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FALTA UN PEDAZO EN LA ULTIMA PARTE.. tenes que sacar de rivera tomo 2…es sobre..
el patrimonio como prenda comun de los acreedores y las clases de credito..
BOLILLA XII
EL PATRIMONIO

1. EL PATRIMONIO

CONCEPTO DE PATRIMONIO. UBICACIÓN DEL CODIGO


Nuestro Código Civil en el art. 2312 define al patrimonio como el conjunto de los bienes de
una persona y el codificador, en la nota inserta al pie del mismo dice: "El patrimonio de una
persona es la universalidad jurídica de sus derechos reales y de sus derechos
personales, bajo la relación de un valor pecuniario, es decir aprehendidos como bienes.
Es la personalidad misma del hombre, puesta en relación con los diferentes objetos de sus
derechos" y precedentemente, en la misma nota aclara que "Bien es lo que puede entrar en su
patrimonio (de una persona) para aumentarlo o enriquecerlo". (Toma la expresión "Bien"
en el sentido de derecho).
Siendo así, podemos afirmar que el patrimonio de una persona, en nuestro derecho
positivo constituye una universalidad jurídica o de derecho, porque el tratamiento unitario de los
elementos singulares que integran ese conjunto, ese todo, depende exclusivamente de la ley,
según resulta del precepto transcrito y de las explicaciones del codificador dadas en la nota al art.
2312 del Código Civil.
Los elementos del patrimonio que son derechos y deberes económicamente valiosos, y no
cosas, reciben de la ley civil un tratamiento unitario, como un todo, en razón de que se los
considera unidos a la persona titular de ellos por una fuerza jurídica de atracción, o incorporados a
un receptáculo ideal, o mejor aún, intelectivo, consubstanciado con ella, de tal modo que puede
considerarse uno de sus atributos; que constituye una suerte de continente que los contiene.
No obstante lo dicho, cabe señalar que las definiciones el art. 2311 de las cosas como
objetos materiales susceptibles de tener un valor, y del art. 2312 del patrimonio como un conjunto
de los bienes de una persona, hacen posible la confusión en que se incurre hasta en el ámbito de la
doctrina jurídica, entre el concepto de cosas y de derechos, a causa de que el mismo art. 2312, que
define el patrimonio, define antes los bienes como los objetos inmateriales susceptibles de valor e
igualmente las cosas.
Por ello es necesario insistir en que la verdadera noción del patrimonio como institución de
nuestro ordenamiento jurídico positivo, es, la de una universalidad jurídica cuyos elementos
individuales tratados unitariamente por la ley, son derechos subjetivos y deberes jurídicos
económicamente valiosos, de los cuales es titular una misma persona, reunidos en un continente
ideal o intelecto consubstanciado con ella, o dicho de otro modo, el conjunto de derechos y de
deberes de valor pecuniario unido a la persona de su titular que tiene sobre ellos una fuerza de
atracción que le da la norma jurídica.

CARACTERES DEL PATRIMONIO GENERAL.


Como los demás atirbutos, debe predicarse que el patrimonio que es necesario, vitalicio,
único, inalienable, absoluto. Pero, además, como se expuso, compone una universalidad iuris.

a) Necesario y vitalicio. Porque la persona es titular y no se puede haber persona sin


patrimonio, el cual se le une hasta la muerte.
b) Ünico. Porque no hay más que un patrimonio general personal que conforma el modo de ser
persona, sin que sean posibles las duplicaciones, lo que no impide la existencia de patrimonios
especiales separados, que no tienen la naturaleza jurídica de aquel.
c) Inalienable y absoluto. Pues está fuera del comercio como unidad sustancial e ideal y debe
ser, en tal carácter, respetado por todas las personas. Es claro que componen el patrimonio
general, y aun los patrimonios especiales o separados y especiales, por ejemplo, por renuncia
de herencia, por venta total de la masa de bienes desapoderados al fallido. Pero el patrimonio
personal, como un todo ideal que comprende lo insdispensable y la capacidad patrimonial, no
puede transmitirse sino por muerte o sucesión universal.
d) Universum ius. Porque compuesto por una pluralidad de bienes, es una unidad conceptual del
conjunto, sin que se entienda esto como la suma de sus componentes, sino como parte misma
de la personalidad en relación con los objetos de sus derechos. En el concepto no entran
elementos particulares determinados, ni su suma o resta, sino la unidad ideal de todo.
Se da vida a un nuevo objeto jurídico, entendido como centro unitario de atracción de una
peculiar disciplina jurídica. En cambio la universalidad de hecho, no de iure, es un conjunto de
cosas que depende de una sumatoria no ideal, como un rebaño de animales o una biblioteca
compuesta por muchos libros heterogoneos. La universalidad facti importa una reunión de
elementos por agrupación física, la universitas iuris es un conjunto de elementos que forman
una agrupación ideal con un común tratamiento jurídico.

FUNDAMENTOS Y NATURALEZA JURIDICA DEL PATRIMONIO. DESNATURALIZACIÓN


DEL PATRIMONIO COMO ATRIBUTO DE LA PERSONA.
Si bien en la doctrina hay uniformidad de opiniones en cuanto al carácter de universalidad
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jurídica que se atribuye al patrimonio, se discute en cambio sobre su naturaleza, sus caracteres, su
composición y especialmente sobre el fundamento legal del tratamiento unitario de los derechos o
cosas que lo componen.
En los párrafos siguientes expondremos las dos grandes concepciones que con la relación
al patrimonio aparecen en el pensamiento jurídico:

A) CONCEPCION CLASICA. TEORIA DE AUBRY ET RAU.-


Para Aubry et Rau, según lo expresan en su famoso "Tratado de Derecho Civil Francés": "El
patrimonio no es más que una consecuencia de la personalidad". El patrimonio es: "El conjunto de
los bienes de una persona que forman una universalidad de derecho". "La idea del patrimonio se
deduce directamente de la personalidad". Es una emanación de ella. En la concepción de Aubry et
Rau, inspirada en Zachariae, los diferentes derechos (subjetivos) de valor económico constituyen
un todo jurídico porque están sometidos al libre de una sola y misma voluntad.
Como lo señalan los Mazeaud de las formulaciones antes mencionadas surge cuál es la idea
central que inspira la teoría de Aubry et Rau: "La voluntad de una persona es lo suficientemente
poderosa (por la fuerza que le da el derecho objetivo) para reunir en un todo los derechos de que
es titular (que en definitiva son poderes atribuidos a su voluntad) y formar con ellos una masa
abstracta, autónoma sometida a un régimen jurídico propio". Nada distinto de la voluntad de una
persona puede crear relaciones jurídicas entre derechos y por lo tanto se concluye: "no hay otra
universalidad jurídica que el patrimonio. Pero esa voluntad que Aubry et Rau aprehenden como
fundamento de la conexión ideal que la ley atribuye a los elementos que integran el patrimonio, y
del tratamiento unitario como universalidad jurídica, es solamente la que el derecho objetivo da a
toda persona como titular posible de derechos subjetivos que se identifican, según la concepción
voluntarista, con "poderes atribuidos a una voluntad" o "señoríos del querer" y no la voluntad que
el titular pueda manifestar para formar una universalidad de hecho. Esa voluntad, que puede ser
real o atribuida, pero que necesariamente debe poseer toda persona para ser tal la tesis
voluntarista, es considerada por Aubry et Rau, según resulta de sus formulaciones teóricas, como
una fuerza jurídica que se proyecta sobre todos sus derechos y deberes, y que los económicamente
valiosos los atrae para incluirlos en algo así como un receptáculo o intelectivo, que les sirve de
continente y donde, según una abstracción legal, se conectan y forman una universalidad de
derecho o universalistas iuris.

a) Caracteres esenciales de esta teoría.


