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Manejo de

telescopios
Categoría Inferior
Breve repaso

Antes de comenzar, vamos a repasar las unidades de medición (tiempo, distancia y ángulos) que
utilizaremos en el curso.

Distancias

La unidad para medir distancias es el metro, que antiguamente se definía como la distancia entre
dos marcas en una barra de una aleación de platino e iridio. Actualmente se define como la
distancia recorrida por la luz en el vacío en un tiempo de 1/299.792.458 segundos. Sin embargo,
para las distancias que medimos en Astronomía, puede ser mucho o poco. Por eso, usamos
unidades que son múltiplos del metro. Veamos el siguiente cuadro:

Ángstrom 1x10-10 metro Metro 1 metro


Nanómetro 1x 10-9 metro Decámetro 10 metros
Micrones 1x 10-6 metro Kilómetro 1000 metros
Milímetro 0.001 metro Unidad astronómica 150.000.000 kms
Centímetro 0.01 metro Año luz ( Al o Ly ) 9.43 × 1012 km
Decímetro 0.1 metro Pársec 3.262 AL

Tiempo

La unidad de tiempo en el Sistema Internacional de Unidades, el Sistema Sexagesimal de


Unidades y el Sistema Técnico de Unidades, es el segundo. Un minuto equivale a 60 segundos, y
una hora, a 3600 segundos. Hasta 1967 se definía como la 1/86.400 parte de la duración que tuvo
el día solar medio entre los años 1750 y 1890, y a partir de esa fecha, su medición se realiza
tomando como base el tiempo atómico.
Según la definición del Sistema Internacional de Unidades, un segundo es igual a
9.192.631.770 períodos de radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles
hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio (133Cs), medidos a 0º C.
Esto tiene por consecuencia que se produzcan desfasajes entre el segundo como unidad de tiempo
astronómico y el segundo medido a partir del tiempo atómico, más estable que la rotación de la
Tierra, lo que obliga a ajustes destinados a mantener concordancia entre el tiempo atómico y el
tiempo solar medio.
Para nuestro caso, aplicaremos la siguiente tabla:

Minuto 60 segundos
Hora 3600 segundos
Día calendario 24 horas (81400 seg.)
Día sidéreo 23h 56m 4s

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Ángulo sexagesimal

La unidad que usamos para definirlo es el grado, que es 1/90 de un ángulo recto. El grado
sexagesimal, como unidad del sistema de medida de ángulos sexagesimales, está definido
partiendo de que un ángulo recto tiene 90º (90 grados sexagesimales), y sus divisores, el minuto
sexagesimal y el segundo sexagesimal, están definidos del siguiente modo:

1 ángulo recto = 90º (grados sexagesimales).


1 grado sexagesimal = 60' (minutos sexagesimales).
1 minuto sexagesimal = 60" (segundos sexagesimales).
Cabe destacar que esto NO tiene nada que ver con las medidas de tiempo.

Notación decimal

Una cantidad en grados se puede expresar en forma decimal. Para eso, hay que separar la parte
entera de la decimal con la coma decimal, en la forma normal de expresar cantidades decimales,
por ejemplo:

23,2345º
12,32º
-50,265°
123,696°

Notación sexagesimal

Podemos expresar una cantidad en grados, minutos y segundos. Las partes de grado inferiores al
segundo se expresan como parte decimal de segundo, por ejemplo:

12º34’34,2”
13º3’23,8”
124º45’34,70”
-2º34’10”

Hay que tener cuidado y, como norma de notación, no dejemos espacio entre las cifras. Es decir:

hay que escribir: 12º34’34,2” y no: 12º 34’ 34,2”

Podemos también representar en forma decimal la medida de un ángulo en representación


sexagesimal, teniendo en cuenta que:

1’ = (1/60)° = 0.01666667° (redondeando hasta ocho dígitos)


1” = (1/60)’ = (1/3600)° = 0.00027778°
Así, 12°15’23" = 12° + 15(1/60)° + 23(1/3600)° ≈ 12,25639°

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Sistemas de Coordenadas

Antes de comenzar con las coordenadas, fijaremos algunos conceptos básicos que nos ayudarán a
entender un poco más todo el sistema.
Tomaremos al cielo como una esfera celeste en la cual nosotros nos encontramos en su
centro. Definimos primero la vertical del lugar como una línea imaginaria paralela a una plomada
o perpendicular a aguas calmas. La prolongación de la vertical del lugar hacia la esfera celeste
nos dará 2 puntos. Sobre nuestra posición se encuentra el cenit, y por debajo está el nadir. La
esfera celeste tiene un movimiento aparente (en realidad, es la Tierra la que gira sobre su propio
eje y alrededor del Sol, entre otros movimientos) que llamaremos movimiento diurno.
El horizonte lo vamos a definir como un plano perpendicular a la vertical del lugar, que va
a dividir la sección del cielo que tenemos visible y la que no.
Cuando proyectamos el eje de rotación de la Tierra hacia la esfera celeste, obtenemos los
puntos del polo celeste (en nuestro caso, el polo sur). El plano que contiene la vertical del lugar y
el eje de rotación del mundo se llama Plano Meridiano Astronómico, y la intersección de este con
la esfera celeste nos dará el meridiano del lugar. Este está dividido en dos semi-meridianos: el
superior (es el arco del meridiano que va de polo a polo pasando por el cenit) y el inferior (que
también va de polo a polo pero pasando por el nadir). La prolongación del polo elevado (en este
caso, el polo sur) hacia el horizonte nos dará el punto cardinal del polo elevado (en este caso,
obviamente, el sur).
Las coordenadas que usamos para guiarnos en el cielo son un sistema de referencias
basado en las estrellas o en la ubicación geográfica en la que nos hallamos en un momento
determinado. Se utilizan varios sistemas de coordenadas, pero dado que la mayoría de los
telescopios que utilizaremos no disponen de círculos graduados, vamos a explicar aquí el sistema
más fácil e intuitivo que se puede disponer: las coordenadas horizontales.
El sistema de coordenadas horizontales se basa en la posición del observador y serán
útiles sólo para él, ya que está centrado en referencias locales y no puede ser trasladado a otro
observador en otro lugar sin tener que realizar una operación matemática compleja, la que
permite transformar estas coordenadas en coordenadas ecuatoriales. Este pasaje implicaría no
sólo transformar las coordenadas en Ascensión Recta y Declinación, sino también ajustar el
tiempo del observador.
Por lo general, el 0 del sistema se coloca en el punto cardinal sur. Pero debido a que el
software SkyMap coloca el 0 en el punto cardinal norte, utilizaremos este sistema. Más que
importante es señalar el hecho de que si no verificamos donde está el 0 en la carta o en el
software que vamos a utilizar, podemos fallar al no coincidir el sistema de coordenadas que nos
proporciona la carta.
El sistema es horizontal, por lo que una coordenada corre sobre el horizonte (azimut) y la
otra es la altura con respecto al horizonte. Lo interesante es que estas coordenadas pueden ser
aplicadas simplemente con una brújula y un transportador, para que nos permitan estimar la altura
sin necesitar ningún otro tipo de referencia (varios modelos de trípodes fotográficos disponen en
su cabezal de un sistema de medición de altura). Este sistema es muy útil cuando no hay ningún
objeto astronómico visible, por ejemplo, durante el crepúsculo, en el cual todavía hay demasiada
luz como para ver un cometa.

