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El primer viaje misionero de Pablo

Dios revelo a los profetas de la iglesia de Antioquia que apartaran a Bernabé y a Saulo para la obra a
que Él los había llamado (Hebreos 13:1-3).
Se desconoce la fecha precisa de este viaje aunque es situado entre los años 45 y 50 d.C, es posible que
tuviera lugar entre el 46 y el 48 d.C. Bernabé, que era mayor, dirigía la misión, pero Pablo, más
elocuente, se destacó pronto; Juan Marcos los acompañaba.
El pequeño grupo se dirigió de Antioquia a Seleucia, en la desembocadura del Orontes. De allí se
embarcaron hacia Chipre, país de origen de Bernabé. Los tres misioneros desembarcaron en Salamina,
sobre la costa oriental de Chipre, y empezaron a predicar el Evangelio en las sinagogas. Así
atravesaron toda la isla, llegando al puerto de Pafos, en el suroeste. Sergio Paulo, el procónsul romano,
residía en esta ciudad; interesándose en conocer el Evangelio; intento oponerse a ello un falso profeta
judío, Barjesús, que tenía por sobrenombre Elimas (el mago), que gozaba del favor del procónsul. La
vehemencia de su oposición a la Palabra de Dios indignó a Pablo, que apostrofó al mago, anunciándole
que el Señor lo heriría de ceguera. Testigo de esta intervención divina, y atento a las enseñazas de los
misioneros, abrazó de corazón la fe cristiana.
El grupo, dirigido ahora por Pablo; se embarco hacia Asia menor, llegando a Perge en Panfilia. Allí es
donde Juan Marcos rehusó proseguir el viaje, volviéndose a Jerusalén. Se desconocen sus motivos.
Pasándose, de Perge, llegándose a Antioquia de Pisidia, capital de la provincia romana de Galacia. Los
misioneros acudieron a la sinagoga, donde los principales les invitaron hablar. Entonces Pablo
pronunció el gran discurso registrado e hechos 13:16-41. Luego de hacer un resumen de los tratos de
Dios con Israel y las promesas hechas y las palabras dadas por los profetas, hasta Jesús, diciéndole que
en El se cumplieron las promesas: “ Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas,
quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos...”” Y nosotros
también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres”. Este discurso
suscitó la hostilidad de los notables judíos pero convenció a muchos de los israelitas piadosos y
especialmente a muchos de los gentiles que habían sentido la influencia del judaísmo.
El sábado siguiente, los misioneros, injuriados, rompieron el contacto con la sinagoga, y se dirigieron
directamente a los gentiles. El Evangelio se expandió por todo el país, pero las autoridades de
Antioquia de Psidia, alertados por los judíos expulsaron a Pablo y Bernabé.
Se dirigieron a Iconio, donde hubo numerosas conversiones de judíos y gentiles. Los judíos, que
mantenían una postura de hostilidad, sublevaron a una parte de la ciudad contra los misioneros, que
partieron hacia Listra, ciudades de Licaonia. En Listra, Pablo curó milagrosamente a un hombre
paralítico de nacimiento. La multitud, que creía se trataba de los dioses Júpiter y Mercurio, le querían
ofrecer sacrificios. Bernabé y Pablo se opusieron a ello, y Pablo pronunció su discurso contra la
idolatría (resumido en Hechos 14:15-18).
Este es el segundo de los discursos de Pablo que nos refiere Lucas.
Es importante señalar que Timoteo, quién sería uno de los colaboradores más estrechos de Pablo, y a
quien la Biblia registra dos cartas dirigidas por el apóstol pablo a él, era un convertido de Listra, por
los trabajos que el apóstol realizó en esa ciudad (Hechos 16:1).
El apóstol relata en 2 Timoteo 3:11 brevemente los sucesos que le ocurrieron en sus esfuerzos
evangelisticos en estas ciudades “...persecuciones, padecimientos, los que me sobrevinieron en
Antioquia, en Iconio, en Listra, persecuciones que he sufrido, y de todas ellas me ha librado el
Señor”. Unos judíos de Antioquia y de Iconio, persuadieron a la multitud apedreando a Pablo y
sacándole fuera de la ciudad le dejaron creyendo que estaba muerto. Sin embargo, Pablo se levanto, y
entró en la ciudad el día siguiente salió con Bernabé para Derbe, ciudad posiblemente ubicada sobre el
límite suroriental de la provincia de Galacia.
Al llegar a Cilicia por las montañas, los misioneros hubieran podido llegar a Tarso y llegar
directamente a Antioquia de Siria. Pero deseaban confirmar las nuevas iglesias antes de volver a
Antioquia de Siria. Así volvieron de Derbe a Listra, a Iconio, a Antioquia de Psidia, y a Perge,
consolidando las iglesias y confirmando los ánimos de los discípulos.
Se detuvieron en Perge para predicar, lo que probablemente no habían hecho en su recorrido anterior.
A continuación descendieron a Atalía, puerto de Perge, y allí embarcaron rumbo a Antioquia de Siria
(Hechos 14:26). Al llegar a la iglesia en Antioquia de Siria los misioneros refirieron los sucesos exitosos
para la propagación del Evangelio que habían vivido y como Dios había abierto la puerta de la fe a los
gentiles. Y se quedaron allí mucho tiempo .
Así finalizó el primer viaje misionero de Pablo, en que había recorrido los centros al oeste de donde el
Evangelio se había implantado.
El método del apóstol era el de presentar el Evangelio en primer lugar a los judíos, y después a los
paganos (gentiles). Descubrió que el judaísmo había influenciado ya a un gran numero de gentiles, y
que estaban preparado para aceptar el mensaje de Jesús. En este método se daba también la fundación
de iglesias en las principales ciudades, a las que era fácil el acceso gracias a las excelentes carreteras
que el imperio romano había hecho construir para unir entre sí las diversas guarniciones militares

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