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De vez en cuando aparece la discusión de si los libros deben tener o no impuesto en

Chile, se levantan consignas contra el maldito IVA que impide leer a las masas y cómo
un impuesto tan brutal hace que el chileno elija hacer cola en H&M antes que ir a
comprar un libro.

Se sostiene que el libro no debería tener impuestos. Se esgrime que en otros países el
impuesto al libro es más bajo Francia 5,5%, Canadá 7%, Grecia 4%, EEUU 7%,
Singapur 3%, Italia 4%, Suiza 2%, Japón 5%, Portugal 5%, España 4% y se argumenta
que cómo es posible el 19% en Chile.

Es muy necesario precisar que Chile NO tiene impuesto al libro, lo que existe en
Chile es un impuesto a las ventas y servicios, conceptualmente el impuesto al valor
agregado (IVA) tiene como objetivo el gravar el valor que va añadiendo al precio de
venta de un determinado bien o servicio cada uno de los agentes económicos que
participa en el proceso de producción, distribución y comercialización de un bien. De
esta forma se busca evitar la aplicación de impuesto sobre impuesto (que ocurre en
muchos países), que es una característica propia de los gravámenes a la ventas que se
aplican en cada etapa que va del productor al consumidor, generando el denominado
efecto “cascada”. Sin perjuicio de lo anterior, la verdad es que usted no está pagando
ninguna clase de impuesto cuando compra un libro. El IVA es un recargo, vale decir, es
lo que debe soportar el comprador o quien utiliza el servicio, pero que mes a mes lo
paga la empresa al Estado.

Así también a usted se le recargan tantos otros gastos de la librería y no por eso dice que
está pagando la luz o los sueldos de los trabajadores de ésta. Podría decir aún que el
impuesto es el que encarece el precio del libro, pero permítame darle un ejemplo: en
Dinamarca compré muchos libros y quise hacer un ejercicio. Por ejemplo, compré “Los
pilares de la tierra” por 149 kr, algo así como 12 mil pesos chilenos, con IVA de 25%.
El mismo volumen en la librería Antártica sale 17 mil pesos con IVA de 19%. La
pregunta cae de cajón ¿es el impuesto el que hace que el libro tenga un mayor
precio? El ejemplo podría extenderlo al impuesto de primera categoría que paga la
librería, que en el caso chileno sería de 20% y en el caso de la librería danesa de 28%.
Podríamos agregar que los trabajadores de la librería antártica ganan algo así como
1500 pesos la hora y los de la librería danesa alrededor de 10 mil pesos la hora.

Ante estos hechos ¿es el IVA el culpable del precio de los libros en Chile? Si es cabeza
dura y quiere insistir en lo del impuesto, lo que podría pedirse es una exención del iva a
la venta de libros en comercio, eso es posible, de hecho hoy en Chile existen exenciones
a ventas como es el caso de la venta de vehículos motorizados usados en un plazo
inferior a doce meses contados desde la fecha de su adquisición.

También hay exenciones a exportaciones e importaciones, pero eso ya es otro tema.

Algunos argumentan que es necesario sacarles el IVA a los libros para incentivar la
lectura. Cómo me encantaría que eso fuese verdad. Los libros en Chile promedian los
11 mil pesos, si a ese libro de 11 mil se le quita el 19% quedaría en 8.910 pesos, me dirá
que ha bajado poco o quizás que ahora sí lo compraría.

Bueno si eso fuera verdad entonces todos comprarían libros a esos precios o menos ya
que hoy las editoriales tienen ediciones “a cuenta”, como son la Ediciones Zeta,
Ediciones B, Ediciones de Bolsillo y varias otras que sus precios en su mayoría están
desde los 3 mil pesos con un máximo de 6 mil o 7 mil y tienen desde los más grandes
clásicos de la literatura mundial hasta los últimos lanzamientos. Se ven miles de
personas comprando televisores LCD a 400 mil pesos, comprando un Mcdonald´s a 4
mil ó 6mil o haciendo colas eternas para comprar una chaqueta de 20 mil en H&M, pero
no se ven grandes colas en las librerías. Entonces, ¿es un tema de precio o un tema de
prioridades? También se dice que deberían costar mucho menos los libros ya que ahí,
todos comprarían, ¿pero cuánto es menos?

¿Si costaran 2.990 es bajo? Muy seguido se ven diarios, como La Segunda, traer la
colección de obras de Roberto Ampuero, por ejemplo, a ese precio y no se agolpa la
gente a comprarlos precisamente e incluso, como tantas otra veces, podría apostar que
sobrarán y quedarán para reciclaje en las imprentas de los diarios como ya ha ocurrido.
Quizás no les guste Ampuero, pero entonces ¿los libros que venden en la galería de
libros usados en (Providencia altura Miguel Claro metro Manuel Montt) con un precio
máximo de 5 mil y con clásicos a 2 mil o incluso mil pesos es mucho? ¿No les gustan
los libros usados? ¿Deberían ser más baratos los nuevos? ¿Y entonces bajo qué estímulo
alguien abriría una librería, una editorial apostaría por una obra o alguien querría
escribir un libro?

Se podría decir que alguien que no tiene dinero para comer tampoco puede acceder a
esos libros. Es cierto, pero esa persona que no tiene qué comer tiene otras necesidades
que deben ser cubiertas antes de pensar en la lectura.

¿La solución? Estoy de acuerdo en hacerle una exención tributaria a los libros, pero el
asunto va más allá de eso. Se necesita que el Estado se comprometa con las
bibliotecas públicas, que existan turnos más allá de las 19 horas y que desde el
hogar exista el hábito de la lectura y se les enseñe a los niños éste hábito desde la
primera infancia. Se espera que todos los problemas los resuelva el Estado o el
colegio, pero es también un deber de la familia enseñar el hábito de la lectura, ya
que tener un pueblo lector no es un capricho, es una necesidad, las personas con éste
hábito expresan mejor su ideas, entienden mejor su entorno, tienen mayor éxito
profesional (según estudios de la Universidad de Oxford) y tienen mejores relaciones
interpersonales. Una sociedad lectora cultiva la curiosidad, la creatividad y
finalmente abunda en innovación, lo que lleva a crear riqueza y superar el
subdesarrollo en base a innovación y no a la explotación de materias primas. Puros
beneficios a los cuales todos pueden acceder, pero se necesita algo más que centrar
el debate en el IVA.

Dato: Chile, siendo el país latinoamericano con mayor IVA en la compra de libros, es el
que más lee, incluso superior a países con IVA 0 a sus libros como Argentina, Brasil, y
por lejos, México.

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