Según la teoría de Aubry et Rau, el patrimonio presenta tres caracteres esenciales, que
destacan sus expositores.
1) El patrimonio es una universalidad jurídica. Dos principios fundamentales.-
Según la concepción de Aubry et Rau, todos los derechos subjetivos y los deberes jurídicos
(obligaciones) susceptibles de apreciación pecuniaria que pertenecen a una misma persona, titular
de ellos, se encuentran reunidos y contenidos en el patrimonio de esa persona, y se los considera,
emanación de su personalidad jurídica. Esos derechos y obligaciones forman allí, según esta
concepción, un bloque o conjunto abstracto, pues se considera intelectivamente unidos o soldados
entre sí.
De este primer carácter resultan dos principios fundamentales como lo señalan los
Mazeaud:
a) Vínculo jurídico entre el activo y el pasivo. En la concepción de los referidos autores
franceses los derechos de valor económico (reales y creditorios) pertenecientes a una persona y
que constituyen los elementos activos de su patrimonio, se hallan jurídicamente unidos a las
deudas de ella, y constituyen los elementos pasivos del mismo patrimonio. En consecuencia, el
activo (derechos reales o creditorios) responde del pasivo (deudas) y por tanto, los acreedores
(comunes) encuentran en el activo la garantía de sus créditos y pueden obtener satisfacción o pago
en ellos. Para que se dé esa circunstancia de que el activo (derechos) responda por el pasivo
(deudas) es necesario que ambos elementos se encuentren vinculados en una universalidad
jurídica, ya que una simple universalidad de hecho, se dice, no implicaría esa consecuencia.
Así, por ejemplo, una biblioteca o un rebaño, como universalidad de hecho enajena
solamente los elementos activos, pero, en principio, no transmite ninguna deuda. En cambio, si se
transmite un patrimonio (en nuestro derecho sólo puede hacérselo por causa de muerte), el activo
responde por el pasivo, porque con los derechos se transmiten también las deudas que lo gravan.

b) Subrogación real entre los elementos que integran el patrimonio. El segundo principio
fundamental que según Aubry et Rau deriva del carácter de universalidad jurídica atribuido al
patrimonio es el que enuncia como el de la subrogación real de los elementos que forman su
contenido. Se denomina subrogación la acción y efecto de reemplazar o reemplazarse una persona,
cosa o derecho, por otra persona, cosa o derecho. Cuando la sustitución es de una persona por
otra, se está en presencia de una subrogación personal. Pero cuando se trata del reemplazo de una
cosa o de un derecho de otra cosa o por otro derecho, la subrogación se denomina real.
Pues bien, según Aubry et Rau, los derechos apreciables en dinero que ellos denominan
bienes y que componen el patrimonio de una persona, debe ser considerados solamente en su
aspecto económico, como simples valores, y por lo tanto, fungibles, es decir, cambiables, aunque
no se de en ellos, considerados fuera del patrimonio y en su aspecto singular las condiciones de
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fungibilidad de las cosas. En consecuencia los derechos económicamente valiosos que ellos
denominan bienes, al entrar en el patrimonio de una persona, se convierten en simples valores
económicos y reemplazan a los valores representados por los derechos que egresan y se produce,
podríamos decir, ipso iure, una subrogación que se califica de real.
Los derechos que ingresan, según las formulaciones teóricas de Aubry et Rau, ocupan en el
patrimonio el lugar de los que salen y asumen la misma naturaleza de ellos, es decir, de valores
positivos, que como elemento activos responden de los pasivos representados por las deudas a las
cuales están unidos, según vimos, formando una masa abstracta.
Esta idea de la subrogación real es la que, como señalan los Mazeaud, sirvió de
fundamento al principio (acogido en nuestro Código Civil) de que el patrimonio es la garantía
general, o como también se dice la prenda común de los acreedores quirografarios. Estos
acreedores, que no tienen derecho alguno sobre las cosas o derechos pecuniarios en particular de
su deudor, solamente en el patrimonio, que es una universalidad jurídica donde los derechos
económicamente valiosos y los deberes jurídicos de igual valor se hallan unidos formando una
masa abstracta de valores positivos y negativos, encuentran la posibilidad del cobro de sus
créditos, que son deudas en el patrimonio de su deudor, en virtud del otro principio antes
enunciado de que "en el patrimonio, el activo responde del pasivo".
2) El patrimonio está unido a la persona como atributo de su personalidad jurídica.
Consecuencias.
Según la tesis de Aubry et Rau, el patrimonio no es más que una consecuencia de la
personalidad jurídica, y está, por tanto, necesariamente unido a la persona. Es, dicen: "la
emanación de la personalidad y la expresión de la potestad de que una persona se encuentra
investida como tal". Por lo tanto, concluyen, según vimos, sólo una persona, por ser un sujeto a
quien el derecho atribuye una voluntad impredecible para ser titular de derechos, en la tesis
voluntarista, pueden unir derechos para formar una universalidad jurídica, como es el patrimonio.
De este segundo carácter atribuido al patrimonio deducen Aubry et Rau tres
consecuencias:
a) Sólo las personas pueden tener patrimonio.-
De acuerdo con la concepción de Aubry et Rau, no puede haber un patrimonio sin una
persona física o moral que lo posea. Ello se explica porque, siendo el patrimonio una universalidad
de bienes de derechos y deberes económicamente valiosos, necesariamente y fatalmente debe
encontrarse, ya que no se concibe derecho ni deber alguno jurídico sin un sujeto titular del derecho
o soporte del deber, que siempre, según vimos al analizar el sujeto de las relaciones jurídicas, es o
debe ser, una persona, esto es, un ente que según la tesis voluntarista sobre los derechos
subjetivos, tiene que estar naturalmente dotado de voluntad o poseer una que el derecho
intelectivamente le atribuya y tal cual se le reconoce capacidad jurídica.
Este principio de que solamente las personas pueden tener patrimonio, suscitó graves
dificultades en Francia con relación a las fundaciones que aparecen como masas de bienes (cosas o
derechos) afectados a un fin benéfico, que sólo adquieren el carácter de personas cuando se les
otorga por la autoridad competente del estado la correspondiente autorización que implica el
otorgamiento de capacidad jurídica y la atribución intelectiva como voluntad jurídica, la de sus
fundadores, que obra por medio de sus dispositivos humanos de administración previstos en los
estatutos. En efecto, siguiendo la tesis clásica de Aubry et Rau, se ha sostenido que los legados
hechos con fines de fundación o las donaciones con igual fin, eran nulas (o inexistentes), porque no
existía aún la persona del legatario en los unos o del donatario en las otras. Las dificultades, como
recuerdan los Mazeaud fueron salvadas por los tribunales administrativos franceses, quienes, ante
legados con fines de fundación o de donaciones, otorgaron personería jurídica, que por una
abstracción tiene efecto retroactivo al día de la muerte del testador autor del legado o del acto de
donación, que son los momentos en que los derechos deben pasar al patrimonio del legatario o
donatario en su caso.
En nuestro derecho, el Código Civil de Vélez, en el art. 1806 resuelve expresamente el caso
de donaciones con fines de fundación, por lo cual no se han planteado las dificultades apuntadas
como las de Francia, aun admitiendo la teoría de Aubry et Rau, es el sentido de que solamente las
personas pueden tener patrimonio.
b) Toda persona necesariamente tiene patrimonio.
El patrimonio según la concepción de Aubry et Rau, es un atributo necesario de la persona
y se identifica con la aptitud de ella para adquirir derechos y contraer deberes económicamente
valiosos. El patrimonio viene a ser, por consiguiente, de acuerdo con esta concepción, un
fragmento de la capacidad jurídica referido precisamente a la aptitud para adquirir esos derechos y
deberes susceptibles de apreciación pecuniaria. El patrimonio viene a ser, pues, el continente
indispensable de tales derechos y deberes que al ingresar forman una masa abstracta de valores
positivos o negativos.
De aquí que, de acuerdo con la teoría clásica de Aubry et Rau, toda persona, como sujeto
jurídico con aptitud para adquirir derechos y deberes y por tanto también los de valor económico,
tenga siempre continente con un contenido valioso o disvalido, pero siempre con algún valor,
aunque éste resulte cero, por la ausencia momentánea de derechos de valor positivo y de deudas
de valor negativo.
Como consecuencias lógica de este principio de las consubstanciación del patrimonio con la
persona, el mismo no puede ser cedido, pero esto causa de muerte, en razón de que para obviar
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inconvenientes se recurrió a la ficción de que el heredero, sucesor universal, continúa la persona de