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El Azimut corre sobre el horizonte, aumentando en sentido horario (este en 90º, sur en
180º y oeste en 270º). La altura de un objeto sobre el horizonte está determinada por el ángulo
que forme este y el objeto a observar. Para determinar la altura, el 0º siempre está situado en el
horizonte, mientras que el máximo (ubicado en el cenit) tiene una altura de 90º. Sin embargo, por
el movimiento diurno de los objetos, cuando estos vayan saliendo por el este, llegarán a una
altura máxima al alcanzar el meridiano del lugar y luego comenzaran a descender. Por lo tanto, su
altura es variable.
La localización de algún objeto con estas coordenadas es bastante simple. Basta fijar el
azimut (fijar una referencia sobre el horizonte con una brújula) e ir subiendo el telescopio hasta
lograr la altura necesaria. Cabe destacar que la altura en el sistema no tiene que llegar a 90º para
que comience a disminuir. Cuando la estrella u objeto que estemos observando cruce el
meridiano del lugar, éste empezará a bajar.

Óptica

Esta sección está destinada a aprender los límites del instrumento que vamos a utilizar, a sacarle
el máximo provecho y a saber qué elemento puede ser el más indicado para realizar la
observación deseada. Antes de comenzar con los telescopios, vamos a fijar algunos conceptos:
Cuando un haz de luz impacta sobre una superficie como el agua (en un ángulo no
perpendicular a la superficie), dos fenómenos suceden al mismo tiempo. Por un lado, una parte de
este rayo sale reflejada y la otra atraviesa el agua. En este caso, los dos fenómenos que están
ocurriendo son: la reflexión y la refracción. Pero ¿qué son en realidad estos fenómenos?
Analicemos un poco por qué suceden.

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El rayo de luz que se refleja lo hace con ciertas características. En primer lugar, el rayo de
luz que impacta con el agua (rayo de luz incidente), la línea perpendicular al agua (Normal) y el
rayo de luz reflejado estarán en un mismo plano. Por otro lado, el haz de luz incidente y la normal
(la línea punteada en la imagen superior), forman un ángulo exactamente igual al que formarán la
normal con el haz de luz reflejado. Entonces podemos definir las leyes de reflexión con estas dos
simples reglas: La normal, los rayos incidentes y reflejados, estarán en un mismo plano; y por
otro lado, la normal y el rayo incidente formarán un ángulo igual al que forman la normal y el
rayo reflejado.
Otra parte del rayo continúa su recorrido por el agua, pero, a diferencia del rayo reflejado,
éste cambió su dirección en un ángulo distinto al que incidió sobre la superficie del agua. Acá se
ha producido una refracción, que es la desviación que sufre la luz cuando pasa de un medio con
un índice de refracción a otro con un índice distinto. La primera ley de reflexión también se
aplica en este caso: el rayo de luz incidente, la normal y el rayo de luz refractada están en un
mismo plano. Pero en el caso de la segunda ley, la tendremos que reemplazar por la ley de Snell:
para cualquier rayo de luz que incide sobre la superficie de separación de dos medios, el cociente
entre el seno del ángulo de incidencia y el seno del ángulo de refracción es constante y se llama
índice de refracción del segundo medio con respecto al primero.
Más simple de comprender, la ley de Snell se puede derivar a partir del principio de
Fermat, que indica que la trayectoria de la luz es aquella en la que los rayos de luz necesitan
menos tiempo para ir de un punto a otro. En una analogía clásica propuesta por el físico Richard
Feynman, el área de un índice de refracción más bajo es sustituida por una playa, y el área de un
índice de refracción más alto, por el mar: la manera más rápida para que un bañero rescate a una
persona que se está ahogando es recorrer su camino a través de una trayectoria que verifique la
ley de Snell, es decir, recorriendo mayor espacio por el medio más rápido y menor espacio en el
medio más lento, girando su trayectoria en la intersección entre ambos.
Vamos a tener en cuenta que cualquier medio transparente posee un índice de refracción,
ya sea aire, agua, vidrio, cristal, pirex o cualquier otro material que permita que la luz lo
atraviese. Entre los materiales que podemos encontrar en el mundo de la óptica, distintos cristales
fueron y son usados, como los Crown, flynt, BA4, BK7 y la flourita. Cada uno posee un índice de

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refracción único y características especiales. Posteriormente, veremos de qué manera resultan
útiles para la óptica y la Astronomía.

Prisma

Como dijimos antes, cuando la luz pasa de un medio a otro sufre una desviación. En óptica, un
prisma es un objeto transparente limitado por dos caras planas que se cortan, capaz de refractar,
reflejar y descomponer la luz en los siete colores del arco iris. Generalmente, estos objetos tienen
la forma de un prisma geométrico, de ahí su nombre.

