuestas y cambian su mentalidad. Les será necesario comprender el marco de
de conocimiento. Les será esencial saber relacionarse con los administradores de contenidos, los
diseñadores de bases de datos, los analistas de sistemas; así como proyectar la importancia de su
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conocimiento. Les será necesario saber crear alianzas, contribuir a los procesos organizacionales,
Desde hace diez años atrás Van House y Sutton (1996) plantearon la necesidad que tiene
interactuar con otras profesiones que están entrando al campo de las ciencias de la información y
limitarse a la institución de la biblioteca. Por el contrario, debe de ser una educación que permita
entonces tendría que ser, más que una formación estrictamente de bibliotecarios, una formación
las nuevas ocupaciones en contextos emergentes a la vez que vinculado a los nuevos roles y
Concretamente, Sena y Ferreira (2004) sugieren que “[e]s imprescindible que el plan
curricular de la carrera incluya temas tales como las telecomunicaciones, el análisis y diseño de
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sistemas, el manejo y la gestión de bases de datos, y las redes telemáticas, además de las áreas
indización web, el uso de metadatos y la digitalización también serían necesarias, por ejemplo,
para poder formar a los ciber-bibliotecarios o gerentes de contenidos virtuales (Fourie, 2004).
El Informe Kaliper (ALISE, 2000) documenta que como resultado de los cambios
acreditados por la American Library Association (ALA) de los Estados Unidos, han estado
renovando sus enfoques curriculares hacia seis tendencias: a) Estudio de los ambientes y
problemas de información amplios, más allá de las bibliotecas como instituciones, b) Perspectiva
de otras disciplinas con un foco centrado en los usuarios, c) Inversión e infusión de las TIC en el
bibliotecas.
Puerto Rico es una de las instituciones identificadas en el estudio de ALISE, pues su programa
de postgrado ha estado acreditado por ALA desde el 1989. Fundada en 1968 como un Instituto
Graduada de Bibliotecología como parte de las respuestas del sector público para satisfacer las
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necesidades de información de un país Caribeño que, aunque muy pequeño, tenía para entonces
una gran visión: impulsar un plan de desarrollo económico que pretendía ser modelo para toda la
región. Para finales de la década de 1980 y más luego en el año 2000, la Escuela fue
EGCTI como parte de una profunda revisión curricular que concluyó en el 2000 y que incluso
la Información). A partir de una actualización tecnológica y desde hace varios años, la EGCTI
respondiendo a las nuevas tendencias en el campo de la información, a los retos que lanzan las
conocimiento. Este nuevo proceso de revisión curricular coincide históricamente con un interés
expreso del sector educativo, público y privado en Puerto Rico de promover una economía y
sociedad del conocimiento como una opción para salir del estancamiento económico y social en
varias partes del mundo se han ido expandiendo hacia el nuevo campo de la gestión del
conocimiento, dado que por mucho tiempo se ha estado trabajando con la adquisición,
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almacenamiento y diseminación del conocimiento documental de la gente (Chen, Chiu y Fan,
2002). Maura (2004) propone en su trabajo un nuevo perfil para los PI desde la perspectiva de la
funciones relacionadas con la gestión del conocimiento. Además, traduce este perfil en una serie
de áreas temáticas que facilitarían la articulación de un currículo, junto a una serie de estrategias
didácticas innovadoras, para desarrollar esta nueva área de estudios y práctica profesional.
Universidad de Puerto Rico para impulsar este campo emergente. Las iniciativas de la EGCTI
para conocer más este nuevo campo de la gerencia de conocimiento han incluido, entre otras,
nuevo campo. Con este proceso de avalúo y de renovación curricular buscamos expandir la
propio ambiente multicultural que representa el ser parte de la región Caribeña. En este contexto
postgrado también deberá ampliar las fronteras culturales (Mason, 2005), como parte del
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