su causante, y de que se confunden los patrimonios de ambos y forman uno solo.
c) Cada persona sólo puede tener un patrimonio.-
De acuerdo con la Concepción de Aubry et Rau, el patrimonio es una universalidad jurídica
de todos los derechos y deberes económicamente valiosos de una persona contenidos en un
continente intelectivo que se identifica con ella. Por tanto, es consecuencia lógica de esta teoría
que una persona sólo puede tener un patrimonio.

3) El patrimonio está formado por derechos subjetivos y deberes jurídicos


económicamente valiosos únicamente.-
De acuerdo con la teoría que venimos estudiando, el patrimonio no encierra más que
derechos susceptibles de apreciación pecuniaria, como los reales y creditorios, ya que son los que
permiten al hombre alcanzar sus fines humanos; derechos éstos que responden por las deudas, con
las cuales forman una masa abstracta de valores positivos y negativos que se traducen siempre en
lo que se denominan líquido patrimonial.

SINOPSIS DE LA TEORIA DE AUBRY ET RAU

 Caracteres del Patrimonio


a) Vinculo entre activo y Pasivo
1) Es una universalidad Jurídica
b) Subrogación real.

a ) Sólo las personas tienen patrimonio


2) Es un atributo de la personalidad. b) Toda persona tiene pstrimonio necesariamente
c) Cada Persona solo puede tener un patrimonio.

a) Derechos reales.
3) Solo encierran derechos deberes de valor pecuniario
b) Derechos creditorios

b) Críticas a la teoría de Aubry et Rau respecto del patrimonio.-


La teoría de Aubry et Rau sobre el patrimonio que alcanzó gran prestigio, hasta el punto de
considerase la doctrina clásica en esta materia, fue sin embargo objeto de duras críticas.
1) No sólo las personas tiene patrimonio.-
Así, algunos autores modernos, indudablemente influidos por la doctrina alemana de
concepción materialista y base económico, la contradicen y afirman que "el patrimonio" no es más
que una masa de bienes, es decir de derechos económicamente valiosos, "que no está necesaria e
indisolublemente unida a la persona" y que, por lo tanto, cabe concebirlo sin un titular que sea
persona, pues basta, dicen, la afectación de tal masa de bienes a un fin, que sería su sustento y el
fundamento del tratamiento unitario, como universalidad, a sus elementos.
2) No es una unidad abstracta.
Otros autores sostienen además que la noción de Aubry et Rau, que concibe el patrimonio
como una universalidad de derecho, es decir como una unidad abstracta con existencia propia e
independiente de cada uno de los objetos que lo componen, es falsa, pues, afirman, "un patrimonio
sin contenido, concebido a través de la unidad del sujeto, es una idea sin sentido ni realidad". Si no
hay activo, si no hay derechos -dicen-, no hay patrimonio y agrega Borda, como crítica a la
concepción clásica, que ni siquiera es totalmente verdadero que el patrimonio sea único, indivisible
e inalienable.
3) Otras consideraciones.
Cabe señalar finalmente que hay juristas que sólo critican algunos aspectos de la teoría de
Aubry et Rau, o mejor, las consecuencias que erróneamente se atribuyen a los principios referentes
al patrimonio que ella enuncia y que se acepta como verdaderos.
4) Opinión de Abelenda sobre la teoría de Aubry et Rau.
Creemos que todas las críticas que se han formulado contra la teoría de Aubry et Rau son
válidas. En definitiva, pensamos:
a) Es exacto que el patrimonio es un atributo de la persona.
El principio de que el patrimonio es un atributo de la persona que emana de su propia
personalidad jurídica es exacto y verdadero. Ello porque pensamos que son lógicos los argumentos
que para fundar el principio exponen Aubry et Rau, a los cuales nos hemos referido
precedentemente, dando una explicación de ellos y entendemos que no fueron destruidos por los
autores que lo criticaron en una reacción materialista que nos parece excesiva. Por otra, para
demostrar la verdad del principio de que el patrimonio es un atributo de la persona y de la
consecuencia necesaria, de que sin ella no se concibe, cabe recordar que el patrimonio según lo
reconocen los mismos autores que critican el principio, se forman con derechos económicamente
valiosos (que denominan bienes), y si es así, no se conciben cómo pueda existir un conjunto de
ellos que no tengan una persona como titular. Los derechos subjetivos se han instituidos en
atención a las personas, únicos sujetos potenciales de ellos y de los deberes jurídicos correlativos,
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que siempre son entes con un substratum, según creemos.