De acuerdo con la ley de Snell, cuando la luz pasa del aire al vidrio del prisma disminuye
su velocidad, desvía su trayectoria y forma un ángulo con respecto a la interfase. Como
consecuencia, se refleja o se refracta la luz. El ángulo de incidencia del haz de luz y los índices de
refracción del prisma y el aire determinan la cantidad de luz que será reflejada, la cantidad que
será refractada o si sucederá exclusivamente alguna de las dos cosas.
Los prismas de reflexión total son aquellos en los que todo rayo incidente se refleja por
completo, como sucedería con un espejo plano. Son los más fáciles de elaborar y mantener. Por
esta razón, se utilizan en instrumentos ópticos como los prismáticos y los monoculares. En
Astronomía, es muy común encontrar prismas de este tipo, conocidos como prismas cenitales que
desvían el haz de luz del objetivo a 90 grados, lo que favorece para una observación mas cómoda.

Los prismas dispersivos son usados para descomponer la luz en el espectro del arco iris
porque la luz blanca que incide sobre el prisma está compuesta por los colores del espectro

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visible. Cada color posee diferentes longitudes de onda (identificada por la letra griega
λ (lambda), y como de ella depende el índice de refracción, cada uno se desviará de manera
diferente. La luz azul se desviará a menor velocidad que la luz roja.

LENTE

Si un bloque de vidrio posee al menos una superficie curva, ésta cumplirá la función de
concentrar o dispersar los rayos de luz que lleguen a ella. A esto lo podemos denominar lente. El
objetivo de este curso no es realizar un tratado extenso de óptica sino tener una idea general de
cómo funciona un telescopio. Por lo tanto, vamos a sintetizar este asunto diciendo que para el
diseño y la construcción de una lente, se toman en cuenta la combinación de sus radios de
curvatura y el índice de refracción, ya que son los medios por los cuales podemos definir la
trayectoria que seguirá un haz de luz una vez que atraviese la lente. Dependiendo de las
curvaturas de sus caras, la lente puede ser negativa, si da la impresión de que reduce el tamaño de
la imagen, o positiva, si logra concentrar en un punto la imagen y aumenta su tamaño.

Sin embargo, los valores más importantes en cuanto a óptica instrumental son el diámetro
de la lente y su distancia focal. El diámetro depende directamente del tamaño físico de la lente o
de la porción de la lente que sea utilizable. La distancia focal (para lentes convergentes) es la
distancia existente entre el centro óptico de la lente y el punto donde convergen los rayos
refractados.

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Este punto, al que llamamos foco, al que deberían llegar todos los rayos, puede ser real, en
el caso de una lente positiva, o virtual, en el caso de una lente negativa. El poder de la lente estará
determinado por la combinación de las curvas de sus caras, que cuentan con curvas esféricas
(derivadas de un casquete esférico) o asféricas (curvas no esféricas). Las curvas asféricas son
bastante comunes en diseños ópticos de oculares de altas prestaciones, y también se las puede
encontrar en algunos objetivos astronómicos.
La combinación de curvas que se usen para hacer una lente pueden ser varias: una cara
plana y otra convexa o cóncava, o combinaciones de cóncava y convexa, o combinaciones de
bicóncavas o biconvexas. Las combinaciones de estas curvas están diseñadas para lograr el
máximo rendimiento de la lente, minimizando los defectos que ésta pueda generar.

Espejos:

Como explicamos anteriormente, la forma de la superficie que refleja, cóncava o convexa, podrá
generar una imagen real o virtual y de mayor o menor tamaño. En el caso de los espejos planos,
la imagen es virtual y de igual tamaño, lo que da por resultado una imagen fiel a la original.
A diferencia de las lentes en las que la suma de las curvaturas determinaba si la lente era
positiva o negativa, la convexidad o concavidad del espejo determina si el espejo es negativo o
positivo respectivamente. Como objetivos astronómicos siempre se utilizan espejos cóncavos,
que pueden tener una forma esférica o alguna sección cónica. (Se denomina sección cónica a la
curva intersección de un cono con un plano que no pasa por su vértice. En función de la relación
existente entre el ángulo de conicidad (α) y la inclinación del plano respecto del eje del cono (β),
pueden obtenerse diferentes secciones cónicas: circunferencia, elipse, parábola e hipérbola).

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La curva que deforma a la superficie de un espejo está directamente relacionada con el
sistema óptico que se va a utilizar en el telescopio. Por ejemplo, en un telescopio tipo newton, se
utilizarán curvas esféricas o parabólicas, dependiendo de su relación focal (llamaremos relación
focal a la división de su distancia focal sobre su diámetro, o sea F/D). Por lo general, si la
relación focal es mayor a 8, el espejo puede ser esférico, ya que los niveles de aberración que
provocaría la esfera serían imperceptibles para el observador. Si el número es menor a 8, la forma
deberá ser parabólica para alcanzar un centrado óptimo de los rayos sobre el plano focal.

En cambio, en un telescopio Cassegrain, la combinación de curvas del espejo primario y


secundario hace factible corregir la aberración total del sistema. Existen diversos diseños de este
tipo de telescopios, que se diferencian por la combinación de curvas empleadas para tallar cada
superficie. La del Ritchey-Chrétien es la más corregida, donde ambos espejos poseen curvas
hiperbólicas.

Un punto que debemos resaltar entre los espejos astronómicos es que el espejado se
realiza en la cara delantera de la óptica, sin que la luz en ningún momento atraviese el espejo. Por
lo general, el espejado se efectúa empleando la técnica de aluminizado en alto vacío, que consiste
en colocar el vidrio en bruto, ya pulido, en una campana de vacío en la que se vaporiza por alto
voltaje una barra de aluminio de alta pureza. La vaporización del aluminio se produce en forma
instantánea, y la precipitación de este vapor se produce sobre la cara óptica del espejo, logrando
una cobertura razonablemente pareja que se irá adhiriendo con el tiempo (aproximadamente, a los
15 días se alcanza una dureza óptima). Para lograr una mejor distribución del material sobre la
superficie, algunos espejos son aluminizados con una técnica similar, pero colocando el vidrio en
bruto en una leve rotación, para lograr una distribución del aluminio más homogénea. Cabe
destacar que el aluminio en contacto con el aire sufre una oxidación lenta que le va quitando
reflectividad. Algunos espejos cuentan con una segunda capa en el espejado, de algún material
transparente, que evita que el aluminio quede en contacto con el aire y aumenta la vida útil del
espejado.

