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PREGUNTERO DE NAVEGACIÓN.
Bolilla 1.
1. Proyecto Malvagni.
La necesidad de modernizar nuestra legislación, armonizándolas con las del resto del mundo y con las
disposiciones de las convenciones internacionales hizo que, el 6 de mayo de 1959, por decreto 5496/59, el
gobierno nacional encargara a Atilio Malvagni la redacción de una “Ley General de la Navegación”, obra
de codificación que se concretó en un texto en que su autor sistematizó toda la materia jurídica reguladora
de las relaciones emergentes de la navegación por agua, cubriendo todos sus aspectos, tanto públicos
como privados.
El Proyecto Malvagni consta de seis libros y de un capítulo único de disposiciones preliminares.
El libro 1º trata de las normas administrativas, y contiene las disposiciones referentes a las
relaciones entre el Estado y los diversos intereses vinculados a la navegación;
El libro 2º, titulado “Del ejercicio de la navegación y del comercio por agua”, nos pone en
contacto con aspectos medulares de la problemática marítima;
El libro 3º trata del trabajo a bordo de los buques de bandera argentina;
El libro 4º se refiere a los procedimientos marítimos;
El libro 5º trata de las normas penales, contravencionales y disciplinarias; y
El libro 6º contiene normas de derecho internacional privado.
5. UNCITRAL – UNTAC.
La UNCTAD fue creada como órgano de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1.964, y se
reúne periódicamente, a intervalos de no más de cuatro años, habiendo tenido lugar la primera reunión en
Ginebra en 1.964.
Los trabajos de la UNCTAD son realizados por la Junta de Comercio y Desarrollo, que cuenta con
cuatro comisiones:
Productos Básicos;
Manufacturas;
Trasporte Marítimo y Comercio Invisible; y
Financiación Relacionada con el Comercio.
La Junta de Comercio y Desarrollo aprobó por resolución 11 (I) la creación de una Comisión de
Trasporte Marítimo, que ha establecido un programa de trabajo destinado a mejorar la eficiencia del
trasporte marítimo en cuanto medio principal de trasporte internacional, así como a ayudar a los países en
desarrollo a crear y reforzar sus marinas mercantes.
Entre los temas contemplados y tratados por UNCTAD, debemos destacar los trabajos sobre el
Convenio internacional de Bruselas de 1.924 en materia de Conocimientos de Embarque, seguros
marítimos, conferencias marítimas, nivel y estructura de fletes, desarrollo de los puertos, pólizas de
fletamento, etc.
6. Métodos de unificación.
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Los clásicos procedimientos para lograr la unificación son cuatro:
La adopción de usos internacionales, en virtud de su aceptación por las partes interesadas, que
los incluyen en sus contratos (ej. las reglas de York-Ambers sobre averías gruesas).
La aprobación de convenciones internacionales sobre instituciones del derecho de la
navegación, que al ser ratificadas por los países firmantes cobran fuerza obligatoria en ellos2 (es
el caso del Comité Marítimo Internacional).
La aceptación por todos los países o por gran parte de ellos dentro de su ley interna, de un
texto idéntico, convirtiéndose así la ley internacional en ley nacional.
El acuerdo entre Estados respecto de la remisión a una ley determinada para la solución del
conflicto, como sucede en el Tratado de Navegación Comercial Internacional de Montevideo, de
1.940.
En realidad, dicha unificación no puede ser lograda plenamente, por lo que es posible que debamos
reemplazarla por una voluntad y una acción tendientes a convencer a los Estados para que, en caso de no
adoptar íntegramente las convenciones, incorporen a sus ordenamientos jurídicos internos los principios
esenciales de ellas.
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Bolilla 2.
1. Convención internacional sobre líneas de carga.
Uno de los factores reconocidos como relevante a los efectos de la seguridad en al navegación es el
grado de calado de un buque en el agua. Por ello señalar técnicamente la máxima inmersión que éste
pueda soportar, ya cargado, sin desmedro de su seguridad, es ineludible exigencia que modernamente el
derecho marítimo ha regulado por medio de normas de carácter internacional.
La Convención Internacional sobre Líneas de Carga suscripta en 1.930 estableció la obligatoriedad para
todo buque que efectúe viajes internacionales de contar con la certificación y marcas que indican la
máxima carga y el llamado “francobordo”, vale decir el sometimiento del buque a los recaudos técnicos
de la convención y la correspondiente inspección.