Por lo tanto, la persona, como sujeto titular, viene a ser un requisito esencial indispensable
de la idea misma de derecho subjetivo, como lo ha dicho Ihering, afirmación ésta, que no se funda
en un principio apriorístico, como observan Fadda y Bensa, sino en la necesidad de que algún ser,
llámese como se quiera, sea el que tenga interés en "la consecución del fin" que para ellos es lo
esencial en el derecho subjetivo o simplemente que tenga voluntad propia o ajena atribuida por las
normas jurídicas, que lo es indispensable en la configuración de los derechos subjetivos, según la
tesis voluntarista.
Siendo así, creemos que no es posible admitir la existencia de un patrimonio, entendido
éste como un conjunto de derechos subjetivos, sin titular que sea persona, porque ella, que es el
único sujeto previsto en las normas jurídicas como sustento de los derechos, es indispensable para
que éstos se configuren.
Los supuestos que se dicen de derechos afectados a un fin, no son ejemplos validos de
patrimonios sin sujetos. Abelenda sostiene que se trata, en tales casos, más bien de cosas
afectadas a un fin por alguna persona que tenga derechos subjetivos sobre ellas; pero de esta
circunstancia no se puede extraer como corolario lógico que ese conjunto de cosas, o universalidad
de bienes (esto es derechos subjetivos de valor pecuniario) sea un patrimonio sin sujeto titular y
sólo afectado a un fin que lo sustituye.
Las cosas, aun agrupadas, como dice Josserand, no podrían tener prerrogativas jurídicas;
es el hombre en estado aislado (como persona individual), (o un grupo de hombres) bajo la forma
sintética de la personalidad moral o jurídica, quien constituye la razón de ser de todas las reglas del
derecho. Las cosas no tienen voluntad propia, ni podrían, por consiguiente, desempeñar un papel
subordinante de una organización esencialmente humana.
b) Es exacto que toda persona tiene necesariamente un patrimonio.
No concebimos que haya alguna que carezca de él. Es muy difícil, si no imposible, hallar
un sujeto "tan indigente, que carezca totalmente de derechos subjetivos económicamente
valiosos", como observa Llambías, pues aun aquellas que solamente llevan sobre sí unos los de uso
o algún otro que se derivara de la posesión o tenencia de las cosas, como persona; o lo que es lo
mismo, como sujeto potencial de derechos y deberes jurídicos, tendrán capacidad jurídica, y por lo
tanto aptitud para adquirir derechos, entre ellos los de valor pecuniario. De ahí que
intelectivamente se puede considerar que toda persona tiene un continente para contener los
derechos que adquiera. Ese continente puede ser de contenido valioso o disvalioso, pero siempre
tendrá algún valor, aunque resulte cero por la ausencia momentánea de derechos de valor positivo
o e deudas de valor negativo.
c) Puede haber universalidades jurídicas distintas del patrimonio.
En cuanto al carácter de único indivisible, Abelenda cree que es propio del patrimonio,
como lo sostiene la doctrina clásica, que este carácter no impide la posibilidad de aprehender
algunos derechos y deberes que integran el patrimonio de una persona para formar con ellos una
universalidad, también jurídica, distinta del patrimonio, afectada a un fin determinado. Estas
universalidades jurídicas se cree que pueden formarse tanto por la determinación de la ley como
acto voluntario del titular de los derechos y deberes, ya que su carácter de jurídica seguirá
solamente de la circunstancia de que el tratamiento unitario como un todo esté dispuesto por la
ley.
Abelenda sostiene que con estas universalidades jurídicas distintas del patrimonio no se
destruye el carácter de unidad y de atributo de la persona y se satisface la necesidad de que las
cosas creadas por Dios y puestas al servicio del hombre para el cumplimiento de sus fines, sirvan
mejor a éste.
En el derecho legislado encontramos ejemplos de estas universalidades jurídicas distintas
del patrimonio en el denominado fondo de comercio, la masa de la quiebra, o la herencia aceptada
con beneficio de inventario, etc.
B) DOCTRINA ALEMANA SOBRE EL PATRIMONIO.
De acuerdo con la doctrina denominada alemana por la nacionalidad de los juristas que la
desarrollaron y de la recepción de sus conclusiones en la legislación de Alemania, el patrimonio es
considerado como una realidad objetiva y autónoma de la persona, constituido por un conjunto de
derechos económicamente valiosos que se denominan bienes, tratados unitariamente en razón del
fin al que se hallan afectados.
Cuando los bienes afectados a los fines generales de una persona se trata según esta
concepción alemana del patrimonio general, pero cuando se afectan los bienes a fines específicos
determinados, se está en presencia -dicen- de patrimonios especiales, que perteneciendo a una
misma persona, coexisten con el patrimonio general.
Hacemos notar que la idea central de la teoría cuyo máximo exponente es von Tuhr,
consiste en mitigar el principio clásico de la unión del patrimonio a la persona, pues se afirma que
no se confunde necesariamente con ella, dado que además de la posibilidad de la coexistencia de
un patrimonio general y de otros pertenecientes a una misma persona, es también posible la
existencia de un patrimonio con sujeto constituido por un conjunto de bienes afectados o unidos a
un fin que sustituye a la persona, como dice Brinz.
C) LA CUESTION DE NUESTRO DERECHO.-
Aunque las explicaciones dadas por Vélez en su nota al art. 2312 permiten considerarlo
enrolado en la concepción clásica de Aubry et Rau, que considera el patrimonio un atributo de la
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persona y emanación de la personalidad jurídica de ella, es evidente, como lo señala Llambías, que
en el articulado del Código "no hay nada que obligue a adoptar en nuestro derecho la teoría de
aquellos" y en consecuencia el intérprete queda libre para escoger la concepción que le parezca
que mejor satisface los intereses del hombre.
Abelenda escoge la concepción clásica tal como la hemos explicado, con la única salvedad
que ya hemos formulado en cuanto al carácter de único e indivisible, que debe ser morigerado.

EL CONCEPTO DEL PATRIMONIO Y ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE EL EN LA