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Mancha de difracción

Anteriormente mencionamos que todos los rayos de la lente convergían en un punto. Siendo
precisos, esto no es así. La luz, al pasar por la lente, sufre un fenómeno llamado difracción, por lo
que no se formará una imagen puntual sino una zona difusa llamada mancha de difracción. Esta
macha de difracción estará sobre el eje óptico y sobre el plano focal de la lente.

¿Porque es importante la mancha de difracción? Su tamaño nos permitirá conocer el poder


de resolución del instrumento. Dos objetos puntuales podrán ser distinguidos individualmente
hasta el punto en el cual el máximo de la mancha de difracción de uno coincida con el primer
interespacio de la mancha del otro. Esta mínima separación coincide con lo que se define como
radio de la mancha de difracción.

Radio lineal de la mancha de difracción:

ρ = 1.22x λ x F/D

ρ (rho) o r es el radio lineal de la mancha de difracción, 1.22 una constante, λ la longitud


de onda de la luz observada (que para este caso tomaremos la luz verde-amarilla: 560 micrones),
F es la distancia focal del objetivo y D el diámetro del mismo.

Para determinar el radio angular en segundos de arco:

ρ” = 1.22 x λ/D x 206265”

Por lo antedicho esta magnitud ρ” expresa también el poder de resolución del instrumento.

Aberraciones

Hasta el momento, hemos dado por supuesto que los sistemas ópticos funcionan perfectamente, y
los rayos siguen el trazado ideal. Sin embargo, casi todos los sistemas tienen algunos defectos
que denominaremos aberraciones.
Las aberraciones, en muchos casos, pueden ser compensadas pero son muy pocos los
sistemas ópticos que verdaderamente logran eliminarlas. Las aberraciones son, en realidad, las
que definen la calidad del sistema, porque un telescopio, por más grande que sea, si no está bien
diseñado y corregido, no va a lograr una buena imagen, mientras que uno más pequeño y bien
construido, puede brindar una mejor imagen.
A continuación veremos las principales aberraciones que afectan los sistemas ópticos.

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Aberración cromática

Se produce al refractarse la luz en los objetivos astronómicos. Es característica de los telescopios


refractores, ya que estos cuentan con lentes en su objetivo. Está ausente en los reflectores, dado
que la luz que se refleja no sufre el fenómeno de dispersión. Por lo general, un telescopio bien
construido cuenta con un objetivo acromático, es decir, combina lentes de distintos tipos y
materiales para lograr reducir la dispersión que se produce en el objetivo. Por lo general, están
compuestos por dos o tres lentes (dobletes y tripletes), y si bien se reduce notablemente esta
aberración, siempre permanece un residuo.

Hay que tener en cuenta que tanto en telescopios refractores como reflectores, la
aberración cromática puede ser incorporada por un ocular de baja calidad o cualquier otro
accesorio óptico que utilice lentes y esté mal corregido.

Aberración esférica

Es tal vez la más molesta a la hora de la observación. Se debe a que los rayos provenientes del
objetivo no hacen foco en un plano, si no en una zona intermedia. Si un telescopio de diseño
newton, que tiene una relación focal menor a 8, no está parabolizado, empezamos a notar que no
hay un punto de enfoque, sino una zona donde el telescopio parece llegar a hacer foco, pero no lo

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logrará en la totalidad del campo del ocular. Esta aberración no se puede corregir mediante el
empleo de oculares de buena calidad ni nada similar. Cuando un telescopio cuenta con aberración
esférica, la única posibilidad es refigurar la óptica a una forma adecuada.

Aberración de coma

Se da porque los rayos muy lejanos al centro del eje óptico no se distribuyen de manera correcta
sobre el plano focal. Cuanto menor sea la relación focal del telescopio, mayor será la aberración.
Un sistema que sufre de este defecto formará de un objeto puntual como una estrella, una imagen
cometaria, característica distintiva de la presencia de esta aberración. Existen filtros que corrigen
esta aberración aceptablemente, pero no logran eliminarla en su totalidad. Los oculares con lentes
asféricas también logran buenos resultados y reducen la cantidad de esta aberración a niveles
aceptables.

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Astigmatismo

Esta aberración se debe a que los rayos incidentes contenidos en un plano horizontal convergen a
una distancia focal diferente que los contenidos en un plano vertical. Si observamos un estrella,
veremos que nunca podremos alcanzar una imagen nítidamente puntual y que, además, va
cambiando de forma a medida que variamos el foco. A cada lado del mismo se obtienen
imágenes elípticas de la estrella, cuyos ejes principales están girados 90°. Esta aberración es
menos molesta que la coma y puede tener su origen en una inadecuada colimación o montaje de
los elementos ópticos del telescopio.

Curvatura de Campo

Afecta el sistema de tal forma que la superficie focal, en lugar de ser plana, es curva. En las
cámaras Schmidt llegaba a ser tan pronunciada que para lograr un correcto enfoque en una
película fotográfica, ésta debía ser curvada para así adaptarse al sistema.

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Distorsión de barril

Esta aberración distorsiona el plano focal de tal forma que si consideramos una grilla ortogonal
desarrollada sobre el mismo(a), las líneas que las conforman adquirirían una forma de barril, con
la concavidad de las líneas orientadas hacia el eje óptico(b); o una forma inversa, es decir, con la
convexidad de ellas hacia el eje(c). Es muy molesta para observaciones diurnas de objetos no
astronómicos.

Sistemas Ópticos

Una de las cosas que siempre pregunta el aficionado cuando se inicia en el manejo de telescopios,
es cuánto aumento tiene. El aumento no depende del telescopio mismo, sino del conjunto que
forman el objetivo y el ocular.
Hasta el momento, vimos de manera individual los elementos ópticos que conforman un
telescopio. Llegó la hora de juntarlos y tratar de entender cómo funciona todo el conjunto.
Inicialmente, consideraremos un telescopio libre de aberraciones, constituido por el objetivo
(puede ser de lentes o espejos) y el ocular, un sistema óptico que permite que la imagen que nos
entrega el objetivo pueda ser interpretada por el ojo.