Con éstas exigencias que establecen una reserva de flotabilidad, se procura que los buques no sean
sobrecargados y en esas condiciones que afectan la seguridad zarpen del puerto.
El sistema de seguridad se debe al británico Plimsoll quien en 1.976 propuso la ley que hizo en
Inglaterra obligatorio pintar las líneas de máxima carga para cada buque, en la parte de afuera del casco, a
ambos lados y por debajo de la cubierta, para facilitar el control de la autoridad del puerto. Por ello el
disco dibujado en el casco de un buque y que acompaña las líneas pintadas se llama “ojo de Plimsoll”.
Se denomina francobordo (free-board) o altura mínima de obra muerta a la distancia que media desde el
borde superior de la línea de cubierta y la línea de máxima carga pintada en el casco, extensión del mismo
medida verticalmente que debe quedar libre de inmersión, aún al cargarse el buque.
Las condiciones del mar pueden permitir ir más o menos cargado, razón por la cual el mundo se ha
dividido en zonas marinas. Son varias las líneas de carga pintadas en el costado del mismo según la
estación del año y el paraje por donde navega el buque, es decir según la densidad del agua en que está
sumergida la carena o el peligro de tempestades más frecuentes en ciertas regiones.
Las líneas de carga máxima se asignan durante la construcción del buque. En nuestro país el
francobordo es asignado y marcado por la Prefectura Naval Argentina, y al efecto otorga dos tipos de
certificado: el de francobordo internacional (a los buques mayores de 150 toneladas de arqueo dedicados
a la navegación de ultramar) y el de francobordo nacional (a los buques mayores a 50 toneladas de
arqueo dedicados a la navegación fluvial). Quedan exceptuadas del francobordo las embarcaciones
menores a 50 toneladas de arqueo total, de pesca, remolcadores y embarcaciones de salvamento,
deportivas, los destinados al servicio de practicaje y las chatas.
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Este sistema de la ley internacional tiene, sin embargo, el inconveniente de que a menudo coexisten en los Estados dos legislaciones: la
interna y la emergente de los convenios.
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Es la navegación menor que se realiza entre cabos de un mismo Estado, básicamente entre puertos de un
mismo Estado.
Es la que tiene por objeto la comunicación y el comercio entre puertos de un mismo Estado y se realiza
sin perder de vista la costa más que para acortar caminos recalando de cabo a cabo.
El cabotaje se clasifica en:
a) Cabotaje nacional: se realiza entre puertos nacionales exclusivamente.
b) Cabotaje internacional o fronterizo: se realiza haciendo escala en puertos de países limítrofes,
cuando existan tratados o convenciones al respecto.
c) Cabotaje fluvial: se realiza por los ríos y aguas interiores.
d) Cabotaje lacustre: se realiza por los lagos.
e) Cabotaje marítimo: se realiza por mar, fuera de la línea que une los cabos de Santa María y San
Antonio.
La navegación y el comercio de cabotaje pueden ser practicados exclusivamente por buques de bandera
argentina, con las siguientes excepciones:
a) Cuando se trata de buques extranjeros dedicados al cabotaje fronterizo, con arreglo a los
convenios o tratados internacionales vigentes.
b) Cuando se trata de buques extranjeros autorizados mediante permiso precario otorgado por el PEN
en aquellos casos en que por circunstancias excepcionales no sea posible abastecer de artículos de
primera necesidad una zona costero o cumplir un contrato, por no haber buques argentinos en
condiciones de prestar el servicio correspondiente.
c) Cuando se trata de buques extranjeros que prestan un servicio extraordinario a otros en caso de
grave peligro.
Los buques extranjeros que efectúen ilegalmente operaciones de cabotaje nacional deben pagar una
multa cuyo importe ingresa a la Caja Nacional de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de la Marina
Mercante.
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Bolilla 3.
a) Libros de abordo en la Ley de Navegación.
Según Ferrer, podemos distinguir tres tipos de documentación a bordo de un buque:
Certificados: que se refieren al buque en sí, destinados a individualizarlo, acreditando la circunstancias que
hacen a su propiedad, matriculación, aptitud para la navegación y seguridad en la misma.
Documentos: que se refieren a las personas y cosas transportadas, desde un doble punto de vista:
En lo referente a derechos y obligaciones que se pueden generar en la explotación o transporte
marítimo; y
En lo atinente a la información que la autoridad de aplicación (aduanera, migraciones, portuaria) debe
tener de esas circunstancias.