DOCTRINA CONTEMPORANEA.-
No hay uniformidad de opiniones en el derecho doctrinal moderno sobre el verdadero
concepto del patrimonio, y por consiguiente tampoco acerca de cuáles son los elementos que lo
componen.
a) Los Mazeaud. Después de expresar que los derechos y las obligaciones se integran en su
patrimonio, los Mazeaud, concretamente dicen: "el patrimonio es lo que contiene esos derechos y
obligaciones". Y luego, al criticar la teoría de Aubry et Rau, que califican de demasiado estrecha y
obstáculo muy serio para el desenvolvimiento de las relaciones jurídicas, reafirman el concepto de
patrimonio "unidad finalista", al presentarlo como "un conjunto de derechos que toman unidad por
estar afectados a un fin determinado".
b) Josserand. Luego de definir el patrimonio "aproximativamente" como "el conjunto de valores
pecuniarios, positivos o negativos, pertenecientes a una misma persona y que figuran unos en el
activo, los otros en el pasivo", y señalar sus caracteres, entre ellos el de universalidad jurídica,
Josserand afirma que se trata de una noción abstracta, de orden intelectual metafísico. Es, si se
quiere -dice-, "la aptitud para convertirse en el centro de relaciones jurídicas pecuniarias, o
también, en repectáculo ideal dispuesto a recibir los valores positivos o negativos".
De acuerdo con la opinión de los Mazeaud y de Josserand, en la noción de patrimonio hay
que distinguir el continente, que para los primeros se identificaría con la afectación de los derechos
a un fin determinado y para el segundo con un fragmento de la capacidad jurídica (receptáculo
ideal o intelectivo dispuesto a recibir los valores positivos o negativos), y el contenido, que para los
primeros son todos los derechos y para Josserand solamente los de valor pecuniario que se
aprehenden como valores positivos o negativos.
c) Salvat. En el derecho doctrinal argentino Salvat, al referirse al patrimonio y dar nociones
generales acerca de él, sin hacer distinción alguna entre continente y contenido se concreta a decir
que el art. 2312, al definirlo como el conjunto de los bienes de una persona, da una noción
incompleta. El patrimonio, en efecto -dice-, se compone de un activo y un pasivo; el activo está
formado por los bienes que posee la persona; el pasivo lo forman las cargas que lo gravan, es decir
las obligaciones o deudas que gravitan sobre ella, y propone como definición la siguiente: "El
patrimonio es el conjunto de bienes de una persona y las cargas que lo gravan".
Opina que el Cód. al referirse en su definición únicamente a los bienes, no lo ha hecho para
excluir de él las cargas que lo gravan; semejante idea -dice- hubiera sido absurda. Afirma que la
palabra bienes tiene aquí (en el art. 2312) un alcance restringido, refiriéndose de acuerdo a un
viejo adagio, a los bienes que quedan una vez deducidas las cargas que pesan sobre el patrimonio
(bona non intelliguntur nisi deducto aere alieno).
d) Borda. Tampoco hace consideraciones sobre continente y contenido del patrimonio, e
influenciado evidentemente por la doctrina alemana, Borda formula agudas críticas a la teoría de
Aubry et Rau, y refutando a Salvat, trata de demostrar que el concepto de patrimonio no admite
que en el entren cargas, obligaciones o deudas, y debe entenderse -dice- que está representado
por el conjunto de bienes, aclarando el verdadero sentido de tal expresión diciendo: en rigor de
verdad, el patrimonio no está formado por las cosas económicamente valiosas, sino por los
derechos que se tienen sobre ellas.
e) Llambías. Este autor concibe el patrimonio como el conjunto de derechos y obligaciones
susceptibles de apreciación económica, sin hacer consideración alguna sobre los elementos
conceptuales continente y contenido.
f) Abelenda. Este autor cree que el patrimonio es la expresión jurídica de la persona. Que se trata
de una noción intelectiva y abstracta, cuyos elementos conceptuales son: un continente o de
ficción, que se identifica con un fragmento de la capacidad jurídica, y un contenido inmaterial de
valores positivos y negativos representados por derechos y deberes económicamente valiosos y
disvaliosos, respectivamente.
Sostiene, asimismo que, siempre en el campo de las abstracciones, que el continente
intelectivo se identifica con la aptitud que tiene toda persona para convertirse en el centro de
relaciones jurídicas pecuniarias, como dice Josserand, y puede ser aprehendido como un
receptáculo, no real, sino de fantasía o de ficción, siempre dispuesto a recibir los valores positivos o
negativos representados por los derechos susceptibles de valoración pecuniaria (reales, creditorios
e intelectuales) y las cargas que lo gravan.
En consecuencia, los elementos conceptuales del patrimonio vienen a ser:
1) El continente. Es ese fragmento de la capacidad jurídica de toda persona, que a manera de
receptáculo intelectivo, no real, sino de ficción o fantasía, está siempre dispuesto a la recepción de
derechos subjetivos y deberes económicamente valiosos que, al incorporarse, se convierten en
valores positivos y negativos respectivamente.
2) El contenido inmaterial de valores positivos y negativos. Es el que está constituido por
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los derechos y deberes de valor pecuniario que por imperio de la ley forman una masa abstracta
que recibe un tratamiento unitario.
Abelenda sostiene que el contenido inmaterial está constituido por derechos subjetivos y
deberes jurídicos o cargas que se aprehenden como valores económicamente positivos y negativos.
Opina también que la regla Nemo plus iuris ad alium transferre potest quam ipse habet, acogida en
el art. 3270 del Cód. Civil da razón a nuestro aserto. En efecto, si algún citado precepto legal "nadie
puede transmitir a otro sobre un objeto un derecho mejor o más extenso que el que gozaba; y
recíprocamente, nadie puede adquirir sobre un objeto un derecho mejor y más extenso que el que
tenía aquel de quien lo adquiere", puede afirmarse sin temor a errar que según el régimen jurídico
de nuestro Cód. Civil, todo derecho subjetivo económicamente valioso puede tener restricciones,
limitaciones o cargas, que disminuyan su valor pecuniario y, por tanto el del contenido patrimonial
que integra como elemento positivo.
Según Vélez Sárfield, al reglamentar las sucesiones mortis causa, hizo aplicación de este
principio. Así el art. 3279 del Cód. Civil preceptúa: "Las sucesión es la transmisión de los
derechos activos y pasivos que componen la herencia de una persona muerta, a la
persona que sobrevive, a la cual la ley o el testador llama para recibirla. El llamado a
recibir la sucesión se llama heredero en este Código".
Por otra parte, en principio o regla de que el patrimonio del deudor es la garantía de los
acreedores quirografarios, o como dice, la prenda común de ellos, fue acogida por nuestro
codificador, quien hace aplicación particular de ella en los arts. 505, inc. 3º, 931; 3474 y 3922.
Este principio permite también asegurar que las cargas o deudas forman parte del
contenido del patrimonio. En efecto, en los juicios universales de concurso civil o quiebra comercial,
los acreedores quirografarios o comunes quedan, frente al patrimonio del deudor, a lo que resulte
el juego de los valores positivos (derechos económicamente valiosos) y negativos (cargas que lo
gravan).
Tales acreedores, que no tienen derechos reales de garantía sobre cosas, no privilegios
generales o especiales, sólo encuentran en esa masa abstracta de valores positivos y negativos que
constituyen el contenido (inmaterial) del patrimonio la posibilidad del cobro de sus créditos.
El deudor quebrado o concursado responde con su activo patrimonial, pero opone también
su pasivo y el derecho a excluir algunos bienes, verbigracia el referido al lote del hogar o el dominio
sobre ciertas cosas indispensables para la subsistencia personal y familiar.

2- DISTINTAS CLASES DE PATRIMONIO.


PATRIMONIO GENERAL Y PATRIMONIO ESPECIAL.
Aunque nuestro Código se enrola en la idea de un patrimonio único e indivisible, apoyado
en la concepción de una universalidad jurídica, estos principios se desprenden de la nota al art.
2312, en cambioo la norma jurídica, osea el propio artículo 2312, es lo suficientemente amplio
como para darle al mismo el contenido de la moderna doctrina amplia, con los caracteres de
dinamico, divisible, mutable y de garantía.
Siendo así nada más logico que describir los distintos patrimonios que puede crear una
persona, motivado por las necesidades de su actividad o por las situaciones de acuerdo a la ley se
ve sometido. Se ha dado en llamar a estos patrimonios: de afectación o patrimonios especiales
separados, regidos estos úlitmos por el principio de limitacion de responsabilidad.
Sobre estos conviene aclarar que los mismos están afectados a una finalidad determinada
por la ley o a la voluntad del titular, pero siempre reconocida y admitida por la ley. En definitiva el
patrimonio ostenta el carácter de unidad, sobre un titular, pero no de una unicidad, es decir de ser
único, por cuanto simpre que la ley lo autoriza puede esta unidad convertirse en más de un
patrimonio o desdoblarse. Por supuesto que los distintos patrimonios a que hicimos referencia
tienen connotaciones particulares, así como finalidades determinadas, pero lo fundamental de todo
esto es la apertura a la comprensión que el patrimonio sirve al titular para la realización de sus
proyectos y necesidad de existencia, y que esas necesidades son ahora dinamicas y no estaticas
como ocurría otrora.

PATRIMONIO PARTICULARES O ESPECIALES SEPARADOS.