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El aumento estará dado por la relación entre la distancia focal del objetivo y la distancia
focal del ocular:

M=F/f

donde M será el aumento que lograremos con el sistema, F será la distancia focal del objetivo y f
será la distancia focal del ocular.

De esta relación deducimos que a menor distancia focal del ocular, mayor será la cantidad
de aumento.

Aumento: Máximos y minimos.

Como vimos, la cantidad de aumentos está relacionada con el sistema de objetivo-ocular. Sin
embargo, hay una cantidad mínima y una máxima para este valor.
El aumento también puede ser expresado de la siguiente manera:

M = F/f = D / δ, con 0.8mm< δ < a 8 mm

Donde D es el diámetro de la pupila de entrada (el objetivo) y δ el diámetro de la pupila


de salida (*). Como la pupila del ojo puede contraerse hasta un diámetro 0.8mm y dilatarse tanto
como 8mm, éste sera el rango óptimo de diámetros de pupila de salida. Si la pupila de salida
excede los 8mm, la zona externa será diafragmada por el iris de ojo. Como resultado habrá una
pérdida de luminosidad. Por otro lado, la pupila de salida más chica a ser usada, deberá ser
aquella que aproveche todo el poder de resolución del objetivo. Esto ocurre cuando el aumento
utilizado es el suficiente como que la mancha de difracción se torne visible. Esta condición se
cumple cuando la pupila de salida es de aproximadamente 2mm. Para valores inferiores se
produce una rápida degradación de la calidad de la imagen debido al tamaño creciente del patrón
de difracción en la retina. Igualmente, en la práctica se toma en cuenta un valor un poco inferior
(0.8mm), sobre todo en la observación de la luna o de planetas.
Finalmente y como ejemplo, para un telescopio con una apertura de 200mm, el aumento
mínimo será de 25 y el máximo de 250.

*Nota: El diámetro de la pupila de salida es el diámetro del cilindro de rayos paralelos que emerge del ocular. Su
dimensión está determinada por el diámetro del objetivo, por su distancia focal y por la distancia focal del ocular.

Telescopios

Un telescopio es un instrumento óptico que nos permite lograr una imagen de mayor tamaño de
un objeto observado, y colectar mayor cantidad de luz que nuestro ojo. Está compuesto por lentes
y/o espejos. Como ya dijimos, este instrumento está caracterizado, entre otras cosas, por la
distancia focal de su objetivo, el diámetro y el sistema óptico. Hay tres tipos de telescopios:
refractores, reflectores y catadióptricos.

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TELESCOPIOS REFRACTORES

Los telescopios refractores, básicamente, están conformados por una o varias lentes que se
colocan en la boca del tubo. Recordemos que cuando la luz se refracta en esas lentes, se produce
un fenómeno llamado aberración cromática. Esta aberración es corregida por la segunda lente que
conforma el objetivo, y por una tercera, si la tiene, aunque jamás es eliminada en su totalidad. Sin
embargo, la distancia focal de los refractores, por lo general, es larga, lo que facilita la
disminución de la aberración. Pero ésa no es la única ventaja que posee: a diferencia de los
telescopios reflectores, los refractores no tienen que desviar la luz hacia ningún lugar (hacia el
final del tubo en los telescopios Cassegrain y Maksutov, o hacia el costado en los Newtonianos).
Esto les da la gran ventaja de no contar con una “obstrucción central” (el espejo secundario y su
soporte), lo que degrada la mancha de difracción, disminuye el poder resolutivo, el contraste y la
calidad de la imagen.

TELESCOPIOS REFLECTORES

A comparación de los refractores, los telescopios reflectores tienen por ventaja su bajo costo. Al
estar “espejados” (aluminizado es el término correcto para los telescopios de uso común que
encontramos en el mercado y en nuestra Asociación) directamente sobre la cara exterior del
elemento óptico, sólo ésta recibe una forma óptica específica, mientras que en los refractores, al
menos, hay que tallar cuatro superficies. Así, al precio al que compraríamos un refractor de
60mm de diámetro, podemos adquirir un reflector newtoniano de 120 a 150mm. Debemos hacer
hincapié en que al duplicar el diámetro, cuadriplicaremos la superficie que va a colectar luz para
nuestros ojos.
Según su diseño óptico, los reflectores se podrían dividir en dos grandes familias: los
newtonianos y los Cassegrain.

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NEWTONIANOS:

Los newtonianos están conformados por un espejo cóncavo y un secundario plano, que colocado
a 45 grados en el eje óptico del telescopio desvía la luz fuera del tubo. Esto provoca una
obstrucción que geométricamente varía según el largo del telescopio. A menor distancia focal,
mayor será el tamaño del espejo secundario para que pueda colectar todos los rayos de luz que
provienen del primario. La gran ventaja es su simplicidad de construcción, practicidad y bajo
costo. Este diseño permite alcanzar diámetros de objetivos importantes con una relativa sencillez.

CASSEGRAIN:

Los telescopios Cassegrain, por el contrario, tienen un espejo secundario convexo colocado de
frente al espejo primario, lo que hace que la luz vuelva a éste y salga por un orificio central. El
espejo secundario con curvatura se vuelve ópticamente activo, ya que modifica el ángulo de los
rayos de luz que inciden sobre él, y logran un efecto multiplicador de la distancia focal que posee
el espejo primario. Esto le da a los Cassegrain una ventaja extra, ya que a la misma distancia
focal de un newtoniano, disminuye el largo del tubo. Si sumamos a esto la “multiplicación” de la
distancia focal, se pueden lograr diseños donde telescopios con 200 mm de diámetro y 1 metro de
tubo alcancen 4000 mm de distancia focal.

TELESCOPIOS CATADIÓPTRICOS

El tercer tipo de telescopios antes mencionados son los Catadióptricos, que conforman una
combinación de espejos y lentes. Generalmente, hablamos de telescopios reflectores con algún
elemento refractivo, ya sea una lámina de cierre (como la lámina de cierre Schmidt) o meniscos
ópticos en los que se espeja una porción (como en el caso de los telescopios Maksutov).