Libros: los destinados a dar estabilidad jurídica a los acontecimientos que se desarrollan a bordo del buque.
La ley de la navegación, Nº 20.094, exige obligatoriamente tener a bordo del buque una serie de libros y
papeles que constituyen su documentación. Al respecto, el art. 83 LN dice que “los buques y artefactos
navales, según corresponda, de acuerdo con la reglamentación, deben tener a bordo la siguiente
documentación:
a) Certificado de matrícula;
b) Libro de rol;
c) Certificado de arqueo, de seguridad y de francobordo;
d) Documentación sanitaria;
e) Diario de navegación;
f) Diario de máquinas;
g) Lista de pasajeros;
h) Libro de quejas en los buques de pasajeros;
i) Licencia de instalación radioeléctrica;
j) Diario de radio, si corresponde de acuerdo con las reglamentaciones internacionales;
k) Un ejemplar de esta ley;
l) Los demás libros y documentos exigidos por las leyes y reglamentos”.
El diario de navegación y el de máquinas, deben llevarse encuadernados, foliados, rubricados y
sellados, hoja por hoja, por la autoridad marítima y sin interlineaciones, raspaduras ni enmiendas. Los
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asientos deben ser continuados y datados, firmados por el capitán los del diario de navegación y por el
jefe de servicio de máquinas los del diario de máquinas (art. 84 LN).
Seguidamente, el art. 206 de la misma ley establece que “el capitán debe tener a bordo, aparte de la
mencionada en el art. 83, la siguiente documentación:
a) Copia del contrato de fletamento, si existe;
b) Conocimientos de la carga transportada a bordo;
c) Papeles aduaneros y todos los que sean impuestos por las autoridades administrativas”.
Por su parte, el REGINAVE preceptúa que los buques de la matrícula mercante nacional, deberán tener
a bordo los libros que a continuación se detallan con las excepciones que en cada caso se determinen:
a) Diario de Navegación;
b) Diario de Máquinas;
c) Libro de Rol; y
d) Libro registro de Inspecciones de Seguridad (art. 203.0101).
Diario de navegación.
Por su contenido es el más importante y trascendente de los libros de a bordo. En él se hace formal
asiento de todo lo concerniente a la administración del buque y de los acontecimientos de la navegación.
Reproduce la historia detallada del viaje y contiene asentado todo hecho que pueda tener importancia y
ser fuente de derechos u obligaciones para cualquiera de los interesados en la expedición.
En puerto las exposiciones deben hacerse ante la Prefectura Naval Argentina, o ante el cónsul argentino.
En lo referente a lo que debe anotarse en el mismo, el art. 86 LN establece que: “En el diario de
navegación se asentarán los acaecimientos de la navegación y todas las novedades ocurridas a bordo
durante el viaje, relativas a buque, tripulación, carga y pasajeros, y especialmente:
a) La situación, derrota y maniobras realizadas por el buque;
b) Las observaciones meteorológicas e hidrográficas efectuadas a bordo;
c) Los actos cumplidos por el capitán en su carácter de funcionario público;
d) Las actas de los consejos celebrados por los oficiales;
e) Toda circunstancia establecida en leyes y reglamentos.”
El Diario de Navegación tiene por objeto contar con una prueba preconstituida respecto a los hechos
ocurridos a bordo. Su valor probatorio fue materia de controversia entre nosotros, destacándose dos
doctrinas al respecto.
Algunos autores, asimilando este libro a los llevados por los comerciantes, afirmaban que no
admiten prueba en contrario, o bien que sólo probaban en contra del capitán, pero no a su
favor.
La doctrina predominante señalaba que aquellas anotaciones practicadas por el capitán en
virtud de su investidura de funcionario público, pero los asientos que no participan de tal
naturaleza, tenían una eficacia sujeta a apreciación judicial en cada caso3.
Esta última tesis fue la receptada por nuestra Ley de Navegación en su art. 209, el cual establece que
“los asientos que el capitán haga en el diario de navegación en calidad de funcionario público, tienen el
valor de instrumento público. El valor probatorio de todo otro asiento en el mismo libro de la exposición
levantada con relación a estos asientos ante la autoridad marítima o cónsul argentino en el caso del art.
208 está sometido, en cada caso, a la apreciación judicial.”