El patrimonio es prenda comín de los acreedores. Ello significan que los derechos que lo
componen responden por las deudas de su titular, de modo que el derecho positivo acuerda a esos
acreedores tendientes a hacer efectivos sus créditos sobre todos los bienes (acciones ejecutivas,
preventivas, integrativas del patrimonio, ejecución colectiva)
Pero los autores subrayan la importancia que adquieren en el tráfico moderno los
denominados patrimonios separados, esto es aquellos que por una autorización legal en virtud de
determinada finalidad a la que se destinan los bienes que lo componen, están excluidos de la regla
general de responsabilidad por todas las deudas del titular, para responder solo a determinadas
obligaciones.
Por ejemplo, los bienes con los que se forma el patrimonio de una sociedad unipersonal, en
los países que lo admiyen, responden solo a las deudas en que se contraen en el ejercicio de la
actividad social. De modo que los acreedores cuyos títulos hayan nacido de esa actividad podrán
cobrarse solo de los bienes que forman el patrimonio de esa sociedad, no pudiendo agredir sobre el
patrimonio general u otros bienes especiales del deudor. A la vez los acreedores cuyos créditos se
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hayan originado en causas ajenas a la gestión social, podrán agredir los bienes del patrimonio
general, pero no los del patrimonio “social”.
Caracteres.
De lo expuesto surge cuáles son las caracterísiticas de estos patrimonios especiales:
- Para su existencia es necesaria una autorización legal, pues se trata de una excepción al
principio general, ello no descarta que la autorización legal sea ejercida en razón de un acto de
voluntad privada, ejemplo, medainte la constitución de una empresa individual de
responsabilidad limitada en los países en que ella está admitida.
- Son independientes del patrimonio general
- Responden solo por determinadas deudas y no por otras.
Tanto el patrimonio general como los patrimonios especiales, provienen de la ley que trata
unitariamente a un conjunto de bienes individuales. Por esto es que uno y otros patrimonios son
universalidades de derecho
En cuanto a la suerte de los nuevos bienes que adquiera el titular, ellos ingresan al
patrimonio general y no a los patrimonios especiales, a no ser que: 1) la ley establezca esta últims
imputación, 2) o que provengan de inversiones de bienes de los patrimonios especiales (supuesto
de subrogación real por el cual el nuevo bien sigue la condición jurídica del bien reemplazado), 3) o
que se trate de furtos o productos de bienes del patrimonio especial.
El patrimonio especial solo tiene de común con el patrimonio general los caracteres de ser
una universalidad jurídica y de identico. Por consiguiente el patrimonio especial no es forzoso, no
es unico, pudiendo haber simultáneamente y es enajenable, como ocurre con la venta de fondos de
comercio.
Pero no obstante estas diferencias conceptuales, existen ciertas vinculacion entre ambas clases de
patrimonios. En efecto, los patrimonios especiales tienen de ordinario una existencia transitoria, por
lo que el saldo resultante de su extinción esta llamado a engorsar el patrimonio general de la
persona, como ocurre con la liquidación de la masa de la quiebra, de la herencia, y eventualmente
el fondo de comercio.

Casos o supuestos de patrimonios especiales en el derecho vigente.


En el derecho argentino se considera que son patrimonios especiales:
- el patrimonio del causante mientras se mantega separado del de los herederos, sea por la
aceptación con beneficio de inventario, sea por separación de patrimonios.
- El patrimonio del declarado presuntamente fallecido durante el denominado periodo de
presnotación.
- El patrimonio del emancipado constituido con los bienes recibidos a título gratuito.

3. DERECHOS PATRIMONIALES.
CONCEPTO.
Los derechos subjetivos pueden ser clasificados en patrimoniales (los que tienen un
contenido economuco) y extrapatrimoniales (los que no son susceptibles de apreciación
pecuniaria). A su vez, los primeros se subdividen en: personales o creditorios (tratados en el Libro
II del Código), reales (tratados en el Libro III del Código Civil) e intelectuales (Constitución
Nacional, ley de propiedad intelectual 11.723 y 17. 648, de invención, ley 111 y decreto ley
12.025/57, marcas de fábricas, ley 22. 362 y decreto 558/81 y fondos de comercio, ley 11.867)
Los extrapatrimoniales comprenden los derechos de familia (potestades) y los derechos
personalisimos o individuales.

 DERECHOS REALES:
Son los que conceden al titular un poder sobre la cosa, estableciéndose una relación directa
e inmediata que le permite su aprovechamiento o disposición. Sin embargo esta noción ha sido
contradicha, por la sencilla razón que no puede haber en una relación entre el sujeto y la cosa.
Por ello quienes mantienen esta posición afirman que la relación se establece entre el
titular del derecho y la comunidad, o sea que existe un sujeto determinado activo que es el titular;
y un sujeto pasivo indeterminado que es la comunidad, quien debe respetar ese derecho por tener
el mismo efecto erga ommes. (LLAMBIAS "Tratado de Derecho Civil Parte General").
Para la teoría de la institución, la relación surge de la regulación que el propio estado
establece; por lo que los particulares deben sujetarse al mismo a los efectos de acogerse al
régimen pertinente.
En los derechos reales al igual que los personalisimos (ambos se asemejaban en este
aspecto) la relación jurídica recién se establece cuando se ejercita el derecho; lo que pasa es que el
sujeto con quien se concreta la relación no está determinado como ocurre en los derechos
personales. Cuando el titular del derecho de propiedad transfiere (vende) su derecho, concreta la
relación del derecho del dominio con el comprador. Cuando un tercero causa un perjuicio en la
propiedad ajena, el titular de ese dominio accionará por daños en perjuicio de las cosa de su
propiedad, contra el que le causó el daño. Es decir que la obligación pasivamente universal, es una
justificación del orden que debe privar en una sociedad, para que tenga vigencia el derecho, o sea
que los miembros de la sociedad deben respetar el orden establecido, y este puede provenir del
Estado o de los particulares; pero lo que interesa es que impere ese orden como correlato de la
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organización jurídica. Por lo tanto no solamente en los derechos reales habría una obligación de
respeto de los demás miembros de la comunidad, sino en todos los derechos: como un principio
básico de existencia del derecho.
Otro de los aspectos que caracterizan al derecho real es el de ser de orden público y por lo
tanto deben surgir de la ley; o dicho de otra manera sus normas están vinculadas al plexo de
principio de orden superior, político, economicos, morales, algunas veces religiosos, a los cuales
una sociedad considera estrechamente la existencia y conservación de la organización social
establecida y que por eso mismo, no puede ser dejada de lado por convenciones privadas. Una
sociedad determinada organiza su esquema jurídico, conductas queridas, y sobre ellas establece
ciertos derechos (que los particulares para ejercerlos deben observar ciertas reglas). A este
esquema pertenece los derechos reales, en los que se asientan los siguientes: Derechos y no otros
(los particulares no pueden crearlos).
Partiendo de los Derechos Reales tenemos:

COSAS PROPIAS
 DOMINIO
 CONDOMINIO

SOBRE LA COSA AJENA


 USO
 USUFRUCTO
 LA HABITACION

DERECHOS REALES DE GARANTIA:


 PRENDA
 HIPOTECA
 ANTICRESIS

A estos derechos Reales hay que agregar: La propiedad horizontal que esta creada y
regulada por la ley 13.512: y otros derechos reales de carácter comercial, como los Warrants,
Hipoteca Naval, Hipoteca Aeronautica, Debentures, y Prenda con Registro.
La clasificación antedicha, o sea los derechos reales sobre cosa propia o ajena, parten de la
idea que tales derechos se ejercen sobre cosas que le pertenecen al titular del derecho, o que no le
pertenecen.
Así los derechos sobre cosa propia: son el dominio y condominio, según que el titular
pueda gozar, usar o disponer de la cosa en forma exclusiva o compartn oottcon otros.
A esta categoría se debe agregar la propiedad horizontal, que es una combinación del
dominio y del condominio, porque ese es propietario del departamento o piso en que se subdivide
el inmueble y el condominio de las partes comunes (pasillos, entradas, muros estructurales, etc.).
En cuanto los derechos reales sobre la cosa ajena, implica para su titular la facultad de uso o goce
de la cosa ajena: el de servirse de la cosa ajena; o de servirse o morar en una casa de propiedad
de otro. Los derechos reales de garantía, son derechos que sirven para garantizar el cumplimiento
de una obligación. La hipoteca recae sobre una cosa inmueble al igual que anticresis; y la prenda
recae sobre una cosa mueble. La propiedad de estas también pueden ser del deudor o de un
tercero.
En cuanto a los Warrants y Prenda con Registro, son dos variantes del derecho real de
Prenda: la del Warrants es una prenda sobre las mercaderías depositadas en aduanas; la Prenda
con Registro es una prenda sin desplazamiento: la cosa prendada continua en poder del deudor;
los Debentures son títulos de créditos (títulos y valores), que responden a un préstamo concertado
por una sociedad anónima.

 DERECHOS PERSONALES:
Son aquellos que establecen relaciones entre personas determinadas en razón de las cuales
el respectivo titular puede exigir de alguien la prestación debida. En ellos se distinguen tres
elementos: El titular o sujeto activo, llamado acreedor que es quien goza de la prerrogativa de
exigir de otro el cumplimiento de la prestación debida; El sujeto pasivo de la relación que el deudor
debe satisfacer a favor del acreedor. Puede consistir en la entrega de una cosa (obligación de dar);
en la realización de un hecho (obligación de hacer); o en la abstención de un hecho (obligación de
no hacer).

NATURALEZA JURIDICA:
Consiste en la realización entre dos personas determinadas; por lo tanto la prerrogativa del
titular la ejerce directamente sobre otra persona a fin de obtener a través de ella, el goce de la
cosa.
Sostiene Von Thur que los derechos personales se fundan en una disposición de orden
jurídico en virtud de la cual el deudor queda obligado a efectuar una prestación en favor del
acreedor. El poder del acreedor consiste en primer término, en poder exigir al deudor una actividad
o una abstención que en principio puede hacer valer mediante acción. La persona del deudor puede
considerarse objeto del crédito, bajo el aspecto de la pretensión. Detrás del deudor esta la
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responsabilidad general de su patrimonio y eventualmente, una responsabilidad especial de cosas


determinadas, sin consideración a sí pertenecen al deudor. Con la palabra Crédito designa al mismo
tiempo el deber y la responsabilidad, debe decirse que el crédito tiene dos objetos: la persona del
deudor y su patrimonio. Normalmente subsisten juntos con los elementos principales del crédito, el
deber del deudor y la responsabilidad de todo su patrimonio.

DISTINCION ENTRE LOS DERECHOS REALES Y PERSONALES.


Mientras que los derechos reales son absolutos en cuanto se ejercen erga ommes, contra
quien perturbe al titular en el goce de la cosa, los derechos personales son relativos en cuanto se
ejercen con relación al deudor para obtener la prestación debida. Las acciones o medios de hacer
valer en justicia los derechos, que corresponden a los derechos personales y reales participan de su
carácter; así las acciones reales se dirigen contra quien sea poseedor actual de la cosa o ejerza
sobre ella un derecho de goce que compita al titular, en tanto que las acciones personales solo
pueden promoverse contra el deudor.
Relacionado con el carácter anterior, el titular del derecho real goza del Ius Persequendi,
mientras que el titular de un derecho personal no tiene esa ventaja. Esto significa que si el dueño
una cosa es despojado de ella puede recuperarla de manos de quien la tenga no obstante las
sucesivas transmisiones que se hubiese hecho de la cosa. En cambio el comprador que es titular,
de un derecho personal, carece de acción contra el adquirente: la cosa quedará perdida para el y
solo dispondrá de una acción personal de daños y perjuicios contra el vendedor.
Los derechos reales son de creación exclusivamente legal, en lo que se reconoce su
caracter institucional. Su número limitado, señalado por el artículo 2503 sería: "el dominio y el
condominio; el usufructo, el uso y la habitación; las servidumbres activas; el derecho de hipotecas;
la prenda, el anticresis."
A ellos habría que agregar la propiedad horizontal introducida por la ley 13.512; la
posesión, a cuyo respecto una doctrina muy difundida considera que es un derecho real; los
derechos reales mercantiles como la hipoteca naval, la prenda con registro, el warrants y el
debentures.
Los derechos personales no son de caracter legal, sino particular. Su número no es
limitado, pudiendo ser creados por las partes a su iniciativa.
El derecho real se constituye y transmite de acuerdo a los requisitos establecidos en la ley.
Su constitución y transmisión está sometido a formalidades que deben cumplir, su no cumplimiento
trae en algunas ocasiones la nulidad del acto constitutivo (tal lo que ocurre por ejemplo con el
derecho de dominio sobre inmuebles cuando se transmite por donación); en otros supuestos era
una simple formalidad (la tradición en el dominio de las cosas muebles). En cambio en los derechos
personales la constitución y trasmisión de los mismos quedan librados a la voluntad de las partes.
Los derechos reales de goce no se extinguen por el transcurso del tiempo, pues son de
duración ilimitada. Tampoco se pierden por el no uso. Tratándose de derechos personales, la
inacción del titular por un lapso de tiempo establecidos según los distintos derechos por la ley
produce el decaimiento del mismo por prescripción.
En el derecho real existe en algunos casos el derecho de preferencia, que no se encuentra
en el derecho personal, esto consiste en ser preferido a otros derechos.
En cuanto al objeto, los derechos personales pueden tener por objeto, una prestación de
dar una cosa, la realización de un hecho, o de una abstención, los derechos reales solo pueden
tener por objeto una cosa.

 DERECHOS INTELECTUALES:
En la doctrina moderna aparece una tercera clase de derechos, que la doctrina tradicional
no distinguía. Uno de los primeros problemas que tuvo que resolver fue el de su denominación, por
cuanto es dado en llamarse también propiedad intelectual, y así lo denomina la ley 11.723, que se
refiere a ella.
Santos Cifuentes los denomina de autor y de patente de invención, aunque no aclara de
donde proviene esa denominación. Sin embargo cabe por completar la información que la
denominación precedente se explicita en el sentido que se refiere al sujeto titular del derecho; en lo
que la denominación es positiva, porque incluye a aquellos inventores, que en la legislación vigente
no están incluidos en la ley 11.723, sino en la ley de marca de fábrica y patente de invención
número 111. Por ello la inteligencia de la denominación de derechos intelectuales, que es la más
aceptada, debe comprender no solamente todas aquellas obras o creaciones comprendidas por la
ley 11.723, sino también en la ley 111.