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TELESCOPIOS SCHMIDT

La lámina de cierre Schmidt es utilizada para la compensación de la forma final del espejo
primario, que permite usar una curva esférica en lugar de una parabólica o hiperbólica, lo que es
mucho más fácil de lograr. Esta lámina se usa comercialmente en los telescopios Newton y
Cassegrain, y aporta la ventaja de que al tener el tubo del telescopio cerrado por ambos extremos,
se reduce la exposición al polvo de los elementos ópticos. Además, al ser un elemento
transparente, elimina también los soportes del espejo secundario. Como contrapartida, al ser el
tubo estanco, dificulta la estabilización de la temperatura interior con respecto a la temperatura
ambiente.

MAKSUTOV

El Maksutov tiene una calidad óptica un poco más elevada que el Cassegrain, aunque por lo
general ambos tienen una muy buena imagen. A diferencia de la lámina Schmidt, que tiene una
de sus caras planas, ésta posee curvatura en ambas, y es de forma de menisco (una cara cóncava y
otra convexa). Aunque es un diseño no muy común de encontrar, se fabrican unos cuantos
modelos (pero en nuestra Asociación no poseemos ninguno).

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Relación focal:

Hay que mencionar algo importante: la relación focal del telescopio, denominada F/D. Este
parámetro nos da una idea de cuan luminoso es un telescopio. Su valor está dado por la razón
entre la distancia focal del elemento óptico principal (ya sea lente, conjunto de lentes, espejo o
conjunto de espejos) y el diámetro útil del instrumento. Los telescopios newton generalmente
poseen una relación F/D entre 5 y 8. Un caso bastante usual de este tipo de instrumento y que
sirve de ejemplo podría ser el de nuestros telescopios de Categoría Inferior de 1200 mm de
distancia focal y 200 mm de diámetro: F/D= 1200/200 = 6. En cambio, los telescopios Cassegrain
tienen relaciones focales un poco más largas que el newton, cercanas al F/D 10 o más.

Oculares

La calidad óptica que poseemos en el telescopio podrá ser optimizada o disminuida dependiendo
de la elección del ocular. Este accesorio consiste en un conjunto de lentes que tienen la finalidad
de transformar el cruce de rayos que nos proporciona el telescopio en una imagen interpretable
por el ojo.

En los primeros telescopios se empleaba sólo una lente para obtener una imagen, pero la
calidad óptica de la misma era bastante baja, ya que la cantidad de aberraciones que la lente
ocular tenía se sumaban a las del objetivo. Con el tiempo, se fueron probando distintos tipos de
materiales y configuraciones ópticas, y se fue logrando compensar y mejorar la imagen. Hoy en
día disponemos de oculares que funcionan con múltiples lentes, que obtienen una imagen final
satisfactoria si es utilizado el diseño adecuado. Daremos un repaso por cada tipo de ocular,
muchos a modo informativo, ya que en la actualidad su empleo en Astronomía está
discontinuado.

Huygens

Ocular de 2 lentes simples, plano focal interior y todas las aberraciones posibles. Aún se pueden
encontrar algunos en microscopios. Campo aparente 40°.

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Ramsden

Ocular similar al Huygues, pero en el que el plano focal del ocular se encuentra fuera del mismo.
Poco campo, afectado principalmente por aberración cromática y esférica (esta última, mejor
corregida que en el Huygens). Prácticamente discontinuado en todo el mundo. Aún es fabricado
por algunos ópticos en nuestro país. Algunas veces se los utiliza para buscadores y anteojos
guías. Campo aparente: 40°

Kellner

Ocular compuesto por una lente de campo y un doblete (dos lentes cementadas de materiales
distintos, destinadas a corregir la aberración cromática). Brinda un campo plano y prácticamente
está libre de aberración cromática. La imagen resultante es de buena calidad. Campo aparente:
50°

Plössl

Es el ocular de uso más corriente en la actualidad. Está compuesto por dos dobletes que brindan
una corrección satisfactoria de casi todas las aberraciones, especialmente de la aberración
cromática y aplanamiento de campo. El campo aparente y el contraste de los Plössl es bastante
bueno. Campo aparente 50°.

Súper Plössl

Diseño modificado del Plössl en el cual se ha agregado una lente másparae lograr incrementar el
campo aparente sin perder contraste o calidad óptica.

Ortoscópico

Muy buen ocular, aunque prácticamente ya no se consigue. También posee cuatro lentes como
los Plössl, pero difieren en su construcción porque estos poseen un juego de tres lentes unidas
(triplete) y una lente simple. Este tipo de oculares se los podía encontrar en binoculares

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(actualmente, la mayoría trae oculares tipo kellner) e instrumentos militares. El campo era
levemente inferior al Plössl, pero la calidad óptica y el contraste era algo superior.

Erfle

Excelente ocular que tampoco se consigue en la actualidad. Constituido por tres dobletes, era el
ocular por excelencia cuando se buscaba gran campo. Algunos modelos alcanzaban 85º de campo
aparente. Prácticamente corregido en todo tipo de aberraciones, tiene una imagen excelente y
muy buen contraste. Hoy en día se lo busca reemplazar por el Plössl. Campo aparente 70°.

Oculares Zoom

Hace unos años, en el mercado, aparecieron los oculares zoom. ¿Qué es esto? Es un sistema
óptico que permite ajustar su distancia focal mediante un sistema mecánico. Es un ocular que
permite barrer todo un rango de distancias focales y hace posible reemplazar varios oculares por
uno sólo. Sin embargo, son de una calidad muy deficiente.

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Barlow

La lente Barlow tiene como objeto modificar el ángulo de incidencia del los rayos provenientes
del objetivo del telescopio incrementando su distancia focal (comúnmente en factores de x2 y
x3). Por lo general, es una lente negativa, aunque algunas empresas disponen de barlows
conformados por un sistema de doblete o triplete.