Los asientos que se hicieren en el diario de navegación ilegalmente, en puerto, mientras el buque está
armado, no tienen valor probatorio ni como presunción ni como principio de prueba, principalmente si el
capitán tiene interés en los hechos relatados.
Diario de máquinas.
El Diario de máquinas debe llevarse con las mismas formalidades que el diario de navegación en virtud
de lo dispuesto en el art. 84.
La importancia del Diario de Máquinas es capital en los casos de accidentes de la navegación,
especialmente abordajes.
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Valen en contra del armador y también a su favor, salvo prueba en contrario y pudiendo incluso negarse la eficacia negarse la eficacia
probatoria de las anotaciones.
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Los buques cuyo poder total de máquinas propulsoras, sea igual o superior a 320 cv, llevarán el libro
Diario de Máquinas (art. 203.0301 REGINAVE).
En el libro Diario de Máquinas se presentarán los datos de máquinas que para cada tipo de propulsión
fije la Prefectura: las maniobras y novedades ocurridas en cada guardia tales como accidentes o siniestros,
averías o fallas de los mecanismos instalados; pruebas de funcionamiento, consumo de combustible o
agua de alimentación o cualquier otro acaecimiento que, por su importancia, sea necesario registrar (art.
203.0302 REGINAVE).
En los buques propulsados por máquinas cuya potencia sea menor de 320 cv y que por su tonelaje estén
obligados a llevar el libro Diario de Navegación, los datos de maniobras, revoluciones por minuto
promedio, presión y temperatura de aceite, se anotarán en el citado libro; estas anotaciones serán visadas
diariamente por el motorista (art. 203.0303 REGINAVE).
Libro de rol.
El libro de rol debe expresar, necesariamente, el nombre y número de matrícula del buque, y el nombre,
apellido, nacionalidad, edad, estado civil, domicilio y número de matrícula del capitán y demás
tripulantes, con indicación de la habilitación y empleos correspondientes, así como las condiciones de los
contratos de ajuste, en la forma que establece la norma legal laboral específica (art. 85 LN).
Los buques mayores de cincuenta (50) toneladas de arqueo total, llevarán el Libro de Rol. Los de hasta
cincuenta toneladas, llevarán la "hoja de rol", que será extendida en el formulario de "rol de tripulación"
(art. 203.0401 REGINAVE).
Diario de Radio.
Por las normas de la Conv. Solas, los buques de pasaje de cualquier tonelaje y los de carga, de un
arqueo bruto igual o superior a 1.600 t. irán equipados con una estación radioeléctrica. Los buques de
300 o más y hasta 1.600 t. de una instalación radiotelefónica.
En la Parte B, de dicha convención, se prevén los Servicios de escucha radiotelegráfica o
radiotelefónica en ondas métricas.
En la Parte D (Reg. 19) se regulan los Registros Radioeléctricos (Diario de Radio) que está a cargo del
Jefe de Radiocomunicaciones del buque y en él se anotan las comunicaciones radiales que la nave va
manteniendo con diversas estaciones existentes en tierra y con otros buques, la posición y hora en cada
uno de esos tráficos, etc.
En especial se exige la anotación de las señales de socorro recibidas.
Libro de quejas.
Se exige en los buques de pasajeros.
En este libro, llevado en la Comisaría de a bordo, los pasajeros harán anotar los reclamos que tuvieren
que formular. Debe el capitán suministrarlo ante cada requerimiento y a la autoridad marítima del primer
puerto, obligatoriamente, etc.
i) Copropiedad de la hipoteca.
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Bolilla 4.
1. Sistemas de limitación de responsabilidad en el derecho comparado.
En principio, el armador es personal e ilimitadamente responsable, con todos sus bienes, por sus
obligaciones resultantes de la expedición. Sin embargo, la ausencia de control por parte de aquél respecto
de los hechos y actos del capitán, facultado ampliamente por la ley, ha hecho imprescindible eximirlo de
responsabilidad en esos casos, de forma limitada.
El sistema francés consistía en el abandono en especie del buque, más pertenencias y fletes a percibir
por el viaje en que se practicaba. La propiedad no se transmitía a los acreedores.
En el sistema inglés la responsabilidad se limita por cada accidente a una suma determinada por
tonelada de arqueo del buque, por los daños materiales, y a otra tonelada de arqueo del buque, por los
daños corporales. Las personas damnificadas pueden concurrir sobre el fondo de los daños materiales.