NATURALEZA JURIDICA:
Los derechos intelectuales, si bien participan de algunos caracteres de los derechos
personales y reales, tiene diferencia con ambos, constituyendo sin lugar a dudas una tercera
categoría distinta.
En primer lugar el objeto sobre el cual recae el derecho es totalmente diferente a los reales
y personales, porque mientras en los derechos intelectuales el objeto es inmaterial; en los reales es
la cosa, en los personales una prestación pero además no es cualquier bien, sino un bien creado
por su titular o sea que a la vez que es titular del derecho es autor de la creación: por eso se
afirma que entre los derechos intelectuales figura el derecho moral del autor, que es según opinión
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de Llambías un derecho personalisimo a la paternidad de la obra, que faculta al autor para velar
por la integridad de la creación obtenida, y por impedir su deformación o mutilación o reservarla
para sí u oponerse a su publicación o modificarla ad libitum, no obstante los compromisos
adquiridos frente a terceros, sin perjuicio de derechos de estos para obtener la indemnización
correspondiente. En fin el autor es el padre de la obra y puede disponer de ella en todo sentido.
En cuanto a sus semejanzas con el derecho real de dominio, es más aparente que
verdadera, porque no debe confundirse dominio con propiedad, si bien al derecho intelectual, no se
está refiriendose al derecho de dominio, porque la propiedad es el género y el dominio la especie.
Propiedad es todo derecho subjetivo de contenido patrimonial; de ahí que el codificador puede
hablar en el art. 732 de propiedad de la deuda. En cambio el dominio es el derecho real en virtud
de la cual una cosa se encuentra sometida a la voluntad y acción de una persona.
Con respecto al caracter absoluto, si bien comparte esta cualidad con los derechos reales,
porque es oponible a todos (erga ommes); lo que es en la medida que el derecho intelectual esta
inscripto en el registro de propiedad intelectual. En este aspecto también existen derechos
intelectuales que no pueden oponerse a todos, cuando los mismos sin estar registrados son
desconocidos por quien de alguna manera (mediando una relación jurídica) debía respetarlo.
En cuanto al caracter perpetuo que tiene el derecho real difiere del derecho intelectual que
es temporario porque caduca a los cincuenta años de la muerte del autor.

COMPARACION DE LOS DERECHOS REALES Y CREDITORIOS. PRINCIPALES


DOCTRINAS SOBRE DISTINCION O EQUIPARACION.
La noción y el concepto de los derechos reales y de los derechos creditorios y personales
ha suscitado controversia en el campo de la doctrina jurídica, ya que frente a la concepción
tradicional y realista de la escuela de la exégesis, que halla profundas diferencias entre ambas
categorías, se encuentran, entre otras, la teoría monista de la equiparación del derecho real a un
derecho personal correlativo de una obligación pasivamente universal.

(a) Teoría Clásica o dualista de la escuela de la exégesis:


Según la exposición de Baudy-Lacantinerie, "derecho real es que ejercitamos en forma
inmediata sobre una cosa. Es una facultad en virtud de la cual aquella nos pertenece, ya en su
totalidad, ya en ciertos aspectos, según que tengamos sobre la misma un derecho de propiedad o
algunos de sus desmembramientos, como las servidumbres o el usufructo".
Según esta tesis, la relación que da origen el derecho real describe solo dos elementos: 1) el titular
del derecho, y 2) la cosa que es objeto del derecho y sobre la cual ejerce el titular su prerrogativa
jurídica.
El derecho real, según esta escuela, pertenece a la especie de los derechos absolutos,
porque la ley impone a todos el deber de respetar su ejercicio. Pero esa obligación negativa, es
decir, ese deber general de respeto, no merece ser tomada en cuenta, se dice porque es posible
estimarla pecuniariamente. Por ello, dice Braudy-Lacaninerie, "es que la noción del derecho real se
hace abstracción de los obligados".
Contrariamente, para esa concepción clásica de la escuela de la exégesis segun la
exposición de Braudy-Lanctinerie, los derechos personales (o creditorios) se manifiestan en una
relación jurídica más compleja, ya que en ella se dice, hay tres elementos: a) el derecho-habiente
(acreedor) o sujeto activo; (b) el obligado (deudor) o sujeto pasivo, y (c) el objeto de la obligación
que consiste en una prestación de dar, hacer o no hacer.
De acuerdo con esta concepción de la escuela de la exégesis las diferencias entre derechos
reales y los creditorios son los siguientes:
1. Los derechos personales (creditorios) son de número ilimitado, porque están regidos por el
principio de la autonomía de la voluntad, según el cual los particulares pueden crear cualquier clase
de relaciones jurídicas de caracter personal o creditorio en sus acuerdos contractuales. En cambio
los derechos reales son de número limitado, porque solo puede crearlos la ley.
2. El derecho real, según la concepción de la teoría clásica de la escuela exégesis, es oponible a
todos, pero sólo negativamente, esto es, en el sentido de que todos están obligados a respetar su
ejercicio sin que el titular les pueda exigir nada más que eso.
Contrariamente, según esta misma concepción clásica, el derecho personal no es oponible
más que el deudor.
Cabe destacar, sin embargo, que como lo señalan los Mazeud, la Escuela de la Exégesis,
utiliza el vocablo oponible en dos sentidos diferentes. Así cuando dicen que el derecho real es
oponible a todos, significa ello que el derecho no puede ser desconocido por nadie y debe ser
respetado por todos. En cambio, cuando dicen que el derecho personal no es oponible más que al
deudor, que solamente él está obligado a una prestación que constituye un valor negativo en su
patrimonio y no que el derecho sea inoponible a los terceros, ya que estos sería absolutamente
inexacto, pues el creditorio, como cualquier otro derecho subjetivo, impone un deber general de
respeto, lo cual desde luego, no quiere decir que tal deber sea una obligación patrimonial que
constituya un débito en el patrimonio de cada uno.

(b) Teoría monista de la equiparación del derecho real a un derecho personal


correlativo de una obligación pasiva universal.
El jurista francés Marcel Planiol, sobre la base de una tesis sostenida por Ortolán, niega
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categóricamente la posibilidad de una relación jurídica entre una persona y una cosa. Afirma que
solamente una persona es susceptible de ser sujeto de derechos; no puedo serlo una cosa; no se
concibe una cosa deudora dice, y agrega que toda relación jurídica deben figurar sujetos activos y
pasivos, y por consiguiente un derecho (alude al subjetivo) no puede ser más que una relación
entre personas. Los derechos reales, según Planiol, no quedan fuera de esta regla. De todo ello
concluye que el "derecho real se descompone en una relación entre titular del derecho y todas las
demás personas obligadas a respetar ese derecho".
El derecho real, según esta concepción de Planiol, es un elemento activo en el patrimonio
del titular (acreedor de la obligación universal) y un elemento pasivo en el de cualquier otra
persona.
Admite Planiol, sin embargo, que no obstante su análisis, subsisten importantes diferencias
entre derecho real y el derecho personal, aunque en verdad, afirma, el primero es también un
derecho personal y no existe, por tanto, entre ambos derechos (real y personal) ninguna diferencia
de naturaleza. Esas diferencias subsistentes solo derivan del número ilimitado de deudores en el
derecho real opuesto al número restringido de deudores en una relación de derecho personal
(segunda tesis de Planiol).

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