En general, no es recomendable colocar elementos ópticos en el trazado de rayos del


telescopio, ya que podemos empezar a restar calidad óptica y sumar las aberraciones al sistema.
Además, tenemos que considerar que al multiplicar la distancia focal haremos más perceptibles
los defectos en la estabilidad que nos proporciona la montura. Igualmente, para imágenes de
planetas, puede ser una alternativa válida en comparación a los sistemas de proyección por
ocular.

Campo del Instrumento:

La fracción del cielo que podamos observar a través del telescopio depende de el campo aparente
del ocular y de la cantidad de aumentos empleados:

Β= θ/M

donde Β es el campo del instrumento, θ el campo aparente del ocular y M el aumento. Partiendo
de esta relación, se entiende por qué al incrementar los aumentos se reduce el campo.

Monturas

La precisión óptica lograda por el telescopio sirve de poco si no tiene un montaje adecuado a la
cantidad de aumentos con la que se observa o al tipo de observación que se quiere realizar. La
estabilidad del sistema óptico está directamente relacionada con el montaje de cada elemento
óptico como así también con el pie que se utilice para sostener el conjunto. A este pie se lo
denomina montura, y podemos encontrar varios tipos utilizados a lo largo de la historia.

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A estas monturas se las puede clasificar en dos grandes grupos, dependiendo del tipo de
coordenadas que definan su diseño: las monturas ecuatoriales y las monturas Horizontales.

Monturas Alt Azimutales:

Las monturas Alt Azimutales son las más simples de construir y usar, y debido a esto, tal vez sea
la que con mayor facilidad encontraremos. Como hemos de suponer, constan de dos
movimientos: uno que barre en azimut y otro en altura, lo que permite dirigir el telescopio a
cualquier parte del cielo. Es la montura más sencilla de manejar, ya que intuitivamente y sin
mayor dificultad, efectuamos los movimientos necesarios para ubicar el objeto astronómico que
deseamos observar.

Por lo general, está constituida por una base en la que se afirma el telescopio, con un eje
que sube hasta una horquilla que toma el tubo desde el centro de gravedad del mismo. La
Rotación de la horquilla sobre el eje de la montura logra el movimiento de azimut, y la rotación
del tubo del telescopio sobre unos pivotes en la punta de los brazos de la horquilla consigue el
movimiento en altura.

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Una variación de la montura alta azimutal es la montura Dobson. Tiene un
funcionamiento muy similar a la azimutal clásica, pero logra su equilibrio mediante la fricción
realizada por materiales modernos como el teflón. En este diseño, podría decirse que el tubo
descansa en una posición más cercana al piso. La base de la montura está dividida en dos
secciones unidas por un bulón central, en la que se encuentra un plano con tres puntos de apoyo
sobre el piso y tres tacos de teflón que friccionan sobre la parte superior.
La parte superior está compuesta por una base recubierta en su parte inferior por algún
material de superficie lisa (fórmica o una chapa acerada) que apoya contra los tres tacos de teflón
de la parte inferior. Sobre esta base, habrá un cajón con tres lados cerrados y uno abierto, que le
permitirá al telescopio lograr su libre movimiento en altura. Dos de estos lados, los laterales,
tendrán los apoyos de dos muñones colocados a 180 grados sobre el centro de gravedad del tubo.
Los tacos de teflón logran un desplazamiento suave y gracias a ellos el tubo queda en su posición
una vez que se encontró el objeto.

El movimiento de Azimut en esta montura está logrado por su base, gracias a la rotación
relativa entre la sección que toca el piso y la parte superior, quedando el centro de masa del
telescopio sobre esta. Esto evita que la montura tenga pies en forma de trípode que sobresalgan
del diámetro de la base. El movimiento en altura está logrado por la rotación de los muñones del
tubo que descansan sobre las paredes laterales de la base.
Cabe destacar que estos dos tipos de montura no pueden seguir el movimiento aparente de
una estrella en el cielo accionando sólo un movimiento. Se necesitan dos movimientos para lograr
seguir una estrella. Sin embargo, hay una excepción parcial y una total a esta regla, que es cuando
el sistema de coordenadas Horizontales coinciden con las coordenadas ecuatoriales.

Monturas Ecuatoriales

Como su nombre lo indica, estas monturas toman su forma en función del sistema ecuatorial de
coordenadas. En ellas, uno de sus ejes está orientado en forma paralela al eje de rotación de la
Tierra. De esta manera, es posible seguir a los objetos astronómicos aplicando sólo un

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movimiento. Esto se logra al modificar la inclinación del eje que teníamos para mover al
telescopio en azimut a un ángulo que coincida con la latitud astronómica del lugar.
Aunque a lo largo del tiempo se han realizado diversos diseños de monturas ecuatoriales,
en la actualidad sólo dos son empleados frecuentemente: la montura alemana y la montura a
horquilla.

Ecuatorial alemana: es tal vez la más versátil de las monturas que podemos encontrar. Cuenta
con una pedestal o trípode que sostiene lo que se denomina eje polar, que posee un mecanismo
para variar la inclinación de este eje, lo que permite adecuarlo a la latitud astronómica del lugar
en donde nos encontremos. Una vez que este eje esté apuntado al polo celeste elevado (para el
caso de encontrarse al sur del ecuador, el polo sur celeste), si lo hacemos rotar a la velocidad
necesaria compensará la rotación de la Tierra.

Una pieza en forma de T que estará colocada en la punta superior del eje polar sostendrá
perpendicularmente al otro eje (de declinación), lo que permitirá efectuar movimientos en el
sentido norte-sur. Si tenemos la suerte de contar con un telescopio que, en vez de un eje sólido,
cuente con un caño en forma de eje, podremos observar a través de él (óptica mediante) y
centrando en este anteojo a la estrella sigma octantis (o Polaris, la estrella polar, para el
hemisferio norte), se facilitará la puesta en estación del instrumento.