Por aplicación del sistema alemán de los patrimonios de afectación se considera a cada buque como una
fortuna de mar, separada de la fortuna de tierra. Es un régimen de ejecución en que la limitación queda
fijada a priori por la ley. El límite por viaje es el buque y los fletes, no pudiéndose ejecutar otro bien del
armador.
Según el sistema estadounidense la responsabilidad se limita al valor del buque luego del siniestro, por
todos los daños materiales. Para los daños a las personas está prevista una limitación por tonelada de
arqueo.
Por último, según el sistema italiano el armador puede limitar su responsabilidad en una suma
equivalente al valor del buque y del flete; el valor se computa en el momento en que se opone la
limitación, siempre que dicho valor no sea inferior a un quinto ni superior a los dos quintos del valor del
buque al comienzo del viaje. El flete se computa en su valor bruto.
En el caso de existir daños personales, si el conjunto de dichos valores no alcanza a cubrir la totalidad
de las indemnizaciones pertinentes hasta un monto de a$o. 13 por tonelada de arqueo total, la
responsabilidad del armador se acrecerá en la cantidad necesaria para alcanzar ese monto, el que será
destinado exclusivamente al pago de dichas indemnizaciones.
No está comprendida en el valor del buque ni en los créditos a favor del armador referidos en el primer
párrafo de este artículo la acción contra el asegurador y su indemnización. Pero esta última responde,
como cualquier otro bien del armador, por las sumas acrecidas a que se refiere el tercer párrafo.
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Si el armador tuviere un crédito contra un acreedor suyo por perjuicios resultantes del mismo hecho, se
compensarán los respectivos créditos, y las disposiciones de esta sección relativas a limitación de
responsabilidad sólo se aplicarán a la diferencia que resultare.
Bolilla 5.
1. Inhabilidad del personal (art. 117).
El personal de la navegación será inhabilitado:
a) Por alejamiento de la profesión u oficio, o por su no reinscripción en los respectivos
registros dentro del plazo que fije la norma legal laboral específica;
b) Por pérdida de aptitud física o profesional;
c) Por haber incurrido en falta cuya sanción prevista sea la cancelación de la patente;
d) Por haber sido condenado a pena privativa de la libertad o de inhabilitación.
La inhabilitación será de carácter temporal o definitivo, según sean las causas que la determinaron o las
penas impuestas.
XIV. Presentarse dentro de las 24 horas hábiles siguientes a su llegada a puerto argentino ante la
autoridad marítima, o ante el cónsul si es puerto extranjero, para levantar una exposición
sobre los hechos extraordinarios ocurridos durante el viaje y de interés para la autoridad
marítima, con trascripción de la parte pertinente del diario de navegación.
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XV.
Cumplir y hacer cumplir toda obligación legal o reglamentaria que le sea impuesta en
consideración a sus funciones de delegado de la autoridad pública, o como representante del
armador en lo que se refiere a las relaciones de éste con las autoridades.
Bolilla 6.
1. Contrato de utilización de buques. Concepto.
Son aquellos contratos cuya finalidad esencial radica en el aprovechamiento de un buque, en virtud de
la cual una de las partes, a cambio de una contraprestación, adquiere el derecho de uso y goce, o al
cumplimiento, por parte de su contratante, de una determinada actividad náutica que habrá de realizarse
en su beneficio mediante el empleo de la nave.
c) Levar a cabo los viajes que disponga el fletador dentro del plazo de duración del contrato.
Es ésta la obligación fundamental y típica del fletante que debe cumplir desde que el buque queda a
órdenes del fletador, siempre que los viajes se realicen en las zonas previstas en el contrato y entre
puertos seguros, y dentro del período pactado.
El fletante no está obligado a hacer navegar el buque fuera de los límites geográficos convenidos en el
contrato o en condiciones o lugares que los expusieren a peligros no previstos en el momento de su
celebración, casos, éstos, en que el contrato quedará resuelto si su ejecución resulta imposible por causas
no imputables al fletador (conf. art. 232 LN). En las pólizas uniformes se suele indicar que el buque será
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empleado entre puertos o lugares buenos y seguros, donde pueda permanecer siempre a flote, sin perjuicio
de la definición de los límites dentro de los cuales habrá de navegar.
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No será razonable si el último viaje comienza pocos días antes del vencimiento del plazo o cuando éste ya ha vencido.