Montura ecuatorial a horquilla: no difiere mucho de la azimutal, sólo que su base de azimut
también es reemplazada por un eje polar, con los mismos mecanismos de ajuste que la ecuatorial
alemana. En vez de salir con un cruce de ejes en T, sale directamente hacia una orquilla en forma
de U que toma el tubo por el centro de masa del mismo. Obviamente, al tener el tubo sujetado de
esa manera, hace imposible el uso de un eje polar hueco para su puesta en estación, ya que la
visión que éste nos podría proporcionar estaría obstaculizada por el tubo del telescopio. Una

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ventaja de estas monturas en relación a montura alemana radica en que es posible observar en
forma continua un objeto, sin que nos afecte su tránsito por el meridiano del lugar.

Manejo de cartas

Las cartas que encontrarán en la sección final del apunte fueron realizadas con el software
SkyMap (www.skymap.com) y tienen la finalidad de ayudarnos a localizar objetos astronómicos
que por sus características, en su mayoría, no son visibles a simple vista.
La idea básica del manejo de las cartas es identificar primero qué zona del cielo o
constelación tenemos a la vista en el momento en que vayamos a observar. Para esto, las primeras
cuatro comprenden la totalidad del cielo observable en Buenos Aires: la primera con vista al
norte, para el 21 de marzo; la siguiente, con vista al sur; y las dos restantes, son vistas norte y sur
para el 21 de septiembre. Se recomienda que cada alumno imprima sus propias cartas buscadoras
a gusto, para ubicarse mejor en el cielo, para lograr así también el aprendizaje del software que
desee utilizar.
El razonamiento básico para el uso de las cartas es bastante simple. Una vez ubicada las
constelaciones que tenemos disponibles en el cielo, utilizamos las cartas buscadoras en las que ya
tenemos marcados los objetos que son visibles con facilidad. En esas cartas se han agregado tres
íconos básicos que corresponden a objetos visibles a simple vista, objetos visibles con
binoculares y objetos visibles con telescopio.
Con los objetos visibles a simple vista o los visibles a través de pequeños telescopios
buscadores, no tendremos mayores dificultades en localizarlos y apuntarles. La técnica a utilizar
será bastante sencilla: utilizaremos la propia línea del tubo del telescopio para guiarnos en
primera instancia, ya que si el telescopio esta bien montado, el tubo deberá ser paralelo al sistema
óptico, y por ende, servirá para apuntar al objetivo deseado.
Esto SIEMPRE LO REALIZAREMOS CON EL OCULAR QUE MENOS AUMENTOS
NOS PROPORCIONE, ya que al tener la menor cantidad de aumento estaremos utilizando el
mayor campo angular que nos posibilita el sistema óptico.
Es muy probable que en el primer intento el objeto que queremos apuntar no aparezca en
el campo del ocular. Esto puede deberse a “descolimación” del telescopio y/o propio error al
proyectar la línea imaginaria del tubo sobre el cielo. Por lo general, a no ser que accidentalmente
hayamos movido el telescopio, el objeto estará bastante próximo al campo que estamos

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observando. Lo que procederemos a hacer en esta situación será utilizar la técnica que se
denomina barrido, que consta en mover un poco el telescopio hacia los costados del campo del
ocular que apuntamos originalmente.
Esta técnica, debe ser realizada con suma suavidad, ya que si involuntariamente movemos
el telescopio bruscamente, saldremos del área en donde nos ubicábamos al principio, y
terminaremos encontrando alguna estrella o formación estelar similar a la que estábamos
buscando en una zona del cielo completamente distinta.
Lo ideal es, en primer lugar, realizar un barrido por el área cercana al ocular rondando en
un principio su zona central, desplazándonos cerca de la mitad del campo del ocular hacia todos
los costados. Llegado al caso de que nos hayamos movido más de un campo o un campo y medio
del ocular, lo ideal será repetir el procedimiento de apuntado del telescopio, pues ya nos hemos
corrido demasiado. Si aún así, después de varios intentos, no podemos encontrar el objeto que
buscamos, lo ideal sería verificar todas las condiciones observacionales: que el telescopio no
tenga ninguna tapa colocada, que la porción del cielo que estamos observando este despejada,
que el ocular sea el correcto y que lo que buscamos sea visible con el instrumento con el cual
tratamos de ver. También podríamos realizar una verificación apuntando alguna estrella brillante
(Sirio o Alfa del Centauro, por ejemplo) para comprobar que el telescopio esta funcionando bien.
Con objetos que no son visibles a simple vista o con algún buscador, la técnica del tubo la
deberemos apoyar con otra más: por ejemplo, imaginando figuras geométricas en el cielo. Si
tomamos tres estrellas, podremos imaginar con ellas que son los vértices de un triángulo; si
tomamos cuatro, un cuadrado, rombo o una cruz. Este “dibujo mental” (totalmente individual
para cada observador) nos servirá de guía para cuando buscamos algo que no podríamos
encontrar a simple vista. Bastará con imaginar la figura (mientras más básica mejor) con estrellas
visibles a simple vista o en el telescopio con la carta, para poder proyectarla al objeto que
deseamos ver, como parte de la prolongación de una línea o parte de una figura geométrica que
imaginamos. Esta técnica es la que usa la gran mayoría de los aficionados a la Astronomía en
todo el mundo, ya que después de un tiempo uno ya recuerda la figura geométrica o la proyección
de líneas de memoria, haciendo fácil de localizar el objeto deseado, inclusive, sin la utilización de
la carta buscadora correspondiente. Obviamente, si después de realizar la proyección de líneas o
figura geométrica no está el objeto en el campo del ocular, repetiremos el procedimiento de
barrido para encontrarlo, e inclusive, repetiremos todo el proceso si aún así no lo encontramos.
La utilización de estos tres métodos, el apunte con la línea del tubo, la formación de
figuras geométricas o líneas para objetos no visibles a simple vista, y el barrido en el campo de
visión, son las herramientas más utilizadas. Con la práctica, algunos aficionados confían más en
estos métodos que en las funciones de búsqueda automáticas de los telescopios con robótica
inteligente, lo que les permite el apuntado del telescopio con encoders, motores paso a paso y
bases de datos computarizadas. Muchísimos aficionados, si se mueven de objeto visible a objeto
visible del cielo, le ganan en velocidad a la mayoría de los telescopios con electrónica. La
tecnología es un apoyo que tenemos, pero no un reemplazo del buen observador.

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